Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

7412 Artículos. - 112735 Comentarios.

El Vaticano en crisis

El Vaticano nunca se ha distinguido por su transparencia informativa. Por eso, en este momento, no sabemos lo que realmente está ocurriendo en el Estado cuyo jefe es el papa. Lo único que sabemos con seguridad es que, tal como está organizado el gobierno de la Iglesia, hay razones muy serias para temer con fundamento que esto seguramente tendrá consecuencias graves. Por supuesto, sabemos de sobra que la Iglesia ha tenido que soportar, en su larga historia, no pocos escándalos vaticanos. Y algunos de ellos, tan fuertes, que resultan sencillamente increíbles.

Pero el escándalo actual se ha venido a presentar en unas circunstancias históricas que lo hacen seguramente más peligroso y de más sombrías consecuencias que los anteriores. Por una razón que se comprende enseguida. Cuando la crisis de la religión arrecia más, sobre todo en los países más industrializados del mundo. Cuando esa crisis se nos presenta en los años de la peor crisis económica y política de ámbito mundial que hemos tenido que soportar. Cuando los escándalos de orden moral, dentro de la Iglesia católica, la vienen azotando de forma que la desbandada de fieles que abandonan sus creencias y sus prácticas religiosas resulta cada día más preocupante. Cuando el episcopado católico, en no pocos países, da la impresión de andar desconcertado y, desde luego, no preparado para afrontar los problemas que acabo de apuntar. En estas condiciones, nos enteramos  de que los enfrentamientos por el poder – un asunto tan inhumano y tan anti-cristiano – están destrozando la lucidez, la serenidad y el clima espiritual que tendría que dominar en el cúpula del gobierno eclesiástico. ¿Qué hacer en estas condiciones?

Como es lógico, sería una ingenuidad presentarse ahora diciendo: “yo tengo la solución”. Si no sabemos, a ciencia cierta lo que ocurre, ¿cómo le vamos a poner la solución a un problema que no conocemos en sus raíces y en sus aspectos más determinantes?

Sea lo que sea de todo esto, una cosa es cierta: esta crisis vaticana  se produce en un momento que la agrava especialmente sobre todas las demás que se han dado en la historia. En otros tiempos, las crisis del papado surgieron cuando, en los llamados países cristianos, existía un “régimen de cristiandad”. Por eso el tejido social, por más deteriorada que estuviera la cúpula cardenalicia y el mismo papado, seguía vinculado a la religión y a la Iglesia. Hoy ya no existe “régimen de cristiandad”, sino una secularización descarada y galopante, que, por sí sola, empuja a grandes sectores de la población a abandonar la religión, la fe, las prácticas sagradas, las tradiciones eclesiásticas, etc, etc. Por eso, hoy, un liderazgo papal fuerte sería una tabla de salvación para mucha gente. Pero, por desgracia, en este momento carecemos de ese liderazgo. Y por eso la Iglesia se hunde en la crisis.

¿Se puede hacer, en este momento, una propuesta audaz, que sirva de respuesta para una crisis tan apremiante? Con la debida modestia y humildad, me atrevo a proponer un camino de solución que se basa en los puntos siguientes:

  • 1) El cardenalato no pertenece a la estructura jerárquica y sacramental de la Iglesia. Por tanto, se podría prescindir de él. El cargo de cardenal es una mera dignidad, que lo mismo que se da, se puede quitar. Y a la Iglesia no le ocurriría absolutamente nada por eso.
  • 2) El Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Iglesia (nº 22), dijo que “el orden de los obispos… junto con su Cabeza, el Romano Pontífice, y nunca sin esta cabeza, es también sujeto de la suprema y plena potestad sobre la Universal Iglesia, potestad que no puede ejercitarse sino con el consentimiento del Romano Pontífice”.
  • 3) En este momento, no se puede pensar seriamente en un Concilio Ecuménico, dado el tiempo y el gasto económico que eso llevaría consigo.
  • 4) ¿No sería razonable que los presidentes de las Conferencias Episcopales de  todo el mundo católico propusieran al papa una reunión extraordinaria para programar un camino de solución a la situación presente, al margen del Colegio cardenalicio?

