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Debate sobre la crítica a uno de los mejores obispos

Don Joseba Segura, obispo de Bilbao desde 2021

Traemos a ATRIO estos tres documentos pues ilustran cómo puede haber una crítica de la comunidad cristiana s su obispo que no signifique polarización radical entre derechas e izquierdas sino diálogo dentro del caminar juntos, es decir de la sinodalidad que propugna el papa Francisco, quien da ejemplo de permitir y escuchar las críticas. AD.

1.- Carta abierta a Don Joseba Segura, obispo de nuestra diócesis, de Bilbao

Bizkaia, 3 de marzo de 2023
Foro de Curas de Bizkaia
Berpiztu – Kristau Taldea

El Foro de Curas de Bizkaia y Berpiztu – Kristau Taldea, colectivo de cristianos y cristianas pertenecientes a diferentes comunidades, movimientos, asociaciones y parroquias de Bizkaia, queremos trasladarle nuestro desconcierto y creciente preocupación por dispensar de comer carne un viernes de Cuaresma a los participantes en una alubiada en la Sociedad Bilbaína. También por la próxima participación de su vicario general presidiendo la conferencia que va a impartir el cardenal Gerhard L. Müller en el encuentro organizado por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y la suya propia, celebrando la eucaristía al día siguiente en el Palacio Euskalduna. Son decisiones que se suman a otras anteriores como, por ejemplo, su presidencia, tambien de la eucaristía, el pasado 2 de julio de 2022 en el llamado santuario de Unbe, tras ocho décadas de no reconocimiento diocesano de unas supuestas apariciones.

Queremos trasladarle, en primer lugar, nuestro desconcierto por la presencia institucional de su vicario y la suya personal al lado de un cardenal que se caracteriza por su confrontación sistemática con el Papa Francisco. Creemos que con esta invitación, y con la petición formulada por la Sociedad Bilbaína, es posible proceder, como se ha hecho antes de ahora en nuestra diócesis, de manera mucho más discreta, sin faltar a la educación y a la fraternidad, pero tambien sin desconcertar y, en algunos casos, escandalizarnos a una buena parte de nosotros y, a quienes como nosotros, quieren seguir estando cercanos a los últimos de nuestra sociedad y sintonizando con las opciones del Papa Francisco. Queremos decirle que el desgraciado asunto de la Bilbaína es consecuencia de haberse rodeado de personas que, con una sensibilidad muy jurídica y canónica y nada crítica, propician una gestión de la diócesis escasamente pastoral y poco cercana a las personas más sencillas. Creemos que está pagando el precio por esta decisión.

Tambien queremos indicarle, en segundo lugar, que, además de desconcertarnos, se incrementan notablemente los síntomas de nuestra preocupación por el rumbo que viene teniendo la diócesis desde que Vd. la preside, una preocupación que le hemos trasladado en diferentes ocasiones, antes de ahora. Tenemos que reconocer con dolor, que estas y otras disposiciones confirman, desgraciadamente, nuestra inquietud por el comprometido futuro de esta diócesis y el progreso del desconcierto, de la desafección y del desánimo. Percibimos que no conectan ni con la historia de esta diócesis ni con las opciones eclesiales que nos hemos dado, por inmensa mayoría, en la Asamblea Diocesana y sí con una sensibilidad que busca aparcarla y olvidarla cuanto antes. Por eso, le tenemos que decir que constatamos, de nuevo, con creciente dolor, cómo se van diluyendo e, incluso, a veces, quebrando las expectativas puestas en su nombramiento como obispo por muchos de nosotros y de nuestros compañeros y compañeras. Es el precio que tiene que pagar por estar apostando por un pluralismo indiscriminado e inmovilizador del que el más triste ejemplo es el llamado Plan Diocesano de Evangelización, sin acentos ni prioridades.

Le rogamos, encarecidamente, que repiense la línea eclesial y pastoral que está impulsando en esta diócesis. Y que trate de evitar la preocupante y creciente desmovilización de nosotros y de muchos de nuestros compañeros y compañeras.

 

2.- El disenso injusto

Bilbao, 11 de marzo de 2023
Rafael Aguirre. Teólogo

Está por ver eso de que hemos ganado en libertad de expresión en nuestra sociedad. Lo “polítcamente correcto” tiene un peso enorme y hay una serie de temas tabúes que no se pueden tocar. Personalmente estoy encantado de que la Iglesia Católica no pertenezca a ese club de intocables, que antes encabezaba. No solo ha dejado de ser tabú, sino que el monolitismo y secretismo de su vida interna se diluyen gracias al estilo del Papa Francisco.

