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Fratelli tutti: la política como ternura y amabilidad

Un resumen de la encíclica por un teólogo que merece ser escuchado.

 La nueva encíclica del Papa Francisco, firmada sobre la sepultura de Francisco de Asís, en la ciudad de Asís, el día 3 de octubre, será un marco en la doctrina social de la Iglesia. Es amplia y detallada en su temática, buscando siempre sumar valores, hasta del liberalismo que él critica fuertemente. Ciertamente va a ser analizada en detalle por cristianos y no cristianos pues se dirige a todas las personas de buena voluntad.

Resaltaré en este espacio lo que considero innovador respecto al magisterio anterior de los Papas.

En primer lugar tiene que quedar claro que el Papa presenta una alternativa paradigmática a nuestra forma de habitar la Casa Común, sometida a muchas amenazas. Hace una descripción de las “sombras densas”, que equivalen, como él mismo afirmó en varios pronunciamientos, “a una tercera guerra mundial a pedazos”.

Actualmente no hay un proyecto común para la humanidad (n.18), pero un hilo conductor pasa por toda la encíclica: «la conciencia de que nadie se salva solo, que únicamente es posible salvarse juntos» (n. 32). Este es el proyecto nuevo, expresado en estas palabras: «Entrego esta encíclica social como una humilde contribución a la reflexión para que frente a las diversas formas de eliminar o de ignorar a los otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social» (n.6).

Debemos comprender bien esta alternativa. Venimos y estamos todavía dentro de un paradigma que está en la base de la modernidad. Es antropocéntrico. Es el reino del dominus: el ser humano como dueño y señor de la naturaleza y de la Tierra, que sólo tienen sentido en la medida en que se ordenan a él. Cambió la faz de la Tierra, trajo muchos beneficios pero también creó un principio de autodestrucción. Es el actual impasse de las “densas sombras”. Frente a esta visión del mundo, la encíclica Fratelli tutti propone un nuevo paradigma: el del frater, el hermano, el de la fraternidad universal y la amistad social. Desplaza el centro: de una civilización técnico-industrial e individualista a una civilización de solidaridad, de preservación y cuidado de toda la vida. Esta es la intención original del Papa. En este viraje está nuestra salvación; superaremos la visión apocalíptica de la amenaza del fin de la especie humana por una visión de esperanza, de que podemos y debemos cambiar de rumbo.

Para eso necesitamos alimentar la esperanza. El Papa dice: «Os invito a la esperanza que nos habla de una realidad arraigada en lo profundo del ser humano, independientemente de las circunstancias concretas y de los condicionamientos históricos en que vive» (n. 55). Aquí resuena el principio esperanza, que es más que la virtud de la esperanza, es un principio, un motor interior para proyectar nuevos sueños y visiones, tan bien formulado por Ernst Bloch. Destaca «la afirmación de que los seres humanos somos hermanos y hermanas, que no es una abstracción sino que se hace carne y se concreta, nos plantea una serie de retos que nos descolocan, nos obligan a asumir nuevas perspectivas y a desarrollar nuevas reacciones» (n.128). Como se deduce, se trata de un nuevo rumbo, de un viraje paradigmático.

¿Por dónde empezar? Aquí el Papa revela su actitud básica, repetida a menudo a los movimientos sociales: «No esperéis nada de arriba porque siempre viene más de lo mismo o todavía peor; empiecen por ustedes mismos». Por eso sugiere: «Es posible comenzar desde abajo, desde cada uno de nosotros, a luchar por lo más concreto y local, hasta el último rincón de la patria y del mundo» (n.78). El Papa sugiere lo que hoy es la punta de la discusión ecológica: trabajar la región, el biorregionalismo que permite la verdadera sostenibilidad y la humanización de las comunidades y articula lo local con lo universal (n.147).

Tiene largas reflexiones sobre la economía y la política, pero subraya: «la política no debe someterse a la economía y la economía no debe someterse a los dictámenes y al paradigma eficientista de la tecnocracia» (n.177). Hace una contundente crítica al mercado: «El mercado solo no resuelve todo, aunque otra vez nos quieran hacer creer este dogma de fe neoliberal. Se trata de un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente. El neoliberalismo se reproduce a sí mismo sin más, como único camino para resolver los problemas sociales» (n.168). La globalización nos hizo más cercanos pero no más hermanos (n.12). Crea sólo socios pero no hermanos (n.102).

De la mano de la parábola del buen samaritano, hace un análisis riguroso de los diversos personajes que entran en escena y los aplica a la economía política, culminando con la pregunta: «¿con quién te identificas (con el herido del camino, con el sacerdote, con el levita o con el extranjero, el samaritano, despreciado por los judíos)? Esta pregunta es cruda, directa y decisiva. ¿A cuál de ellos te pareces?» (n.64). El buen samaritano se convierte en modelo del amor social y político (n.66).

