Este texto lo envía Isidoro esta mañana de sábado, para que lo ponga comocnueva entrada o como respuesta al comentario último de Santiago Harnández. Como yo he puesto ya un comentario a Santiago, prefiero ponerlo como puevo post, que abra a comentar también la Consulta del grupo posteista de esta tarde. Apasionante y profundo debate. Ya sabéis mi opinión: El acto de fe es un acto libre, plenamente humano y creativo, previo a la inteligencia de esa fe. Y la fe de una persona lúcida del siglo XXI no se basa en mitos modernos sobre el inicio o leyes del universo o de la microrrealidad. AD.
Amigo Santiago, perdóname que insista en mi tesis. No voy a ser pesado más tiempo: solo hoy, víspera del Domingo de Pentecostés, el día dedicado al Gran Espíritu rector del Universo, termino por ahora, la serie de pensamientos de cara a la reunión de los convocantes del grupo Lenaers.
Creo que no me expliqué claramente ayer, en lo referente a mi opinión de la causa, del malestar generalizado que existe en el mundo.
Hablas y muy bien de que “ya existen mecanismos autoreguladores, (las leyes del Universo), pero la autoregulación del mundo no depende de nosotros en su magnitud cósmica…Es Otro el que la regula y la programa….desde toda la eternidad…”.
- Y yo decía que las leyes del Universo, son de tres órdenes: las leyes de la física, de la materia inanimada, las leyes biológicas, de los seres vivos, y un tercer orden de leyes, las leyes de la Inteligencia y la I formación, que afecta a los seres inteligentes del Universo, orden, en el que nosotros acabamos de ingresar.
- Estas últimas, aún no las conocemos bien, y son las que permiten actuar a los seres inteligentes, según el Orden del Universo: podríamos decir que son “las leyes de Dios”, una nuevas Tablas de Moisés más sofisticadas y modernas, para el comportamiento “moral” en el universo.
- Las “tablas de piedra” donde están grabadas, son la mente de todos los humanos, el software mental genético, con el que venimos dotados todos al nacer.
En el último, (por ahora), salto evolutivo emergente, que supuso nuestra “hominización”, el salto a la categoría de “seres inteligentes” del Universo, se añadió a nuestro equipamiento neuronal, una sexta emoción instintiva, la de la “trascendencia” o “elevación”, (Haidt), que nos impulsa instintivamente a la verdad, la Bondad y la Belleza-felicidad.
Y con ella, además, el “espíritu” personal, que es un mecanismo autónomo de “guía” y “consuelo”, que contiene toda una biblioteca de “imágenes sabias, que se denominan “primordiales”, porque se refieren a la “Sabiduría primordial”, la letra pequeña que tenemos que conocer de las Leyes del Universo, para la Inteligencia.
- Esta Sabiduría Primordial, reflejo de la realidad del Universo, es lo que solemos denominar como lo “sacro”, o lo “Real”, lo “numinoso”, o lo “santo”, de Rudolph Otto, e incluso muchas veces se asocia directamente con “Dios”, y es la base de las religiones, aunque no tiene necesariamente por qué ser así. (Es lo que diferencia lo estrictamente “espiritual”, de lo “religioso”).
- Al entrar el ser humano en el mundo de la Inteligencia, nuestra dotación mental meramente animal, (el sistema límbico de las emociones, y nuestra mente racional de primates), nos es insuficiente, para afrontar este nuevo mundo de la Inteligencia, y sus Leyes universales, que nos son aún desconocidas.
Por ello, necesitamos una guía, para navegar por ellas, sin desviarnos. Y el “espíritu” personal, un mecanismo autónomo y automático, dentro de nuestra naturaleza, que nos muestra a la mente consciente, la “imagen primordial” pertinente a cada situación.
- El Universo, premia a los seguidores de sus leyes con grandes alegrías, que llamamos “felicidad”, y castiga a los que se desvían de ellas, con un gran malestar social y con la alienación, (el “pecado” religioso).
Si no seguimos la sabiduría latente en las “imágenes primordiales sabias, de que disponemos, nos desviamos de las Leyes Universales, y recibimos el “calambrazo” correspondiente, en forma de crisis existencial y malestar generalizado, que la mayoría de las veces no sabemos de donde nos viene.
