Se ha presentado recientemente un informe sobre la situación de cientos de miles de empleadas de hogar de toda España, entre las cuales se encuentran también las trabajadoras de Euskadi.
Cientos o quizá miles de mujeres emigrantes, especialmente sudamericanas, son sometidas en los tres primeros años de estancia en España a un régimen de ilegales. No tienen otro documento que el empadronamiento y no tienen posibilidad de conseguir un contrato de trabajo, ni Seguridad Social, ni casi ninguna protección, como no sea la ayuda de Cáritas y de las oficinas de asistencia social de los ayuntamientos.
Esta falta casi total de personalidad jurídica permite que haya familias que les contraten ilegalmente y sin papeles para atender a padres o madres ancianas en horarios que cubren casi las 24 horas diarias, por salarios de burla que rayan el cero patatero en dinero, así como un alojamiento indigno y una alimentación de baja calidad.
Madres de familia que han dejado a sus maridos y a hijos de seis o siete años en su país de origen, en ocasiones, tienen que sufrir además malos tratos y desprecios de sus contratadores o de las personas mayores a las que acompañan todo el día.
Se supone que en algunos casos hay familias de buenos sentimientos y mejor voluntad que tratan a sus empleadas como a la familia, que les dejan unos días y unas horas diarias libres como a obreras corrientes, pero en todo caso nadie puede obligarlas a hacerlo. La ley no tiene ninguna solución para protegerlas, y para los ayuntamientos, diputaciones y el Estado esas personas no existen durante esos tres primeros años de estancia en España.
¿En qué se diferencias estas señoras dignas de todo respeto de las esclavas de los tiempos de Grecia y de Roma?
Ellas están cuidando lo que más queremos todos, nuestros padres ancianos, o nuestros niños recién llegados a la vida. ¡Gracias, trabajadoras emigrantes! Os merecéis mucho más de lo que os damos.
Por si acaso interesa la información.
Estoy segura de que saben lo que voy a escribir, pero por si alguien lo desconoce.
El trabajo de las empleadas del hogar está regulado .
Su salario es el salario mínimo interprofesional que en España son 14 pagas del 950 euros. Y al menos un mes de vacaciones, que puede dividirse en dos periodos de quince días. Por supuesto por cuarenta horas semanales.
Es obligatorio por parte del contratador dar de alta a la seguridad social. Dicha seguridad social es la de todos los españoles. No hay, de momento, prestación por desempleo.
Como muchísimas personas no trabajan a jornada completa, hay unos tramos en la seguridad social para dar de alta según el número de horas semanales. Y el precio cobrado por cada hora trabajada no puede ser inferior a 7. 50 Euros la hora.
Pero, qué sucede en la realidad? Pues que hay un acuerdo de esos de economía sumergida, que consiste en pagar a diez euros la hora y no se comunica a la seguridad social. Eso es un fraude. Pero no vamos a descubrir ahora la economía sumergida en España.
A mí manera de ver es un error tremendo ese acuerdo. Sale perdiendo el trabajador, la trabajadora en este caso. Porque no cotiza y porque no está cubierta por la seguridad social. No sé tiene derecho a baja por enfermedad…en fin. Pero…hace falta dinero líquido.
Lo único que no le cubre la seguridad social es el derecho a paro. Pero en ello están.
Eso para las que tienen papeles. Para las que no, pues sencillamente no existen. Como miles de temporeros y… En fin.
En fin.
Esta es la ley. Y da mucha tranquilidad cumplirla. No es cuestión de cristianos, musulmanes, o adoradores de Visnú. Es cuestión de justicia social.
Gracias Honorio. No te había entendido bien.
Quizá el título ha desviado la atención del tema central que yo quería proponer, en concreto la situación de desprotección absoluta e inexistencia legal de las mujeres emigrantes que hasta los tres años de estancia en España no tienen ningún derecho, no existen.
