El papa ha prolongado un año más el tiempo dedicado al sínodo sobre la sinodalidad, el mayor proyecto de su pontificado. ¿Para que se frenen los movimientos de reforma como el Sínodo alemán? ¿O para dar más tiempo a la Iglesia mundial para aceptar esos cambios? El Foro de curas de Bilbao nos dá información proveniente directamente desde Alemania. AD.
BONN ‐ Los cardenales Kurt Koch y Walter Kasper critican duramente el camino sinodal. E iniciativas “insospechadamente católicas” y algunos portales de Internet están llevando a cabo campañas de difamación contra miembros individuales del sínodo. A pesar de ello, es importante mantener la calma, dice Björn Odendahl.
El Camino Sinodal entra en la recta final. Por cierto, ya se ha tomado una de las decisiones más importantes: el establecimiento de un Consejo sinodal en el que obispos, sacerdotes y laicos deben discutir y decidir juntos sobre cuestiones fundamentales de la Iglesia y sobre el uso de los recursos financieros. A pesar de que temas como la ordenación de mujeres o el manejo del tema de la sexualidad por parte de la Iglesia se han polarizado mucho en el camino sinodal y más allá del mismo, esta es, al menos hasta ahora, la sensación imperante. Finalmente, el “poder de liderazgo, enseñanza y santificación” de los obispos (Lumen gentium) podría ser, al menos, parcialmente restringido por este compromiso adquirido.
Que este cambio no gusta nada a aquellos que consideran que la defensa de las estructuras democráticas en la Iglesia es otra cesión al “espíritu de la época”, tan grave como el “arrianismo” (cardenal Gerhard Ludwig Müller), es algo que se ha hecho patente en los últimos meses, en los que las presiones contra el camino sinodal se vienen intensificando cada vez más: tal es el caso de unas declaraciones romanas, poco agraciadas y posteriormente asignadas a la Secretaría de Estado, o las del cardenal Kurt Koch, que compara el camino sinodal con la teología de los cristianos alemanes durante la época nazi y luego (afortunadamente) retrocede, o el cardenal Walter Kasper, cuando considera que algunas propuestas de reforma son “medicina mortal”, es decir, veneno.
El tono de voz de aquellos para quienes las reformas previstas son una espina en el costado se está volviendo cada vez más agudo o, para seguir con la metáfora, más tóxico o venenoso. Las iniciativas de “buen católico”, junto con los portales de Internet conservadores-populistas, utilizan la bola de los dignatarios de la iglesia e impulsan -hasta el máximo- campañas de difamación contra el camino sinodal, así como contra miembros individuales del sínodo. Lo que se puede leer en estos sitios sobre el obispo Georg Bätzing o la presidenta de ZdK, Irme Stetter-Karp, no tiene nada que ver con la sinodalidad, ni siquiera con la catolicidad. Es simplemente una vergüenza.
Esto hace que sea aún más importante que los obispos alemanes mantengan la cabeza fría durante su visita “ad limina” a Roma y mantengan conversaciones directamente con los jefes de los dicasterios y el Papa personalmente sin los susurros, que no son inusuales en el Vaticano. Si logran transmitir a quienes realmente tienen algo que decir en el Vaticano sobre la dramática pérdida de confianza de la Iglesia en Alemania y las reformas que, por lo tanto, son necesarias, entonces el camino sinodal puede llegar a un final digno y exitoso. Hasta entonces: Queridos miembros del sínodo, ¡no os dejéis intimidar!
El autor, Björn Odendahl es director editorial de katholisch.de.
No se trata, pues, de cambiar la doctrina de Jesucristo y de Su Iglesia…Jesús no vino a cambiar ni una solo “iota” de la Ley Eterna del Padre sino que más bien eligió a los Doce para predicar Su doctrina que ES la verdadera Revelación de Dios…y es salvación eterna.
Por tanto seguirá en pie la norma de Dios que quiere salvarnos del mal de creernos “dioses” , del mal que hacemos con alevosía, del abismo del pecado y del crimen que se incrementa con la práctica, y salvarnos de que finalmente nos hundamos para siempre en el error.
