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La Iglesia chilena propone indulto para los ex represores

La petición oficial de indulto para los militares condenados por delitos contra los Derechos Humanos que la cúspide de la Iglesia chilena ha hecho al Presidente de la República y que está comprendida en el documento Una mesa para todos en el Bicentenario, ha vuelto a reabrir la polémica que ya se suscitó hace una año con una petición similar hecha a la ex presidenta Bachelet, dentro de la campaña electoral para la presidencia. Cuando hay una presión para nombrar a un pinochetista arzobispo de Santiago -también será hoy fiesta allí aunque no haya Xacobeo-. el asunto es vidrioso y lo analiza aquí Gabriel con rigor.

      Al comenzar a leer el documento Una mesa para todos en el Bicentenario, uno puede compartir perfectamente sus planteos, tanto teológicos, como éticos, en lo que refiere a todos los presos comunes, al sistema de reclusión, a la necesidad de instrumentar un sistema carcelario que se compadezca de la rehabilitación de los presos comunes, incluso de aquellos con enfermedades, madres con hijos, mayores de 70. Parece un enfoque típico de la misericordia que la Iglesia ha tratado otras veces de expresar, testimoniando la misericordia de Jesús…

      El documento con respeto a los presos comunes es un tanto contradictorio en algunos pasajes:

  •         por un lado habla de indulto: Por ello, quisimos compartir las siguientes reflexiones para solicitar a las autoridades del país, con ocasión del Bicentenario, un indulto a personas privadas de libertad. Los recordamos brevemente:…”
  •         por otro lado habla de reducción de las penas de los presos comunes (Capitulo III numeral 1, literal a), pero en general parece no apuntar a un indulto total, si no a la reducción de las penas de los presos comunes, con especial atención de realidades en circunstancias especiales (ancianos, enfermos, mujeres con hijos…)

Incluso nos parece plausibles la actitud con que presentan este aporte, recogida al inicio del capitulo III: El contexto de una sana laicidad reconoce las competencias propias del Estado y aquellas de las confesiones religiosas. Por esta razón, sólo presentamos algunas ideas que pueden enriquecer el espíritu y la práctica de nuestra convivencia y hacemos una petición, pero sin proponer un articulado de ley, tarea que corresponde a la autoridad política. Anhelamos que estas reflexiones sean discutidas por los ciudadanos y por nuestras instituciones, y que cada una asuma la responsabilidad que le corresponde”.

      Sin embargo el corazón nos da un vuelco al llegar al capitulo III numeral 4, que reza textualmente lo siguiente: “4. No sería completa la “mesa para todos” si no considerásemos en esta petición a quienes cumplen penas por delitos contra los derechos humanos cometidos durante el Régimen Militar. Es un tema que debemos poner sobre la “mesa de todos” para conversarlo con la seriedad que corresponde, especialmente en el Parlamento de la República. No olvidemos que no todos ellos tuvieron igual responsabilidad en los crímenes que se cometieron. A nuestro parecer no cabe ni un indulto generalizado ni un rechazo general del indulto para todo ex uniformado condenado. La reflexión debe distinguir, por ejemplo, el grado de responsabilidad que le cupo a cada uno, el grado de libertad con que actuó, los gestos de humanidad que tuvo y el arrepentimiento que ha manifestado por sus delitos.”-

      Y se recurre a determinadas razones para realizar este pedido, se presentan conceptos como, clemencia –“pedir justicia sin ensañarnos en el castigo”–, así como reencuentro y reconciliación…

      Finalmente se hace alusión al Perdón que nos enseña Jesús de Nazareth…

      Quisiéramos analizar cada uno de los conceptos que se han puesto sobre la mesa y que legitiman este pedido referido a quienes cumplen penas por delitos contra los derechos humanos cometidos durante el Régimen Militar.

No queremos atribuir a los Señores obispos una aviesa intencionalidad, pero creemos que el pedido desliza gruesos errores de carácter político, jurídico y desde mi modestísimo punto de vista teológico.

      Existe a nuestro parece un enfoque que soslaya el dolor causado por la más sangrienta dictadura del continente de la década de los setenta. Esta gente, en forma directa, o facilitando logística, o colaborando institucionalmente, o en la complicidad por el silencio, dictaminó la desaparición y tortura de miles de hombres y mujeres chilenos y extranjeros de todas las edades y en la mayoría de los casos su muerte, decidida y determinada con pasmosa frialdad.

