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CURSO DE INTRODUCCIÓN A MARCEL LÉGAUT 3

I. Trabajo de la fe (1962)

 1. La semana pasada leímos tres textos de Légaut sobre el período de Les Granges. Eran textos en los que se podía apreciar cómo Légaut (parafraseando un verso de Machado) borraba la historia y buscaba la esencia; o, con palabras de Eugenio D’Ors, miraba de pasar de la anécdota a la categoría. Así fue como completamos una aproximación inicial a la figura de Légaut.

En esta Entrega entramos ya en su obra, que seguiremos según el orden de publicación de sus libros. Hemos preferido seguir este orden cronológico pues refuerza el «discurso de itinerario» de su pensamiento, que se plasma en textos de una etapa, perfectibles, comentables, completables.

 2. Nuestra propuesta, en esta Entrega, es leer el capítulo sexto, «El otro y el prójimo», de Trabajo de la fe, de 1962, del que ya leímos el capítulo primero, «Confesión de un intelectual».

En lo que sigue completaremos, con tres observaciones, la “entradilla” de la web de la AML, que ofrece una información escueta sobre el texto y sobre los temas que salen en él (temas que podrían ser objeto de comentario).

2.1. La primera observación es sobre el contraste entre el largo tiempo de Les Granges (veinte años de 1940 a 1960) y lo escaso de lo escrito en ese tiempo. Quien había escrito tres libros (con meditaciones sobre los Evangelios), de los que se vendieron más de treinta mil ejemplares antes de la guerra, ahora, durante este período, tan sólo escribe los siete textos (unas ciento cincuenta páginas) de Trabajo de la fe.

Sin embargo, es un libro germinal, que anuncia el resto. Por eso, antes de entrar en su período de escritura más elaborado, os proponemos leer al menos un capítulo de este librito (aparte del de «Confesión de un intelectual»). El tema que aborda (el otro, el prójimo) apunta a la «carencia de ser» y a la «fe en sí mismo» de la que trataremos en la siguiente entrega.

2.2. La segunda observación es que este texto es, en gran medida, una reflexión realista sobre un conocido fragmento del evangelio, la parábola del «buen samaritano». Lo fundamental es la forma de leer Légaut el fragmento. Consiste en partir de la experiencia humana real para pensar la parábola, es decir, no tanto buscar una lección práctica o moral cuanto concienciar mejor la condición humana real tal cual es, más allá de que se sea mejor o peor, y después pensar en quién debió de ser Jesús.

Los apartados 1, 2 y 4, pese a tener cincuenta años, a mi modo de ver, son acertados, plantean cuestiones que cuestionan aún. El apartado 3, dedicado a la figura de Jesús, es, en cambio, demasiado deudor de un fondo de doctrina quizá un tanto rancio pese al vigor personal que en él se adivina. Veremos, más adelante, cómo Légaut va más allá. Sin embargo, es notable que Légaut sea ya reticente a usar términos teológicos convencionales.

2.3. De todas formas, en este mismo sentido, lo importante es que, dentro de unos años, tal como veremos en El hombre en busca de su humanidad, Légaut separará lo temáticamente humano de lo temáticamente relacionado con la doctrina tradicional del cristianismo. Tal será la condición previa e indispensable de llegar a concebir después de otra manera (y pego ahora un salto por encima de más explicaciones), por ejemplo, la revelación, tal como dirá en un texto quince años posterior:

… revelación íntima sin palabra ni signo, anunciación sin ángel, luz celeste sin estrellas, proclamación sin paloma y sin voz de los cielos, infusión del Espíritu sin lengua de fuego; revelación no por lo que Dios enseña y ordena (…) sino por lo que hace nacer en aquél al que visita («Ensayo sobre la fe», Cuadernos de la Diáspora 20, pág. 81)

 

II. Un comentario a dos cuestiones.

 En esta tercera Entrega quisiera decir también algo acerca de dos cuestiones entre las planteadas en los comentarios que van saliendo en Atrio. Me gustaría intervenir más, y además como uno más, pero leo y sigo con interés lo que se va diciendo y espero que se reciba esta intervención (y alguna otra que pueda hacer más adelante) como una forma de aprovechar lo que se va opinando y de responder a ello introduciendo nuevos elementos del particular estilo o forma de encarar los temas que Légaut ayuda a descubrir.

1. La primera cuestión es sobre la vida familiar de Légaut; sobre su mujer y sus hijos. A alguno le ha podido parecer que había una descompensación entre hablar sobre todo del trabajo, la profesión, etcétera, y apenas hablar de lo otro.

Y es cierto. La razón es que lo notable de este «intelectual» (escritor o pensador) es su salir de su contexto de origen en cuanto a lo profesional, además de que, en cuanto a lo confesional, lo notable es, sobre todo, su condición de “sauvage”, de “outsider” o de marginal; es decir, su no adscripción a un claustro, academia o institución, y también su carencia de cualquier mandato o licencia homologadas para tratar con garantías acerca de determinados temas.

Sin embargo, volviendo a lo segundo, considero que los datos están dados: casado a los cuarenta, padre de seis hijos, y, cuando éstos ya son mayores, vida itinerante durante casi medio año, a partir de los setenta (como ya precisó Antonio), gracias a que su mujer “le devolvió la libertad” (tal como él nos decía haciendo un guiño al tiempo que daba un ligero codazo al que tenía al lado, no sólo en este asunto sino en muchos de aquellas charlas informales). Hablar más de esto ahora, dada la comunicación no-presencial del “curso”, sería incurrir en indiscreción.

Otra cosa es, sin embargo, que la obra de Légaut sea notable precisamente (entre otras cosas) porque es uno de los autores que ha sabido hablar mejor, con conocimiento, profundidad y exactitud (sin omisión y sin inflación) de todo lo que la vida familiar (es decir, el amor humano, la paternidad, el paso del tiempo, las edades, la aproximación de la muerte, el recuerdo y la presencia de los seres queridos, etcétera) supone, inspira, influye, aporta y sugiere en el plano espiritual.

Pero esto saldrá más adelante; y sólo en parte dado que este “curso/taller” es limitado, es sólo introductorio, y con él no llegaremos más que a entrever distintas posibilidades que, ojalá, los participantes se animen a seguir después. Si leen los libros completos, verán que, en muchos de sus rincones (no sólo en los capítulos expresamente dedicados a ello), se hace patente la incorporación de la vida familiar y de los «instintos fundamentales» en la búsqueda espiritual.

El texto mismo de esta entrega, ¿no puede llevar a una reflexión sobre la relación con el otro y el prójimo en el ámbito de la familia y de las relaciones más electivas y fundamentales de cada uno, a pesar de que aborda un tema distinto: el del encuentro con un desconocido que se encuentra al borde del camino y que necesita de ayuda?

Por último. Para terminar este punto, aduciré dos citas, dos perlas. Primero, un fragmento de Unamuno sobre su vida familiar: según él, vida sin historia; vida íntima sin peripecia ni aventura (reparad en la etimología de estos dos términos); pura costumbre pero no rutina; vida “llena de días” y no “cargada de años”. Con treinta y nueve (uno menos que Légaut cuando se casó), escribía Unamuno a Luis de Zulueta en 1903:

Me habla usted de ciertas desventuras wertherianas. He aquí lo que no conozco. Me puse a los doce años en relaciones con una joven de mi país, guerniquesa; las mantuvimos catorce; a los veintiséis me casé con ella; me ha dado ya seis hijos y espero el séptimo. Nada más prosaico visto desde fuera; nada más poético, quiero decir, creativo, visto desde dentro. A ello debo mi paz, mi serenidad; a ello debo todo. Ha sido mi único amor, amor que es convivencia y sustancia de la vida. (ver: «Notas y citas para la diáspora» en Cuadernos de la Diáspora 5, pág. 135)

Segunda cita. Vida espiritual y modernidad, último libro de Légaut, editado póstumo, en 1992, llevaba esta dedicatoria: «A Marguerite Légaut, este libro que ella ayudó a nacer al permitirme ser. M.L.».

2. La segunda cuestión que recojo (de entre los comentarios que han ido haciendo algunos de los participantes en este curso/taller) es la de un “entusiasta” que, por un lado, conoce la importancia de la distinción entre fe y creencias y, por otro, desea por todos los poros “hablar de Dios”.

Combinar las dos cosas (es decir, hablar de Dios y tener en cuenta la distinción entre fe y creencias) no es fácil. Es más, ahí se han encallado muchos y han levantado un muro para otros. La falta de pudor y de discreción ha sido constante en este tema y en lo espiritual en general; y ello ha sido indicio para muchos de que quienes así hablaban, hablaban, en el fondo, de lo que no conocían.

Y sin embargo la cuestión sigue en pie: ¿cómo no hablar de aquello que es más real y valioso que nada para uno? Pero, ¿cómo hacerlo combinando, por un lado, el sentimiento de la imposibilidad de ajustar el lenguaje a lo espiritual cuando es real, y, por otro, la exigencia que le conduce a uno a hablar de eso real, pues hacerlo es intrínseco al ser humano, de forma que dejar de hacerlo es traicionar?

Esta cuestión no es baladí; es una búsqueda de toda la vida, y es propia, además, de toda vida profunda. Si la he recogido aquí, en esta Entrega, es, como decía, no sólo porque surgía en un comentario sino, además, porque me permite proponer otros dos fragmentos de Trabajo de la fe, dado que esta Entrega trata sobre este libro.

(a) Légaut termina el capítulo segundo, «La vida de fe», con estos párrafos:

Todo creyente que quiere hablar de la vida espiritual como testigo y hacer “obra de tradición”, cuando lo ha hecho, siente que le queda en el fondo de su corazón un resabio de impostura y de fragilidad, ignorado por los que se limitan a enseñar espiritualidad de forma impersonal y siguiendo la doctrina común. Impostura del que da lo que no posee porque, a decir verdad, sólo lo tiene de prestado; impostura del que afirma siempre con demasiada seguridad lo que sólo percibió en las horas más religiosas de su vida, dispersas en la gran somnolencia espiritual que cubre su existencia. Y fragilidad también; porque lo que dice es a la vez verdadero y falso y, en cualquier caso, incompleto: simple generalización, fácil extrapolación de lo que se ha vivido, sabiduría en formación, aún dudosa, a causa de la precariedad de las condiciones en las que se adquirió.

