DADA CUENTA del domingo 16/01/2022

UNO.- Fuente constante de inquietud intelectual, y cordial, para muchos seguidores de las prácticas éticas y políticas de Jesús Nazareno ha sido asumir su crucifixión, pasión y muerte no ya como una muestra de la crueldad del poder romano y de los saduceos en cuanto sumos sacerdotes de Palestina, sino  –para quienes hemos creído ver en su persona la presencia en carne mortal de la divinidad trascendente– la terrible verdad del constante dolor de los abatidos sin poder en manos de los poderosos dominadores a lo largo de la historia humana. Que sigue. Gonzalo Pontón en su “Historia de todos nosotros desde el Neolítico hasta el coronavirus” ha intentado presentar desde los machacados y dominados ese devenir en el tiempo histórico. “La historia tradicional sólo habla de los reyes y de los poderosos y sus epopeyas, de las élites. A mi me interesa la gente que está bajo el pie de esas clases dirigentes. Su pathos”.

En el proceso científicamente respaldado, según algunos, de la desmitificación de lo que hemos recibido respecto a la transmisión de los elementos que nos permitían (y permiten para quien lee no solo a unos, sino a otros y a terceros varios) se intenta descorporeizar a Jesús Nazareno, haciendo de él una pintura de Fra Angélico más cercano a Lisa Gherardini pintada por Da Vinci como si el sanador y activista galileo hubiera sido un uranista vestido para pasear por los palacios herodianos. La primera predicación oral de la que dan cuenta las fuentes se limita a contar la detención, la pasión y la crucifixión de aquel hombre en la plenitud de sus 35 o 40 años ( I Cor. 15,3; I Tes. 1,5; Hch. 10, 37-41). La tortura de la cruz fue ideada por los persas, adoptada por los cartagineses y copiada por los romanos. J. Gunnar Samuelsson, del departamento de Historia de la Universidad de Gotemburgo refiere que se empleaba por Roma para castigar a enemigos, criminales comunes, rivales políticos activos y potencialmente peligrosos y esclavos. Tras la rebelión de Espartaco en el 71 a.C. fueron crucificados en la Vía Apia más de 6.000 personas.

 En 2017 fueron hallados en la localidad de Fenstanton, en el condado de Cambridgeshire, 48 cuerpos enterrados, en una exploración arqueológica de la que ha dado cuenta la revista British Archeology. Uno de los esqueletos que los investigadores han estudiado es de un hombre crucificado hace 1.900 años y que conserva un clavo hincado en los huesos de su talón derecho. Los arqueólogos lo han numerado 4926. Corresponde al esqueleto de un hombre de entre 25 y 35 años que fue enterrado en un féretro de madera de roble (¡José de Arimatea, corcho!, ¡con la tabarra que nos han dado en los últimos decenios sobre la imposibilidad de que el relato evangélico del enterramiento fuera verdadero pues a los crucificados se les arrojaba al osario común!), inusual porque se trataba de un condenado a muerte por la autoridades romanas. “Es la mejor evidencia física de una crucifixión en el mundo romano”. El cuerpo soportado en vida por el esqueleto 4926 fue enterrado boca arriba, en dirección norte-sur y con las manos sobre la pelvis, rodeado su cuerpo por doce clavos. El radiocarbono ha datado su muerte entre los años 130 y 360 (el alzamiento en Palestina de Bar-Kokba, durísimamente reprimido por los romanos, se sitúa entre 132 y 135 d.C.). La muerte se producía por asfixia. Se ataba al condenado al poste mortal o se le clavaba a él colgado de los brazos y atado o clavado en sus pies para aguantar el cuerpo. Pronto se producían dificultades para respirar, un doloroso proceso que impedía eliminar el CO2 de sus pulmones al mismo tiempo que el oxígeno prácticamente desaparecía. Al intentar respirar el crucificado se apoyaba con fuerza en sus pies lo que aumentaba los dolores de la agonía. Y, ¡Longinos, caramba!, si el verdugo se apiadaba del reo, le rompía las piernas para que la muerte fuera más rápida. El doctor Ingham que es el director de Albion Archeology ha declarado a The Guardian: “Sabemos bastante sobre las crucifixiones, cómo se practicaban y dónde gracias a los relatos históricos. Sin embargo ésta es la primera prueba tangible para ver realmente como funcionaban”. Simenon, novelista belga, prolífico y sabio, creador del comisario Jules Maigret dice en una de sus novelas: “hay que saber que la realidad no siempre es verosímil”. Pura teología.