      Ellos no están arrepentidos de lo que hicieron y a estar por la declaraciones de muchos de ellos y de su respaldo en el aparato político de la derecha chilena, lo volverían hacer, incluso, algún partido que integra la coalición de gobierno entiende que Pinochet es un héroe que salvó a la patria.

      Son dos visiones antagónicas y una será justa y otra no, no existe posible reconciliación entre la injusticia y la opresión, y la justicia y la liberación. Estas son las dos visiones de Chile que se ven enfrentadas. La única forma real de alcanzar la Paz, es con la justicia. Cuando la reconciliación, o el perdón, significan la destrucción de la justicia, la paz cae junto con ella.

      En el plano político, es la validación de una actitud que no ha mostrado arrepentimiento real, que entiende que “cumplió con su deber” al matar y torturar a decenas de miles de conciudadanos, por el enorme pecado de pensar distinto. Más allá de la intencionalidad, esta propuesta esta convalidando esa actitud, pretende reconciliar a quienes “claman por justicia”, con quienes si tuvieran el poder volverían a raptar, torturar y matar.

      A ese tipo de reconciliación, en donde no existe ni arrepentimiento ni enmienda y si la contumaz actitud de perseverar en la extirpación de lo distinto Jesús siempre contestó

con el conflicto y la actitud profética, (cap. Lc 11,49-50: Mt 23,27-35).

Luego el concepto de “pedir justicia sin ensañarnos en el castigo”, aplicado en este caso, referido a los militares que violaron derechos humanos, nos espantó…

Por ser obispos parece más grave, pues descalifica el sistema de derecho que rige la convivencia social, sin ese sistema, aplicado de acuerdo a las leyes aprobadas por el procedimiento marcado por la Constitución que es el contrato social que el pueblo se ha dado. Sin este sistema de derecho, la convivencia social se vuelve la ley del más fuerte, justamente el funcionamiento que tuvo la dictadura de PINOCHET Y SUS COMPLICES.

Si se respeta el sistema de derecho, se acata, se reverencia y se asume la aplicación de la Ley que el sistema de justicia realiza, máxime cuando se habla de sentencia ejecutoriada, es decir que tiene el valor de cosa juzgada. Sin lugar a dudas, las penas, son las que la Ley marca y por lo tanto, no hay ensañamiento en su aplicación, sino el imperio y la majestad de la ley que es igual para todos. También en la misma categoría, entran las conceptualizaciones como desigual responsabilidad y otras acciones eximentes (la libertad con la que se actuó, los grados de humanidad que tuvieron y el arrepentimiento que han manifestado), si esos eximentes están contemplados por la Ley, es subestimar la justicia chilena, el pensar que no los tubo en cuenta ya en el juicio y la posterior sentencia.

En resumen, con todo el respeto del mundo vemos esta petición como un error de los obispos que estoy seguro la iglesia de base de Chile no comparte. Uno esperaría, que los pastores hablaran de la pobreza (Mt. 25,35-40), de la necesidad de la equidad, de que existe una hipoteca social que pesa sobre la propiedad privada y de la preeminencia del trabajo sobre el capital y finalmente del destino universal de los bienes y tal vez -¿porque no?– hablar de los presos mapuches, cuyas causas fueron armadas con pruebas falsas para criminalizar la resistencia de esa digna nación, o de la crueldad con que las grandes empresas ocupan sus tierras, con la colaboración del aparato de seguridad del Estado Chileno. De nada de eso hablan. Cuando dicen reconciliación se refieren a la reconciliación con los verdugos y se olvidan de las victimas en Chile. Seguramente para los de abajo no es necesaria ni la clemencia, ni la misericordia. ¡Qué inmenso dolor! Como decía un viejo amigo anarco, ni olvido, ni perdón, ni venganza. ¡JUSTICIA! Con todas las garantías del debido proceso, pero justicia. Y ahora debemos agregar: ni olvido, ni perdón, ni venganza, tampoco indulto, sino el cumplimiento de la pena establecida por Ley, el Derecho y la Justicia. PARA QUE NADIE NUNCA MÁS OSE REPETIR LA CARNICERÍA QUE SUFRIÓ EL PUEBLO CHILENO…

     

13 comentarios

  • Gabriel Sánchez

    Redes, publico un artículo reproduccido por Reflexión y Liberación, sobre el tema del pedido de indulto de los obispos chilenos, recomendamos leer el artículo http://www.redescristianas.net/2010/07/31/chile-la-iglesia-pinera-y-el-indulto-bicentenariojaime-escobar-sub-director-de-cronica-digital/

