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El Sínodo y el concilio de Jerusalén

          El amigo Santiago Villamayor encabeza su artículo sobre los falsos supuestos (los errores subyacentes) en el Documento Preparatorio del Sínodo con una cita sobre el llamado concilio de Jerusalén tomada del n.º 23 de este documento (Atrio 28.01.22).

          Creo que es un acierto de este documento, y de Santiago, el comparar la situación actual de la Iglesia con la situación planteada por Pablo y la comunidad de Jerusalén, que consideraba una infidelidad el incumplimiento de la Ley dada por Dios a Moisés.

          Recomiendo a los interesados que lean los capítulos 10 y 15 del Libro de los Hechos de los Apóstoles y que se centren en el mensaje que Lucas quiere transmitirnos, aunque lo haya fabulado al estilo de la época como fabuló la venida del Espíritu en Pentecostés (que el evangelio de Juan narra con toda sencillez en Jn 20,22). Lo que Lucas presenta como visiones de ángeles que hablan podemos interpretarlo como ideas o imágenes que surgen en nuestra conciencia. Me arriesgaré a explicar este episodio en términos más actuales.

          Pablo había experimentado que el peso de la Ley era el mayor inconveniente para que los paganos acogieran el mensaje salvador de Jesús, porque comprendió que este mensaje no se basaba en el esfuerzo humano de cumplir unas normas sino en la oferta gratuita del amor de Dios (que él formuló teológicamente como la fe en Jesús).

          La Iglesia de Jerusalén, fiel al judaísmo, sentía que prescindir de la Ley de Moisés significaba romper la Alianza a la que Yahvé había condicionado la salvación. Hay que reconocer que no constaba claramente, ni a unos ni a otros, que Jesús hubiera renunciado a la Ley.

          Sí constaba lo que había dicho que “El sábado se hizo para el hombre, no el hombre para el sábado” (Mc 2,27). Esto puede resultar demasiado abstracto, pero Jesús lo concretó curando en sábado (aunque podría haber retrasado la curación para el día siguiente) y declarando que no hay alimentos impuros sino que la impureza sale del corazón del hombre (Mc 7,14-23; Mt 15,10-20).

          Sin embargo, parece que Pedro no había entendido esta enseñanza tan explícita hasta que le ocurrió la visión citada en Hechos c.10, que le decía que comiera de aquellos animales (entonces recordó y reelaboró esta idea en su conciencia).

          Marcos, el evangelio más radical, simboliza el rechazo del Templo y de la Ley en la parábola de la maldición de la higuera, que sería totalmente absurda si se toma al pie de la letra que Jesús maldijo a una higuera porque no le daba higos fuera de su tiempo (es muy ilustrativo comparar las versiones de Mc 11,12-5; 18,19; con Mt 21,18-21; y Lc 13,6-9). Sin embargo, tanto Pedro como el apóstol Juan seguían subiendo al Templo “para la oración de media tarde” (Hechos 3,1).

          En este conflicto entre Pablo y Santiago, entre las comunidades paganocristianas y judeocristianas, Lucas sitúa a Pedro como mediador. Pedro se siente impulsado por el Espíritu (por su conciencia iluminada por el Espíritu) a aceptar la llamada del centurión Cornelio, superando la prohibición de entrar en casa de una pagano; y al escucharlo reconoce “Ahora comprendo verdaderamente que Dios no es parcial, sino que acepta a quien lo respeta y procede honradamente, de cualquier nación que sea” (Hechos 10,34) y repite este testimonio en la asamblea de Jerusalén añadiendo “Pues ahora ¿por qué tentáis a Dios imponiendo al cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos sido capaces de soportar?” (Hechos 15,10).

          Creo que estos textos, y otros que se podrían citar, nos muestran el difícil equilibrio en que se movió Jesús, y en el que se mueve hoy la Iglesia, entre la importancia del cumplimiento de unas normas tradicionales y la confianza en el amor gratuito e incondicional que Dios nos muestra, y que nos pide ejerzamos con nuestros hermanos.

          Jesús no rechazó explícitamente la Ley de Moisés, pero prescindió de ella cuando le impedía actuar en beneficio de judíos o paganos y, según Marcos, murió repitiendo el salmo 22 (21) “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.

