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Al Parlamento europeo

<        Os saludo con todo respeto desde Aizarna, un vallecito verde del País Vasco. Es más que probable que ninguna de vosotras/vosotros lea estas líneas, pero necesito escribirlas, aunque solo fuere por desahogo. Hago mías las grandes preguntas, las graves inquietudes de más de 500 millones de habitantes. Y sus esperanzas a pesar de todo. Uno mi voz a su voz. Necesitamos esperar.

        Hace 11 años, el Club de Budapest publicó una Declaración que llevaba por título “Estado de Urgencia Mundial”. Os recomiendo que la leáis antes de tomar posesión de vuestros escaños, tan generosamente pagados con el dinero de todos. Vuestro juramento será un perjurio si no os duelen los años perdidos, las promesas incumplidas, las amenazas crecientes. Y si olvidáis el dolor de la gente, la llamada de Europa la raptada, el clamor de la Tierra y de los pobres.

        El Estado de Urgencia Mundial es hoy más grave que hace 11 años. Economía que mata, cambio climático, especies en extinción, desigualdad creciente, tráfico de armas y de vidas, manipulación informativa, fundamentalismos en auge, muros y leyes contra inmigrantes, incertidumbre del futuro laboral, perplejidades infotecnológicas y biotecnológicas, retos transhumanistas, Palestina mártir, Venezuela asediada, África masacrada, Tercera Guerra Mundial en marcha, la más mundial de todas.

        También Europa, por acción u omisión, es responsable, y todos nosotros con ella. No lo podéis consentir. Pero nos asalta la duda. Nos alarman el número y el mensaje de los diputados de la extrema derecha patriotera que tendréis asiento en esa Cámara. Reivindicáis nuestras raíces cristianas, pero traicionáis todo aquello por lo cual vivió y murió Jesús. Todo. Nos asustáis. Nos avergonzáis. Y aun más nos avergüenzan las Iglesias que quisieran apoyarse en vuestros partidos o dejarse apoyar por ellos.

        Todas y todos los demás que vais a ocupar escaños, no toleréis que el mundo siga ese rumbo al abismo y que Europa se quede mirando. Si creéis en la política digna de ese nombre, en la democracia que nos llena la boca, en los Derechos Humanos tan pregonados, en esta humanidad tan atribulada, en esta maravillosa Tierra común, en el milagro de la vida del que somos portadores, en el misterioso Aliento que habita el corazón de todo lo que es y que todo lo empuja y atrae, levantaos y actuad.

        La inmigración es el verdadero nudo político global”, ha dicho el papa Francisco. Lo dice la historia, lo dice la conciencia. Escuchadlas. Abrid el corazón y las fronteras, aunque ello conlleve que vivamos con menos. Convenceos y convencednos de que otra economía al servicio de la gente es necesaria y posible, de que es urgente ir más despacio, crecer menos o incluso decrecer, para que todos podamos vivir. Y de que solo así seremos libres, hermanos, felices. Lo demás es mentira.

        Promoved medidas y normas para acoger a quienes huyen del hambre y de la guerra, ambas efecto sobre todo del sistema económico que nos rige. Hacedlo por piedad humana, por vuestra propia dignidad, por justicia elemental. Hacedlo por fidelidad a nuestra memoria, pues alguna vez todos fuimos inmigrantes o somos hijos e hijas de emigrantes. ¿Y acaso no ha proclamado Europa que los Derechos Humanos no dependen de la raza, del sexo, del género ni de la religión? Pues tampoco dependen de las fronteras estatales ni de unos papeles en regla. Todas las fronteras, sobre todo las estatales, son en su origen fruto de la guerra o del poder. Repasadlas una a una.

        No dejéis que la utopía o el alma de Europa se desvanezca enredada en ese laberinto de parlamentos, consejos, comisiones y tratados, en esa red de intereses, transacciones, servidumbres y mercadeos en que vemos atrapada a Europa la rehén. Sed valientes. No nos traicionéis. Devolvednos la fe en la vida, en un futuro compartido. La fe en Europa, que somos todos los que estamos y todos los que vendrán huyendo de la muerte. Liberad a Europa, que es una forma de liberar el mundo. Que no os quepa ninguna duda: Europa no será libre mientras no lo sean todos los pueblos.

        Pensad en vuestros hijos. Que no tengamos que oír de sus labios: “Vosotros lo sabíais, y no hicisteis nada”. Sí, nosotros lo sabemos. Vosotros también lo sabéis.

(Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS EL 26 de mayo de 2019)

9 comentarios

  • oscar varela

    Hola ana!
    Preguntale a tu amigo Juanjo
    de cuál UTOPÍA
    te puedas colgar.

    • ana rodrigo

      Gracias, Oscar, por tu consejo. Yo suelo ser utópica en mi vida, pero es que en los temas que he mencionado, hay escaso o nulo margen para la utopía.

