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Epitafio

 El miércoles pasado disfruté asistiendo por Zoom a una ponencia inaugural de Carlos Díaz en el Congreso de Logoterapia organizado en México por la FELSEN-Fundación Elegir con sentido. Trataba de la doctrina de Viktor Frankl y la esperanza. ¡Fenomenal! Pero no he encontrado la grabación. Envíala, si puedes, Carlos. Para completar tu magnífica columna de hoy. AD.   

A algunos les ha sacado de este mundo la pandemia. Les llegó la hora del epitafio, término que se compone de ἐπι- (epi,  ‘sobre’) y de τάφος (táphos, ‘tumba’).  Ya está sobre la tumba escrito quien fuera de la tumba estaba. Se ha convertido en ciprés de sí mismo, y hay quien ha manifestado su convicción en que los cipreses creen en Dios. En todo caso, su altura parece el resultado de un estiramiento para tocar el cielo.

Otras personas, por el contrario, no esperan nada de todo cuanto hubo; la tumba les engulle, les devora, se convierte en su sarcófago (σαρκοφάγος, genitivo de σάρξ, sarx, carne), de φάγειν (phagein, comer), y del sufijo o, (agente, quien lleva a cabo la acción).  Pese a su policromía, el sarcófago no pasa de ser un sepulcro blanqueado. Tanta es la voracidad del sarcófago antropófago, comedor de carne, que para evitar esa ingesta algunas culturas embalsaman el cadáver, y de esta forma el difunto deviene mientras tanto un intermedio entre la vida en la tierra y la vida en el probable más allá. Es un resurrexo en lista de espera.

Determinadas civilizaciones dejan que la voracidad de los córvidos se lleve entre sus torvos picos los girones de carne del difunto y lo disfruten en soledad, sin que  ningún otro animal ose disputárselo; es, pese a todo, una forma de morir haciendo el bien, algo similar a dejar una herencia a quien ni siquiera conoces, ni va a darte las gracias.

Tampoco faltan los resignados a morir individualmente a cambio de gozar de una serie de reencarnaciones sucesivas e interminables (metempsícosis), o estabilizadas en formato genérico: muere Vladimir Illich Ulianov, alias Lenin, pero pervive en una vida más importante que la suya particular, es decir, en el glorioso materialismo dialéctico: la carne desaparece pero el alma del marxismo sigue tan incorrupta como el brazo de santa Teresa.

La muerte, tan dramática, no deja de ser lírica, aunque el viviente no haya gozado precisamente de una vida épica, sino mortecina o premuerta. Incluso quienes reducen la muerte al doloroso morir (como dijera Martín Descalzo la diferencia está en que morir se acaba) quedan impregnados por el olor inevitable a cadaverina en formol.

Sea como fuere, si algún adulto no se ha preguntado a estas alturas por el non omnis moriar (“no moriré del todo”, que dijera el sin par Virgilio, creyendo habría de sobrevivir en su Eneida), es que no ha llegado todavía a la condición de adulto, o que ya está un poco muerto, o que la Eneida es lo único que hubiera deseado rescatar del olvido durante su vida, “volverán los oscuros ejercicios espirituales (puras golondrinas)”. La escatología da para mucho.

A tenor de mi carácter melancólico, personalmente, me encantan tanto los cementerios románticos, que a veces hasta me dan ganas de alquilar alguna lápida con un epitafio excelso, ya sin huellas ni rastro del anterior usufructuario, y después de un ratito salir de allí con los ejercicios espirituales bien hechos. No me explico cómo este procedimiento no se le ocurrió a alguno de los jesuitas expertos en tenebrosas calaveras. Si no lo hago es porque temo que alguien se siente un rato demasiado largo sobre el cajón, y luego a ver cómo salgo de la ratonera.

En cualquier caso, si hubiera una subasta de epitafios labrados sobre cenotafios (cajones ya vacios), yo pujaría hasta el límite de mi peculio por este cuya autoría, como no podía ser menos, pertenece al ciego José Luis Borges, ese eterno Tiresias de la mitología griega:

Ya somos el olvido que seremos.
El polvo elemental que nos ignora
y que fue el rojo Adán y que es ahora
todos los hombres, y que no veremos.

Ya somos en la tumba las dos fechas
del principio y el término. La caja,
la obscena corrupción y la mortaja,
los triunfos de la muerte, y las endechas.

