Quisiera que esto que expresa Timothy en esta entrevista os entrara tan a fondo como me ha entrado a mí en esta tarde de sábado. No digo más. AD.
En una entrevista exclusiva, el reconocido guía espiritual dominico nos anima a no renunciar a nuestra profunda sed de felicidad infinita. Por Christophe Henning | La Croix International..
“Creo que esta profunda sed humana de felicidad infinita, que todos sentimos en algún momento, es lo más real que existe. Esperarla es vivir en el mundo real”, insiste Timothy Radcliffe , ex Maestro General de la Orden de Presdicadores (1992-2001), que ahora es un escritor espiritual de gran éxito.
El Papa Francisco eligió a este fraile de 78 años, inglés, para dirigir un retiro en octubre pasado para los 363 miembros de la asamblea del Sínodo , justo antes de que comenzaran su deliberación sobre la sinodalidad y el futuro de la Iglesia Católica.
El tema que eligió para aquel retiro fue “Esperanza contra toda esperanza”.
En esta entrevista exclusiva con Christophe Henning de La Croix , Fra Timothy explica por qué, incluso en nuestros tiempos peligrosos, hay motivos para tener esperanza al comenzar el año 2024.
- La Croix: ¿Cómo definirías la esperanza?
Timothy Radcliffe: Durante los capítulos generales de la Orden Dominicana a la que pertenezco, siempre hemos notado una diferencia fascinante entre las culturas “latina” y “anglosajona”. Las culturas latinas generalmente comienzan una discusión definiendo términos. A nosotros, los anglosajones, nos resulta más fructífero dejar que el significado pleno de las palabras emerja gradualmente.
¡Estoy encantado de que seas fiel a tu herencia cultural francesa! Y, por cortesía, debo proponer algo: para un cristiano, la esperanza consiste en creer que alcanzaremos la plenitud de la felicidad a la que aspiramos, es decir, Dios.
- Durante el retiro que disteis el pasado mes de octubre a los miembros de la asamblea sinodal meditasteis la frase “Esperanza contra toda esperanza” . ¿No es un poco loco, imprudente y audaz esperar contra toda esperanza?
Al contrario, diría que sería extraño, incluso loco, NO esperar esta felicidad infinita. Los seres humanos a veces nos sentimos tocados por la sed de un amor ilimitado e incondicional. Si rechazamos esto como una ilusión, entonces estamos diciendo que en el centro de nuestra humanidad hay engaño.
Creo que esta profunda sed humana de felicidad infinita, que todos sentimos en algún momento, es lo más real que existe. Esperarlo es vivir en el mundo real. Los niños lo saben. Espero que la educación no destruya esta esperanza, que es el núcleo secreto de nuestra humanidad.
Actualmente, el mundo está siendo sacudido por los conflictos en Palestina y Ucrania. ¿Cómo no preocuparse y no verse afectado por este clima de guerra? No se puede permanecer indiferente…
¡Por supuesto que no! Sería escandaloso permanecer indiferente. La dificultad es que vemos violencia en los medios con tanta frecuencia que es fácil escapar de su realidad y pensar que todo esto es sólo un juego, como si las guerras del mundo fueran juegos de béisbol inofensivos. Si pudiéramos vislumbrar el verdadero horror de la guerra, lloraríamos profundamente y lucharíamos por la paz.
Vi un vídeo de un joven soldado ruso perseguido por un dron. Se dio cuenta de que era el final y se pegó un tiro en la boca. Lloré durante una hora.
- Los motivos para preocuparse también están relacionados con la crisis climática. ¿ Puede la humanidad todavía salvar nuestro planeta?
¡Eso merece una respuesta muy larga! Simplemente diría que una de las causas de nuestro comportamiento destructivo es el mito de que debemos perseguir un crecimiento sin fin. Eso es una ilusión. Necesitamos un nuevo modelo de economía saludable.
