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RELEYENDO A JUAN LUIS HERRERO DEL POZO 6

Querido ATRIO: Se acaba de celebrar el DÍA de la MADRE. ¿Pero cómo celebrar un día así sin que suene al Corte Inglés? Esta celebración –que en varios países de Europa se ha fijado en el primer domingo de Mayo– se remonta a aquel Grito que dieron en 1870, Julia Ward y otras mujeres sensibles con el dolor que causa cualquier Guerra. Ellas como hoy nosotras debemos decir en este día alto y claro ¡No a la guerra! y a la vez hacer un Canto a la Maternidad.

 Para hacer ese Canto a la Maternidad he escogido el  nº 3 del cap VIII del libro de Religión sin magia de J. Luis Herrero. Es pura poesía y misticismo. Todo en él es Ternura sobre la  MATERNIDAD, Y LA DIOSA MADRE.

Pero, ante todo, doy las Gracias J. Luis Herrero del Pozo, porque quienes le hemos conocido hemos sido capaces de llsgar a ese médula íntima llena de Ternura que le transciende. Sólo con mirarle, Juan Luis desprende y despierta en quienes le miramos ese sentimiento humano por naturaleza, ese instinto protector de madre hacía esa persona vulnerable,  te insta a protegerle como si de un pequeño niño se tratase.

Juan Luis Herrero es, ese Gigante en la Teología, que nos permite sentirnos en sus hombros para dilucidar aquello que no vemos desde nuestra altura.

Es, un buen hombre en la Defensa de los DDHH, y de las personas más desfavorecidas, y sobre todo es ¡Un hombre cargado de Ternura!

 ¡Quién lo diría! ¿No?  Pues sí, J. Luis es parte de ese grito que las mujeres hemos ido dando para que nuestro hijos obtengan la vida, que nadie se las Robe, y a la vez, es ese Grito de necesidad de descubrir la Maternidad en ese Útero que es la Creación…

Él nos descubre como nadie que Dios, es Diosa Madre.

Todo cuanto he escuchado y he leído de Religión sin Magia de J. Luis Herrero del Pozo me queda cosido en la piel y el pensar cómo la magia ha hecho estragos en nuestro pensamiento, hasta sumergirnos en un “pensamiento magico”, bien por cuanto nos han inducido o bien porque interesadamente nos conviene ser personas imberbes, con la necesidad de esa “Magia” para olvidarnos de que somos terrenales y sobre todo finit*s.

Este capitulo IV se titula “RECUPERAR LA CREACIÓN”  que, como bien dice, es el  título de uno de los libros de Andrés Torre Queiruga.  J. Luis lo retoma, siendo el nº 4 donde quedé conmovida, porque toca mi lugar más sagrado como mujer… y que él titula “El tibio útero de la Diosa Madre”.

 Su primer párrafo es un alegato de la feminidad de D*s, y más que la feminidad, nos dice: “Dios más que Dios es Diosa, la Diosa Madre. Diosa  necesaria y eternamente preñada del cosmos en la sobreabundancia irrefrenable de su maternidad. El ser y vivir del cosmos es fruto inseparable del amor pródigamente fecundo de la Madre.

Y… Orar es simplemente caer en la cuenta de que se es pequeño feto silencioso, amorosamente recibido y acogido en el calor tibio del útero divino.

Creo que no hay una definición más perfecta, creíble y sentida de lo que es en verdad la Trinidad, y que no es otra que esta relación de la Diosa, como Madre que nos Ama y Fecunda en este Paraísos, para que conscientemente seamos personas con total libertad, y que aún partiendo de ella como “Fetos, seres pequeñ*s-inmaduros” a la vez nos hace Eternamente Inmenso y Propagad*s, porque nos sentimos unid*s y ligad*s, desde esa concepción  divina, en la Diosa Madre.

Ella, la Diosa Madre,  nos acogió, alimentó, soñó y extrapoló desde su Ser, con lo más sagrado que tenía en sí misma, y que no era más que ese inmenso AMOR… Del cual partimos, en esa búsqueda perfecta de relación entre “Feto que aún no es persona” pero que está llamada a serlo, con ese Amor inmenso- Perfecto, y jamás soñado,  ya desde Ella y para nuestro Saber y Ser desprendido de ella…Para llegar al Cosmos en ese maravillos* Ser que es la Humanidad Perfecta, como lo fue Jesús de Nazaret..

