Por descontado que mi respeto a las opiniones, comentarios y hechos descritos por Juan Ignacio Calleja van de suyo. Pide propuestas. Estas son las mías.
- Respeto al derecho de propiedad. Las catedrales, las iglesias parroquiales, las ermitas y las iglesias no parroquiales de pueblos y ciudades, de valor histórico, artístico y cultural, han sido construidas con aportaciones físicas y monetarias de ciudadanos españoles, bautizados o no, voluntarios o no. No las han pagado las mitras ni los párrocos de su pecunio, ni siquiera de las respectivas congruas. Y en el caso de atribución por los mayordomos de fábrica los diezmos eran procedentes de impuestos eclesiásticos a pecheros, ganaderos, labradores, artesanos y gentes del común ya que nobles, hijosdalgos y clero, aún minorista, estaban exentos. El séptimo mandamiento obliga entre otras cosas, como bien explicaba don José María Setien en la Pontificia salmantina a dar a cada uno lo que es suyo. La propiedad de los templos no es de los obispados o curatos. Quienes hemos servido parroquias viejas, del siglo XVII, por ejemplo, y hemos tenido curiosidad por leer y consultar los libros de fábrica y las cuentas de los iglesarios podemos contar con la veracidad de lo que digo. Incluso los repartimientos reales tras las guerras de conquista tienen su origen en la usurpación de bienes de otros. No vayamos ahora a considerar que, por ejemplo, los bienes del ducado de Medina Sidonia eran de la duquesa roja y no esquilmaciones a los colonos y pecheros. Creo que Natán ya advirtió de esa forma de hacerse ricos a los reyes de Israel.
- Más sobre inmatriculaciones. La propiedad de esos bienes reside, como la soberanía, en el pueblo español. Lo que nuestros antepasados hicieron, nuestro es. Son bienes públicos, patrimonio común, mano común del pueblo a quien, de un modo u otro les fue arrebatado para conformar un sólido aparato ideológico y político al servicio de una concepción del mundo y de la nación española en la que unos pocos rescataban los bienes de muchos en su propio interés. Suene bien o mal tengo por cierto que eso es así. Por tanto, catedrales, iglesias parroquiales, ermitas, cementerios parroquiales, y otros muchos bienes, monasterios, etc. han de ser bienes públicos, del Estado español. Puede verse estos días el Buen Pastor de Donostia envuelto en andamios celados porque están reahabilitando sus estructuras exteriores e interiores. Un gran cartel avisa de que las obras se hacen con dinero público del Estado español. Si se va a cantar una salve en voz baja a la Basílica de Santa María en el barrio viejo a primera hora de la tarde habrá de pagar tres euros para acceder al templo. Ese dinero, ¿ingresa en el Tesoro público, o en el obispado donostiarra?
- La Iglesia católica es, en España, una entidad privada. Privilegiada por el poder consolidado en la historia y en la última guerra civil, pero de derecho privado. No es bueno olvidarlo. Jesús Bastante ha escrito y sostenido en Religión Digital que desde el fin de la guerra de Franco y gracias a la victoria de dicho general la Iglesia católica española ha inmatriculado como de su propiedad exclusiva unas 100.000 fincas, iglesias, catedrales, etc. Bien, esa entidad privada ha de someterse a las reglas del derecho común y el Parlamento tiene obligación, moral, política y legal de poner bajo la categoría de bienes públicos, lo que la historia, la economía y los inspectores de Hacienda demuestren que es un bien público.
- Una ley del Parlamento puede regular las relaciones de la Iglesia y el Estado en materia de uso de los bienes públicos de valor histórico destinados al culto católico o a servicios religiosos ut talis. Catedrales, colegiatas, monasterios históricos, ermitas y parroquias de interés histórico, cultural, etc. serían propiedad del Estado, administradas por el mismo, custodiadas por sus servicios, conservados por sus presupuestos. El culto sería determinación de los titulares de los oficios eclesiásticos adscritos a tales templos. Ocurre así en otros países.
