Se me pidió escribir algunos pensamientos sobre la vida y el tiempo, destinados a los jóvenes de hoy. Esto fue lo que escribí.
«Queridos jóvenes:
Consideren la vida, el valor supremo, por encima del cual solo está el Generador de toda la vida, ese Ser que hace ser a todos los seres. Los científicos, especialmente el más prestigioso de los que se ocuparon del tema de la vida, el ruso-belga I. Prigogine afirmó: podemos conocer las condiciones físico-químico-geológicas que permitieron que la vida irrumpiera hace 3.800 millones de años. Sin embargo, lo que ella es sigue siendo un misterio. Pero podemos decir con seguridad que el sentido de la vida es vivir, simplemente vivir, aún en la condición más humilde. Vivir es celebrar en cada momento ese acontecimiento misterioso del universo que late en nosotros y quizá en muchas otras partes del universo.
La vida es siempre una vida con y una vida para. Vida con otras vidas, con vidas humanas, con vidas de la naturaleza y con vidas que acaso existan en el universo y que un día pudieran comunicarse con nosotros. Es vida para darse y unirse a otras vidas para que la vida siga siendo vida y se perpetúe siempre.
Pero la vida está tomada por una pulsión interior que no se puede frenar. La vida quiere irradiar, expandirse y encontrarse con otras vidas. La vida solo es vida cuando es vida con y vida para.
Sin el con y sin el para la vida no existiría como vida tal como la conocemos, envuelta en redes de relaciones incluyentes hacia todos los lados. La pulsión irrefrenable de la vida hace que ella no quiera solo esto o aquello. Lo quiere todo. Quiere incluso la Totalidad, quiere lo Infinito. En el fondo, la vida quiere ser eterna.
Ella lleva dentro de sí un proyecto infinito. Este proyecto infinito la hace feliz e infeliz. Feliz porque encuentra, ama y celebra otras vidas y todo lo que la rodea, e infeliz porque todo lo que encuentra, ama y celebra es finito, cae bajo el poder de la entropía y acaba desapareciendo. A pesar de esa finitud en nada se debilita la pulsión hacia lo Infinito y lo Eterno.
Al encontrar ese Infinito descansa, experimenta una plenitud que nadie puede darle, y que solo ella puede disfrutar y celebrar. Lo infinito en nosotros es el eco de un Infinito mayor que nos llama y nos convoca siempre.
La vida es completa e incompleta. Es completa porque dentro de ella está todo: lo real y lo potencial. E incompleta porque lo potencial todavía no se ha hecho real. Y como lo potencial es ilimitado, nuestro tipo de vida limitado no abarca lo ilimitado. Por eso nunca está completa para siempre. Permanece como apertura y espera una completitud, que quiere y debe suceder algún día. La vida es demasiado oceánica para caber dentro de conceptos. Es un vacío que reclama ser plenificado. De lo contrario, la vida no tendría sentido. ¿La muerte no sería el momento de encuentro de lo finito con lo Infinito?
Y con la vida surge el tiempo. ¿Qué es el tiempo? El tiempo es la espera de lo que puede venir y suceder. Esa espera es nuestra apertura, capaz de acoger lo que puede venir, de hacernos más completos y menos incompletos.
¡Vive intensamente cada momento del tiempo! El pasado ya no existe porque pasó, el futuro no existe porque todavía no ha llegado. Solo existe el presente. Vívelo con absoluta intensidad, valora cada momento, él trae el futuro al presente y enriquece el pasado.
Cada momento es la irrupción de lo eterno. Solo puede ser vivido. No puede ser aprehendido, aprisionado o apropiado. Solo él es. Un día fue (el pasado) y un día será (el futuro). Del tiempo, nosotros solo conocemos el pasado. El futuro es inaccesible para nosotros porque todavía no es. Nosotros, sin embargo, vivimos el “es” del presente, que nunca nos es concedido aprehender. Simplemente pasa por nosotros y se va. Él posee la naturaleza de la eternidad que es un permanente “es”. El tiempo así significa la presencia fugaz de la eternidad. Nosotros estamos inmersos en la eternidad.