Esa es nuestra realidad, sentirnos Fet*s que aún siguen ligad*s en el Eterno y Materno Útero, de la Diosa Madre, a sabiendas que a la vez… “La Diosa Madre es toda fecundidad y dadora de Vida. El Amor es siempre relación interpersonal” 

¡Qué maravilla! de encuentro con ese Amor  incuestionable que para nada es simbología perversa o causa de malignidad, como tantas veces nos han echo ver o creer en esa “Teología” Patriarcal y androcéntrica donde todo lo FEMENINO, era imagen del mal y el dolor de la HUMANIDAD porque no somos imagen y preferencia de D*s para que participemos como esa persona salida de su seno con total libertad y disponibilidad para sentirnos aún FETO, que necesita respirar el ÚTERO DE LA DIOSA MADRE.

 * * *

 VIII. RECUPERAR LA CREACIÓN [de Religión sin Magia]

[Texto abreviado y condensado por HRF y AD]

 El concepto de creación como siempre que intentamos hablar de Dios es un balbuceo, un pobre instrumento de aproximación a la confluencia de lo Infinito y lo finito, de lo Uno y lo Múltiple. Y, aún siendo un objetivo tan limitado, todavía queda más delimitado por el método que utilizamos, que es negativo: qué es lo que no podemos afirmar de un Dios creador, porque sería un Dios inaceptable y falso, digno de rechazo.

 Reconozco con agradecimiento el apoyo que ha prestado a mi reflexión el pensamiento de Andrés Torres Queiruga expresado en su conocida obra “Recuperar la Creación”.

 

1. Razón última de la existencia

 En este intento partimos de la vivencia experimentada de nuestra finitud y precariedad. No es obsesión prometéica, sino algo muy lógico y razonable, preguntarse por la razón última y el sentido de las cosas que existen, sobre todo de nuestra propia realidad humana histórica. El hecho de inquirir sobre la razón y el sentido de nuestra realidad indica que esto no se nos ofrece como algo obvio y evidente. Por eso nos preguntamos ¿qué hacemos aquí? ¿por qué estamos en el mundo? ¿qué sentido tenemos? ¿por qué somos tan limitados? ¿es vano nuestro deseo de ser más? ¿dónde está nuestra felicidad? ¿es inexorable nuestra conciencia desgraciada? ¿por qué tanto mal y sufrimiento en la humanidad? ¿somos libres o necesitados de liberación? Son interrogantes que plasman la limitación, la finitud, el déficit de sentido. ¿Por qué son recurrentes en todos los tiempos y todas las culturas, al menos cuando no los acallamos por lo que llamo la ‘distracción existencial’?

  La finitud se presenta, pues, más que como un hecho bruto, definitivo, cerrado sobre sí mismo, como una apertura a un mayor sentido, sin límites, Infinito Dios. Con Dios, por ejemplo, no se disipa el enigma del mal; pero sin él se exaspera del todo. La limitación y precariedad son una obviedad, pero ésta queda lejos de hacer evidente a Dios como respuesta. Sin embargo albergan la invitación a un plus de sentido a favor del cual no cabe la evidencia, sino la apuesta razonable pero libre.

 (…) 

Es de señalar la austeridad y desnudez de esta básica intuición ideal. Sólo afirmamos la fundamentación radical ontológica del ser en Dios. Austera, desnuda y pura metafísicamente, porque hasta  hemos podido eludir el parámetro tiempo que envuelve cualquier realidad conocida. Todos los verbos se conjugan en relación al tiempo, presente, pasado, futuro. De momento nos ceñimos al in-definido, al in-finitivo: ser. Tomado en tal sentido, el concepto de creación se limita a decir que todo lo cósmico es “ser fundado en Dios” o “ser-desde-Dios”

 

  2.  ¿Una  creación  eterna?

 Esta experiencia difusa y primigenia de la realidad constituida por la bipolaridad finito-Infinito (en la que lo Infinito fue en los inicios la diosa-madre, lo numinoso politeísta o simplemente lo mágico) que hemos llamado creación, la imaginación la proyecta instintivamente al comienzo de los tiempos y la piensa así: cuando fuera de Dios nada existía, Dios hace emerger el ser.

(…)

En cambio: ¿por qué va a ser inevitable asignar un comienzo al ser creado para garantizar su carácter contingente, si luego vamos a prolongar su existencia indefinidamente, para siempre, ‘hasta la eternidad’ como solemos decir? Por formularlo de modo más sencillo, no es preciso traducir y reforzar la finitud y contingencia de lo creado mediante el añadido de una delimitación temporal a parte ante y no a parte post.

