Lo ocurrido con la epidemia de coronavirus, que ya ha matado a más de 3 millones de personas (seis millones, si se cuentan bien los de la India), ha tenido en España repercusiones parecidas al llamado Gran Terremoto de Lisboa, sin precedentes históricos.
En efecto: El 1 de noviembre de 1744, a las 9,30, con epicentro en el mar próximo a Lisboa y con fuerza de 8,5 a 9,5 de su escala, hubo un terremoto, seguido de un tsunami y un incendio que destruyeron casi toda la ciudad. El incendio fue peor debido a las velas encendidas, ese día y a esa hora, por celebrarse la fiesta de Todos los Santos. Fue el primer terremoto analizado científicamente… y el primero que socavó en toda Europa, creando enormes controversias en ese Siglo de las Luces, la creencia en un Dios bueno.
La actual epidemia nos ha afectado a todos en el siglo, digámosle por ahora, de Internet, que ha puesto al alcance de la gran mayoría un saber con menos censuras. De ahí que, acelerando el ritmo de los últimos decenios, espoleados con la pandemia, encontramos que se declaran en España no cristianos, del 0,51 en 1950 y del 13,1 de no religiosos en el 2000, al 38,7 de no religiosos en 2021 (CIS). Dato confirmado por el de los que afirman no creer en el infierno, (muy incompatible, por fortuna, para nuestra mentalidad actual, con el creer en un Dios bueno) supera, por más de 4 a 1, a los que aún creen y así temen ir allí. Es lógico, pues, que esté perdiendo tanta clientela y poder la organización que, disimulándolo con vagas declaraciones, aún sostiene la ilógica idea de un Dios bueno que condena a un infierno eterno.
El problema y la pregunta se ha de centrar, no tanto en el por qué existe el mal, sino en el por qué Dios quiso crear la libertad y a nosotros darnos el libre albedrío.
Por eso, la bondad infinita de Dios no se opone a la presencia del mal en el mundo. Dada la libertad otorgada como privilegio, la imperfección forma parte de ella y el mal es consecuencia de ese mismo riesgo de ser libres porque lo que es contingente no necesariamente ha de ser perfectísimo.
Pero por encima de todo mal natural, físico, moral o espiritual, se encuentra la Misericordia divina en Su inmanencia y providencia. Dios no solamente nos dio el ser sino que lo sostiene a cada instante, nos da medicinas en la enfermedad, familia y amigos en la tribulación, sacramentos de gracia para el espíritu y la “vida eterna” para los que crean y sigan al icono viviente de Su amor en Jesús de Nazaret. Tenemos nuestra felicidad en las promesas de nuestra FE en Jesucristo, reflejo perfecto del Padre.
Un saludo cordial
Santiago Hernandez
Pues, la verdad, al decir que los terremotos no son tan crueles, Carmen parece que no sólo no ha sufrido ninguno grande -como hace tiempo no hay en España- sino que no ha visto lo que ha ocurrido en otros cuyos imágenes muchos sí hemos visto. O que no sabe lo que es crueldad, o compasión con los que lo sufren. Y lo duro no es lo que yo digo, sino lo que ella afirma.
En cuanto a Carmen, que dice que hay que separar a Dios del problema de El Mal, menos mal que añade que es una opinión novedosa suya. Porque indica que una noción de la divinidad y del mal muy originales y propone una solución genialmente sencilla.
Carmen no ha dicho que los terremotos no son crueles. Y sí he visto imágenes. Y los he estudiado en clase. Y les he puesto videos. Y aquel que hubo en Japón lo estudiamos a conciencia por el desastre de la contaminación .
Y en Lorca , ni le cuento lo que sucedió. Se destruyó la ciudad.Se notó hasta en Murcia. Menudo pasmo.
Yo no sé qué les pasa últimamente conmigo. De verdad. Es increíble esto.
Carmen dice que hace tiempo separó va dios de lo que supone el mal para el ser humano. No lo hago responsable. , Luego no lo puedo hacer del bien, porque si no creo en los demonios con lucifer al frente, sembrando el mal, no puedo creer en su antagonista.
Nada tiene que ver con si creo o no creo en Dios. El problema está ven qué Dios te vale y cual no. Y es un asunto personal. Al menos lo es para mí.
Anda que sí.
Anda que me entienden bien aquí.