    No obstante, me voy a permitir reproducir unas partecitas…

    La próxima semana la Conferencia Episcopal cerrará el documento definitivo sobre los Indultos Bicentenario, allí se establecería que condenados por causas de derechos humanos, como el ex jefe de la CNI, Odlanier Mena y otros queden libres…

    Pero en todo este complejo entramado de impunidad para con los violadores de derechos humanos que buscan algunos poderes fácticos aprovechando una misericordiosa iniciativa de la Iglesia para con la amnistía de algunos presos comunes, parece haber una sintonía con lo que plantea el Capellán de Gendarmería P. Jaime Nawrath, promotor y redactor de los “borradores indultos Bicentenario” y el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González, ex capitán de Carabineros y entusiasta partidario y funcionario de Pinochet, desde su trabajo en el ministerio secretaría general de la Presidencia a fines de los años 80. Y, hoy candidato al Arzobispado de Santiago…

    Algunas preguntas…¿ Ese digno hijo del Opus, que hoy es candidato a arzobispo de Chile, cuan comprometido estuvo desde su cargo de capitan y funcionario de la dictadura pinochetista, con las torturas y con las muertes?…Nos preguntamos algo, más estará dispuesto Benedicto XVI…a poner en la catedrá del Cardenal Silva Enriquez, testigo del amor y la entrega del Señor, en medio de su pueblo, a un funcionario de la dictadura de Pinochet, entronizado por el poder y la riqueza del opus a Obispo???…Gabriel 

  • olga larrazabal

    La discusión está resuelta.  Adjunto una declaración hecha por la Senadora Isabel Allende (PS) e hija del Presidente Allende.

    Una prudente decisión presidencial
    Desde el punto de vista social, no es aceptable un indulto, teniendo en cuenta que durante años no hubo la posibilidad de justicia y que nunca hemos visto arrepentimiento ni colaboración.
    por Isabel Allende – 27/07/2010 – 04:00

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    Las recientes propuestas de las iglesias Católica y Evangélica, con algunos matices, plantearon la posibilidad de un indulto general para quienes cumplan una serie de condiciones y sin excluir a los violadores de derechos humanos.
    Distintos sectores sociales, el mundo de los derechos humanos y los partidos políticos han insistido en que los autores de hechos de sangre y delitos de lesa humanidad -civiles o militares- no puedan recibir beneficios ni menos un indulto. Aceptar esto es un retroceso en el compromiso que, como sociedad, hemos sellado en materia de derechos humanos.
    El Presidente Piñera ha escuchado este llamado y anunció su decisión de no conceder un indulto general, como lo proponían las iglesias. Valoramos la prudente decisión que refrenda el compromiso que ha manifestado con los derechos humanos y que, sobre todo, respeta las decisiones de los tribunales.
    La decisión presidencial permitió evitar un gran error: equiparar los mismos requisitos de indulto para los delitos comunes y los delitos de lesa humanidad era poner en un mismo nivel a delincuentes comunes y a violadores de derechos humanos. Las condiciones bajo las que se cometieron estos últimos delitos son distintas, más graves y con mayores consecuencias. Como agentes del Estado, abusaron del poder de éste para cometer delitos alevosos que atentaron contra derechos fundamentales de las personas y dañaron profundamente la convivencia social. Esto, precisamente, les da un estatuto jurídico diferente y más exigente en cuanto a penas.
    Desde el punto de vista social, consideramos que no es aceptable un indulto, teniendo en cuenta que durante años no hubo la posibilidad de justicia y que nunca hemos visto arrepentimiento ni colaboración para que muchas familias sepan la suerte que corrieron los detenidos desaparecidos y su paradero.
    La Iglesia Católica señaló que su propuesta excluía delitos de sangre; hasta donde sabemos, todos los condenados por causas de derechos humanos lo han sido por crímenes de lesa humanidad, como son las desapariciones forzadas de personas, crímenes consignados en los tratados internacionales que Chile ha suscrito. La propuesta incluso consideraba un elemento controversial para otorgar el indulto, que podría poner en entredicho las resoluciones de la justicia al distinguir los grados de responsabilidad: si se dieron las órdenes o si se acataron.
    Sin embargo, la obediencia jerárquica y el grado de responsabilidad, ya sea como subordinado partícipe o en funciones de mando, no implican que no se hayan cometido los delitos. Es más, están basadas sobre la existencia de delitos de lesa humanidad. Y las responsabilidades, en ambos casos, han sido determinadas y castigadas por la justicia. Indultar a los violadores de los derechos humanos es reabrir heridas en víctimas y en la sociedad. Aún persisten dolores, detenidos desaparecidos con paradero desconocido, procesos en actual tramitación con involucrados gozando de libertad y una Ley de Amnistía que no ha logrado ser derogada.
    Durante años hemos reafirmado el compromiso con los derechos humanos como principio básico de la convivencia social. Esperamos también un nuevo impulso para la búsqueda de la verdad, para mitigar, en parte, el dolor de las víctimas.
    El debate que hemos sostenido estos días y el resultado que señala la resolución presidencial nos permite entregar una potente señal en el año del Bicentenario: verdad, justicia, respeto y compromiso con la democracia y los derechos humanos. Estos valores son las bases del reencuentro y la convivencia social que queremos legar al futuro.
     

