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Carta Abierta a los políticos

La fe que no es política no es fe cristiana

 

  1. ¿Rechazo de Jesús de Nazaret o de la Iglesia?

        Comienzo por expresarles mi respeto como personas y como ciudadanos a quienes miles de españoles van a elegir para representarles y realizar un determinado modelo de política.

        Entenderán que les hable con llaneza, pues compartimos muchos aspectos que nos son comunes dentro de ese marco que se llama España aun cuando la vivencia de esa España la tengamos elaborada de diversa manera.

        Me interesa la política por cuanto es propia de toda comunidad humana y con ella vivimos tras aprobar principios y leyes que regulan nuestro convivir.

        Puede que les extrañe si les digo que en España todo ciudadano se encuentra condicionado por un prisma religioso mayoritariamente cristiano. Condicionado no quiere decir determinado, pero sí influenciado, sin negar la libertad de aceptarlo o rechazarlo.

        Pero, paradójicamente, tal prisma no proyecta preciso el mensaje de Jesús de Nazaret. Porque ser cristiano significa hacer propio el estilo de vida de Jesús, un estilo que afecta al ser entero. Y el prisma vigente no refleja la sustancia original del cristianismo, que es Jesús de Nazaret, sino más bien el seguimiento que de él ha hecho la Iglesia, configurado en los últimos siglos en forma piramidal antidemocrático.

        Y es a esa forma a la que la sociedad desde la Reforma, el Renacimiento, la Ilustración y las Revoluciones modernas cuestionan y rechazan por verla distanciada y hasta incompatible con la moderna autonomía de la razón y del progreso.

        Cierto que en todas las generaciones, el Nazareno fue fuente, camino y meta de nueva vida para muchos. Pero en el camino y estructuras eclesiásticas de la historia el paradigma de Jesús se fue desvaneciendo, hasta derivar en formas de cultura y organización ajenas al mismo Evangelio. De modo que el hijo del hombre, que venía marcando la historia y cultura, e incluso el calendario de Occidente, quedó relegado cuando no eclipsado en la Casa de nuestro convivir humano.

        Suyos eran en relevancia máxima, los principios de la igualdad, de la justicia, de la fraternidad, del amor, de la primacía de los últimos (los más vulnerables, los más empobrecidos y los más explotados), de un Dios aliado con su causa, de una denuncia profética, de un afrontar la muerte violenta de la cruz sin doblegarse ante el poder del Imperio Romano y del Sanedrín judío.

  1. La frustrada renovación del concilio Vaticano II

        Este panorama vino a agravarse con un hecho reciente del concilio Vaticano II. Han pasado casi 60 años. En el concilio (1962-1965) explosionó una mentalidad que venía fraguándose en la sociedad y en el interior mismo de la Iglesia: replantear la visión tradicional cristiana, aportando presupuestos para una relación nueva con el mundo, la ciencia, la cultura, la economía, la política y toda la realidad humana planetaria. Un parto de vida con valiosas propuestas de cambio y transformación.

        Pero, este posconcilio renovador duró pocos años. Los aires comenzaron a soplar en dirección claramente anticonciliar. La llegada del Papa Juan Pablo II, con la posterior del Papa Benedicto XVI, marcaban dirección con vuelta al pasado: era la Restauración.

        Siguió como consecuencia una progresiva decepción y estancamiento, sin que la cristiandad tuviera acceso a la renovación del concilio, y la congelación se extendió por más de 35 años, que agravaron el atraso de siglos pasados.

        Esto explicaría el imparable éxodo eclesial de muchos y, sobre todo, el que muchos cristianos no pudieran asimilar el espíritu y sabiduría aportados por el concilio Vaticano II, éste se convirtió en un libro cerrado para la mayoría. Y sin él, siguió la inercia de un convivir guiado por la rutina, el ritualismo, la obediencia a los preceptos de siempre, el autoritarismo jerárquico, la garantía de un uniforme y estereotipado pensar y obrar cristianos.

        El “hijo del Hombre”, encasillado como respuesta ilusoria de un mundo trascendente y misterioso, se hizo irrelevante en el curso de la vida de cada uno y de la humanidad. Y cundió cada vez más la instintiva y superficial huida del Nazareno.