Un hecho que permite a amas de casa españolas pagar salarios de miseria, negar cualquier petición de esas mujeres, y a los viejos “verdes” tratarlas como prostitutas despreciables, o visitar a sus padres con covid por miedo a que ellas les lleven el contagio a casa…Y que las fuerza a buscar soluciones para sobrevivir que no querrían sufrir.
Esas mujeres ocupan el puesto más bajo de todas las mujeres; pero como son extranjeras y sin papeles, se nos han vuelto invivsibles. Y las hay a millones en Hong Kong, en Arabia Saudí y Emiratos árabes, etc etc.
Tienes razón, Honorio, lo que ocurre es que los problemas de las mujeres son tan numerosos y variados, que unos nos llevan a otros siempre con el mismo paisaje de fondo: las mujeres padecen situaciones específicas de mujeres y eso hace que, para no repetirnos, nos vamos al global por el que lucha el feminismo.
Eso no quiere decir que lo que dices tú no sea importante y, desgraciadamente, frecuente.
Muy cierto, pero como dice Ana
“Son tantos los agujeros abiertos en contra de ellas, que ninguno queda relegado, o al menos no debería pasar”.
Sé muy bien de que nos hablas, estoy entre las personas que estoy muy cerca de ellas y busco ponerlas en el sitio que deberían tener; al menos entre las familias que conozco, estando en todo momento, a favor de un trato digno como se merecen.
Gracias de nuevo por traerlo a Atrio este duro y verdadero problema.
No importa la ilegalidad. Lo importante es que cualquier ser humano, particularmente la mujer empleada doméstica, tiene el derecho a ser tratado con respeto y la dignidad que le corresponde.
Los cristianos se reconocían por “el amor entre ellos”.. Así lo notaban los paganos. Es por eso que es un grave delito de los que “claman al cielo”, el defraudar en su justo salario a las empleadas domésticas pues necesitan vivir una vida digna como todo ser humano. Y a ser tratadas con el respeto que se debe a todos en el trato doméstico diario. El abuso es inhumano y por eso sería un gran paso si esta profesión “de servir a los demás” es regulada por la ley de manera que obligue al salario digno y a que cese esta indigna explotación.
Por supuesto, se trata de empleadas honestas que desean el bien de su familia como de la familia por la que fueron empleadas. Practicar el amor de Cristo en la vida cristiana es sobrepasar la justicia puesto que “si nuestra justicia no es mayor” de los que no son cristianos, entonces seguro que “no entraremos en el Reino de los Cieños”
Saludos cordiales
Santiago Hernández
Juan José Tamayo:
Decálogo de la moral de esclavas y subalternas, que imponen las religiones a las mujeres:
Obedecer a los padres, maridos, patronos, hijos, etc.
Someterse, como manda la Biblia leída de manera fundamentalista (por ejemplo, la Carta a los Efesios, de la Biblia cristiana), que legitima la periodista italiana Constanza Miriano en su libro Cásate y sé sumisa.
Aguantar los insultos, los malos tratos, los desplantes, las agresiones físicas, los desamores, las traiciones…
Soportar las cargas que le echen encima, como si fuera un animal de carga.
Sacrificarse por los demás, sobre todo, por los hijos, esposos, etc. La expresión “qué sacrificada es esta mujer” se considera una virtud y un elogio, más que una humillación.
Cuidar de las personas dependientes, enfermas, esposos, hijos, padres, madres y parientes en dificultades físicas o psíquicas, ¡hasta de las plantas! El cuidado se considera la vocación, el destino de la mujer. Una mujer que no se dedica al cuidado es considerada una haragana. Un hombre que no cultiva el cuidado es porque tiene una misión superior y otras tareas más importantes.
Depender de, no tener vida propia, carecer de autonomía, de independencia en el pensar y en el actuar. “Quien depende de otra persona –se dice–, nunca se equivoca”.
Perdonar, siempre perdonar, cualquiera que fuere la ofensa o la afrenta recibida, incluso al violador en caso de agresión sexual.