Uuuuuufffffff
Por eso no creo en la oración de petición. Porque para mí persona, que es una inmadura y le encanta lucirse, y demostrar al mundo mundial lo lista que es, que para eso es nada menos que maestra, no tiene sentido pedir algo si no se me puede conceder. Porque no interviene.
Lo que no tiene sentido para mí es no creer en la oración de petición si crees que Dios es un ser bondadoso, según los parámetros del ser humano, y no decirle: anda, Dios, se bueno. Échame una mano, mi hijo se muere. Por ejemplo.
No. Solamente pido fuerza para encajar. Para que todos encajen, cómo esta amiga que su hija se acaba de quedar viuda, con una nenica de tres años. Ya lo creo que pido fuerza para encajar los cuatrocientos golpes, no me atrevo a decir de quién es esa película, porque pueden pensar que estoy presumiendo de ir al cine. Y encima europeo.
A Qué? Pues ni idea a Qué. Pero me llega. Si no, o sea, imposible
Espero que haya quedado claro de una santa vez.
De verdad que…
Anda que no me ha costado tiempo, esfuerzo y rotura de neuronas para llegar a pensar así.
Eso sí. Hablo sin pensar. Tengo que pensar máaasss lo que digo.
Pues ya está todo dicho. No hay naaaaada más. Eso sí, las consecuencias para según qué sacrosanta organización son tremendas.
Punto.
Gracias por todo.
Es usted un valiente. Y valoro muy la valentía. Sé la soledad que conlleva.
Carmen, acabo de contar y ahora mismo sábado por la noche apareces en la columna de comentarios nueve veces, y creo que a veces mas. No quiero decírtelo con palabras duras que pienso. Pero esto no es normal. Había escrito algo en esta columna de comentarios que esperaba que pudiese leer Rodrigo Olvera. pero solo aparece Carmen, Carmen, Carmen. Piénsalo, y no digo mas. Porque si digo todo lo que pienso al respecto, no te iba a gustar.
Bueno, bueno, bueno.
O sea, que Rodrigo no le ha contestado quizá porque Carmen no le deja espacio?
Lo que no es normal es escribir las absurdeces que usted escribe y tener el atrevimiento de criticar a los demás.
Seguramente lo segundo, ese prepotente comentario, es consecuencia de lo primero, de a dónde lo lleva su Zen, meditar de cara a la pared, “no hacer” y “dormir siesta” tranquilamente.
Se fue uno y aparece otro superior.
Si es que, no hay nada peor que un iluminado.
Estamos en la tercera dimensión, la de la dualidad bien y mal el Yin y el Yang. Dicen que en la quinta dimensión nos libramos del dolor y del sufrimiento. Pero nos toca lidiar en esta plaza, en este mundo. Hemos de aceptar hasta lo que nos horroriza, porque. Es lo que hay…
Dios…, nos da libre albedrio, pero nos hace responsables de nuestro actuar, Pero nos quiere, por ese motivo nos perdona cuando erramos, cuando “pecamos”, Hasta setenta veces siete. La culpa no existe, pero existe la responsabilidad y sus consecuencias. Lo que ocurre en el mundo bueno relativo o malo relativo obedece a nuestro proceder colectivo. Creo que si toda la humanidad fuese virtuosa, hasta los desastres naturales se reducirían drásticamente. Porque como todo está interconectado, la virtud convertiría el pisar la Tierra en una bendición.
¿Cielo e Infierno? Si, Bien y Mal. Pero en Oriente se dice que hasta un demonio alcanzó al final la Iluminación. O sea aprendió a fuerza de sufrimiento el camino que lo alejaba de ese sufrimiento. Del Infierno. Trascendió la dualidad de todas las cosas de esta dimensión nuestra y morando en la no dualidad, trascendió Cielo e Infierno. Ahora debe morar mas cerca de Dios que esta al final y en el origen de todas las dimensiones.
¡Madre del Amor Hermoso!
En el fondo creo que tengo suerte. Hace muuuuchos años alguien me dijo: te estás enfrentando al problema del mal. Como algo al que todo el mundo llega un momento en el se tiene que enfrentar. Por supuesto, no lo entendí, era muy muy joven. Y aaaaaños después encontré una respuesta que a mí me vale. Dios no interviene, ni para lo bueno, ni para lo malo. Sencillamente la naturaleza es como es y el ser humano es como es.