El proceso sinodal implica que afloren opiniones diversas en el seno de la Iglesia. Pero hay mucha ignorancia y bastantes prejuicios y cuando de la Iglesia se trata los medios, con frecuencia, se fijan en aspectos anecdóticos y los divulgan como gran noticia.

En dos días se ha convertido en noticia en toda la prensa española el que el Obispo de Bilbao, ante la petición que se le dirigió, ha eximido de la abstinencia a los participantes en una alubiada con “sacramentos” (tocino, morcilla y chorizo), organizada por la Sociedad Bilbaína para un viernes de cuaresma, y que convoca a 220 comensales. Seguro que entre los comensales hay un cierto número que acostumbra a guardar abstinencia los viernes de cuaresma.

Esta práctica resulta hoy anacrónica y habría que replantear su sentido religioso. Pero la conciencia de quienes observan esta práctica merece todo el respeto. ¡Ay del que ridiculizase las abstinencias de los musulmanes! Transgrediría un tabú de lo políticamente correcto. Un obispo sensato, si le plantean la cuestión, no puede decir ni “dejaros de historias, estas son cosas de otros tiempos”, ni “la norma de la Iglesia es que no se puede comer carne los viernes de cuaresma y no hay vuelta de hoja”.

Pero, como el Obispo mismo ha reconocido, estaba fuera de lugar un documento jurídico y hubiese bastado una amistosa comunicación oral, en la que cabía realizar otras consideraciones. Todo indica que el documento se ha filtrado para desprestigiar a un obispo, al que se le tenía ganas.

Lo de la comida ha sido el cebo para el sensacionalismo. Pero lo que había podido quedar en simple anécdota se ha incorporado en una Carta que el Foro de curas de Vizcaya y un grupo de laicos (Berpitzu), ha dirigida al Obispo de Bilbao, Joseba Segura, con otros agravios y sumamente crítica.

Hay otros aspectos de la Carta que son de más calado. Joseba Segura no esconde su forma de pensar, su lenguaje es claro y preciso, ajeno a sutilezas eclesiásticas. Pero tiene muy claro que el Obispo lo es de todos, que es un ministerio de comunión en una iglesia muy plural, que debe promover unas líneas pastorales, pero con actitud integradora, con paciencia y sin exclusiones.

Contra lo que dice la Carta, no está promoviendo un “pluralismo indiscriminado e inmovilizador”, sino que está incorporando a grupos con los que no se contaba, está ampliando la conciencia de comunión eclesial. En el País Vasco el sectarismo eclesial es muy fuerte por razones ideológicas y no ajenas al clericalismo que corroe a la Iglesia Católica. Por eso es injusto reprochar al Obispo el hecho de celebrar la Eucaristía de cierre de las Jornadas de Cristianos en la Vida Pública, que se van a celebrar en Bilbao. Su ideología política y eclesial es conservadora, cierto, pero pertenecen a la Iglesia y el Obispo debe hacerse presente si se lo piden, como lo haría en unas Jornadas de la HOAC o de la JOC.

Las relaciones intraeclesiales no son un camino de rosas. Los organizadores de las mencionadas Jornadas han invitado al Cardenal Müller, que fue prefecto de la Congragación de la Doctrina de la Fe y mantiene ahora una postura de abierta oposición al Papa Francisco. Le hemos visto en muchos sitios siempre flanqueado por el obispo del lugar como dicta el protocolo. En Bilbao las cosas no van a ser así. Contra lo que reprocha la Carta, la noticia no es que el Vicario de la Diócesis le acompañe en su intervención, sino la ausencia del Obispo, que marca clara distancia de un Cardenal especialmente beligerante con Francisco.

Asistimos en Europa a una Iglesia cada vez más minoritaria y más irrelevante institucionalmente. En el País Vasco este proceso se realiza de forma brusca y muy acentuada. Este fenómeno no debe afrontarse con nostalgias y mentalidad de gueto, sino como una ocasión de purificación y de mostrar la relevancia de los valores evangélicos. De esto ha hablado, con valentía y lucidez Joseba Segura hace pocos días precisamente en la Bilbaína invitado por el club de Roma. Una pena que los medios apenas se hiciesen eco de esta intervención de verdadera trascendencia.

