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¿Es posible la felicidad en un mundo convulso como el nuestro?

La felicidad es uno de los bienes más ansiados por el ser humano. Pero no es posible comprarla en el mercado, ni en la bolsa, ni en los bancos. A pesar de esto, en torno a ella se ha creado toda una industria que viene con el nombre de autoayuda. Con trozos de ciencia y de psicología se busca ofrecer una fórmula infalible para alcanzar “la vida que has soñado siempre”.

Confrontada, sin embargo, con el curso indiscutible de las cosas, se muestra insostenible y falsa. Curiosamente, la mayoría de los que buscan la felicidad intuye que no puede encontrarla en la ciencia pura o en algún centro tecnológico. Acude a un pai o mãe de santo o a un centro espiritista o frecuenta un grupo carismático o consulta a un gurú, lee el horóscopo o estudia el I-Ching de la felicidad. Tiene conciencia de que el logro de la felicidad no está en la razón analítica y calculatoria sino en la razón sensible y en la inteligencia emocional y cordial. Porque la felicidad debe venir de dentro, del corazón y de la sensibilidad.

Dicho en pocas palabras, sin otras mediaciones no se puede ir directo a la felicidad. Quien lo hace es casi siempre infeliz. Bien decía un poeta popular: “Entre sueño y realidad es muy distinto el matiz. Quien sueña felicidad es casi siempre infeliz”. La felicidad resulta de algo anterior: de la esencia del ser humano y de un sentido de justa medida en todo.

La esencia del ser humano reside en la capacidad de relacionarse. Él es un rizoma de relaciones, cuyas raíces apuntan en todas las direcciones. Sólo se realiza cuando activa continuamente su panrelacionalidad, con el universo, con la naturaleza, con la sociedad, con las personas, con su propio corazón y con Dios.

Esa relación con el diferente le permite el intercambio, el enriquecimiento y la transformación. De este juego de relaciones, nace la felicidad o la infelicidad en proporción a la calidad de estas relaciones. Fuera de la relación no hay felicidad posible.

Pero esto no basta; es importante vivir un sentido de justa medida en el marco de la condición humana concreta. Esta está hecha de realizaciones y de frustraciones, de violencia y de cariño, de monotonía de lo cotidiano y de emergencias sorprendentes, de salud, de enfermedad, y finalmente de muerte.

Ser feliz es encontrar la justa medida en relación a estas polarizaciones (cf. Mi libro La búsqueda de la justa medida, Vozes 2023). De ahí nace un equilibrio creativo: ni demasiado pesimista porque ve las sombras, ni demasiado optimista porque percibe las luces. Ser concretamente realista, asumiendo creativamente la incompletitud de la vida humana, intentando, día a día, escribir derecho con líneas torcidas. Algunos acentúan más el pesimismo como Ariano Susassuna que se identifica como un pesimista esperanzado. Antonio Gramsci, gran teórico del marxismo humanista decía: “soy pesimista de inteligencia, pero optimista de voluntad”.

La felicidad depende de esta ars combinatoria especialmente cuando nos enfrentamos a límites inevitables, como por ejemplo, las frustraciones avasalladoras y la muerte inevitable; la iracundia sagrada ante el genocidio perpetrado por Israel en la Franja de Gaza; la ola de odio que se extiende por el mundo, el feminicidio diario y las muertes cotidianas de personas LGBTQ+.

Pero no basta con rebelarse ante estas tragedias ni tampoco resignarse porque no podemos cambiarlas. Todo cambia si somos creativos: si hacemos de los límites fuente de energía y de crecimiento. Es lo que llamamos resiliencia: el arte de sacar provecho de las dificultades y de los fracasos. Tal situación es una forma de buscar una humanización más profunda.

Aquí tiene su lugar un sentido espiritual de la vida, que es más que la religiosidad, sin el cual la felicidad no se sostiene a medio y largo plazo. Entonces aparece que la muerte no es enemiga de la vida, sino un salto hacia otro orden más alto. Si nos sentimos en la palma de las manos de Dios, nos serenamos. Morir es sumergirse en la Fuente. De esta forma, como dice Pedro Demo, el pensador que mejor estudió en Brasil la “Dialéctica de la Felicidad” (en tres volúmenes, por Vozes): ”Si no podemos traer el cielo a la tierra, podemos por lo menos acercar el cielo a la tierra”. Esta es la sencilla y posible felicidad que podemos penosamente conquistar como hijos e hijas de Adán y Eva.

En todos los casos, el camino más seguro es que alguien será tanto más feliz cuanto más felices haga a otros y cultive indignación y compasión contra las perversidades que ocurren en nuestro país y en el mundo.