      • oscar varela

        Ok!
        Pero veamos:

        1- Juanjo no admitiría (creo) esa dicotomía entre
        – Tu vida, y
        – Algunos Temas que te planteas y comentas angustiada.

        2- Si tú la admites (yo estaría casi de acuerdo)
        – la UTOPÍA no sería Asunto tan absolutamente prioritario
        (como lo es para Juanjo).

        NOTA: A pedido de Juanjo acabo de hacerle el “Destilado”
        de su “ULTIMA LECTIO” editada en Libro:
        “¿Ha muerto la utopía? ¿Triunfan las distopías?”-
        ¿Qué hará con ello? No lo sé! Pero me dijo que lo aprovechará.
        Ya antes, con el “Destilado” de “Telogías del Sur”,
        le hube insinuado la idea de “editarlo-baratito”
        y ADJUNTARLO a la venta del Libro Orignal-completo.
        …………………..
        Abrazo!
        …………………..
        NOTA PARA LA REDACCIÓN ATRIO:
        Creo que falta “actualizar” en el Menú de ATRIO
        el Listado en el Item “Cursos y Talleres”.

  • ana rodrigo

     
    La cantidad y la envergadura de cada uno de los problemas que se enumeran, sobre todo por el club de Budapest, a mi me produce impotencia y angustia, tengo la sensación de que tenemos ahí a la puerta el apocalipsis que barrerá de este planeta todo lo que, tanto el planeta, como las adquisiciones humanas de bienestar había logrado.
     
    Además, es que los problemas mencionados han crecido tan monstruosamente que se han vuelto incontrolables por nadie. Sí, nosotros podemos cuidar nuestro pequeño hormiguero, pero lo que queda fuera de nuestro alcance, sigue su marcha destructora y deshumanizada: el sistema capitalista, no hay quien lo frene, la cuestión medioambiental está quitándonos el “oxígeno” de la vida, los grandes capitales están al servicio de sus dueños, la desigualdad vital entre continentes hacen imparables las migraciones, los millones de toneladas de basura, nos están enterrando, el crecimiento de la población es incontrolable, así como lo que conlleva socialmente el envejecimiento de la población allí donde se controla la natalidad, etc. etc.
     
    A nivel individual podemos hacer pequeñitas cosas, a nivel político todo está supeditado a los intereses de quienes gobiernan, la UE está como una espectadora de lo que Trump o China deciden.
     
    En fin, con gran pesimismo, lo siento, no puedo decir otra cosa. Se van haciendo pequeñas cosas, como si fueran muestras, ante ese gigante amenazante que tenemos delante de nuestros ojos contra el cual no acabamos de saber cómo derribarlo, mientras sigue creciendo descontroladamente.
    ¿Quién convence a los responsables que el dinero que se gasta en armamento, en guerras, o en corrupción o en futbolistas de élite, o en muros, podría proporcionar un desarrollo sostenible en continentes enteros? ¿Acaso se puede organizar una sociedad sin coches o sin aviones o sin fertilizantes o sin plásticos o sin tantos productos químicos para tantos usos, que tanto contaminan? ¿Acaso se pueden paralizar las nuevas tecnologías que van a eliminar tantos puestos de trabajo?

    Cuando yo comencé a militar en movimientos ecologistas hace unos cuarenta años, se veía fácil y posible parar el rumbo que estábamos tomando, y en mi propia vida y en una generación se nos ha ido de las manos.

    Sigamos haciendo lo que podamos, es lo único que se me ocurre.

     

  • Antonio Duato

    José, como siempre hace cada dos semanas, nos envió su artículo, basado esta vez en un documento importante de un llamado Club Budapest. No me gusta que en ATRIO se recomiende lectura de documentos sin facilitar a todos el acceso a los mismos. Le pregunté a José que solo me pudo enviar una copia del documento en francés. Después yo encontré más referencias en Internet, pero no la traducción española.

    En este artículo hemos puesto un enlace a la traducción en castellano del documento citado, hecho por nosotros, y a la página web del Club de Budapest, continuador del antiguo Club de Roma que en los años setenta del siglo pasado empezaron a alertar sobre los límites del desarrollo. Y se pueden ver en ella los 60 socios de honor del club, un gran panel de personalidades.

    Creo que es muy importante leer el documento y revisar después los datos sobre diversos puntos de la crisis ecológica que están en los largos apéndices. Aunque el documento se redactó en 2008, tiene mucha razón Arregi en volverlo a proponer pues no ha perdido actualidad. Y enlace con los más actuales movimientos como el de la joven autista sueca Greta Thumberg.

  • Gonzalo Haya Prats

    Como siempre, toca las llagas con la delicadeza de la ternura.

  • Carmen

    Me uno a esta petición de socorro al parlamento europeo.