El segundo problema es que la política y los negocios se centran en el corto plazo: las próximas elecciones, el informe financiero de fin de año. Para ser elegidos, los políticos se ven obligados a prometer lo que no pueden cumplir. Por lo tanto, todo político es un mesías fallido.
En Gran Bretaña, al menos, los principales partidos políticos siempre insisten en que el otro partido no es digno de confianza. Por tanto, no sorprende que estemos siendo testigos del surgimiento de regímenes autoritarios. Ciertamente necesitamos una renovación de la democracia local responsable, en la que estemos capacitados en responsabilidad mutua.
- ¿ Cómo evitamos el miedo en un mundo dominado por la violencia?
Es natural tener miedo en un mundo peligroso. El coraje no consiste en no tener miedo sino en no ser prisionero del miedo. Algunas de las personas más valientes que conozco son aquellas que tienen miedo pero aun así hacen lo que hay que hacer.
Pienso en un dominicano canadiense, Yvon Pomerleau, que se atrevió a regresar a Ruanda durante el genocidio poniendo en riesgo su vida. El ejército vino a nuestra comunidad a buscarlo: todos los hermanos tuvieron que tirarse en el suelo, siendo interrogados para revelar su paradero. Me dijo que estaba allí, temblando de miedo, pero no salió corriendo. Ése es el verdadero coraje.
El teólogo dominicano Herbert McCabe dijo: “Si amas, serás herido e incluso asesinado. Si no amas, ya estás muerto”.
Sí, seremos heridos, pero el Señor resucitado se apareció a los discípulos y les mostró sus heridas. Somos hermanos y hermanas de nuestro Señor herido, y nuestras heridas son señal de que nos atrevimos a vivir y compartir su esperanza.
- ¿ Cómo podemos confiar ante un futuro incierto?
“Confiar” es una palabra hermosa. Literalmente significa “creer juntos”, confidens en latín. No esperamos solos sino en la comunidad de fe.
Cuando tengo dudas, otra persona puede tener la confianza para apoyarme. Cuando pierdan la esperanza, tal vez pueda ayudarlos. Por lo tanto, cuanto más peligroso sea el futuro, más urgente será para nosotros buscar juntos el bien común y no encerrarnos en nuestra propia supervivencia.
- ¿Poner la confianza en Dios es un refugio o un escape?
He tenido el gran privilegio de convivir con personas como el beato Pierre Claverie, martirizado en Argelia en 1996. Dedicó su vida al diálogo con sus amigos musulmanes. Sabía que lo iban a matar, pero afrontó el futuro con confianza en Dios y nos dio confianza a nosotros, sus hermanos, hermanas y amigos.
Pienso también en Albert Nolan, un dominicano que luchó valientemente contra el apartheid arriesgando su vida en Sudáfrica.
También es muy alentador vivir con personas que enfrentan enfermedades terribles y, en última instancia, la muerte con valentía y alegría.
- ¿ Dónde podemos encontrar esperanza ? ¿ De la oración? ¿Conocer a otros? ¿Leyendo el Evangelio?
¡Todo puede contribuir a ello! San Óscar Romero tuvo miedo de morir, pero ese miedo no lo venció porque era un hombre de oración profunda y silenciosa con el Señor. Fue la base de su vida. Todo lo que dijo surgió de eso.
Con nuestros amigos más cercanos podemos guardar silencio y así hablar más profundamente y ser conducidos a un silencio aún más profundo. Algunos de mis recuerdos más preciados son momentos que paso con amigos en silencio, en presencia de la belleza, ¡quizás con un vaso en la mano!
- ¿Cuáles son tus resoluciones de año nuevo?
Me gustaría escuchar más música. Estoy convencido de que la música es fundamental en nuestra búsqueda de la paz y la armonía. Abre la puerta a la trascendencia. Mi vida ha sido a menudo una carrera frenética, en la que intenté hacer cientos de cosas. Debería dedicar más tiempo a la música.
También es una buena preparación para la eternidad, ¡que probablemente no esté tan lejos!
Y por eso, esa esperanza hay que basarla en la confianza de que disponemos de los recursos necesarios y suficientes, para poder sentir esperanza ante el futuro.
Siempre que sale el tema de la esperanza me acuerdo de una frase de Jesús, que yo creo que no se ha interpretado bien, (y volvemos con las exégesis).
Y es la frase, o mas bien el diagnóstico de Jesús, cuando dice: “Si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría”.
Los primeros seguidores de Jesús, como estaban en una dialéctica obsesiva con los judíos, sobre el reconocimiento de Jesús como Mesías, lo interpretaron como una fe en ese mesianismo de Jesús. Y cuando más tarde se llegó a la divinización de Jesús, se reinterpretó como una fe-reconocimiento de Jesús como Dios. Y hasta ahora.
Pero Jesús, era un gran sabio, y a sus seguidores posiblemente les hablaba no solamente de su misión política-religiosa frente a los romanos, sino de la sabiduría humana, precisa para gobernar sus vidas.
Y en ese sentido, cabe pensar que quizás, la fe a la que se refería Jesús, es una fe en la potencialidad del ser humano, y especialmente a la gran brújula que lo puede guiar en sus decisiones, que es el “espíritu” que llevamos dentro. Cuando hay problemas, lo más importante que nada, es hacer buenos diagnósticos y tomar buenas decisiones. Y para eso disponemos del “espíritu”.
Por eso la fe-confianza en nuestras posibilidades humanas, nos “salva”. Pero no de ninguna condenación eterna individual, sino, “más modestamente” de la extinción como especie.
En este tercer Milenio, del que ya llevamos 24 años, hay que quitarse las casullas y las mitras, y secularizarse de una vez, haciendo al católico seguidor de Jesús, uno con el resto de la humanidad. Hay que empezar a leer todo, más en clave de sabiduría humana que de sabiduría religiosa. Porque lo que podría ser un gran estímulo y una iluminación de nuestra vida, se puede convertir en una distracción y un camino erróneo a tomar.
La religión no debería estar para andar discutiendo que si galgos o podencos; o este Papa sí, o este Papa, no; o este “sacramento” o bendición, sí, o no o ninguno; y empezar a tomar decisiones a los problemas de la humanidad, (no los de la comunidad católica)
Jesús en parábolas como la del mayordomo infiel, nos estimula a potenciar nuestra sabiduría humana, tan necesaria para afrontar los graves problemas que nos afligen.
Y eso pasa por empezar a mirar más en nuestro interior, donde tenemos una brújula sabia tan maravillosa, que si confiáramos con una fe en ella como un gramo de mostaza, moveríamos montañas.
Querido Isidoro:
Con mucha frecuencia, al leer tus comentarios, me siento interpelado, pero pocas veces te contesto inmediatamente. Dejo para otro rato en el que esté con tiempo libre para hacerlo con calma o te llamo por teléfono. Como los dos somos habladores, el acuerdo-contraste queda ahí, sin tenerlo nosotros claro y, sobre todo, sin que lo podemos exponer a los seguidores de ATRIO.
Hoy dejo lo que tenía programado (me urge recoger las condiciones y fórmulas para que continúe Atrio y de lo que deliberaremos e la reunión-asamblea zoom del 25 de enero entre los interesados), para responder a tu comentario a la entrevista del gran Radclife que ayer me dejó profundamente “tocado”.
1. ¿Qué sabes de Thimoty? Tal vez de ahí surja la diferencia de apreciación. Lo vengo siguiendo de hace más de 30 años. Su progesismo social desde una fe profunda y depurada, sus luchas con Juan Pablo II cuando fue General de los dominicos, su realismo total cuando habla de los problemas del mundo y de institución eclesial hoy. No es un espiritual acrítico y descomprometido. Si lo fuera no escribirían en Infovaticana estas lindezas. Tal vez de ahí la distinta lectura de sus afirmaciones que hacemos tú y yo.
