UN REQUISITO INELUDIBLE
1. Dos posicionamientos: La cumbre y la ladera
Jesús enseñó el Padre nuestro como la expresión de los deseos más profundos de la comunidad de adheridos a su Programa. El Padre nuestro exige hacerlo propio, llevarlo en las venas y sacarlo de los adentros trabajando sin desmayo por llegar a verlo realizado. Desligado de la propia vida, recitarlo rutinariamente sin el apasionamiento inconfundible de quien está empeñado en lograr lo que pide, solo revela la distancia a que se está del colectivo que rodeaba al Galileo en la cumbre. Los simpatizantes se han asentado en la ladera del monte. Pueden oír solo desde lejos. La falda del monte es el lugar de la religiosidad. Jesús no se detuvo ahí, continuó su andadura hasta invadir el espacio exclusivo de Dios. Ese, la cumbre, es el lugar que le corresponde a él y a los suyos al haber aceptado su condición de hijos y, en la cima, haber establecido lo que el Padre espera de ellos, llevar a cabo su designio: una sociedad fraterna.
La práctica de la fraternidad, implantada como forma de vida de los adheridos al Proyecto despide para siempre el miedo a un ser desconocido y logra el descubrimiento del Padre espléndido. Se han acabado las disquisiciones sobre Dios. Dios no es el absolutamente incierto ante quien el ser humano queda sobrecogido. El Misterio se ha desvanecido, ha dejado de serlo. En la sociedad alternativa, el Padre ha cedido protagonismo en favor de sus hijos. Dejarse conocer a través de ellos ha sido su gran regalo.
2. Jesús: Peligro para unos
Esta enseñanza de Jesús le supuso estar expuesto a la reacción más furiosa del orden institucional. Como era previsible, se la estaba jugando a cada paso con sus ideas y su praxis. Aquel hombre hacía añicos lo más sagrado: la revelación, las instituciones religiosas, la tradición, las autoridades oficiales, el templo, la liturgia, la condición de pueblo elegido, la ley divina, las enraizadas ideas de hegemonía política, la dominación del hombre sobre la mujer, la autoridad política, el imperialismo, el poder, el capital… De la forma más inteligente y pacífica, había dejado en paños menores la estructura con la que se había construido desde hacía siglos un sistema infectado de injusticia. No habría manera de librar al Galileo de la ejecución.
3. Y dicha para otros
Su muerte no significó que Dios precisara sangre, sino que el orden establecido, viendo peligrar los asientos sobre los que había sido constituido, necesitaba hacerlo desaparecer como manera de asegurar su permanencia. ¡UNA SOBERANA EQUIVOCACIÓN! Tal actuación criminal demostraba, así, la innata falsedad del sistema. El orden establecido dejó constancia palpable de su completo desatino. De ese modo, la verdad, la que hace libres, había quedado a la vista. El Galileo la había extendido sobre el tablero de la historia. El camino de la salvación resultaba evidente: la Fraternidad hecha realidad y vivida en una nueva sociedad. A Dios no se le conoce por medio de la creencia, sino a través de la experiencia de la fraternidad. Él es “el Padre”. Optar por el Padre conlleva el rechazo del dios metálico y el compromiso leal por la propuesta de Jesús. La Opción por su Programa conduce a la plenitud humana, la que permite ser “DICHOSOS”.
4. El requisito imprescindible: renunciar a la riqueza
Tras haber precisado hasta dónde ha de llegar el compromiso de los adheridos al Nuevo Pacto, el evangelio de Mateo apunta la necesidad de renunciar a la riqueza para poner en funcionamiento la sociedad alternativa y disfrutar de sus beneficios. La nueva sociedad no se construye desde los valores de la antigua. Su puesta en marcha requiere integrantes que hayan vuelto la espalda a la ambición, personas nuevas comprometidas con lealtad por la fraternidad universal.
El evangelista aborda esta opción imprescindible desde tres ideas de evidente carácter económico:
5. La primera habla de dos inversiones. Una, ruinosa; otra, con futuro.
Se lee así:
“19 Dejaos de amontonar riquezas en la tierra, donde la polilla y la carcoma las echan a perder, donde los ladrones abren boquetes y roban. 20 En cambio, amontonaos riquezas en el cielo, donde ni polilla ni carcoma las echan a perder, donde los ladrones no abren boquetes ni roban. 21 Porque donde tengas tu riqueza tendrás tu corazón” (Mt 6, 19-21).
Mateo expuso el tema con su acostumbrada maestría usando un paralelismo con impecable estilo semítico. Destaca el hecho de que sus dos elementos (vv. 19 y 20) fueron confeccionados usando los mismos términos y verbos. Coinciden incluso hasta en los tiempos verbales. En medio de esa conjunción de expresiones idénticas, sobresale una diferencia: en el primero de esos elementos se alude a “la tierra” y en el segundo al “cielo”. Ambas piezas están vinculadas mostrando un juego de contrastes: lo que una manifiesta en negativo, se corresponde en positivo en la otra. Con ese mecanismo, Mateo crea un baile de parejos enunciados, pero con sentido inverso.
