1/ Doy cuenta hoy de mi esfuerzo por comprender al hombre que ha sido unos años responsable máximo del poder y las decisiones en la iglesia a la que pertenezco. He compuesto el texto de mis reflexiones con mis notas desde 1968 hasta ahora, con las lecturas de una quincena de informes y artículos de prensa internacional y nacional no confesional y con mis propias observaciones.
2/ Nació el 16 de abril de 1927, Sábado Santo, en un pueblo bávaro llamado Marktl-am-Inn, al otro lado de la frontera de Austria y de la ciudad de Salzburgo, donde conoció y admiró a Mozart, de quien dijo que su música “contiene toda la tragedia de la existencia humana”. En 1943 y estando en el seminario, fue movilizado con sus compañeros para servir en el ejército alemán, como artilleros en el batallón antiaéreo vigilando una planta de BMW fuera de Múnich. Tras unos meses desertó. Fue internado en un campo de prisioneros de guerra estadounidense. Al ser liberado retornó al seminario. Formado en los años de posguerra en filosofía y teología con algunos de los mejores especialistas de la Biblia y de los primeros siglos de la Iglesia, en la Universidad de Múnich. Su tesis doctoral sobre “El pueblo y la casa de Dios en la doctrina de San Agustín” (1953), y la de su habilitación sobre “La teología de la historia en san Buenaventura” (1957), cuya primera versión se consideró demasiado subversiva, hicieron de él uno de los más importantes conocedores de la teología cristiana del primer milenio.
3/ Riguroso en la investigación, claro en la exposición, cuidadoso en citar sus fuentes con referencia e indicar su contexto. Practicó la “disputatio”, continuando la tradición académica de la escolástica medieval, con argumentos sólidos y formas educadas. Era prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, cuando llevó a cabo una memorable con Jürgen Habermas, que se ha sintetizado y comentado aquí estos días, per longum et latum. El libro de Ratzinger de 1968 “Introducción al cristianismo” fue considerado uno de los clásicos de la era del Vaticano II. Es una meditación sobre la fe que se sumergía en las profundidades de la experiencia humana, y se atrevía a caminar desnudo ante la duda y la incredulidad para descubrir la verdad de lo que significa ser cristiano en este tiempo histórico. Ratzinger se encuentra en una generación de teólogos que pensaron en la renovación de la Iglesia a partir de los teólogos cristianos de los primeros siglos, buscando en el “retorno a los orígenes” cómo responder a las exigencias del tiempo presente convencidos de que romper con aquel pasado es una amenaza para el propio mensaje del cristianismo. Cuando, durante la tercera sesión del Concilio, la minoría conservadora lanza una ofensiva para vaciar parte de su significado la concepción de la Iglesia como “pueblo de Dios”, Ratzinger se opone tan fuertemente que sus amigos deben imponerle silencio para no agregar aceite al fuego.
4/ Fue ordenada presbítero en 1951, llamado al cardenalato por Pablo VI en 1977. Como cardenal, sirvió con lealtad a Juan Pablo II y dirigió el Santo Oficio del Vaticano cuyo ámbito incluía casos de abuso. En su discurso de Ratisbona (2006), presentó un programa en defensa de la razón contra el antiintelectualismo que impera más allá de las ciencias técnicas. En otra intervención en el Collège des Bernardins (2008), insistió en el principio de “buscar a Dios” como la esencia misma del cristianismo, que en su opinión debía seguir dando vida intelectual a los hombres del siglo XXI. Tuvo conciencia de que la Iglesia es depositaria de lo que vino de lejanas