Señor, puesto que hay que hablar de estas cosas, puesto que no hay que callar siempre, deja que este creyente lo haga en contadas ocasiones. Hazle entrar en una comprensión cada vez más penetrante de tu silencio, tan rico en enseñanzas, con que termina, aquí, en la tierra, tu predicación del Reino. El silencio que mantuviste ante las autoridades religiosas y los poderosos de tu tiempo. Silencio solemne, distancia infinita y trágica que seguirán siendo tuyos en la Cruz y que aún sigues guardando. Desafío para unos, confesión de fracaso y aniquilación para otros, pero luz incomparable que ilumina lo que no puede decirse, para el creyente. Pues, después de lo que viviste, después de las oposiciones fundamentales que suscitaste, no hay en tus labios palabra más pura de toda contingencia, palabra más poderosa, palabra más universal que tu silencio, esa última llamada tuya a la vida de fe.

(b) Por otra parte, el capítulo cuarto, «El testimonio del adulto», comienza así:

La vida espiritual, como toda vida, aspira a comunicarse: es su instinto profundo. La inten­si­dad de la vida espiritual se mide por la necesidad de comunicación. El más solitario de los hom­bres, en determinados momentos, se siente impelido a dialogar en su interior con sus conocidos de antaño, con los que un día le escucharon y acogieron. Ha­blar y decirse a sí mismo y a su Dios y hablar y decirse a otro, son los dos tiempos de la respi­ración espiritual del hombre.

¿Puedo hacer una pequeña glosa a este párrafo para terminar? Voy a ello. Sin duda, es un párrafo que recuerda esto de Légaut de unos años antes:

«Desde que vivo separado de vosotros en mi soledad en medio de las montañas, ¡cuántas veces he pensado en lo que voy a deciros! (…) ¡Cuántas veces he trazado en mi mente este testimonio personal que ahora voy a escribiros! Porque, ahora que sólo muy raramente tengo un auditorio, yo, que tenía por costumbre meditar en voz alta ante vosotros, estoy sumergido en mi verbo interior».

Pero lo importante de este párrafo no es tanto que ubique el arranque de la obra de Légaut, sino que formule implícitamente dos cosas fundamentales:

(1) que la expresión y la comunicación son intrínsecas a la experiencia y a la conciencia, y no algo meramente añadido («La vida espiritual, como toda vida, aspira a comunicarse…») y por tanto que es importante «hablar»; y

(2) que el fondo espiritual propio se expresa no sólo en una dirección (o en una forma) sino en tres direcciones (o formas) distintas, pero que son del mismo rango, y cuya diferencia depende del interlocutor inmediato de cada una de ellas (conocidos, uno mismo, el Dios de uno). A estas tres formas distintas, las solemos llamar: testimonio, meditación y plegaria. Ellos son los tres nombres reverenciales (tradicionales) de lo que, en lenguaje profano, llamamos: narración, ensayo y poesía.

Y termino. ¿Dónde ubicar el «hablar de…» y cómo articular este hablar con las otras dos formas de expresión en la que la experiencia espiritual llega a ser expresándose? Ahí está el arte.

 3. Post Data: En los últimos comentarios (del 30/1/2010 al 1/2/2010) surge una nueva cuestión (complementaria de la anterior) acerca de la dificultad de hablar de (y desde) la propia vida, único camino de poder llegar a hablar del mundo y de Dios de forma sensata y útil. Un interviniente retoma lo que dice otro: “creo que la causa está en que es más fácil analizar lo que está fuera de nosotros que nuestro propio interior.” ¡Qué razón tienen ambos y otros que abundan en ello y otros que, probablemente, enriquecerán esta perspectiva!

Aparte de preparar la próxima Entrega siguiendo el hilo que habíamos planeado, espero poder ofrecer, en dicha entrega, algún fragmento que pueda ser útil al respecto. Crece “taller”, ergo “curso” se enriquece…

 

GUÍA DE LECTURA Y AUTOEVALUACIÓN

Por Antonio Duato

Este Curso-Taller sigue su marcha. Y sigue mostrando cómo esta doble denominación corresponde a que introducirnos en la obra de Légaut implica una doble tensión: entregar y recoger.

  • Lo que corresponde a Domingo es ir “entregando” de la manera más ordenada posible textos de Légaut, con indicaciones que puedan ayudar a su encuadramiento y comprensión. Es la parte que tiene más de Curso, pero que se va construyendo sobre la marcha. Es algo abierto, como lo demuestra la atención con que él mismo escucha y recoge nuestras aportaciones en la segunda parte de esta entrega.
  • A mí me corresponde hacer una primera “rumia” de los textos y ayudar a la digestión-asimilación por cada uno de los participantes en el Taller.
  • Todo ello va enfocado a que en los comentarios, cada uno pueda comunicar cómo le ha servido el texto de Légaut a leer mejor la vida y sobre todo su vida.

 Si esto está claro, vamos adelante con el texto que hoy se nos propone, el capítulo 6º de Trabajo de la Fe. El orden cronológico hace que nos encontremos con estas veintiuna páginas, escritas a partir de una conocidísima parábola (El buen Samaritano), donde están ya in nuce todos los grande temas que desarrollará unos años después más sistemáticamente (y a los que pronto llegaremos, no lo dudéis).

Tengo que confesar que incluso a mí me resulta difícil seguir el pensamiento de Légaut en este capítulo, en el que, sin embargo, veo que afronta un tema capital: el amor como eje del seguimiento de Jesús, a quien dedica uno de los cuatro apartados.

Más que hacer un esquema que facilite la lectura, me permito señalar algunas cuestiones que se tratan en este escrito, de mucha importancia:.

  1. ¿Qué es el amor? ¿Un sentimiento? ¿Un mandamiento?… ¿Quién es mi prójimo? Légaut profundiza en qué significa hacerse próximo al otro de una manera realista, muy personal, nada convencional. Es algo más que hacer cosas por el otro. La solidaridad es siempre buena, y debe quedar formalizada en instituciones. El “hacerse próximo con amor” es otra cosa.
  2. ¿Es posible el amor universal, el hacerse próximo a todos los hombres en sus necesidades? A veces lo decimos con la boca. Pero, ¿no estaremos devaluando lo que es “hacer del otro un prójimo” y “llegar a ser el prójimo de otro”? Esto exige tal desnudez propia (pobreza de ser empieza a denominarlo Légaut, con una expresión que irá desarrollando) que es incluso difícil, si no imposible, con los más allegados.
  3. Universal puede ser el respeto al otro, incluso a los que encontramos ocasionalmente, reconociendo su dignidad de otro, pero ¿puedo amar a todos los hombres y mujeres, sobre todo si no soy capaz de hacerme totalmente próximo a una persona? Me decía una vez un gran teólogo, comentando mi opción por el matrimonio y la paternidad: “Mi vocación es amor universal, pero no de cercanía”.
  4. Recorriendo las páginas de este capítulo propuesto y dejando aparte los párrafos oscuros (no queramos desentrañarlo todo, sobre todo lo más abstruso) ¿qué frases de Légaut responden mejor a estas preguntas planteadas y a otras inquietudes del que lee?

36 comentarios

  • Kaláa

    Cuando un autor hace un texto de su  vida cotidiana , normalmente  los presenta a sus lectores con la advertencia de que –  Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia-
    Parece que en este Atrio todo se confabula, confundiendo al personal, en colocándolo y descolocándolo. ..
    Así las cosa veo normal que Eduardo se descoloque, con su anuncio.
    Enhorabuena Abuelete!  ya te veo de nuevo buscando  colocación.   ¡Que sea para bien!
    Saludos.

  • Asunto: Mi hija Mamen da a luz a un precioso varón.
     
    Queridos amigos/as del Curso y de Atrio:
     
    Comunicaros que a las 21:20 horas
    del lunes 8 de febrero de 2010,
    mi hija Mari Carmen dio a luz,
    a un niño precioso que pesó 3,220 kg
    y midió 48 cm.
     
    Tanto mi nieto como mi hija,
    se encuentran perfectamente.
     
    Sus padres Raúl y Mamen,
    le pondrán por nombre: Lucas
     
    Quiero compartir mi gozo
    con todos los amigos y amigas
    de estrenarme como nuevo abuelo.
     
    Recibid un fraternal abrazo.
     
    Eduardo Soto
     
    Pdta./ Muchas gracias Asun
    por tus sinceros deseos.

  • Kaláa

    Verme en el herido supondrá un esfuerzo…
    Similar al que realizo al  negarme a mi  misma ante un espejo. El otro , fruto del espejismo no soy yo.
    Seguirá esta imagen  siendo otra,  es   cuestión de tiempo…. Un tiempo de apoyo en …la nostalgia,  para aceptar esta imagen transformada.
    Negar la evidencia del apoyo es como negarse a si mismo, no reconociéndote transformada.
    Saludos.
     
     

  • Asun

    ¡Que todo vaya bien Eduardo! Participamos de tu ilusión y gozo.

    Muchas gracias por tus reflexiones que hay que releer siempre detenidamente.

  • Respondiendo a las cuatro cuestiones
    planteadas en la guía de lectura…
     
    1.   Amor es la misma vida de Dios,
    todo lo que de Dios hay en nuestra vida,
    en cada uno/a de nosotros/as
    que nos humaniza, nos hace descubrir
    nuestra conciencia unitaria.
     
    El amor tiene tres dimensiones:
    pobreza, humildad y sacrificio.
    Pobreza es la capacidad de compartir lo que se tiene.
    Humildad es la capacidad de recibir al otro/a
    como don, con lo bueno y lo malo.
    Sacrificio es la capacidad de renunciar
    a la propia voluntad por amor.
    Para que la vida fluya.
     