5.1. Inversión de alto riesgo e inversión de rentabilidad asegurada
El v. 19 exige abandonar una desmedida actitud hacia el logro de un objetivo muy común: “Dejaos de amontonar riquezas en la tierra” (Μὴ θησαυρίζετε ὑμῖν θησαυροὺς ἐπὶ τῆς γῆς). En paralelo, el v. 20, sin embargo, anima a llevar a cabo esa misma actuación excedida, aunque con un fin diferente: “En cambio, amontonaos riquezas en el cielo” (θησαυρίζετε δὲ ὑμῖν θησαυροὺς ἐν ὁὐρανῷ.). Y si en el primer caso avisa de los riesgos de no desistir del mencionado hábito: “donde la polilla y la carcoma las echan a perder, donde los ladrones abren boquetes y roban” (ὅπου σὴς καὶ βρῶσις ἀφανίζει , καὶ ὅπου κλέπται διορύσσουσιν καὶ κλέπτουσιν) (v. 19), en el segundo excluye de esos mismos peligros usando idénticos términos: “donde ni polilla ni carcoma las echan a perder, donde los ladrones no abren boquetes ni roban” (ὅπου ὁὔτε σὴς ὁὔτε βρῶσις ἀφανίζει, καὶ ὅπου κλέπται οὐ διορύσσουσιν οὐδέ κλέπτουσιν) (v. 20).
Las dos actividades están descritas con expresiones de fuerte carácter. El imperativo Θησαυρίζετε (‘atesoréis’), del verbo Θησαυρίζω (‘atesorar’, ‘acumular’), seguido del término Θησαυρός (‘tesoro’, ‘depósito’), procedente de esa misma raíz verbal, señala en ambos casos una acción persistente, prolongada e intensiva: en el v. 19, con sentido negativo: μὴ θησαυρίζετε (“no atesoréis”) y en el v. 20 en afirmativo: θησαυρίζετε (“atesorad”). Las dos maneras de proceder se concentran en torno a una realidad representada por el término que se repite por tres veces: Θησαυρός (‘tesoro’).
5.2. Las dos incompatibles pautas a seguir: o ‘tierra’ o ‘cielo’
Una lectura superficial de este texto de Mateo queda atrapada en el sentido real de los vocablos: “tierra” y “cielo”. Según esa visión tradicional, se habla aquí de dos espacios, el histórico (“tierra”) y otro desconocido en un más allá (“cielo”). Según esa mirada, el primero reclamaría moderar la ambición y contenerse ante el afán de riqueza; el segundo, potenciar ciertos valores morales reconocidos y retribuidos en la otra vida. Pero aquí no se habla de dos mundos, sino de dos pautas a seguir, una desestimada y otra sugerida por Jesús.
La primera: “Dejaos de amontonar riquezas en la tierra” pide renunciar a la ambición, un planteamiento al que guía de ordinario el orden establecido (“la tierra”) como camino engañoso a la felicidad, una ruta empedrada con desigualdades e injusticias. Jesús, en cambio, propone seguir un itinerario opuesto: “Dichosos los que eligen ser pobres” (Mt 5,3). El abandono de la codicia resulta condición necesaria para invertir toda la vida en la opción por el Padre (“cielo”), la alternativa que el Galileo respaldó con su vida: la fraternidad: “Amontonaos riquezas en el cielo”. Ese es el DESEO universal manifestado en el Padre nuestro: “Realícese en la tierra tu designio del cielo”.
La ambición a la que incita el sistema está obligada a asumir graves riesgos. La entrega total de la vida a la actividad de acumular posesiones se revela como un canje desafortunado: Vida a cambio de posesiones. Por si faltaba algo a la más ruinosa de las inversiones, la riqueza atesorada lleva aparejada una debilidad crónica. Se aprecia en su carácter transitorio. Se halla expuesta a un futuro incierto. Su ritmo es la devaluación permanente y sin límite. El paso del tiempo va royendo su valor (“donde la polilla y la carcoma las echan a perder”). Y los vaivenes del sistema injusto del que ella participa perforan su seguridad y van haciendo trizas su integridad (“donde los ladrones abren boquetes y roban”). Cuanto más esfuerzo invertido en acrecentar las posesiones, más servidumbre exige el dios metálico y, por consiguiente, mayor alejamiento de la plenitud humana.
Por el contrario, renunciar a ese dios de pacotilla empeñando la propia existencia en un Proyecto donde se cotiza siempre al alza la libertad, la igualdad y la justicia se atesora el más alto valor: la Vida. Bajo la exclusiva Soberanía del Padre, seguro a todo riesgo (“donde ni polilla ni carcoma las echan a perder”) y garantía de la fraternidad (“donde los ladrones no abren boquetes ni roban”), tal inversión permite enriquecerse hasta alcanzar la más alta cota humana.