tierras que debe ser transmitido sin deformaciones. Concibió su tarea como un esfuerzo por mantener el depósito de la fe. Conservador como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe sancionó a los dirigentes latinoamericanos de la teología de la Liberación, corriente de pensamiento seguida de un movimiento sociopolítico, centrado en la defensa de los pobres y los excluidos. Denis Pelletier ha señalado que Ratzinger pensó la crisis del catolicismo contemporáneo a partir de la confrontación entre la tradición teológica europea y la modernidad: cuando se enfrenta a los teólogos de la liberación no entiende la dimensión propiamente latinoamericana de su compromiso, y cómo inicia un movimiento de globalización del pensamiento católico. En connivencia con movimientos católicos conservadores y los proyectos políticos e ideológicos de Reagan y su Departamento de Estado, inició un proceso lento, pero imparable que llevó a la desaparición práctica del esfuerzo pastoral y de reflexión bíblica y teológica iniciado en 1966 por quienes pensaron e iniciaron el camino de iglesia llamado teología de la liberación. Estuve en la Asamblea de El Escorial de 1972 y participé en todo el proceso de transformación de algunos movimiento laicales católicos en el ámbito de aquel planteamiento arriesgado pero apasionante. La desaparición en 1989 de la JOC, por ejemplo, obligada por el Vaticano y su sustitución por la CIJOC, manifestación de aquella persecución y destrucción de una posible iglesia de comunidades, ya la vimos venir, al menos algunos dirigentes y consiliarios en 1973 en Bruselas, advirtiendo de lo que podría suceder, como sucedió unos años después. Aquel paseo militar instado por Wojtyla y ejecutado planificadamente por el bávaro cardenal que ahora ha sido enterrado, ha producido –pues el Espíritu del Eterno actúa en la historia humana y mediante sus pasos y decisiones– que desde entonces a 2018 el 92% de católicos en Latinoamérica ha descendido al 69% y el índice de confianza en la Iglesia católica ha pasado de casi un 99% al 50%. Los evangélicos impulsados por el reaganismo y las instituciones políticas estadounidenses han pasado en esos años de 3% al 20%. No sólo, claro es, por las decisiones político teológicas del ¨santo súbito” y su prefecto alemán, pero si basadas e impulsadas por ellas. Se ha dicho que “la vida es un complejísimo juego de previsión y probabilidad”. Aunque, según Einstein, Dios no juega a los dados, si juegan con fuego los altos y bajos funcionarios eclesiásticos que miran con fruición y envidia, de reojo, la geopolítica de los poderosos de este mundo. Se ha dicho estos días que la historia, en la teología de Ratzinger, no tiene ningún peso pues no es tenida en cuenta criptológica y salvíficamente. También lo fue como “Papa emérito”, apoyando la acción del cardenal Sarah, portavoz mundial de la lucha contra la estrategia de apertura y reforma promovida por el Papa Francisco. No obstante, al renunciar al papado explicó que la Iglesia no es del Papa, sino de Cristo, y por lo tanto también su renuncia demuestra la opción más radical, la más fundamental. Las Estaciones del Vía Crucis de 2005, y la homilía de la Missa Pro eligendo Pontifice, eran tan duras que mostraron un Ratzinger “fuera” de los juegos de poder por lo que se pensó que no sería elegido Papa. Casi nadie apostaba por él. Los cables de la Embajada de Estados Unidos en la Santa Sede, revelados por Wikileaks en 2009, demostraron que su elección fue un verdadero rayo maldito que le cayó en la cabeza a la diplomacia mundial, sobre todo a la estadounidense.