Habida cuenta de que, al hacer esta propuesta, no se toca para nada ningún dogma de la fe cristiana, ya que todo lo dicho son cuestiones jurídicas y organizativas, parece razonable que esta propuesta, con las matizaciones que fueran necesarias, se hiciera objeto de estudio en orden a adoptar las decisiones más urgentes que se pudieran tomar en el momento presente.

13 comentarios

  • Antonio Vicedo

    Lo de la echar la primera piedra, Lucho, era en circunstancias de ejecución mortal por apedreamiento y a una mujer que, vete a saber, en qué circunstancias se le aplicaba la última pena.
    Lo de análisis sobre responsabilidades estructurales, cuando ni siquiera se hacen juicios ni condenas personales, debe quedar en un nivel de mayor y más amplia libertad de opinión y crítica. De lo contrario, apaga y sigamos adormilados todos, sobre todo, cuando desde el poder institucional y representativo que se atribuyen, están condicionando la libertad, conciencias y vidas de los demás.
    Además que, parece ser, que cuantos desde por aquí nos metemos con la estructura ICAR, solemos tener en cuenta, por una parte y principalmente, el testimonio y mensaje de Jesús y, por otra, en lo dela semejanza del segundo mandamiento al primero, la solidaridad con las personas a las que religiosamente de las condiciona.
    De todos modos, siempre agradecido por lo que a mi puede tocarme, de recordarme que a los ojos, propios y ajenos les afectan las vigas y las pajas, y no de igual modo.

  • Saludos a todos los participantes de Atrio. Sarrionadia dice literalmente: “lo grave de la situación es el “olvido” del Evangelio…”
    Yo creo que no es el “olvido” porque todo el mundo con su razón y lógica ha leído lo que dice el Sermón de la Montaña. Esta Carta Magna de todo el cristianismo está  más claro que el agua, pero me pregunto: ¿se hace carne en nuestra historia? Aquel que diga que sí, que tire la primera piedra al Papa y a toda la curia.
    Un saludo desde el Perú.
    Lucho.
     

  • mª pilar garcía

    ¡Gracias Oscar por compartirlo!
     
    Me uno a ese caminar descubriendo…
     
    Y sigamos… ¡ yendo todavía!
     
    mª pilar

  • Antonio Vicedo

    Disculpad, quedó sin copiar esto: “Y aquí, aporto lo que tanto repetía el amigo Tomás Malagón: “- La única y mayor dificultad de ESTO, está en su CLARIDAD” ¡Gracias!

