Para Antonio Duato Gómez-Novella
— El mal como agujero de Dios: el vacío de Dios.
— No acepar el mal: asumirlo críticamente con rebeldía.
— El buen fin no justifica los medios malos.
— Cada medio debe ser un fin: hasta arribar al final.
— Hay una meta en la vida, pero en este mundo alcanzamos la mitad de la meta: la cual consiste en el descanso eterno.
— Todos los caminos nos conducen al mismo final: no necesito nombrarlo, por favor.
— Como dice A.Gide, cuanto más fuerte es la luz, más negra es su sombra: y cuanto más fuerte es la vida, más fuerte es la muerte.
— Lo bueno de la meta de la vida es que está abierta y no cerrada: pero solo para los abiertos y no cerrados.
— La meta de la vida: un túnel y no un cementerio de cemento, un subterráneo que conduce al otro mundo.
— La composición del mundo acaba descomponiéndose.
— Sí, la muerte limpia la vida y nos descansa: liberación.
— La muerte en Rimbaud comparece piadosamente como una hermana de la caridad.
— Llegar a ser lo que somos en potencia: pasar al acto a través de nuestra actuación.
— Busco y no encuentro: pero encuentro la búsqueda, el camino, la iniciación simbólica.
— No existe la felicidad de estar mal: pero existe cierta dicha en la melancolía.
— El gozo de vivir: y el metagozo o transgozo de morir.
— La muerte es nuestro destino: pero nuestro destino no es la muerte.
— La muerte suplanta nuestra vida en tierra por una vida estelar: tras estrellarnos contra las estrellas.
— El temor de Dios: el timo del Dios.
— No temer al temor: y no tener miedo al miedo.
— Nuestro cuerpo tiene sus cicatrices, nuestro corazón sus amores, nuestra alma sus secretos: y nuestro espíritu su enigma y proyección.
— La levedad del sentido: depende de lo sentido.
— Humildad: porque somos polvo que revertirá a su humus o tierra madre.
— Modestia es un tono menor o bemol: orgullo es un tono mayor o sostenido.
— Cuidado con los victoriosos (Vae victoribus): Unamuno.
— Llamamos raros a los que no tienen nuestro modo de ser: y necios a los que no piensan a nuestro modo.
— El elitismo de Ortega frente al hombre-masa: pero su hombre selecto se exige más que el otro (mas sin exigir ser más que el otro).
— Cuidado con la moral, puede desmoralizar: Pascal el moralista se burla de la moral.
— Creo en Dios pero no demasiado: todo depende del Dios del que hablemos o nos hable.
— La ética o moral es la religión externa: la religión es la ética o moral interior.
— Como dice F. Mauriac, la muerte preserva y fija nuestro amor: nuestros amores.
— En M. Proust el recuerdo realiza lo real: y el olvido lo desrealiza.
— Pero se trata de una memoria no cuantitativa sino cualitativa: anámnesis, reminiscencia, reconocimiento.
— Lo que sucede en el alma no es verdad ni es mentira: es sentido o contrasentido.
— Mi filosofía no es una filosofía del límite: sino de la apertura (crítica).
— El Zaratustra de Nietzsche trata de trasmutar lo peor en lo mejor.
— Hacer el amor es frotación: concrear amor es brotación.
— Todo matrimonio intenta un patrimonio, pero debería acabar en fratrimonio: fratría, hermandad de amistad.
— El sexo nos vuelve locos corporalmente: pero también es un pasmo o espasmo del alma o espíritu.
— Nuestra época traduce el bien o valor como valía elitista, o bien como valentía heroico-machista, o bien como precio mercantil: pero el valor dice valencia, valoración, axiología.
— El amor matriarcal del vasco Unamuno: el amor de mujer como amor de madre.
— Sócrates se hace filósofo libre: quizás por cierta reacción a su matrimonio esforzado.
— El matrimonio multiplica por dos los encargos: y divide por dos sus cargas.
— El amor matrimonial en Baudelaire: un amor desinfectado por la Iglesia.
— La moda es cara: lo módico tiene buen precio.
— Hay un modo, medida o modelo en todas las cosas, decía Horacio: y en todas las personas.
— La medida de las cosas sería su justo medio: la media de las cosas.
— Pero según Confucio, el inteligente supera el justo medio y el tonto no llega a él.
— Soy un moderado porque trato de moderar mis ímpetus pulsionales: no por carcamal (si acaso sería un carcabien).
— La razón de la vida es incierta, la verdad de la vidas no es cierta: solo su sentido parece cierto, pero no se acierta.
— Quien no duda no perdura: porque acabará endeudado consigo mismo y con los demás..
— Llorar es de machos: digo de muchos (los mejores).
— Un pensador no acaba nunca en mero pensionista.
— Mi avalancha de aforismos: como pobres inmigrantes que solo se pueden absorber en pequeñas dosis o diócesis (necesitan la ayuda de algún Open Arms).
— La aforística como tanteo o tentativa: golpe de dados, suerte o gracia.
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