(…)

Hubieran debido permanecer en el escueto planteamiento ontológico de la dialéctica Infinito-finito: no es posible definir al uno sin incluir al otro. Punto. Sobraban las disquisiciones posteriores.  Entendido dicho binomio dialécticamente bastaba afirmar que los polos se reclaman mutuamente y que era romper la dialéctica si en la definición del acto libre –fundado en Dios como algo creado– no se incluía al mismo Dios: libre-desde-Dios.

 

3.  El tibio útero de La  Diosa Madre

 Dios más que Dios es Diosa, la Diosa Madre. Diosa  necesaria y eternamente preñada del cosmos en la sobreabundancia irrefrenable de su maternidad. El ser y vivir del cosmos es fruto inseparable del amor pródigamente fecundo de la Madre. Orar es simplemente caer en la cuenta de que se es pequeño feto silencioso, amorosamente recibido y acogido en el calor tibio del útero divino.

El ser de la Madre no consiste en poder existir vacía, sino como la perpetuamente engendradora que “nunca (ni hacia el futuro ni hacia el pasado) puede olvidar al hijo de sus entrañas”, como canta el profeta. La realidad honda del feto  es la de ser eternamente concebido “en y desde la madre”; y la de la Diosa consiste en ser fecunda y siempre dadora de vida. El Amor es siempre relación interpersonal.

La experiencia del agnóstico es contentarse con el hecho bruto de su realidad en el mundo, sin inquirir más allá. La del creyente es intuir un cordón umbilical. El panteísta se vive a sí mismo como feto tan integrado en el útero que, sacrificando lo múltiple a lo uno, anula cualquier distinción en el conjunto de todos los existentes y densifica la abstracción máxima de que hablo arriba –anulada toda bipolaridad dialéctica- en un Totum concreto e indistinto, el Deus sive Natura de Spinoza. La espiritualidad oriental busca ir perdiendo la propia identidad en el Uno. El místico cristiano, en el diálogo con la Diosa nutricia va ganando su propia identidad a medida que se densifica la unión. En ambas experiencias “perder” y “ganar” parecen antitéticos. ¿En qué medida lo son?

Podrían constituir el anverso y reverso de la misma realidad: “el que pierde su vida, la gana”. Finalmente, el agnóstico se resigna a los estrechos contornos de su propia identidad intramundana que, por más que vivida con frecuencia con hondo sentimiento de precariedad, es aceptada no sin estoica grandeza. El creyente le desearía que no cerrase definitivamente las puertas y, sobre todo, que no sucumbiese en la “distracción existencial”. Más de un agnóstico, a su vez, aconsejaría a más de un creyente que no se llenase la boca de Dios y trabajase en serio la alteridad fraterna ut si Deus non daretur, como si no existiese Dios. El creyente se percibe en principio como asentado su ser y actuar sobre la roca de Dios, mas, en la práctica, le acecha el peligro opuesto al del agnóstico, hacerse propicio a Dios manipulándolo en su beneficio o endosarle su responsabilidad histórica de la que él, bajo pretexto de confianza orante y de esperanza, habría dimitido. El agnóstico honesto lo es en la medida en que reconoce la absoluta dignidad, “lo absoluto” de cualquier hermano que, leído por un creyente, es tanto como reconocer en el hermano la latente y palpitante presencia del Trascendente, “ut si Deus daretur”… en el otro.

Al creyente, en cambio, le es imprescindible en sumo grado confiar  en Dios como si todo dependiese de él, pero comportarse, mirar hacia el futuro y actuar como si todo dependiese de sí mismo (como intuyó genialmente Ignacio de Loyola), es decir, como si Dios no existiese. Es la fase por la que va a transitar con frecuencia el creyente en su evolución espiritual: desprendido de los ídolos (el poder, el dinero, la ambición, el egoísmo, la misma religión tradicional…); ‘muerto’ el Dios de la magia y su cortejo de mediaciones sagradas, remitido a su libertad autónoma y responsable de su futuro, acechado por la mordedura del mal y del dolor, el creyente se siente como desnudo y a la intemperie, vive a Dios como absconditus y a sí mismo como ser abandonado y solo, como feto sin cordón umbilical. En este sentido opino que fe y agnosticismo son, de alguna manera, experiencias hermanas que el cristiano vive frecuentemente como gemelas en lo secreto de su corazón.