     

  • Eduardo Ojeda

    Concuerdo con Gabriel en todo, no se puede establecer una igualdad injusta. Las víctimas fueron víctimas no los combatientes de una guerra, no hubieron dos demonios, por un lado “los subversivos” que querían reducir a nuestros países a regímenes comunistas totalitarios.
    En el caso de Chile es clarísimo, las víctimas eran gente que se manejó en democracia, el gobierno de Allende respetó los derechos de todos, estos señores derribaron con la traición un gobierno elegido por el pueblo, y mataron y masacraron a miles de inocentes, no respetando siquiera el derecho de los familiares a enterrar a sus muertos.
    Por supuesto que no hay que odiarlos ni matarlos, si están presos es porque lo merecen, y si quieren rehabilitarlos, pues que los obispos les visiten y les convenzan de que hagan una declaración pública al pueblo chileno reconociéndose culpables de todo lo que hicieron, sólo así podrían demostrar que están arrepentidos.
    Después de que hagan eso se podría hablar no sólo de indulto sino de reparación. De repente prisiòn domiciliaria junto a trabajos de servicio al pueblo, por ejemplo trabajar para construir escuelas y ganarse un sueldo de trabajador honradamente. El mínimo claro y que coman y se vistan con eso. Eso se podría si hacer, p ero claro, primero el arrepentimiento sincero. Yo soy cura, y no creo que se puedan indultar y perdonar a quien no reconoce la culpa, si viene alguien a celebrar como penitente el sacramento de la reconciliación y no reconoce sus culpas y no las confiesa, pues ¿cómo puedo absolverlo? No puedo. Que no invoquen a Jesús de Nazareth al estilo fariseo.
    Estoy seguro que los obispos que piden esto no responden al parecer de la Iglesia. Esta declaración de los obispos chilenos no es representativa del pueblo de Dios.

  • Rodrigo Olvera

    Desde una mirada de Derechos Humanos.
     
    Toda violación de Derechos Humanos implica -debe implicar- al Estado a las siguientes consecuencias:
    a) Detener la violación y sus efectos. Especialmente importante en el caso de efectos que subsisten en el tiempo, como en el caso de desaparecidos; o el caso de sentencias infamantes. Pienso no sólo en Chile, sino especialmente en las víctimas del franquismo.
    b) Investigación de la verdad. Uno de los derechos básicos para las víctimas de violaciones de Derechos Humanos (y los familiares de ejecutados y/o desaparecidos son igualmente víctimas de la ejecución/desaparición) es a saber la verdad, a conocer lo que ocurrió, y a que la sociedad conozca lo que ocurrió
    c) Sanción de los responsables. Por supuesto que los juicios penales -y las correspondientes penas de privación de la libertad- son UNA forma de sancionar a responsables de violaciones de Derechos Humanos. Una forma, no la única. Pero sin duda, en términos no sólo jurídicos sino éticos y políticos, es indispensable que existan CONSECUENCIAS REALES para quien violenta Derechos Humanos. Hemos repetido hasta la saciedad que la IMPUNIDAD (falta de investigación y/o falta de sanción real) garantiza la continuación y repetición de violaciones a Derechos Humanos
    d) Reparación a las víctimas. La sanción de los responsables es muchas veces UNA forma reparación a las víctimas (y la falta de sanción, a su vez, es una nueva violación de los derechos de las víctimas). Pero realmente la sanción y la reparación son dos pasos distintos. Una cosa es castigar al agresor y otra reparar al agredido. Este es uno de los temas más delicados. ¿Cómo “reparas” daños irreparables, como los que ocasiona la tortura, la exclusión, la ejecución o la desaparición? Sabiendo que no hay realmente reparación suficiente, lo que es necesario es tomar las más posibles medidas tendientes a ello. Y no hablemos sólo de dinero, más importante son las medidas de rehabilitación moral y política de las víctimas
    e) Pero no basta con castigar al agresor y reparar lo más posible a la víctima. El Estado está obligado a tomar todas medidas necesarias y razonables para impedir que vuelva a ocurrir una violación similar. Medidas legislativas, presupuestales, de política pública, de educacion ciudadana, etc.
     