- Pero nos cuesta mucho oír e interpretar bien al “espíritu”. Según las reglas observadas de la evolución biológica emergente, los saltos evolutivos, siempre se producen en dos saltos consecutivos.
En el primero, se produce el órgano o el núcleo neurológico nuevo, en forma latente e imperfecta, y en el siguiente, surgen otros nuevos, al tiempo, que los del salto anterior, se perfeccionan y generalizan. (Sinesio Madrona).
Parecería, que eso es lo que nos pasa con la “novedad” evolutiva del “espíritu” neurológico, y del nuevo instinto-emoción de la “trascendencia”.
- Todo el conglomerado neurológico, que constituye el “espíritu”, viene codificado en forma “arquetípica”, que es una forma de “compresión” de la información, quizás para reducir espacio, y así, maximizarlo.
- Y por ello, las “imágenes primordiales” del espíritu, para que lleguen a la mente consciente en forma útil, hay que descomprimirlas, desplegarlas, e interpretarlas, completando sus vacíos, a través de nuestra cosmovisión cultural.
Es un proceso muy complejo, y por esa complejidad se hace en dos fases. En la primera fase, se traducen a la conciencia, pasando de la imagen a las palabras, mediante unos mediadores simbólicos, (mitos, símbolos y ritos), de que disponemos en nuestro software mental, como si fueran la caja de herramientas auxiliares del dispositivo.
Y posteriormente, esos mitos y símbolos y ritos, ya traducidos a “palabras”, los traducimos racionalmente a la conciencia, según nuestra cosmovisión cultural.
- Y aquí viene el problema. Este proceso antes lo hacíamos automática e involuntariamente, pues estaba incorporada nuestra capacidad simbólica a nuestra cultura primordial.
Pero la Ilustración y la Modernidad, con su hipertrofia de la razón consciente, decidió que el mundo de lo mítico, era algo irracional, (asociando lo irracional con lo falso), y prescindió plenamente de toda simbología.
Y la guía espiritual, dejó de funcionar, porque la razón empezó a reprimir, el lenguaje simbólico, con un imperio monopolístico del “logos”, cortando así el acceso a la guía del “espíritu”.
Y la razón empezó a guiarnos a su buen entender. Y aquí empezó todo.
- Señalaba Joseph Campbell que el mito es la entrada secreta, por la cual las inagotables energías del cosmos se vierten sobre las manifestaciones culturales humanas.
Es preciso, volver a “reencantar” el mundo. No en el sentido de que campe la superstición y el desvarío, sino de volver a disponer y aprovechar la sabiduría primordial de la que estamos dotados por el Padre Universo.
Los mitos intentan dar una explicación no racional del Misterio. Describen algo verdadero relativo a las cuestiones últimas del mundo, de la vida, de la historia de las personas.
Pueden estar construidos sobre una base histórica o sobre una ficción poética, pero siempre expresando en palabras, el contenido de la correspondiente, “imagen primordial” interior, (por eso son universales).
Símbolos, mitos y ritos son consustanciales a la vida espiritual y cultural. Responden a una realidad y cumplen una función: acercar a la conciencia, las modalidades más secretas del ser.
Pretender relegarlos a una infancia superada, a un pasado supersticioso, a cosas de poetas impropias de gente seria, es reprimir la riqueza de vida en imágenes que llevamos dentro atesoradas y transmitidas desde milenios por la humanidad como sus imágenes arquetípicas ancestrales.
Los símbolos, los mitos y los ritos son una invitación constante a trascenderse y a adentramos en niveles más profundos de conocimiento y de relación, una invitación a descender a nuestros cimientos ontológicos, existenciales y culturales.
Rescatan nuestra existencia del peligro de disolverse en el caos de la desorientación. Estas aperturas pueden ser acceso a la verdadera realidad. a nuestra última verdad primera.
Al ser un producto espontáneo de la cultura humana, no son obra arbitraria de la fantasía individual, ni calculado resorte social de una casta dominante, aunque éstas no pocas veces los hayan manipulado para sus intereses.