Por eso es necesario volvernos a Cristo y a Sus mandamientos que nos conducen al bien: el que ama de verdad no puede realizar el mal que estamos presenciando en el mundo de hoy. Tenemos que evitar el mal y hacer el bien, y enseñarlo a otros a la manera de Jesús de Nazaret como lo describen los testigos de Su vida.
Por lo demás, puede y debe haber cambios en la única Iglesia de Cristo para hacer más asequible y entendible el camino sinodal que no puede desviarse de la Verdad de la Buena Nueva y así decía Juan XXIII: “Una cosa es el depósito de la fe, es decir, las verdades que contiene nuestra venerada doctrina y otra la manera que se expresa”
No es en hacer “otra religión” sino en expresar mejor esa Verdad. Y hay que tener discernimiento para cambiar lo que se pueda, y dejar lo inmutable intacto, reconociendo pues la diferencia.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Sobre el Sínodo de Sinodalidad en la Iglesia Católica convocado por el Papa Francisco: aquí, en mi diócesis no se sabe nada o casi nada. Muy contadas personas están enteradas que el pasado mes de agosto culminó la primera fase del Sínodo: La fase Diocesana. Y al indagar lo que se hizo, al rerspecto en esta diósesis nos informan que el Obispo, solo se ha limitado a comnvocar a algunas reuniones a educadores en la Fe, es decir, a profesores de religión católica de todos los colegios, con la supuesta finalidad de que ellos recaben las opiniones y propuestas para la reforma de la Iglesia católica y que el Obispo ha de llevar a la última fase del Sinodo.
Asímismo nos hemos enterado que en esas propuestas brillan por su ausencia lo que el pueblo católico está pidiendo con suma ungencia; que haya cambios radicales en la Iglesia católica: Celibato sacerdotal opcional para acabar con este amonstruso abuso de pederastia perpetrado por los sacerdotes o clérigos. Ordenacion sacerdotal a varones casados. Ordenacion sacerdotal a mujeres. Que en el nombramiento de los Obispos participen democráticamente las bautizadas y bautizados de la diócesis, : “El que debe ser puesto a la cabeza de todos, debe ser elegido por todos”. Que los Obispos del mundo sean los que eligan al Papa y no los cardenales. Que los laicos participen sustancialmente en el gobierno de la Iglesia, etcétera. Ya es casi vox populi; que si no hay estos cambios el Sínodo de la Sinodalidad será un fracaso, una brillante oportunidad perdida; y la Iglesia Católica seguirá cuesta abajo en caida libre hasta convertirse en una piesa de museo o una página más de la historia.
La apelación del cardenal Muller, famoso opositor a Francisco quien le destituyó de la Congregación para la Doctrina de la Fe por orgulloso y por carca, a la lucha contra el arrianismo no es algo menor.
Atanasio de Alejandría y su oposición, terca, al arrianismo en contra de casi toda la Iglesia de su época y al emperador, es la bandera que está esgrimiendo la parte más conservadora de la Iglesia Católica Romana actual.
Todos ellos se sienten Atanasios en potencia (Sirva el ejemplo de Atanasius Schneider, obispo auxiliar de Astana, gran opositor a Francisco y sus reformas y que se llamó Anton; cambiando luego su nombre al profesar en los Canónigos de la Santa Cruz) y toman de ejemplo la pertinaz persistencia del antiguo obispo de Alejandría.
No soy yo el más versado para plantear si Atanasio levaba razón o era Arrio el acertado y probablemente sea una discusión totalmente bizantina (Nunca mejor dicho) pero los más tradis de la Iglesia están dispuestos a resistir como Atanasio lo hizo.
Al ponerlo de referente, Muller lo que está diciendo (entre líneas) es, “Yo, como Atanasio, y no el Papa es quien lleva razón y os vais a condenar todos. Y con el tiempo la doctrina volverá al camino recto, que es el que yo estoy marcando”
No se como sería Atanasio pero Muller ciertamente no está a la altura, aunque Atanasio fuera un enano y desde luego, no tiene el reconocimiento y la “auctoritas” que Atanasio sí tenía (Aunque seguro que es tan cabezota como el alejandrino).