Ponemos una editorial de un periódico laico, para situarnos mejor en lo que el Motu Proprio Spiritus Domini y la Carta al Prefecto de Doctrina de la Fe que acaba de publicar el papa Francisco representa para la opinión de la sociedad: un pequeño paso abriendo a las mujeres ser acólitas y lectoras. Aunque con esperanza, es lo mismo que opina nuestra colaboradora Olga Vélez. AD.
La Iglesia católica es una de las organizaciones más atrasadas en términos de igualdad de género en el mundo al haber institucionalizado la preeminencia del hombre en un corpus de leyes y normas de funcionamiento que excluye a las mujeres de las tareas principales. Solo los hombres pueden ejercer el sacerdocio y acceder por tanto a los cargos eclesiásticos y solo ellos pueden impartir los sacramentos. Desde hace décadas, sin embargo, ante las cifras menguantes de ayudantes masculinos y de las ordenaciones subsiguientes, las mujeres han contribuido en la práctica al desempeño de las tareas de eucaristía o como monaguillas sin contar con el reconocimiento adecuado.
El papa Francisco puso ayer fin a esa falta de reconocimiento oficial y, mediante un motu proprio (documento pontificio), decretó que las mujeres puedan hacerlo de forma regulada. Se trata de poder acceder al altar para realizar el lectorado (leer en misa) y el acolitado (apoyo al sacerdote o al diácono en varias actividades y de forma extraordinaria distribuir la comunión). El Pontífice corrige así un documento promulgado por Pablo VI en 1972 que daba a los hombres en exclusiva esas dos potestades.
El paso dado por el Papa no supone ningún avance sustancial en la situación de la mujer en la Iglesia católica, que sigue relegada a tareas de ayuda, asistencia o monja, y no es otra cosa que el reconocimiento oficial de una labor que ya venía desempeñando de facto. En ese sentido es bienvenido, pero debe subrayarse su insuficiencia.
El Sínodo de la Amazonia celebrado en octubre 2019 votó a favor de estudiar y plantear el papel de las mujeres, la posible ordenación de diaconisas y también de hombres casados ante una realidad complicada en ese territorio por la falta de sacerdotes. Nada de ello salió adelante ante un sector ultraconservador que se movilizó en defensa de la tradición y, especialmente, del celibato. Más de un año después, el paso dado ayer por el Papa es, finalmente, el único resultado palpable de aquel interesante debate. Lejos aún del diaconato, que en un grado inferior de la jerarquía eclesiástica les permitiría impartir bautizo, bendecir matrimonios o trasladar hostias.
La Iglesia católica, la más importante de todas las cristianas, organización con más de 1.300 millones de seguidores en todo el mundo y que vive cierta expansión en Asia y África, haría bien, por sí misma y por la sociedad a la que pretende servir, en dar pasos para actualizarse, para adaptarse y para ser vehículo y motor de la igualdad tan necesaria en un mundo desequilibrado. Queda mucho camino por delante.
Hola!
creo haber leído en ATRIO,
que se hablaba de “GATOPARDISMO”
Bueno, el sacerdocio en la iglesia conlleva otros desempeños que no tienen demasiado que ver con él: po ejemplo la obligación del celibato en la iglesia católica Romana, que no obliga a los sacerdotes católicos romanos de las iglesias ortodoxas; por ejemplo los poderes de gobierno desde el Papado hasta los de párroco o coadjutor…La actual estructura católica romana niega también a la mujer todas estas funciones,,,¿por qué?
Perdónenme, pero yo veo o creo ver en este tinglado una aplicación de las religiones del imperio romano y otras en las que había VESTALES, o sea mujeres obligadas a renunciar a la v ida matrimonial y al sexo, y creo ver además una cierta visión MANIQUEA del sexo, algo instituído por Dios pero por lo visto no muy valorado por la religión católica. !Lagarto lagarto! Y me pregunto qué habría hecho un papa o un obispo de hoy en el caso que le plantearon a Jesús de la mujer adúltera…Y me temo que habría autorizado que la apedreasen viva…
(Y me pregunto por qué cantamos en la iglesia aquello de PUEBLO DE REYES, ASAMBLEA SANTA, PUEBLO SACERDOTAL….y ESTOY CASI CONVENCIDO DE QUE EL SEXO ENTRE LOS CATÓLICOS ES CONSIDERADO COMO MENOS CRISTIANO QUE LA MATERNIDAD, LA PATERNIDAD, LA UNIÓN SEXUAL DEL HOMBRE Y LA MUJER..Y menos costoso, como si a los casados se les impusiese una cruz más ligera y llevadera…Como si fuésemos cristianos de segunda categoría. A mí desde luego me ha tocado sufrir en lo económico y social mucho más que mientras fui funcionario de la iglesia, y esperaba una jubilación muy confortable como la que hoy tienen garantizada los curas…Y luchar y arriesgarme en la defensa de los derechos de los trabajadores, y vivir toda mi vida como un vulgar peón, a veces en paro, a veces haciendo nichos a pico y pala en un cementerio…)
A toda esta manera de pensar creo que da pie y justificación el mantenerla por encima de los cambios que se están produciendo en la sociedad. ¿En qué se ha quedado aquel AGGIORNAMENTO que soñaron los padres del concilio Vaticano II?
