A la muerte se le suele adjudicar un potencial nivelador: todos los hombres serían iguales ante ella. ¿De verdad? No tan iguales: ni ante la muerte, ni siquiera tampoco después de morir
La reacción tribal ante un naufragio o un fuego en una sala abarrotada es la de “sálvese quien pueda”. En un barco que se va a pique lentamente puede haber alguna voz de orden, que en megafonía diga por ejemplo “las mujeres y los niños primero”. Pero rara vez es posible poner orden; y no pocos muertos se deben al desorden, al caos desatado por el pánico.
Esta pandemia ha sido muy selectiva, discriminatoria. No se llevó a todos por igual, como el mar, para el que no cuenta la edad. Se ha llevado sobre todo a los ancianos, también a los vulnerables o con afecciones previas. Y ahí está el choque entre naturaleza y sociedad. Una sociedad civilizada debería siempre intentar poner orden frente al “sálvese quien pueda”, en este caso, tratando de corregir a la naturaleza, la del virus, y protegiendo ante todo a los ancianos: “ellos primero”. Había para esto más de una razón: desde luego, la de devolverles de algún modo lo que ellos han aportado, han hecho durante muchos años por la sociedad, por los hoy jóvenes. Pero en la emergencia extrema de saturación en hospitales -insuficiencia de camas, de respiradores- parece no haber sido siempre así. En más de una Comunidad Autónoma el triaje o cribado asistencial ha operado en grave desatención de los ancianos, con el resultado de un porcentaje muy alto de mayores fallecidos. Al parecer algunos (ir)responsables sanitarios resolvieron con desenfado el viejo dilema moral de a quién de dos personas rescatar de un peligro mortal cuando solo hay medios para salvar a una. Se sospechó ya en el momento del “pico” de la crisis; y, ahora, un par de meses después, se ha sabido a ciencia cierta. En una Comunidad Autónoma la administración sanitaria recomendó en voz baja no hospitalizar a quienes por edad tenían mal pronóstico. En otra, a las bravas, se remitió una circular a 475 residencias de ancianos para que no enviaran a hospital a los afectados. Fue la manera de “racionalizar el abordaje de uno de los principales focos de emergencia”. El dilema se zanjó en la dirección de la “selección natural”: si hay colapso hospitalario, salvar y cuidar a los de mejor pronóstico. Los ancianos de pronóstico dudoso ¿no tenían derecho, al menos, a cuidados paliativos?
En una sociedad democrática todos los ciudadanos son iguales ante la ley: una persona, un voto, aunque más allá de esto no haya ya mucha igualdad. A la muerte se le suele adjudicar un potencial nivelador: todos los hombres serían iguales ante ella. ¿De verdad? No tan iguales: ni ante la muerte, ni siquiera tampoco después de morir. Los fallecidos en estos meses no han tenido ni honras fúnebres.
Un moralista estoico razonaría que aceptar la propia muerte adquiere significado humano por el hecho de dejar espacio vital a otras generaciones: a los jóvenes, por tanto; también a los recién nacidos y a los todavía por nacer. Es razonamiento pertinente solo para la edad avanzada, cuando se ha vivido mucho y cuando se tienen seres queridos menores – nietos, supongamos-, cuya vida se antepondría a la propia en una circunstancia extrema. Si el crucero en que viaja la familia se va a pique y los botes de salvamento no cuentan con plazas seguras bastantes para todos, ¡los pequeños primero!. Más todavía, y sin llegar a extremo tan improbable, cabe tragarse entera -con alguna dificultad, desde luego- la amarga píldora de una moral estoica de conformidad con la naturaleza, con la biología, y acatarlo: para que ellos vivan, tengan un espacio, el suyo propio, es preciso que tú desaparezcas; así está organizada biológicamente la existencia; tú ya viviste suficiente, demasiado. De donde se sigue una coda o estrambote para uso propio, sin ánimo alguno de moralizar o desmoralizar y con una pizca de ironía.
Coda: Cuando uno, por edad, no tiene expectativas de muchos años de vida, ha de cuidarse tanto más, y ahora por una razón añadida. De cara a una probable nueva ola de epidemia hay que evitar por todos los medios ser candidato a ocupar un puesto de UCI que pueden necesitar otros, ahorrar así al galeno la disyuntiva ética de tener que elegir entre tu vida octogenaria y la de algún joven. Mejor aún, conviene facilitar las cosas y en testamento vital dejar bien claro que, llegado el caso, solo deseas sedación: aquí paz y después gloria
Como dijo Oscar V al principio, lo que importa es amar de verdad. Los problemas morales a veces presentan dilemas acuciantes. Pero todo ha de reducirse a la primacía del amor que rige todo comportamiento humano. Si amamos de verdad podremos encontrar el mejor medio para resolver el dilema puesto que no siempre podemos salvar la vida de TODOS pero siempre podemos responder a lo que es más urgente y apremiante con cuidado y con cariño puesto tanto los niños como los ancianos necesitan una muestra que les queremos y que estamos en vía de ayudarles, y que no van a quedarse solos porque aún en medio del aislamiento y el sufrimiento de la pandemia siempre habrá “alguien” que esté presente…
Es la esperanza y el amor lo que necesita un enfermo, especialmente un anciano que ya tiene la sensación de que es un estorbo inservible del que todos quieren deshacerse. Al menos morirnos sabiendo que alguien tomó mi cuidado hasta el final y no me abandonó en la soledad de la muerte.