Pienso que esta perspectiva alcanza las raíces del ser: un cosmos eternamente incluido en el seno de la Diosa Madre. Quedaría superada la percepción de la realidad visible, en especial la humana, como lanzada fuera de Dios en el devenir histórico y sólo visitada por él mágicamente (revelación, encarnación, redención…) de vez en cuando. Al contrario, la humanidad no abandona nunca el útero materno donde reside la vida.

16 comentarios

  • Carmen (Almendralejo)

    Perdón, lo dejo mejor el texto integro por si da fallos, es corto, pero no tiene desperdicios las aberraciones de este hombre elegido por ese dios machista de la jerarquía de la iglesia católica.
    Como vereis, equipara a nuetra genitalidad, toda la Bondad de la Mujer, y no solo eso sino que es otra mujer la única que estra en esa culpa que nos rebaja y equipara de nuevo a la mitologia del paraiso de Adan y Eva de aquellos primero varones.

    Que dejen a hombres al cargos de Comunidades de Iglesias decir esto y no sean destituidos es ya causa de juzgado de guardía…

    GUADALAJARA, Jal., 12 de mayo (apro).- El cardenal Juan Sandoval Iñiguez arremetió ahora en contra del “exacerbado feminismo” que, dijo, en algunas sociedades ha ido pervirtiendo a la mujer al grado de hacerla rechazar su propia condición humana.
        En su mensaje Palabra del Pastor que escribe cada ocho días en el Semanario Arquidiocesano, Sandoval Iñiguez señala que desafortunadamente “en algunas sociedades contemporáneas se ha ido pervirtiendo a la mujer con sentimiento de extremo feminismo haciéndolas despreciar lo que es propio de ellas, de su condición y naturaleza queriendo que compita con el hombre”, aun en trabajos rudos o convirtiéndola en heroína en películas donde igual puede luchar y matar.
        “El feminismo exacerbado perjudica a la mujer haciéndola despreciar no sólo sus tareas del hogar como fundamento de la familia, sino, tal vez, al propio marido, al hombre en general y, desde luego, a la maternidad, afirmando que su vida no ha de estar sujeta a exigencias tradicionales ya superadas en los tiempos actuales”, afirma.
        Dice que otro camino que conduce a la mujer a “daños irreparables” es la promiscuidad sexual que las “corrompe” desde niñas, pues, asegura, que algunas madres les proveen hasta de anticonceptivos para que eviten embarazos. “Es como darle un permiso para que se entregue al vicio, es como decirles ‘no te cuides de tener relaciones sexuales, sino de sus consecuencias’.”
        Señala que ya no es sólo el daño moral, el pecado, sino los daños al organismo con “microabortos” que se provocan con anticonceptivos como el de la pastilla del día siguiente; y alerta que esas mujeres, “si algún día se casan, ya no llegarán al matrimonio con el corazón íntegro ni para amar a su esposo ni con el cuerpo sano para experimentar el goce de la maternidad”. 

  • Carmen (Almendralejo)

    Mientras se siga menospreciando a la mujer, por la vindicación de nuestro género, nunca se podrá dar esta Maternidad de la Diosa, y aún menos la humanización que nos interpela sobre la parte que nos queda de aquel D*s Madre y Padre que nos Crea.
    http://www.google.com/url?sa=X&q=http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/91225&ct=ga&cad=CAEQAhgAIAAoATACOAJA6Kez7gRIAVAAWABiBWVzLUVT&cd=UtZcHWxN_XE&usg=AFQjCNGovTFhkS1zJREcht6Ysod7jZs08A

  • Asun

    Cuando la metáfora es tan hermosa como la de Madre que acoge y se da toda en su darse continuo, es que se ha experimentado la maternidad en todos sus procesos, de desprendimiento y desasimiento,  que se hace partícipe con su ternura y entrega  del anhelo de felicidad y plenitud humanas de los seres, ya no hijos propios,  a los que se mira y ama  como a  todo ser humano desde las entrañas.
     
    Nuestra idea de Dios es siempre una interpretación, como no puede ser otra cosa que nos es inalcanzable. Pero dice mucho una percepción que se hace metáfora viva, experiencia en el que ama incondicionalmente. 
     