De hecho, pueden camuflarse, transformarse, degradarse, pero jamás extirparse. Se degradan por desvirtuación, mixtificación, rutina, manipulación, artificiosidad…
Estoy totalmente de acuerdo contigo Isidoro. Pasa, que no puedo explicarme en su totalidad. Y a la vez con ANA RODRIGO , sobre todo por esta situación en que estoy viviendo. Lejos de Madrid y limitado, por avatares personales, bien quisiera sin hacer daño a nadie y menos a este medio, conociendo como conocí en persona a mi tocayo Antonio Duato, del que guardo un recuerdo y su labor a través de su Atrio, tan laboriosamente encauzado. De todas formas si que quiero dejar un rastro, si ello es posible un rastro desde este pueblo zamorano, Pajares de la Lampreana, D.P 4942 a nombre de mi suegro, Carolino Miguel González .Un cordial abrazo.Gracias.
Antonio (Giordano), te mando un fuerte abrazo.
…Se saca a colación a Heráclito cuando aquí las categorías al uso son todas creacionistas, mientras las de él, las de Heráclito, surgen de la naturaleza misma…
Aprovecho para cambiar “esfuerzo” por “insistencia” que es como terminaba mi comentario anterior, pues el esfuerzo aquí lo es de todos, en cambio, lo mío es insistir insistentemente… Pues eso disculpas.
Hola estimada María Luisa
Valoro esta distinción que haces entre la postra de Heráclito y los conceptos creacionistas que han salido en la conversación.
Complemento que la frase de Heráclito, cuando no se toma aislada como hace Isidoro, resulta que no sólo no es útil para cuestionar la mentalidad en que si una cosa es verde no puede ser roja. Todo lo contrario, Heráclito parte de la convicción de que que si una cosa es verde no puede ser roja, así como si una cosa es una lira no puede ser arco.
A la conclusión a la que llega Heráclito es que tanto la cosa verde como la cosa roja como la lira como el arco comparten la característica de diferenciarse de las otras cosas. En lo que concuerda la cosa verde con la cosa roja es que ambas se diferencian de todo lo que no son ellas.
La dialéctica de Heráclito entonces no significa un relativismo en que si una cosa es roja puede ser al mismo tiempo verde. Es un ejemplo más de cómo se toma una frase suelta y se le tuerce para que diga lo contrario de lo que dijo con tal de que concuerde con lo que yo quiero que diga.
Abrazos y esperanzas
Muchas gracias Rodrigo, escribí esto pensando en ti, en la observación que le hiciste a Isidoro, pues lo argumentado cambia considerablemente según lo acusado por las categorías empleadas.
A partir de las creacionistas la cosa no admite discusión, ya vemos que el consenso no se hace esperar y ahí todo el mundo satisfecho. Pero si en la discusión dejamos paso a las categorías de la naturaleza, las propias usadas por Heráclito, entonces la cosa cambia de abajo arriba. El logos de Heráclito no era el mismo del logos dado más tarde por Parménides, (pensamiento Occidental) este es lógico-afirmativo, aquel es un logos que empieza por ser expresivo. El pensamiento de Heráclito expresa en su decir aquello previamente escuchado por la naturaleza. Las categorías de Heráclito, pues, están montadas sobre la estructura física de la Naturaleza.
Abrazos y esperanzas!
Amigo Santiago, llevas toda la razón, y yo también. Y no estoy bromeando. El grave defecto del pensamiento humano primitivizante, es el de la exclusividad y univocacidad del pensamiento verdadero.
Y esto que en principio, mucha gente lo acepta en teoría, luego cuando tocamos temas concretos, nos empezamos a poner nerviosos.
Por ejemplo el de las supuestas revelaciones de Dios, a través de los diferentes medios utilizados a lo largo de la historia humana.
Cada profeta, reivindica su verdad con carácter exclusivo. Porque para nuestra mente limitada, si una cosa es verde, no puede ser roja al mismo tiempo.
Pero decía Heráclito: “No comprenden cómo lo diferente concuerda consigo mismo; armonía de tensiones opuestas, como la del arco y la lira”.