Un saludo codial
Santiago Hernández
Toda la razón.
Al menos eso.
Cuídese
Muchas gracias.
Me uno a la reflexión de Alfredo y a los comentarios que siguen, que me parecen de gran sentido ético (y para mí también de buen sentido común). Es verdad que muchos mayores, ancianos, aunque se sientan achacosos, quieren seguir viviendo…, y su deseo merece respeto y atención. Pero en casos extremos e imprevistos, como éste (y aunque haya por el medio un recorte de inversiones y por ello de medios de atención, que implica una clara o sutil “selectividad”, que debe DENUNCIARSE); en situaciones extremas como ésta, digo, es necesario decir: “los niños y jóvenes lo primero…” Después, una vez resuelto o al menos contenido el problema, ya habrá tiempo de pedir cuentas por tantos recortes, por muchas muertes evitables (sanitarios, por ejemplo…), y señalar responsabilidades… y también (sin que se trate de una droga-opio) de dar mejor sentido a la vida…, sin frivolizarla… Porque al morir “NON OMNIS MORIAR” (Permítase esta cita que trae Andrés, y darle más hondo sentido a la vida…, que a mi juicio lo tiene.)
Pues ya que está ponga límites.
Hasta qué edad nos podemos considerar con derecho a atención sanitaria en caso de emergencia?
Personalmente he pagado 41 años a la seguridad social.
Pero es que actualmente de mi pensión me retienen un casi veinte por ciento.
Cree que tendré derecho a atención sanitaria a los 67 años.
Pero , no me preocupa demasiado. Tengo una póliza de Asisa desde hace muuuuchos años. Y el que no lo tenga?
Carmen, no seré yo quien ponga límite alguno, no. Aparte de muchos políticos y de la sanidad privada, que sí los ponen -a veces en contra de lo que dicen ser sus valores-, sólo en caso de emergencia imprevista y grave puede ponerse, más que un límite, un orden de atención o preferencia. Me alegro de saludarte “personalmente”, Carmen.
Hay muchas personas que eligen lo que propone Gonzalo. Por eso se intenta sacar adelante la ley de eutanasia.
Sin duda. Pero hay otros que no.
Lo que he entendido que se plantea aquí es si alguien puede decidir que por el hecho de ser débil en un aspecto u otro, a la hora de salvar vidas se elija a los fuertes. A mucho les parecerá acertado. A mí. Me parece una . injusticia como un templo. Pero enorme. Porque da la sensación de que cuando ya no aportas a la sociedad, la sociedad puede librarse de ti cuando encuentre una excusa. Otra cosa es que pierdan la lucha. Pero si después de una vida de trabajo no te dan la oportunidad de ayudarte a luchar contra la enfermedad, me parece inhumano
Otra cosa es que el enfermo diga: no. Yo me quedo en mi casa. Yo me quedo en mi residencia. Al menos no hablo de eso.
También cuidé a mis padres. Y bien joven que era entonces. Y con mi hermana mayor hubo un momento en que pedí cuidados paliativos, tomé la decisión por mi cuenta. A las doce horas murió. Es algo que me acompañará siempre. No entiendo está gente que decide sobre el papel quién vive y quién muere como no se le mueve un solo pelo de la cabeza. Quizás porque se dehumaniza el tema. Quizás porque nunca los ven. Quizás porque solamente son un expediente. Bueno, o un número de expediente. Porque el vídeo que he visto, suponiendo que sea cierto, hiela la sangre. No únicamente por el señor que hace la exposición de lo que parece una batalla, sino porque no hay una sola voz disidente. Es demoledor.
Esa es mi opinión.
Y creo que se están mezclando dos temas. Espero que se estén mezclando al menos.
Con Gonzalo Haya, lo elijo para mí. (Y he cuidado y limpiado a mis padres ancianos hasta su final; con mis hermanos-cuñadas, y contento; pero elijo como Gonzalo para mí). Buen descanso.