El nuevo paradigma de fraternidad y amor social se despliega en el amor en su concretización pública, en el cuidado de los más frágiles, en la cultura del encuentro y del diálogo, en la política como ternura y amabilidad.

En cuanto a la cultura del encuentro, se toma la libertad de citar al poeta brasileño Vinicius de Moraes en su Samba da Bênção en el disco Encuentro en Al bon Gourmet de 1962 donde dice: «La vida es el arte del encuentro aunque haya tantos desencuentros en la vida» (n.215). La política no se reduce a la disputa por el poder y a la división de poderes. Afirma de manera sorprendente: «Incluso en la política hay lugar para el amor con ternura: a los más pequeños, a los más débiles, a los más pobres; ellos deben enternecernos y tienen el ‘derecho’ de llenar nuestra alma y nuestro corazón; sí, son nuestros hermanos y como tales debemos amarlos y tratarlos de esta manera» (n.194). Se pregunta qué es la ternura y responde: «es el amor que se hace cercano y concreto; es un movimiento que procede del corazón y llega a los ojos, a los oídos, a las manos» (n.196). Esto nos recuerda la frase de Gandhi, una de las inspiraciones del Papa, junto con San Francisco, Luther King, Desmond Tutu: la política es un gesto de amor al pueblo, el cuidado de las cosas comunes.

Junto con la ternura viene la amabilidad que nosotros traduciríamos por gentileza, recordando al profeta Gentileza que en las calles de Río de Janeiro proclamaba a todos los que pasaban: “Gentileza genera gentileza” y “Dios es gentileza”, muy al estilo de San Francisco. Define así la amabilidad: «un estado de ánimo que no es áspero, duro, rudo, sino afable, gentil, que sostiene y conforta. La persona que posee esta cualidad ayuda a los demás a hacer más llevadera su existencia» (n.223). Este es un desafío para los políticos, hecho también a los obispos y sacerdotes: hacer la revolución de la ternura.

La solidaridad es uno de los fundamentos de lo humano y lo social. Se «expresa concretamente en el servicio que puede adoptar formas muy diferentes y asumir para sí mismo el peso de los demás; es en gran medida cuidar de la fragilidad humana» (n. 115). Esta solidaridad demostró estar ausente y sólo después ser eficaz en la lucha contra la Covid-19. Impide que la humanidad se bifurque entre “mi mundo” y “los otros”, “ellos”, ya que «muchos dejan de ser considerados seres humanos con una dignidad inalienable, y pasan a ser sólo ‘ellos’» (n.27). Y concluye con un gran deseo: «Ojalá que al final ya no estén ‘los otros’ sino sólo ‘nosotros’»(n.35).

Para ese desafío de dar cuerpo al sueño de una fraternidad universal y de amor social convoca a todas las religiones, pues «ellas ofrecen una valiosa contribución en la construcción de la fraternidad y para la defensa de la justicia en la sociedad» (n.271).

Al final evoca la figura del hermanito de Jesús, Charles de Foucauld, que en el desierto del norte de África junto a la población musulmana quería ser “definitivamente el hermano universal” (n.287). El Papa Francisco observa: «Sólo identificándose con los más pequeños llegó a ser hermano de todos; que Dios inspire este sueño en cada uno de nosotros. Amén» (n. 288).

Estamos ante un hombre, el Papa Francisco, que, siguiendo a su fuente inspiradora, Francisco de Asís,se ha convertido también en un hombre universal, acogiendo a todos e identificándose con los más vulnerables e invisibles de nuestro cruel e inhumano mundo. Él suscita la esperanza de que podemos y debemos alimentar el sueño de la fraternidad sin fronteras y del amor universal.

Él ha hecho su parte. Nos corresponde a nosotros no dejar que ese sueño sea sólo un sueño, sino el principio fundamental de una nueva forma de vivir juntos, como hermanos y hermanas más la naturaleza, en la misma Casa Común. ¿Tendremos el tiempo y la sabiduría para dar este salto? Seguramente las “densas sombras” continuarán, pero tenemos una lámpara en esta encíclica de esperanza del Papa Francisco. No disipa todas las sombras, pero es suficiente para vislumbrar el camino a ser recorrido por todos.

*Leonardo Boff es ecoteólogo, filósofo y escritor brasilero y ha escrito: Francisco de Asís y Francisco de Roma, Trotta, Madrid 2013.

Traducción de Mª José Gavito Milano

6 comentarios

  • Honorio Cadarso

    Pastor ha sugerido una atención a los textos de la encíclica Fratelli Tutti que se refieren a la mujer en la iglesia y ene la sociedad, al aborto, al sacerdocio y el celibato, al saerdocio de las mujeres. No hay nada nuevo en la encíclica, se mantienen las ideas “trasnochadas” que Bergoglio mantiene desde su juventud, según parece. Se lo he comentado a Duato, El tampoco se moja…

  • Jose Antonio Pastor M.