Primero, porque, mientras vivimos, todos somos el olvido que seremos más tarde o más temprano, por muchas estelas funerarias conmemorativas de su existencia. Segundo, porque el polvo no es más que polvo, por mucha proposopeya declamatoria y bucolismo pastoril que le echemos. Tercero porque sé que algunos comentadores de mi obra están deseando cerrar el paréntesis de mi vida, que comenzó en 1944 (1944-20…), aunque sólo sea porque, cuanto antes desaparezca, menos libros míos tendrán que leer obligatoriamente para hacer sus tesis doctorales.  Finalmente porque me gusta eso de los triunfos de la muerte, y las endechas; aunque siempre lleguen a título póstumo, más vale tarde que nunca.

Para mi gusto, a tan memorable epitafio borgiano le falta, todavía sin embargo, añadiría yo (lo negociaré con los sepultureros) una apostilla que diga: “Estas cenizas esperan el amor resucitador de Jesucristo”. Eso bajo una cruz verdadera, tal como ha sido mi vida en algunos de sus tramos más cruciales. Y luego a la tierra, en-terrado el humus del homo, polvo sí, mas polvo enamorado.

16 comentarios

  • M.Luisa

    También sobre la Esperanza disiento con Carlos Díaz sobre el enfoque  que de ella le da  V. Frankl. Lo escuché en su conferencia y me hizo ir de inmediato  a buscar los     escritos que sobre la esperanza  estudié de autores como de Moltmann, Pannenberg etc., años atrás.

    Pero ateniéndome ahora a su explicación crítica, primero pienso habría de no considerar  el ego como  el único elemento que entre en   la expresión “sí mismo” en el concepto de autorrealización, porque ser sí mismo no debe confundirse con estar en sí mismo, es decir estar ensimismado consigo mismo. No, no es eso. Ser sí mismo comprende o envuelve dos momentos de una única unidad, es decir, de la realidad en la que consiste el ser humano, por tanto no hay que buscar la trascendencia fuera sino que  emerge de nuestra propia estructura interna, por eso yo prefiero hablar  de realización a secas…me alargaría más, pero he de dejarlo aquí, gracias Carlos un placer!

  • Santiago

    Comparto la tesis fundamental de Victor Frankl sobre la esperanza puesto que en el ser humano la esperanza le mantiene motivado, dándole sentido a la vida. Es destructivo el perder la esperanza ya que todos obramos por un fin, en la búsqueda de la felicidad. La cuestión es de que forma buscamos esa felicidad y por qué medios.

    En el caso de la esperanza cristiana esta es fundamentalmente escatológica y trascendente:

    ”Felices en la esperanza, pacientes en el dolor, constantes en la oración” (ROM 12:12). Y esto es suficiente para motivarnos ya que en Cristo reside nuestra esperanza,  según Sus mismas promesas.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernàndez

     

  • Según Frankl, “lo esencial de la condición humana es autotrascenderse (Sich Selbst zu transzendieren),es decir, que haya algo o alguien más en mi vida que yo mismo”
    A vueltas con el sentido de la vida. Hubert Benoit en su libro “La Doctrina Suprema” nos dice convincentemente que el hombre está “diseñado” para medrar en la vida y nada más que para medrar. Y ¿qué significa medrar? Pues sencillamente vivir la vida que nos corresponde en el mundo como parte que somos de este mundo.
    Un árbol es una corriente de energía que parte de sus raíces y con la ayuda de los cuatro elementos tierra, agua, aire y fuego sube pujante hacia el cielo. ¿Qué sentido tiene la vida de un árbol? A partir de la semilla desarrollarse hasta cumplir con su función. Brindar los beneficios que recibimos de los arboles los humanos, animales atmosfera etc.
    Pero su función la hace de un modo natural, sin sacrificio alguno. Solo vive, y viviendo recibe de la Vida y le da a la vida.
    En teoría somos la punta de lanza de la consciencia en la Tierra. Después resulta que “habemos” muchos animales preracionales bípedos. Como consciencia puntera tenemos un “programa” dado por el Gran Misterio, tal como le da al árbol el suyo. El mundo está en evolución constante. Dios está siempre en acción. La Vida nos pide que simplemente desarrollemos nuestras capacidades, y que naturalmente ampliemos nuestra propia consciencia hasta el siguiente imaginario estadio. No es “algo o alguien más en mi vida que yo mismo”. Es yo mismo trascendiéndome para ir a parar en un YO universal, donde el yo del ego quede ridículamente mezquino, a pesar de ser imprescindible en nuestra evolución consciencial.

    Creo que quien solo tenga de techo el ego racional. Se quedará pronto como un dinosaurio, Y sin “parque jurasico” porque la Madre Tierra sencillamente vibrará más alto y nosotros con ella. ¿Sabéis lo de la  resonancia de Schumann?
    (No he leído apenas nada del articulo. Quizá no acierte en el comentario. Pero lo que escribo es lo que pienso. Es el que me ha inspirado lo leído.)