Yo también estoy con vosotras, Ana, Carmen, etc etc etc. Y con Angela Merkel, y con tantas mujeres que gobiernan, y con tantas mujeres que mantienen viva la fe de muchos cristianos.Sigamos insistiendo, hermanas y hermanos!
Santiago, es que usted me intriga totalmente. Es como dos personas en una. Por una parte razona en una dirección , parece que…y de repente gira 90 grados. Porque su razonamiento es impecable. Y sencillamente entra la sagrada escritura en juego y como que le cambiasen la dirección del pensamiento. Le cambiasen, algo externo a usted.
Qué obsesión tiene usted con el doce y con los varones? Pues entonces habría únicamente doce sacerdotes. Y no habría Papa. Doce hombres sin piedad, perdone, me he acordado de la película. Fantástica, por cierto.
De verdad usted cree que la señora que ha escrito ese artículo o esa carta o lo que sea no puede ser sacerdotisa porque es mujer? Perdone, no me creo que lo piense.
Querido amigo, usted está totalmente atrapado por un libro, bueno, un libro porque se encuadernan juntos un montonazo de libros escritos todos bajo la dirección del mismo Dios. De verdad lo cree? Es imposible que crea que están escritos al dictado de Dios. No lo puede creer. Podrá aceptar que son inspirados por Dios, pero escritos por hombres, varones, a nosotras que nos registren. Y esos hombres escribirían para los de su tiempo, y tendrían sus ideas, y a veces no escucharían con mucha nitidez la voz del el El.
De verdad me quiere usted convencer de que usted está convencido en su fuero interno que Jesús de Nazaret desaprobaría hoy día que una mujer accediese al sacerdocio? Pues no me lo creo.
A todo esto no creo en el sacerdocio, como usted muy bien sabe, pero hay infinidad de personas que sí creen y usted es una de ellas. Por qué entonces la mujer no puede?
Tiene que haber una razón que no alcanzo a ver. Porque solamente la razón del machismo se me queda muy corta. Y no porque la iglesia no sea una institución machista, que a todas luces lo es, sino que no es razón suficiente. Será condición necesaria, pero no es suficiente.
Me puede ayudar? Me puede dar algunas otras razones por las que una mujer no debería nunca de ser sacerdotisa? No entiendo.
Cuídese mucho.
El número Doce sólo representa al núcleo primitivo con sus nombres e identidades respectivas. Después por supuesto vino la sucesión apostólica pues la Iglesia va a durar hasta el fin de los tiempos. Estos 12 estaban presentes en la última Cena como testigos de Cristo y transmisores de Su enseñanza Es un hecho histórico y no hay ninguna obsesión con lo masculino. Simplemente así fue. De otra manera tendríamos otra historia y se hubiera escrito de otra manera
Un saludo cordial
Santiago Hernandez
Da igual Santiago que no me conteste .
Tengo un mal día.
La verdad,es un tema que no me importa en absoluto porque no creo en el sacerdocio, ni de doce, ni de 144, ni de 256…
Ni de hombres ni de mujeres.
Me gusta hablar por hablar, pero hoy no me apetece. Además, no soy de su talla intelectual, soy sencillamente una persona que piensa. Y dice lo que piensa. Sin más.
Buen día.