Y decidí quedarme con lo bueno, o lo que a mí me gusta , de la naturaleza y del ser humano. El mal existe. Por supuesto que existe. Ya lo creo que existe. Lo que deberíamos de hacer es prepararnos y luchar contra él. Pero no responsabilicemos a Dios. Al menos no lo hago. Y la frase: no metas a Dios en esto, no metáis a Dios en esto , la he repetido como doncientasmil veces.
Pero claro. Y lo bueno? Pues ya digo. No interviene. Por eso no rezo ni pido nada, salvo fuerza para afrontar las cosas. A Dios? Pues no sé. A algo que me escuche
Por eso me encanta que recen por mí. Porque hay personas que tienen un convencimiento absoluto en que es escuchado por el mismo Dios. A la fuerza eso de alguna manera me llega.
Contradicción? Pues sí. Los seres humanos somos contradictorios y soy una persona humana.
Pues eso.
Los hechos de la naturaleza que la ciencia no puede controlar, pero sí verificar y tal vez adelantar no son voluntad de los dioses, sino proceso de sus propias leyes. De ahí debiera venir una cierta humildad o madurez humana. Y así no atribuirlo a “Dios”, que su forma es constructo humano, sea de la cultura que sea. Saber responsabilizarse
de “la casa nuestra” . Y poder prevenir todo cuanto podamos, cosa que no se hace. Las responsabilidades “políticas” son enormes, pero tampoco esas responsabilidades son “del cielo” , sino de personas concretas.
Y volveremos siempre a un punto de partida, como siempre, pero importante. en el siglo XXI qué se hace para que la Humanidad sea digna de consideración.
El C.19 debiera obligarnos a reflexionar. Muchos, a mi entender lo hacemos. Un ejemplo esas páginas de Atrio. Pero duele la “ligereza” al menos en los discursos oficiales de las personas responsables que están en ese cargo porque han querido estar por voluntad propia.
¿Cómo luchas contra el “deep state”? Este es mi cuodlibeto.
Los terremotos no son crueles, son tan naturaleza como lo bonito que admiramos y a algunos les sugiere que ahí se transparenta Dios.
Estoy convencida de que a Dios, sea lo que sea, hay que separarlo del problema de El Mal . Sea lo que sea en lo que se crea.
Es una opinión muy personal. No lo he leído en ningún sitio.
En otro hilo estamos debatiendo sobre la oración de petición, y aquí volvemos al sufrimiento. Copio esta frase: “aún sostiene la ilógica idea de un Dios bueno que condena a un infierno eterno.” Es decir la cuadratura del círculo.
Tanto en el tema de la oración de petición, -reitero, de petición, no de otro tipo de oración- como los sufrimientos derivados de causas naturales, nos lleva a un tema central en el cristianismo: el de la salvación a través de un sufrimiento terrible del hijo de Dios, enviado por el Padre bueno, para que nos redimiera de nuestros pecados desde el sufrimiento. En los peores momentos de su pasión Jesús le pidió a Dios “aparta de mí este cáliz” Y se quejaba “Dios mío, por qué me has abandonado”. Que sepamos, todo siguió su curso y parece que Dios no lo escuchó.
Si seguimos con esta teología de redención y “venganza” de Dios buscando el sacrificio de su propio hijo, al estilo de las religiones antiguas, poco avanzaremos.
No obstante también dijo según cuentan pese a sentirse abandonado por Dios, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Efectivamente, a pesar de que, no tenemos respuesta de Dios bueno y padre, o no la respuesta que deseamos, l@s creyentes en este perfil de dios, siguen pidiéndole que los libre de sufrimientos y males. Con todos mis respetos a que cada cual viva la fe como desee, yo pienso que algo no funciona en esta especie de silogismo.
Pues no sé si es un silogismo, Ana.
Lo que no me parece de recibo es el rechazo a la fe de Jesús en Dios Padre, utilizar todo lo que nos ha llegado de él según convenga. Si bien allá cada cual seleccionando lo que le interese..
A ese perfil de Dios, sí, seguimos pidiendo. Yo de forma tan inconcreta como Señor, ayúdame. Rara es la mañana que no lo digo, dejando a su buen hacer qué ayuda necesito.
Y esa costumbre que tenéis aquí por usar la palabra respeto, en mi opinión sobra, no es una falta de respeto el menosprecio a este perfil de Dios que con frecuencia aquí se percibe, manifestado en opiniones educadas.
La falta de respeto sería pretender que todas las creencias y vivencias de fe deben tener para todos el mismo valor.