*Leonardo Boff, ecoteólogo, filósofo y escritor.

Traducción de MªJosé Gavito Milano

11 comentarios

  • M. Luisa

    Para mí la felicidad está contenida en las Bienaventuranzas … Recuerdo que en esto coincidía con mi buen  amigo Iñaki de San Sebastián, que por cierto hace tiempo  pregunté aquí por él y no obtuve ninguna respuesta  ¿alguien sabe cómo se encuentra y que es de su vida? Gracias.  

  • Javiierpelaez

    Maestre se refiere a Valls,pero yo lo extiendo a Macron y otros….Las instituciones que me refiero abajo son las europeas….

  • Javiierpelaez

    Byung-Chul Han ha escrito un libro sobre la esperanza,leo en EL PAIS,insistiendo en que vivimos en una sociedad con miedo xq nos meten el apocalipsis hasta en la sopa(en películas,en ensayos..). Seguramente Boff escribe esto porque le han dicho que se está pasando de apocalíptico. Vivimos en sociedades(las ricas,en las pobres y en determinadas circunstancias y desde luego las que están en guerra es para vivir acojonado ciertamente ) que nos meten el miedo deliberadamente. Yo voy a hablar de mi país ( porque yo he venido a hablar de mi libro) ,un país que la cosa económica a nível macro( a otro nível no diría) va bien ,que dejamos atrás el terrorismo(cosa no menor),que el procés se le ha dado aparentemente carpetazo(factor de inestabilidad evidente,quiero aquí recordar lo que sufrimos en 2017/2019)….

    Pese a que esto no es jauja,el nível de polarización y conflictividad política y la invención de algunos medios es absurda…Yo recomiendo ir a ver  El monje y el rifle para reiros un poco de esta inteligente ironía(redundancia) sobre la democracia . Cuando instauran la democracia en Bután (2006)van para allá unos funcionarios a contarles lo que es la democracia y les cuentan que unos votan a los rojos y otros a los azules y claro les dicen a los aldeanos que los rojos y los azules se tienen que pelear y le sueltan a los funcionarios:” porque tenemos que ser unos groseros con los otros”. Luego leed en la wikipedia lo de Bután y el Índice de Felicidad. La felicidad exige esperanza ,ironía y pasar del miedo. A mí me gustaría hablar del malestar psicológico en las sociedades occidentales ,esta epidemia de estrés y ansiedad. Hay que empezar constantando (aquí lo tomo de un paleoneurobiólogo del Museo de Ciencias Naturales) que estamos mal hechos biológicamente. Somos un primate que tiene un cerebro cuatro veces superior del necesario para su cuerpo,demasiada potencia para poco cuerpo(esto no es mío,es del paleoneurobiólogo). Además estamos hechos para ser cazadores-recolectores y no para estar 14 horas sentados(tampoco es mío). En resumidas cuentas nuestro proyección mental hacia el futuro y pasado,aplasta el presente. En definitiva,de Diseño Inteligente,nada de nada…El paleoneurobiólogo concluye que somos tristes lo que la evolución le importa un higa xq somos 8000 millones,aunque no igualamos a las cucarachas…

    Yo añadiría a las moscas que,según Martín Caparrós,tocamos a 17 millones de moscas x cabeza.Dados estos condicionantes biológicos iniciales del homo sapiens es lógico que la felicidad no sea fácil..Para mí la felicidad exige esperanza,humor,ironía, desasimiento también y desde luego luchar x mejorar las condiciones de vida indignas en que viven otros seres humanos. Aquí no hemos venido sólo a divertirnos. Independencia de criterio tb xq en las sociedades que vivimos hay mucha gilipollez. Contaba Maraña a la vuelta de vacaciones que la gente está harta de gilipolleces (eso le decían cuando  le abordaban en vacaciones).

    Paciencia tenemos que tener xq aquí hay mucha gente empeñada en meternos en la cabeza gilipolleces varias. Por diversas razones,pero básicamente por interés económico….En cuanto a la felicidad personal es un asunto sumamente complejo que depende de múltiples factores (no menor la estructura psíquica ,no necesariamente  la evolutiva,y el carácter). Sin despreocuparme de mi felicidad y la de los míos(esta segunda más importante que la primera),me interesa mucho la “felicidad social”. Vaya rollo,jaja 

    • Javiierpelaez

      Una de las cosas es a la que nos quieren meter miedo es a la inmigración.En este terreno llama la atención lo que leo en religión digital de Jesús Bastante del odio que se ha desatado en las redes sociales contra el Papa Francisco en la fachosfera clerical por las declaraciones del Papa sobre la inmigración (resumiendo Dios está con los inmigrantes). En orden de los principios hay que constatar que la idea del “efecto llamada” es una gilipollez . Tal como está el mundo cómo no van a venir? .