Coda 1. Recuerdo, por si fuere menester, que la Iglesia es una institución que jurídicamente no respeta la obligación de regularse democráticamente. Por eso el Vaticano es observador, pero no miembro de pleno derecho, de los organismos democráticos de la civilización occidental. El dinero de las instituciones eclesiásticas ni es fiscalizado por sus fieles, ni pintan nada más que adornos de floripondios y florilegios a la hora de la verdad. Para no pisar barro español recuerdo que la Iglesia católica holandesa ha vendido templos de valor histórico, hasta para coctelería y el cardenal de Utrech, derecha dura y poco partidario de este señor Papa, está pensando deshacerse otros templos similares. ¡Cuidadin, cuidadin!, no vaya a ser que al paso del descendimiento de fieles nos vayamos a encontrar con que los señores obispos que ya tienen demostrada una laxísima conciencia moral en varias materias, tengan in mente desahacerse de bienes ahora inmatriculados, vía subastas y dinerito en caja, mitral, claro .
Coda 2. Para evitar errores de interpretación, servidor se tiene, y siente, por hijo de la santa Madre Iglesia. Pero la conoce. Y solo se fía de ella al tratar de seguir al Señor y al rezar, que no cuesta dinero.
Al pan pan y al vino vino: Las inmatriculaciones es una coartada “LEGAL”, según muchos ilegal para “disimular” un latrocino masivo.
Hay que recuperar lo que es del pueblo y llamar a los inmatriculadores lo que son, ladrones…
Cambiando de tema, le pregunto a Alberto si, en tus andanzas por las cercanías de los G7, pudiste sacar datos para hacernos una crónica del G7 alternativo y del otro, el malo.
Estoy intentando poner orden en mis notas – a lápiz y en libreticas- que no es sencillo, pues mis nietos y, sobre todo mi nieta primera impide cualquier concentración dada la energía que despliega. Un cartelón en Hendaya FEMINISMOA, me la recuerda sin esfuerzo. Prometo el informe. He estado invitado por gentes de ATTAC participar en alguna reflexión.
Pues lleve cuidando con quién se junta, que decimos en Murcia.
La verdad que este tema, aparentemente simple, tiene su complejidad: Por un lado los inmuebles relacionados con el aparato eclesiástico, han pasado a ser propiedad privada de la iglesia por las inmatriculaciones, además que antes la mayoría del pueblo cristiano ni se había planteado nunca que no lo fueran.
Dos, la recaudación a pequeña o gran escala que hace la Iglesia, pasa a ser propiedad de la Iglesia; estoy pensando en las visitas turísticas, lo “cepillos” (creo que así se llaman).
Como es sabido, la Iglesia no paga el IBI. Por otra parte recibe mucho dinero del estado español.
Y yo me pregunto si la Iglesia paga impuestos por todos estos ingresos, incluso más, si las donaciones testamentarias que muchas personas deja a la Iglesia, también pagan impuestos. Porque, si yo hiciera una donación a alguna de mis hijas porque, por ejemplo, estuviese en el paro, y no de mucho dinero, tendría que pagar unos impuestos terribles, mientras que si hago una donación a organizaciones (no sé si religiosas) pero sí a otro tipo de organismos que trabajan en beneficio de los demás, (¿sería este caso el de la Iglesia? me desgravan de Hacienda.
El Vaticano tiene mucho dinero y de todos es conocido los chanchullos que se traían antes de Francisco, no sé ahora.
Y, finalmente, como nos recordaba Calleja el otro día, hay parroquias que se caen por no tener dinero para repararlas y curas que lo están pasando mal económicamente.
En fin, necesitaríamos muchísima transparencia, porque me temo que hay cosas que, si salieran a la luz, a muchos le saldrían los colores.
En este momento y al leer lo que han escrito Alberto Revuelta y Jose Ignacio Calleja, no puedo por menos que felicitarles, y darles las gracias por sus escritos de estos días. Enriquecen o iluminan sombras que uno puede tener en circunstancias, pensando en lo que ha sucedido en este país, en donde ellos ayudan, ¡¡¡y de qué manera!!! cuando piensas que no todos son” mucho españoles”, o cantar aquello de “a por ellos”.
Buenos dias Carmen. ¿Sabes DE cuanto dinero estamos hablando “que devuelvan la mezquita de Córdoba”?. Son millones de euros. Y tocarle a la iglesia los dineros le costo a la II República española UNA GUERRA CIVIL¡¡¡¡
Pues sabe qué le digo? Que se la queden. Ni una sola mezquita ni una sola cátedral valen un millón de muertos. Cifra del escritor Gironella.