    La libertad es imprescindible para “amar”,
    pero la libertad también nos puede alejar del amor.
    La persona tiene que optar en cada momento de su vida
    entre el modelo de realización que le ofrece la cultura y
    el que le ofrece Dios. (Mt 4,1-11. 7,13-14)
     
    Mi prójimo es toda criatura incluida la naturaleza,
    con la que estoy unido en una misma conciencia,
    con quien contraigo un compromiso y/o una amistad
    ayudándonos en mutua colaboración y/o comunión.
    La persona que ama de verdad le resulta fácil,
    desprenderse aún de las cosas necesarias para
    ponerlas en común con la persona amada.
     
    La solidaridad y el amor, son los caminos que llevan
    a la justicia y a la paz. Estamos llamados a construirla.
    El ser humano está obligado en conciencia
    a luchar sin violencia y justamente para que
    las cosas que están mal cambien.
     
    En esto tenemos dos referentes:
    Jesús de Nazaret y Mahatma Gandhi
     
    ————————————————————————
     
    2.   El amor universal, es una utopía, un ideal
    unido íntimamente a la opción preferencial por los pobres
    hacia el que tenemos que ir caminando.
     
    Nuestra caridad adquiere realismo cuando se lleva a cabo
    en una praxis histórica de amor y de solidaridad;
    necesitamos concretar en nuestra vida y en
    nuestro mundo esa praxis de amor.
     
    Mirar la realidad con los ojos de Dios,
    con los ojos de los empobrecidos:
     
    ● Construir o potenciar las redes solidarias,
    generando conciencia con el Tercer Mundo.
    Colaborar en el desarrollo de las personas y los pueblos.
     
    ● Sumergirnos en el “conflicto social”
    con el “conflicto de los pobres”,
    devolviéndoles a la caridad toda
    su irrenunciable dimensión política:
    Avanzar así en la dimensión universal del amor.
     
    ————————————————————————
     
    3.   «Piensa globalmente y actúa localmente»,
    este principio ecologista, nos permite hacer la síntesis
    entre amor universal y amor de cercanía:
     
    Estar atento, procurar y hacer todo lo posible
    para que nuestros seres cercanos no tengan carencias de
    necesidades básicas: materiales, culturales y espirituales.
    Que no le falte pan, ropa y techo a quienes cerca de
    nosotros están sufriendo las consecuencias de la crisis.
     
    Poner de manifiesto, difundir, implicarnos juntos con otros,
     en generar conciencia, organizar, movilizar socialmente,
    denunciar injusticias…
     
    Como por ejemplo, con motivo del
    «Día Internacional para la erradicación de la pobreza»,
    en torno al día 17 de Octubre,
    en todas las capitales de provincia.
     
    ————————————————————————
     
    4.   “La pobreza de aquel que se da sin reservarse nada”,
    de que nos habla M.L. (pág. 123/1), la entendemos desde el
    espíritu comunitario; desde la comunidad, que comparte todo
    lo que tiene, hasta conseguir que nadie pase necesidad.
     
    En la comunidad todo el que tiene algo que aportar,
    colabora, y el que no tiene nada, recibe de todo lo que
    hay y se siente acogido fraternalmente.
    Es la escena de “los panes y los peces”
    que recogen los cuatro evangelios.
     
    M.L. (pág. 133/2) hace referencia a los
    “totalitarismos «bienhechores»”,
    que nos hace “señalar” a quienes por encima
    del bien de los pobres y damnificados,
    buscan rentabilidad política y mediática
    en “pago” a la solidaridad que “prestan”,
    principalmente en las catástrofes naturales,
    como la muy reciente de “Haití”
     
    La parábola del Buen Samaritano (pág. 118/2),
    nos dice lo que hay que hacer con el “herido en el camino”,
    pero no nos dice lo que hay que hacer con esos
    “asaltantes de caminos”, que se aprovechan de la
    situación de los débiles para su enriquecimiento.
     
    Seamos eslabón en la cadena de la
    solidaridad y la fraternidad.
    Tengamos una misma conciencia
    con los que sufren.
     
    Recibid junto a vuestras familias toda nuestra cercanía.
     
    Con cariño
     
    Eduardo Soto

    Pdta./ Adelanto la emisión, porque me marcho
    a la clínica donde ha ingresado mi hija para
    dar a luz, será el primer nieto, es varón.

  • oscar varela

    Hola!
     
    1º) D. Melero eligió un método para el Curso.:
    – “Hemos preferido seguir este orden cronológico pues refuerza el «discurso de itinerario» de su pensamiento, que se plasma en textos de una etapa, …”-
    * Me pregunto si en un BLOG es conveniente.
    * El mismo Melero me arrima el motivo de la duda: -“textos  … perfectibles, comentables, completables.”-
    Los pobres “Aprendices” andamos caminando por baldozas y suelos que no sabemos si nos los van a re-mover.
    ···········
    2º) Lo cierto es que el martes 9 se nos viene encima con el Asunto: “fe en sí mismo”; y ¡otra vez! la paradoja con esta Entrega que nos lanza a considerar un Yo, que, prácticamente, es una basura., un des-hecho, un “anonadamiento”. ¿En qué quedamos? -¡Calma! Oscar; hay que ir acostumbrándose a que las cosas humanas tienen muchas caras.
    ········
    3º) La paradoja del SER en Légaut (en este Cap. 6)
     
    a) POR UN LADO Légaut empieza atribuyendo realidad al prójimo, hasta el punto de hacer que exista de verdad. (pág. 115)
     
    b) POR OTRO LADO [doy por supuesto que –según Légaut- el amor (no el servicio, etc.) es quien confiere realidad al otro-prójimo], nos dice que:
    – “Carencia de amor e impotencia de amar, ambas son, en el orden espiritual, aspectos existenciales solidarios y consubstanciales a la carencia de ser.”- (pág. 125)
     
    Ayudaría un poco a ir comprendiendo la paradoja, otros resaltados de D.Melero:
    c) – “Aquí, sin embargo, no se habla más que de aquellos a los que [me parece que “a los” está demás] que porque quisieron amar mucho, se les llama … a conocer cruelmente los límites del corazón humano.”-
    d) ¿Cómo mantenerse en situación de deudor insolvente sin fabricar moneda falsa?  … con actitudes inauténticas … medidas superficiales…”-
    ··········
    Para mí, la Paradoja permanece sin solución;
    Salvo en una comprensión del SER con las consabidas categorías de “autónomo”, “suficiente”, “subsistente”, etc.
     
    En cambio las “categorías” del modo hebreo de entender no se anda en esos encierros de intimidades satisfechas, sino en la menesterosidad radical de no ser lo que el otro es; y el otro no ser lo que uno es. El hebreo es un radical “negociante”.
     
    En esta perspectiva no hay carencia absoluta de ser, sino tan sólo relativa … muy, muy relativa.
    ···········
    Vimos que dentro del NOSOTROS, la aparición del (no-yo) me rebotó en hallarme siendo YO.
    Es cierto: quedamos aislados, haciendo c/u su vida en soledad dolorosa.
    ··········
    Excursus:
    Uno: El mito de Narciso se interpreta como que Narciso ve en el espejo a su YO.
    ¿No parecería más interesante y veraz que al ver al “otro” en el lago, se sobresalta por el peligro que le reporta un NO-YO?
    Otro: ¿No es ese TÚ siempre un peligro latente? Por lo tanto ¿No soy YO siempre una sorpresa?
    Otro: ¿Qué pasa cuando el “otro” no es otro sino “otra”? Y viceversa. ¿Se potencian los peligros y las sorpresas?
    ·········
    – “Todo hombre o mujer que llega a madurez sintió en una hora ese gigante cansancio de vivir sobre sí mismo, de mantenerse a pulso sobre la existencia, parecido al odium professionis que acomete a los monjes en los cenobios.
     
    Es como si al alma se le fatigasen los propios músculos y ambicionase reposar sobre algo que no sea ella misma, abandonarse, como una carga penosa al borde del camino.
     
    No hay remedio, hay que seguir ruta adelante, hay que seguir siendo el que se es… Pero sí, un remedio existe, sólo uno, para que el alma descanse: un amor ferviente a otra alma.
     
    El alma enamorada realiza la mágica empresa de transferir a otra alma su centro de gravedad, y esto, sin dejar de ser alma. Entonces reposa. La excentricidad esencial queda en un punto corregida: hay, por lo menos, otro ser con cuyo centro coincide el nuestro. Pues ¿qué es amor sino hacer de otro nuestro centro y fundir nuestra perspectiva con la suya?”- Ortega y Gasset – OCT2,470)

  • M. Luisa

    Para llevar a cabo mi particular reflexión,  arranco de lo ya dicho por Domingo “Légaut quiere partir de lo real”  que previamente (añado) ha sentido como aprehensión de realidad, ámbito donde más que el hecho de la  intelección lo que domina es el estar en ella aprehensivamente  estimulados, pero ahí como  también es donde, sin embargo,   está dada toda la realidad es  por lo mismo que luego para inteligirla  puede emprenderse    bien   por vía conceptual o bien por la vía de lo real. Quiero decir con ello que ese  momento de querer partir de lo real  dado,  es sólo  posible porque lo aprehendido no fue de algo sino  que lo fue  de realidad y  ese momento de volver a ella es  el momento precisamente que le compete a la parte segunda de la frase “No me buscarías si no me hubieras encontrado”  es decir (si no me hubieras encontrado previamente estando en la realidad).

    Lo problemático o lo que Légaut expresa como lo  no tan fácil es lo que tiene de  indiscernible  ese  encuentro primario con la realidad sentida meramente  en impresión. (Es el ámbito donde  pueden colarse ilegítimamente intelecciones varias)  Pero es también gracias a esta   insuficiencia  que aparentan los sentidos  por lo que más tarde hace posible que se produzca  el hecho de la búsqueda.
    Lo real es el amor. La búsqueda es conocimiento y  amar es  conocer.

  • oscar varela

    Hola!
     
    I.- En “los alrededores del Taller” confiaba yo a D. Melero lo extraño de ese “alejamiento progresivo” ante el prójimo señalado por Légaut:
    1º- “no es tan fácil
    2º- “es inverosímil
    3º- “es imposible”.
    II.- En esta Entrega 3, dudaba yo de que ese “no es tan fácil” fuese un “real” punto de partida.
    Estimaba yo haber un “antes” previo, que posibilitaba esa “dificultad” sólo como una alternativa.
     