     

  • Carmen

    Con permiso del que piense que no doy el nivel para el foro. Probablemente sea cierto, ando con los pies en la tierra.

    Ha muerto a los 42 años el marido de una hija de una de mis amigas del colegio. De este grupo que llevamos desde el año 76 juntas. Excepto mis hijos todos los hijos de ellas han ido al colegio. Son como nuestros también.

    El muchacho hace dos noches no se encontraba bien, fue a darse una ducha porque en Murcia todo lo achacamos al calor. Ya no salió. Ya lo sacaron.

    Pregunto. Cuál sería el epitafio adecuado?

    Nosotros, nosotras, las y los que escribimos aquí, tenemos mucha suerte. Hemos vivido muchos años. Y los que nos quedan.

    Qué se le dice a los padres, a María, su mujer, bueno, su viuda ya, de cuarenta años, a su hija de tres , a tantos amigos… qué se les dice?

    Pregunto.

    La muerte es algo muy solitario y personal para el que muere. Y desesperante , a veces, para el que lo sobrevive. Aunque todo pasa. El dolor con el tiempo se mitiga e incluso vuelves a reorganizar tu vida. Es cierto.

    Lo normal, lo humano, es no tener consuelo en situaciones como ésta. Por muy bonitos que sean los versos de Quevedo, por cierto, dedicados a una ciudad destruida.

    Ahora están incinerado al muchacho. Hay momentos en que no está presente la Esperanza sino una profunda desesperanza.

    Me alegro por los que ven en la muerte una puerta abierta a otra vida. Pero no siempre es así. Y eso no se elige. Sencillamente se siente. Tienen ustedes mucha suerte.

    En fin.

    Que sirva este comentario sin nivel como apoyo a mí amiga, a su hija, a su nieta, aunque ninguna de ellas lo vaya a leer.

    Un mal día.

    • Rodrigo Olvera

      Carmen, lamento mucho esa muerte. Lamento la pérdida para toda su familia, incluyéndote a tí.

      No hay palabras para acompañarles, todas son inadecuadas. Aún así, ojalá me percibas cercano a tí, cercano a toda la familia. Particularmente me ha tocado está muerte, al pertenecer yo a la misma década de los 40 y tantos como él.

      No mencionas su nombre, y lo respeto. Es una forma de cuidar también el guardar los nombres en algunos contextos. Aún sin nombre, le tendré presente a él; a su viuda, a su hija, a su familia y amistades.

      Abrazo con cariño, para tí.

      • Carmen

        Gracias.
        Un mal día.
        Pero mañana amanece otra vez.
        Espero.

      • Carmen

        Sabes qué siento a veces? No ser el ciprés de Delibes, adoro a Delibes. Solamente soy capaz de pensar, como Gironella, que la sombra del ciprés es alargada.
        En fin
        Gracias otra vez.

    • José Ignacio Calleja

      Te cuento esto Carmen, por compartir cercanía. El próximo 17 de septiembre es el aniversario de la muerte en accidente de tráfico de Sebastián. Era la madrugada de ese día, el año 2006, y tenía unos 22 años. Yo había sido cura de su pueblo y había vivido cinco años con sus abuelos. (Entonces él era un niño viviendo en Alemania). Una catástrofe impensable. Llegó el momento de dar la noticia a su abuela, anciana en una residencia, y allí fueron los hijos con la noticia. ¿Cómo reaccionará con tantos años, qué dolor, qué no le pasará? ¡Qué miedo al momento! Escuchó, hizo una mueca de dolor en silencio y luego dijo, “es la vida, no hay nada que hacer, tenemos que seguir viviendo y adelante con todo”. Las palabras son aproximadas, pero todos comprendimos que aquella mujer, fuerte y alma de la familia, había abierto la senda para seguir adelante unidos y así lo hicieron y lo hicimos. Los padres del chico iban todos los días al cementerio, cuidaban unas flores sobre la tumba. Muchos decían, “esa mamá se va a volver loca” y ella respondía “me da mucha paz y es lo que quiero hacer por él; así estoy mucho mejor”; y lo han hecho hasta hoy, siempre que están en la ciudad del entierro. Y otras tantas veces ha dicho, “lo hice y lo haría igual porque allí yo sentía que lo tenía con nosotros”. Yo presidí la misa y predique. No me acuerdo prácticamente de nada. Pero de la abuela y los padres, y de ir a la tumba con agua para las plantas, lo recuerdo todo. Un abrazo.

    • m* pilar

      Carmen, la vivencia de la muerte es muy personal, y cada ser, lo vive como se ha preparado para ella.