Según la Wikipedia, Carl Jung escribió que Heráclito “descubrió la más maravillosa de todas las leyes psicológicas: la función reguladora de los opuestos […] con lo que quiso decir que tarde o temprano todo se encuentra con su opuesto”.
Jung adoptó esta ley, llamada enantiodromía, en su psicología analítica. Lo relacionó con los clásicos chinos, afirmando; “Si el mundo occidental hubiera seguido su ejemplo, todos seríamos chinos en nuestro punto de vista en lugar de cristianos. Podemos pensar en Heráclito como haciendo el cambio entre Oriente y Occidente”.
Jung sugirió que a Heráclito se le llamara “el oscuro” no porque su estilo fuera demasiado difícil, sino “porque habló con demasiada claridad”,(demasiada para su época -mío), acerca de la naturaleza paradójica de la existencia “y llamó a la vida misma un fuego eterno”.
Para mí, “Dios” se ha revelado de dos formas complementarias, en función del diferente desarrollo de la conciencia y la cultura humanas.
Una vez superada la etapa más primitiva, de las conciencia primitiva y mágica, Dios se revelaría en múltiples ocasiones distintas, con relatos variados. Aunque todos con un denominador común.
Y esos relatos mitológicos, han generado las diversas religiones, todas ellas igual de válidas, pues cada una se adaptaba a la cultura en que se realizó.
Y es ya en los tiempos modernos, cuando el ser humano ha conseguido unos conocimientos mínimos determinados, es cuando se nos empieza a poner de manifiesto, la gran Revelación de “Dios”, la que ha estado encima de nuestras cabezas desde el principio de todo, la gran revelación del Universo.
Por sus obras los conoceréis. Y a “Dios”, solo se le puede vislumbrar fehacientemente un poquito, a través de su gran obra, que está a nuestro alcance.
Por eso, yo pienso que en estos tiempos modernos, con nuestra mente moderna y nuestros conocimientos modernos, la mejor forma de que el humano moderno, encuentre su radicación en la existencia y su sentido de la vida, es mediante su plena inserción en el Universo, comprendiendo sus leyes, (que van mucho más allá de las simples leyes físicas y biológicas), y lo que el Universo exige de él.
Eso no excluye, sino que incluso ayuda mucho, la guía de la evidente sabiduría de Jesús, que no necesita de la mitologización de su “divinidad”, para sernos de extraordinaria utilidad, para la necesaria comprensión de las leyes del Universo.
Por eso, ni la religión estorba, ni resulta imprescindible para la “salvación” del ser humano. No es más que una perspectiva más, y al que le sea útil, maravilloso, y al que le entorpezca, igual de maravilloso.
Citaba Xavier Picaza a Teresa de Jesús, que valora mucho la expresión paradójica:
También un saludo cordial a todos.
Que no nos abandone nunca el coraje! Algo de lo que alardearé esta mañana. Si se habla de la necesidad de volver a los mitos, ¿cómo luego, le es tan conveniente a Isidoro echar mano del estructuralismo? Claro que hay distintos modos de entenderlo (intrínseco a las cosas o extrínseco a ellas). Adviértase por ello que Isidoro rehúsa hablar de las cosas en realidad. Habla de ellas imaginándoselas mediante mitos y, por tanto, negándole a la razón alcanzar su nivel caracterizador dentro de la estructura de la psiquis humana. Pues es en ella donde internamente se experiencia los cambios de mentalidad. Por qué?, porque el estructuralismo contemporáneo está en continua estructuración, es estructuración estructurante. De ahí que ayer negara el cambio de estructura mental que propugna Isidoro. Ese cambio de mentalidad él lo ve como un cambio impuesto desde fuera, precisamente por atenerse a esa prioridad de la estructura esquemática que la aplica donde a él le viene bien. La estructura en su funcionalidad propia es un hallazgo de la razón, es un resultado fundamental, nunca un punto de partida esquemático … bien lo dejo aquí…no sé muy bien por qué me esfuerzo tanto.