5.3. La enseñanza de Jesús no deja espacio a la neutralidad
Presenta dos opciones incompatibles entre sí. Los equilibrios y el socorrido recurso al virtuoso término medio son las consabidas tretas usadas con el fin de corregir la enseñanza del Maestro. Compaginar riqueza y Proyecto no deja de ser una burda farsa por mucha justificación asegurando la viabilidad de tal amasijo. Solo hay posibilidad de elegir una. Al decantarse por cualquiera de ellas, se descarta la opuesta. Mateo relata una parábola en la que asemeja el reino de Dios a un tesoro oculto en el campo. El sujeto que lo encuentra es consciente de su gran valor y vende todo cuanto posee para hacerse con ese tesoro:
“Se parece el reino de Dios a un tesoro escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de la alegría va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquel” (Mt 13,44).
El reino de Dios es el gran negocio de la vida. O se está por él o se rechaza. Su elección no se hace con palabras, ni con gestos, simpatías, creencias o fidelidades a doctrinas… La indiferencia, el pasteleo, la neutralidad no tienen cabida. El patrimonio declara de qué parte se está. Y se está en el enclave donde se almacena el tesoro:
“Porque donde tengas tu riqueza (Θησαυρός = ‘tesoro’) tendrás tu corazón”.
El dios metálico cierra puertas; exige sumisión. Las del Padre están siempre de par en par; y Él empuja a la libertad. La opción por la riqueza conduce a la miseria y transforma en miserables. Y la mezquindad convierte en roña a los roñosos. Por el contrario, estar por el Padre anima a imitarlo e impulsa a la generosidad. El desarrollo de la fraternidad invita a compartir. La esplendidez enriquece.
6. La segunda trata de valores: uno, espléndido; el otro, miserable
Esta segunda nota de Mateo se muestra repleta de giros semíticos. Por lo general, ha sido traducida siguiendo su literalidad. Así se lee por ejemplo en la Biblia de Jerusalén:
“22 La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; 23 pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!”.
Esta manera de traducir es un procedimiento óptimo para conservar el texto a oscuras, nada se entienda y quede oculto lo que el Galileo quiso transmitir. Y por si no bastaba, la ignorancia gritada desde púlpitos ha contribuido a la confusión echando sombras sobre unos enunciados de valiosa significación.
Mateo construyó esta declaración de Jesús empleando términos con evidente sentido figurado y expresiones típicamente semíticas propias de la cultura de su tiempo. Resulta obligado desentrañar las claves de significación de cada uno de esos elementos para comprender desde nuestra cultura el mensaje encerrado en el texto. Los evangelios se escribieron en un entorno cultural. Obviarlo impide su comprensión. Una lectura superficial sin tener en cuenta el embalaje literario que envuelve el mensaje transmitido lleva inexorablemente a confundir la vaina con el fruto.
6.1. Algunos apuntes sobre los términos y expresiones usados en estas afirmaciones:
El ojo.
En todas las colectividades humanas se echa mano de miembros del cuerpo para construir expresiones populares significando: sentimientos, emociones, actitudes, intenciones, deseos… o para caracterizar a determinada persona. Así, por ejemplo, decimos: “¡es su ojo derecho!” para declarar una condición de preferencia; “andar con cien ojos”, indicando precaución; “dormir con los ojos abiertos”, al aludir a una actitud de vigilancia; “atado de pies y manos”, para indicar imposibilidad de actuar; “con las orejas gachas”, expresando estar avergonzado…
El ojo (ὀφθαλμός) es un órgano receptor de luz, pero su brillo desde su posición dominante en el rostro humano ha sido históricamente considerado como transmisor de la luminosidad o turbiedad de cada persona. Se habla del ojo en sentido figurado para expresar el deseo, la pasión, el interés y el anhelo que se tiene por algo. En la conocida manifestación: “Y si tu ojo derecho te pone en peligro, sácatelo y tíralo…” (Mc 9, 47; Mt 5, 29; 18,9) Jesús emplea el término ‘ojo’ representando la ambición desmedida que divide y humilla, un comportamiento a erradicar por los adheridos a su Programa (https://www.atrio.org/2022/05/el-programa-de-jesus-9/). Frente a esa actitud propia de la sociedad enferma, el colectivo de la nueva sociedad se caracteriza por la generosidad. La esplendidez descubre el esplendor de la vida de que disfrutan. Ese talante, siguiendo el proceder del Galileo, es representativo de su misión, una misión anunciada por Isaías como la distinguida por la implantación de la justicia:
“Yo, el Señor, te he llamado para la justicia,
Te he cogido de la mano,
te he formado y te he hecho
alianza de un pueblo, luz de las naciones.
Para que abras los ojos de los ciegos,
Saques a los cautivos de la prisión
Y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas” (Is 42,6-7).
El Galileo coincide con ese planteamiento. Así lo declara el cuarto evangelio:
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no caminará en la tiniebla, tendrá la luz de la vida” (Jn 8,1).
Los adheridos al Programa del Reino son aquellos que han renunciado a la ambición (“los que eligen ser pobres”). Referido a los miembros de ese colectivo, el ojo es figura de una vida caracterizad por la generosidad.
La lámpara.