    A mi me pasa un poco lo mismo, con todo el respeto que le tengo a Leonardo Boff y al papa Francisco. Aun así sus palabras y sus escritos están lejos de las acciones que la iglesia católica tiene con respecto a estas bellas palabras. Recordemos que la Iglesia Católica tiene su propio estado nacional que es el Vaticano, donde el papa tiene doble papel aunque luego el gobierno lo delegue en el secretario de Estado el papa es la cabeza visible de este estado nación. Esta nación que es el Vaticano tiene un banco, que además de las polémicas en la que ha estado envuelto, este banco como digo tiene una filosofía de acción práctica como todos los bancos, del sistema capitalista neoliberal, ósea ganar dinero. Entonces aquí nos encontramos con la primera contradicción, y no por ello menor. ¿Cerrara el papa Francisco el banco Vaticano, tras esta encíclica y todos los millones de euros u otras divisas que haya en el lo dará a los ciudadanos mas pobres del mundo?. ¿Enajenara los vienes que tiene la iglesia para dar de comer a los cientos de miles de niños y mayores que mueren por inanición todos los años en países empobrecidos?. ¿Tendrá la mujer un verdadero y profundo roll dentro de las estructuras de poder, de la Iglesia católica algún día?.¿Se revisaran las inmatriculaciones de la iglesia católica y pagaran impuestos por la acción empresarial de algunos bienes de la iglesia al estado correspondiente donde estuviera esta posesión?. ¿Unirá por fin esta encíclica a todos los católicos enfrentados claramente en dos bandos, los partidarios y detractores del papa en una sola comunidad?. ¿Esta el mundo pendiente en estos momentos de pandemia, en documentos y encíclicas del papa?. ¿Les interesan a alguien dentro de la iglesia católica, bautizados todos, las encíclicas u otro tipo de documento papal? ¿Le interesa a alguien de los que estuvieron y ya no están dentro de la iglesia católica las encíclicas y otros documentos del papa?

    Yo no lo se, aunque tengo mi opinión al respecto, cada uno lo mirara para si, y el tiempo dirá.

    Hay un viejo proverbio Chino ” Antes de querer cambiar el mundo, da tres vueltas por tu casa”.

    • Jose Antonio Pastor M.

      Pero de verdad, nadie comenta las ultimas noticias que vienen de lo que esta ocurriendo en el Vaticano, y que se están publicando del cardenal despedido o destituido por Francisco y una mujer a la que supuestamente le gustan las cosas de marca, si han oído bien cosas, objetos de marca, cosas inanimadas pero muy caras y alto lujo.
      Vuelven los escándalos y las vendettas.
      Fratelli Tutti o quasi tutti.

      • Isabel

        Pobre Papa Francisco.

      • carmen

        Querido amigo
        Nada nuevo bajo el sol.
        Hay una sección de la iglesia que puso toda su esperanza en el Papa Francisco I. Toda.
        Mucha gente mayor, que vivieron el concilio Vaticano de los años sesenta como una promesa de renovación. Además, vino después de dos papados de cerrojazo total, de involución. Cuando apareció el Papa actual en el balcón de la plaza de San Pedro, aquello fue un golpe maestro. Se metió en el bolsillo a muchiiiiiisimas personas. Y sus declaraciones en los aviones, en alguna entrevista, el anuncio de un Sínodo por aquí, otro por allá…
        No se puede pedir a estas personas que digan la desilusión que sienten, porque la sienten.
        Y luego está el ala derecha del Vaticano, encantada de la vida. Sus fieles tienen hijos como en la época primera del franquismo. Había que repoblar España. Ahora están reprobando la iglesia con personas ultraconservadoras. Incluso se han ido a África a reclutar fieles para luego hacer a los mejores de ellos sacerdotes.

        Ay, querido amigo, ay.

  • No me atrevo a comentar el gran Leonardo Boff que tiene, ya, una gran reputación internacional. Pienso mejor poner en paralelo de su intervención una lectura distinta de Fratelli tutti.
    A través la lectura de los distintos documentos del papa Francisco vemos mejor ciertos comportamientos que propone. Vemos también, lo que no ve o no quiere ver en cuanto de las fuerzas sociales y políticas que comparten su misma visión de un capitalismo salvaje que hace imposible la regulación de los bienes al servicio de todo el mundo. Su silencio sobre el socialismo del siglo XXI del cual se alimentan varios pueblos de América latina y que se presenta como una alternativa al capitalismo salvaje que él mismo denuncia, se explica mal. Importa notar que los y las principales líderes de esa alternativa al capitalismo salvaje son hombres y mujeres de fe cristiana, tales Lula, Chavez, Evo Morales, Cristina Kirchner,  Nicolas Maduro, Rafael Correa, Dilma Rousseff, entre otras. En mi blog Humanismo en Jesús, he comentado esa parte de la Encíclica del papa. Vean por su cuenta. https://www.religiondigital.org/humanismo_de_jesus/Papa-Francisco-versus-Venezuela-Bolivia_7_2274742520.html
    Con todo mi respeto 
    Con todo mi respeto