Estoy todo el día, tras recibir la noticia escueta de su hijo, que comuniqué enseguida a su amigo Alberto, sin poder conetarme con él y saber algo más. Ha sido un mazazo de los que desconcierta. Hablamos en Semana Santa y teníamos tantos proyectos. Era él quien cuidaba a su mujer, enferma desde hace tiempo, como nos comunicaba él mismo al final de su último artículo. Además del enlace a todos sus escritos aquí – https://www.atrio.org/author/pascual-pont/ , os innvito a leer su autobbiografía en su blog personal en contrucción que vale la pena visitar. Seguiras con nosotros como una columna viva de Atrio, Pacual AD.
Llegamos juntos en 1959 a la Comisión Nacional de la JOC española. Estuvimos codo a codo en aquella tarea desde ese año hasta finales de 1962, si no me hace errar el recuerdo. Responsable nacional de aprendices, Pascual, responsable del “Juventud Obrera”,un servidor.
Vivimos en el piso alto de la calle de la Reina 25, en una paralela a la Gran Vía, con los cuidados algo gruñones de la portera de la finca que era la señora Basilisa, con la que Pascual hacia las mejores migas. Pasamos luego a vivir en la Casa de la Iglesia en Alfonso XII, en el barrio más decimononico de Madrid.
Los recuerdos de aquellos años, a veces muy complicados, se han iluminado como la orilla valenciana del Mediterraneo de Pascual y nos han permitido continuar sesenta y tantos años siendo amigos de esos que retoman la ultima conversación con la frescura, el candor, la alegría y la belleza de una tarde de primavera al caminar hacia los Jerónimos a la misa diaria al crepúsculo. Y Rosa que ya entonces era el futuro.
La historia de cada uno de nosotros y de los demás compañeros de ese equipo tomó derroteros diversos y nos han permitido sufrir, crecer, alegrarnos y llegar hasta aquí. Su capacidad para tener intereses profundos y costosamente investigados, contrastados, iluminados y sintetizados me han admirado siempre, aunque mi radical incapacidad para las mates me hacían muy difícil seguirle. Ha pasado por momentos muy difíciles y dolorosos.
Ha superado la Maldad del príncipe de las tinieblas que no ha sido capaz de doblarle cerviz aunque sí de hacerle llorar más veces de las que merecía. De Gaulle, escribíó en sus “Memorias de guerra”: “El hombre viejo, agotado por terribles experiencias, distanciado de los afanes humanos, siente la proximidad del frío eterno ….¡pero siempre buscando en las sombras el resplandor de la esperanza!”. Hoy, con el cariño siempre nuevo al hablar con él o leerle, sé con la sabiduría que se aprende con las terribles experiencias del camino, que el resplandor ilumina, como siempre, los claros ojos de Pascual.
Alberto Revuelta.
He sabido esta mañana que habías terminado de recorrer tu camino, Pascual. Gracias por haber dejado muy a la vista tus pisadas en una andadura tan llena de vida. Animan y ayudan a atinar con la ruta.
Te mando un fuerte abrazo.
Por más que pasen los años; por más que acumule experiencias de pérdida y por más que me acerque a la muerte, con la certeza de que estamos llamados a ser Vida, ante una pérdida, yo suelo dar un paso atrás, porque mi dolor y el que contemplo, en tantas personas que quiero y aprecio, me causan pesar.
No conocí a Pascual Pont, pero he leído algunos de los textos que nos ofrece Antonio Duato, así como los comentarios de todas las personas que han escrito un post a la noticia de su paso a la otra Vida, y con todos ellos me conduelo.
Un abrazo cariñoso para todas las personas que lo añorarán, en especial a Alberto Revuelta y Antonio Duato que nos han ofrecido con sus palabras, la esencia de Pont. Y lo mejor será recordarlo y leer los textos que nos ha dejado, porque en ellos seguro que veremos que otro mundo sí es posible.
Me uno yo también a mis compañeros de ATRIO para expresar mi sincera condolencia a sus familiares y amigos por la partida de Pascual hacia la casa del Padre.
Mis oraciones y las de mi familia por su eterno descanso en la Misericordia del Señor.
Abrazos
Santiago Hernández
Lamento mucho el fallecimiento de Pascual Pont.
Deseo expresar mi acompañamiento en el sentimiento a su familia y amigos, entre ellos a Alberro Revuelta-
He leído el denso texto de Pascual Pont que nos ofrece Antonio Duato en su comentario. Texto que constituye en si mismo, una lección de vida.
A dos días de publicar aquí la noticia de la muerte de Passcual, no he podido conectar ni con su hijo Santiago ni con alguna persona íntima a la familia que me pueda informar cuando y cómo sucedió.
Solamente una persona me dijo que se había comentado en el barrio la gran tragedia, pues en los últimos siete años había perdido a dos hijos de cáncer y unos días antes había muerte su mujer.
Aquí en Atrio Pascual nos dejó sus últimas elevadas elucubraciones -consúltese los dos enlaces a sus escritos aquí y a su blog personal que constan en la entradilla- sino una especie de último testamento inintecionado, que nos dejó en su último comentario y escrito que conozcamos de él: https://www.atrio.org/2022/11/universo-complejo-evolutivo-6/#comment-377709
Me parece que es oportuno copiarlo aquí, con enorme respeto por quien, al final de una búsqueda apasionada que prolongó toda su vida, se rinde ante lo que en definitiva merece dedicar toda la vida: el amor concreto a lo próximo más próximo:
Mi «acción de gracias» por tanto bien que el Sr. Pont seguramente hizo a juzgar por este testimonio de Alberto y el de cada uno de quienes se adhieren al mismo. También mi solidaridad en la pena para con su familia y cuantos aprecian su recuerdo.
En esta fase de búsqueda en la que nos encontramos su ayuda se echará mucho en falta.
Mi profundo pesar y mi condolencia a su familia.
Lo siento, Antonio, la muerte siempre nos espera en un momento u otro, pero lo que nuestros seres queridos nos dejan con su legado vital siempre nos los hace presentes.
Un abrazo
Que su memoria sea eterna.
También me ha sorprendido y sacudido la noticia. Es una pérdida grande para mi persona y para la humanidad.
Lo siento mucho.
Un abrazo a su familia. A sus amigos