          Para terminar esta comparación entre el Sínodo convocado por el Papa y el llamado concilio de Jerusalén, digamos que Santiago Villamayor se siente proféticamente movido como Pablo a reclamar una libertad ante las creencias y las leyes establecidas en la Iglesia; la curia clerical que acosa al Papa, interesadamente o de buena fe, ejerce el papel de Santiago que preside a la comunidad de Jerusalén; y Francisco, como Pedro, trata de dar testimonio en favor de esta libertad proclamando una “Iglesia en salida” hacia toda la humanidad.

          ¿Cuál es nuestro papel? El Papa aconseja el discernimiento que cada uno debe ejercer para escuchar en su conciencia lo que el Espíritu le inspira a su comunidad y a él mismo, ya sea el mantenimiento de unas normas tradicionales o la superación de esas normas para acoger a otros hermanos, que buscan otros modos de comprender y vivir la Trascendencia.

          Para Dios no hay acepción de personas, y Jesús puso como ejemplo al buen samaritano; y en la fe (confianza) de la mujer cananea (Mc 7,25-30) comprendió que la salvación (fraternidad) del Reino de Dios se extendía también a los paganos.

          La Iglesia no es el Reino, es un camino para extender el Proyecto de Jesús, el plan de Dios desde la creación, el Reino de la fraternidad universal.

17 comentarios

  • Juan A. Vinagre

    Amigo Gonzalo: Después de una segunda lectura, más reposada, digo que tu libro no solo es oportuno, sino también muy recomendable. Haces un resumen tan bueno de los libros -de expertos- que citas, que tu libro merece leerse como punto de partida para comprender e interpretar mejor los evangelios y las epístolas. Lectura muy recomendable para quienes aspiramos a una fe más adulta  (y no quedarnos esclerotizados -sumisos-  ante las interprataciones tradicionales, sin revisión alguna.)   Los discípulos no siempre entendían a Jesús, ni aún después de explicarles alguna enseñanza a solas…   Consta que ni Pedro -ni Pablo- entendieron siempre bien, y desde un principio, algunos aspectos del Mensaje y de la vida de Jesús. Sabemos de los enfrentamientos, a voces -¡¡y después de Pentecostés!!- por discrepancias de interpretación, habidos en la Comunidad de Jerusalén… Algunos acuerdos del Concilio de Jerusalén fueron concesiones al sector más conservador viejo- testamentario por parte del ala más innovadora, aunque alguno de esos acuerdos -como no comer carne “sacrificada”- estuviera lejos del pensamineto de Jesús cuando dijo: No lo que entra, sino lo que sale del corazón es lo que mancha…  Insisto: este libro de Gonzalo es muy recomendable.

    Termino con un apunte más relacionado con dos preguntas que me hago:     1.  El Jesús muy humano, -¿demasiado humano a veces?- que describe Marcos refleja al Jesús real   o más bien refleja -es?- una cierta proyección de un Marcos muy temperamental-radical? ¿Mateo y Lucas “suavizan” o matizan esa radicalidad de Marcos? ¿Jesús era a veces una persona temparamental o era, más bien abierto y tolerante, manso y humilde  de corazón, que en vez de mandar, servía…, aunque también en algunas ocasiones fue muy duro, y hasta cogió el látigo?  No es fácil precisarlo bien, con certeza… Lo que sí está claro es que era una persona lúcida y fuerte-coherente en los principios, y al tiempo flexible, prudente y realista, según las circunstancias… Sabía interpretar la ley y la tradición con flexibilidad…, siempre en favor del hombre.                               2. La otra pregunta que me hago es la conducta del amo de la viña: Cuando Jesús nos dice que el último jornalero recibió el mismo salario que los primeros -con más horas de trabajo-,    ¿no estaría intencionadamente sugiriendo  una lección de más justicia social, que permitiese vivir con más dignidad a todos?  Jesús hablaba para los que le escuchaban y para los que le escucharían en el futuro… Insisto: Ese comportamiento generoso con el parado, con el sin trabajo o trabajo precario…,  ¿no es una sugerencia intencionada de solidaridad social?  Yo diría que sí.  No solo de pan vive el hombre…,   pero el pan de cada día es necesario, y Jesús lo consideró como algo esencial en el anuncio del Reino. Piénsese en el tantas veces citado. Venid, benditos.