No se trata de cualidades personales en la Iglesia de Jesucristo en relación con este tema. Es Cristo el que llama y el que llamó sólo a Doce y a los que siguieron. Podemos tener muy buenas cualidades y sin embargo si no existe esa llamada de Cristo por medio de la Iglesia, no se puede acceder al “ministerio” puesto que el ministro actúa como “la Persona de Cristo”, o sea “actúa en” la Persona de El y no en otra…Cuando perdona los pecados el sacerdote lo hace EN nombre y por medio del mismo Cristo. “In-persona” a Jesucristo. Cuando celebra el ministro la Eucaristía, la confirmación, el matrimonio, la unción de los enfermos, el bautismo,la ordenación…NO es la persona del ministro quien celebra, sino que ES el mismo Cristo quien celebra.
Por tanto NO se trata del genérico masculino o femenino, sino del carisma sacramental infundido por la misma Persona de Cristo -y personificado realmente y vivamente- por el ministro que “hace las veces” de EL…Esta identificación no es genérica sino “específica” de La Persona de Cristo. Por eso la Iglesia “no tiene autoridad de conceder las órdenes” sino a los que la Iglesia llamó y llama al ministerio sacramental.
¿Por què? Porque consta que Jesucristo instruyó a sus Apóstoles -a los Doce- específicamente para el ministerio y les dio la facultad y potestad sacramental esencial que es la sustancia de cada sacramento que refleja su efecto,… pero le dio a la Iglesia el poder accidental sobre la forma y el “modo” de cómo celebrar cada uno de ellos. Jesús especificó la fórmula completa esencial para la validez del Bautismo y de la Eucaristía. En todos los otros sacramentos la Iglesia puede cambiar la “forma” de celebrarlo y aún las oraciones, sin alterar su significado sustancial. Así ha pasado con cada uno de los sacramentos incluyendo la ordenación.
Se equivoca quien piense que la Iglesia o el Papa pueden cambiar la sustancia sacramental puesto que esto proviene de la misma doctrina y enseñanza apostólica que tiene origen en Cristo. Es por eso que la Iglesia carece de potestad para cambiar lo que pertenece a la sustancia sacramental tal como lo ratificó Juan Pablo II hablando de este tema hace unos años.
Un saludo cordial
Santiago Hernàndez
De verdad, Santiago. Se lo prometo. Usted está totalmente atrapado por la iglesia. Insisto, no me refiero a iglesia como asamblea de fieles, hay gente estupenda dentro. Conozco a muchas personas buenas dentro de esa asamblea. Estoy segura de que usted es una de ellas. Pura intuición.
Pero usted es incapaz de públicamente cuestionar ni una sola idea. Lo que no sé es si es una postura dialéctica o un convencimiento total. No lo sé.
No me puedo creer que usted crea una serie de cosas como si fuesen absolutamente, totalmente , literalmente ciertas e inamovibles. Si entendería que en esta guerra intraeclesial sin cuartel usted haya tomado esa posición de : aquí no se toca una sola coma.
Ojalá fuera una postura y no un convencimiento profundo.
En fin.
Piense como piense le deseo lo mejor. Cuídese mucho. Por aquí, por mi tierra está el tema d de la Pandemia horriblemente mal. Todo por las fiestas de Navidad. Había que mover dinero y ver a la familia. Y los descerebrados contagiarse a destajo y contagiar a los demás.
Un abrazo .
Santiago, dices que Dios llama a través de la Iglesia y que no se trata de cualidades personales…
Pues si Dios llama, la Iglesia sí selecciona, no todos los que llaman a la puerta son admitidos y, especialmente las mujeres que son rechazadas sin cuestionamiento de ninguna clase.
Para seguir a Jesús, como diría Pablo, ya no hay ni judío ni gentil, ni hombres y mujeres, etc. A quienes nos hemos casado nadie nos llama ni nos selecciona, ¿quiere decir eso que solamente llama Dios para ser sacerdotes o religiosas? Sería un Dios que discrimina, no tiene sentido ninguno ni entra en razón humana esta discriminación. Y si no lo hacemos los seres humanos en la Declaración de los DDHH, no tiene sentido que Dios haga lo contrario, y si es Jesús el que lo hace, dejaría de ser un referente perfecto para el desarrollo humano. La discriminación es algo muy grave. Yo, como mujer que soy, no puede sentirme inferior como ser humano en relación con los hombres. Jesús se equivocó muchas veces, pero en el tema de la mujer, no lo hizo, la Iglesia sí lo hace con la Biblia en mano…
Claro que cuestiono muchas posturas de la Iglesia que es efectivamente el Pueblo de Dios en la Misericordia del Señor.
