¡Bienvenido el Amazonas a las riberas del Tíber, a orillas del Mediterráneo!
La gran Amazonía, “tierra de bosques y de agua, de páramos y humedales, de sabanas y cordilleras, pero sobre todo tierra de innumerables pueblos, muchos de ellos milenarios, habitantes ancestrales del territorio, pueblos de perfume antiguo que continúan aromando el continente contra toda desesperanza” (Documento sinodal, n. 41), ha sido la invitada de honor al Sínodo de la Amazonía del 6 al 27 de octubre. ¡Bienvenida sea a Roma!
¿Habrá supuesto el giro “sin precedentes” que celebran muchos hacia otra Iglesia, una “Iglesia de rostro amazónico” (86)? Llevo casi siete años –legislatura y media en cualquier democracia– oyendo que con el papa Francisco ha llegado por fin la primavera de la Iglesia católica, y que esta vez será irreversible. Con perdón, yo no lo veo. Palabras, gestos, acentos de mensaje, estilos primaverales, muchos y buenos; cambios de fondo en el modelo de Iglesia, ninguno. Repaso los dos sínodos anteriores, el de la familia y el de los jóvenes, y soy incapaz de decir lo que trajeron de nuevo. Lo mismo me sucede con este último, que ha reunido a más de 300 personas en Roma, de las cuales 181 obispos, de atuendos y liturgias medievales. ¿Será éste por fin el inicio de una nueva Iglesia para el siglo XXI? Sigo sin verlo, pero ¡bienvenida sea la esperanza!
¡Bienvenido sea el documento final! Lo digo francamente, con el substancial reparo que enseguida indicaré. El mensaje social, político, ecológico dirigido al mundo entero con los ojos y el corazón en la Amazonía, me parece excelente. Denuncia con firmeza los “atentados” contra la vida de las comunidades indígenas (10), el modelo económico de desarrollo imperante, “destructivo y extractivista” (69), “depredador y ecocida” (46), el colonialismo (55) y el neocolonialismo (81), la “evangelización colonialista” (55). Reclama “una conversión Sinodal, sinodalidad del Pueblo de Dios bajo la guía del Espíritu en la Amazonía” (86). Reivindica el respeto “a la autodeterminación y a la libre decisión” de sus pueblos (50). Declara que “la Iglesia opta por la defensa de la vida, de la tierra y de las culturas originarias amazónicas” (78). Reivindica reiteradamente la cultura indígena del “buen vivir’ (Sumak Kawsay). Llama a una conversión ecológica integral (60). Aboga por una “Iglesia aliada de la Amazonía” (50). Magnífico.
Pero el último capítulo, el más largo, “Nuevos caminos de conversión sinodal”, donde supuestamente propone las medidas innovadoras para una Iglesia del futuro, me ha decepcionado profundamente. ¿Nuevos caminos? Propone instaurar el diaconado permanente de varones (104-106) como auxiliares del sacerdote en la presidencia de ciertos sacramentos, pero esa figura ya existe. Plantea la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados de probada virtud para “las zonas más remotas de la región amazónica” (111), pero hay sacerdotes casados en la Iglesia Católica desde 1829 para católicos de rito griego y desde 2009 para sacerdotes anglicanos casados convertidos al catolicismo. Pide que la mujer pueda ser “lectora y acólita” (102) en la misa… ¡vaya por Dios!
Y –asunto estrella– propone que se reactive la comisión de estudio sobre una hipotética ordenación de mujeres como diaconisas (103), comisión que puso en marcha el papa Francisco y que pronto quedó en standby, pero el mismo papa advirtió que no tendría por qué ser una “ordenación sacramental”, es decir, que la mujer no será parte del clero, ni falta que hace. Y aunque lo fuera, la diaconisa seguiría subordinada al sacerdote y al obispo varón. Nada nuevo, pues, bajo el sol vaticano. Todo sigue bajo la autoridad del obispo, nombrado por el papa (eso ni se toca). El obispo venido de Roma es quien discierne el discernimiento y guía al Espíritu que guía. El clericalismo masculino queda intacto. Y bien claro se vio a la hora de votar: ni una sola mujer pudo hacerlo en la votación del Documento sinodal. He ahí la mujer en la Iglesia católica.