    III.- Ahora me propongo considerar la cuestión, pero desde otra perspectiva,
    la cual me hacía dudar de que “lo real” tuviera el “punto de partida” supuesto por Légaut.
     
    Intentaré explicarme:
     
    Cuando yo ingreso a Atrio.org por indicación de un conocido –Fanz Wieser-, me dijo algo así como:
     
    – “Visitá el blog, Oscar, ELLOS (importa que ahora lo resalte) son Gente macanuda”-
    – “Cualquiera duda le dices de mí al Moderador y ÉL sabrá qué hacer.
     
    Al ingresar aparecía una leyenda cautelar …“su comentario … bla bla bla …por el moderador”.
    (en este caso averiguaron de mi “peligrosidad” (no es chiste), y costó un poco el ingreso)
     
    (2) Solventadas algunas “dudas”, ingresé al “NOSOTROS” de Atrio.org
     
    Aquel ELLOS no era nadie determinado; este NOSOTROS tampoco nadie en particular;
    pero in-dudablemente ya me eran más próximos.
     
    (3) Al comentar en algún hilo podía creer yo que “Nosotros” opinaríamos igual y nos entendíamos.
    ¿Acaso no eran seres humanos “como yo”; “alter-egos” = otros-como-yo?
     
    Acá pareciera estar el “punto de partida” al que Légaut apunta:
     
    * el “otro” tiene “su” vida / yo, en cambio, la mía.
    * “mi vida” es “lo mío” / “su vida” es “lo suyo” (ambos lo decimos con seguridad de lo que decimos).
    * el “otro” tiene su mundo y su “yo” / yo tengo mi mundo y mi “yo”.
     
    ¡Nada tan falaz, entonces, como hacer del “otro” un “otro yo”; un “alter ego”.
     
    Porque el “otro”, resueltamente, cuando me aproximo se me descubre como un “no-yo”; es decir: .
     
    Por rebrote y al mismo tiempo, va surgiendo la silueta recortada de mi YO.
    ············
    Extraña paradoja esta de que la aproximación seria produzca alejamiento.
    No es la única en la “vida humana”. Pero esta no es parva.
    ············
    Una secuela aparecería en la Gramática de los Pronombres Personales:
    – “la Primera Persona es la última en aparecer Biográficamente.
    ···············
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Asun

     
    Me ha resultado difícil la lectura de esta entrega. Es un buen ejercicio de intentar meterse en la persona y experiencia del otro. Los comentarios y reflexiones muy enriquecedores.  Muchas gracias a todos. Mi turno. Frases de interés:
     
    “La «carencia de ser» no se descubre tanto, según Légaut, en lo que dejamos de cumplir respecto de una ley general cuanto en lo que descubrimos como «imposible necesario» dado lo que se nos exige interiormente, nos atañe personalmente y nos singulariza respecto del resto”.
     
     Según mi experiencia, el paso a la adultez del creyente es un camino personal en soledad y sin muletas aparentes, que nos va atrayendo y  nos acucia en su necesidad de despliegue continuo, no resistiéndose a la impotencia e inconsistencia  del “ego que quiere ser y nunca lo consigue”, sino aceptando que se cuela pertinaz y subliminalmente, en el mínimo despiste.
     
     
    “Esta lucidez, la única que engendra en el hombre una humildad,… ……, le procura una irradiación de un orden distinto del que sería capaz de alcanzar por sus propios medios. Esta lucidez no suprime en nada su impotencia. Es como si la debilidad del hombre, no negada sino reconocida, no padecida sino aceptada, incluso desposada, fuese necesaria al despliegue  en él de la fuerza de Dios; de su Gloria, como dice la Biblia”.
     
     La aceptación en la verdad de lo que somos implica mucha humildad y  gratitud en la Presencia, porque,  sorprendentemente,  en la impotencia asumida y aceptada fluye en nuestro interior lo que ya Es, lo que  todo y a todos abraza y constituye en la no-separación, sin demarcaciones de  espacio y tiempo. Lo que realmente nos hace ser sin fisuras en el otro.
     
    “La historia secreta del creyente es su tenaz esfuerzo por alcanzar esta lucidez sin sombra que da  a la experiencia humana su pleno alcance, a la fe su absoluta originalidad y al adulto su lugar exacto en lo creado y su papel de mediador entre Dios y aquellos hombres con los que le es dado vincularse personalmente, en su misterio”.
     
     Lo de tenaz esfuerzo puede ser confuso, creo que no se trata de voluntarismos y buenas intenciones, más bien un dejar ser lo que se es. Liberarse de metas y objetivos “caritativos” para conseguir “ser”. El ego religioso puede engañarnos de mil formas.
     
    Si da a la experiencia humana su pleno alcance, me puede hacer dudar del camino religioso  recorrido anteriormente, pero quizá ingrediente necesario para el despertar a la sencillez de lo auténtico, lo  humano que no separa  lo divino. 
     
    Transcribo el “papel mediador” en la adultez espiritual,  que,  al modo de Jesús, se realiza como manifestación de Lo Que Es, y como expresión de lo que somos todos los seres humanos en plenitud.

  • ana rodrigo

    Mi peripecia personal  de estos últimos días está en relación directa con mi reflexión sobre esta tercera entrega.
     
    He tenido unos días en los que las circunstancias exteriores a mí, me han desbordado, con la consiguiente falta de tiempo, el consiguiente estrés y la dificultad para la reflexión personal, el poder mirar hacia adentro de mi interioridad; los pensamientos, los sentimientos las emociones, todo queda embarullado y caótico.
     
    Esta mañana yendo en el coche escuché que un filósofo inglés (no recuerdo cuál) dijo que cuando levantamos la polvareda ya no vemos nada. Estupenda imagen de lo que en muchísimas ocasiones nos ocurre. Los compromisos, las tareas diarias, las preocupaciones, el ir y venir y volver, en ocasiones nos hacen perder el rumbo y el norte de nuestra vida.
     
    Las filosofías orientales insisten mucho en la consciencia de lo que hacemos, pensamos y sentimos. Y esto que casi nos lo tomamos como un exotismo, como algo marginal, desde mi punto de vista, creo que sería la primera asignatura de la vida que deberíamos de aprender en occidente, el oriente, en el norte y en el sur.
     
    Nos es más fácil vivir hacia fuera que combinar esta forma de vivir con vivir hacia adentro. Esos momentos de silencio exterior e interior deberían ser momentos intensos de “cargar baterías” para que la consciencia se convierta en un hábito.
     
    En ese mundo interior es donde se forja nuestra auténtica identidad, nuestra “manera de ser”, nuestro SER.
     
    Lo difícil es mantener el equilibrio entre vida hacia adentro y vida hacia fuera. El individualismo y la superficialidad son los dos enemigos que siempre están al acecho.
     
    Lo que yo, en mi persona, claro, no acabo de ver clara es la frase de Lègaut “ la intensidad de la vida espiritual se mide por la necesidad de comunicación”. Yo creo que depende del carácter de cada cual, pues sabemos que hay personas extrovertidas y personas introvertidas, y que no todo el mundo tiene porqué tener esa necesidad de comunicación.
     
    Con que sí estoy de acuerdo es con la facilidad de la impostura y el riesgo que tenemos de caer en incoherencias cuando hablamos de algo que no vivimos, que no somos.

    De todo ello concluyo que lo más importante en el ser humano es llegar a SER, forjarse una trayectoria personal con las diferentes herramientas que nos proporciona la vida, seguir un proceso, perseguir un proyecto, estar siempre muy despiertos y muy despiertas, cultivar la consciencia y seguir caminado siempre, “caminante no hay camino, se hace camino al andar…” dice nuestro gran poeta A. Machado.

  • Luis González Morán

    El contenido del hilo es fascinante.
    Con relación a la cita bíblica que recuerda Oscar de memoria (dice hermosamente “cito de recuerdo no más”) y vuelve a repetir Antonio, el texto original es mucho más exigente y literalmente es el siguiente: “”Si alguno dice: “Amo a Dios” y aborrece a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”,  y se encuentra en la primera carta de San Juan 4,20.
    Y digo que es más exigente porque califica directamente de “mentiroso” a quien tal cosa diga y ya no habla del “prójimo”, sino que lo convierte en “hermano”.
    Un abrazo.

  • oscar varela

    Hola!
     
    A riesgo de quedarme varado y de a pie en el Curso,
    me he puesto a pensar calmadamente la Premisa Mayor, de la que –según nos comenta el Profe Mingo- partiría Légaut:
     
    1- Légaut quiere partir de lo real. Por eso escoge partir de esta constatación: no es tan fácil amar al prójimo.”-
    ············
    No niego que es una “constatación” válida. Pero dudo que sea un “punto de partida”.
     
    Porque me parece que la experiencia en el “trato” de los seres humanos hay un “antes”.
    ············
    En efecto, para  sentir que no es fácil amar al prójimoantes” tuvo que haber habido ese amor.
     
    Lo que puede ocurrir –pero es sólo una alternativa (no una única posibilidad)- es que sienta la dificultad.
     
    Pero en “todos” los casos normales hay una inclinación (pondus) a espero-confiar en el otro.
     
    Puede ocurrir –repito-, que quede defraudado ese conato (por defecto o por exceso) [falluteado o embobado –dice el lunfa argentino], pero el “punto de partida” del ser humano –a mi criterio-, es la generosidad: pone donde no hay; le basta con que le “den pie” para hacerse peregrino acompañante; ve una Constelación donde sólo hay puntitos luminosos en el cielo astronómico.
    ···········
    Creo que habría que considerar –si fuera verosímil mi “constatación”- las consecuencias para aceptar, corregir o des-autorizar (en qué proporción ¿no?) el “camino” tomado por Légaut.
    ···········
    Resumo con la frase: “La “dificultad” sólo puede serla de una anterior “pre-tensión”.
    ···········
    ¿La estoy “em-barrando”?
     