Es de los pocos obispos capaz, por su preparación y libertad, de hablar del cristianismo con dignidad en los foros seculares. Pero se ha distinguido siempre por su compromiso social. Cuando regresó de Latinoamérica quiso ir a Otxarcoaga. Está siempre disponible y cercano, pero evitando todo protagonismo. La Carta que se le ha dirigido comete una gran injusticia con Joseba Segura, sobre todo cuando le achacan falta de cercanía “a las personas más sencillas”.

 

3.- Lo justo de la crítica

Bilbao, 15 de marzo de 2023
Javier Madrazo Lavin
El Correo

Me ha parecido oportuno realizar algunos comentarios al hilo del artículo titulado “El disenso injusto” de mi amigo, profesor y buen teólogo, Rafa Aguirre, publicado en este periódico el pasado 9 de marzo. Vaya por delante, que formo parte del colectivo de cristianas y cristianos de Berpiztu – Kristau taldea que, con el Foro de Curas de Bizkaia, hemos firmado la Carta abierta al Obispo de Bilbao, Joseba Segura . Mi pretensión con estas líneas es exponer lo justo de la crítica formulada en dicha carta.

Estoy con él en que no se puede decir -como lo ha hecho un titular de periódico- que a Joseba Segura “le falta cercanía a las personas más sencillas”. Yo no tengo argumentos para sostener eso, sino todo lo contrario. Lo atestigua toda su trayectoria personal y pastoral. Lo conozco desde hace muchos años, y he podido comprobar su entrega generosa a la causa de la justicia y de los pobres.

Pero sí los tengo para estar de acuerdo -como se dice en la carta en cuestión- con que el desgraciado asunto de “La Bilbaína” es consecuencia de haberse rodeado de personas con una sensibilidad muy jurídica y canónica, y nada crítica y pastoral. Así lo evidencia su modo de responder a la petición de la Sociedad Bilbaína, con el Código de Derecho Canónico en la mano, y el escándalo provocado en muchas personas, sencillas y de buena voluntad, dejando aparte el “pitorreo” que ha producido en otras.

Es inexplicable que el Obispo de Bilbao asuma en su literalidad, para otorgar dispensa cuaresmal, unas recomendaciones, “viejunas” y herederas del Concilio de Trento, de la Conferencia Episcopal de 1986, que incluyen las mortificaciones corporales.Todas las personas nos equivocamos en muchos momentos de nuestra vida. Sería muy de agradecer una rectificación pública de un hecho que ha tenido tanta repercusión.

También estoy de acuerdo con Rafael Aguirre en que asistimos a una minorización y progresiva irrelevancia de la Iglesia en Europa occidental, pero entiendo que la manera de afrontar esta situación no es apostando por un pluralismo indiscriminado, obsesionado por el número, sino por un pluralismo con opciones claramente evangélicas.

Creo que lo propio de un obispo, como de todo católico, es la comunión, pero con misión. Y también creo que la apuesta por el número sin opciones nos llevará a ser un residuo todavía más irrelevante, no un resto perfectamente compatible con pertenencias más sociológicas, culturales o tradicionales.

Por eso, entiendo que la mejor manera de ampliar, como bien dice, “la conciencia de comunión eclesial” pasa por no olvidar ni descuidar que la vida de Jesús de Nazaret estuvo presidida por un pluralismo con opciones, sin, por ello, dejar de estar abierta a todo el mundo. Esta es otra razón por la que también he apoyado la carta abierta al Obispo de Bilbao.

Igualmente estoy con él en la importancia de desalojar el “sectarismo eclesial en el País Vasco”, sea del signo que sea. Y, de manera particular, el que nos despiste de seguir, con un mínimo de coherencia, a Jesús de Nazaret.

Por eso, entiendo que el Obispo de Bilbao es libre para hacerse presente allí donde le inviten y desee, a través suyo o de su vicario general, en este caso, dando cobertura institucional al cardenal anti-Francisco Müller. O como hizo el año pasado, presentando en una Conferencia, de una forma sorprendentemente elogiosa, a monseñor Reig Pla , otro obispo anti-Francisco, en el mismo foro y organizado por la misma asociación, de carácter tradicionalista y conservadora, que este año trae a Müller.