  • Juan A. Vinagre

    Aprovecho este artículo de Gonzalo y este apartado de “exégesis bíblica”, para rendir  un muy afectuoso recuerdo a un gran amigo exégeta, profesor durante años en la universidad de Comillas de Madrid, y autor de publicaciones muy intetresantes y especializadas sobre temas de exégesis bíblica. Se trata de MANUEL OLIVA. Un cáncer se lo llevó este fin de semana, cuando estaba trabajando sobre lo que más le entusiasmaba: la mejor comprensión de lo que se llama “palabra de Dios”. Deja un trabajo-estudio nuevo, ya muy avanzado, sobre este tema, pero sin terminar.

    Manolo, además de muy, muy capaz, era una gran persona, que los que fuimos sus amigos no olvidaremos. Hoy, consumada la esperanza, ya vive en la casa del Señor. Gracias, Manolo, por tu saber, por tu saber estar y ser. Hasta pronto.

  • Juan A. Vinagre

    Solo un cordial saludo a Gonzalo. Acabo de leer tu libro “Leer la Biblia con fe adulta”, y me parece oportuno para educar y madurar una fe adulta.  Si no se conoce bien el proceso histórico de elaboración de las Escrituras y sus circunstancias  (y se hace incuestionable la interpretación tradicional, sin revisar más que pequeños detalles), es casi imposible el encuentro entre distintas interpretaciones. Y esto es lo que le ocurrió a Jesús: Los intérpretes tradicionales -sumos sacerdotes y escribas- no admitieron que la religión (y en parte también la Ley… y los preceptos-valoraciones del Pentateuco) fueran sometidos a revisión. Esto le costó la vida a Jesús, como antes le había costado la vida a varios profetas por sus críticas… Como le está costando hoy a Francisco…  Los inmovilistas no se lo permiten, y se olvidan de que Jesús fue un hombre innovador que dejó abierto el Gran Mensaje del Reino (recordemos la parábola de la evaluación final: ni es necesario conocerlo para que Él nos acoja en su Reino. Bastan las obras… Las obras, no las ideas.  Por eso digo que este libro de Gonzalo es oportuno. No es que en él diga cosas nuevas  -solo trata de ponernos al día-,  recordando datos, muy fundados, que debemos conocer, a fin de comprender mejor la esencia del Reino de Jesús. Digo la esencia, no los detalles o interpretaciones humanas inevitables, que podemos convertir en muy importantes e incluso inmutables, cuando son cosa menor…, muy humanas. Entre esas cosas muy humanas se hallan las contradicciones que se advierten… Cada autor y cada comunidad interpretaban según su formación y sus creencias, dentro de la cultura del entorno.

    El libro de Gonzalo nos invita a entender mejor las Escrituras y a reflexionar, siempre teniendo en cuenta (y en primer lugar) la esencia del mensaje del Reino, y purificarlo -como adultos en la fe- de las adherencias históricas inevitables… Por eso, que sean -deban ser- necesarios los sínodos de revisión, actualización…, a fin de que brillen más las ideas, el mensaje fundamental, del Reino de Dios, que Jesús nos enseñó. Mensaje que es fundamentalmente testimonio de vida…           Esas ideas fundamentales de renovación, religiosa y social, fueron las que le costaron la vida. Y ese fue su testimonio, que da sentido a la existencia, y que se centra en la libertad del AMOR, que debe impregnarlo todo. O renacemos por dentro o seguiremos siempre igual. inmutables, como el ser abstracto de Parménides. El ser humano no es eso. Jesús nos invita a RENACER…

    • Gonzalo Haya

      Gracias, Juan Antonio, ese es exactamente el objetivo de este libro: “No es que en él diga cosas nuevas  -solo trata de ponernos al día-,  recordando datos, muy fundados, que debemos conocer, a fin de comprender mejor la esencia del Reino de Jesús”. Lo inicié el año en que el Papa propuso incentivar la lectura de la Biblia.