    Entonces para que esto no sea tan “núcleo duro” me humillo contando un breve y tonto chiste:
     
    – ¿Ha visto lo que le pasó a Jorge?
    -¡No! ¿Qué le pasó?
    – Murió embarrado
    -¡¿Cómo, se ahogó en el barro?!
    – ¡No, hombre! Lo mató un tal “Barros”.
    (sonrisas en el Taller)
    ·············
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Kaláa

    Imagino ya la vida de Légaut  apoyado siempre en algo que no es él mismo…. apoyos   sin los cuales le sería imposible dar dos pasos,  familia,  educadores,  amigos…. son lo más próximo,  pero también temporal.
    Hacerse con leña para pasar el invierno…Es también un apoyo urgente, apoyándose en sus vecinos.
    Y las ovejas!  cuidarlas, procurarle lo necesario… otro apoyo del profesor metido a pastor que esperará , sobreviviendo a costa de sus..¿ sus ovejas?  la llegada del intermediario para conseguir  capital.
    Nada me resultaria ajeno al utilizar este soporte de apoyo.  Es raro est reconocimiento?
     
    Saludos.

  • Fico Sánchez Peral

    “¿Cómo hacer del otro nuestro prójimo… y como ayudarle a que haga de nosotros el suyo?…,  “La forma de dar vale más que lo que se da”… Darse, dejarse tomar, estar (ser) disponible, imposible necesario, deudor insolvente… comunión en el ser, comunión en el carecer…
     
    No sé…, me pierdo. Si difícil es conocerse uno a sí mismo para saber en qué modo uno se da o se deja tomar (darse recibiendo, recibir dándose), qué no será conocer lo que el otro necesita y espera de ti cuando, además, normalmente suele ser un herido que aparece y desaparece de improviso y no da tiempo de casi nada… Y aún así (imposible necesario) se hace lo que se puede, y te quedas hecho polvo, porque, por más que lo intentes, no logras percibir si le has dado -o dejado tomar- lo que él necesitaba. No se puede hacer al otro un interrogatorio y si alguna vez se pudo, es él el que necesita hablar, interrogar, ser escuchado… y aún así, casi nunca nos revela demasiado (más allá de lo material) como para saber qué dar y cómo darlo; a lo más: cercanía, escucha, compañía… En el mejor de los casos se darán miradas de comprensión desde la impotencia, comunión, complicidad… ese no sé qué de uno que las apariencias transmiten sin poderlo manifestar de otro modo y que pasa al otro… y que –a veces- el otro retorna también con ese no sé qué indescriptible…
     
    Sólo en situaciones límite para ambos, situaciones de mutua indigencia igualadora, es cuando –porque ambos son naturalmente iguales- no hacen falta explicaciones.
     
    Pero aun entonces uno se sigue quedando hecho polvo, queriendo haber podido hacer algo más que aliviara mejor la necesidad del otro… Me pregunto cual es esa cualidad igualadora de las situaciones límite intrasladable a las situaciones más normales… Y debería saberlo por experiencia, porque he sido enfermo junto al enfermo. Pero debe ser eso: el Ser, lo cual no es fácil de lograr la mayoría de las veces. Incluso, llegado el caso, uno va y lo hace lo mejor (o lo menos mal) que puede, pero es mucho “más fácil” hacerlo que explicarlo, porque pertenece al ser, no al decir, ni al obrar ni al tener y uno –en su impotencia- puede ser honesto al intentar hacerlo. Pero ya me dirás cómo –al analizarlo- se puede ser indigente con el indigente, si luego uno se vuelve a casa (o sea: no es indigente como el otro) mientras él duerme en la calle…
     
    ¿Cómo ser deudor insolvente sin fabricar moneda falsa…? Choque con lo imposible… Nostalgia de aquello de lo que somos incapaces por más que lo deseemos…
     
    Todo este lío dirigido a afinar el modo en que uno se acerca al otro, no sé si será amor, seguramente no del todo, pero en ello andamos, en ir aprendiendo a que lo sea, sobre todo para el otro.

  • mªpilar garcía

    Reconozco, que he tenido que leer con tranquilidad esta tercera entrega; no adelantarme, porque ML. va respondiendo a los interrogantes que el mismo iba sintiendo.

    Creo que es un trabajo, no de un día… es irse descubriendo toda su interioridad; es, ¡el camino…!

    Sobre el amor, estoy de acuerdo con Sergio Z. Percibo, que en la parábola, más que “pedir amor” pide “solución” a un problema ajeno,  que cualquiera puede encontrarse en la vida.
     

    Jesús, pone dos ejemplos claros, el que debería por “vocación personal” hacerse responsable del herido, y no lo hizo; y el viajero, que se “conmovió”… pudo pensar: “me podía haber ocurrido a mí”.

    He hizo todo aquello, que a el le hubiese gustado  le hicieran;  y así actuó, con auténtica magnanimidad; ni siquiera se quedó para recibir agradecimiento.

    Lo perfecto (lo que desea ML.) es sentir amor por el prójimo, sea cual fuere. Reconoce, que eso no sucede naturalmente en nosotros.

    Presenta una oportunidad que si es posible; decidido a seguir el camino elegido, contando con nuestras limitaciones, pone toda la carne en el asador…
     

    Y ¡sucede! se puede estar dando la vida sin esperar nada, sintiendo prójimos, a quienes pasan por la nuestra.

    Quizá no sintamos ¡Amor! total, pero si estamos, si nos estremece el ser de los otros… estamos de alguna manera en ellos y ellos en nosotros.
    mª pilar

  • pepe sala

    No tenía intención de participar activamente en este curso.

    No me puedo resistir a decir que el ” taller” que nos ha compartido Sergio me parece mucho más ilustrativo que una enciclopedia de mil páginas.

    Agradecido, Sergio, porque al fin he entendido algo del curso ” taller”.

    Abrazotes

  • Sergio Zalba

    Un paréntesis inicial: no me ha resultado una lectura ‘entretenida’. No veía el momento de llegar al final. No obstante, valoro su profundidad, su hondura.
     
    Ahora mi comentario:
    En mi diaria actividad de trabajo social (nombre horrible ese de ‘trabajo’), percibo dos cosas con bastante claridad:
     
    Primera: los “heridos” que llegan en búsqueda de ayuda, esperan muchísimo más que lo que piden de palabra (alimentos, vestido, medicamentos…). Anhelan ser escuchados, considerados, tenidos en cuenta, valorizados… Parece que lo que buscan no es alguien que los asista, sino un prójimo. Y me gusta cuando se enojan, gritan o patalean. Los que más se enojan no son los desagradecidos, tal como lo suele entender el tradicional mecanismo caritativo, sino, los que conservan mayor “cantidad de vida”.
     
    Segunda: me siento con una importante capacidad de ‘actuar’ mi proximidad. Tanto, que me satisface observar cómo se van relativamente contentos quienes muchas veces no han recibido más que sólo unos minutos de atención y de diálogo fraterno. Pero muchas veces me pregunto y me sigo preguntando si es verdad que los amo. Creo que no. Aunque los respete y los valore.

  • Domingo Melero

    Estoy preparando la siguiente entrega (la nº 4) pero quisiera decir algo antes respecto de la anterior, o sea, respecto de esta 3ª que está colgada y que versa sobre «El otro y el prójimo». Cuando he ido a resumirla para mí, me he hecho esta especie de inventario de cuestiones y de reflexiones.
    1. Légaut quiere partir de lo real. Por eso escoge partir de esta constatación: no es tan fácil amar al prójimo. Dicho de otro modo: no es tan claro que sea cuestión de voluntad hacerlo, y ni tampoco es tan claro en qué consiste.

    1.1. La dificultad de hacer del otro el prójimo no se debe sólo a una deficiencia de nuestra libertad o de nuestra capacidad; no es algo que se solucione con técnicas psicológicas o ascéticas. Ni tampoco es algo que se solucione con una ayuda sobrenatural que cambie desde fuera nuestra incapacidad o imposibilidad. Por último, cabe una cuestión: el amor al prójimo, ¿puede ser un mandato o una ley? Una ley es algo claro e igual para todos. ¿Es así esto de hacer del otro el prójimo? Justo ése no fue el caso del samaritano.

    1.2. Hay que pensar, además, en qué consiste hacer del otro el prójimo. Hay ahí distinciones importantes: amar no es lo mismo que servir, que ser útil, que prestar un servicio, que dar algo y responder a una necesidad, que ser solidario. No es sólo dar en el orden del tener (del hacer, del decir) sino comulgar en el orden del ser. Pero, por otra parte, el “ser” no es algo que se suma o que se aporta, como un elemento añadido, en el mismo plano que el resto. Es del orden del modo de dar, del modo de estar en el dar.

    2. Por otra parte, hay tres dimensiones que considerar en lo real, pese a que, entonces, la dificultad de hacer del otro el prójimo se torna prácticamente imposibilidad: el número de los que somos (hemos sido y seremos); las condiciones de extroversión y de limitación de la vida moderna; la profundidad y lo insondable del ser del otro singular y particular.
    Sobre esto último. Cualquier atributo aplicado a nosotros respecto de un ser allegado nuestro, ¿no es algo (un ideal) imposible y sin embargo necesario? “Ser” el hombre de una mujer de por vida (o vicevesa); “ser” el padre de los propios hijos (o viceversa); “ser” amigo de nuestros amigos; todo ello, ¿no es un imposible por otra parte necesario, que aboca a la situación de “deudor insolvente”? ¿Cuánto más no lo será ser relevante para otros más allá de este círculo limitado?

    3. El camino de llegar al otro es mirar de frente la propia carencia de ser y compartir esta carencia. Hacerlo es cuestión de hondura personal; no de mera determinación. En cambio, contribuye a ello la fraternidad que se capta en las situaciones límite. Todo el mundo conoce, de una u otra forma, a lo largo de la vida, situaciones así que acercan a comprender hacia dónde nos lleva esta meditación.

    En cierto modo, Légaut retoma aquella frase circular que Pascal puso en boca de Jesús: «No me buscarías si no me hubieras encontrado». Légaut viene a decir: no seríamos capaces de mirar de frente nuestra incapacidad, limitación e imposibilidad de hacer del otro el prójimo si ya no lo fuéramos en cierto modo.