DOS.- Los noticiarios en plasma, en papel y los leídos en las emisoras de radio han hecho saber hoy que en 2021 los cuarenta y tantos asesinatos de mujeres a manos de sus parejas o antiguas relaciones es el más bajo en los años en que se contabiliza tan horrenda estadística. En cambio, ha aumentado el número de criaturas matadas por sus padres para destrozar el futuro de sus madres. La delegada del gobierno en la dependencia que se ocupa de intentar proteger a las posibles víctimas, de ayudar a la reales victimas y de proponer medidas protectoras ha reconocido que las actuales medidas de protección no son ni suficientes ni eficaces. John Stuart Mill en 1869 publicó La esclavitud femenina, que le permitió preguntarse, entre otras cosas “..cómo ha podido establecerse que por el hecho de su nacimiento las mujeres no son ni pueden llegar a ser capaces de desempeñar cargos legalmente accesibles a los miembros más estúpidos y más viles del otro sexo”. Tal reflexión ha sido corregida en buena parte de las estructuras políticas de bastantes países, pero sigue siendo real en un número importante de otros. Y, sobre todo, sigue siendo contundentemente mostrenca en organizaciones religiosas que no tienen empacho en mantener el veto a que las mujeres ocupen cargos legalmente accesibles ya no a los estúpidos, sino a los más viles del otro sexo. Los hechos criminales que avergüenzan a la Iglesia Católica en estos decenios últimos protagonizados por abusadores y violadores ordenados in sacris (y ascendidos algunos (tres al menos) al cardenalato) son una muestra bien clara de ello. Por mucho que los actuales miembros varones que ocupan esos puestos directivos que impiden acceder a ellos a las mujeres se escuden en gritar la voz de Dios a quien ni han visto, ni han hablado, ni saben nada de Él que pueda plasmarse en un código legal, no dejan de ser actuales las palabras de Stuart Mill que ya avisó que aquellos , y nosotros, “al restringir la libertad de nuestros semejantes…..empobrecemos a la humanidad”. Cristina Andreu, presidenta de la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales, ha recordado estos días navideños a la jueza del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, fallecida el pasado año, que decía “que las mujeres deben estar en todos los lugares donde se toman decisiones”. Kylie Jenner se ha convertido en la primera mujer en alcanzar los 300 millones de seguidores en Instagram. Es la pequeña de las hermanas Kardhasian. Empresaria, fundadora de Kylie Cosmetics, madre de un niño y a punto de alumbrar al segundo, de su compañero Travis Scott, rapero. Por cada publicación en Instagram ingresa entre 400.000 y 700.000 euros. Ha muerto en la madrugada del uno al dos de enero en el convento albanés de Sköder, a los 92 años la hermana María Kaleta, religiosa que durante los años más duros del régimen comunista de Enver Hoxha en el país, oficialmente ateo y perseguidor de cualquier manifestación religiosa, mantuvo clandestinamente bautizos, atención a enfermos, comuniones y asistencia a presos. Viviendo aislada, estableció una red que le permitió sostener la fe y la vida sacramental de muchas personas durante esa época durísima. Dirigió, jugándose la cárcel y el Gulag, una iglesia que sobrevivió a prohibiciones, policías políticos y cárceles. Y le dio tiempo a bautizar y asistir a la consagración de uno de los actuales obispos albaneses.

TRES.- El 28/11/2021 escribí aquí sobre los Acuerdos Abraham. El 14 de diciembre, catorce días después de mi texto, Naftalí Bennett, primer ministro israelí, habló personalmente en los Emiratos Árabes Unidos, durante cuatro horas, con el príncipe heredero Mohamed Ben Zayed. Se presume que en la conversación abordaron la situación de ambos países y de otros del entorno, con Irán. Consideran a Irán el máximo peligro para la región. El ministro de defensa israelí Benny Ganz había viajado el día anterior, 13, a Washington para presentar y discutir con su colega Lloys Austin “un plan detallado de ataque a Irán, con plazos temporales incluidos”, al que, al parecer, Estados Unidos no puso veto. En el primer libro de Samuel, capítulo 8, se describe la derrota de los israelitas a manos de los filisteos más o menos cerca de la Gaza actual y la conclusión a la que llegaron sus ancianos: Había que traer de Siló el Arca del Señor para que saliera con las tropas y reparar el daño, derrotando a los filisteos mediante un internet divino difícilmente imaginable por los enemigos. Mandaron traer el Arca que llegó con Jofní y su hermano Pinjás, hijos de Samuel. A los filisteos los arengaron sus jefes: Cobrad fuerzas y portaos como hombres. Ganaron y se quedaron con el Arca del Señor y mataron a los dos hijos de Samuel. Según el ajedrecista polaco Savielly Tartakower la táctica consiste en hacer algo cuando hay algo que hacer. Y la estrategia en saber qué hacer cuando no hay nada que hacer. Aconsejado por Arregi, poeta sobrecogido por el silencio armonioso de los hayedos y robledales euskaldunes siempre al amparo de la ama Aramagoya, me acojo al midrashim y trasmutados los filisteos en refugiados palestinos y los israelitas en israelíes, he de concluir que, pese a los deseos de muchas gentes bien nacidas, los palestinos están condenados a perder la guerra y su arca. Otros ismaelíes numerosos como las arenas del desierto y de la mar de la Franja se unen con los israelíes y no van a ser derrotados en Ebenézer.

CODA.- Aconsejado por un sabio escribidor en Atrio, cuyo apellido acumula declinados de plurales santidades, leo La historia empieza en Sumer, de Samuel Noah, un texto de mediados del siglo pasado, interesantísima y ameno de leer y de disfrutar. Y en el prólogo que firma un cátedro emérito de la Complutense me encuentro con que una de las aportaciones de Sumer fue la creencia en un dios personal, datada la tal fe (sin bautizar, claro) 3.000 años a.C. Con mi lechecica de La Unión inmediatamente he pensado en la vanidad de las vanidades de las teorías sobre la divinidad que se descubren ahora como numinosos avances civilizatorios. Mataiotes mataiotetos kai panta mataiotes. Francamente gracias a mi salvator mundi particular he dormido mucho más tranquilo.