  • Antonio Vicedo

     
    – No creo, ni acepto que sería, mejor dicho, es, una ingenuidad el que cualquier observador, sea o no fiel a la Fe en Jesús, pueda a firmar en cualquier momento, que cuenta con suficiente coherencia, no en que tiene la posibilidad de la solución para la problemática peligrosa que presenta la estructuración eclesial presente y arrastrada desde muchos siglos, sino en que tiene la solución de ofrecer donde puede encontrarse la solución coherente de esa problemática, indicada precisamente por un simple, sencillo y objetivo análisis de su incoherencia evangélica, por haber caminado en dirección opuesta a las huellas dejadas por Jesús, y aún más, por haber caminado y estar caminando por falsas veredas inhumanas, y no por el CAMINO. La VERDAD y la VIDA que dice SER JESÚS, HIJO del HOMBRE en tanto EMMANUEL.
    De tal modo los vientos y las lluvias han acumulado o aventado las arenas. tan diferentes a la ROCA, en las que han querido apoyar la necesaria estructuración vital de la COMUNIDAD de COMUNIDADES de discípul*s de Jesús, que, si mal cubiertas en-otrhora las raíces eclesiales con regímenes de cristiandad, ahora, por corriente y ventolera laica, quedan descubiertas y al aire totalmente, presagiando imposibilidad de mantener en pie, esa incoherente estructuración eclesial.
    Lo que fundamenta en solidez lo que la MISION de Jesús es para sí y para aquellos a quienes Él la confió COMO le había sido confiada por el Padre, es la ROCA o PIEDRA ANGULAR que Él se proclama como ENVIADO y EMMANUEL, no la urdimbre de raíces arenadas, a no ser las que forman, desde las profundidades de la tierra, un todo con la VID, de la que brotan, viven y fructifican, en humanismo divino, los sarmientos unidos a ELLA.
    En momentos de acumulado desierto arenoso ha habido algunos sucesores de Pedro no carentes de liderazgo, pero tampoco su condición sirvió para recobrar en lo fundamental estructural la coherencia evangélica. Les parecían preferibles las abundantes arenas del poder mundano que la debilidad aparente del Espíritu de Jesús. Y esto desde los primeros siglos, con atisbos de las recientes comunidades apostólicas. Seducía mucho, como aún sucede, la REPRESENTATIVIDAD estructural terrena del TODOPODEROSO DIOS, patriarcal o paternalista, marginando el testimonio y mensaje FRATERNAL de Jesús, desde la identificación con l*s más pequeñ*s de sus HERMAN*S, ¿Qué otra cosa ha sido el escoramiento del discipulado cristiano hacia el machismo y, con ello, la acumulación de carismas en el jerarquismo clérico-sacerdotal?
    Ni siquiera los papas y obispos canonizados, lo han sido por un liderazgo eclesial estructural coherente con el Jesús del Evangelio y de la apostólica tradición. ¿Cómo se explicaría de otro modo el no cuestionamiento del maridaje estructural entre evangelización y poder terrenal hasta extremos inconfesables, y la permanente clasificación, o acepción de de personas (Hij*s de UN MISMO y SOLO PADRE CELESTIAL) marginando su esencial igualdad en valor, dignidad, origen y finalidad?
    ¿Desde cuando la IGLESIA, considerada en coherencia con Jesús de Nazaret, no está hundiéndose o hundida estructuralmente, sin que ello afecte a rebrotes vivenciales frondosos y fecundos en prácticas y testimonios de millones de gentes que prueban su discipulado de Jesús en que AMAN y SE AMAN (Ju, XIII, 35) hasta dar su vida por amigos y “enemigos”?
    En la defensa de la malhadada estructuración eclesial, se apela a la autoridad Apostólica de Pedro y los Once, desde formalidades de Concilios o sin ellos, pero lo cierto es que, si tiene algún valor el requerimiento de Jesús a Pedro (También por extensión a los ONCE) y sucesores de esto: “. Y tu, cuando te CONVIERTAS (¿No sería a la Fe viva de la COMUNIDAD?) confirma en la Fe a tus HERMAN*S”, no estará esto señalando que el TESORO de la VERDAD está repartido?
    Por ello, desde el principio lo de a “el orden de los obispos… junto con su (CUERPO ECLESIAL y) Cabeza, el Romano Pontífice, y nunca sin (ESTE CUERPO ECLESIAL y) esta cabeza, es también sujeto de la suprema y plena potestad (EN) sobre ¿! la Universal Iglesia, potestad que no puede ejercitarse sino con el consentimiento del Romano Pontífice”.(Ni sin la coherente COMUNIÓN con la “IGLESIA”) ¿O no vale nada aquello tan claro de Jesús: “-A nadie consideréis, ni llaméis Padre sobre la tierra, pues SOLO EL CELESTIAL ES VUESTRO PADRE.”?
    Al hacerse Jesús humanamente nuestro HERMANO, y “revelarnos” a FIOS como ABBA=PADRE, ¿no estaba marcando que deberían ser las relaciones humanas(Reino de Dios y su Justicia) una verdadera y universal HERMANDAD?
    Lo razonable, por coherencia evangélica, no es que sigan acaparando los carismas ministeriales o magisteriales “los presidentes de las Conferencias Episcopales de  todo el mundo católico, quienes en nada cuidan representar esa HERMANDAD ECLESIAL ASAMBLEA=COMUNIDAD de IGUALES, dado su estamento clerical y jerárquico,sino que se respete y tenga en cuenta los diversos carismas que el Espíritu suscita en cada Comunidad para servicio y perfección de la misma.
    El DISCIPULADO DE JESÚS de Nazaret tiene que ser levadura, luz y sal humana para contribuir con eficacia a la humanización de la HUMANIDAD, y para ello y por exigencias coherentes de HERMANDAD, tiene que ofrecer, como JESÚS, testimonio practico y mensaje claro y diáfano de
    ADULTA FAMILIARIDAD, de REAL DEMOCRACIA.
    A eso apunta ese NUESTRO que, inconscientemente ¿? repetimos sin valorar, unido a la invocación PADRE y que en perspectiva de HUMANIDAD, podría ser MADRE y NUESTRA, pues el genero no atañe a la Divinidad.
    Y aquí, aporto lo que tanto re