Este “Gran Espíritu”, Isidoro, es el Espíritu Santo que nos va guiando hacia la Verdad…Si se admite su existencia ya estamos admitiendo la presencia de un Creador inteligente que creó a su vez “el diseño inteligente” -…Porque nosotros no fuimos los creadores de nada…sino que solo actuamos en el mundo con materia “pre-existente”…No podríamos nada, sin que se nos hubiera dado la vida…Todo proviene de un don divino…Por tanto, todas las leyes del Universo se encuentran “super-afinadas” y “supercalibradas” inteligentemente para que el Universo pueda existir y evolucionar…Y la autoregulación proviene del Ser que la diseñó para que pudiera funcionar..Y es lo que pasa con la fisiología humana para el complicado funcionamiento de los órganos y de las “constantes vitales” que se “autoregulan”…que no hubieran tenido esa capacidad si no hubieran sido programadas de antemano..en un sistema inteligente
Por tanto, se necesitó no solo de la Creación inicial sino de que la materia-energía hubiera sido informada extrínsecamente a ella que no tiene la capacidad de hacerlo por “si misma”..para que pudiera desrrollarse y evolucionar …Es ese Dios invisible que es El que revela y Se revela que no es contradictorio y que trabaja con nosotros y en nosotros…No es el Dios frío de los filósofos sino el Jesús del Amor del Padre Nuestro…ES el que actúa en nosotros “en el acto de fe” que como dice Antonio D es ¨”un acto libre, plenamente humano y creativo” pero como es humano tiene una base racional porque es la fe la que ilumina el intelecto para que nuestra voluntad consienta a la Verdad trascendente que supera nuestra inteligencia natural…y podamos entrar – tenuemente, pero con certeza- en el Misterio inefable divino.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Amiga Ana, tocas un punto clave, el de la relación entre la mente racional consciente, y la mente inconsciente.
Dices: “Yo añadiría con el mito solo tampoco vamos a todas las partes. (…) Este es el peligro de los mitos, que son interpretables a criterio de quien los interprete. Hace falta también la razón para ver una cosa o la contraria”. Y llevas toda la razón.
Ambas partes de la mente, son como la mano derecha y la mano izquierda: ambas son necesarias para agarrar las cosas. Es lo que enseña el koan zen: ¿Cómo se aplaude con una sola mano?.
Nosotros venimos de fábrica, con un equipaje mental muy sofisticado. El Universo, vía evolución emergente nos ha dotado de unos instrumentos imprescindibles para resolver nuestros problemas que previsiblemente se iban a presentar.
Al igual, que por ejemplo, venimos con un programa lingüístico universal, (Chomsky), para aprender de niños a hablar fácilmente un lenguaje, también venimos con unos programas narrativos sabios, para conocer y expresar la sabiduría de la realidad en el Cosmos.
Estos programas narrativos, son la dotación de “imágenes primordiales arquetípicas”, que integran, (junto con muchas más cosas), el Inconsciente colectivo, que descubrió Jung.
Jordan B. Peterson, en su libro “Mapas del significado”, parece que lo explica así: “La idea básica es que, al igual que la estructura general del lenguaje está cableada en el cerebro humano, aun cuando se deben aprender lenguajes específicos, la estructura general de la narración, también está insertada, aunque se deben crear y aprender historias específicas”.
La cualidad de “arquetípica” de todos los elementos del Inconsciente colectivo, significa que están en lenguaje de “imágenes” que hay que traducir a palabras, pero que además están como “comprimidas”, “desecadas”, y hay que devolverlas a su estado natural.
Son algo así, como las sopas de sobre. Si abres un sobre, y el contenido te lo metes en la boca, sabe a rayos. Pero si le añades agua, y lo calientas, es una sopa rica.
Pues con los contenidos arquetípicos, pasa igual. Las imágenes arquetípicas primordiales, se traducen con palabras, a mitos simbólicos, y posteriormente hay que añadirle, los contenidos culturales oportunos, para que se transformen en un discurso con significado.
Por eso la razón es importantísima, pero solo como “traductora” y “restauradora” de la sabiduría del mito, que proviene a su vez de la “imagen primordial”.
Claro, todo esto, es para las personas, que creen en todo ese mundo profundo de la mente. Que no es una cosa de brujos tribales en taparrabos y con un embudo en la cabeza. Es Ciencia.