Sin embargo, si creemos en Cristo tenemos que seguirle en las cosas que se pueden cambiar y también en las que no se pueden. Ya existe un espíritu anti-Iglesia y anti-cristianismo en el mundo para que yo insista en todo ello.
Pero creo en el Pueblo de Dios y me considero seguidor del espíritu de apertura del Vaticano II puesto que éste no ha roto con la tradición de los Apóstoles sino que ha querido ponerla al día sin destruir la fe de los Apóstoles mismos. No fueron los Padres del Concilio los que quisieron “cambiarlo todo” sino la comisión que quiso interpretarlo “a su manera” siguiendo una directriz falsa y equivoca que provocó la “crisis” religiosa que todos estamos viviendo.
Si estoy atrapado es porque creo en el Jesús del Evangelio y en los que se dejaron matar por dejarme el testimonio real del deseo y pensamiento de Cristo. Siento que muchos, como yo siguen y han seguido a esta Iglesia del Evangelio de mártires y lamento los que se han apartado de ella. Puesto que quiero siempre el bien para los que aprecio como buen amigo que creo ser.
Yo también creo que la pandemia va para largo y el “lockdown” o encierro se va a radicalizar cada vez más. Es un encierro médico-político-social que cada gobierno corrupto utiliza a su antojo. Tengamos paciencia y pidamos fortaleza y misericordia al Señor. A pesar de la oposición quizás la vacuna “Moderna” pueda al fin ser un alivio y un comienzo a la inmunidad deseada a pesar de que es preciso documentarse bien y tomar una decisión para recibirla, por la diversidad de opiniones que existen. Agradezco la atención sobre el tema
Saludos cordiales
Santiago Hernàndez
Por otro lado, no existe discriminación en el orden sagrado..Como se ha dicho las razones para el acceso al orden ministerial no son de exclusión sino de imagen y signo puesto que el sacerdote representa al Verbo encarnado que es un hombre. Pero esto pertenece a otro orden que es el sacramental ya que Cristo “en persona” ES el que actúa en el sacramento.
Por otro lado el papel de la mujer fue exaltado por Cristo en Su Madre y en sus discípulas que han estado presente en el corazón de Cristo y de Su Iglesia en todos los siglos y en todos los lugares de la tierra. Ahora es hora de enfatizar esta labor que en el pasado ha sido en silencio y quizás mal enfocada y relegada. Es el momento cuando la mujer puede desplegar toda su capacidad para iluminar con su “insight” lugares todavía olvidados y no explorados en la Iglesia. Debemos trabajar para ello todos los cristianos en unidad.
Saludos cordiales
Santiago Hernandez
No se moleste. De verdad. No se moleste. A veces digo cosas que quizás no debiera, pero es que mi mano es tan rápida como la de un pistolero de una película del oeste.
Usted tiene derecho a pensar lo que quiera, exactamente igual que todos. Faltaría más. Y por supuesto a escribir lo que le apetezca. Además, su pensamiento está avalado por la iglesia oficial. Tampoco confío en que cambie la iglesia, salvo en alguna cosa, que diría Rajoy.
Me encanta discutir con usted. Tiene un encaje enorme.
Cuídese. Saldremos de esta. Estoy deseando que me llamen para vacunarme.
No creo que esto ha sido un “avance” en el sentido de una toma de conciencia sobre la situación femenina en la Iglesia. En mi parroquia las mujeres siempre han sido “lectoras” ordinarias excepto el Evangelio que siempre lo lee el diácono o el sacerdote celebrante. Y han sido siempre ministras de la Eucaristía Francisco sólo lo ha oficializado.
Por otro lado, nadie, ni hombre o mujer tiene “derecho” a ser ordenado u ordenada como nadie tiene derecho a ser profesional de ninguna clase. La vocación al sacerdocio ordenado es una llamada de la Iglesia al ministerio sacramental a una persona que parece ser “idóneo” para esta encomienda y por eso es el Obispo, como sucesor apostólico, ES el que “de suyo”llama, o NO llama, aprueba o NO aprueba al candidato como un médico o un abogado puede NO ser admitido a la profesión por no estar calificado para ello.
En Jesús NO existía acepción de personas. Jesús entrenó a sus Apóstoles que fueron Doce, ni más ni menos. Este número Doce NO fue simbólico sino real pues tenemos los Doce nombres y la vida y acciones de cada UNO de ellos en el siglo I, antes y después de la muerte y Resurrección de Cristo. Si hubieran existido más de este número Doce sin duda quedaría bien establecido ya que fueron los propios testigos vivientes los que redactaron los Evangelios. Y ellos vivieron durante todo ese siglo I. Y cuando se quiso sustituir el número Doce después del suicidio de Judas se escogió a Matías que completó el número del Colegio Apostólico.