Un día en UCI cuesta a la sanidad pública entre 1.600 y 1.800 euros. Un ingresado de Covid 19 ha estado de media 30 días en UCI. 51.000€. Si se hubieran ingresado los , +/-, 19.000 residentes en UCI hospitalarias, hubiéremos gastado 969.000.000€. Como no han ido hemos ahorrado 969.000.000€ a los que hay que añadir 19.000 pensionistas menos al tipo de medio de pensión anual de 14.000€ año, 266.000.000€ que efectivamente ahorra la SSocial. ¿Ética?. O que se move, movese por os patacós. Eso decían los señores curas decla tabla en la que estaba incluida la parroquia de Santadran de Cobres.. 1 patacón=5 pesetas.
Creo que esta vez coincidimos . Si he entendido bien.
He deducido que los patacones son duros.
A ver si no es indignante.
Y si quiere que le diga una verdad como un templo, no lo digo por mi persona. Por mí a veces hubiese perdido morfina a mantas y a otra cosa, mariposa. Pero eso nada tiene que ver con la idea de que sí se es débil por cualquier motivo, se siente. Pero claro. Es superfrecuente llevar una idea a tu caso personal.
Me he pasado la vida diciendo en mi trabajo una serie de cosas que la gente pensaba que tenía algo personal. Pero no vea mis hijos , como estudiantes cero problema.
Me he pasado la vida diciendo que para siempre es mucho tiempo, hablando del matrimonio. Antes de antes de que se planteará en España la ley de divorcio. Y claro, he oído mil veces que cada uno habla según le va. Y sencillamente no era cierto. Es que para siempre es mucho tiempo.
Cuando me fui de casa todo el mundo se entretuvo buscando mi novio oculto, y claro, no lo encontró.
Cuando se plantea que fulanito a dejado a menganita y se ha ido con otro o con otra, siempre hago la misma pregunta. Está prohibido enamorarse? Pero no. Se admite si es amigo o amiga tuya o tuyo, si no, el que deja es un o una, ponga usted el adjetivo. Y entonces meten por enmedio a los hijos. No, no, no estoy hablando de eso. Inútil.
Menudo cansancio.
En fin.
Póngase la mascarilla. Algo hará.
Pienso, como Gonzalo Haya:
Mi vida ya la he vivido con plenitud; ahora, es tiempo para mis/los hij@s y mis/los niet@s, de todas las partes del mundo.
Cuidados paliativos, para evitar el dolor…sin sentido alguno… provenga de donde provenga.
Mi camino ya lo anduve, ahora quiero paz y descanso… si eso significa final, estoy dispuesta y sin equipaje, y sobre todo:
Muy agradecida a la Vida, porque me ha sido posible vivirla; con sus momentos llenos de gozo, y también, momentos duros, pero se me dieron las fuerzas para vivirlos y salir airosa.
Por eso:
Siempre estoy agradecida, desde lo más profundo de mí.
Es un tema que me descompone. Totalmente.
También me apunto a los cuidados paliativos. Tengo 67 años. No es cuestión de edad. La vida es incierta para todos.
Pero, qué hacemos con los que desean luchar hasta el final? Porque hay a montones. Decidimos por ellos en un protocolo?
Por favor.
Esta generación que ha muerto en los geriátricos son los que levantaron España después de la guerra civil. Hambre, sanidad casi inexistente. No para todos, claro. Como ahora. Como siempre.
Resulta que a los que murieron en la guerra se entierran de a montón. Y sus hijos que han vivido la posguerra, se les deja morir de a montón. Pero siempre a los mismos.
Es todo tan, tan indignante que es que no debo de hablar de ello. Me enciendo como una tea.
Cuidado. La responsabilidad no es únicamente de los que idearon o firmaron esos protocolos. Y los que los siguieron? Quizás seguían órdenes, como en el ejército, digo yo, no sé, como estábamos en guerra…
Va a haber denuncias a mantas. Porque, pregunto. Donde estaban los directores de esos centros? Si pudieron el grito en el cielo, yo no los oí y mira que estaba atenta a las noticias. Y no quiero nombrar a nadie en concreto. Pero dónde estaban cuando sus residentes los necesitaron? No son mensajeros de la buena noticia?
Pues esos mismos o gente del estilo votará no a la ley de eutanasia. Porque la vida es sagrada. Porque Dios es el único que puede disponer de ella. Pero, pero, pero…si hay que eutanasiar, se eutanasia y punto.
Menudo cinismo.
Porque, además, mientras los mayores son útiles no se llevan a residencias. Los españoles sabemos muy bien el papel que han jugado los jubilados en tiempo de crisis. Y el que seguirán jugando.
Así que cuidadito con rasgarse las vestiduras. Que me digan por qué una persona acaba en una residencia. Porque dejan de ser útiles? Pues a por ellos. Menos pensiones para el estado.