Vive ese “es” como si fuese el primero y el último. Así tú mismo te eternizas. Y eternizándote participas de Aquel que es siempre sin pasado ni futuro. Un es eterno. Podemos hablar del tiempo, pero él es impensable. Ese es eterno está vinculado a lo que las tradiciones espirituales y religiosas de la humanidad designaron como Misterio, Tao, Shiva, Alá, Olorum, Yavé, Dios, nombres que no caben en ningún diccionario y están más allá de nuestra comprensión. Delante de él se ahogan las palabras. Sólo es digno el noble silencio.
Sin embargo, cada uno debe darle nombre que es el nombre de su participación en Él y de su total apertura a Él. Ese nombre queda inscrito en todo su ser temporal, pero late principalmente en su corazón. Entonces su corazón y el corazón de Aquel que es eternamente forman un solo e inmenso corazón».
Dedico este texto al profesor Wilian Martinhão que organizó un libro “El tiempo, ¿qué es? Una historia de los tiempos” para el cual hice la Presentación que me permito publicar antes de que la obra vea la luz.
*Leonardo Boff es teólogo, filósofo y escritor.
Traducción de Mª José Gavito Milano
Y si no le damos nombre? Y si no nos identificamos con un nombre en concreto?
Me gusta eso que ha dicho , el presente es la presencia fugaz de La eternidad.
Hay personas que esa presencia fugaz nos es suficiente. Y somos tan eternos como los que esperan una eternidad..
Las respuestas, al final.
Me ha gustado mucho la idea que transmite lo que ha escrito.
-Al hilo de la reflexión de L. Boff (y quizá también en la línea de Inmaculada), ahí va mi reflexión-meditación sobre la vida y el tiempo, porque tienen mucha hondura y riqueza -y hasta grandiosidad-, nada fácil de explicar sin “disparatarla”… La vida se gesta en la “placenta” del espacio y del tiempo. Pero cuando hablo del espacio y del tiempo ¿los entiendo? Más: ¿Entiendo la vida en su origen y en sus potencialidades…? La vida se produjo gracias a un “ajuste finísimo” entre energía y materia (ajuste programado, no casual), que sin él el planeta tierra hubiera sido un planeta estéril. -Fue precisamente un físico cuántico, Schrödinger, quien escribió un breve y gran libro: ¿”QUÉ ES LA VIDA”? Libro que ayudó a Watson y Krick, en sus investigaciones sobre la vida, a descubrir-entender el código genético… y su impresionante lenguaje. -Por mi parte, pienso -y no quisiera excederme, ni por exceso ni por ingenuidad- que la vida es un milagro, más difícil de explicar que el mismo Big Bang. A no ser que interprete el milagro (y así lo veo) como la capacidad de llevar las leyes naturales hasta sus últimas posibilidades… En este caso, milagro no es ir o hacer algo en contra de las leyes naturales, sino descubrir-concienciar las posibilidades, que lleva en su seno la energía-materia, y en determinadas condiciones llevarlas hasta sus últimas posibilidades… ¿Una mente poderosa no será capaz de descubrir y manejar esas posibilidades? Pensar o preguntarse algo así, como hipótesis, ¿es un disparate? -El tiempo, además de “placenta” ¿es también la imagen fluyente de lo eterno que hace pensar en un meta-tiempo? (Como no lo sé, no sigo más para no dar la impresión de que estoy disparatando) Lo que sí sé es que desconocemos el futuro del tiempo, solo sabemos que fluye y va en camino… ¿hacia…? Vida y tiempo son temas de filosofía y física -la vida también de química-, pero ambos tienen algo de misterio, y donde hay algo de misterio, hay silencio elocuente -para algunos muy sonoro-, que invita a preguntarse y a buscar… Y en cuanto misterio y silencio elocuente, la vida y el tiempo también son poesía a disfrutar… y ocasión para invertir… En el tiempo fluyente se puede hacer una inversión que eleve nuestra vida y la vuelva más rica… En el tiempo se gesta la materia y también lo espiritual que surge de las neuronas… Así, pues, invertir talentos en el tiempo para enriquecer el espíritu es la mejor inversión-gestión que podemos hacer… Ésta es mi reflexión-meditación sobre vida y tiempo en la flor de Pascua, que también es poesía…, que, como algún sabio dijo, profundiza más… (Vaya esto para suavizar algunos temas tan dolorosos, que estamos viviendo, reflexionando y sufriendo estas semanas. Temas truculentos que no tienen más explicación que la ceguera y el retraso humano de muchos egos “sapiens”)
Muy hermosas reflexiones de Leonardo Boff, yo diría con un aroma de misticismo.