Pero creo que la necesidad de superar el riesgo de lo que Rafael Aguirre llama “sectarismo” no puede llevar a igualar a todos los grupos, movimientos y comunidades. Hay algunos que, porque representan la acción preferente de la Iglesia en diferentes ámbitos del mundo y de la sociedad, el obispo ha de primar, apostando con toda claridad por ellos. El Plan Diocesano de Evangelización es uno de los instrumentos con los que cuenta para decirlo alto y claro. De nuevo, pluralismo con opciones, en este caso, eclesiales. Un plan diocesano, aprobado, una vez más, sin acentos ni prioridades. Y por lo tanto no evaluable. Esta es la tercera razón por la que he apoyado la carta abierta.

Y finalmente, estoy también de acuerdo en que el futuro “no debe afrontarse con nostalgia y mentalidad de gueto”. Pero también, con que no se puede hacer borrón y cuenta nueva, con la mejor tradición de nuestra iglesia diocesana, en particular, con la Asamblea Diocesana (1984-1987) y con el estimulante modo de hacer Iglesia que, vivido entonces por algunos de nosotros, desconocen otros de las generaciones actuales.

Por esta razón, le venimos pidiendo, a nuestro Obispo, desde el primer día de su nombramiento, que convoque una Asamblea Diocesana en la que podamos hablar de estos y otros asuntos e intercambiarnos y contrastar, por ejemplo, el diagnóstico de Rafael Aguirre, el mío y el de otros muchos y, por supuesto, el que también tiene Joseba Segura, así como las opciones que, de hecho, está impulsando. La respuesta ha sido, según los casos, negativa o el silencio. Por eso, también he apoyado la carta abierta.

Javier Madrazo Lavín

Bilbao, a 10 Marzo de 2022

 

Un comentario

  • Juan A. Vinagre

    Esta carta  -y el consiguiente debate-  a un obispo que, pese a mezcolanzas ideológicas, parece-parece evangélicamente bastante ejemplar (aunque, como todo ser humano, tenga sus limitaciones y sus fallos), manifiesta no solo el pluralismo de la Iglesia -con el que es preciso saber convivir-, sino las tensiones, a veces demasiado humanas, que ese pluralismo crea.  Ese pluralismo, si tiene raíces evangélicas  -no fanáticas, étnicas etc.-, puede ayudarnos a comprender mejor el espíritu del mensaje del Reino, que acepta la diversidad (y la innovación), como se comprueba en algunos pasajes de Hechos, en los que el mismo Pedro quedó sorprendido.

    En mi opinión, el espíritu del Reino no siempre parece captarlo bien una mente jurídico-canónica, por el riesgo que tiene de apegarse demasiado a la letra…  Pienso que (aparte del poder) a una mente jurídica o teológico-jurídica (siempre en mi opinión) le cuesta más admitir y convivir con la diversidad y la pluralidad…  Aquí es donde se percibe más claro el pensamiento monolítico y estático, tradicionalista -que tiende a sacralizar para sentirse más seguro y no revisar-, frente al pensamiento  innovador…, (que también puede pasarse por el otro extremo…)          En estas circunstancias la convivencia -o las “concesiones”- resulta más difícil, y a la vez es un banco de prueba de la autenticidad del seguimiento…  Frente a la rigidez tradicionalista (o a la superficialidad “progresista”, que también ocurre), me permito citar una vez más (oportuna-inoportunamente) la parábola de la evaluación final: Venid, porque por haber hecho el bien con los necesitados -no por teorizar- lo considero como hecho conmigo.  ¡Mayor flexibilidad y pluralidad no caben!  ¿Ante esta parábola cuál es el criterio más importante para discernir?  ¿Qué sentido tienen las rigideces, dentro del espíritu del Reino?  Lo que , como seguidores del Evangelio, debe preocuparnos es la libertad del amor, y cultivando ese amor, seamos UNO, empezando por los SERVIDORES del Reino. Centrarnos prioritariamente en las “añadiduras”, ¿no es andar por las ramas?

    Notas: 1. ¿El seguimiento de esos grupos que invitan al card. Müller etc. ¿es seguimiento en ese amor que une o más bien seguimiento en ideas-ideas y egos que separan?    2.  ¿Esa “dispensa” -hoy sin sentido- de comer carne… (el pescado está más caro) la realiza un espíritu evangélico o más bien un jurista…?  Mucho nos queda aún a todos, empezando por los que SIRVEN en la iglesia, por revisar y convertir…