  • Santiago

    En la quinta estrofa y segunda línea de mi comentario de arriba, ha de decir: “ha de basarse NO en cambiar los preceptos inmutables” para que concuerde con el contexto..Gracias..Vale SH

  • carmen

    Dónde he leído que Lucas era muy amigo de Pablo y que sus escritos están pasados por el filtro de su amigo? A lo mejor no es cierto, pero eso lo he tenido que leer en algún sitio. No sé.

  • carmen

    Líder mundial o Dios ?

    Porque todo el problema de todo no nace con Jesús, ni con el Jesús histórico, ni el humano y esas cosas. El problema viene con la divinidad de Jesús.

    Ayer estuve en otro funeral, esto es de locos ya. Va a ser cierto que todo el mundo se muere. Bueno, pues Jesús sigue siendo Dios, hijo del Padre y el espíritu Santo que no sé exactamente qué es, aunque algo me dice que en realidad es lo único que tiene sentido. Es lo único que Es, aunque ni idea de lo que pueda ser.

    Nuestra religión mantiene lo que mantiene. Y no lo que queremos que mantenga. Y anoche lo volví a oír .

    No. El problema no es ni Pedro ni Pablo, ni Santiago ni Juan. El problema es todo lo que se montó hace muchos siglos con la Divinidad de Jesús. Ese es, a mí juicio que ya digo que no está para tirar cohetes, el problema. Y mientras que no se aborde seguiremos igual. Porque la teología de la iglesia no deja un solo resquicio. Ni uno. A no ser que se analice desde el principio. Y el principio es la figura de Jesús. Porque sobre su divinidad se construyó el cristianismo. Y quien no acepte su divinidad y su resurrección, no se puede considerar cristiano y mucho menos miembro de la iglesia católica.

    Guste o no. Por mucha reforma que se haga, el cristianismo es lo que es. Y si  entramos en la explicación de los textos sagrados, es decir, en la exégesis, es inadmisible desde el punto de vista cristiano el no aceptar la divinidad de Jesús. Y sus consecuencias. Y el Papado, y los sacramentos y…

    La iglesia está totalmente atrapada en ella misma. Es lo que es . No es lo que cada uno quiere que sea.

    Pero, ya digo, mi cabeza no es para tirar cohetes, está mucho más para allá que para acá.

    Buen día.

     

  • ana rodrigo

    Tanto Jesús como Pablo, como quienes escribieron los evangelios y, en general, todo el NT, todos nacieron en una sociedad judía, con su propia religión y con la convicción de que Dios les hablaba a algunos (nunca a algunas), les inspiraba y, por tanto, este Dios era el único verdadero. Esta era la sociedad judía.

    Pero apareció un hombre, Jesús, que decía ser el enviado de Dios-Padre, que decía que era el Camino, la Verdad y la Vida y que muchos judíos y judías lo vieron como el Mesías anunciado en el AT.

    Al mismo tiempo, resultó ser un revolucionario y hacía y decía cosas que no eran aceptadas por los representantes de la religión judía, los sumos sacerdotes, que fueron los que lo mataron, es decir pidieron su ejecución al poder político y, aunque Pilatos no lo tenía claro, mandó ejecutarlo de la forma más cruel y humillante que se hacía entonces.

    Su personalidad debió ser tan potente que no se borró ni de la memoria ni del corazón de quienes lo creyeron.

    Hasta aquí, todo lo que he dicho son obviedades conocidas por tod@s.

    Pero es aquí, cuando comienzan a organizarse y crear una religión nueva, ¿Y qué ocurre? Pues una parte quería seguir los preceptos de antes y la otra parte eligió el camino abierto por Jesús para profundizar e interpretar y trasgredir ciertas normas de la antigua ley, es decir aquello que era un estorbo para avanzar en los valores de su mensaje.

    Y, por eso, se reunieron Pablo, antiguo furibundo judío que, a pesar de ello abrió las puertas a toda aquella persona (los gentiles) que les convenció lo que decía Pablo, a pesar de que Pablo siguió con muchos ramalazos del AT.  Mientras que Santiago, hermano, no primo, de Jesús, no le gustaba esa apertura a los nuevos tiempos.