    Hay un “cordón umbilical” que nos conecta  en el Todo e  interconecta todo con todos.  Desaparecen creencias y en la desnudez solo queda confianza, apertura, consciencia. . No hay distinciones, si el “corazón universal” se escucha en el otro desde el otro.
     
    Gracias a los dos, Carmen y Juan Luis. Un fuerte abrazo.
     
    Buenas noches a todos.
      

  • Carmen (Almendralejo)

    Creo que Juan Luis, Herrero es lo más parecido al título del último libro de Hans Urs Von Balthasar “ser como niños”… Es decir niñ*s en la fe, que necesita calzarse zapatos nuevos para que su caminar no quede atrofiado.
    Juan Luis, no ha atrofiado su Caminar, su fe en la fe sin Consciencia, y la fe a la norma que garantiza unos éxitos tanto en la tierra como en el ese cielo que se adjudica a la persona bautizada piadosa por el solo miedo a verse arrojada de él.
    Él ha dado la forma y la amplitud a su mundo para llevarle aquella parte de “Paraíso” que por norma se le había vetado, de ahí que viviera, vive y expresa toda su experiencia compartiéndola, en la medida que sabe desde sus mismas entrañas, desde ese mismo sentimiento uterino que supo y comprender, porque de él partió.
    Es un hombre místico experimental con lo palpable de la realidad, sin importar desnudar hasta lo más sagrado que haya podido vislumbrar de D*s, porque sabe que desnudando es como puede comenzar de nuevo, a percibir la necesidad más inmediata que será mayor que la anterior.
    Y todo con ese carisma de hombre frágil que necesita ese andador próximo de quienes caminan junto a él… Esa es una parte de  J. Luis Herrero

  • oscar varela

    Hola!

    La poetisa y rebelde Mujer
    que, de Lejos, advierte
    con sus Carmines

    ha dado en sonora teclas
    el justo compás armonioso
    de la multípara Matriz

    ensoñación Mágica

    ¿mágica?

    ¿Qué sería de la Vida sin la MAGIA?

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • M. Luisa

    Además, amigo Sarri, la ontología   a la que te refieres envuelve una epistemología caduca  (determinista) por eso  el carácter de fundamento   como  razón y sentido último es la gran aportación del nuevo paradigma  en donde, pienso,  se mueve Juan Luis, en  el del indeterminismo.

  • M. Luisa

    Por otra parte,  es obvio que si intentamos   ir a las cosas  prescindiendo  de su natural sentido habremos de construirnos, por supuesto una metafísica, ha sido lo que ha prevalecido.    Pero,  sin desperdiciar  tampoco  nosotros nuestro sentir, y dejándonos  impresionar y conducir por ellas,   al final   serán  las cosas   las que, por voz nuestra,  nos  harán hablar de su realidad.
     
    Referente a lo que dije anteriormente,  incluyo un párrafo de su libro:
    (…) La magia es, por ello la perversión epistemológica  de lo religioso, propia del pensamiento irracional aún vigente. El niño se extasía  ante los poderes del mago, que saca un conejo de la chistera. (…)
     

  • M. Luisa

    Me esperaba algo así, Sarrionandía,  pero entonces yo me pregunto en qué ámbito se mueve Juan Luis  cuando, por su fidelidad a la fe, no niega a Dios sino que    en su búsqueda autónoma,  lo descubre  como  onto – fundante?
     
    No se mueve por supuesto en el ámbito de la metafísica clásica pues de ella huye.  Será, pues,    en  el ámbito de su experiencia  de vida  vivida  real y propiamente  como autor de ella y en profundidad?   No como agente y actor  como ya expresé días atrás  en relación a una   realidad objeto. Sino  experenciando la realidad fundamento porque es él mismo que se abre  a la realidad.  Realidad insondable todo lo que tu quieras pero abierta.

  • Sarrionandia

    Mª Luisa: Ontología es tratado del Ser (Ente), e.d. pura metafísica, física más allá del sentido de la naturaleza de las cosas.

  • M. Luisa

    Perdón, pero no acabo de entender del todo ni a Héctor ni a Sarrionandia. La ontología a la que llega Juan Luis,  ciertamente no es ninguna metafísica y en este sentido es por lo que  pienso que  tras todo su empeño  pueda concluir diciendo  que de Dios sólo podemos  afirmar lo que no es. Es decir  su búsqueda no ha consistido   en un allende,   sino que todo su esfuerzo, sudor y lágrimas  ha  sido entorno  a  que el niño sigua siendo niño pero no desde la institución sino desde el fundamento. La frase evangélica  alegremente  puede llevarnos a confusión.