Aunque en Ciencia hay muchas opiniones. Pero Jung, no era un piernas. Y Jung, solo abrió un nuevo camino seminal, que sigue mucha gente seria.
Para el que no crea, porque está todavía en la Modernidad racionalista, todo esto son cuentos chinos. Cada uno elige su camino. Y “en principio todo vale”. Pero al final, ¿a dónde nos conduce la “sabiduría” racionalista?. Ya vemos que al desastre.
Y las religiones modernas, se han intoxicados de esa Modernidad racionalista. Y así les va. Porque no son ni chicha, ni limoná. Unos momentos creemos que Dios en persona nos habla a la oreja, por un teléfono “cósmico”, y otros momentos, somos más racionalistas que nadie.
Rezamos a la Virgen para que llueva, pero luego pedimos políticamente la construcción de acequias. Rezamos a Dios por la salud, pero nos quejamos de lo mal que está la sanidad pública. No creemos en la psicología moderna, pero luego llevamos a nuestros hijos al psicólogo cuando hay algún problema.
Cuando debían considerar que la Psicología profunda de los arquetipos, es la Piedra de Rosetta, que une Ciencia y trascendencia, la desprecian e ignoran, y prefieren seguir la antropología de los romanos.
Con tanta contradicción interna, que nos sale por las orejas, ¿cómo no vamos a estar locos?.
Nos encontramos ante una bomba de relojería, a punto de explotar, y viene con un plano de su esquema. Hay dos caminos para desactivarla. Uno es ignorar el plano, y tratar de adivinar con nuestra “razón”, los mecanismos internos de la bomba.
El otro, que parece mas razonable, es seguir el plano de la bomba, y cortar los cables que corresponden, según el plano. Podemos equivocarnos, sí, pero el reloj sigue: tic, tac, tic, tac…
Ayer leía sobre la complejidad de las cosas, me sorprende que si hoy se empiece hablando de la problemática que acucia a la humanidad no se advierta que entre ambas consideraciones exista una cierta relación. Una relación sin que nada tenga que ver un cambio de estructura mental, como propugna Isidoro. El equívoco está en decir que la razón solo informa (Isidoro) cuando en nuestra estructura mental la razón es búsqueda en profundidad de aquello que con anterioridad nos quedó impreso en nuestro sentir. De ahí emana la energía. La energía emana de la estructuración psíquica (interna) no de la psicológica externa y cambiante…
Excelente reflexión la que nos propones, Isidoro, gracias.
A mí, al igual que a muchas de las personas que intervinieron el otro día en el encuentro sobre los nuevos paradigmas, me ocurre que los paradigmas que me han servido en otros momentos de mi vida, en este momento no me sirven, por lo que me pongo en actitud de búsqueda de otro tipo de paradigma, que, la RAE define como “Teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento”.
Yo he vivido toda mi vida en unos paradigmas que me daban seguridad y que nunca los había analizado de la misma manera que lo estoy haciendo en este momento, a riesgo de caer en un vacío más emocional que mental, porque son las emociones las que sustentan nuestro sentido de la vida.
Cuando entramos a preguntarnos el porqué y el para qué de la vida o del cosmos, es cuando se pone en evidencia nuestros límites mentales.
Exceptuando los seres humanos, ningún ser, ya sea biótico o abiótico, se hace las preguntas que nos hacemos los seres humanos. Un piedra, un árbol o un pájaro no se preguntan el porqué de su existencia, pero hay unas leyes que rigen su existencia.
Un ser humano, aunque no tenga dañado su cerebro, no es capaz de explicar su existencia sin recurrir a un ser transcendente al que quiere alcanzar y no puede. De ahí los mitos y otros recursos literarios simbólicos que hasta ahora han servido, pero que, como dice Isidoro: ” Pero la Ilustración y la Modernidad, con su hipertrofia de la razón consciente, decidió que el mundo de lo mítico, era algo irracional, (asociando lo irracional con lo falso), y prescindió plenamente de toda simbología.” Y en esta nos encontramos.