    Como no llegaron a ningún acuerdo ¿Qué hicieron l@s seguidor@s de Pablo?, pues hacer las cosas según su conciencia. Como decía Castillo el otro día, las reformas nunca vienen de arriba, sino de abajo haciendo aquello que los acartonados jefes prohíben.

    Pues en esas estamos ahora. Los inmovilistas que no quieren tocar nada, y los que que quieren limpiar una Iglesia, que a lo largo de veinte siglos ha ido cargándose de tantas cosas, en el mejor casos, inútiles, en otros casos absurdas, manipuladoras del mensaje original, etc. etc.

    Pongo un ejemplo ¿alguien puede imaginar, si Jesús viviera hoy y se convirtiera en un líder mundial queriendo marginar a las mujeres en su proyecto? Pues para esto deberían servir los sínodos, para ponerse al día y prescindir de cuestiones de otra época y que Jesús hoy rechazaría rotundamente.

    • Román Díaz Ayala

      Ana, un matiz a tu primera afirmación:

      Lucas, autor del tercer Evangelio y uno de los sinópticos, autor también del Libro de los Hechos de los Apóstoles fue un cristiano venido de la gentilidad, no era étnicamente judío y abrazó la doctrina de Cristo sin haber profesado la religión judía.

      • ana rodrigo

        Gracias, Román, no sabía este detalle.

        Los evangelios se escribieron después de haber muerto Pablo, por lo que no es extraño que Lucas viniese de la gentilidad. Pero, tanto Lucas como Mateo, tuvieron como fuente de “información” a Marcos, que creo que sí era Judío.

        Gracias, y un abrazo

        • Santiago

          Pero antes de Marcos, existía el kerigma primitivo de la Iglesia o el mensaje fundamental…que derivaba de la predicación apostólica oral…Los testigos y los oyentes de los testigos presenciales pusieron por escrito la catequesis oral…Estos son los Evangelios…Por lo tanto, ellos representan una visión de conjunto del principal mensaje o kérigma que es la Buena Nueva…Al principio fue la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús que los discípulos repetían y memorizaban usando el método de la escuela rabínica en la que el “discípulo” se dedicaba a “aprender” e “imitar” todo lo que el maestro “hacía y decía”…Después había otros pasajes importantes de la vida de Cristo….y así se transmitía lo que el Maestro quería comunicar a los discípulos en palabras llanas y a los oyentes por medio de parábolas facilmente comprensibles…

          Esta era la fuente Q o “quelle” aramea que coincidió con el Mateo arameo primitivo…porque podemos leer a Mateo griego en Marcos y en Lucas y viceversa en mucho de los pasajes…El P. O”Callaghan s.j exégeta arqueólogo de S. Cugat del Vallés pudo probar su tesis que Marcos escribió hacia la década de los 40 poco después de la muerte de Cristo…San Pablo -converso y contemporáneo de los Apóstoles a los que conoció y se unió como Apóstol de los Gentiles- escribió hacia los 50. Lucas escribió su Evangelio y los Hechos de los Apóstoles antes del año 70, según las últimas investigaciones..San Juan Apóstol y Evangelista testigo presencial de la vida y de la muerte y resurrección de Cristo completó los Sinópticos y escribió su Evangelio a fines del siglo I, a petición de sus discípulos de Efeso y de los Obispo del Asia Menor…

          El que lee seguido cada Evangelio tiene la sensación que esta viviendo la dinámica de Jesús de Nazaret en un grado de veracidad formidable….y en distintas versiones…en diferentes estilos y géneros literarios que hacen todavía mas auténtico el relato…La crítica interna siempre ha favorecido la genuinidad de las narraciones evangélicas, muchos expertos afirman que las discrepancias entre las versiones no son esenciales sino accidentales debida a pequeños errores de los copistas que no alteran el contexto principal de todo el NT…San Pablo era doctor de la Ley judía y pudo constatar como el Antiguo Testamento se cumplió cabalmente en la Nueva Alianza de Jesús de Nazaret…

          Los Evangelios siguen tan actuales ahora como en los siglos mas antiguos…Existen millares de copias en todos los idiomas…y parece que “LAS PALABRAS” de Cristo no pasarán, tal y como el predijo..