    Pensar desde esta perspectiva el ser real de Jesús es otro elemento de la meditación de Légaut. Sin embargo, no entro en ello por ahora, entre otras cosas por no alargarme más.

  • Sarrionandia

    Di-vagando o vagando a través de… ¿?
    El amor, en interacción de prójimos e inspirado creativamente por Dios es inverosimil e imposible, además de inconcebible e inseparable.
    Inverosimil -no disponemos de ninguna similitud aclaratoria de verdad
    Imposible -tampoco tenemos recursos propios para actuarlo
    inconcebible -ni disponemos de conceptos para capturar su realidad
    Inseparable -amar a Dios es amar lo que El ama: el Hombre!

  • Kaláa

    Para interpretar la parábola según Légaut,  tendría que ver yo en el herido al mismo Légaut que carente de valor y fortaleza gime  tirado…
    Quién pasó más  cerca de Légaut?… La mujer, es quien lo levanta y lo arrastra siendo su soporte….
    Será este suceso lo que genera lo inconcebible…   Seguiré pensando sobre la plantilla que es mi vida.
    Saludos.
     

  • oscar varela

    Hola Maestro!
     
    ¡Gracias por la guía! Una palmadita en el hombro nunca está de más.
    ·········
    Comento algunos retazos de tela que van quedando de los “cortes”:
    ·········
    I.- COINCIDENCIA (anticipada, o sólo me parece?):
    ·········
    1º) “EL OTRO Y EL PRÓJIMO” -marcel légaut- (pág. 115) (02-Febrero-2010)
     
    – “En la perspectiva evangélica, parece que hacer del otro un prójimo consiste, primero, en atribuirle realidad, en hacer de él alguien que existe de verdad.”-
     
    – “Y consiste, además, por vía de profundización, en tender uno mismo a convertirse en prójimo para él y llegar a existir de verdad ante su mirada.”-
    ···········
    2º)  Comentario en Entrega 2 – oscar varela (01-Febrero-2010)
     
    – “Ver algo ese verlo en su paisaje. Lo traemos recortado por nuestro “enfoque” o interés.”-
    [Cuando ese algo es “otro ser humano” se dan estos pasos]:
     
    A) YO al OTRO
    – “Es con esa IMAGEN SENTIMENTAL con quien realmente tratamos.”-
    – “Es conveniente procurar cuidar esa “imagen en permanente construcción/de-construcción.”-
    – “Hay una tarea “amorosa” por hacer: potenciar en la Imagen, las “gracias” del re-presentado.”-
    B) El SÍ MISMO del OTRO [percibido en la Imagen que Yo creé de él en mí]
     
    – “La IMAGEN trabajada por mi consideración amorosa iluminó al Otro, zonas “imperceptibles” para él mismo.”-
     
    C)  El OTRO, entonces, A MÍ:

    – “Des-cubrir que el “nuevo” paisaje del Otro me hace notar zonas propias que necesitan iluminación com-pasiva.”-
    ·········
    NOTA:
    a) Légaut ve todo este intríngulis en lo que él llama “la perspectiva evangélica”
    b) Yo no necesito tal; quizás por tenerla recibida, poseyéndola en la forma de “culturata”.
    ·········
    II.- “EL OTRO Y EL PRÓJIMO”  (pág. 118)
     
    – “El buen Samaritano, cuando encontró al herido en el camino, lo hizo su prójimo haciendo por él lo que hubiese deseado que a él le hiciesen en circunstancias parecidas.”-
     
    – “Se empleó con el ánimo y el ardor de quien no ha tenido un prójimo de esa clase desde largo tiempo atrás y piensa que en el futuro tampoco lo tendrá”-
    ·········
    Parecería que Légaut va apurado a des-acreditar (págs. 118-120 donde nos cuenta la imposibilidad del amor al prójimo), a negar “todo” valor, menos-preciando al quehacer del ser humano.
     
    Digo esto por el sentimiento burdo que pone en el “buen” Samaritano, que contradice el sentido expresado en la Pábola, que nos cuenta de un corazón con-miserado como único y principal motivo de su aprojimación.
     
    ¿Qué le pasa a este “monje” extremista? – Habrá que explicarlo ¿no?
    ··········
    ¡Seguiremos todavía! – Oscar  

  • M. Luisa

    Ya ves, Oscar,  la intelección plena  no debe entenderse a modo de un esfuerzo propio arbitrario aquel que, tal vez fuera el mismo que  un día me atribuiste sino que siguiendo a Légaut  vemos que la acción misma de  la  intelección   está movida  por una  búsqueda fundamental. Una búsqueda fundamentada en una intelección primaria  a la que se le sustrajo el momento  experiencial  humano.

    todavía, como no, cordialmente

  • Antonio Duato

    La participación este hilo-taller sigue siendo interesantísima. Se va “cortando la tela”. Fico nos ha dejado el testimonio de esa impresionante proximidad que se produjo entre enfermos terminales o casi.
     
    Pero voy sólo a re-coment(d)ar las dos interesantísimas intervenciones de Oscar Varela que no hay duda que se toma muy en serio cada nueva entrega.
     

    Estoy de acuerdo con que Légaut era un intelectual, pero trabajador original de la inteligencia no desde la comunidad intelectual. Como poeta era Miguel Hernández antes de llegar a la Casa del Estudiantes y relacionarse con la generación del 27 y con la del 39.

    Estoy totalmente de acuerdo con que Légaut fue un misionero contra la banalización de la vida humana. Esa es una de sus claves mayores.

    Has captado bien, Oscar, la importancia de esos dos calificativos –inverosímil e imposible– a los que él llega al profundizar en la parábola evangélica y querer comprender lo que exige de veras ese “hacerse próximo” totalmente. Él ha encontrado ahí el misterio, el “no se qué”, que no se le ha revelado desde una revelación exterior sino buscando dentro de sí. En 1960 aún no había expresado esto con palabras precisas. Pero ahí está, como hemos dicho, la raíz de lo que después quedaría más trabajado y mejor expresado: la triple fe en sí, fe en el otro (cuyo principal referente es la fe conyugal y la fe en el hijo) y fe en Dios (que no es sino lo que subyace en las otras dos).

    Presiento que si sigues con esta atención vas a encontrar ese no se qué de especial que a muchos nos ha aportado nueva luz a lo que habíamos oído y leído a tantos. Y verás cómo no se contradice con esa cita que haces de memoria que creo que es de Santiago, no de Jesús: ¿cómo puedes decir que amas a Dios a quien no ves si no amas al prójimo a quien ves?

    Y me paro. Pero tu segunda intervención me ha hecho pensar en la inverosimilitud de la aparición del hombre, en la imposibilidad de saltarse la ley de la entropía universal, en la aparente contradicción entre no ser nada y serlo todo.

  • oscar varela

    Hola!
     
    El Curso es en torno a la vida y pensar de Marcel Légaut. OK.
     
    Me llega empaquetado como obsequio de gente que no conozco personalmente, pero que por referencias y el trato que vamos teniendo, me son “confiables” y vale la pena dedicarle parte de mi tiempo vital.

    Ese es mi “supuesto” al enfrontarme con Légaut en sus escritos.
     
    Es con esa “confianza” que me dejo “saltar los tapones” a pensamientos trillados.
    ············
    Légaut –creo yo-, está pensando y escribiendo cosas “des-cabelladas” como, p.e. éstas:
     
    1ª- (págs. 117/8) –“La experiencia cotidiana de la vida no es la única que nos hace descubrir lo inverosímil del amor al prójimo que … el Cristianismo exige a cualquiera que se proponga corresponder al espíritu de Jesús.”-
     
    2ª- (pág. 120) –“Muchos creen que amar al prójimo al que ven es más fácil que amar a Dios que no ven”-
     
    Nota: ¡Atención! Légaut está “poniendo patas arriba” el conocido dicho de Jesús: “¿cómo amar a Dios a quien no ves, si no amas al prójimo a quien ves?” (cito de recuerdo, nomás).
     
    3ª- (pág. 120 continúa la anterior cita) –“En verdad, estos dos movimientos en lo más íntimo del hombre, designados por el mismo nombre “amor”, son tan imposibles [¡epa! ya no sólo inverosímiles] el uno como el otro. Son tan inseparables como inconcebibles.
     
    Nota: los resaltes en cursiva son de n/Maestro de Curso. Por algo los habrá puesto, y tengo que hacerme cargo de ello.
    ·········
    Evidentemente, acá hay cualquier cosa menos “habas contadas”; sino ¿para qué perder el tiempo? ¿O me estoy equivocando?
    ·········
    Esto no interfiere que esté de acuerdo o no con Légaut, o que nuestras experiencias vayan en direcciones complementaria o diametralmente distintas. Sólo intento hacer un esfuerzo de honestidad intelectual y buscar entender (aproximarme) al objeto del Curso.
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Sarrionandia

    COMUNION… meta de todos los decires,
    El amor es comunión entre prójimos con Dios. Atender y servir al otro sin aires de superioridad. Mostrarle los valores vitales sin darle lecciones: dificilillo el asunto! ML corta el pelo por el eje en cuatro partes. No sé si hace sicología del amor o amor de sicología. Jesús dijo que si el grano de trigo no muere queda sólo y estéril y, si muere, da mucho fruto. Nosotros, no el grano sino los granos, los molemos, los amasamos, los leudamos, los horneamos y nos los comemos. Este último gesto Jesús nos lo devolvió como eucaristía (agradecimiento) para que lo comiéramos en memoria suya. De la muerte surge la vida y de la multitud la unidad, la comunión.
    Mucha divagación, no es cierto? Pero menos que Oscar.

  • Kaláa

    Desde luego que   la cantidad de tela es apreciable a simple vista,  y me lleva  tiempo medirla. ..
    Quizás sea ese el problema, la cantidad. A más tela,  más precio a pagar . Pienso  si lo  mismo me arreglaría con menos cantidad…. En los tiempos de hoy en que se aprecia lo básico,  esperar a las rebajas es lo que hace la mayoria.
    Las rebajas, son los chalanes de hoy,  a quien se recurre  cuando estás … que no llegas a fin de mes.
    Esto que marco aquí no será  un pensamiento muy intelectual,  pero  rebajas y chalanes simulan  idéntica función,  son el S O S del que sufre  carencia .
    Saludos.
     