Ahora bien, yo formulo la siguiente pregunta: ¿Es Dios el que necesita de nosotr@s o somos nosotr@s quienes necesitamos de Dios?
Si respondemos afirmativamente a lo primero, la respuesta es crear un dios dependiente de que los seres humanos le amemos o no, le adoremos o no, le rindamos culto o no, etc. De lo que se deriva un concepto humano reduccionista, es decir, de que Dios es un ser a nuestra imagen y semejanza. Aquí entra el concepto pecado, ofensa, redención, crucifixión y muerte de su hijo, etc.
En el caso de que seamos nostr@s quienes necesitemos a Dios, quería decir que ese “dios” quedaría en nuestras “manos”, en nuestras mentes, en nuestros razonamientos. Un Dios al que damos gracias por su amor cuando nos proporciona lo que necesitamos, o bien nos resignamos a su voluntad cuando las cosas no nos salen bien, cuando aparece el sin sentido del sufrimiento, etc. y decimos, “Dios lo ha querido”. El mejor resumen lo tenemos en el Padre Nuestro: Padre, cielos, santificado, venga a nostr@s, hágase tu voluntad, danos, perdona, no nos dejes. (Espero no herir la sensibilidad de nadie y , si así es, pido disculpas.) Únicamente relato mis nuevas necesidades de otro paradigma.
Creo que este último es el paradigma que ha existido hasta la Ilustración y la Modernidad y el desarrollo de la ciencia y la madurez del intelecto humano.
Y como estas cuestiones son tan personales, aquí entra el profundo respeto hacia quienes estén en un paradigma u otro, pues todo lo que para cada cual le sirve para vivir, es válido, sagrado y respetable. En este terreno no hay imposiciones exteriores al propio sujeto.
Yo sigo buscando, con paz y sosiego interior, la vida manda incluso a pesar de nostr@s mism@s
La solución a los graves problemas de la humanidad, pasa inevitablemente, por un cambio en la estructura mental del ser humano. O sea por un cambio de “conciencia”.
Y aquí es fundamental el mito bien entendido. Los mitos, son relatos, historietas sapienciales, cargadas de sabiduría práctica, ante un problema determinado.
Ante una grave dificultad en el ser humano, el “espíritu”, proyecta a la mente consciente, la “imagen primordial” oportuna, como solución al problema. Y por ello, la fuente de todos los mitos, provienen de una afluencia de los arquetipos sapienciales.
Y cuando el humano comprueba el éxito de esos relatos culturales míticos, estos se incorporan a la cultura consciente, como “sabiduría”.
Las mitologías pretenden ser recordatorios y avisos para las masas de aquello que todas las almas contienen en su fondo. Anuncios del origen y sentido que anima todas las vidas, por más remoto y ajeno que le resulte a las conciencias.
Además, Jordan Peterson señala que al contrario que el pensamiento racional, los mitos en tanto que su contenido no solo es descriptivo y explicativo, pues contienen una gran energía psicológica emocional y motivacional.
Y sigue Peterson: Esta capacidad para enseñar, motivar y guiar es algo de lo que carece, hoy por hoy, el pensamiento racional. El conocimiento y la ciencia, no son sabiduría. Probablemente ésta es la pieza que falta en el proceso civilizatorio a día de hoy…
El mito enseña y guía el proceso de cambio necesario, no meramente informa. Y esa energía psicológica se la dan los programas arquetípicos, y eso es lo que constituye la gran diferencia entre sabiduría e información.
A la luz de esos mitos asumidos, evaluamos y discernimos nuestra situación en cada momento. Son como nuestro gran catálogo de soluciones a las crisis existenciales y otros momentos-de cambio.
Por eso dice Carlos Fdez. Liria: “El pueblo no se moviliza con razonamientos, sino con mitos”. Y lo que vale para un colectivo, vale para cada uno de sus individuos integrantes.
Los mitos proporcionan esquemas, (patterns), modelos, patrones, de como es la realidad, (de los que ya disponemos arquetípicamente en el subconsciente, a los que hacen “resonar”), y que nos sirven para contextualizar en ellos, los hechos y datos que conocemos, y podemos alcanzar así su significado real.