        Claro que, los empeños de este tipo, jamás pudieron borrar el hecho histórico de la Resurrección de Jesús, que lo acredita como humano-divino y, en consecuencia, como Principio y Fin de la vida , Alfa y Omega del universo creado: “Nunca, de nadie, en ningún lugar, se dijo lo que de Jesús: ha resucitado”.

 

3.Retorno a Jesús: la fe que no es política, no es fe cristiana

         El Papa Francisco, con un cambio de timón marcó nueva dirección y volvieron los aires renovadores, reabrió el concilio, reivindicó la persona de Jesús de Nazaret, fundamento y medida de los valores de la dignidad humana y de la imagen del Dios Amor- Liberador.

        Bien, ¿y que tiene que ver todo esto con la presencia y compromisos de Jesús en la vida política?

        Jesús se sentía con la misión de implantar el Reino de Dios en este mundo y no podía desentenderse de allí donde estuviera ausente o pervertido. Se podría decir que el vivir – morir jesuánico reveló factores esenciales del drama humano, que los afrontó sin abdicar de su dignidad y señaló el camino para no transigir con la codicia, la soberbia y la hipocresía de quienes gobiernan pegados a su egoísmo e intereses.

        La pregunta se hace entonces ineludible: ¿Hay en Jesús un código de ética humana, que acoge el grito de los más empobrecidos y excluidos de la sociedad y repudia a quienes no se avergüenzan de maltratarlos y explotarlos?

        Ese código es un retrato de la vida de Jesús, de su comportamiento con los ciudadanos, las autoridades, el quehacer cotidiano de la vida, la naturaleza, el cosmos, Dios mismo.

        Jesús a sus 30 años, anunció algo que conmovió a sus paisanos y les resolvía problemas importantes. Su proyecto atrajo la mirada de todo el poder político y religioso, no concordaban con él y tuvo que afrontar el dilema: o se callaba o lo cuestionaba; si lo cuestionaba, tenía que atenerse a las consecuencias.

        Consecuencias que tienen que ver necesariamente con la política, pues en toda comunidad se construye un proyecto de vida común que trata de regular la política.

        Entre esos proyectos, está el de Jesús de Nazaret que se convierte para el creyente cristiano, en paradigma de vida y convivencia humanas. Paradigma que él anuncia como Reino de Dios, al que todos nacen invitados para conocerlo y vivirlo por originarse en sujetos de innata capacidad y universal dignidad. Por ello, resulta connatural afirmar que la fe cristiana, desarrollada en convivencia, no puede renunciar a una política que haga realidad el proyecto de Jesús.

 

  1. Capitalismo y cristianismo incompatibles       

         El capitalismo neoliberal conoce la fuerza y extensión que el cristianismo ha tenido en la historia y nada como él es capaz de romper la iniquidad que es consustancial al sistema capitalista. Desenmascarar la ideología neoliberal, es poco menos que herirlo de muerte. Pero el sistema procede astutamente y, en lugar de atacar directamente al cristianismo le asigna un lugar privilegiado pero no en el mundo terrenal y político, sino en el mundo posterior del cielo.

        Para ello, aduce que la fe cristiana poco o nada tiene que ver con las preocupaciones y problemas humanos de la tierra; lo suyo es atender a la salvación de las almas, a sobrellevar con humildad, paciencia, las mil privaciones, sufrimientos y contradicciones de la vida, viendo en ellas pruebas para santificarse y acumular méritos en el cielo.

        El Reino de Dios, del que habla Jesús, no sería para ser implantado en este mundo sino en el más allá; por lo que a la Iglesia le correspondería irlo haciendo crecer en el interior de cada persona, ya que la política es terreno vedado para la fe.

        Desde esta perspectiva, el orden socioecómico en el que se teje la convivencia, quedaría a merced de la política, tocaría a ella fijarlo, y es ella la que determinaría que ese orden es efecto de la voluntad divina, la cual establece la existencia de clases en ricos y pobres, como consecuencia de sostener que los pobres no trabajan y una minoría, que se erige en propietaria del proceso comercial-económico, extrae de él una plusvalía que le asegure beneficios ilimitados e incontrolados.