    Sólo dentro de este CONTEXTO COMPLETO es que debe verse -desde una perspectiva de Derechos Humanos- el tema de la prisión de ejecutores de represión. No es un tema carcel sí / carcel no… o indulto sí/indulto no… si se deja de lado el cese de los efectos de la represión, si se deja de lado el conocimiento de lo que ocurrió, si se deja de lado la reparación de las víctimas, y sobre todo, si el Estado no está garantizando que no vuelva a suceder.
    Y claro… desde esta perspectiva, sería impensable ni siquiera plantear una iniciativa de indulto -así sea no generalizado- sin que fuera parte de un proceso social más amplio de garantizar los derechos humanos, en el que la voz de las víctimas tuviera el protagonismo central.
     
    Saludos

  • Gabriel Sánchez

    Hoy se cumplen 57 años de la toma del Moncada…Una epopeya de resistencia al imperio…también…

     Hoy quiero recordar la fecha de fallecimiento de Eva Duarte…Un excepcional mujer, que rayo en la leyenda en el amor por su pueblo…Para muchos queridos hermanos argentinos es una fecha importante, que queria compartir…

      Como todos saben Piñera, nos ha sorprendido a varios por la ecuanimidad, se vera caso por caso…en realidad la propuesta de los obispos parecio ser esa, la excepciòn es que ni los violadores de derechos humanos  y asesinos de la dictadura Pinochetista no seran indultados… Cosa que muchos nos alegramos, sin embargo, esto no anula que como en muchos paises se reclame cosas como un lugar digno para la habitaciòn de seres humanos, una politica carcelaria que tenga como objetivo la recuperación…Esto creo que debe ser un pedido para todos los que estan presos… No obstante el indulto a los violadores de derechos humanos…no es aceptable, por la gravedad con que se castigo, torturo y asesino a gente inocente, al no indultarnos se emite un mensaje claro de NUNCA MÁS…Gabriel

  • Jorge Gerbaldo

    Estimado Pepe: soy argentino, no chileno. Me interesa la política regional, por estar todos nuestros países insertos en procesos similares de creación de democracia y también de destrucción de esa democracia.
    Lo de algunos socialistas chilenos no escapa a la realidad de muchas de estas fuerzas progresistas en toda América Latina. En algunos temas intentan mantener un discurso avanzado, pero cuando tienen que actuar les sale el pragamatico y no pueden con su yo conservador.
    Es todo lo que te puedo decir…

  • pepe sala

    Jorge, permíteme una pregunta ” inocente”:
     
    ¿ Qué opinas sobre la postura que ha declarado la respecto  el ” socialista”  Fulvio Rossi ??
     
    Es que estoy tan extrañado de que en Chile los ” socialistas” se parezcan tanto a los de España, que me gustaría que algún chileno me lo aclarase. ( te supongo cercano a Chile, disculpa si me confundo)
     
    O sea, que el Rossi ése debe tener de socialista lo mismo que nuestro Pepe Bono… lo mismo que yo tengo de Obispo.
     
    Asombroso…

  • pepe sala

    Como sigan rebajando e indultando, vamos a terminar en otra cadena de canonizaciones.
     