  • Iñaki S:S,

    Todos lo sabíamos , pero quizá está siendo ahora cuando la basura mistico-financiera vaticana, oculta bajo las alfombras de suntuosas residencias papales y cardenalicias, aflora a la superficie su apestoso olor con mas virulencia que nunca.  Curiosamente aquí tampoco se arrepiente nadie. ¿Mas banalidad del mal?. ¿O estamos ante un bien  que nos acerca al cierre de la persiana de este mini-estaco corrupto que, según las malas lenguas, incluso se comporta como un paraíso fiscal y cobija dinero negro de mafiosos y maleantes…. ” de bien”?. ¿Habrá millones de euros robados a los españolitos de a pie,  en la banca IOR?.

  • ana rodrigo

    Estoy de acuerdo con todos los comentarios que habéis hecho. Hay que volver a Jesús, y, si alguien necesita un dios, el mejor hasta la fecha es el que presenta Jesús, un Dios que promueve la felicidad del ser humano, la justicia  y la igualdad en la convivencia social, el respeto y el amor mutuo, la austeridad compartida para que a nadie le falte lo necesario en salud y alimentación, el que quiere la igualdad de oportunidades para cada persona.
     
    Como dice Héctor desde el momento en que la Iglesia ha aceptado el AT en su totalidad, ha desfigurado lo mejor de la tradición judía, ha traicionado a Jesús, y se ha apropiado de lo que le interesa, el poder de ese Dios todopoderoso. Hay lecturas en las misas diarias del At que son una auténtica aberración, y más aberración cuando al final dicen eso de “palabra de dios”.
     
    Y lo del Vaticano y sus habitantes, como dice Marisa, con el demonio (si es que existe) entre ellos, encarnan lo peor de la sociedades de todos los tiempos: la hipocresía, la mentira, la ambición, la corrupción, los odios más abyectos entre ellos, la exclusión de las mujeres si no es para que les laven los calzoncillos, la acumulación y exhibición de riquezas inconmensurables, el alejamiento de la realidad y, especialmente, de los más desvalidos y necesitados del planeta. ¿Hay algún argumento en contra de lo que digo?  
     
    Ya sé, como dice Castillo, que yo no tengo la solución, incluso diría que es que el Vaticano y sus habitantes, no tienen solución, pero habrá que denunciarlo una y millones de veces a ver si se les cae la cara de vergüenza, aunque sea dentro de tres siglos.

  • oscar varela

    Hola Olga!

    Tu apuesta es tan verdadera,
    que es como si me conocieras,
    o me adivinaras.

    ¡Gracias!

    ¿Vamos todavía? – Oscar.

  • olga larrazabal

    Buena, Oscar, y apuesto a que aprendiste mucho laburando en la calle, porque “en la cancha se ven los gallos”
    y te hicieron un tremendo favor al enfrentarte con la vida.  De pronto tu filosofía tuvo que tomar raices reales, con patadas en las canillas y todo, y tu relación con “el caballero de arriba” como le decimos por aquí, la tuviste que aterrizar a nivel humano, y desde ese nivel empezar a buscar una ética que te saliera desde el estómago.

  • MARISA-EL TALLER

    ¿Desde cuando no ha estado el Vaticano en crisis?. Ojala y entrara un buen equipo de excavadoras e hicieran desaparecer de la faz de la tierra ese miserable pais, donde solo hay hombres de negro vestidos y en ocasiones porpurados. Ese lugar donde el diablo no ha tenido que llamar a la puerta, porque lo han invitado a pasar.