      Dicen algunos que como Meloni está apretando,la ruta canaria se ha acelerado…Habría que estudiarlo porque yo no tengo claro si la ruta hacia Italia se ha vuelto peligrosísima en la misma Àfrica.Fuera de que las instituciones practican una política migratoria de ética dudosísima (ya le han calzado varias demandas internacionales por su actuación en la ruta que va hacia Italia),conviene señalar que España es un país de tránsito en muchos sentidos(muchos migrantes entran en España para subir hacia Centroeuropa). La migración la necesitamos a largo plazo por nuestra pirámide de población que por mucho que se empeñe la derecha católica no es nada previsible que los españoles volvamos a reproducirnos como conejos (por circunstancias económicas y porque la calidad del semen del español es pésima,en general ,la del hombre occidental ha degenerado en los últimos 50 años de tanto llevar el móvil en el bolsillo delantero del pantalón,esto está demostrado científicamente, jajajaja, inconvenientes de la era digital). Tengo que citar aquí a Antonio Maestre en el muro de la sexta ,y perdonadme que cite aquí un comunista con el Papa,no estoy de acuerdo ni con lo que ha dicho Sánchez en su gira por África de que hay que deportar a los irregulares, no hay que hacer una sola concesión en este terreno a la extrema derecha. Fuera de que deportarlos es altamente inviable la izda no debe asumir bajo ningún concepto discursos que le llevan a perder las elecciones. Macron(que no es de izdas) mismo perdió x intentar asumir pautas de la extrema derecha. El PP(que no es de izdas,jaja) está cavando su tumba en la competición en la derecha( la gente prefiere el original ,VOX,a la copia ,PP;en estos temas de odio,ya puestos a odiar,no se admite el odio a medias tintas). Pero si no fuera por razones electorales o de conveniencia políticas,este tema se sitúa en el orden de los principios .Para un cristiano es así.Y ,en mi modestísima opinión,como pésimo cristiano el que no lo entienda así,no se ha enterado de lo que es el cristianismo.

  • ana rodrigo

    Respecto al tamaño de la letra, supongo que alguien lo agradecerá, de todas formas, yo la agrandaba digitalmente en mi pantalla. Gracias, Antonio, por estar en todo lo que nos puede beneficiar.

    Sobre el escrito de Boff, yo comienzo con una pregunta, ¿qué es la felicidad? Estando de acuerdo con todo lo que dice Llaguno, voy a intentan completar la reflexión sobre este anhelo tan universal en la especie humana, que no hay que confundir con el bienestar, que también buscan otras especies animales, si bien pienso que la felicidad es cualitativamente es algo más, sin olvidar el bienestar básico: techo, alimentación, educación, trabajo justamente remunerado, familia, amor a y de los demás, vida social, salud, cuidados médicos, etc. 

    El que sea un anhelo universal, no indica que haya recetas o fórmulas universales y mágicas para cada persona. Es cosa de cada individuo y, por tanto, hay tantas teorías, como personas hay y ha habido en el mundo. Para una persona hambrienta, comer, le da felicidad, pero para quienes tenemos la comida asegurada, no nos produce felicidad alguna, en la sociedad de consumo en la que vivimos, se nos pone metas materiales para conseguir la felicidad, como comprar un coche, una gran casa, acceso a hoteles, y así sucesivamente; una persona que encuentra un trabajo es feliz, y quien no lo tiene, lucha todo lo que puede por conseguirlo; quienes trabajan, sufren estrés pre y postvacacional y así seguiríamos hasta el infinito. Cada persona y cada situación es un mundo. Será por eso que son tan abundantes las enfermedades mentales en cuestiones que, en otro tiempo no las considerábamos como tales y seguíamos pa lante contra viento y marea. Ahora vivimos en otra sociedad más vulnerable. 