  • mªpilar garcía

    ¡Carmen, hermosa tu “contemplación”!
     
    Cierto que Juan Luis, nos lleva de la mano, para poder adentrarnos en lo más íntimo de nuestro ser… y dejarnos arrullar por el inmenso abrazo de la Madre…
     
    Como niños pequeños, confiados por completo, al calor de ese abrazo inmenso, fiel, siempre presente, cuando miramos con ojos limpios, sin querer saber…



    ¡Lo imposible e innecesario!
     
    ¡Gracias Juan Luis, gracias Carmen!
    mª pilar

  • Héctor

    Cuando Juan Luis nos describe el cosmos “como eternamente incluido en el seno de la Diosa Madre” nos hace pensar y nos hace soñar.

    Yo diría con Sarrionandia que sus palabras fueron un esfuerzo más para alcanzar las estrellas. Con esa hermosa metáfora nos ayuda a llegar a las raíces del ser.  Es invitarnos a disfrutar de todo lo que nos rodea en ese maravilloso seno de la Diosa madre. Sólo haría falta una condición: “El que no se haga como un niño no entrará en el Reino de los cielos” (Mt 18,3).
    ¿Qué supone ese condicionamiento que nos señala el Galileo? En la sociedad alternativa que él nos propone sólo cabe la inocencia del niño. No habrá ni miedo a los demás, ni lucha por el poder, ni deseo de dominar, ni ambición, ni engaños. Todos seremos iguales, no habrá divisiones, ni clases.
    Las metas que nos señala Carmen en su delicada reflexión sólo pueden tener lugar donde reine un nuevo orden que lo tendremos que conseguir entre todos. Se acabarán las guerras, las madres no llorarán por sus hijos maltratados, no habrá hambre, todo será de todos, no habrá que huir de nadie. Nadie irá buscando a Osama para asesinarle impunemente, ni será necesario beatificar a nadie para recordarnos que era un  hombre bueno porque todos seremos buenos.
    Gracias Jesús de Nazaré, gracias Juan Luis, gracias Carmen por ayudarnos a seguir soñando.
    Abrazos a todos Héctor.

  • ana rodrigo

    Gracias, Carmen, por ese punto de poesía y de calidez que nadie mejor que tú has sabido extraer de un texto tan árido y tan metafísico.
     
    Dicen los expertos (las expertas ya lo saben) en sicología que sin el amor de la madre no podrían vivir. Supongo que de ahí surgió el complejo de Edipo. Y también se dice en sicología que el amor es lo único que da sentido a la vida de los seres humanos.
     
    De Dios no sabemos nada más que lo que se ha dicho de él, sí de él, no de ella. Todo está en masculino, conceptos y lenguaje. Eso sí, cuando, en el plano humano, se habla de la amor-ternura, la ponemos en femenino y en la madre, y cuando San Juan define a Dios dice que Dios es amor. ¿No os parece esto un poco esquizofrénico?
     
    Afortunadamente en nuestro tiempo los hombres están aprendiendo y, sobre todo, viviendo, roles anteriormente adjudicados a las mujeres, los padres están destilando ternura por todos los poros de sus manos y de su corazón con sus hijos e hijas, al igual que las madres; el lenguaje se está normalizando en masculino y femenino; en la relación hombre-mujer, las mujeres estamos enseñando a los hombre más ternura que sexo, o primero ternura y después junto y envuelto de ternura, el sexo. Creo que, aunque quede mucho andar todavía en este aspecto, estamos en el buen camino, hemos conquistado aspectos humanos, comunes  hombres y mujeres, a padres y madres, de cuyos beneficios se les había mutilado a los hombres.
     
    Repito, si proyectamos sobre Dios aquello que da sentido a nuestra existencia, el AMOR, ateos, agnósticos y creyentes, vivamos la cálida acogida vital  en ese útero que todos y todas llevamos dentro de nuestro ser engendrando amor. Todo lo demás en la vida es secundario.
     
    Gracias, Carmen, por tu ternura, por tu hondo sentido de la maternidad, por tu poesía, vehículo único para compartir, transmitir y comunicar amor y ternura.