Ser humilde, mujer recatada, comedida, discreta, que no llame la atención, invisible, recluida en el hogar (la mujer como “ángel del hogar”), que se traduce en “humillarse”.
Renunciar al placer, al disfrute de la vida, al ocio, a la distensión. “La mujer –se dice– tiene que ser hacendosa, siempre tiene que estar ocupada”.
Aceptar la colonización de sus cuerpos, de su mente y de su conciencia por parte de los varones como prueba de sumisión.
Y de todas las religiones hoy día el Islam se lleva la palma en cuanto a mujeres sumisas, inferiores, esclavas. Digo yo en honor a la verdad.
A pocos días de cumplir medio siglo de matrimonio, no deja de sorprenderme determinados eslóganes que reflejan determinadas concepciones del mundo y, en particular, del matrimonio y de la mujer. Tres grados superiores –tres licenciaturas de las de antes, es decir, de cinco años- tiene mi mujer, los tres alcanzados excelencia y combinando trabajo, familia y estudio. Quiere ello decir que entre pañal y pañal había que preparar un examen o corregir un texto. Con un dominio extraordinario del lenguaje –de la que ha sido profesora en colegio extranjero– abomina del lenguaje inclusivo, al que considera la culminación de la estupidez por ir contra las normas de la gramática. A nuestros años, va todavia a clase –de ejercicios y conversación de lenguas extranjeras. Su inquietud intelectual nos lleva a desplazarnos a Madrid alguna que otra vez para asistir a obras de teatro en español, lo que es poco menos que imposible en Cataluña. Pasa largas horas en la cocina, sobre todo preparando comida para los nietos. Ha sido profesora de filosofía también. Ni que decir tiene que abomina de toda necedad de las que anda sobrado e gobierno de Sánchez, incluido el plagiario mismo.
Porque existe un feminismo distinto del vociferado por Carmen Calvo –menuda estupidez indicarle a la Academia la “feminización” de la Academia. O la del sí es sí de la compañera de Iglesias, pues nunca mejor aplicada la denominación. Jamás mi mujer abdicó de su apellido “Frau…” para tomar el mío.
Ese feminismo es el feminismo de la formación de las niñas. Con formación se adquiere la independencia económica y la libertad en todo. Y la formación exige codos. Todo lo contrario de lo que la ley de la socialista Celáa promueve con el aplauso de los podemitas. Nada más nefasto a la larga y a la corta para las mujeres que el destrozo moral y personal que promueven esas vociferantes con poder.
Por cierto, y aterrizando, si a ella le tocaba cocina, a mí me tocaban cuartos de baño. Y para ello, lo mismo en su caso que en el mío, no valían de nada los títulos académicos con la firma real (del rey).
Por codos, por formación, la medicina en España esta copada por mujeres. Por codos, por formación, comienza a ser lo mismo en el Sistema Educativo. Pronto lo será en el Sistema Judicial. El verdadero feminismo es ese: dotar a la mujer de las posibilidades de desarrollarse a sí mismas. Lo demas es bisutería política que, cuando afecta a la moral social, resulta tóxica.
Me atrevo a decir que su caso particular es anecdótico, no significativo de la realidad que viven parejas, no ya de una edad, también jóvenes en las que el esfuerzo del cuidado de la casa, menores y mayores sigue recayendo en mayor medida en la mujer.
Todavía hoy mujeres que se dicen feministas exhiben un cartel el 8M reivindicando “criar, cuidar, curar” como algo muy propio de ser mujer. Y es que, con la formación académica o profesional para poder no ser dependiente económicamente (quien te mantenga mandará en ti, es lo primero de feminismo que aprendí allá por los setenta) necesitamos algo más, una educación para niñas y niños libre de estereotipos de género para que se puedan desarrollar sin atenerse a mandatos establecidos.
