Otros temas

Autores

Archivo de entradas

Temas

Fechas

Calendario

enero 2025
L M X J V S D
 12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031  
7472 Artículos. - 113331 Comentarios.

El tío Tabaret y el Tribunal Supremo

Leyendo el auto motivador del requerimiento a declarar como imputado del Fiscal General del Estado,  et alía miembros de la carrera fiscal,  ante el instructor designado por el tribunal juzgador en este procedimiento, se me han venido a las mentes :

a) la sentencia de ese mismo tribunal en el caso de los EREs en la que siguiendo el esperpéntico guión elaborado por los negligentes fiscales y magistrados de esta Audiencia sevillana vio su novelada imitación de un relato de Dumas, padre, anulada a radice por el Constitucional; también aparecioseme , b) el voto particular de una magistrada de la sala que elevó al mismo TC el recurso contra la ley de amnistía en cuya redacción venía a decir que todo el razonamiento recurrente estaba anclado en una ficción jurídica expansiva (retorque malum in adversarios tuos et destrue illos) y recordé en medio de esas apariciones: c) la versión inicial del procés y la subsiguiente definitiva con claras muestras de elucubraciones verecundas de hechos visibles.

Pues con semejante panorama de literatura jurídica he recordado al releer el auto que diseña una operación político delictiva desde el ejecutivo a la fiscalía para ofender a un particular al que le gusta la fruta, al tío TABARET, investigador aficionado que aparece en la novela EL CASO LEROUGE que en 1865 publicó Emily Gabinou, creador del comisario Lecoq. La primera norma técnica del tío Tabaret que exige aplicar a sus seguidores en la investigación criminal es DESCONFIAD DE LA VEROSIMILITUD.

Esa norma la he aplicado ayer al auto que cito. El tío Tabaret debería ser llamado por el CGPJ a impartir algunos cursos de realismo basado en pruebas indubitadas a jueces, magistrados y fiscales. Ahorraríamos dinero del erario, sufrimientos a justiciables, prisiones a inocentes ( Sandro Rosel por citar uno clamoroso) y bochorno profesional a juzgadores deseosos de imitar a Perez Reverte en sus autos y sentencias. Desconfiemos  pues de la verosimilitud y presentemos pruebas indubitadas que es lo legal. Lo demás consúltese al capitán Alatriste que no está en la UCO.

Un comentario

  • Juan A. Vinagre

    Muy oportuna y sensata tu reflexión, Alberto. La justicia es necesaria y por ello merece respeto, pero no tanto como para (casi) “sacralizarla”. Si se “sacraliza” se le otorga un valor de cierta infalibilidad o incuestionabilidad, hoy inasumible. Nuestras verdades y decisiones son humanas y por ello pueden ser falibles. Si a esto añadimos condicionamientos sociales, ideológicos y psicológicos…  En suma, que la justicia también es humana, falible -incluso manipulable-, y por ello revisable. Aparte de que también es responsable. Por eso, a los poderes políticos les interesa tanto tener al poder judicial de su lado y utilizarlo…, aunque nunca lo reconocerán.  Y donde más “se utiliza” ese poder es en los países con mucho poder político y económico o con mucho retraso sociocultural… (Es curiosa esta coincidencia, aunque sea posible alguna excepción.) Y otra reflexión muy breve: Los jueces -porque son responsables- deberían mirar más el espíritu de la ley que la letra. La letra sola, sin espíritu -sin contemplar el espíritu de la letra y del ser humano que la vulnera-, mata, mata a veces con poca consciencia humana. Un buen juez, como también un buen médico, necesita conocer más las motivaciones y entresijos psicológicos del comportamiento humano… La letra sola a veces ignora y “mata” demasiado… Un buen juez no debe dejarse utilizar nunca. Si se dejan utilizar no son jueces, son parte. Corruptio optimi, pessima.

Deja un comentario