Me encanta leer cuando escribe de saulo, el converso. Tampoco lo puedo resistir. Y dice cosas bonitas a veces, pero no puedo con él.
Muchas veces he pensado, si hubiera seguido vivo Juan el Bautista, qué hubiese sucedido? Me imagino llamándole de todo. Y me encanta.
¡¡¡Perdón, el punto es el 68. No el l68.Vale.
Cuando pienso que el origen de la iglesia nace con Saulo el converso, que no traduce, con toda intención ese término griego, que es ASAMBLEA,no puedo olvidar el punto de la obra de Nietzsche AURORA número 168, y ¡¡¡cuanta razón sigue teniendo!!!. Invito a los lectores de Atrio a que hagan una pausa en sus vidas y lo lean. Solo para comprobar si los méritos de esa iglesia, se deben a él, como dice al final “Así fue EL PRIMER CRISTIANO, el crador de cristianismo. Antes de él, este se reducía a una secta judía”.
El tema es si quieren o no desmontar este tinglado económico.
No se dan cuenta de que los tiempos están empezando a cambiar. Se están equivocando muchísimo. En un par de siglos o la iglesia se ha transformado o perderá toda influencia. Porque la influencia que pueda o no tener está relacionado con el número de fieles. Y por lo que cuentan el tanto por ciento disminuye de año en año.
Y a lo mejor , es mejor.
Tinglado econòmico es porque yo decía un tanto ingenuamente(“si la Iglesia creyera en los impuestos y los servicios pùblico”) cuando lo cierto y verdad es que los gobiernos que reducen impuestos y joden servicios pùblicos,favorecen las instituciones educativas y hospitalarias privadas de la iglesia,que tienen muy diversa ejecutoria y contra las que por cierto no tengo nada en contra como posiciòn de principio…
Pues no entiendo mucho de esto. El sentido común me dice que desmontar una empresa de tantos siglos se llevará también un par de siglos, como poco.
Pero no veo la necesidad de seguir provocando a todos los contribuyentes con este tema . Con que de momento se estén quietos sería suficiente.
Tampoco veo tan difícil que se de a conocer a todo aquel que le interese a dónde van los fondos recaudados en las visitas a sus edificios, iglesias , museos y demás. No veo la dificultad.
No estaría mal para empezar.
Y un gesto que sería enormemente acertado sería desinmatricular la mezquita de Córdoba.
Pero ellos sabrán. Su iglesia es, que no la mía. Y me gustan las iglesias cuando no se está celebrando nada. Me transmiten paz.
Se lo diré a alguien que conozco y que es un jefazo de la catedral, de los museos y esas cosas. Verás lo que me va a contestar, pero se lo diré. Que por decir no quede…
Dejando a un lado el problema de fondo de la propiedad de los bienes y de la sujección a impuestos(cosa que se resolvería si la iglesia española se convirtiera,es decir,se situara en una dinámica de creer en la sociedad en la que vive y en sus valores: intento de igualdad con otros actores económicos,defensa de los impuestos,cosa esta última que no creen muchos votantes de derechas,católicos y no católicos,defensa de los servicios públicos que son a los que acceden las personas con menos recursos…),dejando esto para lo que no tengo conocimientos para opinar,a mí sinceramente y tratando un aspecto lateral,no me importa pagar por ver el pórtico de la Gloria reformado…El problema es que,por un lado,no tenemos seguridad de que cualquier tasa(precio por entrar) tenga todas las excepciones que serían de esperar en la iglesia en función de ingresos(que por cierto daría un ejemplo a la sociedad civil que no aplica excepciones) y,por otro lad,no sabemos el destino del dinero.Falta de transparencia absoluta.No sabemos si va a la Cáritas parroquial o a la restauración del templo o a dónde va…Recuerdo cuando el robo del Códice Calixtino se descubrió la cantidad de dinero negro que circulaba por la catedral de Santiago….En fin,ya veis yo no tengo grandes ideas sobre esto….