          Un saludo cordial, gracias por vuestros comentarios

          Santiago Hernández

          • ana rodrigo

            Santiago, tienes razón en que fue la transmisión oral la que llegó a los evangelistas, pero los evangelios ya se escribieron, no tanto como “grabaciones” de las palabras de Jesús, sino adaptadas dichas palabras a cada comunidad, manteniendo siempre el mensaje sustancial de la vida y las palabras de Jesús.

            Ahora bien, por ejemplo, ¿quién estaba presente en el diálogo de Jesús con Pilatos si todos los apóstoles se habían escondido y desaparecido por cobardía o miedo o lo que fuese? Pues para esto está la exégesis, para discernir el literalismo y el contexto socio-cultural-religioso del mensaje.

          • mª pilar

            Ufffff. ¡Que cansino es, por favor!

          • Santiago

            Gracias por este diálogo…Con respecto al interrogatorio de Jesús es sabido que Jesús era una figura pública y que le seguían “muchedumbres”.En el Sanedrín tenía dos discípulos secretos como Nicodemo y José de Arimatea que fue el que sepultó a Jesús en una tumba “nueva y excavada en la piedra”..Y Jesús no estuvo tan solo en el pretorio y con Pilato..Jesús era un personaje de moda y popular…Ya la mujer de Pilato le había avisado a su esposo, que no se metiera con “ese justo” puesto que ella había tenido sueños con El…No sólo eso sino que el Evangelio dice expresamente que 2 discipulos no abandonaron a Jesús: “seguían a Jesús, Simón Pedro y otro discípulo. El discípulo aquél era conocido del sumo sacerdote y entró  junto con Jesús en el atrio del sumo sacerdote..” (Juan 18:15 y sig)

            El discípulo conocido del sumo sacerdote es San Juan, “el discipulo amado”, testigo presencial de la vida, muerte y resurrección de Jesús…Sin duda, hubo un detallado relato de los diferentes interrogatorios de Anás, Caifás, Herodes y Pilato…puesto que Jesús, como vemos, tenía numerosos  discípulos incluso entre los dirigentes del Pueblo de Israel y dentro del pretorio y de la casa del Sumo Sacerdote…..Por eso tanto Mateo y Juan, Lucas y Marcos pudieron dar versiones diferentes de lo esencial de los “hechos” sin que el sentido y la veracidad de los acontecimiento se diluyan en la narración…Por eso, los Evangelios en cuanto al estilo difieren…Si fueran inventados tendrían que coincidir, en cuanto a la forma, mucho mas…Pero ellos, los  evangelistas, están narrando la verdad de lo que vivieron y “recogieron” esos acontecimientos  como testigos, viviendo en la época de los testigos como fue el siglo I para el cristianismo…

            Pido disculpas por la extensión….y la vuelta al tema…

            Un saludo cordial

            Santiago Hernández

  • carmen

    Pues nunca he entendido qué hacía Santiago el hermano de Jesús, que no era hermano, en todo esto. Porque sus hermanos y su madre parece ser que estaban preocupados por la cabeza de Jesús. Creían que la había perdido un poquito.

    A lo mejor no es ese Santiago, pero juraría que en algún sitio he leído que era su hermano, aunque Jesús no tuvo hermanos. Así que la cabeza a veces me da vueltas.

    Lo de Pedro sí lo entiendo. Pablo a lo suyo, también lo entiendo, pero Santiago me despista un montonazo.

    Está claro quién acabó imponiendo su criterio. Pues los mismos que ganarán ahora, supongo.

    Mucha suerte a todos.

    • Santiago

      Para entender éste galimatías de los “hermanos de Jesús”  hace falta darse cuenta que los traductores de la versión bíblica del hebreo al griego eran semitas greco-parlantes y que su lengua original era el arameo o el hebreo…Por tanto, no usaban el término restrictivo de “anepsios” para significar primos…sino que seguían usando “adelphos” como hermanos genéricos…como era costumbre tribal entre los hebreos semitas que usaban la palabra “hermanos” en sentido de “parientes” ya fueran cercanos o lejanos..