De todas formas el comentario de Honorio no creo que le extrañe, es un hecho la situación de precariedad e ilegalidad que viven las mujeres a que se refiere. Pero yo iba a decir a las compañeras de foro y a él, a Honorio, que tranquilos. Tenemos el gobierno más progre de la historia, un Vicepresidente de Asuntos Sociales y un Ministerio de Igualdad (¿de mujeres?) que seguro solucionan esto, je,je.
Ludovico, el coeficiente intelectual no es el equivalente al feminismo. No todas las mujeres tienen condiciones ni posibilidades para tener tres o cuatro carreras, y siguen siendo tan dignas como las que las tienen. El feminismo tiene que ver con los derechos que cada mujer tenemos, al igual que los hombres, eso es el feminismo. De lo que tú hablas me suenan más a “faroles” que no son necesarios para ser una mujer con las mismas oportunidades y derechos que el resto de personas, sean hombres o mujeres.
Hay que tener cuidado con el atrevimiento que da el pensar que la única verdad es la tuya. La situación de las mujeres en el mundo no lo resuelven las carreras universitarias y el dominio de idiomas, la resuelve el respeto y la libertad de que puedan elegir en el vida su destino sin depender de ningún hombre y mucho menos el que las maltrate, las desprecie, las humille, las anule las mutile o las mate.
Ana, estaba esperando, y deseando, tales objeciones, porque permiten pormenorizar algo más mi postura. Las posibilidades se buscan. En el caso del que hablaba es hija de madre viuda e hija de uno de la quinta del biberón (leva adolescente reclutada por la República a finales de la guerra civil en Cataluña) que falleció por el fatídico Mycobacterium de la tuberculosis. Imagínese en la posguerra. Facilidades, ninguna, si quitamos la suerte de la existencia del plan Maluquer, plan de estudios de la Universidad de Barcelona que permitía cursar determinadas asignaturas de una carrera en horario de tarde noche, vale decir, después de trabajar. Porque, como escribí, compaginó trabajo con estudio. No lo tuvo, no lo hemos tenido, nada fácil.
Dirigió una revista de promoción de la mujer –fue su primera dedicación, el periodismo– -ámbito en el que marcó un surco. Siempre ha visto con nitidez que la única forma de elevar y dignificar a la mujer no es rebajando su condición o extendiendo la necedad –lenguaje inclusivo- sino la educación. La educación que te da independencia económica y, por tanto, libertad.
La educación es la que facilita el reconocimiento y la identificación de los focos de desigualdad, como son las leyes injustas. Leyes degradadoras, como son la ley de educación Celáa que permite pasar con suspensos de curso, no propician la igualdad. Ni propician la igualdad las llamadas leyes de género, donde se confunde igualdad con uniformidad, con anulación de las diferencias de base orgánica.
El mérito, vale decir, el esfuerzo es un bien despreciado por los gobernantes, que, paradójicamente, en su mayoría o han obtenido el título con malas artes o tienen casoplones pagados con el erario público o un parque de viviendas camufladas en empresas. Y no hablo de un ministro o de un presidente, sino de varios ministros.
Si la mujer está desasistida adrede, por unas leyes inicuas, que no premian el trabajo, lo demás es demagogia. No hace falta que sean todas licenciadas, pero sí que hayan podido desarrollar unas capacidades que les permitan desenvolverse en la vida con autonomía y dignidad. Una buena enseñanza profesional se hace imperiosa. Una buena enseñanza en lo que antes se llamaba artes y oficios, para todos, varones y mujeres. Con ejemplo desde las instituciones. Pero, si el esfuerzo se desprecia con un doctorado fake desde la presidencia o con un ministro sin preparación, pongo por caso a Iceta, el mensaje que se envía a la sociedad es que no hay valores, que lo importante es el dinero fácil obtenido desde el poder, “que la mujer pueda volver a casa sola y borracha”.
Para que no se las humille, las anule, las mutile o las mate está la ley y su cumplimiento. ¿No acaba de caer un miembro del Tribunal Constitucional por eso, por maltrato? ¿No fue condenado por lesiones el amigo de Otegui intermediario de Zapatero? La ley y su cumplimiento.