Se me olvidó una cosa.Creo que lo vale para un cristiano individual(“que no sepa tu mano izda lo que hace la derecha”),no vale para una institución que,por otra parte,no existe en la opinión pública la idea que sea pobre,por mucho que algunos de sus miembros efectivamente lo sean…Las instituciones tienen que ser transparentes…
Al final he leído el texto, la impaciencia es así; los puntos tercero y cuarto son muy importantes como propuesta operativa y sobre ellos trabajaría yo una solución. Los anteriores, los comparto, pero sé que me pueden contradecir con no pocas razones también de peso y que en la iglesia no te van a reconocer (no nos van a reconocer) casi nada de lo dicho.
Por eso ya tu texto rebaja su pretensión y dices algo muy de jurista, “bien, esa entidad privada ha de someterse a las reglas del derecho común y el Parlamento tiene obligación, moral, política y legal de poner bajo la categoría de bienes públicos, lo que la historia, la economía y los inspectores de Hacienda demuestren que es un bien público“, y añado, “y los tribunales reconozcan, porque la batalla jurídica va a ser de época y en muchos casos la ganará la iglesia, dalo por seguro, y es de un estado de derecho democrático permitirla”. Añado esta observación que como jurista, mejorarás, pero has de reconocer. Dar a cada uno lo suyo requiere probar, en cada discusión sobre todo, que es “lo suyo”, y en esto el Derecho es tan necesario como lleno de requisitos y no pocos resquicios. Pleitos tengas y los ganes. Habrá sorpresas.
Pero entiendo la conclusión y la comparto. Quiero y deseo esa ley y esa actuación del Gobierno que recupere para el pueblo lo que es suyo. En fin, en este asunto es fácil convencerme, porque cuestiono la mayor (primer punto), es decir, cuestiono el uso del derecho de propiedad en la iglesia más allá de lo necesario para vivir con sencilla dignidad, y aún ésta, si no es un escándalo en la vida del pueblo y sus necesidades. Cuestiono esto desde evangelio de Jesús. Pienso así.
Le daré más vueltas y aprovecharé tu esfuerzo. Nos valdrá en clase y fuera de ella. Saludos cordiales.
Muchas gracias, Alberto, por tomarme tan en serio, y tomarnos a todos. No estoy ahora para lecturas de detalle, pues esta tarde una tormenta de agua y piedra ha machacado el campo de mi gente. Cosas que pasan. Te leeré. Pedía propuestas concretas para defender caminos de salida a las inmatriculaciones en la iglesia y las haces. Seguro que muy buenas. (Es que las generalizaciones repetidas mil veces me ponen nervioso, eso quería evitar. No digo que lo tuyo lo fueran. Pero de paso digo que tenemos tendencia a repetir y ser previsibles una y otra vez ante las injusticias sociales. Y esta tiene toda la apariencia de ser una y grave. Por eso decía, avancemos, hablemos de mediaciones liberadoras, en la iglesia hay mucha gente con ganas de saber qué decir con criterio, y no de oídas). Por lo demás, no tengo el menor empeño en conservar ninguna propiedad de la iglesia, y menos las logradas de mala manera; pero incluso las legítimas, hay que valorarlas en su necesidad como mediaciones de servicio al evangelio y al pueblo, y criterios derivados que no añado. Es que no tengo ningún problema. Por lo demás, es verdad, tengo confianza en las empresas públicas de servicios; este sería el caso de algún modo, pero el precio, ¡ay el precio! tiene unos límites que hay que poner sobre la mesa. (Y sí, tengo una idea más positiva que tú del control transparente del dinero en el entorno eclesial en que me he movido y me muevo; no digo completo, pero sí muy cuidado y claro). Y pienso que la administración pública, con más claridad, malgasta demasiado según grupos de poder que, una vez entran en el presupuesto, ya pasan a la categoría de derechos adquiridos. Los grupos de poder suelen ser partidos, empresas y especialistas, pero también gremios, asociaciones, personal cualificado y más de un sindicato obrero. Pero como no me gusta nada lo del “y tú más”, de verdad de la buena, buena, “ninguna propuesta concreta, bien razonada y con el derecho y la justicia por cauce, me ha de molestar; ninguna si el pueblo gana y recupera lo suyo; in dubio, pro populo”. (Lo leeré y lo extenderé hasta donde alcanzo en esa nuestra iglesia. Saludos de nuevo.