    Quizá sea también universal, desde siempre hasta no hace mucho tiempo para una parte de la sociedad, que, ante tanta insatisfacción, sufrimientos y la misma muerte (aparte de buscar respuestas a otras preguntas más conceptuales), surgieran las religiones como tabla de salvación ante tanto sin sentido y, especialmente, ante el sufrimiento, siempre presente en nuestras vidas; como dijo Marx, “la religión es el opio”. También Boff lo dice de otra manera: Si nos sentimos en la palma de las manos de Dios, nos serenamos” . A quienes tienen fe en determinado concepto de Dios, Dios, les sirve de colchón en sus peores momentos y, por un lado, resta sufrimiento al dolor y, por otro, hace muy felices a millones de personas, ya sea porque creen que todo es voluntad de Dios, en el que ponen su confianza y se resignan con la idea de que Dios sabrá el porqué. Esta idea es fundamental en el cristianismo, porque nos ponen la cruz en los ojos de nuestra mente desde que nacemos y, el crucificado (un hombre sufriendo lo más extremo de forma cruenta), como ejemplo de lo que supone el sacrificio voluntario (él sabía que lo iban a matar), por amor a los demás y para salvación del mundo, y su aceptación voluntaria fue porque así lo decidió el Padre, etc. etc., y esta idea se expande a toda la vida del creyente al mirar al crucificado. En otras creencias harán lo mismo con lo que les hayan enseñado.

    Pero, ¿es la felicidad lo contrario del dolor y/o del sufrimiento? Cuando Llaguno habla de píldoras, ¿se refiere a que solamente hay felicidad en ausencia de sufrimiento? Yo tuve un familiar que sufrió mucho tiempo antes de morir y decía ser feliz porque era la voluntad de Dios.

    Boff sitúa la posibilidad de ser felices en un mundo muy convulso, lo que amplía el horizonte causal fuera de nosotros y lejos de nuestras posibilidades. Porque si eres sensible y empatizas con las víctimas, pienso que nos lleva a la esterilidad del sufrimiento ajeno, porque nada podemos hacer para erradicarlo. Dice Boff: La felicidad depende de esta ars combinatoria especialmente cuando nos enfrentamos a límites inevitables” Claro que vivir los valores hacia l@s demás nos oxigena nuestra psiquis, pero la cosa es más compleja. 

    Aprender cada día a vivir y aceptar y/o tolerar lo inevitable, es mi lema  para mí vida personal, y para l@s demás, colaborando en mi pequeño mundo en aquello que esté a mi alcance para minimizar en lo posible el sufrimiento ajeno con la escucha, la ternura, el cariño o lo que esté a mi alcance. La felicidad en píldoras, como dice Llaguno.

    No sé porqué siempre me alargo demasiado, aunque quiero evitarlo, no lo consigo. Sois mi familia atriera.

  • Antonio Llaguno

    En primer lugar, la letra está genial, Antonio. Yo siempre hago más grande la pantalla y ahora no fue necesario. Y si ya lo leo en el móvil ni te cuento.

    En cuanto al texto de Boff, a mi me cuesta mucho teorizar sobre la felicidad. Este tipo de cosas tan abstractas no se piensan, se viven.Yo solo puedo decir que la felicidad se nutre en pequeños trocitos. Quién busque la Felicidad, así con mayúsculas, lo normal es que solo encuentre frustración, porque la felicidad tiene la maldita costumbre de ser siempre incompleta. Siempre hay algo que no conseguimos, un paso al que no llegamos y un límite que no traspasamos.Pero quien disfruta de esas mini píldoras de felicidad, las disfruta de verdad.Porque disfrutar es el verbo. En el momento en que empezamos a pensar en lo felices que somos, ¡Zas! Se jodió el pastel. Mientras que si nos limitamos a gozar esos pequeños instantes, tendremos verdaderamente ocasión de disfrutarlo de veras.Circula por ahí un chiste sobre la condición del cerdo (De la especie animal, no estrapolemos a ningún político de turno) de tener orgasmos que duran 20 minutos… Pues lo bonito del orgasmo es que dura nada y menos y que tardas en obtenerlo (Quien lo consigue) un rato largo.La felicidad es lo mismo. De hecho hay quien la encuentra igual de pecaminosa.

    Además, mi experiencia es que se ve en los ojos de la gente. Y generalmente es gente que se dedica a amar a los demás.

    Podría poner muchísimos ejemplos… Podría empezar por Julio Yagüe, párroco salesiano de Pan Bendito cuyos ojos se iluminaban cuando hablaba de su gente y de las personas a las que ayudaba y cuidaba, de Consuelo, misionera mexicana que conocí en África y que aseguraba ser totalmente feliz con sus niñas en Lesotho, de mi madre cuando veía que uno o una de sus hijas hacía algo bien, de mi prima Marisa, cuando reparte la comida a los indigentes del albergue San Martín de Porres cerca de caño Roto en Madrid…

    Aquellos a los que amamos nos proporcionan mucho más de lo que les damos.¿Y yo? ¿Cúando he sido yo feliz? Pues lo cierto es que muchas veces, pero no llevo la cuenta. La última estas vacaciones arreglando las cosas para que mi cuñada, hermana de mi mujer con una niña con problemas de habla y seguramente, con una enfermedad de esas raras que nadie conoce (Y menos en México) y menos aún cura, pueda obtener los ingresos necesarios para sobrevivir y darle atención médica y manutención.

