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Pepe Fornés, un cristiano coherente, se nos fue

Hoy están declarando ante los tribunales quienes hicieron negocios con la Visita del Papa a Valencia en 2006. Seis mese antes un grupo de sacerdotes y laicos de Valencia, aún con esperanzas de que cambiaran los planes, había denunciado la operación de pompa y despilfarro que se estaba preparando  —ANTE LA VISITA DEL PAPA A VALENCIA— y no les hicieron caso. El mediador entre este grupo y Atrio fue Pepe Fornés, a quien enterramos el domingo y por quien se celebrará una Eucaristía mañana Sábado, a las 18:30, en la Parroquia de San Jorge (Pianista Amparo Iturbi, 26 – VALENCIA).

PEPE FORNÉS, UN SACERDOTE COMPROMETIDO EN EL TRABAJO Y CON LOS MAS POBRES.

Por Francico Gramage

Pepe, con el humor inteligente que caracteriza a los hombres de la Marina, contaba cómo una personalidad del clero lo definía: “Eres un sacerdote extraordinario, pero tan sólo tienes un defecto y es el ser demasiado coherente y radical”.

¡Como si eso fuera un defecto! Efectivamente, era coherente y radical:

Lo era en lo referente a la dimensión social de la pastoral que siempre estuvo presente en su preocupación: ya en el Seminario y a contracorriente, fue pionero de la pastoral obrera. No era una preocupación fruto de una moda o flor de una temporada, sino que impregnó todas sus actividades, primero en Manises, después en Puerto de Sagunto, ciudad de gran significación en las reivindicaciones obreras en los años 60-70. Nada ni nadie pudo apartar a Pepe del espíritu de las bienaventuranzas. Un espíritu que de acuerdo con el Vaticano II animaba a leer los signos de los tiempos y que le llevó a proclamar el Reino en un horizonte liberador.

También fue coherente en la integración en el mundo del trabajo, cuando en plena madurez personal y pastoral, renuncia a una buena prebenda eclesiástica y se incorpora plenamente en el trabajo, en una librería  del barrio de Malilla en Valencia. Experiencia laboral que mantuvo hasta su jubilación. Entendió pronto y llevó a la práctica el consejo paulino de que el sacerdote viva de su propio trabajo.

Ya jubilado, se pudo dedicar a la creación, promoción y dirección de una ONG de cooperación interhospitalaria contra la Malaria en Mozambique.

Es importante destacar que al largo de toda su trayectoria, su incorporación al mundo laboral civil no le impidió participar en las tareas ministeriales en las parroquias en las que participaba.

Así mismo era radical en las relaciones personales, cuando cultivaba por encima de todo los encuentros con grupos de amigos. Anteponía esos encuentros a cualquier reunión de charlatanería  teológica o pastoral oficial. En estas ocasiones no se presentaba con la condición de clérigo como plataforma o trinchera. Tan sólo el deseo de compartir con todos la búsqueda de nuevos caminos que refuercen la esperanza de una sociedad más justa y una Iglesia más evangélica.

En la misma línea había superado, en las relaciones personales, ese “corsé” clerical que suele reprimir cualquier expresión afectiva. Siempre daba un abrazo característico que manifestaba una verdadera afectividad. En este sentido era inestimable el testimonio de afecto que tuvo con Amparo y después de su muerte con su hermana Filo, que le acompañaron y que fueron un gran soporte en su vida y en el ministerio. Formaron parte de su familia ejemplar: hermanos, cuñadas, sobrinos.

Estamos convencidos de que su memoria la tendremos siempre muy presente por el cariño con que vivía las ilusiones y los sueños de los más necesitados. Unos sueños que continuarán iluminando nuestros caminos. Gracias por tu testimonio siempre coherente y provocador.

(Semblanza leída al final de la Misa de despedida el domingo 4 en El Verger)

7 comentarios

  • arturo méndez

    como Pepe pocos, muy pocos…

    un ser humano excepcional

    nos ha dejado a muchos, cristianos y no cristianos, un agujero imposible de llenar…

    yo no lo conocí desde la religión, sino únicamente como amigo… y sin embargo puedo secundar las palabras de Gabriel, o las de cualquier otro que lo conociera bien… era de los mejores, de los imprescindibles…

    me encantaba acercarme a su librería en Malilla, charlar con él en su mesita al fondo del local…tenía ese grand don….de conseguir que te sintieras especial…me regaló tantos libros y me brindó buenos consejos y tardes de animada contienda dialéctica …

    siempre del lado de los desfavorecidos, desde la vitalidad y el compromiso personal…un ejemplo de persona

    gracias, Pepe, un abrazo cósmico, estés donde estés

    “los actos prevalecerán”

  • Jaume PATUEL

    Personas que no pasarán al olvido en la próxima generación. El ejemplo va por delante antes que la palabra. Coherente y radical no es fácil serlo hoy en día, pero todo intento es válido. No lo he concoido pero los comentarios me hacen pensar en muchas personas como ella que andan por esos mundos de Dis sin haer ruido, pero son eficaces.  La Unión Total nos Une a Todos.

  • ramón gasco molina

    Para ser importante, no hace falta pretenderlo. Pepe Fornés es un ejemplo de esto. Con la coherencia entre sus convicciones cristianas y su vida personal, ha conseguido dejar un hueco, que nos impulsará a mantenernos fieles como él a la vida del amor humilde y fuerte.

  • Antonio Vicedo

    Una gozada saberte ya, FORNÉS, en la reserva permanente de la PLENITUD. Ya sé que la palanca queda para nuestras manos y brazos, pero a ver, si nos ayudais a dar con el PUNTO EXACTO DE APOYO. Hay que levantar mucha postración como pudiste contemplar y experimentar. Un inmenso ABRAZO.

  • sarrionandia

    La ejemplaridad de Pepe la veo en la amistad que brinda a sus grupos donde no piensa ganar nada sino ser servicial para todos.

  • Gabriel Sánchez

    Voy a enunciar un sentir que últimamente se me presenta como recurrente, pero no menos valido, parece que Dios se esta llevando a los mejores…Gabriel

  • ana rodrigo

    Y como Pepe Fornés, cientos y miles de sacerdotes coherentes y comprometidos con los que a veces, en fragor de nuestras discusiones y debates, no tenemos en cuenta.

    En medio de los colectivos siempre hay personas ejemplares y, en ocasiones, excepcionales. Mi homenaje personal a esas personas anónimas que, en silencio, llevan a cabo tareas humanas y humanitarias extraordinarias.