 

5. Histórica complicidad con el capitalismo

        Este “legalizado” procedimiento no hubiera tenido lugar si en la política hubiera estado reconocido el proyecto de Jesús. Pero no lo estuvo y es para preguntarse si no lo estuvo porque la Iglesia –en su vertiente clerical de poder– se alió cómplicemente con la lógica del capitalismo neoliberal. Aunque hoy corregido por el Vaticano II, conviene no olvidar algunos textos – cito solo algunos– propios del Magisterio eclesiástico:

  • “Por su misma naturaleza, la Iglesia es una sociedad desigual con dos categorías: la jerarquía y la multitud de fieles; sólo en la Iglesia Jerarquía reside el poder y la multitud no tiene más derecho que el de dejarse conducir y seguir dócilmente a sus pastores” (Pio X, Vehementer, 12.)
  • “La diferencia de clases en la sociedad civil tiene su origen en la naturaleza humana y, por consiguiente, debe atribuirsea a la voluntad de Dios” (Pio IX, Syllabus, Enchiridin Symbolorum, 1960, (1540) .
  • “No se puede ser verdadero católico y verdadero socialista” (Pio XI, Quadragessimo anno, 12).
  • “Es injurioso decir que es necesaria una cierta restauración o regeneración de la Iglesia para hacerla volver a su primitiva incolumidad” (Gregorio XVI, Mirari Vos, 16).
  • “Defender y profesar que todo hombre es libre para abrazar aquella religión que, guiado por la razón, juzgara ser verdadera, es una doctrina condenada” (Pio IX, Syllabus, Enchiridion Symbolorum, 1960 (1540).
  • “Las mayores infelicidades vendrían sobre la religión y sobre las naciones si se cumplieran los deseos de quienes pretenden la separación de la Iglesia y el Estado, y se rompiera la concordia entre el sacerdocio y el poder civil” (Colección de encíclicas y documentos pontificios, Madrid, 1955, pp. 1 ssy ).

        Esta complicidad entre el capitalismo y la Iglesia preconciliar, hizo posible que el capitalismo reemplazase al Dios de Jesús por el dios dinero, que anula los valores de la igualdad y la justicia.

        La fe cristiana reconoce al Dios de Jesús –Dios Amor y Padre de todos– como base y principio de una política fraterna, en tanto que la burguesía reconoce al dios dinero –dios egoista– que enemista, divide y mata.

 

  1. No se puede servir a Dios y al dinero

        Se quiera o no, los cristianos capitalistas adoran al dios dinero, a quien rinden culto sin descanso ni fiestas de guardar, dando lugar a la herejía moderna de “cristianos por el capitalismo”.

        Y nada puede negar el hecho contundente de que la persecución y crucifixión de Jesús se debió a la adoración idolátrica del dios dinero, encarnada en el imperio romano y en el sanedrín judío y no a la voluntad de un Dios que exigíría como reparación la sangre de una víctima de valor infinito para perdonar los pecados cometidos.

        El cristianismo ofrece respuesta a fundamentales interrogantes y problemas del ser humano, terrenal ciertamente, pero ligado también a un ser transcendente, manifestado históricamente en la humanidad de Jesús.

        El capitalismo se desentiende del contenido ético-político del proyecto de Jesús y cierra toda puerta que no sea para rendir culto al dios dinero.

        Como comenta Juan Moreno en su artículo “El capitalisparásito del catolicismo” el capitalismo es el parásito que se aposenta dentro del cristianismo, lo vacia de su contenido y lo rellena con la omnipotencia venenosa del dios dinero. Y alimenta la conciencia de que esa es la voluntad de Dios, que bendice a los que obtienen prosperidad y éxito en su trabajo, aunque sea apropiándose de lo que les pertenece a otros.

        El dios capitalista es voraz y excluyente: exige adoración sin tregua ni compasión, desprecia los anhelos más naturales del ser humano y no le importa tener que afrontar un mundo de odio y de guerra, aun a costa de agitar un mar de lágrimas, soledad y desespero.

 

  1. Nuestra solidaridad con las víctimas, camino para constrir un mundo nuevo

        Una mirada sociológica al mapa de España, nos muestra el grado de riqueza existente y la gran desigualdad con que está distribuida:

  • Un 28,6 % (1 de cada 4) apenas llega al final de mes con recursos para atender las necesidades diarias.
  • Más de 7 millones no llegan a los mil euros al mes, en tanto que 120. 000 españoles cobran más de 20.000 € al mes. A pesar de la crisis, el número de ricos en España ha aumentado en estos últimos años.
  • España cuenta con 979.000 personas con un patrimonio de más de un millón de dólares (897.000 euros), 33.00 más que el año 2018.
  • Se ha calculado también el número de ultrarricos, que superan los 50 millones de dólares. En España serían 2.198 ultrarricos, lo que supone un 5,3 % más que el año 2018.Y de estos, 67 tienen patrimonios por encima de los 500 millones de dólares. (Globait Welt Report, Investigación de Credit Suisse, El País, 22-Octubre-2019).

