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A propósito de San Pantaleón

El Arzobispado de Madrid informa —a través de su Servicio de Información— que la iglesia del Real Monasterio de la Encarnación abrirá sus puertas el próximo jueves, 26 de julio, a los numerosos fieles que acuden, con motivo de la fiesta de San Pantaleón, a venerar las reliquias del mártir. Así, desde las 17,00 horas quedará expuesta a la devoción popular la ampolla con la sangre del santo, que siempre y todos los años está en estado líquido en su fiesta.

A las 19,00 y a las 20,30 horas de esa misma tarde se celebrará una Eucaristía. Además, cada media hora, durante toda la tarde, se dará a besar a los fieles la reliquia de un hueso del santo, que se guarda también en el relicario del Monasterio. En la mañana del viernes 27 de julio, festividad de San Pantaleón, las puertas del templo del Monasterio de la Encarnación se abrirán desde las 7,45 hasta las 14,00 horas, por la mañana, y desde las 17,00 hasta las 22,00 horas por la tarde. A las 8,00, a las 10,00 y a las 12,00 horas, así como a las 19,00 y a las 20,30 horas, se celebrará la Santa Misa. Durante los dos días habrá confesores para atender a los fieles que deseen reconciliarse en el sacramento de la Penitencia. San Pantaleón, médico, murió mártir el viernes 27 de julio del año 305.

Por lo visto el arzobispado de Madrid se toma muy en serio este “milagro”. Deben querer superar en fama al de San Genaro de Nápoles, fanatiza a toda la población. ¿Será ésta uno de los caminos de la “nueva evangelización” que tanto promociona Rouco?

Mi novela “SANGRE” comienza, precisamente, el día 25 de julio, en vísperas de la festividad del santo, cuando se produce el robo sacrílego de la reliquia. En el capítulo 5 se pormenoriza toda esa ceremonia de la licuación. Desde aquí, animo a los que viven en Madrid o a los que se encuentren de paso por la capital a que se acerquen a presenciar ese “milagro”.

No sólo los católicos son fervientes devotos (crédulos) de estos acontecimientos “sobrenaturales”. Himmler y muchos nazis también lo fueron. Durante la Segunda Guerra Mundial, una legión de arqueólogos y científicos se dedicaron en cuerpo y alma, con toda seriedad, a la búsqueda del sagrado grial…

¿Oficiales de las SS estuvieron en el monasterio de la Encarnación, como narra mi novela? ¿Fueron ellos los que remplazaron la ampolla de la sangre de San Pantaleón por la ampolla de la supuesta sangre de Cristo, dejándola así camuflada y a buen recaudo? ¿Tenía Himmler  intención de clonar a Jesús? Muchas son las preguntas que yo lanzo. Como novelista, debo dar verosimilitud a los hechos que relato; pero es cosa de los historiadores responder con objetividad histórica.

Muchos asiduos a ATRIO se habrán sorprendido y preguntado ¿qué hace una novela (una suerte de entretenimiento frívolo) en un sitio tan serio como éste? Sencillamente, porque éste es también su lugar. Como decía un profesor mío del Seminario, no se puede ser un buen teólogo si no se leen novelas. Todo lo contrario de lo que nos aconsejaba el cura de mi pueblo: “Novelas, ni verlas”.

En mi novela SANGRE, quien tenga la ocasión o paciencia de leerla, encontrará continuas reflexiones cristianas y teológicas que yo mismo me planteo, y que propongo a la consideración del benévolo lector. Y una seria reflexión sobre el Opus Dei, como exponente de un intento de desnaturalizar el Evangelio de Jesús. No puedo detenerme en este punto porque desvelaría la trama y el suspense de la novela. Otros análisis sobre el Opus Dei, puede que sean más ordenados, más matizados, más respetuosos, etc. pero no creo que yo, a ese respecto, sea menos riguroso. Y, por añadidura, eso sí, más divertido y entretenido.

Este no es un artículo (ni siquiera un miniartículo) al estilo convencional. Pienso, sin embargo, que puede servir para romper el ritmo de las cuestiones trascendentes, sentarse un rato, distraerse, recrearse, y, si hay ocasión, acercarse al monasterio madrileño a ver cómo se licúa la sangre de San Pantaleón… Como a un espectáculo de magia. ¿Dónde está el truco? En mi novela, aunque sea un tema marginal, también lo destapo.

5 comentarios

  • oscar varela

    Hola!

    Parece que -al menos en Argentina- “todo sirve”.

    El Argentino es un despelotado, creador de bochinches desconcertantes.

    Uno de ellos es la proliferación descomunal que tuvo la devoción a San pantaleón los últimos años.

    Me refiero a que hay imágenes en veredas y pasacalles (Carteles de vereda a vereda) referidos a San Pantaleón.

    Yo, como un idiota me preguntaba por la tal devoción.
    Hasta que alguien me aclaró que se trata de una “señal”
    para decir al que anda buscando: -“Acá se vende droga“-

    ¡Vaya uno con tanta santería edificante, ¿no?!