     
     

  • oscar varela

    Hola!
     
    Empujado por el enorme espacio consumido, terminé de apuro el anterior comentario.
     
    Nada hay que no esté em-pujado al “lugar” que su “medio” le otorga. Nada.
    Salvo el ser humano, quien, con maneras suaves o a los codazos, intenta abrir una brecha donde alojar su existencia.
    En ese “negocio” dramático consiste la vida humana. Aprendiéndolo a vivir se nos va la vida.
    ········
    Un tipo como Légaut y varias generaciones alrededor, sentían que la presión arterial de la vida de su tiempo perdía vigor interno. El mundo se llenaba –pensaron ellos-, a costa de un vacío de sentido. Las Masas se rebelaban y sus Líderes prostituían su nobleza en la dilapidación de lo heredado.
     
    Ya señalé algunas manifestaciones, a las que podría agregar el afamado tango de Enrique Santos Discépolo, Cambalache, –p. e., en los versos:
     
    – “Igual que en la vidriera, irrespetuosa, de los Cambalaches,
    se ha mezcla’o la vida.
    Y herida por un sable sin remaches,
    ves llorar la Biblia junto a un calefón.
     
    Siglo veinte, Cambalache, problemático y febril;
    el que no llora no mama, y el que no afana es un gil.
    ¡Dale nomás! ¡Dale que va!
    Que allá en el horno nos vamos a encontrar”-
    ·········
    Un cristiano “misionero” -de alma sensora y entrega total como Légaut- no dudará un instante en ir hasta ese horno infernal a “salvar” la Palabra de Dios herida por el inútil sable sin remaches de un mundo banal.

    Esa es la palabra de la época, que le corresponde al mundo civil: BANALIZACIÓN.
     
    Todo cosa, todo gesto es sospechado “banal”, in-consistente, frívolo.
    Haga lo que haga el ser humano está condenado a su inutilidad.
    Y aunque logre cierta eficacia, ésta se diluye en nada, ante la no-universalidad.
     
    Médico y Enfermo están en igualdad de condición: carenciados ambos.
    Sólo allí –en la Pobreza y Humildad-, sólo allí se pueden reconocer.
    Hasta ese “extremo desesperante” hay que llegar para reconciliarse con la vida plena.
    Pero eso sólo es posible en la “bisagra” de la Muerte.
    ···········
    ¿Será esto así?
     
    Yo pienso que sí. Solamente que no tan solo “eso”. Que ni siquiera “eso”.
     
    Están los estadios de lo efímero y urgente, sin los cuales no habría vida (la única que hay porque es la única que experimentamos; que si otras hubiere deberían de pedir sus credenciales a “ésta” para circular y tener algún valor).
    ··········
    Excursus para “intelectuales”: ¿No se percibe en ese extremismo des-aforado el mismo espíritu generacional que hubo inspirado a E. Husserl para estrujar y “presionar” la “CONCIENCIA” hasta dejarla sin contenido -como “entre paréntesis”- con su método de “reducción fenomenológica” (epoké) para lograr la UNIVERSALIDAD de las ideas?
    (Andaría con más cuidado si tuviera que decir que Légaut no fue un intelectual de pura y buena cepa)
    ··········
    ¡Tanta tela hay para cortar!
    Y yo que no he tomado aun la tijera entre mis dedos ¿Qué tendré que hacer?
     
    Por ahora, ¡seguir yendo!, no sin cierta desesperación – Oscar.

  • Miguel A. Pérez

    La verdad es que recibi la noticia de este curso con gran alegría por dar la oportunidad de divulgar la figura y el pensamiento de Legaut entre muchas personas que, seguramente, no habían oído hablar de él. Ahora, tras la entrega tercera, constato que se me hace más farragoso entrar en el pensamiento de Legaut siguiendo el curso que leyéndolo (y releyéndolo, eso sí es fundamental) directamente en sus libros. Ciertamente no es un escritor fácil, quizá por que su forma de expresarse es más coloquial y asequible, que textual y es necesario volver sobre sus expresiones para no sacar conclusiones precipitadas, que me parece advertir en algunas de las intervenciones.

  • oscar varela

    Hola!
     
    -“¡Hay tela para rato!”- se hubo dicho al comenzar este Curso.
    ··········
    De Cervantes es; lo que no recuerdo es si está en el Don Quijote o en los Entremeses.
    Se trata de aquel argumento teatral sobre la estafa de un sastre a su cliente,
    quien le había llevado una “pieza” de tela para que le confeccionara una “caperuza”.
     
    El cliente, que también “se las traía” en el regateo, preguntando si del corte se podían sacar dos.
    – ¡que sí, hombre, que se puede! –fue la rápida respuesta del sastre
     
    Sospechó el cliente que todavía sobraría tela, que se la quedaría el sastre; entonces insistió:
    -¿Acaso se podrían hacer tres caperuzas …?
    – ¡que sí, hombre, que se puede!
     
    Y así hasta la vergonzosa cifra de cinco.
    ETC.
    ·········
    Atento al Cuento, andaré con cuidado de no de-fraudar-me.
    ········
    Este Comentario se ha de circunscribir a la “pieza” de tela escrita en el propuesto capítulo sexto, «El otro y el prójimo», de Trabajo de la fe, de 1962, sin intentar “des-cuartizarla” (ya le llegará su hora, que si la empiezo en esta semana, temeré “adelantarme” –lo que es de muy mala educación).
    ·········
    Lo primero que hago es “poner mis cartas sobre la mesa”, enunciando dos Principos (extrañamente antitéticos) que rigen el “leer” como lo que es: “interpretación de decires”. Suenan así:
     
    1º) Todo decir es deficiente   –dice menos de lo que quiere.
    2º) Todo decir es exuberante –dice  más de lo que se propone.
    ·········
    No se vaya a creer que estos enunciados son mucho más estrambóticos que el texto de Légaut.
    Por el contrario, gracias al auxilio de esos Principios me animo al trazado de la tela a cortar;
    que no se corta a la sanfaçon, sino según reglas geométricas de “aprovechamiento”.
    ··········
    Melero mismo es quien nos da pautas claras de que así hizo él con el Texto de este Cap. 6.
    Nos dice en Nota al pie: “Los números entre corchetes y los elementos en cursiva no son del autor” (sino de Melero).
    ··········
    Melero se (y nos) traza un Mapa del Territorio, que es “todo” el Cap. 6 de Légaut: EL OTRO Y EL PRÓJIMO.
    Más cauteloso que yo, no arriesga “titularizar” los 4 items en que –por fin- des/cuartizó la tela.
     
    Yo sí, porque el Mapa es una “exuberancia” del Territorio y me de-velará secretos que de otra manera no podré recorrerlo provechosamente.
    ···········
    Notemos que el “Territorio” siempre es el mismo: el escrito de Légaut, pero “ese Mapa” es de Melero; y mi titularización intenta completo-profundizar el mismo Territorio exuberando el mapeo … y los lectores y/o comentaristas –sépanlo o no- hacen lo suyo.
     
    De esto no hay escpatoria. Ya lo decía J.L.Borges: “el Libro se constituye cuando encuentra su Lector”.
    ··········
    Y, ya que estamos, y sin ser ajeno al asunto, enunciaría un más radical Principio de la Interpretación:
    – “Si dos dicen lo mismo, no es lo mismo”- (si duo dicunt idem, non est idem)
     
    La razón profunda de este Principio es el marco del primer item señalado por Melero (cuya “titularización” corre por mi cuenta y riesgo)
     
    [1] (págs. 115 – 126) “DISTANCIAS” evangélicas de la aproximación (Herido y Curador).
     
    [2] (págs. 127 – 130) “EL MENSAJE” de Jesús.
     
    [3] (págs. 130 – 132) “VIDA PERSONAL” o “JESÚS”
     
    [4] (págs. 132 – 135) “SOLIDARIDAD” Y “LA MUERTE” (paradigma máximo)
    ···········
    ¿Qué he sentido al recorrer el Territorio de Légaut por mi cuenta y con la ayuda del mapeado?:
     
    Que antes de cortar la tela, se me impone reconocer que sólo es una tela particular en la vasta tejeduría de formas de la vida humana. Estoy frente a un “cristiano”; y, no cualquiera o genérico, sino de “entrega total”.
     
    Este “tipo” de cristiano pretende ser copia fiel del “original”, e.d., Jesús: un des-esperanzado de este mundo.
    ¡Ahí está la Muerte!, sino, para justificar lo acertado de tal interpretación de la vida humana. Este mundo es un “valle de lágrimas”.
    Por las mismas fechas en que Légaut andaría destilando experiencias, un tango la describía como “herida absurda”, y Sartre como “pasión inútil”, y el barato existencialismo como “angustia”.
    ···········
    Pues bien, este “tipo de mirada, consideración o pensamiento” es de un “extremismo” arrasador.
    ···········
    En todo PAISAJE hay PUNTO DE VISTA y HORIZONTE, es verdad.
    Pero ellos, por muy necesarios e importantes que sean, no tienen sustentabilidad (ni existencia, por lo tanto) más que en la “función” o “servicio” que prestan a las realidades acontecedoras (por más efímeras que se las perciba; un “hai-kai” japonés dice: “la vida es sólo una gota de rocío … y sn embargo …”).
     
    Los Puntos cardinales no existen más que para orientar nuestros pasos peregrinos.
    ··········
    Ahora bien, y termino –por ahora-:
    El Paisaje de este “tipo de cristiano” es plenamente “chato”; sólo tiene
     
    A) PUNTO DE VISTA: un Yo “vaciado” de mundo
     
    ¿podrá ver o pretender ver? ¡Sí!, el otro polo que le hace de partenaire:
     
    B) HORIZONTE: Dios.
     
    ¿Y el matizadísimo mundo y multifacética y concreta vida?
     