Jesús rompió con la discriminación judía a la mujer como se ve en su trato público con la samaritana, la hemorroísa, la mujer Cananea, la adúltera, Marta y Maria de Betania, y con el trato de todas las mujeres que eran sus seguidoras. Si hubiera querido Jesús incorporar al ministerio sacramental,como celebrar la Eucaristía, perdonar pecados, confirmar, ungir a enfermos etc , a algunas de estas sus seguidoras para un Colegio Apostólico mixto lo hubiera hecho pues El ya había roto muchas de las prácticas absurdas, y burdas, opuesta el “espíritu de la Ley de Dios. Pero no lo hizo quizás por preservar la misma dignidad de la mujer reflejada en Su Madre como Madre de la Iglesia y extendida a todas las mujeres que siguieron y han seguido con el corazón y la mente a Jesús a través de todos los siglos.
Por otro lado, si que existieron diaconisas. Sin embargo, la “bendición” del Obispo nunca fue una ordenación propiamente dicha. Y su ministerio era con respecto a las mujeres durante al bautismo y su oficio semejante al servicio de las catecúmenas y a la mesa de los más necesitados como era el de los primitivos diaconos. Su oficio terminó en el 2 do Concilio de Orleans año 583. que suprimió su cargo.
Pero nadie puede ambicionar el ministerio sacramental hoy en día. Ahora hace falta una vocación más profunda para poder acceder al llamado de lo que va quedando de la fe de la Iglesia cuando se quiere ser fiel al Evangelio. Por eso creo que la mujer tiene un mejor papel -según el lugar del mundo- en la Iglesia. Conozco teólogas, catequistas, administradoras de parroquias, directoras de instituciones educativas religiosas, vaticanistas. Creo que la influencia femenina en la Iglesia universal va en aumento. El ministerio ordenado está en “crisis”. Y ya Francisco ha expresado que la Iglesia ha dicho ya, que no tiene poder alguno para ordenar mujeres. Sin embargo, el ha reconocido lo valioso de su presencia y su actuación en todos los ámbitos del catolicismo. Y la trata de fomentar.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Querido Santiago, Jesús jamás imaginó una institución o una nueva religión, porque él sembró un mensaje que los que intentaron transmitirlo lo hicieron desde su contexto socio-religioso: judíos que esperaban un Mesías y por eso hay tantas citas a escritos del AT escritos 500 años antes, era una sociedad patriarcal y, así y todo, las primeras comunidades tuvieron a mujeres responsables de las mismas, las receptoras de la noticia o experiencia de la resurrección, según Pablo el mayor acontecimiento del cristianismo, fueron las mujeres, el primero que escribió sobre Jesús que no conoció a Jesús ni, según él, lo necesitaba, fue Pablo. Los tres sinópticos se comenzaron a escribir a partir de los años 70 y el de Juan entre el 90 y el año 100. Dada la esperanza de vida de la época, era imposible que nadie de los evangelistas viviese en esos años, es decir no pudieron ser testigos presenciales. La transmisión oral funcionaba, pero siempre dentro de una sociedad cuyo forma de expresarse era el mito y detrás del mito, estaba el mensaje. No son libros históricos.
Como dice Carmen, si en este momento la sociedad considera un atentado a los derechos humanos la marginación de la mujer ¿tú crees que Jesús, en este tiempo sería capaz de hacerlo?
Respecto al sacerdocio, a los sacramentos y demás ritos, son cosas de la Iglesia, no de Jesús, son añadidos posteriores.
El Apóstol Juan, el testigo más autorizado y que se recostó sobre el pecho de Jesús vivió hasta el año 100. Y fue el testigo que dirigió la comunidad de Éfeso y la composición del 4to Evangelio. El representa el siglo I puesto que todo el siglo I fue un testimonio vivo de la Iglesia y de la sucesión Apostolica.
La vida y muerte de Jesús fueron hechos públicos incluyendo sus milagros. No solamente fueron testigos los Evangelistas, 2 de los cuales fueron Apóstoles directos y los otros 2 compañeros de Pedro y Pablo, sino que hubo miles de seguidores que constituyeron después pequeñas comunidades regidas por los Apóstoles.