  • Héctor

    Me quedo con Sarri. Con la debida modestia y humildad, como dice José María, yo también  me atrevo a decir si no habría que ir al fondo del problema, como dice Sarri: tres lineas para hacernos pensar, sólo que los demás no sabemos de tres lineas como haces tú.
     
    Se trata de un problema muy real: La relación entre la Iglesia y un Dios sometido a lo que diga y haga ella.  Tal como lo veía Saramago ( http://www.atrio.org/2012/06/6789/)  aparecen tres elementos en juego DIOS, RELIGION , INDIVIDUO.  Los entendemos de forma muy distintas: La iglesia lo ve como si Dios echara a andar  la religión para controlar al individuo. La religión, en este caso la iglesia, sería el instrumento de Dios para someter a la humanidad toda entera hasta tal punto que “fuera de la iglesia no hay salvación”.
     
    Desde los tiempos de Pentateuco, el Libro de la Ley,  Dios se convierte en el motor único de la historia. Las mayores barbaridades de aquellos tiempos (las plagas de Egipto, el asesinato de todos los primogénitos en una sola noche, las horrorosas batallas contra los infieles, los filisteos etc.etc.),  son llevadas a cabo por Dios mismo, que si hacía falta detenía el Sol para terminar una batalla:  Eran sólo una muestra de su poder y su amor a su pueblo escogido.
     
    El otro lado de la tozuda realidad, que siempre acaba por imponerse, parece ser este:  El hombre percibe  su inmensa soledad en el universo y siente miedo. Sólo se consuela y se siente fuerte dependiendo del más allá. La sociedad en que vive se encarga de estructurar ese sentimiento convirtiéndolo en algo  sólido que le da valor y coherencia a todo el grupo: para esto hace falta un Dios que el hombre construye a su imagen y semejanza.
     
    Ese Dios al servicio de unos pocos por medio de la religión sólo empezó a ser confrontado por Jesús de Nazaret: “Los antiguos decían… pues yo os digo”. Esto le costó la vida.
     
    Cuando la Iglesia pone entre paréntesis a Jesús y vuelve a la autoridad absoluta que le da el antiguo testamento ¿qué se puede esperar?. La historia de la Iglesia con el poder de los papas, las Cruzadas, la Santa inquisición, los Concilios al servicio de los Emperadores,  las insidias dentro del Vaticano etc. superan con mucho al Antiguo Testamento.
     
    Todo esto se entiende  mejor  invirtiendo  el orden de los tres elementos en juego así: INDIVIDUO, RELIGION, DIOS. La razón y la liberad son los dones más preciados del individuo a los que no se puede renunciar por nada ni por nadie sin renunciar a la  propia humanidad.  Es el individuo quien crea su religión y es la religión quien crea su propio Dios, pero el hombre sabe que no hay ningún  Dios que esté al alcance de su razón, ni una fe que venga impuesta por ninguna religión.
     
    No queda más que una salida: volver enteramente a Jesús que nos enseña a buscar una alternativa, una sociedad donde haya justicia, respeto e igualdad entre todos.
    Abrazos, Héctor

  • oscar varela

    Hola!
     
    Como esa “Iglesia” me hizo pequeñito
    (me “redujo” al estado laical)
     
    Quisiera ser comprendido desde ese lugar
    (“laico” = profano)
    en que me pusieron los Cánones vaticanos.
     
    Ofrezco humildemente la fórmula
    que hube de seguir en aquél momento:
     
    ¡¡¡A LABURAR A LA CALLE!!!
     
    Y así fui ¡Yendo todavía!
    Sin arrepentimientos ni rencores – Oscar.

  • sarrionandia

    El problema es más profundo. Nada se conseguiría con retoques de organización jurídica y social. Lo que ha de cambiar es la mentalidad de tradicional a evangélica. Lo grave de la situación es el olvido del Evangelio y lo que está sucediendo no es más que signo de los tiempos.