      Pero Santiago el Menor era el hijo de María de Cleofás porque Mateo la nombra expresamente la madre de Santiago “estaban allí (en el Calvario) unas mujeres..entre las cuales estaban María Magdalena y María la madre de Santiago y de Jose, y la madre de los hijos de Zebedeo” (Mateo 27:55-56) El otro Santiago el Mayor era hijo de Zebedeo…junto con Juan  Apóstol…

      Por eso cuando aparece el pasaje ¿No es acaso (Jesús) el carpintero, hijo de María, “hermano” de Santiago, de Jose, de Judas y Simón?…(Marcos 6,3).”hermano” aquí significa “pariente” o “primo”…ya que María de Cleofás estaba presente en la crucifixión de Jesús, aparece allí y es nombrada madre de “Santiago y Jose”..Ella, María de Cleofás, es cuñada de la Virgen María puesto que según el historiador Hegesipo ella, María de Cleofás estaba casada con el hermano de S. José que era el padre “legal” de Jesús…

      Por otro lado en Gálatas, San Pablo menciona a Santiago el Menor como el único Apóstol -además de Pedro- que pudo ver en su visita a ellos.en Jerusalén…y le llama “hermano” de la misma manera genérica…como era costumbre en el griego bíblico de los traductores semitas…Pero su parentesco real con Jesús está probado en la escritura y en la tradición de la Iglesia

      Un saludo cordial

      Santiago Hernández

      .

  • Santiago

    La Iglesia “en salida” tampoco puede prescindir de los preceptos del Amor de Dios infundidos en nosotros y promulgados por medio de Moisés en el Sinaí.
    La enseñanza de la Iglesia,llamada “tradicional” ahora, no es “mera formalidad”sino que ES la esencia de la doctrina de Jesucristo.

    Fue Jesús mismo el que nos dice: “guarda los Mandamientos”, dados por Moisés, enumerándolos en orden….“si quieres entrar en la vida”…Fue Jesucristo mismo Cristo el que nos dice: “cualquiera que mire a una mujer con lujuria, ya adulteró en su corazón”

    Y fue el mismo Cristo el que dijo: “No penséis que vine a destruir la Ley o los Profetas: no vine a destruir, sino a dar su cumplimiento…antes pasarán el cielo y la tierra que pase una sola jota o tilde de la Ley sin que todo se verifique” (Mateo 5:17 y 18)

    Fue el mismo Cristo el que fustiga con palabras durísimas a los que “escandalizan a los pequeños”, el mismo Cristo nos habla del imperdonable pecado contra el Espíritu Santo donde NO cabe ya el arrepentimiento por las horribles disposiciones de la malicia del pecador, el mismo Cristo que nos habla del “llanto y el rechinar de dientes” , el Cristo que nos invita al bien…y detesta el mal, el pecado y sus consecuencias que provocó nuestro cruento “rescate” y nuestra redención en la Cruz.

    Es por eso, que la reforma de una Iglesia en el mundo ha de basarse en cambiar los preceptos inmutables  básicos que están contenidos en la Ley del Amor sino en buscar -como Cristo- el verdadero “espíritu de la Ley” basado en la caridad puesto que las “leyes no esenciales” están sujetas a la caridad”…y así los discípulos y Cristo “podían” curar el “día del sábado” porque es lícito hacer el bien siempre y el precepto de la caridad prevalece cuando se trata de leyes humanas…y como eran las prescripciones judías de “contaminación”, de animales impuros que Cristo mismo abrogó diciendo que lo verdaderamente impuro es transgredir la Ley divina y no las meras formalidades rituales añadidas por los escribas y doctores judíos.

    Por eso el Concilio de Jerusalem deroga lo que NO es esencial y enfatiza en condenar la idolatría y la fornicación, y no imponer la circuncision como NO indispensable para la gentilidad que se convertía al cristianismo. Es la Iglesia guiada por el Espíritu Santo la que empieza a definir la Verdad.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández