UNO.-
La catástrofe ocurrida estos días en Libia permite reflexionar sobre las consecuencias de las decisiones políticos de las potencias occidentales en búsqueda de sus intereses so capa de ideales éticos. En 2011 las revoluciones surgidas en países árabes influyeron en las manifestaciones de protesta en Libia contra el régimen dictatorial del coronel Gadafi que gobernó el país 42 años. El gobierno del dictador reprimió con crudeza asesina las protestas.
Una Resolución, la 1973 del Consejo de Seguridad ONU permitió una coalición formada por Bélgica, Canadá, Catar, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Noruega y Reino Unido para llevar a efecto una operación militar de ataque en diversos puntos del país cuyo control tomó la OTAN que también se hizo cargo conjunto de las operaciones. Las organizaciones libias rebeldes recibieron apoyo de la auto llamada “comunidad internacional”, países árabes y occidentales que sirvieron como su “brazo armado aéreo” en los inicios de la rebelión. Tras tomar el poder, esas mismas fuerzas hicieron desaparecer las estructuras estatales existentes y acabaron con el inicio de democracia en el país. Libia inició en 2014, su segunda guerra civil.
Como he dicho la OTAN ocupó el mando conjunto de la operación militar y los países que formaban la coalición se ampararon en la doctrina de la responsabilidad de proteger. Tal tesis jurídica carece de legitimidad legal para llevar a cabo una operación militar de tal envergadura y aparente eticidad. Hubieron de basarse en el ideal humanitario de proteger vidas. Hoy los numerosos estudios publicados por investigadores e historiadores de muy diferentes países e ideologías, permiten afirmar que la OTAN llevó a cabo una operación de “cambio de régimen”, dominada por fines “materiales”, que no evitó un estado fallido cual es el actual provocando por el contrario una crisis humanitaria sin precedentes: treinta veces más muertes que las que había provocado la represión del régimen y centenares de miles de desplazados que intentan huir hacia Europa. La intervención militar en la que Francia, Inglaterra y Estados Unidos fueron determinantes hizo que por efecto directo de sus bombardeos murieran unas 30.000 personas hasta octubre de 2011. A la larga, una crisis de refugiados que se cuenta en casi medio millón de personas según ACNUR. Libia, ha convertido desde aquellos días en un Estado fallido.
El papel de Francia fue decisivo en todo el proceso militar y el posterior y trágico estado de Libia. Fue el país que presionó hasta extremos insoportables para constituir la coalición. Sarkozy a la sazón presidente en ese momento transformó a Gadafi, que era su socio, en un apestado. He contado aquí –hace unos días no más– la condena reciente de este político por la justicia francesa y recordar que, en 2007 para financiar su campaña presidencial recibió unos 50 millones de euros de su amigo Gadafi a cambio de apoyar la rehabilitación de Gadafi ante la comunidad internacional. Puede leerse en los publicados cables de inteligencia recibidos por Hillary Clinton y revelados en 2016 por el Departamento de Estado, la lista completa de los objetivos que Sarkozy tenía : aumentar su popularidad y credibilidad en el plano interno, aplacando a la derecha ultranacionalista, que denunciaba su incapacidad para frenar la inmigración musulmana proveniente del norte de África. Y sobre todo buscaba acceder al petróleo de Libia, garantizar la influencia francesa además de reafirmar el poderío militar francés en esa región del norte de Africa.
Libia sufría antes del desastre de las presas destruidas nueva crisis política. El territorio está dividido con dos gobiernos paralelos: uno designado por el Parlamento en Trípoli y liderado por Fathi Bashagha, primer ministro interino del Gobierno de Estabilidad Nacional o de Acuerdo Nacional y el otro respaldado por la ONU y liderado por el primer ministro Abdelamid Dabieba, quien encabeza el Gobierno de Unidad Nacional cuyo mandato ha expirado. Esa situación política, la presencia militar extranjera (mercenarios del Grupo Wagner y militares turcos), la lucha contra el terrorismo, la seguridad ciudadana y la protección de las fronteras son algunos de los problemas más complejos que enfrentaba Libia en el momento en que Derna ha sido destruida por el agua de sus presas rotas.