    ¿ Es que no queda dignidad ni vergüenza en éste jodido mundo?
     
    http://www.euromundoglobal.com/noticia/29432/Chile/chile-reduce-condena-jefe-servicios-secretos-pinochet.html

  • Jorge Gerbaldo

    Como será de barbaro e incorrecto el pedido que el mismo presidente Piñera, pinochetista él, ha dicho que no indultara… cualquiera es mas centrado que nuestros líderes religiosos…

  • Julián Leirbag

    Ya vemos cómo les va a la Iglesia católica latinoamericana que bajo el concepto de perdón lo confunde muy claramente con IMPUNIDAD. En Argentina si no fuera porque las Madres de la Plaza de Mayo, que tanto lucharon para que se haga justicia, es muy probable que pasaría lo mismo: jerarcas católicos apoyando las barbariedades de las dictaduras y en muy pocas ocasiones intervino abiertamente, por ejemplo con documentos eclesásticos en tiempos de la dictadura contra ella. Eran casos esporádicos de obispos católicos manifestarse públicamente contra nuestros dictadores. Es una iglesia con “fachada” cristiana pero en su seno es farisea y a su vez hipócrita, y hoy esta su realidad insuperable se extiende a otros problemas sociales que padecen los ciudadanos argentinos como es el caso de la trata de personas, la prostitución infantil, la pobreza generalizada, la inseguridad permanente, etc. y más bien ella se manifesta públicamente, con más de 500.00 mil firmas, contra el matrimonio gay. ¿Cuándo será el día que estos mismso católicos salgan a las calles a protestar contra las injusticias sociales que padecen la gran mayoría de los desamparados en este país?… 

  • pepe sala

    Y españoles, mi querida MAR, y españoles… donde se llevó a cabo la mostruosidad que todos conocemos y en vez de JUZGAR a los criminales se les está CANONIZANDO, haciendo monumentosm dedicándoles calles y plazas públicas  etc.
     
    Quizás por e´so los CARADURAS católicos pinochetistas, pretendad sacar del la cárcel a los asesinos católicos. No estaría bien visto canonizar a los presos y se entendería muy mal que a la ceremonia de la canonización se enviase a una BONO cualquiera en representación de un Estado ” laico y socialista”…
     
    Lo de Chile es de vergüenza, lo de España no tiene nombre posible y los de la ICAR es tan repugnante que sigo sin entender que personas honradas y cabales puedan apoyar a semejante Organismo de cualquiera de la formas. ( asistencia a sus actos, economía, trabajos bajo la representación eclesiástica, opiniones públicas favorables a éstos miserables, etc, etc…)
     
    ¡¡¡VADE RETRO, SATANAS !!!

  • MAR Medina

    Una puntualización respecto a la expresión la Iglesia, como si la jerarquía fuera la iglesia cuando es sólo una parte de ella, o así lo pretende. Ese tipo de expresiones excluye o hace invisible a la mayor parte de la verdadera iglesia, el pueblo llano que la conforma.
     
    Aclarar también que se les ve el plumero a ésos que proponen indultos para criminales políticos y sólo reducción de pena para delincuentes comunes. ¿No habría que indultar antes a un ladrón que a un asesino? ¿Habrá que concluir que es más sagrada la propiedad privada que la vida humana? Parece que depende, según de quién sea la propiedad y de quién la vida. ¡Si es que siempre ha habido clases! Queda claro con su petición dónde se sitúan ellos, indudablemente no con los pobres, no sé cómo se atreven a invocar a Jesús.

  • MAR Medina

    Invocar el perdón en nombre de Jesús de Nazaret para pedir indulto por crímenes cometidos desde el poder es una falsedad que les hace cómplices de los pinochetistas, en realidad el verdadero motivo que subyace en la petición. 

    Son militares que abusaron de su posición de poder para cometer crímenes impunemente bajo el amparo de una situación política que los favorecía, o simplemente un poder constitucionalmente criminal. Es una desfachatez que la jerarquía católica chilena invoque a la misericordia y denomine venganza al cumplimiento de una pena impuesta por una Justicia legítima que debe perseguir cualquier delito en su misión de promover la paz  y el orden social, pero mucho más severamente los cometidos desde una situación de poder y terrorismo institucional.
    La misericordia que ahora invocan deberían haberla pedido entonces, cuando Pinochet y sus secuaces ejercían el terrorismo político, entonces deberían haber elevado su voz contra ellos en favor de la paz y de la justicia, en favor de las víctimas, y no ahora, en favor de sus verdugos.

    Una actutud muy propia de la hipocresía católica, tratar de revestir de misericordia lo que no es sino amiguismo puro y duro, a ver si invocaron en algún momento o lugar la misma misericordia para perseguir a criminales de guerra nazis o serbios.

    La verdad que resultan repugnantes estos personajes que se ponen al lado del criminal en lugar de hacerlo junto a sus víctimas, que es lo que hizo el nazareno. Y se dicen cristianos. ¿Qué más hace falta para desenmascarar a esos jerarcas?