En los comienzos del Programa de Jesús que analizamos aquí, el Galileo declara al colectivo de los que le rodean en la cumbre del monte ser continuadores de su misión: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5,14). La tarea de la comunidad está expresada con suma claridad. No consiste en replegarse; se trata de una labor hacia afuera, extendida a todo el universo humano. Es la función que hace una lámpara (λύχνος), la de hacer posible la actividad propia de la vida. Es absurdo encender una lámpara para ocultar su luz. El texto de Mateo lo explicó a continuación con esta imagen tan plástica: “no se enciende una lámpara para meterla debajo del perol, sino para ponerla en el candelero y que brille para todos los de la casa” (https://www.atrio.org/2022/04/el-programa-de-jesus-6/; https://www.atrio.org/2012/08/7371/).
El resplandor salido de la sociedad alternativa o reino de Dios tiene su foco en la esplendidez (ambos términos: ‘resplandor’ y ‘esplendidez’ son, en nuestra lengua, derivados de la misma raíz verbal: ‘esplender’, del latín ‘splendere’: ‘brillar’, ‘resplandecer’). La esplendidez es el valor a cuidar, el que distingue y hace brillar a cada integrante de la comunidad.
El cuerpo.
Tanto en el AT como en el NT los términos que en griego (σῶμα) y en hebreo (בשר; ‘basar’) se traducen por ‘cuerpo’ designan a la persona. La concepción dualista de un ser humano compuesto de cuerpo y alma es ajena a la mentalidad semita. Solo en algunos textos del AT influenciados por la cultura helenística hallamos rasgos aislados de esa idea de un ser humano compuesto de dos realidades. Pero en la cultura judía anterior y contemporánea al Galileo no se concibe un ser humano divisible. El término ‘cuerpo’ describe a la persona en su carácter unitario y la valora en su condición histórica desde su nacimiento hasta su final. El cuerpo es la persona misma destacando por su condición social, una extraordinaria suficiencia para comunicarse y asociarse con otros seres humanos.
6.2. Así se comprende mejor
La sentencia original: Ὁ λύχνος τοῦ σώματός ἐστιν ὁ ὀφθαλμός, leída en su estricta literalidad: “La lámpara del cuerpo es el ojo”, se traduce desde la comprensión de su sentido figurado del siguiente modo:
“La esplendidez da el valor a la persona”.
A partir de ese enunciado, el paralelismo antitético expuesto a continuación mantiene la línea argumental ofrecida anteriormente con la oposición entre las dos maneras opuestas de atesorar (vv. 19-20). El paralelismo deja a un lado el carácter general de la afirmación de entrada (“la esplendidez da el valor a la persona”) y usa repetidamente el pronombre personal de segunda persona indicando la referencia directa del Galileo a cada uno de los integrantes del colectivo que le circunda.
Las dos expresiones claves de este paralelismo, de claro sabor semítico: ‘ojo sencillo’ (ὀφθαλμός ἁπλοῦς) y ‘ojo perverso’ (ὀφθαλμός πονηρός), requieren una explicación adicional. La sencillez o franqueza equivale en la mentalidad del Antiguo y Nuevo Testamento a generosidad; así leemos en II Cor 8,2: “…pues en medio de una dificultad que los pone a dura prueba, su deslumbrante alegría y su extrema pobreza se han volcado con este derroche de generosidad (lit.: “sencillez”: ἁπλότης). En cuanto a la fórmula ‘ojo perverso’, equivale a tacañería: “Cuidado no se te ocurra este pensamiento rastrero: ’Está cerca el año séptimo, año de remisión’, y seas tacaño (lit. ‘se haga malvado tu ojo’: πονηρεύσνται ὁ ὀφθαλμός σου) con tu hermano” (Dt 15,9). La contraposición ‘ojo sencillo’ – ‘ojo perverso’ representa la oposición entre generosidad y tacañería. A la primera corresponde el valor o luminosidad; a la segunda la ruina u oscuridad. De ese modo el texto traducido literalmente: “Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso; 23 pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!”, adquiere pleno sentido traduciendo:
“22b Si eres desprendido, toda tu persona vale; 23 en cambio, si eres tacaño toda tu persona es miserable. Y si por valer tienes solo miseria, ¡qué miseria tan grande!” (Mt 6, 19-21).
Así traducido, no se disgrega de los versos precedentes (vv. 19-21), los que hablan de dónde atesorar. Tampoco se separa del que prosigue (v. 24), sino que, escoltado por ambos, insiste en el tema central: la renuncia a la riqueza como condición necesaria para abrir camino a una nueva sociedad.
7. La última idea apunta a dos señores: ¿A cuál servir?
El último ejemplo dando detalles sobre el significado de la primera proposición del Programa (“los que eligen ser pobres”) está expresado con absoluta claridad:
“24 Nadie puede estar al servicio de dos señores, porque aborrecerá a uno y querrá al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al otro”.