    – ¡Bueno! Ya nos lo enseñó Platón y un tango titulado “Sombras nada más”.
    ············
    (continuará) ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Antonio Vicedo

    En mi consideración,  amor es una actitud vital de consideración del propio bien y de su finalidad relacional de entrega para que los otros participen de él.
    En esa actitud el propio sujeto personal, después de haber vivenciado la relativa realidad de su bien personal, desde sus propias capacidades (razón, voluntad y sentimientos; nadie puede dar lo que no tiene), descubre que ese bien es mayor y más real, si lo comparte con los demás, especialmente con los que presentan carencia o deficiencia  del mismo.
    Es la actitud adulta de ofrenda y disponibilidad del propio ser personal, como bien, que ha superado la etapa infantil de considerar únicamente bien todo aquello que necesitaba, podía conseguir y acumular como medio de supervivencia y realización propia.
    El amor es una propia y personal donación, en tanto sujeto, que va más allá de la oferta y entrega de algo que uno puede tener, aunque en esa entrega, si se trata de algo que uno necesita, se concreta y es signo de la propia entrega y disponibilidad personal. 
     Es el hacerse unos con otra u otras personas, del modo posible.
    Esta actitud de donación ciertamente es primordial con aquellos que su presencia real y encuentro es, de algún modo, más concretamente relacional en tiempo y lugar, pero siempre que no bloquee la disponibilidad universal en cuanto se presenten formas o modos de vivir, con idéntica actitud,  esa disponibilidad de auto donación fraterna universal.
    Cosa que incluye la conciencia de universal relación y la actitud de práctico agradecimiento vivencial ante la realidad de cuanto se nos hace presente viniendo de todos los demás, incluidas principalmente, por noticias, sus carencias y necesidades extremas. ¿Cuánto de esa presencia universal fraterna hay: en un grano de arroz, un pescado, una cuchara, la casa en que vivimos, la ropa que usamos, la medicina que tomamos, etc.?
    De parte de Jesús, hay dos actitudes que me han tocado en profundidad: “Nadie es considerado profeta en su tierra y entre los suyos”. Y ¿Quien es mi madre y quienes son mis hermanos? En su parábola ¿Quién se comportó como prójimo del mal herido de la cuneta del camino?
    De parte de Légaut, este párrafo, si por ese hablar,   entendemos  el lenguaje de la íntegra expresión personal o práctica vital: 
    Ha­blar y decirse a sí mismo y a su Dios y hablar y decirse a otro, son los dos tiempos de la respi­ración espiritual  (VIVENCIA) del hombre.

  • Fico Sánchez Peral

    UUUuuuufffffffffff!!!!!!!!!!!!! ¡Qué barbaridad!
     
    ¿Cómo se puede afinar y profundizar tanto? Ayer, al final, para poder leerlo del tirón enterándome de lo que leía, me tuve que comer media barra de pan, medio chorizo y casi media botella de vino… (y luego mi mujer se enfadó conmigo porque dice que no como nada, je, je, je…). Lo que pasa es que, tras la lectura, se queda uno anonadado con tal aluvión de finura y lucidez y ahora no sé que decir.
     
    “¿Cómo hacer del otro nuestro prójimo… y como ayudarle a que haga de nosotros el suyo?…Esta búsqueda, como la de Dios, se alimenta de los primeros resultados obtenidos para… gracias al vigor que de ellos recibimos…”, aprender a ser. Y en eso andamos, en ir aprendiendo.
     
    Voy a decir, no lo que pienso tras la lectura de ML, sino lo que me pasa cuando intento vivirlo. ¡Ya quisiera yo saber hacerlo mejor!, pero…? Uno se siente tan en pañales en estas cosas…
     
    Cada vez que me encuentro con alguien (y más si está necesitado), tras el encuentro, y por aparentemente atento al otro que uno intente estar, me alejo siempre diciéndome lo mismo: “¡Eres idiota, idiota, idiota…, te ha vuelto a pasar!!!!” Supongo que es debido a aquello de que “La forma de dar vale más que lo que se da”  y uno siempre se queda con la sensación de no haber sabido dar al otro lo que el otro necesitaba y no lo que uno puede, tiene, quiere o roñosea… Y acaba uno tratando de compensarlo dando afecto a base de gestos que a uno le parecen artificiales por más sinceros que quieran ser… ¿Llegar al corazón del otro? ¡Ojala pudiera y supiera!, pero no es porque uno sienta la indigencia a que se refiere ML (que seguramente no la siento como él dice, ¡pues anda que no me falta para llegar a sentirla!). No; indigente no, lo que me siento es ¡tonto del culo!, por haber vuelto a fallar a aquella persona. ¡Qué difícil es saber amar (lograr que el otro se sienta amado) en esas condiciones y, además, saber transmitirlo!
     
    Seguiremos intentando aprenderlo…
     
    En la única situación excepcionalísima en la que he sentido que, de persona a persona, y casi sin palabras, sucedía (o eso creía yo) que los corazones vibraban al unísono, ha sido ante la muerte próxima de ambos. Por mis enfermedades, estando ingresado en la planta de onco, he tenido la oportunidad de charlar con compañeros de habitación sobre la muerte… y entonces los gestos de afecto (tan deseadamente sinceros como los del párrafo anterior) no necesitaban de acento especial alguno: todo no podía ser y parecer otra cosa más que verdad… A lo peor dicho así -fuera de contexto-, a palo seco: hablar de la muerte entre moribundos, resulta un tanto bestia, pero entonces, aunque fuera duro, era casi natural, hablábamos de enfermo a enfermo “de nuestras cosas”, de igual a igual, y las emociones, complicidades, mudos entendimientos, guiños… miradas de verdadero cariño de cama a cama, cada uno con su jodido chute de quimio puesto, fueron y siguen siendo indescriptibles (se me murieron ocho de los compañeros de habitación que tuve…). Y, aunque fuera facilitado por las circunstancias, ¡qué caro sale a veces aprender a querer! Pero supongo que es así la cosa… y hay que irse puliendo.
     
    Hala, me voy, que si no me excedo… como siempre.
    Un abrazo. Fico.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Ya me pasó una vez. Ahora, de nuevo.
    Me explico:
    ··············
    1ª) sobre la “familia”
     
    * El 17-Enero-2010 – 2:45 am yo preguntaba:
    “¿y su esposa e hijos?” -Un esposo y papá que no está “chez soi” 7 meses al año
    ¿Qué “espiritualidad” desarrolló con sus familiares? – ¿Se sabe algo de ellos?
    ¿Cómo “sintieron” a su esposo y a su papá?
    ·············
    * Antonio Duato, el 17-Enero-2010 – 14:17 pm  me respondía:
    Te debería contestar Domingo Melero, “Mingo” para los amigos. Es el experto, te diría que te estás adelantando.
    Pasado mañana, Mingo, planteará la historia de Légaut, sobre la que tú te has adelantado a preguntar.
    ············
    2º) sobre el “núcleo duro” (creo)
     
    Encuentro que en la 3ª Entrega del Curso el “Maestro de Taller” nos guía preguntando:
     
    * ¿Qué es el amor? ¿Un sentimiento? ¿Un mandamiento?… ¿Quién es mi prójimo?
     
    * ¿Es posible el amor universal, el hacerse próximo a todos los hombres en sus necesidades?
    ············
    Pero ocurre que yo en la 2ª Entrega del Curso andaba exponiendo:
     
    Dos des-cabelladas (muchos años de “tirarme de los pelos” de la cabeza) Teoría (refritas):
     
    * “Curar  enfermos” Marcel Légaut no es Marcel Légaut, sino “con su circunstancia”.
     
    * “Niveles de Trato” Marcel Légaut es Marcel Légaut. Pero para encontrarlo, tengo que buscarlo en donde está.
    ·········
    Al comparar la 3ª Entrega con mi refrito me parece que el “núcleo duro” de Légaut:
     
    coincide en el Asunto o Temática: El Amor humano – Deficiencia y Curación–  Prójimo(s).
     
    a) totalmente:     en el Trato relacional “hombre – hombre”.
     
    b) parcialmente: en el Trato relacional “universal – individual” (hombre – sociedad)
     
    c) nadamente:    en el Trato relacional “hombre – Dios”.
    ··········
    ¿Habrá algo de esto?
    ··········
    En otros comentarios tendré que explicarme acerca de los “calificativos” (total – parcial – nadal).
    ··········
    En cuanto al asunto “familia”, no se si no levantará polvareda; aun con Unamuno (costumbre, no rutina) pues pareciera señalar una “imagen romana”: “está sentada en casa y teje” (domi seda lanifica).
    ··········
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Gabriel Sanchez

    A mi la intuición fundamental del 3 que expresa desde Jesús, la necesidad de depojarse y entregarse como unica via del verdadero amor y como forma y camino de converti-convertirnos en projimo, me parece profunda y realista.- Gabriel

  • carmen favard

    Muchisimas gracias de verdad por acercarnos a un gran desconocido.  Gracias, he aprendido mucho.
    Un saludo afectuoso

  • Fico Sánchez Peral

    Hola familia:
    Hoy la cosa se me está poniendo chula, llevo más de una hora para las trece primeras páginas; capto… con dificultad…, pero no retengo nada y releo, releo y releo, hasta que retengo el mínimo imprescindible para poder seguir adelante. Hasta que me he cansado y ¿sabéis lo que he hecho?, pues un descansito: me he cortado un poco de pan, un poquito (bueno, no tan poquito…) de chorizo de Sotillo del Rincón (Soria) muy rico y me he puesto un vasito de vino…, me lo he tapiñado todo, hasta las migajas que había sobre la mesa y… ahora en cuanto regrese mi mujer del trabajo…, pues a comer, charlar, sestear… Y luego retomo el tema. Un abrazo. Fico. (Habrá que vivir y compartir otras cosas, digo yo,  ¿no?).

  • Sarrionandia

    Tan interesante como el contenido o más, viene a ser el modo de presentación, el  lenguaje mismo que no es profesional sino artesanal. ML prescinde de los tecnicismos profesionales del filósofo y del teólogo. Su lenguaje es pulido personalmente con un interés y dedicación impresionantes; algo que se nota a pesar de las traducciones. Se ve que cada palabra y cada frase han sido talladas con interés y dedicación para lograr la comunión entre lector y escritor.