        Estos datos muestran la cruel paradoja de que en una sociedad que en gran parte presume de cristiana, existan desigualdades tan innecesarias y, por lo mismo, tan cruel y enormemente injustas. Y que haya políticos que no renuncian a su nominación cristiana, aún sabiéndose estar en la antitesis del Evangelio .

        Dios no puede ser Padre de todos sin reclamar justicia para todos aquellos que son excluidos de una vida digna. Su modo de ser es la compasión que brota del amor y tiende a interiorizarse en nosotros para llegar a amar como El mismo nos amó.

        El amor lo hizo acampar entre nosotros humanamente, entregado al servicio y liberación de los oprimidos y a la denuncia de los opresores.

        Su grito más revolucionario fue que los que no interesan a nadie, los que no cuentan para la política oficial, los que son considerados sobrantes, esos precisamente son los que ocupan un lugar preferente en el corazón de Dios, tan preferente que serán los primeros.

7 comentarios

  • Honorio Cadarso

    Lean ustedes si les da tiempo El País de hoy. que cuenta que en setiembre Abascal visitó en Roma a una tal Giorggia Meloni, jefa de los Hermanosde Italia, una asociación entre católica y política, y también visitó al Cardenal Robert Sarah o algo parecido, opositor acérrimo de la política de emigración que intenta aplicar el Papa Francisco. Y que Abascal se ha distanciado de alvini por la simpatía que el tal Salvini tiene hacia los independentistas catalanes, porque ella es muy de la unidad italiana, como Abascal de España, una, grande y libre.

    O sea que la derecha europea se ha dotado de un credo religioso a tono,, ye la derecha religiosa de un complemento político adecuado. Como los requetés de antes: Dios, Patria y Rey, o como el Movimiento nacional de 1936 que luchó contra la barbarie atea del comunismo y del socialismo del que procede este otro comunismo de ahora “BOLIBARIANO”… QUE HEMOS IMPORTADO DE VENEZUELA Y BOLIVIA Y QUE HOY VISITA EN lA hABANA NUESTRO rEY BORBONICO…

  • ana rodrigo

    Yo pienso que el capitalismo y el neoliberalismo está infiltrado en sociedades teóricamente cristianas y en las que no se consideran así.

    La Iglesia hace mucho tiempo que ritualizó la fe en Jesús deshumanizándolo con el pretexto de que era Dios al que había que adorar con oraciones y ritos religiosos, creer en dogmas absurdos, no cometer pecados, especialmente contra el sexto mandamiento, y, si los cometías, te confesabas y ya podías seguir pecando.

    Por tanto, la Iglesia se convirtió en un sistema paralelo a los sistemas políticos, económicos y sociales, como cosas terrenales, mientras ella andaba por las nubes de lo divino y el más allá. Con etapas en las que compatibilizaba el poder terrenal y el dinero con su dios.

    Y este procedimiento no se centraba solamente en los sistemas, sino que a nivel individual, con excepciones, como en todo, se nos inoculó esta especie de esquizofrenia, 2vivir sin vivir en mí, que tan alta vida espero…”

    Afortunadamente, en nuestro tiempo, los valores humanos se dan, o no se dan, por igual en creyentes y en no creyentes. Los valores son valores per se, la ética no necesita de connotaciones religiosas, y la sociedad así los admite.

    Ahora bien, la Iglesia-institución, tiene el deber y la obligación se cumplir el compromiso de seguir el ejemplo de Jesús en cuanto ser humano, comprometido con la salvación y liberación de la enfermedad, del hambre, del sufrimiento, de los más desfavorecidos, así como del resto de valores y derechos humanos. Y, si, la Iglesia no es capaz de esto, que no use el nombre de Jesús en vano. Y esto mismo nos debemos adjudicar individualmente quienes tenemos a Jesús como referente humano además de, o junto a, nuestro compromiso ciudadano. Sin permitir que el veneno del eso aparentemente etéreo, como es el neoliberalismo, produzca ceguera. Somos humanos y frágiles.