El texto comienza de nuevo generalizando. Su enunciado afecta a todo el género humano; no hay excepciones: “Nadie” (οὐδείς). Acompañando al indefinido ‘nadie’, el uso del verbo δύναμαι (‘poder’) certifica la imposibilidad (“nadie puede”; οὐδεὶς δύναται) de que ninguna persona pueda hacer frente a la vida entregándose a dos sistemas de valores desiguales: “estar al servicio de dos señores” (δυσὶ κυρἱοις δουλεύειν). El verbo griego δουλεύω (‘servir’, ‘estar sometido a alguien’) no expresa aquí sometimiento o esclavitud, sino vinculación. La idea, en coherencia con todo el contexto, alude a libertad para elegir. Habla de decidirse por alguien. El término que se utiliza: κύριος (‘señor’), usado con artículo para traducir en el AT el nombre de Yahvé o para referirse a Jesús en el NT (‘el Señor’), se emplea en este caso sin artículo. No indica soberanía, sino autoridad que supone reconocimiento y aceptación de una manera de hacer. Los dos señores representan, pues, dos posicionamientos distintos a los que poder asociarse libremente. El ejemplo plantea la imposibilidad de estar adherido a esas dos pautas. Resulta impracticable compaginar ambas direcciones; es inútil justificar la neutralidad o hacer vanos intentos sobre la virtud y el término medio (“Nadie puede estar al servicio de dos señores”). Se exige tomar partido para marcar el rumbo a la vida.
El argumento que sustenta esta imposibilidad está descrito en claves de amor/odio (ἀγαπάω: ‘amar’/μισέω: ‘odiar’) o de apego/desprecio (ἀντέχομαι: ‘apegarse’/ καταφρονέω: ‘despreciar’), una típica fórmula de aquella cultura para significar total preferencia hacia algo o alguien. Ese es el caso del conocido texto de Lc 14,26, leído literalmente: “Si alguno viene donde mí y NO ODIA (οὐ μισεῖ) a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío”, y cuya traducción correcta es: “Si uno quiere venirse conmigo y NO ME PREFIERE a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo mío”.
El ejemplo da soporte a una conclusión. Se pasa de lo general a lo concreto. La imposibilidad de conciliar dos adhesiones alcanza rango real. El lenguaje ahora es directo. El Galileo se dirige a quienes le rodean: los candidatos a ser leales a su Programa:
“24b No podéis servir a Dios y al dinero”.
El verbo griego δύναμαι: (‘poder’) aparece tras el ejemplo precedido de negación y referido a los discípulos: οὐ δύνασθε (“no podéis”). El Galileo se dirige directamente a ellos. Sus palabras les afectarán de lleno. Jesús prescinde de discursos. Opta por la brevedad. Quiere dejar las cosas claras, que no haya lugar a la duda. Exige una adhesión absoluta a su Programa. Excluye las medias tintas. El sistema de valores del Proyecto del Reino es incompatible con su antagónico. Aceptarlo requiere como condición irreemplazable la renuncia a los valores opuestos.
Mateo utiliza dos términos representativos de las dos opciones sin posibilidad de conciliar: “Dios” y “dinero”. La oposición a Dios no consiste en negarlo; no es el agnosticismo ni el ateísmo, sino el dinero. El dinero es su adversario, lo que coincide con los intentos del Embaucador Global de llevar al Galileo a su terreno (https://www.atrio.org/2021/06/la-irresistible-seduccion-del-poderoso-embaucador-global-1/; https://www.atrio.org/2021/06/la-irresistible-seduccion-del-poderoso-embaucador-global-2/; https://www.atrio.org/2021/06/la-irresistible-seduccion-del-poderoso-embaucador-global-y-3/). El vocablo ‘Dios’ hace referencia a la decisión tomada por el colectivo apiñado en torno a Jesús de tener a Dios como único soberano: “esos tienen a Dios por rey” (Mt 5,3b). Dicha elección solo se confirma cuando se ha renunciado a acumular: “los que eligen ser pobres” (Mt 5,3a). Se trata de una condición insustituible y no canjeable.
8. En definitiva: La praxis de una Decisión ante dos escalas de valores
La pertenencia al colectivo de los adheridos al Programa de Jesús no se establece a través de la aceptación de un sistema de creencias ni de abrazarse a una vida destacada en espiritualidad. Consiste en rechazar los valores y las prácticas establecidas por el sistema dominado por el dinero y decidirse por el Proyecto del Reino manteniendo la lealtad a su planteamiento. El término arameo ממונא: ‘dinero’, transliterado a la lengua griega: μαμωνᾶς únicamente aparece en el NT utilizado por Jesús. Además de en este texto de Mateo, lo hallamos en el paralelo de Lucas 16,13 y en la parábola del Administrador de lo injusto, que el evangelista ha empleado dando soporte a esta sentencia. En esa parábola Lucas calificará repetidamente al dinero como injusto (Lc 16,9.11) (https://www.atrio.org/2019/03/las-cuentas-de-un-administrador/).