  • M. Luisa

    Pienso que no  sólo tendemos  a  la ultimidad   empujados por la vivencia experiencial de nuestra finitud sino  sobre todo porque  estamos vertidos a la realidad. Esta polaridad es esencial  porque  a mi modo de ver  y  muy  al unísono como  Juan Luis lo expresa, el hecho bruto, la facticidad,   lo esencial como puro, se presenta  como una apertura sin límites. Y es en este momento de  inmediatez  en donde   se da el primer acto humano de intelección, que es el de  aprehensión  al que tanto  insistentemente recurro.
     
    Me viene bien  señalar en ese punto  algo  a lo cual  me referí tiempo atrás  y que no se  llegó a interpretar  correctamente  y es que ese momento inmediato, indefinido e impreciso pero  unitariamente aprehendido   es oportunidad universal como  punto de partida  que nos iguala a todos, porque  a partir de ahí,    la percepción y la conceptuación como producto del logos  ya pertenece a lo cultural y a lo histórico. La aprehensión es aquel  elemento inamovible de la intelección humana. Si no existiera ese momento fáctico  nuestra  fe deformada  por  los escollos y  la magia acumulada no  le sería posible,  por fidelidad, retroceder en busca de nuevos impulsos. Con ellos, naturalmente   seguimos siendo limitados  pero  este retroceso nos permite  caer en la cuenta, de que  si hasta ahora nos hemos atenido  a un tipo de pensamiento lineal,  ahora sin embargo,  el cambio de mentalidad (cambio de paradigma) nos enfrenta  ante una realidad compleja que no admite simplismos.
     
    La construcción del logos no obedece a procesos lineales sino a sistemas complejos  por lo que  tendemos a convertir los sistemas  complejos en procesos lineales.    Por tanto nuestra limitación como  dije días atrás y como he repetido  al comienzo  no está causada  simplemente porque  nuestra mente no de para más sino porque la hemos nosotros mismos limitado.
     
    El esfuerzo intelectual  que  contiene el libro de Juan Luis  es buena prueba de lo que expreso. La pereza mental nos lleva siempre  a evitar la complejidad  y a no ver que lo simple no es más que un caso límite de la complejidad. La seguridad nos vence y nos entregamos a lo que las religiones cuentan.
     
    Con todo, no es, ciertamente,    que ese esfuerzo al fin  nos lleve   a definir o apresar  la realidad, no, no, en absoluto,   sino  que  lo que se gana  en todo ello es que ahora ,  principalmente  es la realidad la que vemos  como  aquello que nos fundamenta  y que nos abre a  la nuestra propia.
     
    Bien, Carmen, disculpa, no me he ceñido a lo   característicamente femenino,  más bien me había propuesto centrarme en el apartado 1º Razón última de la existencia. Déjame  también  que le diga aquí mismo  al amigo Juanel, pues seguramente me leerá,   que lo quiero pero que  contestarle  tal como lo dejamos en el otro hilo me llevaría mucho tiempo y no me es posible.
     
    Muchas gracias Carmen, un  fuerte abrazo

  • Sarrionandia

    Cerca de mi pueblo había un campesino que decidió apedrear las estrellas. Día y noche se pasaba arrojando piedras cada vez más lejos y cada vez más certeramente. No alcanzó las estrellas, pero alcanzó a ganar por mucho todas las competiciones de pedrada que se organizaban. Cuando murió le llenaron el ataud de piedras para que siguiera afinando la puntería.
    Nuestros años de vida están llenos de tareas y metas imposibles. Una de ellas es hacernos una idea cabal de Dios y de su obra. Y en eso somos más tozudos que el campesino de mi tierra. Juan Luis le dió muchas vueltas a este empeño, tantas que terminó con la genialidad de afirmar que de Dios sólo podemos afirmar lo que no es. Y hace falta ser ultrametafísico para sostener convencidamente semejante afirmación!

  • Gabriel Sánchez

     Me parecio tan entrañablemente tierna la presentación de Carmencita, que lo que lei despuès estaba profundamene inspirada, por el UTERO CALIDO CON QUE DIOS CREO…me encanto la idea…Y de paso a traves de este aprovecho para abrazo al buen Juan Luis, luchador incansable, si me pongo a profundizar, tendré muchos matices y alguna discrpencia, pero…Prefiero abrazarlo a traves del oceano y dejar que su imponente capacidad, casi tozuda…como Vasco decimos aca…de busqueda profundización aporte…nimbada por la ternura de Carmencita, me ganen el corazòn…Un abrazo Gabriel