Todo esto se enmarca en la batalla entre la mente racional, y la mente inconsciente sabia, (el “espíritu”, que es una parte de la mente inconsciente). La Modernidad hiper racionalista, ha laminado “la voz espiritual”, monopolizando el proceso mental, con la razón, (que en sí misma es una gran auxiliar muy útil).
Pero la razón solo informa, mientras que la mente inconsciente sabia, con su gran energía psicológica, es la que mueve y transforma a la persona. Con la razón sola, no vamos a ninguna parte, y nos sume en una parálisis operativa que caracteriza nuestra época.
Isidoro, dices al final: “Con la razón sola, no vamos a ninguna parte, y nos sume en una parálisis operativa que caracteriza nuestra época.” Yo añadiría con el mito solo tampoco vamos a todas las partes.
Un ejemplo: el mito de Adán y Eva. Una interpretación, la clásica y base de una religión judeo-cristiana: Adán y Eva desobedecieron a Dios, perdieron el paraíso, se avergonzaron de su sexo, Eva fue la mala, la que, después de comer la manzana tentó a Adán y éste cayó en la tentación, pero el mal entró en el mundo por culpa de Eva.
Otra interpretación contraria a la anterior: Eva fue la primera persona que se preguntó el porqué de las cosas, la que llegó al conocimiento del bien y del mal; por otra parte, también la que condicionó para siempre la situación de la mujer en el judaísmo, en Pablo de Tarso, el que existiera un pecado original en cualquier nacido, el que Dios enviase a su Hijo para salvarnos, y, sobre todo, el que la mujer quedase condenada a la marginación en toda la cultura occidental cristiana (y en esas seguimos, machismo, patriarcado violencia de género), porque aunque las palabras que se le adjudican a Pablo, no fueran de él, sí quedaron escritas en el NT como palabra de Dios: mujeres, someteos a vuestros maridos, cubriros la cabeza, os prohíbo que habléis en la asamblea. Así que las mujeres quedaron en el “hágase tu voluntad” ante sus maridos, sumisas y calladitas, y quedaron en seres humanos de tercera o cuarta clase.
Antes de este mito, Dios era mujer en el próximo y medio oriente, según los restos arqueológicos y paleontológicos, hasta que llegaron los guerreros indoeuropeos, o hasta que llegó Abram y los escritos del AT como revelación divina, y las mujeres, como he dicho, quedaron como las causantes del mal en el mundo.
Este es el peligro de los mitos, que son interpretables a criterio de quien los interprete. Hace falta también la razón para ver una cosa o la contraria.
Esta necesidad de mitos y de símbolos dependerá de la idea que se tenga de la inteligencia humana. Por ejemplo, en el punto 5, Isidoro la dualiza situando las emociones en el sistema límbico, cosa que también coincido, pero luego al hablar de la mente racional (cortex) parece seguir los mismos patrones de una razón pura necesitada de mediaciones (mitos y símbolos) Sin embargo pensar así a la altura de los tiempos es absurdo. La razón humana precisamente por ser humana es impura y, por tanto, necesitada siempre de ir verificando todo aquello que aprehende emocionalmente. No es que haya emoción y luego razón como un órgano que purificase lo dado emocionalmente, no. La razón no está solo en la cabeza. La razón está también en la punta de las manos, la razón es un ir tanteando, un ir comprobando y en este sentido podemos hablar de la racionalidad de la fe. No se trata de adecuar el pensamiento a las cosas como se creía antes, sino de profundizar en las cosas mismas para que nos lo enriquezca cada vez más. (Punto de vista, a mi modo de ver, en el que se enfocó el sábado la reunión) Por lo que también pienso que faltó más intervención por parte de Arregui y Villamayor
Resumiendo, el mundo no hay que volverlo a reencantar, basta que no obviemos lo real de las cosas que hay él, es decir, lo que las hace trascender. Lo único que evita la superstición y el desvarío…
Gracias Isidoro por esta aclaración en este segundo artículo de tu pluma. Con más tiempo creo poder hacer otro comentario. Agradezco tu interés
Saludos cordiales
Santiago Hernández