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¿Ganas de cuaresma o de carnaval?

Procedentes de una cultura que marcaba los tiempos con los ritos cristianos, bueno es recordarlos todos. Nos ayuda esta vez a dar significado a este Miércoles de Ceniza Martín Gelabert, un dominico teólogo y abierto a la cultura de hoy. AD.

La cuaresma nos invita a tomar conciencia de lo que significa vivir cristianamente en el mundo de hoy

Cada cuaresma hay que vivirla como si fuera nueva. Porque a fuerza de repetirla cada año corremos el peligro de que nos parezca algo banal, rutinario, ya conocido.

Por otra parte, el ambiente social no favorece una buena vivencia de la Cuaresma. El mundo no tiene ganas de cuaresmas, sino de carnavales. La cuaresma invita a superar la superficialidad, el carnaval invita a la frivolidad. El cristiano tiene que ir a contracorriente, hacerse violencia para vivir su fe.

La cuaresma nos invita a tomar conciencia de lo que significa vivir cristianamente en el mundo de hoy. La clave de nuestra vida es Jesucristo, su persona, su mensaje, el misterio de su muerte y resurrección. El es la llave que abre nuestras puertas oscuras e ilumina nuestras tinieblas y malos momentos. Y, por supuesto, también los buenos. En estos tiempos sociales y eclesiales hay buenos creyentes que se plantean muchas preguntas, y sufren al ver tanto egoísmo en la sociedad y tanto pecado en la propia Iglesia. Pues bien, este mundo nuestro encuentra la luz verdadera en la vida y el mensaje de Jesús, en el misterio de su Pascua.

Mirando a Jesucristo descubrimos quienes somos nosotros. Jesucristo nos interpela y nos pregunta qué queremos hacer con nuestra vida, cómo queremos vivir: ¿pensando en nosotros mismos o siendo generosos y abriéndonos al sufrimiento de los demás?, ¿pensando en el placer inmediato o buscando un sentido para la vida?

La primera palabra de la cuaresma es: “rasgad los corazones, no las vestiduras”. En el evangelio del miércoles de ceniza Jesús nos dice que “la cosa va por dentro”. Lo mismo dice el salmo 50: “renuévame por dentro con espíritu firme”. No se trata de hacer espectáculo de la religión. Se trata de volvernos hacia Dios: oración. De moderar nuestra autosuficiencia: ayuno. De compartir para que los pobres tengan lo que en justicia les corresponde: limosna. En suma, de mostrar en nuestra vida la inmensa bondad de Dios. Se trata de dar la espalda a todo cuanto nos aleja de Dios y de los hermanos, para ponernos de cara a Dios, a su amor, a su perdón, a su salvación.

El rito de la ceniza nos recuerda que nuestra vida es frágil: “eres polvo”. No busques en las cosas caducas lo que ellas no pueden darte. Por eso: “conviértete y cree en el evangelio”. Cambia de mentalidad. Busca en la palabra de Jesús la buena noticia que puede llenar tu corazón.

 

3 comentarios

  • oscar varela

    Hola!
    Leo del Autor:
    -“El mundo no tiene ganas de cuaresmas, sino de carnavales”-
    Entonces no sé de dónde saca A.D. que:
    -“Martín Gelabert, (es) un dominico teólogo y
    abierto a la cultura de hoy.

  • Carmen

    Porque claro, es que he tenido suerte con el ambiente que se respiraba en mi familia. Me doy cuenta ahora, desde hace pocos años. Pero hay muchas, muchas personas de mi edad e incluso mucho más jóvenes que han vivido en otro.

    Y es que las respeto profundamente. Porque cuando nos hacemos mayores hablamos como con perspectiva. Y oigo hablar y pienso, con razón, con razón todo. Entiendo perfectamente lo que dice este señor en esta reflexión. Es que él habrá estado desde muy joven viviendo la cuaresma de esa manera. Jamás he tenido conciencia de lo que era la cuaresma. Recuerdo que mi madre le recordaba a mi padre , las bulas. Nada más. En el colegio nos ponían la ceniza y tal, pero era algo que nunca me ha tocado el alma. A lo mejor porque tengo una facilidad de evadirme, bestial. Y cuando tenía veintidós años, murió Franco y la sociedad empezó a cambiar. Me refiero en el aspecto religioso. Ahora está involucionando, creo que se dice así, pero ya tampoco me afecta. He tenido suerte. Al menos así lo creo.

    Pero existe la postura de vivir la cuaresma tal y como dice el artículo,  aunque piense como Ana.

    Y que cada cual viva su fe o su espiritualidad o yo qué sé cuál es la palabra correcta, como la sienta. No me va el sacrificio, pero nada. Soy fumadora, nunca entendí cómo la gente dejaba de fumar en cuaresma y luego volvía a fumar. Pero ,por qué?   Preguntaba. La respuesta era que en cuaresma había que hacer sacrificios. Nunca lo entendí. Sin embargo estuve sin fumar desde los cuarenta a los cincuenta y siete. Y me volví a enganchar. Y nadie, salvo mi persona lo entendió.

    Y es que las cabezas son tremendamente complejas. Por eso hace ya muchos años que dejé de juzgar  las creencias y posturas de las personas. Porque a veces ni yo misma me entiendo. Eso no quiere decir que no opine de lo humano y lo divino, nunca mejor dicho, aunque no tenga unos conocimientos profundos. Me gusta hablar.

    Así que, ánimo. A vivir la cuaresma, pero no se  olviden que no hay que hacer daño a nadie. Ni en cuaresma ni en ningún otro momento del año. Al menos no voluntariamente.

     

  • ana rodrigo

     
    Es cierto que antiguamente los tiempos nos los marcaban los ritos cristianos para renovar nuestra espiritualidad. Ahora también los marca, aunque la mayoría social que se ha apartado de la religión aprovecha la parte festiva, como es el carnaval, las vacaciones de semana santa, las fiestas en honor del patrón o patrona de cada localidad, etc.
     
    Creo que la espiritualidad religiosa no necesita estos compartimentos estancos adjudicados a casillas especializadas en un aspecto concreto de la espiritualidad.
     
    Observo que la espiritualidad religiosa en esta sociedad se va generalizando como un continuun, como una actitud constante ante la vida que no tienes que estar esperando el tiempo litúrgico concreto para revisar tu vida. De ahí que la celebración del miércoles de ceniza se quede reducido a grupos parroquiales muy pequeños, y yo personalmente, no le veo mayor trascendencia. Nadie cambia su vida a trompicones, porque lo dice el tiempo litúrgico y al día siguiente se olvida.