5/ Al enfrentarse a los abusos sexuales y a la delincuencia sexual dentro del clero y en altos niveles de la Iglesia, aunque trató de atajarlos, contribuyó con su política de nombramiento de obispos a excluir del gobierno de la Iglesia a los hombres y mujeres, más capaces de comprender cómo las sociedades del siglo XXI habían entrado en una cultura de reconocimiento de las víctimas y de los hombres y mujeres como sujetos autónomos que repugnaron y rechazaron el silencio culpable practicada en la institución contribuyendo al desarme de la Iglesia ante el clamor, el rechazo y el despreció a los que ha de enfrentarse la cúpula del poder eclesiástico.. “En nuestra opinión, el Papa Benedicto XVI se lleva décadas de los secretos más oscuros de la iglesia a su tumba”, ha opinado la Red de Sobrevivientes de Aquellos Abusados por Sacerdotes católicos. Este intelectual conservador ordenó reformas de gestión históricas sobre dos fuentes clave de escándalo católico, el abuso sexual infantil y el oscuro y tradicional uso del dinero por el Vaticano. Fue el primer Papa en adoptar una política de “tolerancia cero” sobre el abuso, y el primero en abrir el Vaticano a una inspección secular y técnica externa de sus operaciones y contabilidades. Tuvo enfrente una decidida y feroz oposición interna para hacerlo, y en su renuncia los funcionarios que se oponían a la reforma en ambos frentes se habían retirado a la clandestinidad. Por eso, siete años después de ella, en el verano de 2020 fue atacado por el ex nuncio en Estados Unidos, el arzobispo Carlo Maria Viganò, que llegó a pedir públicamente la dimisión del Papa Francisco a finales de agosto de 2018. Todos los males de la Iglesia, según Viganò, “han nacido con el Concilio Vaticano II y con Ratzinger”. Benedicto XVI no comprendió el carácter sistémico de las disfunciones en la Iglesia, los vínculos de las agresiones sexuales y los abusos de poder con la doctrina, la ética sexual y familiar, la teología pastoral… Admitió que hubo “descuidos” en la selección de los candidatos al sacerdocio y al episcopado, pero no valoró el exceso de poder en la crisis de los abusos sexuales, y la concentración imperial de poderes en el Vaticano. Dios castiga, y no con palos: El informe publicado por un bufete de abogados bávaro en enero de 2022 señala los fallos de Joseph Ratzinger como arzobispo de Munich-Freising (1977-1982) que habría tomado, como todos los demás arzobispos de esta diócesis, “erróneas y malas decisiones” en cuatro casos de clérigos abusadores sexuales. Tres semanas después, el 8 de febrero, publicó una carta de estilo muy personal en la que pedía perdón por los errores cometidos durante su mandato.
6/ “Doctor No” de la Iglesia Católica como prefecto del antiguo Santo Oficio intervino en todas las controversias en el seno de la Iglesia, con el látigo canónico al encararse con los teólogos innovadores. Elegido sumo pontífice fue defensor de la “Ortodoxa Afirmativa”, destacando el “sí” católico, en lugar del tradicional de “no” de la iglesia. “El cristianismo, el catolicismo, no es una colección de prohibiciones. Es una opción positiva”, afirmó en una entrevista de 2006. “Hemos oído tanto sobre lo que no está permitido que ahora es el momento de decir que tenemos una idea positiva que ofrecer”. Canon 332 del derecho canónico: “Si sucede que el pontífice romano renuncia a su cargo, se requiere para la validez que la renuncia se haga libremente y que se manifiesta debidamente, pero no que sea aceptada por nadie”. Ponciano, papa en el siglo III cuando Maximino el Tracio fue emperador romano en 235 y convirtió a los dirigentes cristianos en diana de sus ataques, fue deportado a Cerdeña para trabajar como convicto en las minas de sal e impedido de regir la Iglesia por el poder imperial, renunció a su cargo el 28 de septiembre de 235. Esta renuncia que impresionó a san Hipólito por la actitud del papa que siguió como minero, muestra la presión externa y política sobre el obispo de Roma. Celestino V, a finales del siglo XIII renunció tras haber sido elegido por sus cualidades espirituales y personales. Pero, debido a su incompetencia política y administrativa y a su ingenuidad no pudo gobernar la Iglesia pues acceder a la sede de Roma exige poseer competencias estratégicas para afrontar la coacción política exterior. El siglo XV produjo la tercera renuncia, al existir tres papas, dos de ellos antipapas, uno Juan y otro Benedicto depuestos en el Concilio de Constanza. El papa reinante presionado por el emperador Segismundo I, renunció a la sede. Gregorio XII al renunciar puso de manifiesto el poder político sobre el religioso. No hay Cesar hoy que obligue a la Iglesia. Pero el miércoles de ceniza de 2013, que era 13 de febrero, Benedicto XVI sintetizó así los motivos de su renuncia: “los golpes contra la unidad de la Iglesia, las divisiones en el cuerpo eclesial”, los “individualismos” y las “rivalidades”, donde son “la hipocresía religiosa, el comportamiento que quiere parecer, las actitudes que buscan aplausos y aprobación” las que gobiernan la curia y amenazan “la comunión eclesial”. Las quince enfermedades que señaló después el pontífice actualmente reinante: . “La enfermedad del bloqueo mental”, “la enfermedad de la indiferencia al mundo exterior”, “la enfermedad de los círculos cerrados”, “la enfermedad de la divinización de los jefes”, “la enfermedad de acumular todo”, “la enfermedad de la discordia (como Satanás)”.