    Lo tengo claro. Ningún logro personal proporciona más felicidad que aquellos que hacen la vida más facil a aquellos a los que quieres. Y es que se que soy un cansino con esto, pero prójimo significa próximo y es muy difícl amar lo que no se conoce.Y solo el amor proporciona esas píldoras de felicidad que tanto necesitamos.

    • Antonio Duato

      Gracias por tu rápida contestación a mi prgunta tipográfica. Espero otras.

      Y por tu comentario sobre la felicidad que comparto plenamente. Me has enviado una serie de buenos recuerdos al hablar de Julio Yagüe y Pan Bendito. Estaba suscrito a Igesia Viva desde siempre y aguna vez me llamó para comentar algo. Hace tiempo que no se de él. Creo que ya no están los salesianos en esa parroquia…

      • Antonio Llaguno

        No, ya no están. Y no sé donde para Julio. Pero seguro que dando guerra. Va con él.

      • Antonio Llaguno

        He investigado un poco y Julio ya no está dando guerra.

        Nunca dejó la congregación salesiana aunque sí la parroquia de Pan Bendito y falleció el pasado diciembre de una parada cardiorespiratoria, en el Hospital de Fuenlabrada, muy cerca de la que fue su última comunidad, ahí en Fuenlabrada.

        Pero aprovechando que ambos hemos recordado a ese amigo común de quien disfrutamos cada uno por su cuenta, viene al pelo de lo que se menciona en otro artículo y está hoy en todos los telediarios.

        La primera misión, una vez ordenado, de Julio, gracias a su dominio del idioma francés, fue en la Comunidad de París atendiendo a inmigrantes y refugiados españoles que se protegían de la dictadura franquista mientras esperaban que se muriera el dictador de una vez.

        Hoy, cuando viera Julio la reacción de los españolitos de hoy, ante los nuevos refugiados e inmigrantes que vienen a nuestro país, seguro que nos recordaría que hubo una vez en que nosotros fuimos los emigrantes. Nosotros fuimos quienes huimos de nuestra tierra en busca de paz, libertad, seguridad jurídica y oportunidades de progresar y de alcanzar esa felicidad de la que habla Boff en su artículo.

        Viene al pelo el recuerdo de Julio para ver con otros ojos a esos chicos que cruzan a nado nuestra frontera arriesgando sus vidas, sabiendo que la mayoría serán detenidos en cuanto salgan a la playa y devueltos otra vez a la miseria, la opresión y la pobreza que tienen y les espera en Marruecos, otra dictadura como la que nosotros sufrimos una vez.

        Y mientras, ¿Qué hacemos nosotros?

        Unos protestar haciendo gala de ese deporte tan habitual entre los poderosos denominado, “rasgamiento virtual de vestiduras”. Otros viajando a esos “países origen” de potenciales inmigrantes para no conseguir absolutamente nada. Otros haciendo “absolutamente nada”, pero llenándoseles la boca de reproches a todos los demás. Otros afirmando que hay que acogerlos, pero esio sí, siempre que no sea en casa de uno.

        Julio no se preocupó. Julio se ocupó de “sus emigrantes”, porque esa es la solución: Hacerlos propios, pero de verdad. Acogerlos. Dándoles trabajo, facilitando la vivienda (No sólo a los emigrantes, también a los indígenas; aunque no es tan fácil. Yo llevo 14 meses buscando quién quiera trabajar en lo mío sin encontrar a nadie), atendiendo sus necesidades sociales.

        Yo, ya acogí a una en mi casa. Pero no tiene ningún mérito. Fue por amor y ahora es ella quien me acoge a mi pues mi casa ya es la suya.

        La pregunta es la de siempre.. En vez de protestar ¿Qué coño haces tú (¿Que coño hagpo YO?) para que tengan la vida que se merecen?

        Y si algunos derivan en delincuencia o en conductas antisociales… para eso están las fuerzas del orden público, que éste es un estado de derecho, no uno de firmes (Que diría el recordado Forges).

        Julio, quedas en mi recuerdo.

  • Antonio Duato

    Antes de que entréis a comentar este interesante artículo, os hago una pregunta formal: 

    Ha salido el texto con un tipo de letra mayor, dejando el resto como estaba. ¿Os ayuda a la lectura este tamaño, aunque haya que bajar más hasta ver los comentarios? ¿O prefrís que quede todo como iba saliendo?

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