    ¿Deberé ir todavía! – Oscar.

  • Manuel V.

    “Este no es un artículo (ni siquiera un miniartículo) al estilo convencional…”
    Realmente no lo es, es simple propaganda de una novela de las que están de moda y, algunas pero pocas, venden.

  • Antonio Vicedo

    ¿Para qué se pondría en los Evangelios ese: Os conviene que Yo me vaya….?¡Y creo que aún no se ha quitado de ellos esa afirmación de Jesús que en ellos se conserva y proclama?
     
    Aparte de eso y de las PRESENCIAS condicionadas a la Fe, es curioso que estos “milagros” tanta “devoción y entusiasmo fervoroso promuevan  y tan escasamente a esa  misma gente le entusiasme el reconocer al mismo Jesús en tant*s de sus HERMANIT*S  más PEQUEÑ*S y NECESITADOS, en l*s que espera ser atendido convenientemente.
     
    Aunque de esa actitud, creo que no se puede culpar a las sencillas gentes, sino a quienes Jesús  ha dicho: Dicen y no hacen.
     
    El recuerdo de los testigos heroicos es loable, pero nunca por encima de las exigencias prácticas que el AMOR actual y concreto demandan, supuestos pastores o asalariados de lo que consideran , pero no es su rebaño; término solo relativo respecto AL QUE ES BUEN PASTOR.

  • JESÚS OLLORA OLARTE

    Recuerdo, en Mateo, 18 aquella pobre higuera que Jesús secó por no dar frutos.
    San Pantaleón parece que hizo el milagro de resucitar a una higuera,  que no es que no diera fruto sino que estaba  seca,  con su sangre después de ser decapitado. Y, supongo que para recordar ese ¿milagro?, la iglesia lo exhibe cada año.
    En el Valle de Losa (Burgos) hay una iglesia románica preciosa dedicada a él y parece que en la iconografía del templo representan los seis martirios del santo. (Plomo fundido, ahogamiento en el mar, tortura en la rueda, en el potro, arrojado a las fieras y atravesándole con una espada hasta que, finalmente, fue decapitado) .
    Bueno, pues parece que ese santo,  al que le hicieron tanta perrería, era importante.
    En cuanto a los milagros y las reliquias se podría escribir un libro muy , muy gordo.
    Sólo porque me parece muy curioso, recuerdo la reliquia de una herradura del caballo de Santiago de cuando el Conde de Haro perdía la batalla de las Navas de Tolosa, se encomendó a Santiago y el apóstol (que yo pensaba que no había venido a España) pegó un salto desde Grañón (hay un término en el campo que se llama “La patada”) hasta lo más intrincado de la batalla y al grito de “Santiago y cierra España” les ayudó a vencer a Miramamolín. El salto fue tan grande (desde la Rioja hasta Jaén),  que perdió una herradura y  D. Diego López II de Haro se la regaló a  su hija  que era la abadesa del Monasterio de Cañas.
    En cuanto a Santiago, todo es muy “curioso”, murió hacia el año 40, pero, sorpresa, sorpresa, su tumba apareció en  Compostela durante el reinado de Alfonso II (EL CASTO), (ochocientos años más tarde). Luego desapareció, apareció de nuevo…..
    Asistí a unos cursillos sobre el Camino de Santiago y tenía dos vertientes, la artística y la religiosa. A mí, que soy un poco cenutrio, se me ocurrió preguntar sobre la Vía Láctea, Prisciliano, etc.
    La profesora  me dijo que el año 1884 el papa León XIII confirmó los restos de la mejor manera, con la Bula Deus Omnipotens, luego no cabía hacer ninguna elucubración.
    Lo que siento que era un curso largo y esa anécdota me ocurrió el segundo día, porque tuve que dejar de ir.
    Un saludo a todos
    JESÚS

  • Alfredo Sánchez

    En un pueblecito italiano se conservaba hasta 1984 la reliquia del “Sagrado Prepucio de Jesucristo”. Se exponía a la veneración de los fieles todos los años, el día de la circuncisión. En Alemania se hizo famosísima esta reliquia y muchos acudían en peregrinación. Pero un día de 1984 el párroco anunció, conpungido, su sacrílega desaparición. ¿Pedirían un rescate? Nada más se supo. Parece que el párroco era el que ya no aguantaba tanto cachondeo y cortó por lo sano.
    En Madrid por lo visto en esa información oficial sobre la reliquia de San Pantaleón se sigue confiando en la rentabilidad evangelizadora de este tipo de religiosidad. Y Paco Asensi describe en su divertida novela lo que se le ocurrió al Cardenal Rouco para evitar que ese 27 de Julio los fieles se vieran privados del fmoso milagro… Pues pedir al arzobispo de Nápoles que le dejase la reliquia de San Genaro por un día…
    El esperpento y la caricatura no hacen más que resaltar los verdaderos rasgos de la realidad.