Nadie puede hacer el camino de otra persona en la vida. Lo auténtico atañe a cada cual. La meta no se ve sino que se palpa en el día a día por más que la luz se obscurezca. Es la misma persona, en lo que es, su meta, y con todo lo que la constituye hace el camino. Pone pies en tierra y no teme a la oscuridad, se hace uno con ella reconociendo la luz que se aleja sin desaparecer en su vacío y silencio. Por más sola que esté en la penumbra, nunca se ha sentido tan plenamente acompañada.
Nadie puede hacer el camino de otra persona en la vida. Lo auténtico atañe a cada cual. La meta no se ve sino que se palpa en el día a día por más que la luz se obscurezca. Es la misma persona, en lo que es, su meta, y con todo lo que la constituye hace el camino. Pone pies en tierra y no teme a la oscuridad, se hace uno con ella reconociendo la luz que se aleja sin desaparecer en su vacío y silencio. Por más sola que esté en la penumbra, nunca se ha sentido tan plenamente acompañada.
Esta es nuestra labor en la Vida:
¡Hacer camino al andar!
Hermosa imagen.