  • juan antonio vinagre oviedo

    De acuerdo, Benjamín, con tu carta abierta a los políticos. Y si me lo permites, me sumo a toda ella, especialmente al título: “La fe que no es política no es cristiana”. El Proyecto del Reino de Jesús es un proyecto de cielo y tierra, que apuesta y promueve la transformación íntima del hombre, y como consecuencia la transformación de la sociedad y sus estructuras políticas. Jesús comienza por el cambio interior, pero no se queda ahí: Las estructuras sociales deben servir para perfeccionar-humanizar al ser humano; no, nunca para oprimirlo y explotarlo o pasar de largo… La religión, el mensaje cristiano, en Jesús es fermento de transformación personal y social. Y cuando no es fermento es que se ha adulterado, aburguesado, vendido… Esto es aplicable a las cúpulas en primer lugar, que por exceso de mentalización “secular”… no les resulta fácil ver y tomar conciencia de sus propias desviaciones… Todos tenemos que convertirnos al Reino auténtico de Jesús, pero en primer lugar los servidores, los malos servidores, que acaso ya sin ser muy conscientes de ello, más bien se sirven del poder y sobre todo sirven al capital revestido de “cristiano”… Esto me recuerda las palabras de Jesús a Pedro: Yo he rezado por ti, y tú una vez convertido fortalece en la fe a tus hermanos. Si Pedro, el que cada época y los “sucesores de los apóstoles” no se convierten al Reino, al auténtico Reino, no debería extrañarnos que tanta gente se aleje… (Creo que en ese y algún otro texto evangélico hay una profecía implícita, una previsión… aplicable a nuestro tiempo.)

    Benjamín, las citas tan elocuentes que haces  -y se podrían añadir más- ¿no cuestionan la infalibilidad del magisterio oficial? (Se precisa humildad para admitir esto y bajarse de la “cátedra”)

    En suma, es la jerarquía la primera que necesita conversión a fondo, de corazón y de mente, que permita transformar estructuras religiosas y sociales, nada cristianas, que el Señor Jesús tanto demandó y testimonió con su vida. Así podría corregirse la tradicional, la secular “alianza” religión-poder político-económico…, que tanto daño ha hecho al Mensaje del Reino y al necesitado… Alianza que tanto ha respaldado a los poderes políticos (muchos de ellos ateos prácticos) y reconvertido la Iglesia en una religión burguesa…

    El mensaje que señalas en tu carta deberíamos reflexionarlo más todos, especialmente los políticos que se confiesan cristianos…, y los “poderes” cristianos que los respaldan, acaso demasiado ligeramente, según el Evangelio. Dios y dinero no son compatibles. Dios y opresión u olvido del hombre no son compatibles… Recuérdese la parábola de la evaluación final…

     

  • Javier Peláez

    Muy bien.Totalmente de acuerdo.No se puede ser cristiano sin ser anticapitalista.No digo sin ser partidario del socialismo.Digo sin darse cuenta que el estado de cosas en que vivimos(el capitalismo neoliberal) no es compatible con nuestra fe cristiana con independencia de lo difícil que nos resulte sustraernos del sistema en que vivimos.Por la misma razón que yo que he recibido una educación homófoba y machista y que tengo y he tenido comportamientos homófobos y machistas;no me cabe la menor duda que el machismo y la homofobia son anticristianos.

  • mª pilar

    Sincera presentación de nuestras realidades, en cuanto a seguir el camino que Jesús proclamó; especialmente clara la condición de ese “seguimiento”…Copio:

    “…ser cristiano significa hacer propio el estilo de vida de Jesús, un estilo que afecta al ser entero”.

    De manera especial, me han llamado la atención los apartados:/5/6/ 7.

    Se refleja en ellos nuestra realidad más dura; para hacer posible lo copiado. solo hay un camino, como muy bien reza el contenido.

    No hay otra manera, la forma de hacerlo realidad…es, de cada persona… contando, como muy bien explica la parábola del sembrador.

    Cada personas, será buena, cuando contando con la tierra que posee…dar el fruto deseado…no es lo mismo, tener una tierra regada y acompañada por un tiempo de “diez”; nunca se espera nada fuera de lo natural, y cada cual, solo debe desear hacerlo lo mejor posible, sin apaños, sin vericuetos, como para “engañar” al resto; o se es, tal cual, o mejor dejarlo y no presumir tontamente para ver si…pasa…

    Ninguna persona es engañada…el engaño, nos ataca a cada cual, ante las decisiones que tomemos, no hay otra realidad.