2. A tí te preocupa que su titular sea solo una frasecita retórica que nos engañe con el imaginario de un paraiso tras la muerte. Llevamos tanto tú como yo liberando la fe quae heredada de escorias adheridas, temores al castigo, imposiciones dogmáticas, rituales o mandamientos conducentes a hecernos rebaño. No sé quien habrá llegado más a fondo en esta obra de depuración interior de “creencias” culturales o religiosas. Quien se habrá más liberado de la “cultura de rebaño”. Por ahí andará. Yo, aunque fui 34 años presbítero católico y tengo de ello vivencias de todos los sentidos (como nuestro Alberto Rvuelta), creo haber hecho mucho para que no me sienta aludido por lo que dices de muchos que no han sabido quitadrse mitras y no se han secularizado adecuadamente. En esa búsqueda desde la audacia intelectual creo que coincidimos.
3. Pero me hace la impresión de que tú has encontrado lo penúltimo y te has quedado satisfecho. Eres ya una persona plenamente solamente humana y tienes esa explicación “científica” de Jung y otros sobre lo más íntimo: un subconciente con paradigmas y brújulas arcanas, producto de la evolución cósmica y biológica, que deberán guiar ya no tanto tu vida (en otros textos pareces renunciar al libre albedrío personal, lo que supongo te dejará muy calmada y liberada tu alma: lo comprendo porque a medida que uno se hace uno viejo desea renunciar a decidir y dejar que sean otros los que manejen lo tuyo. Si esta concepción de un motor anónimo, impersonal, de la vida globalde la especie humana,incluso de la particular de cada uno, te llena de paz, pues adelante. Exprésalo como tu caso. Pero no como válido para otros.
4. Porque otros, aún mayores que tú, no sé si con tantas lecturas y agudeza de ingenio como tú, creemos que no hemos llegado a lo último de nuestra búsqueda interior. Ahí estamos, con trabajo interior, escucha a lo más profundo en lo que a veces identificamos como “susurro” de Dios, actitud agradecida y adoradora de todo lo recibido y audaz creación del granito de arena que se nos ha dado poner a cada uno para esa mejor vida de las personas y las colectividades.
5. No puedo, o tal vez no sé, decir más. Mira, dejo la palabra Marcel Légaut en un texto, transcrito de una charla en 1962, cuando empezaba a pergeñar lo que sería su libro El hombre en busca de su Humanidad” :
EL ACTUAR Y EL SER
Aunque es breve, copio aquí un párrafo que me entró mucho el otro día:
Jesús es, precisamente, aquél cuya presencia humana permite que asumamos este conocimiento porque él mismo lo asumió en grado extremo pues fue, esencialmente, quien quiso hacer algo y no lo hizo. No pudo cambiar el mundo. Lo cambió mucho pero fue después de su muerte y lo cambió por su fe, y es un cambio que apenas está empezando. Lo suyo es algo de una dimensión totalmente superior, diferente, sin comparación con las dimensiones de una historia cualquiera, normal. Fue quien fue impotente para conocer lo que debía hacerse, que era lo esencial. Y él lo supo. Por encima incluso de lo que fue a los ojos de Dios, él es el maestro, el camino por el que cada uno debe llegar, en la medida en que es adulto, a pasar por la “puerta estrecha” por la cual debemos pasar para alcanzar el ser que estamos llamados a devenir. La fe cristiana introduce esencialmente a Jesús. La fe general lo exige, por así decir, pues haría falta una llamada extraordinaria hacia el ser para que esta opción hacia el ser fuera capaz de hacer que el hombre se mantuviera en pie a la hora de las revelaciones últimas, es decir, donde sabe que no puede realmente conocer lo esencial, donde ve que no puede realizar lo que es esencial para que su vida tenga su sentido.
Un abrazo, Isidoro, con toda la estima y cariño que sabes que te tengo y con la esperanza de que sigamos coincidiendo y discrepando aún un ratillo en ATRIO
Amigo Antonio, muchas gracias por la dedicación de una parte de tu tiempo a mi comentario.