Con su escueta declaración, el Galileo presentó la evidencia de que solo existen dos alternativas representativas de dos escalas de valores opuestas: El reinado de Dios, la nueva sociedad que hace iguales o la soberanía del dinero (μαμωνᾶς) donde la injusticia ha invadido todo el terreno. Y manifestó con contundencia que solo cabe decantarse por una de ellas. Jesús siguió hablando en plural: “No podéis…”. Quienes le rodean son sus principales destinatarios. Ellos son los candidatos a constituir el reinado de Dios. Su realidad social, únicamente puede iniciarse cuando un colectivo de personas ha renunciado a la ambición y se lanza decidido por la nueva sociedad. Esa sociedad alternativa echa a andar a partir del rechazo de los valores impuestos por la enferma, la que está regida por el capital. Una vez fuera de su dominio se abre la posibilidad de comenzar su andadura una nueva sociedad con terreno óptimo para que brote y florezca la esplendidez que da el valor a la persona.
Te sigo Salvador,
Hola Xisca
Trabajo para ti.
Ayer supe a través de un amigo de Esporles que hace meses falleció Joan, el marido de Antonia, la dueña del Colmado.
Deseo que tú y tu marido estéis bien y disfrutéis a diario.
Un abrazo
Éste es un texto a leer varias veces para extraer todo su jugo.
Como siempre me descubro ante Salvador.
Perdona Óscar.
No entiendo absolutamente nada. A dónde quieres llegar? Porque ni tú ni yo damos puntada sin hilo. Los demás, no sé.
Lo que quieres decir es que según la exégesis de Salvador Santos el cristianismo no sigue lo que él llama el proyecto de Jesús? Creo que es obvio.
Pretendes que te diga que Jesús era una especie de caudillo que lo que pretendía era la liberación del pueblo judío mediante una revolución ? Personalmente no lo creo. Puedo estar equivocada.
Quizás quieres decir que el movimiento de Jesús es agua pasada? Seguramente no es ni siquiera agua pasada. No sé si ni siquiera llegó a correr. Lo cierto es que todo un emperador recurrió trescientos años después de su muerte a sus seguidores para afianzar su imperio. Luego alguna fuerza tendría. Desconozco los motivos por los que la tenía.
Creo que un trabajo de exégesis no es una libre interpretación de unos textos ya aprobados por la iglesia. Sino ir a los originales , en los idiomas en los que estuviesen escritas las copias más antiguas, estudiar el contexto histórico, el social, la literatura , la forma de hablar, las creencias…y tratar de hacer una nueva interpretación. Pero no es una opinión.
Opiniones, las nuestras.
Y, permíteme que te diga que no sé exactamente qué quieres decir. Pero si Salvador lo entiende y nadie más dice ni mu, pues genial. Solamente quiero que sepas que no sé a dónde quieres llegar.
Un saludo.
Hola Carmen!
1- Tú, sigue con lo tuyo; a mi parecer: vas bien!
– atiendes al convulso presente que hay (y que somos).
2- ¿A dónde quiero llegar? (con esto de Salvador)
A que ‘largue más rollo’ (cuidando no dañar su ‘visión’)
3- ¿A dónde quiero llegar? (con esto de ATRIO)
A que se ‘encuentre’ con más gente de la calle,
que equilibre la erudición teológica y científica.
4- El #3 hace loop (bucle) con el #1.
Gracias Salvador!
¿Podés explicar la Segunda parte, que sería lo de Mt 11,4b-5?
“ciegos ven, cojos andan, leprosos quedan limpios, sordos oyen, muertos resucitan y pobres… ¡¡¡…DEJAN DE SERLO!!! Que pobres salgan por fin de la miseria y la dependencia forma parte esencial del contenido de la Buena Noticia (Evangelio).
porque:
En la 1ª. Parte: “Dichosos los que ELIGEN SER pobres”
En la 2ª. Parte: “(Dichosos) los que DEJAN DE SER pobres”
Suena a como que a uno le están vendiendo gato por liebre.
¿dónde está el ‘intríngulis’ de esto que llamás “lógica aplastante’?
¿Cómo interpretas (realismo, simbolismo, etc.) ese Mt. 11,4b-5?
que:
A) “ciegos – rengos – enfermos – sordos – muertos y pobres …
pasen a ser
B) videntes – andurriegos – sanos – oidores – y ¿ricos?
Por mi Barrio, para pasar de A) a B)
ningún Dios pone la platita ($$$)
para realizar tamañas ‘operaciones’,
a no ser el que la haya ahorrado (acumulado)
él o la Sociedad (Estado).
Un poco complicadito cuando se ‘extremiza’ un Programa ‘Magnífico’.
Por ahí anda don Gonzalo tratando de ‘paulinizarlo’ teológicamente,
y no sin algo de razón.. sí, precisamente, de hacerlo ‘razonable’.
Gracias!
Buenos días Oscar
Hace diez años se dieron unos primeros apuntes sobre ese texto en el artículo:
https://www.atrio.org/2012/03/el-bautista-y-jesus-esos-dos-tipos-tan-raros-y-iv/.
Una célula social constituida por personas que han renunciado a la ambición y viven en FRATERNIDAD se convierte en la garantía para que en ese colectivo nadie pase necesidad.