Las fuertes lluvias que se registraron el domingo provocaron el colapso de dos represas y cuatro puentes en el río Derna, que se encuentra en un valle rodeada de colinas lo que hizo población quedara arrasada y sumergida en las aguas. Al principio colapsó una represa de unos 12 kilómetros, probablemente debido a un desbordamiento, lo que produjo que toda el agua almacenada se volcara hacia el valle rocoso del río hacia la segunda presa, mucho más cerca de la ciudad de Derna, colapsándola y provocando la inundación total de la ciudad. El portavoz de uno de los dos gobiernos libios, Chkiouat, reconoció que una de las represas que reventaron no había recibido mantenimiento desde hacía un tiempo. Un ingeniero sobre el terreno dijo a Al-Wasat, el principal sitio web de noticias de Libia, que las represas estaban en mal estado.” El caos de seguridad y la negligencia de las autoridades libias a la hora de controlar de cerca las medidas de seguridad condujeron a la catástrofe”. Para varios historiadores libios la tragedia que se desarrolla en Derna se debe a la negligencia humana y se remonta a los 42 años del gobierno de Gadaffi.
“Derna es una ciudad que ha desafiado constantemente a Gadafi, por lo que la castigó muy severamente. La ciudad se fue erosionando progresivamente: no había escuelas y los hospitales estaban en muy malas condiciones”. Esta desafección y descuido continuó después de la revolución de 2011, cuando Gadafi fue asesinado y el país cayó en una agitación y luchas tribales que continúa con menos intensidad pero con igual virulencia hasta hoy. Antes de la tormenta Daniel, Derna no tenía “ni un solo hospital en funcionamiento”, ha afirmado el presidente del Consejo Nacional de Relaciones entre Estados Unidos y Libia. La Media Luna Roja se aventuró a dar el balance mortal de 11.300 personas hasta el jueves, mientras otras 10.100 siguen desaparecidas, en una ciudad de unos 100.000 habitantes. Se cree que unas 2.000 acabaron en el mar. Lucas 6, 46: “Todo el que se viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida”. Jesús el Galileo, que no era ingeniero de caminos, canales y puertos, sino hijo de un manitas de Nazaret, ya avisó sobre como evitar destrucciones por no construir como es debido.
DOS.-
Tim Gurner, australiano, 41 años, promotor inmobiliario, con un patrimonio estimado de 929 millones de dólares australianos que equivalen a 589 millones de euros, y cuyas opiniones sobre el mercado de trabajo y la economía son compartidas por la Australian Financial Review, un especie de biblia capitalista en el país y con influencia in partibus, ha propuesto la conveniencia de que el paro cuya tasa allí esta en un 3,7%, sea impulsada hasta el 40 o 50% para reducir la arrogancia de los trabajadores en el mercado laboral, para combatir así, además, la actitud de los mismos operarios a raíz de la pandemia del covid19 que ha empeorado su ética laboral. “Los trabajadores deben saber que trabajan para el empresario y no al revés “. Entiende este caballero que es menester obligar mediante el desempleo a aceptar otras condiciones de remuneración y de horas de trabajo. Piensa que los trabajadores parten de este principio “!Que suerte tienen los empresarios con tenernos!”. En consecuencia, los empresarios han de adoptar medidas para hacerles apearse de una convicción errónea. La suerte la tienen los trabajos porque hay empresarios que crean empresas y les dan trabajo. A propósito de la referencia a la pandemia como causa del cambio de actitud de los trabajadores recuerdo que un estudio del instituto de investigación italiano Mario Negri concluye que tres genes que han sobrevivido durante al menos 2.000 generaciones explican por qué algunas personas sufren los efectos más graves del virus covid19. Parecería leyendo las opiniones del señor Gurner y las de la Australian Financial Review que las tales proceden, como el capitalismo neoliberal que proclaman, de aquella época neandertal. Pronto tendremos a algunos profesores de business de los miles de escuelas de negocios que salen sin afeitarse ni ducharse en los telediarios para pontificar diariamente defendiendo la hipótesis de trabajo del australiano. Estemos atentos que así sucederá.
CODA.-
Carlos Alberto Mancuso, presbítero católico, argentino, falleció el pasado 3 de julio. Era el exorcista al que recurría el arzobispo Bergoglio en Buenos Aires cuando se enfrentaba con casos de posesión diabólica en su diócesis. Durante muchos años fue el único exorcista autorizado por la jerarquía para practicar exorcismos en Argentina. En 1917 el Código de derecho canónico ordenó que en cada diócesis se nombrara un exorcista, aunque la mayoría de los obispos incumplió la norma. En 2004 el Santo Oficio volvió a exigirlo. El ahora fallecido recordaba en una entrevista que “la mayoría del clero católico no quiere saber nada de exorcismos”. Ello no obstante, que dicen los señores jueces en sus resoluciones, el 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, se sublevó contra el Gobierno español (de derechas of course) mediante un golpe de Estado, que contó con el apoyo del rey Alfonso XIII, bisabuelo del actual titular de la Corona.