En conclusión: la Amazonía pasó apenas por el Vaticano. ¿Pasará de verdad el Vaticano por la Amazonía? ¿Se hará bautizar alguna vez a fondo en las aguas sagradas del Amazonas, como Jesús en el Jordán? Y quien dice el Amazonas dice el Benarés, el Congo, el Danubio y el Sena o el Guden danés. ¿Logrará la Iglesia católica liberar la Buena Noticia de Jesús de su dogmática trasnochada, de sus lenguajes ininteligibles, de sus estructuras clericales, de sus prejuicios eurocéntricos, de sus pretensiones absolutas?
Es verdad que los grandes viajes empiezan con un pequeño paso, pero a este paso desaparecerá la Iglesia antes de haberse transformado. Pero el Espíritu de la Amazonía seguirá alentando la vida, lejos de Roma, soplando donde quiere.
(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo Noticias el 11 de noviembre de 2019)
Perdón , señor Arregi por refugiarme aquí.
No entiendo mucho de cosas de iglesia, pero alguna cosa he leído. Me da la sensación de que muchas personas están convencidas de que la iglesia puede cambiar. Quieren una iglesia como ellos quieren que sea. Pero no lo es.
La iglesia es Una, Santa , Católica y Apostólica.
Todo lo demás son humo de colores.
Pero es una ilusión. Y de ilusiones también se vive. No digo que no sea cierto.
Si se quisiera o quisiese cambiar, habría que cambiar sus cimientos teológicos, pero entonces no tendríamos esta iglesia. Tendríamos otra.
Luego está será así hasta el fin del fin, porque si viene otra, no sería ésta
Hay quien está satisfecho con un cambio de color de humo. Podrían poner algún tipo de producto cuando queman los papeles de las votaciones y que saliese humo rosado, o verde esperanza, o azul cielo, o color cardenal . Entonces al ver el humo salir por la plaza de San Pedro, los fieles católicos, apostólicos , romanos sabrían qué tipo de papado tendrían por unos años. La fumata no da para más.
Siempre, siempre, siempre ganan los mismos. Los que votan. Los cardenales creo que son . O los que sean. Pero para llegar a tener derecho a ese voto, no veas lo convencido que tienes que estar de determinadas cosas. Esas cosas que son incuestionables. Y con razón. Porque si se cuestionan, pues eso, la iglesia pierde su esencia.
Y su esencia es que la fundó Jesús, hijo de dios, segunda persona de la Santísima Trinidad y que murió por nuestros pecados en la cruz, resucitó al tercer día de entre los muertos y si hacemos lo que la iglesia dice, resucitaremos igual que él al final de los tiempos. Y de cabeza a la vida eterna. Pero con cuerpo y todo
Y eso es lo que hay. Y eso no lo va a tocar absolutamente nadie. Porque, entre otras cosas, da muchiiiiiisimo vértigo tocarlo
En fin
La verdad, me repito muchisimo, pero usted ha empezado.
Suelo decir que el Papa Francisco dejará la Iglesia hecha escombros. El problema es que los católicos no leen nada. Se dedican a idolatrar la figura del Papa. Yo eliminé Facebook, porque cada vez que hacía un comentario no muy bueno sobre el Pontífice me caían encima. Era una cuenta dedicada a la religión, en la que se podían leer insultos de todo tipo. ¿Qué ocurriría si en una asociación o un club, cada uno hiciera lo que le venga en gana? No puede ser porque hay unas normas. En la Iglesia ocurre lo mismo. Y estoy de acuerdo con lo que se ha dicho sobre el Amazonas: muchas palabras bonitas y los grandes poderes siguen arrasando. Y no solo acaban con la naturaleza, sino también con los pueblos indígenas. Y en la práctica, quiénes somos la Iglesia y los ciudadanos de a pie ante tanta barbaridad: simples espectadores. Me vino a la memoria que los grandes poderes quieren volver a los monopolios (repartirse la tarta) y seguro que lo conseguirán, lo que traerá más pobreza. Saludos cordiales.