El apologista Cuadrato y Papías nos aseguran que algunos que fueron resucitados por Cristo vivieron hasta el siglo 2, hasta el tiempo de Adriano (117-138). Por tanto, no sólo cuando se escribieron las Sinópticos vivían TESTIGOS inmediatos a los hechos sino aún cuando escribió S Juan a final del siglo I.
No era posible pues en las reuniones litúrgicas de la fracción del pan dominicales o en la catequesis o en las reuniones de las pequeñas comunidades deformar a Cristo y su enseñanza puesto que en ellas se encontraban los TESTIGOS que con su presencia y elocuencia reafirmaban a “las Iglesias” en la Verdad transmitida tal y como relatan las Cartas Apostolicas de Pedro, Pablo, Santiago, Juan, y Judas.
Los testigos sellaron con su sangre la Verdad de Cristo. Eso ha sido lo que recibimos. No un mito fantástico y falso. Esto es una imposibilidad dada la presencia de los que “vieron y oyeron” al Señor y recibieron la palabra de Cristo de lo Apóstoles Mártires.
Por eso la Iglesia es apostolica puesto que ellos fueron los testigos que nos dieron a conocer a Jesucristo tal y como se presentaba ante ellos. Y se presentó enviándolos a bautizar, a perdonar pecados, a celebrar la Eucaristía, a ungir enfermos, a bendecir el matrimonio, a confirmar en la fe, a hacer discípulos y a perpetuar su enseñanza hasta el fin de los siglos. Sería una locura para un judio inventar dar a comer la carne y beber la sangre del Hijo del hombre, mucho menos perdonar pecados. Una blasfemia.
Un saludo cordial
Santiago Hernandez
Pues mira. Mejor. Así a las mujeres que nos registren en todo este tinglado de la iglesia. Cuando hablo de iglesia jamás me refiero a la iglesia como comunidad de fieles . Sé que hay gente estupenda. Como en todas partes. Y cobardes, como en todas partes. No es eso a lo que me refiero. Siempre hago referencia a la estructura eclesiástica, a los que organizan, a los pensadores oficiales, jamás a las personas de buena fe, que las hay a montones.
Pero es que nos toman por tontos. A las mujeres, por supuesto. Están convencidos de que somos, pues eso, de alma líquida. A los hombres de bien, que hay muchiiiiiiisimos, también los toman por tontos. Nos toman por tontos a todos.
Pues bueno.
Que bien Ana Rodrigo que has interpretado està notícia de El País, pensaba lo Mismo que tu cua do lo leia, parece que nos estan tomando el pelo y todo lo demás que dices. Como mujer y mayor me fa verguenza que a estas alturas nos crean y traten de tontas. Nosotras ya no lo veremos, nos quedamos como siempre, soñando en una Iglesia sin categorias, de hombres y mujeres normales sin momseñores ni monseñoras y que cada uno se centre en Jesús i su Vida tal como El la vivió. Un abrazo y ànimo estamos todavia.
Una decepción más, las mujeres siguen tan marginadas como antes de este documento vaticano. Por otra parte, hace muchos años que en los templos, las mujeres leen y dan la comunión, y las niñas hacen de monaguillas. ¿Dónde está la novedad? ¿En que estos hechos sean reconocidos oficialmente por el Vaticano?. Sencillamente parece una tomadura de pelo.
Siempre hay que diferenciar el rumbo que sigue la Iglesia y sus instituciones, al margen del rumbo que sigue la mentalidad moderna de nuestra sociedad en el reconocimiento de la igualdad, sin excepciones, de hombres y mujeres.
También confieso que no me gusta este tipo de sacerdocio, al igual que no me gustan los militares, lo que no excluye que yo esté de acuerdo en que no se margine a las mujeres en estos oficios o profesiones.
Esto no tiene arreglo. ¿En que lugar del NT se dice que se instituyese el sacerdocio como casta, y en qué lugar se dice que queden excluidas las mujeres? Cuando Jesús, no sólo fue laico, sino que no quería saber nada con los sacerdotes de su época? Y su praxis con las mujeres debió ser tan revolucionaria como para que los evangelistas y sus comunidades, hij@s de una sociedad patriarcal, no fueron capaces de ocultarlo en la transmisión oral que dio lugar a los evangelios.
Machismo, patriarcado, androcentrismo, ese es el origen de que los hombres se quedasen con todo el poder “sagrado” y cerrasen las puertas a las mujeres.
Estoy de acuerdo