Una explicación con más detalle se hizo en el Programa de Jesús (III).
En este artículo (el 20) se explica la condición ineludible para constituir esa célula social; en el siguiente, se expondrá la necesidad de tener esa sociedad alternativa (el reinado de Dios) en marcha para cubrir todas las necesidades.
Si el sueño humano es la utopía, ¿qué nos impide iniciarla ya? Eso hizo aquel hombre de Nazaret. Pero tal realidad no interesaba. Más adelante, en ese mismo relato, en Mt 11,12 se dice:
“Desde que apareció Juan hasta ahora, se usa la violencia contra el reinado de Dios y gente violenta quiere quitarlo de en medio”.
¡El reinado de Dios YA había llegado! Y otra gente, los neutrales, disimulaban. Esto es lo que viene a decir un poco más adelante:
“¿A quién diré que se parece esta generación? Se parece a unos niños sentados en la plaza que gritan a los otros:
<<Tocamos la flauta y no bailáis,
Cantamos lamentaciones y no hacéis duelo>>.
Abrazo
Apreciado Salvador, al leerte tengo la impresión de que presentas un Jesús de ”todo o nada”; y así parece que lo vio Nietzsche cuando dijo que “hubo un sólo cristiano y a éste lo crucificaron”. Ciertamente hay frases en los evangelios que dan esa misma impresión, como la parábola del juicio final. Y esta impresión resulta más grave cuando se identifica el Reino con la salvación.
He reflexionado bastante sobre este tema y, puedo estar equivocado, pero creo que Jesús pedía mucho pero exigía muy poco. Al Maestro de la Ley, que le preguntaba por el primero de los mandamientos, le respondió “tú no estás lejos del Reino de Dios”. Jesús sabía que los discípulos no lo habían dejado todo por seguirte, sabía que pretendían un puesto en el Reino a su derecha e izquierda. Juan nos dice que Jesús amaba a Lázaro, y nosotros pensaríamos que se trataba del Lázaro que pedía limosna al rico Epulón, pero Juan se refiere al que tenía su propio sepulcro en el jardín de su casa. Alaba a la mujer que le unge con un aceite muy caro, y reprende a los discípulos porque condenan ese dispendio. Porque el amor está por encima de cualquier otra virtud.
Creo que el problema de esta disparidad en los dichos de Jesús está en que unas veces se refiere a la plenitud del Reino y otras veces a nuestra debilidad temporal a pesar de las buenas intenciones. Durante nuestra vida el Reino está “ya sí, pero todavía no”.
Quizás encontremos la solución a esta disparidad en la reprimenda que “el Amén, … el que está en el origen de la obra creadora de Dios” dirige al ángel de la Iglesia de Laodicea: “No eres frío ni caliente y por eso voy a vomitarte de mi boca”, aunque luego reconoce “Yo reprendo y castigo a los que amo”. Y ciertamente somos muchos los cristianos que no somos “ni fríos ni caliente”, y necesitamos un buen vapuleo. Un cordial abrazo.
Hola!
Como se adelantó a decir el “Tocayo”
todo esto es ‘¡Magnífico!’
Habría que tener en cuenta que
lo ‘Magno’ también es ‘Monstruoso’.
En este caso, por tirar de la cuerda hasta el ‘extremo’.
Ese extremo, Mateos lo pone en “elegir la POBREZA”.
Sin embargo
Los POBRES de hoy (cada vez más POBRES)
Salen a las calles a decir que es al revés:
La POBREZA los viene eligiendo a ellos.
¿Entonces?
¿Acaso la “Sociedad Alternativa” tiene su lugar privilegiado
en una especie de “Congregación monacal”?
Hola Oscar
La cuestión que planteas:
¿Acaso la “Sociedad Alternativa” tiene su lugar privilegiado en una especie de “Congregación monacal”?
no parece deducirse de los textos analizados aquí ni de la praxis de los primeros colectivos. El supuesto del que arranca dicha cuestión, atribuido con el entrecomillado a Mateo: “elegir la pobreza”, no es afirmación de Mateo ni de ningún otro evangelista.
El enunciado de Mateo 5,3: “Dichosos los que eligen ser pobres” empezó a explicarse en El Programa de Jesús (II), puntos 7 y 8. Y ahí se empieza diciendo:
“El problema surge cuando esa rotunda afirmación se entiende disociada del segundo elemento de la proposición. Considerarla en forma aislada y absoluta conduce al absurdo de entender que la indigencia, la debilidad, el desmayo, la sumisión… son factores de felicidad”.
Un abrazo
Hola, Salvador, refiriéndome a esta cuestión que tratáis sobre la pobreza, pregunto ¿No será optar en lugar de elegir? Mi duda la baso en que si no voy errada de la misma manera que en el seguimiento intuyo dos órdenes: el del programa y el del proyecto, cada uno de estos términos tendrían su lugar propio, ¿no? … Gracias, un abrazo!