Gracias Alberto.
Las desgracias y penalidades de los emigrantes y los problemas de Europa para acogerlos de forma adecuada y coordinada quizá alcanza una expresión patente en el titular de la segunda pagina de EL PAÏS de hoy que dice: “El hacinamiento en Lampedusa con más migrantes que residentes“. Y un subtitulo: “Por momentos no queda ni espacio ni comida suficiente para todos”. Se trata de un reportaje de Lorena Pacho que conviene leer.
Todo ello acompañado de la terrible situación de las mujeres en algunos países como Afganistán e Irán y , por si fuera poco, de Las consecuencias de los desastrosos terremotos que se han producido recientemente.
Es tarea urgente de todos los dirigentes de los países democráticos y de todas las instituciones, tanto como de los ciudadanos de “a pie” , más allá de lamentar lo sucedido y hacer ayudas puntuales, que pongan en marcha de forma eficaz los medios y la educación necesarios para revertir estas situaciones y mejorar el respeto a los derechos de las personas y el establecimiento de normas y acciones eficaces que pongan límite a tan desastrosa situación. No es tarea fácil ni de un día, ni de un año ni do, pero es tarea necesaria e inexcusable.
Gracias Alberto.Por la información.Me preguntaban ayer en un bar x las protestas en Lampedusa,el dueño de un bar… Claro y le tuve q decir:no ve q el mundo es un desastre…Coño voy a saber yo cómo se resuelve este carajal…este valle de lágrimas…
A propósito del artículo de Alberto, especialmente del nº uno, expongo unas preguntas que bastantes veces me he hecho con relación a Irán (caída del sha, señor absoluto, y apoyo a Jomeini, señor clerical con mentalidad todavía más absoluta y tradicionalista, tradicionalismo sacralizado.) Jomeini fue “protegido” y apoyado por países occidentales (Francia, por ej.)
-Las consecuencias se están viendo desde hace muchos años: Invasión embajada USA en Teherán… -que propició la caída del presidente Carter-, represiones y muertes mayores que las del sha Palevi; imposición de costumbres medievales…, elevación indiscutible del poder del clero, control-vigilancia de una policía “moral”, que reprende y pone en manos de la “justicia” que condena y ejecuta… a los críticos… Desarrollo de armas mortíferas (no solo drones…) etc. etc.
-Otros dos ejemplos: Iracq y la guerra “moral” contra el dictador Husein -y contra “sus armas de destrucción masiva”-, que causó más muertes y destrucción, y desgobierno e intolerancia, que aún persisten… ¿Fue una buena obra de paz la que crearon los tres de las Azores? ¿Los guió la intención de hacer un bien a la población o más bien los intereses -y la torpeza-?
-Y de Libia, ¿qué decir? Los que promovieron la caída de Gadafi, ¿ni siquiera supieron ver las consecuencias…? A veces es mejor o menos malo elegir el mal menor… Y luego dar cuenta de las decisiones que se toman, si éstas causan males mayores… (No digo ya nada de Siria, Sudán etc.: ¿Cómo han quedado?) Una cosa parece clara: Hay que pensar más y mejor, con más ética, cuando se toman decisiones que afectan al hombre y la tierra. No es que uno se contente con el mal menor, sino que se evite en primer lugar el mal mayor. “Cuando veas un ejército mayor que el tuyo, envía emisarios a negociar…”
-¿No serán necesarias Reuniones-Asambleas, como las del G-20 etc., pero más eficaces, que analicen los desaciertos, los errores, las motivaciones y la falta de ética de muchas decisiones político-económicas, que miran por intereses particulares mucho más que por el bienestar del ser humano? (Estas preguntas las inspira mi utopía, que quiere ser humana y racional y ética.) Utopía que proscribirá el poder oligárquico y su “mentor”, el neo-liberalismo rampante…, revestidos de demócrata o de totalitarismo… El neo-liberalismo, en sus entrañas, es un sistema totalitario y selectivo.