El estudio, la preparación, es el punto clave. ¿Por qué cree usted que las mujeres judías son un ejemplo? No ya por realizar la mili como lo varones, sino por valorar el estudio, las aficiones artísticas, la superación, incluso en tiempos de Holocausto. Tiempos de Holocausto vivieron Rita Levi Montalcini y Ada Yonath, por citar dos mujeres premios Nobel. En Lindau, la segunda, que ganó el galardón por su trabajo sobre los ribosomas, nos enseñó un modelo ingenuo que había diseñado su nieta de pocos años. Porque el estudio no está reñido con la familia.
Hola, Ludovico, puestos a contar las dificultades que algunas hemos tenido, te diré que yo nací en el año 1942, plena postguerra, estudié el bachillerato por libre (es decir yo sola, sin profesores) porque mis padres no podían pagarme un internado en la capital, hice mi carrera universitaria, mientras en esa época millones de mujeres no pudieron hacer nada de eso, se quedaron con la escuela y después a casarse y a depender del marido.
El resto de mi vida ha sido una carrera de obstáculos:, un divorcio, he criado y sacado adelante a cuatro hijas yo sola y muchas cosas más, además he rehabilitado a una hija sorda de nacimiento y ha podido hacer su carrera universitaria y tener un buen trabajo desde su autonomía, además del trabajo fuera y dentro de casa. Todo ello, no sólo no me ha hecho orgullosa de lo que he conseguido, sino que me ha hecho más solidaria con los miles de millones que no han podido salir de la dependencia de un hombre.
La cultura es super importante, los problemas de las mujeres en el mundo, son el cómo pueden acceder a ella y cómo se pueden liberar el poder patriarcal cuando no machista descarado. “la maté porque era mía”, uffffff, no queda nada.
Y felicitaciones a tu mujer por lo que ha conseguido, pero no olvidemos a las que no pueden conseguirlo, no las culpabilicemos encima dando a entender que no lo hacen porque no quieren.
Ah lo de confundir igualdad con uniformidad lo harán quienes no tienen ni idea de lo que es el feminismo, pero las y los feministas, no lo confundimos. El feminismo es una asignatura pendiente para muchos hombres y muchas mujeres, así pues, a estudiar a fondo y a escucharnos a las y los feministas.
Muchas gracias por su testimonio y ejemplo, Ana. Como habrá observado no he hecho ningún reproche a ninguna víctima. Sólo faltaría eso. Mi reproche es a los que dicen abanderar un movimiento que, desde mi punto de vista, están prostituyendo. He hablado de lo que entiendo lo determinante: la igualdad de oportunidades en todo que nace de la igualdad de acceso a la educación. Conseguida ésta, lo demás viene concatenado, empezado por la independencia y la libertad.
Y si me permite lo engarzaré con el post de Honorio. Cuando estaba en activo, venía a la empresa a limpiar una señora peruana, inmmigrante. Tenía una hija, no sé si varios hijos más, de la que me hablaba con orgullo y, sabiéndolo, le preguntaba yo a menudo sobre ella. Curso a curso del bachillerato; luego, los primeros años de universidad. Cuando ya jubilado volví en cierta ocasión a la empresa en visita de cortesía, se me acercó con ganas de hablar. “Mi hija es ingeniera química. Ha entrado en la Bayer y está en Munich en período de formación y dominio del alemán, con contrato definitivo de ingeniero de la compañía”. Esos son los inmigrantes en muchas ocasiones, el nervio de la vida de una sociedad. Su factor de desarrollo.
Gracias Honorio por este art. tan valiente y necesario; como dice Ana, se ha avanzado algo; pero queda muchísimo por hacer.
Cierto que muchos hombres han cambiado su mirada respecto a la mujer.
Pero hay en la misma base, un… tufo todavía que quema… y lo más peligroso es, que está dentro de la educación tanto familiar como política; solo tenemos que escuchar a nuestros políticos en el parlamento.