Hola María Luisa
A tus preguntas:
Elegir u optar son sinónimos. En el texto de Mt 5, 3, el verbo ‘elegir’ traduce la decisión firme por llevar a cabo el Proyecto, según se explicó en El Programa de Jesús (II). Cuando hablamos de ‘El Proyecto’ aludimos a una realidad social y a su andadura. Con el término ‘Programa’ nos referimos a las líneas maestras y condiciones de esa andadura.
Dentro de poco estaré de nuevo por tu tierra.
Te mando un beso
Gracias, Salvador y disculpa ese intento siempre mío de leer tus espléndidos trabajos también en perspectiva filosófica, pues para mí es muy gratificante este aporte complementario.
Me dices que vienes a Cataluña, aquí en la Costa cerca de Barcelona tienes tu casa!
Un abrazo!
Gracias María Luisa.
Nada que disculpar. Al contrario, es una alegría dialogar contigo.
Tengo dos hijas en Cataluña; una reside en un pueblo de la costa de Tarragona y la otra en el interior de la provincia de Barcelona. Me escapo por allí cuando tengo ocasión.
Una abraçada
Amigo Salvador, haces una síntesis muy buena del Gran Mensaje del Reino. que se reduce a amar y valorar-orientar mejor, más sabiamente, la vida y su sentido. El Mensaje del Reino es una revalorización extraordinaria y nueva del hombre-mujer-niños. Revalorización que cuestiona el sistema religioso y social, consagrados, y que, si se cuestionan, se corren riesgos, a veces cruentos… Me quedo, pues, con toda tu exposición, pero si tuviera que destascar algo, señalaría los números 2 y 3, que resaltan las consecuencias que lleva consigo el intento de cambio crítico de esos sistemas “intocables”.
Lo que lleva a pensar -y a preguntar-, si -y cuánto- en la Iglesia de Jesús -en la iglesia histórica, en parte reconstruída por los hombres-, cuánto hay, sí, dentro de ella, de valores del viejo sistema tradicional. Cuando uno comprueba que dentro de una sociedad, llamada cristiana, se apoyan o votan posturas y valores opuestos al Evangelio, surge la pregunta: ¿De verdad esas sociedades son cristianas? ¿Han entendido bien la esencia del Mensaje del Reino…? Cuándo se utiliza la religión de esa manera, y los Servidores se callan, ¿qué pensar?
Cosas importantes del Reino hay que volver a anunciar… Hay mucho que reconvertir, para poder renacer… Y al hablar de reconvertir, no me refiero a teorías, sino en primer lugar al testimonio de vida coherente con el Mensaje de Jesús de Nazaret. Coherencia absolutamente necesaria para que ese Reino sea aceptado y renazca en nosotros… Sin ese renacimiento, que brota del bautismo del Espíritu (no de simple agua), no seremos lámpara o la tendremos puesta en un rincón o debajo de la mesa… En suma, es necesaria una Iglesia Nueva, transformada, renacida, a fin de que siga mejor el camino del Reino con su testimonio de vida. Se anuncia mejor con el testimonio de vida que con meras palabras… La Iglesia necesita RENACER. (Y no esperar a renacer más tarde, con nuestros antepasados, cuya fiesta hoy celebramos. Muchos de ellos vedaderos santos.)
Es que, Salvador, no es esto lo que nos han dicho. Y es tema muy importante. Es la clave de todo, diría. No culpo a nadie, porque muchos , muchísimos sacerdotes en sus homilías, que a mi modo de ver son los que hacen el rol de El Lector, hablan según ellos han entendido, según a ellos le han transmitido lo que dicen los textos del evangelio. Por te dije en un comentario que no soy anticlerical. En absoluto. Y estoy hablando de los sacerdotes de a pie, de los curas pelaos , que dicen en mi tierra. Ellos son los que luchan en la trinchera. Son utilizados los primeros y nos dicen cómo tenemos que pensar a nosotros, los cristianos pelaos. Los dos sectores somos la base de la iglesia. Luego están las clases superiores. Ellos mueven las fichas como en un tablero de ajedrez.
En fin. Aquí lo dejo. Sería muy largo de decir lo que pienso acerca de esto. Fíjate la extensión de tu texto para explicar lo que significa: no se pueden servir a dos amos. Pues también necesitaría tiempo para decirte lo que pienso acerca de que los pobres son los buenos y los ricos, los malos. Eso sí, me gustaría saber dónde está el punto de inflexión. El Cero. A partir del cual a una persona se le considera rica o por el contrario, pobre.
En fin. Solamente una cosa. Hace poco leí o vi en una entrevista a alguien que ante la pregunta, se considera usted creyente? Es algo que está de moda. Y el señor, en vez de preguntar, creyente en qué? Y liarla , fue muy rápido en la respuesta y dijo: llevo años buscando una grieta Natural en una cueva que permita la entrada de un camello , y buscando un camello lo suficientemente pequeño para que entre por ella. Y no hay manera. Así que… Recuerdo aquello que contaste de la puerta estrecha del castillo. Me lo ha recordado este artículo.
Pues eso.
Es una gozada leerte.
Magnifico!