Quiero aprovechar esta oportunidad, para explicar mi modus operandi, para que se com-prendan, mis intenciones.
Mis comentarios, son el diario de una búsqueda, que es a lo único a que me dedico desde hace muchos años.
Estar muchos años buscando, no es necesariamente buena señal, porque puede uno quedarse enredado en un laberinto, dando vueltas y vueltas sin parar, y quizás con el autoengaño de estar haciendo algo útil.
Y esa era mi sensación, hasta hace poco tiempo. Pero justamente hubo un momento, en que creí, y creo actualmente, que encontré mi “Piedra de Rosetta” personal, esa piedra angular, en la que apoyar mi cosmovisión religiosa personal, que instintivamente he ido buscando desde que intuí inconscientemente, que la doctrina tradicional eclesiástica, no me “llenaba”, y decidí, volar solo.
Recuerdo que alguien me dijo, que lobo que caza solo, perece. Pero había algo dentro de mí, que me impulsaba poderosamente, (¿quizás el ego, quizás mi “espíritu”?).
Ahí empecé a sentir que la vida de todas las personas, es una continua incertidumbre, sobre el origen de nuestra voz interior. Y que nuestra mente es una sempiterna disputa entre el acierto y el error, entre el “bien” y el “mal”, entre el ego demoníaco, y el “espíritu” del Universo.
Mi piedra de Rosetta, es que toda la vida “religiosa”-espiritual, pasa por la existencia del “espíritu” personal de cada uno, y que la perla maravillosa y el tesoro escondido evangélicos, son “eso”.
Y mi propósito en comunicar mis descubrimientos, no es para que todos se adhieran a ese modelo espiritual, sino para dar testimonio a los que estén en una búsqueda personal similar a la mía, de que hay mas modelos, del que se les propone habitualmente, sobre todo desde el sistema eclesial.
Pero la ventaja de este modelo, es que no es un modelo doctrinal, ni cognitivo, sino instrumental. Me siento como el vendedor de telescopios, que no les dice a sus posibles clientes, los descubrimientos que van a hacer, sino todas las enormes posibilidades de descubrimientos que van a realizar si “compran” el telescopio, y lo usan bien, siguiendo las instrucciones de uso.
Tu que tienes vocación de “pastor”, sabes, que a nadie medianamente maduro se le convence de nada, (excepto a los niños), que no se con-venza uno personalmente. (Esa es la diferencia entre el convencimiento intelectual y el vil y burdo adoctrinamiento, tan propio de todo agit-prop ideológico).
Yo no he sido pastor, pero he sido comercial, que es lo mismo, y se que a nadie se le vende nada, es el cliente el que te compra, y eso vale hasta para el timo de la estampita, en donde es la codicia del “timado”, el que hace la “venta”.
(Como decía Salustio: “Sólo unos pocos pre-fieren la libertad; la mayoría de los hombres no busca más que buenos amos”).
Hablaba antes de la gran ventaja del modelo teórico del “espíritu” personal, pero también de-bo hablar del gran problema de su uso.
Ser consciente de la existencia en nuestro interior de un extraordinario instrumento de guía noética, y de discernimiento, tiene como todo, también su cruz.
Encontrarte de repente una brújula en el ca-mino, no es llegar a ningún lado. No es llegar al final del camino de búsqueda, sino que es el inicio de la reanudación de la búsqueda, aunque ahora con un instrumento que sobre todo lo que nos proporciona es orden, arquetipos, esquemas, imágenes primordiales de la realidad.
Es como el radar. Que no proporciona una foto del barco o avión lejano, sino un símbolo certero que lo representa.
De ir con radar o sin radar, hay mucha dife-rencia. Pero también es verdad, que puede oca-sionar confusiones y errores de interpretación o de funcionamiento…
El panorama “religioso” del futuro próximo, (y ya del presente actual), para mí es claro: Una gran humanidad, plenamente secular, con unos islotes de nostálgicos, que se han quedado como la mujer de Lot, mirando hacia atrás, hacia el pasado.
