Rafael Gómez Ortega, el Gallo, fué un famoso torero, famoso por sus maravillosas faenas cuando le gustaba el toro, famoso por sus ocurrencias y, sobre todo, famoso por sus espantás cuando el toro no le gustaba, llegando al extremo de permitir que se devolviera el toro vivo a los corrales, porque, según decía y no sin razón, era preferible la bronca a la corná.
Y viene la cosa a cuento por el momento político español, en el que el afamado diestro Pedro, cuando tomó conciencia de lo que el morlaco Pablo representaba, se echó las manos a la cabeza. Es que Pablo había saltado con premura al ruedo exigiendo el oro y el moro y los ministros y el programa (y más que ninguna otra cosa el protagonismo) mientras derrotaba a diestro y siniestro. Esto puso en un brete al diestro que no supo cómo entrarle y recordando al divino calvo hizo un espantá de las que es imposible no guardar memoria.
Miró Pedro al duro tendido de la hispanas derechas y no halló la más mínima comprensión, así que se retiró a meditar la cosa con sus compinches, haciendo como que hacía, pero al cabo del tiempo se encontró con el mismo toro escarbando la arena con la misma juvenil furia.
Así que en estas estamos y como no hay posibilidad de entendimiento entre toro y torero, cuyo enfrentamiento (el viejo drama) termina siempre con violencia y, por lo visto hasta el momento, con pitos del personal, mientras ambos no abandonen la plaza de los medios y los tertulianos, se dejen de competencias y se retiren a sitios más silenciosos para hablar como hacen las buenas gentes, no habrá solución.
Si Pablo piensa que siendo el más chulo es imprescindible o si Pedro se cree que la derecha le va a permitir seguir, siendo de izquierdas, por su cara bonita, ambos se equivocan.
Los dos mienten, uno cuando afirma que el pueblo le eligió para ser presidente porque sí, y el otro cuando dice que el pueblo le votó para tener mando en plaza y ser el garante de la política de izquierdas. La realidad es que la gente les votó para que resolvieran nuestros problemas…. y no lo están haciendo.
Estoy en el entorno más cercano al lugar donde se reúne mañana el G7. El paralelo g7 en chiquitito tiene poco que hacer aquí. Pero está intentando estar, que no es poco. Los preciosos caminos y carreteritas del país vasco francés están tomados por 13.000 policías franceses, 1000 de guardia civil y policías españoles y 4000 ertzainas. Los organizadores de g7 calculan que participaremos unos 10.000 loqueras, que ya es ser optimistas. En ese caso tocaríamos a 1 policia por cabeza y 8.000 podrían irse a casa sin horas extras. Esa sería una espantá.
Poco o nada tengo que añadir, lo has dicho clarito y completito. Ojalá torero y morlaco te leyesen y nos dejasen las cosas claras sobre cuál es las intenciones profundas que cada cual lleva dentro, y que no nos traten como tontos, porque los y las votantes, quienes los voten o quienes no los voten, todo el mundo ve el cachondeo que se traen y la mucha desconfianza que transmiten al votante, así como la muchísima esperanza para la trinidad derechona que se están relamiendo de gusto al ver que la fruta tan deseada, está a punto de caer.
Tristeza, decepción y vergüenza ajena es lo que siento.
Pues eso mismo pienso.