7/ Ha dicho un profesor del San Anselmo de Roma: “La mayor herencia (de Benedicto XVI) radica en la lúcida toma de conocimiento consciente de que un proyecto de reacción en el Concilio Vaticano II en los términos limitados de una apologética antimodernista no podía tener éxito. Haber renunciado al ejercicio del ministerio petrino fue el punto más alto de una nueva conciencia, madurada laboriosamente y honestamente también contra sí mismo, como se desprende del tono muy diferente que emerge del testamento espiritual”.
Alberto: te ruego confirmes si la Asamblea de El Escorial hace referencia a un encuentro organizado por el Instituto Fe y Secularidad (“Fe cristiana y cambio social en América Latina”) El Escorial, del 8 al 15 de julio de 1972.
Cuando alguien muere se suele decir que, que bueno fue. Solo decir que entre Benedicto XVI y Juan Pablo I el Papa que posiblemente lo “hicieron breve”. Pues me quedo con el ultimo. Quizá su “brevedad” se debió a su integridad ética.
El actual Papa Francisco, ha tenido cerca de el a quien “le hacia sombra” controlado hasta el punto de intervenir su correspondencia, prohibirle trasladarse a su país Alemania, restringir lo que intentaba publicar y quien sabe cuantas cosas mas que no sabemos. Lo mas parecido a un prisionero.
Bueno o malo era el Papa legitimo. La “mafia de Sangalo” conspiró para defenestrar a Benedicto y usurpar el papado en la persona del Papa… jesuita, que no se nos olvide. Y los jesuitas no dan puntada sin hilo.
A los pocos días ha muerto un sacerdote allegado y amigo de Benedicto. Nadie me puede prohibir el que personalmente sospeche…
Muy agradecido a una síntesis brillante, clara y pedagógica. Ciertamente, NO DOCTOR….
Pero en 1970 esperábamos con impaciencia sus apuntes de teología sobre LA EUCARISTIA que nos traducía del alemán, un jesuita que asistía a sus clases.
Un paralelo con las memorias de Hans Küng ayudan a ver dos vías o caminos que buscan lo mismo, pero antagónicos.
Gracias,Alberto,por tu esfuerzo.
Un juicio documentado y justo. Como uno juzga a las personas x lo q ha coincidido con ellas en vida(en la vida biológica y en la vída como católico,yo no fuí consciente q era católico/cristiano hasta los 17 años q digamos q me convertí al contacto con los marginados de Madrid ,malamente claro no me convirtieron mucho,no por el bautismo,sino por la confirmación;luego dejé de ser católico,no cristiano) y no tiene porqué conocer lo q hacían antes (aunque sabía que era un progresista antes de un integrista),para mí en lo que yo ví en los años que tú describes como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y Papá yo no le tuve en ninguna consideración ,es más me pareció un Papa nefasto.De Juan Pablo II pienso exactamente lo mismo y eso q yo xq era católico me fuí a Orcasitas a escucharle.Como Ardillas está muy empeñado que el nuevo Papa venga a España y cuenta que los obispos españoles no les hace mucha gracia,yo a Este Papa,q dudo que venga por aquí bastante,tb le iría a escuchar…De hecho voy a leer la Fratelli Tutti,ya la he comprado…..A ver si dejo un poco Twitter y me dedico a leer..
Gracias, Alberto, nos aportas datos y hechos objetivos y, a partir de ellos, cada cual sacará sus propias conclusiones, lo más acordes posible a su manera de entender la vida, el Cristianismo y otras cuestiones.