      Yo perdí a mi muy querido hermano Paco, nos dejó a los 48 años después de una Vida llena de gran dolor; jamás lo utilizó como “arma” para conseguir…nada…fue un ejemplo para todas las personas que tuvieron la ficha de tratarle; era un gran hombre de ¡Luz! como yo lo etiqueté. Era bueno, inteligente, jamás le escuché quejarse por nada, cuando los dolores eran fuertes, se encerraba en su habitación hasta que superaba el trance; era alegre, positivo, amigo fiel.

      Fue diagnosticado cuando ya tenía cuatro hermosos hij@s y una mujer enamorada, que sin conocer cuando llegaría su muerte, solo pensó en hacerlo feliz…el tiempo que fuera…nunca sabíamos si saldría de cada crisis que padecía.

      Personalmente pedí…hoy no pediría nada…hay caminos más lógicos. Que se lo llevarán, que ya era suficiente lo sufrido y lo hice con todas mis fuerzas y los ojos llenos de lágrimas; cada situación clave, era cada vez más cruel verle sufrir.

      Fue un relojero extraordinario, muy querido, y pudo sacar la familia adelante con alegría y un amor incondicional, también a cuántas personas se le acercaron y le conocieron, y fueron muchas y de todos los…”colores”…era un ser especial.

      Nadie nos quedamos encerrados en el dolor, nos convertimos en una piña al rededor de su familia, jamás se sintieron solos, y si muy queridos y apoyados en todo momento hasta hoy.

      Cada cual vive su despedida “creo” como ha vivido.

    • Carmen

      Gracias.
      Tenéis mucha suerte.
      No se me va de la cabeza la hija de mi amiga , alumna mía, alumna de todo nuestro grupo. Tan joven, con esa paz, tan guapísima.
      Mi amiga está totalmente preocupada por su hija. Porque el problema no es el muchacho. Pobrecico. Él está en paz. Esté donde esté, está en paz. Pero, y su mujer y su hija? La nena se creará sin padre.

      No sé si me explico. El problema es para los que se quedan. La vida no es fácil.

      El problema no es la muerte, todos morimos. El problema, creo, es en qué momento de la vida mueres . Qué dejas . Y eso no es cuestión de fe. La fe servirá para aceptar la muerte, pero, qué sucede con la vida de los otros?

      En fin. Saldrán adelante. Todo el mundo lo hace.
      Gracias otra vez.
      Los amigos están para estas ocasiones. Gracias.

      • mª pilar

        Carmen:

        ¡Pues todas a una con ella en todo lo que puedan, y sobre todo, en amor, compañía y ayuda allá donde la pueda necesitar.

        Si a la niña no le falta el amor de todas las personas que le rodean…crecerá y lo querrá, si lo que le explican le llena…eso es hacer una piña sin fisuras para todo cuanto pueda suceder.

        Un abrazo entrañable Carmen.

  • Antonio Duato

    Gracias, Rodrigo, por tu habitual interés y expertía en rastrear la red. Recomiendo a quien tenga tiempo escuchar esta ponencia a Carlos. Para mí fue muy interesante, ante un auditorio de fanáticos de Frankl, mostrar su gran conocimiento del autor y separarse claramente de algunas de sus formulaciones, sobre todo en relación con la esperanza.

    Y quien prefiera leer el texto de su ponencia, lo tiene aquí:

    https://www.dropbox.com/s/uxopaufynya0fvm/PREGUNTAR%20POR%20LA%20ESPERANZA.docx?dl=0

     
    Ah! Por la hora de tu comentario, Rodrigo, supongo que había ya pasado alguna hora del terremoto en México. Significa que está bien. No sé si estarías preocupado o ya estás acostumbrado. Parece que no ha sido tan fuerte como el de 2017. Ya nos dirás. Y que en esas otras graves situaciones de tu país, te sigas comprometiendo, pero cuidándote lo más posible y manteniendo ESPERANZA. Muchos en Atrio esperamos volverte a ver por aquí, como recién recordabas tu viaje sw hace años en nuestro Editorial-percha

  • Rodrigo Olvera

    Ah… encontré la grabación de la conferencia de Carlos Díaz en el canal de Youtube de FELSEN

     

     

     

    • mª pilar

      Cuanto te recuerdo…en especial…en estos días que estáis siendo tan castigados por la naturaleza.

      Como dice Antonio, mantén tu ánimo y por supuesto:

      ¡¡¡Tu Esperanza siempre viva en ti!!!

      Un gran abrazo muy entrañable.

    • mª pilar

      Gracias Rodrigo. ¡Muy interesante! Gracias.

  • Rodrigo Olvera

    Hola Antonio

     

    De acuerdo a la página de FELSEN, las personas que se inscribieron tendrán acceso a las grababciones de las sesiones. Otra cosa es que se tenga permiso de reproducirlas.