Seguimos bastante enganchados por lo que por aquí se dice de la Iglesia Institución, que nada parece tener que ver con Jesús y su proyecto, totalmente humanos y compasivos con las personas que sufren injusticias, ya sean hombres, mujeres, niños y ancianos. Esto dejó de ser su objetivo y ejemplo en modo de vida y se dedicó a acumular bienes y privilegios. No nos engañemos ni engañemos, estimado papa Francisco. Mucho ruidos y palabras, dichas y escritas, y nada de cambios profundos. Hemos dejado de ser ciegos, gracias a Jesús, tampoco mudos. Y estamos en casi los años veinte del siglo ventiuno. No más frenos ni marcha atrás vaciada de compromiso y atisbe el horizonte en el que todo ser humano es mirado por Jesús.
Querida Asun, yo pienso que este Papa y, no sé cuál de los futuros, podrán entrar a fondo en las raices del mal del que padece la Iglesia. Si Francisco ha dado muestras de nuevas actitudes y pequeños gestos, tiene la oposición que tiene, si entrase más a fondo, no quiero ni pensar qué podría pasar a él y a la Iglesia. Todos sabemos que el ritmo de cambio de la Iglesia, comparado con el de la sociedad, son totalmente opuestos, mientras la sociedad avanza, la Iglesia sigue en su inmovilismo y sus miedos a la modernidad de cada momento.
De acuerdo, querida Ana. Sin embargo, el miedo que suponemos invade a sus dirigentes, no les impide reafirmarse en sus apreciaciones, ya que indefinidamente son los otros los que están en el error. Y como digo siempre, los hechos hablan más que las toneladas de tratados y declaraciones de la Iglesia Institución.
Dicho esto, el espacio para la comprensión no queda eliminado, ya que de algún modo venimos de dónde venimos y hemos pasado por ello, por doloroso que haya sido. La des-apropiación humilde de superioridad, aunque lenta se ha ido produciendo y despojando de lo que lo uno/a creía ser como un plus añadido e innecesario.
No se entra en el Amor de modo consciente y en sus múltiples manifestaciones y formas, si me siento supremo y dicto las normas de lo que ignoro.
Estoy completamente de acuerdo con Arregui en todo lo que dice.
Resalto el último párrafo: “Es verdad que los grandes viajes empiezan con un pequeño paso, pero a este paso desaparecerá la Iglesia antes de haberse transformado.”
Veo importante que se hayan puesto sobre la mesa temas, hasta ahora intocables, pero la inteligencia progresiva de la sociedad terminará aceptando lo incongruente, lo inevitable, irracional, el derecho a considerar a la mujer igual que al hombre. Por algo se empieza, nuestros deseos yo no creo verlos.
Os pongo un ejemplo, en CCP de Granada y, creo que en general en todas las comunidades CCP, celebramos la Eucaristía la comunidad, la preparan cada semana un grupo. Este sábado la preparamos y coordinamos tres mujeres, y, a pesar de que esto es normal, se nos felicitó por haber conseguido vivenciar con intensidad el memorial de Jesús.
Me cuesta entrar en la cabeza y en el corazón de un clérigo machista, y me resulta incomprensible que se nos niegue a las mujeres cualquier derecho en nombre de Dios. Claro que, habría que empezar por modificar lo que ahora se considera sacerdocio, pues el actual, a mi criterio, está muy lejos de cómo vivió Jesús, laico, y a qué dedicó su vida.
Pues si.
Pero vamos. Es usted una voz disidente, porque conservador , vamos, no lo es en absoluto. Y tiene entonces esa idea del santo padre? Pues menuda disidencia.
Pues ya somos dos. No sé si a usted le sirve de algo el que mi pensamiento coincida con el suyo, pero a mí sí me sirve de mucho que pensemos parecido.
En fin.