Habrá quien va más allá del ratzingetrismo, Rtzinger le sabe a poco en cuestión de conservadurismo, y habrá quienes, como dice JJ Tamayo, lo valorarán como “vigía de la ortodoxia”. Y habrá quienes, como yo y much@s más, además, pensamos que la Iglesia no sólo paralizó la teología, involucionó hacia estadios históricamente oscuros, a espaldas de lo que la sociedad actual necesitaba, Ratzinger, tanto como prefecto como, posteriormente, como Papa, aunque escribiese una encíclica sobre la caridad (Deus caritas est), él la practicó muy poco, desde la humillación a Ernesto Cardenal, arrodillado ante él, urbi et orbe ante todo el mundo, a la condena de teólogos expulsándolos de sus cátedras o escribiendo sobre lo que él mismo defendió como padre conciliar, añadiendo el horror de silenciar las denuncias que él mismo recibía como prefecto de CDF, y se las calló, entonces, y mientras fue Papa, despreciando el dolor y la destrucción personal de la cantidad de víctimas de estos abusos y agresiones, niños, niñas y mujeres adultas, el caso de las religiosas.
De ahí a la secularización general actual, hay un paso, independientemente de otras circunstancias sociales.
Jesús humanizó a Dios con sus palabras y su vida, y Ratzinger, deshumanizó la Iglesia desde estas conductas tan inhumanas como permitir que los clérigos violadores y agresores sexuales, siguieran campando a sus anchas en todas las partes del mundo.
Perdón, creo que no fue padre conciliar, sino asesor del conciliar.
A la manera en que los hombres del Renacimiento, y a su imagen en siglos posteriores, realizaban el Iter Italicum, para conocer las raíces de la cultura occidental, deberíamos los meridionales recorrer el Iter Germanicum para conocer la historia más viva, más tormentosa, de la Iglesia. Empezando, a este respecto, por Marktl–am-Inn. Los pueblecitos bávaros, rodeados por cursos de agua caudalosos, constituyen un placer para la vista, con sus casas blancas ribeteadas de tirantes de madera por doquier. Y los geranios. Muchos geranios en las ventanas. Entremos en la iglesia del pueblo. Al más puro estilo contrarreformista, una eclosión de magnificencia y dorados, en las capillas laterales, en la imaginería, en el púlpito. Cuando el pequeño Josef, el hijo del policía de fronteras, iba por pan, sus primeras palabras de saludo estaban dirigidas a lo alto: Dios sea bendito (grüss Gott). Romerías, la de san Conrado es proverbial, y otras manifestaciones de culto contra la Reforma persisten en el bagaje popular.
En el seminario, rehabilitado de una antigua dependencia real, pasó un frío alpino. No dejó en la estacada a sus compañeros de batería cuando no se presentó. Era una suerte de acuerdo entre aquellos adolescentes y el comprensivo suboficial que no estaba de acuerdo con aquel reclutamiento forzado. Fue alumno brillante, de los jóvenes de un grupo en que coincidieron de edades muy dispares. El doctorado era entonces, y aun sigue siendo en buena medida, una suerte de licenciatura algo más exigente. Para enseñar en la Universidad, su sueño, necesitaba la aprobación de la tesis de habilitación, que fue su auténtica cruz por motivos no tanto internos (Schmauss), cuanto externos, las veces que tuvo que reescribir la horrorosa mecanografía de la misma. Pero necesitaba la habilitación que le abriera las puertas de la universidad y así ayudar a su familia, llevándose consigo a sus ancianos padres. Un buen ciudadano, un buen hijo, un buen seminarista.
No muy lejos estaban los centros de estudio de dominicos (Walberberg) y jesuitas (Innsbruck). El primero tenía autores de prestigio, como los editores de la edición crítica de las obras de san Alberto, en tanto que en el segundo mostraba tintes más modernos con un kantiano que comenzaba a brillar, Karl Rahner. Y de modo espontáneo se unió al grupo de teólogos que, llegado el Vaticano II, formaron piña y se han citado a menudo aquí como los perseguidos. La verdad, según la conocí yo, era muy otra. Sea el caso de la mencionada frustración sobre la definición de Iglesia. Pueblo de Dios querían que fuera ese grupo. Pero otro grupo menos conocido por más silencioso logró que la definición no fuera la exclusiva de los protestantes, sino que abarcara ese epíteto y aadiera “Cuerpo Místico de Cristo”. Y así apareció en el texto conciliar. No viene al caso recordar aquellas discusiones de que si el concepto de pueblo de Dios implica o no el sacerdocio ministerial, sacramento no aceptado en la exposición de Cullmann, por ejemplo, si no ando errado.
