ALTAR
Te amo para amarte
(G.Sand).
Te tengo en un altar
amor amigo
junto a la Madona
sobre un pergamino de música
gregoriana
y un libro mío ofrendado
con otro nietzscheano.
Así me acompañas de día
y te acompaño
te velo y me desvelo de noche
contemplando tu psicografía
presidida por al árbol de la vida
que es también el árbol
de la muerte
rodeado de extrañas escenas
oníricas vitales.
A la vera de tu retrato
pictórico
alegre y colorista disperso
y disipado
te escolto y ausculto
desde un retrato oscuro
e intimista
de viejo introvertido
despertado de su letargo
por tu algarabía.
Así se aúnan tu belleza
y mi melancolía
tu movimiento y mi quietud
inquieta
tu gracia amorosa y mi querer
moroso y concentrado
mimoso de tu amor
amigo.
Te venero en mi altar
como un venero de efluvios
de gracia
abierto y manifiesto
por tu beso de drácula
piadoso
y mi querer entrecortado
y recio.
Que amar es hacer
del corazón
un alto en el camino
revertido en altar
y una ofrenda del alma
convertida en oferta:
oferta y ofertorio
de un amor sigiloso
y audaz.
Hola, Andrés! Te envío otra visión del amor, que tal vez complementa lo que dices.
LA BELLEZA DEL AMOR
¡Yo no sé cómo decirlo!
Aunque veo con frecuencia
lo que parece un milagro,
milagro que muchos cuentan,
siempre me queda la duda
de si adorar tu belleza
en un lugar reservado,
lejos de cuanto molesta,
o levantarte un altar
para que todos te vean.
Tu hermosura me sorprende,
la admiro, y tanto me llena,
que me seduce el sentido
y de las cosas me aleja
para centrarme en tu rostro
y en tu sonrisa, que muestra
la bondad que llevas dentro
y que tus ojos reflejan.
Cuando pienso en el amor
que difundes por tu vega
y derramas en tu entorno,
como si fuera una siembra,
que pronto brota y florece
cuajando una gran cosecha,
yo no sé ya dónde estoy,
si en el cielo o en la tierra,
pues ese amor que te embarga
y me transmites me eleva
y me tranporta a otro mundo,
más allá de las estrellas.
Ese amor, mi amor, me cura,
abre horizontes y estrecha
con un abrazo tan fuerte
que, más que de ti estar cerca,
me identifica contigo
y nuestras almas se mezclan.
Cuando te digo que te amo
de tal modo me encadenas,
que ya no sé si yo tengo
para romperlas más fuerzas,
pues se apacigua el sentido
y todo en mí se sosiega…
Cuando tú y yo nos amamos,
el amor es la bandera
que llevamos en el mástil
del corazón, donde ondea.
De este modo disfrutamos,
mientras el bajel navega…