Luego está el otro grupo. El que se jubila genial. Entonces , hala, al IMSERSO. Porque ayudan a la hostelería en temporada baja. Y todos felices. Mi padre? Genial, se ha ido de viaje a…
Hay una necesidad de maquillar las cosas para adormecer las conciencias que da grima. Se ha sacraizado la juventud. Que estoy convencida de que es la mejor etapa de la vida. Pero después vienen otras. Pero claro…no es lo mismo. Entonces vamos a aparentar ser eternamente jóvenes. Vamos a hablar de simplezas y vamos a contar historias de dónde hemos ido y dónde hemos cenado y con qué vino. Y por supuesto, la cirugía estética.
Y la gente dependiente por un motivo u otro, pues a los centros. Son superguay. Los tienen el palmitos.
Se lo creen? Porque no fastidies, nos hemos dado cuenta de toooooodo todisimo con la pandemia? Pues hay que oír declaraciones de muchos empleados de residencias.
Es una sociedad de un cinismo brutal. Y cuando una persona de esta sociedad se atreve a idear esos protocolos que circulan por ahí. Cuando los asistentes a esa reunión no se levantan en masa y dicen, pero, lo está usted diciendo en serio?
Cuando eso no sucede la sociedad entera debería de preguntarse cómo hemos llegado a esto. Porque a esto se llega poco a poco.
Y ya me callo.
Cuídense mucho. No por nada, sino porque este virus nos puede hacer mucho daño.
El coranovirus ha sido y es muy cruel en todos los aspectos, ocasionando más muertes entre las personas mayores, aunque también en otras muchas no tan mayores, como por ejemplo, sanitarios y sanitarias y otra muchas. Otra crueldad más, es que haya impedido que tod@s estas personas fallecidas hayan tenido que morir en total soledad, sin que sus seres queridos hay podido estar a su lado. Otra crueldad más son las personas asintomáticas, sean de la edad que sean, pero que a traición, sin ellas ser responsables, contagian a otras. Podía señalar más características terribles como su contagiosidad y expansión, más la falta de previsión de todos los países del mundo, las consecuencias económicas, etc. etc.
Yo personalmente, me cuido al máximo, porque ni quiero ponerme enferma ni quiero morirme, pero en el caso de que así fuese, hace muchos años que tengo hecho mi testamento vital para, con todos mis permisos y en las condiciones en que lo he firmado, puedan dejarme morir en paz y, si, de paso, eso equivale a salvar la vida de un padre o madre de familia joven, o sin serlo, pero más joven que yo, lo haría encantada, pero lo habría decidido yo, no un grupo de polític@s o de médic@s por su propia voluntad.
Me parece muy cruel la decisión de que los mayores de las residencias no los llevaran a los hospitales, aunque nada más fuese para administrarles cuidados paliativos. Además de que muchas personas mayores y alguna con más de cien años, han podido curarse.
En fin, una catástrofe.
Tengo 89 años y quizás sea un moralista estoico, pero para mí la prioridad es para los niños y sus padres. Me apunto a cuidados paliativos que me eviten sufrimientos inútiles.
El problema ético de las prioridades debería estar resuelto en los protocolos aceptados por las comunidades o por la Organización Mundial de la Salud, no por el ejecutivo político de turno.
https://play.cine.ar/INCAA/produccion/4904/reproducir
https://play.cine.ar/INCAA/produccion/4901/reproducir
https://www.pagina12.com.ar/273192-el-aprendizaje-de-los-viejos
Sobre el Artículo de Página 12 hay este Comentario:
-“Caeré en escribir la gastada frase, “la culpa no es del chancho sino de quien le da de comer”. La familia extendida existió hasta la década del ´60 cuando comenzaron a elevarse los famosos edificios de departamentos.
Hasta entonces en los grupos familiares se podían ver conviviendo en las casas ademas del matrimonio, o viuda/viudo, algún hermano solterón/a, alguna cuñada, un matrimonio mas joven que todavía no se podía independizar , sus niños, por tanto la casa nunca estaba sola. Aunque se saliera a trabajar siempre había alguien que podía mirar a los niños y a los “viejos”.
Eso fue desapareciendo cuando la clase media comenzó a ser más y a instalarse en los ya mencionados edificios.
El origen de las geriátricos y las guarderías privadas está allí.
Y también porque nadie quiere asumir el cuidado trabajoso del anciano que no escucha, no ve, no se desplaza bien, esta algo senil, incontinente, etc, etc.
La pregunta de base es, por lo menos para mi, ¿qué pasó con la capacidad de amar? .
¿Está bien mandar a la persona que nos limpió la caca y el pis, nos dio de comer en la boca, nos llevó de la mano, nos veló durante nuestras enfermedades, al depósito porque no hay tiempo?
No señores, no es que no hay tiempo LO QUE NO HAY ES AMOR.