No hay prueba posible de que el descalabro del catolicismo iberoamericano se deba a la acción de Benedicto XVI, como no la hay de que se deba a la acción de Camilo Torres, de Boff, de los hermanos Cardenal, del trapense del monasterio mexicano y de tantos más. No hay prueba posible de relación causal, salvo coincidencia histórica. Pero es injusto caer en el post hoc ergo propter hoc.
Aunque no lo parezca no soy ratzingeriano. En mi opinión su opción por el voluntarismo franciscano le restó energía para ahondar en los supuestos metafísicos que deben acompañar a una exposición racional de la teología. Sabido es que pertenece a la corriente de teólogos a los que le producía sarpullidos lo que ellos llamaban degeneración escolástica y demandaban una vuelta a las fuentes, a la Escritura y a los Padres. No acertaban a separar el trigo de la paja, el enfoque metafísico y el enfoque de autoridad. Y, como vulgarmente se dice, arrojaron al niño con la bañera. Al menos Einstein, que reconocía sus limitaciones para entender en profundidad la teoría cuántica, se refugiaba en Dios pafra denostar la mecánica estadística. Pero esto no es más que una broma-
Hola José María: Te cito”No hay prueba posible de que el descalabro del catolicismo iberoamericano se deba a la acción de Benedicto XVI, como no la hay de que se deba a la acción de Camilo Torres, de Boff, de los hermanos Cardenal, del trapense del monasterio mexicano y de tantos más. No hay prueba posible de relación causal, salvo coincidencia histórica. Pero es injusto caer en el post hoc ergo propter hoc.”
Y como soy Iberoamericana de Chile, te encuentro toda la razón. El fenómeno que yo veo alrededor mío, tiene más que ver con el cambio en la cultura respecto al discernimiento individual de las personas con respecto a su vida íntima, a sus esperanzas, a la búsqueda de la felicidad y a su realización como personaje de esta vida y en este mundo, que a lo que diga un señor en Italia o Alemania respecto a cuales son los límites de mi realización personal e individual.
“Por mi mesa no ha pasado tan importante Señor” decía Atahualpa Yupanqui refiriéndose al Dios de los cristianos.
Esto agraviado por el mal comportamiento de la casta de hombres célibes,que se arroga el contacto íntimo con la divinidad, ha espantado a las mujeres, que son las que educan a los niños, apartándolos instintivamente de la institución religiosa tradicional. Me refiero a las clases medias que son las que producen profesores, periodistas y gente con acceso a la comunicación de masas.
Las clases mas pobres se vuelcan a la militancia protestante, financiada por USA, ofreciendo apoyo comunitario en gran escala con una política de reclutamiento y marketing muy efectiva.
Muchos de los mapuche son evangélicos.
La sexualidad y el género son todo un tema dentro de la Iglesia Católica, porque va ligada a su estructura administrativa. Parece que al Galileo le importaba bastante menos y tenía la manga más ancha. Pero 2000 años es lo que duran las eras civilizatorias, y por alguna razón comienzan a decaer y la pelota pasa a otras manos.
Si en Atrio se pudiera hacer un dossier para recoger los avances de nuestras reflexiones del Sínodo pondría este articulo como documento introductorio, con su bibliografia explícita e implicita. ¿ Alguien tiene documentación sobre la Asamblea del Escorial de 1972?
Muy clara y completa exposición, Alberto, que he leído con mucho interés y es muy de agradecer.
Tanto más cuanto que no me siento capacitado, ni con conocimiento de causa suficiente, para ofrecer una opinión o visión personal, solida y razonada, sobre la figura y labor del Papa fallecido, más allá de las muchas y diferentes opiniones leídas en la prensa diaria.
Gracias Alberto