Y hay una cuestión, que casi nunca tocamos:
¿Cómo es posible la postura de algunas mujeres con poder?
No se puede bajar la guardia, hay que seguir trabajando por esa igualdad tan necesaria para toda la humanidad.
¿Cuándo comprenderán los hombres, que estar caminando, trabajando, elaborando posibles acciones a una, es beneficioso para toda la humanidad?
No se pierde nada, se gana en todos los sentidos; y sería visible esa mejora, en todas las relaciones hombre-mujer, tanto laboral, familiar y de amistad entre ambos.
Si seguimos mirándonos como enemigos, no avanzaremos.
Y para llegar a ello, nos guste o no:
¡Falta mucho por hacer!
Nadie es mas en si mism@, pero entre ambos, se puede forjar un camino incredible y fructífero.
Lo deseo de todo corazón, porque el dolor disminuiría, y crecería el bienestar común.
Muchas gracias, Honorio. Aplaudo tu denuncia.
Esta llamada de atención a la injusticia ejercida hacia la mujer, y además inmigrante, no es nueva, pero sí parece un paso enorme que venga proclamado por un hombre y ayude a que otros también lo proclamen indignados junto a las mujeres que la sufren y merecen ser reconocidas en toda su dignidad.
Por eso es natural y de justicia el hecho de respetar, legalizar y reconocer su trabajo sin exigir ni esperar nada a cambio.
Un abrazo agradecido. Feliz día para todas.
Bueno, recuerdo el día que mi madre , indignada, le dijo a mi padre: es cierto que puedo tener mi carnet de identidad? Mi padre , presintiendo la tormenta le dijo, pues si, pero no se me ha ocurrido decírtelo, siempre vamos juntos y con el mío es suficiente.
Fue el primero que se hizo, no sé si antes del 36 o 39, existía. Estoy hablando de los años 70 y alguno.
Hoy ese único Carnet de identidad de mi mi madre lo guardo como un tesoro con algunas cosas más.
Si eso no es avanzar…
Porque solamente hay que preguntar qué podía hacer una mujer sin un hombre hace cincuenta años. Nada.
Si te quedabas embarazada y el padre desaparecía por arte de magia , o decía que él no tenía nada que ver o alguna cosa de esas, la chica lo tenía claro de por vida.
Este año, una compañera de las jóvenes del colegio, ha decidido ser madre en solitario. A ver si eso no es un cambio. Cuando una compañera tuvo un bebé a los siete meses de casarse, apareció un cartel en la sala de profesores: la compañera ha tenido ya el bebé. Ha pensado 3,680 kilos. Finales de los 70.
Las cosas han cambiado mucho. Me gusta pensarlo cada ocho de Marzo. Y no hay que bajar la guardia un solo momento. Está clarísimo.
Feliz día a todas.
Bueno, no es cierto. Las cosas no han cambiado solas. Las cosas las hemos cambiado entre todas. Entre todos.
Sigamos cambiándolas.
He leído a Xavier Picaza que en la antigua Mesopotamia, la civilización más antigua de la historia, había un dios, Marduk, dios de la guerra y una diosa, Istar, diosa de la vida y del amor. ¿En qué ha evolucionado esta antigua civilización religiosa? En que lo masculino es el equivalente del PODER, lo que supone organizar las civilizaciones desde el poder masculino: dioses masculinos, fundadores de las religiones, masculinos, las normas, todo tipo de leyes, normas éticas, imposición en todos los ámbitos desde lo masculino.
La mujer dejó de ser sujeto de sus decisiones para ser objeto de lo que el poder masculino ha dictaminado sobre ella, hasta las cuestiones más íntimas de las mujeres, como impedir que la mujer disfrute de la sexualidad; ahí está los dos cientos millones de mujeres mutiladas genitalmente, o criminalizar como pecado el placer de las mujeres en pro del inevitable placer de los hombres en el acto sexual.
