Este es el comentario que hace Olga al evangelio de Juan del próximo domingo. Lo hago mío en su totalidad pues coindide plenamente con la comprensión del cristianismo a la que voy llegando: fidelidad al espíritu de la misión de Jesús y su traducción en nuestra realidad de hoy. Tras el vídeo, la letra. AD.
Creer que Jesús el hijo de José, es el Hijo de Dios, dador de vida eterna
Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: “Yo soy el pan que ha bajado del cielo”. Y decían: “¿No es este Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: ¿He bajado del cielo?” Jesús les respondió: No murmuren entre ustedes. Nadie puede venir a mí si el Padre que me ha enviado no lo atrae y; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad les digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo”. (Jn 6, 41-51)
Continuamos este domingo con el discurso del pan de vida del capítulo 6 del evangelio de Juan. Pero aquí, Jesús ya no va a hablar a la multitud -como lo hizo en el evangelio del domingo pasado- sino a los judíos, es decir, especificando quiénes son sus interlocutores. Y comienza invitándolos a no “murmurar” de Él. Jesús conoce que ellos que, aparentemente lo siguen, en el fondo, no acaban de creerle y, lo expresan, con la frase que de distinta manera repiten los cuatro evangelios: “no es este Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos?”. Recordemos que Mateo (13, 55-56) y Marcos (6, 3) se refieren a “no es este el hijo del carpintero”. En cambio, Lucas (4, 22) y Juan se refieren al hijo de José. Lo que es cierto es que están hablando a dos niveles muy distintos. Los judíos hablan del Jesús que conocen entre ellos, el hijo de José, y no acaban de entender lo que Él les está revelando. Jesús habla de su Padre del cielo al que Él muestra con sus signos. Jesús continúa refiriéndose a lo que está escrito en los profetas. En realidad, es una cita de Isaías (54,13) que dice: “todos tus hijos serán discípulos de Yahveh y será grande la dicha de tus hijos”. En el texto de Juan, Jesús la interpreta de manera libre, diciendo: “serán todos enseñados por Dios”. Invita con esto a los judíos a que se dejen enseñar por Dios quien ahora les está hablando a través suyo.
El evangelista Juan usa la expresión “en verdad, en verdad les digo” para destacar los dichos importantes de Jesús. En esta ocasión les vuelve a mostrar que el pan que comieron sus padres en el desierto, no era el pan de vida que ahora se les revela porque sus padres, aunque comieron de ese pan, murieron. Con Jesús, el Padre les revela el verdadero pan vivo que da la vida para siempre. Y utiliza una expresión “es mi carne” que abre el significado del signo al pan eucarístico, del que explícitamente nos ocuparemos el próximo domingo. En conclusión, la fuerza está en el creer en Jesús, siendo capaces de dejarlo de ver simplemente como hijo de alguien que conocen y reconocerlo como el Hijo del Padre del cielo quien es la fuente de vida para siempre. Pero, como dijimos el domingo pasado, un creer que no es una idea, una doctrina, una verdad de fe -como se suele decir- que tantas veces se queda en conceptos abstractos sin ninguna incidencia en la vida. Creer en Jesús y reconocerlo como hijo del Padre es entender el signo que Jesús nos transparenta con toda su vida. Es creer que actuar como Jesús actúo, es ser hijos en el Hijo, hijos del Dios Padre/madre que nos hace hermanos y hermanas a todos los seres humanos. De ahí que el pan de vida es la fraternidad/sororidad real que engendra el creer en el Jesús de la historia, asesinado por las autoridades de su tiempo, pero resucitado por Dios, abriendo para los discípulos que se han dejado enseñar por Jesús, la vida para siempre.
Es que lo de Padre, allá ellos. Pero lo de madre, ni hablar. No tienen ni idea de lo que es ser madre.Así que siga siendo masculino. Por mí no hay problema. Pero a las mujeres que no nos metan en esto. Nos sacaron y fuera estamos.
Bastante nos han fastidiado ya a las mujeres para que encima nos digan que Dios es como una madre. Menudo cinismo. Las madres según ellos estamos para sufrir en silencio, obedecer al marido, cuidar a los hijos y alguna cosa más que no voy a decir. Así que ni hablar.
Porque el Dios que me gustaría que existiese nada tiene que ver ni con un hombre, ni con una mujer. Y me parece genial los que antropoformizan a Dios, en su derecho están. Cada cual que crea en lo que pueda. Pero si no hay quién entienda a Dios como un padre bueno y bondadoso, lo de la madre me resulta indignante.Que busquen otro símil. Habrá a montones.Es mi opinión. Entiendo que no se entienda.
Carmen, veo que estás muy sorprendida porque muy últimamente se puede “concebir” a Dios también como madre, porque Dios es nombre masculino, y, lo que a mí me sorprende, es que hayamos naturalizado en la religión cristiana (también en todas las religiones), pero es en la judeo-cristiana en la que hemos nacido, crecido y educado, haya sido y siga siendo absolutamente todo masculino.
Los libros de la Biblia todos están escritos por hombres hasta los que llevan nombre de mujer, como el Rut, el de Ester o Judit, se cree que fueron hombres los que los escribieron, eso sí resaltando las virtudes de la mujer, la fidelidad al marido, la piedad, la lealtad, la maternidad, la pureza (aunque, en principio, las mujeres son impuras por tener la menstruación), etc. El resto de autores conocidos ya lo sabemos, desde Abraham, Moisés, etc., los profetas, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Amós, Jonás, etc. Jacob, José y sus hermanos etcétera.
Nuevo Testamento, Jesús fue hombre por voluntad divina, su madre, María, tuvo el mérito de ser su madre, eso sí, fecundada por un Espíritu. Los evangelistas: Mateo Marcos, Lucas y Juan; otros escritos del NT San Pablo, Santiago, San Pedro, San Juan, San Judas, el autor el Apocalipsis atribuido a San Juan. ¿Habéis leído el nombre de una mujer autora o cooperadora de autores masculinos?
Siguiente capítulo, los Santos Padres, todos hombres. Los Papas, todos hombres, los clérigos todos y solamente hombres. Teólogos, todos hombres. A mi lo que me asombra es que no nos asombre la ausencia de mujeres titulares de todo lo que ha configurado la doctrina y los dogmas cristianos. Los mandamientos, las normas, los ritos, saber la voluntad de Dios, etc., ninguna autora. Y lo vemos tan normal ¡¡¡¡¡!!!!!. Y¿Y si empezásemos a cuestiones el por qué? Aquí me callo.
Lo de Dios Madre, es que si no entiendo lo de Dios Padre, lo de Dios Madre, o sea. En Absoluto.
Esto es nuevo, de hace unos años. No sé si mayoritariamente se acepta.Lo importante es Lo que Tú hagas. Y , si es cierto lo que cuentan, Jesús fue coherente hasta el final. Eso es lo importante para mí. Y si hubiese sido Lo Importante para todos los que se llaman a sí mismos cristianos,quizás el mundo, éste, en el que vivimos y han vivido todos los que alaban a Dios Padre, y ahora también Madre, sería otro.Porque a Dios lo que es de Dios y a las personas, lo que es de las personas.O el cristianismo solamente vale para aquellos que consideran a Dios un padre y ahora también una madre?
Vamos, de madre nada de nada. Conozco a un montón. También lo soy.
Además, ya tenemos una. La santa Madre Iglesia. No?