    Como siempre digo: “Es mi manera de mirar” y ver cuanto hago en la vida…mí vida.

     

  • Carmen

    Pues, sorry.

    Para mí, Jesús fue una especie de místico judío. No encuentro otra palabra. Un místico. Y judío, pues por nacimiento.

    Por aquel entonces no había ni marxismo ni capitalismo. Y me gusta pensar que si naciese ahora alguien de su estilo, se libraría muy mucho de identificarse con un pensamiento u otro. Será una tontería de una analfabeta teológica. Pues bueno.

    Y a la iglesia en este tema, tengo clarísimo que , o sea, ni caso. Ya tuvimos cuarenta años de nacionalcatolicismo, a ver si ahora vamos a tener otros cuarenta de socialcatolicismo. Vamos. Sería el colmo ya.

    Y no es por nada, pero recuerdo en qué quedó todo un concilio Vaticano, que si que fue rompedor. La iglesia nunca cambiará de tipo de timonero, porque todos sabemos lo que es la iglesia . Bueno, quien se haya molestado en leer algo , mirar a su alrededor y pensar.

    Así que me alegro un montón por todos los que piensan que la iglesia va a dejar de ser lo que es para convertirse en otra . Estupendo . Pero toda mi cabeza me dice que no puede ser, y, lo que no puede ser, suele ser imposible. Y las causas por las que así pienso son las mismas que he leído al principio de este texto. Porque la iglesia es lo que es. Si te gusta , te gusta y si no, pues no. Pero , cambiarla? Por favor…

    Y voy a votar a Pedro Sánchez, pero no por lo que oigo o leo o lo que le parezca bien o mal a un sector de la iglesia. Vamos, esto último es de risa.

    Lo voy a votar porque creo, me parece, opino, que tal y como están las cosas, es la mejor opción. Y que cada cual vote según le parezca.

    Y además, el capitalismo este brutal ya está fracasando y el marxismo creo que fue una idea revolucionaria económica de finales del 19, principios del XX.  Anda que no han pasado cosas en cien años. O de verdad creen que si naciese otra cabeza como la de Marx, volvería a escribir El Capital?

    Lo que hace falta es que alguien de esa capacidad de descuelgue con otro libro de esa categoría, pero abordando los problemas del siglo 21, que nada tienen que ver con los del 20 o los del finales del 19. Nada en absoluto. Los dos modelos, los dos, ya no se valen. Porque el problema es que la clase obrera va a desaparecer, sustituida por máquinas.

    Sorry. Sorry  . Sorry

     

     

     

     

     

  • GIORDANO BRUNO

    No lo puedo evitar. A mi me lo dice todo, Seguidores de Jesús, porque el cristianismo ha sido y es la evolución de una Iglesia, que lo ha atado todo a su favor, incluyendo al propio Jesús. Hasta los propios evangelios y no digamos las cartas de Saulo el converso. Tal es así que en los evangelios se ha relegado al primero, el de Marcos, por el de Mateo, y sabido que la iglesia no da puntada sin hilo, rompe la cronología….pro domo sua.

    Y yo sigo en las mías : Un Dios no puede morir, por las propias razones  de la misma iglesia. Si la muerte es consecuencia del pecado original, porque muere el Cristo?. O una cosa o la otra, pero las dos no. ¿O es que quizá muere el hombre y no el Dios Hijo?. Me parece tan incomprensible, sin misterios, -pegamento que todo lo une- pero en este caso, de ninguna menera, porque desde esa explicación misteriosas, caben todas las barbaridades que a cualquiera se le pueden ocurrir. Dice Nietzsche que la iglesia digiere contradicciones como si fueran piedras….y esta es una muy gorda.

    Tampoco niego que me ha producido alegría leer en todo el texto llamarle a Jesús, JESÚS. Y ni una sóla vez la palabra griega cristo, ni menos la mixtura jesucristo, que en mi, se une a toda la Historia de la iglesia católica, esa Historia que hoy en España, se tiene prohibida, POR SU TERRIBLE PODER. Y me refiero a la publicada en todo el mundo menos aquí, la de KARL HEINZ DESCHNER, que por cierto, su autor fue llevado a los tribunales y la iglesia PERDIÓ. Es decir, no tenia razón y lo publicado es verdadera HISTORIA.