La mujer pasó a ser un objeto en manos de un hombre, como dicen algunos asesinos de mujer “o eres mía o de nadie”. Con ello la mujer perdió su libertad, su capacidad de decisión sobre su vida, ser sumisa, priorizando el SERVICIO sobre su posibilidad de elegir otras actividades. Y, como consecuencia, a convertirse en esclavas, como dice Honorio, no ser valoradas ni ellas, sólo por ser mueres, ni su trabajo que queda devaluado porque lo hace una mujer.
No nos engañemos, se han conseguido muchísimas cosas gracias a la lucha, al principio de las mujeres, ahora de mujeres y muchísimos hombres, pero de forma global no dejan de ser una minoría. Hay un mundo subterráneo de dominación masculina y de malos tratos y desprecio de las mujeres inmenso, incalculable numéricamente porque es mayoritario en el mundo entero.
Queda tanto por hacer, que no podemos descuidarnos. Además de haber un machismo más o menos camuflado en las costumbres, hay un machismo explícito bestial que estamos viendo en el vandalismo callejero contra monumentos a la mujer.
Muy interesante el artículo de Picaza, Ana, con el mito que cuenta la instauración del patriarcado.
“- Tiamat es la generación como principio de vida. Ella expresa el orden (o desorden) primigenio, antes que hubiera cosas en el cielo y en la tierra.
Evidentemente es madre. Hay más figuras a su lado: está el varón consorte (Apsu o Kingu), aparecen otros elementos generadores o amenazantes de la vida (monstruos venenosos, vivientes informes…). Pero en el centro de todo, como principio fundamental de la creación emerge ella, la madre, interpretada básicamente como cuerpo de todo lo que existe . El cuerpo desarmado es su grandeza (es continente y principio de vida) y también su debilidad, pues no podrá resistir a los embates de la nueva corporalidad guerrera masculina expandida por las armas militares.”
“ -Marduk es la creación como victoria militar. Su figura representa el orden nuevo del guerrero bien armado que mata simbólicamente a la madre (le quita su poder), para situarse en su lugar y convertirse en domador y monarca de una vida que no ha brotado de él sino de ella. Ciertamente, la madre sigue existiendo, pues de ella nacemos todos, de su cuerpo nos alimentamos, en su tierra moramos. Pero ella es ahora una madre atada, dominada, utilizada por eso que pudiéramos llamar el poder de la cultura militar de los varones.”
Ni matar al padre, ni envidia del pene (Freud) sino todo lo contrario, envidia del útero y asesinato de la madre.
Está clarísimo. Las que están en esa situación viven en un estado de , no sé cómo llamarlo , pero de una injusticia social enorme, fijo.
Pero fíjate. Hoy en ocho de marzo. No tengo duda de que la situación de la mujer en España ha cambiado un montonazo. Tan cierto como que el aire nos permite respirar. Vale
Creo que ha habido dos factores definitivos. O tres. El acceso a la educación universal, eso te permite abrir los ojos y formarte. El acceso a un trabajo que te dé una cierta independencia económica y que otra mujer venga a casa a ayudarte a hacer lo que tú no puedes porque estás trabajando.
Eso de la conciliación está genial, pero en mi juventud, cuando los niños eran pequeños me río yo de la conciliación. Una locura era aquello . Siempre he dependido de otra mujer. Así que tienen todo mi respeto porque gracias a ellas he podido ser independiente. Cierto que porque he podido contratarlas, tanto mi marido y yo éramos profesores, tampoco creas que era como para tirar cohetes, pero, insisto, si no llega a ser por ellas, mi vida hubiese sido mucho más difícil.
No voy de heroína. Sé que muchas mujeres hacen todo, lo de dentro de casa, lo de fuera y mantienen a los hijos estupendamente. Cada persona vive la vida que le ha tocado vivir. Pero sé lo que les debo a las mujeres que trabajan en el Hogar. En realidad llegan a ser parte de la familia.
Un abrazo.