Pero ese panorama, no es tan “negativo”. Es verdad que estamos presos del materialismo mas miope y cortoplacista, pero lo que la Ciencia en principio ha derribado, su progresión, lo está reconstruyendo de nueva planta.
La Ciencia es el conocimiento del Universo, (que es la huella de Dios, y está regido por el gran Espíritu de Dios), y por ello, ese conocimiento, nos acabará esclareciendo la realidad en la que vivimos, nos movemos y existimos. (La libertad es el conocimiento de la necesidad – Spinoza).
Y nada más que eso, necesita el ser humano, para vivir plenamente: lo único a lo que deberíamos aspirar.
Y con ello, y como dice Radcliffe, satisfacer “esa profunda sed humana de felicidad infinita, que todos sentimos en algún momento, y que es lo más real que existe.
Esperarlo es vivir en el mundo real. Los niños lo saben. Espero que la educación no destruya esta esperanza, que es el núcleo secreto de nuestra humanidad”.
(Para mí, es claro que Radcliffe, es un gran sabio, que ha encontrado).
Esto da para mucho. Y posiblemente seguirá.
Me permito “terciar” en este diálogo, tan jugoso, tan personal e íntimo, entre Antonio D. e Isidoro. Y deseo hacerlo con respeto afectuoso, consciente de que la intimidad personal -en la que Isidoro entra muy a fondo- es como un santuario.
-Con Antonio tengo una gran sintonía, casi siempre coincido con su visión y sus planteamientos. Como también coincido hoy. Esa “defensa” que haces de Radclife la comparto, como comparto la necesidad de ir depurando nuestras creencias…, así como la fe que trasciende y da sentido (no preciso más), y de un modo especial esa apreciación-convicción de que una parte de la esencia del Mensaje del Reino es el trabajo por la humanización del hombre en la tierra. (Légaud). Digo una aparte, porque la otra, que da sentido pleno, es el sentido de Trascendencia: Somos más que materia… y estamos llamados a la Esperanza, que colma esos deseos de más… Los que creemos, creemos en la Esperanza… (Y este creer es muy razonable, no es mera creación imaginaria, que calma.)
-Isidoro sugiere -si no te interpreto mal- un tipo de reflexión, que en parte coincide y en parte es divergente: 1) Vas en busca de sentido… o, como muchos de nosotros, de perfeccionar-depurar el sentido de la vida y de la misma fe. Buscar una visión convincente, más convincente que la tradicional es algo inevitable y deseable. Ahí coincidimos, pero mientras relativicemos nuestra visión personal……. 2) Eso de encontrar -haber encontrado- la “piedra roseta…”, me parece demasiado afirmar. Mientras vamos de camino buscando, siempre deberíamos estar dispuestos a revisar… Solo al final, ya en la meta, podremos dejar de buscar…, y más que afirmar, reconocer con admiración… La meta, para los que creemos, no se encuentra aquí, en el tiempo… Por eso, mientras vamos de camino buscando sentido pleno -¡en nuestras circunstancias mudables!-, viviremos en la incertidumbre, como dices. La Trascendencia se halla en otra dimensión, que somos capaces de intuir, pero no mucho más. Y esto es racional y lógico. Por eso la necesidad de la fe -que no es ingenuidad-, pues viene a echarnos una mano… Ante lo Trascendente la fe es inevitable. Las antenas de la razón no alcanzan… Aunque hay otra forma de fe práctica, no especulativa, tal vez algo inconsciente, que es entregarse a la humanización del ser humano -y de las estructuras sociales-, haciendo el bien. En la humanización del hombre, con sentido trascendente, más allá del tiempo, se encuentra la meta. Esta es la reflexión que me habéis sugerido. Un fuerte abrazo a los dos.
Es muy bonita la idea de esperar contra toda esperanza. Pero si no queremos que se quede en una frasecita buenista más, muy naif, muy cuqui y muy infantiloide, hay que basarla en hechos concretos y reales.