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¿En qué no puedo creer?

        “Gaur zertan ezin da sinistu?” (“¿En qué no se puede creer hoy?”) fue el tema de una reciente charla en Aizarna, este sorprendente rincón guipuzcoano de 300 habitantes, rural y urbano, culto y plural, antigua encrucijada de peregrinos, testimonio patente de las profundas transformaciones de nuestra sociedad en los últimos 60 años.

        No entendí bien qué es lo que me pedía exactamente Joxin, el organizador de la charla. Pero preferí no preguntárselo y tomar la pregunta tal cual, equívoca y abierta como es. Y como a estas alturas cada uno es muy libre de creer o dejar de creer lo que estime oportuno, opté por responder en primera persona. La lista sería interminable, pero he aquí diez cosas (mejor dicho, veinte, pues en cada tema se me presentan dos extremos) que no puedo creer hoy. Mañana, no sé.

        No puedo creer nada que esté en contradicción con la ciencia, es decir, con aquello que está matemáticamente medido y empíricamente comprobado. Pero tampoco puedo creer que la ciencia sea el único ni el supremo conocimiento, ni que solo sea real o verdadero lo que la ciencia puede medir y verificar. Conoce más.

            No puedo creer en un Dios Ente Supremo y preexistente que habría creado el mundo desde la nada y desde fuera, se habría encarnado plenamente como hombre en el pasado, un “dios” que sería causa y explicación exterior de cuanto es. Pero tampoco puedo creer que solo exista este mundo visible, ni que todos los seres –visibles o invisibles a nuestros ojos y aparatos tecnológicos– que forman el mundo no estén envueltos y habitados, impulsados y atraídos por una energía originaria, una creatividad, potencial, espíritu, conciencia, belleza o amor o misterio más grande que todo, transcendente e inmanente a todo. Y tú también eres El/Ella/Ello.

            No puedo creer que el espíritu o la conciencia exista separada de lo que llamamos materia en alguna de sus dimensiones o manifestaciones. Pero tampoco puedo creer que la realidad en su conjunto, ni siquiera eso que llamamos materia, se reduzca a física y química, que de “menos” no esté emergiendo constantemente “más”: vida, inteligencia, conciencia, “espíritu”… en formas inagotables. Santa materia, matriz.

        No puedo creer que el ser humano actual, Homo Sapiens, de este maravilloso planeta azul y verde sea la finalidad, el centro o la cumbre de la Tierra, cuánto menos del universo. Pero tampoco puedo creer que ello nos exima del sumo deber de cuidar la comunidad de los vivientes como si fuéramos los únicos responsables. Cuidemos.

        No puedo creer que los seres humanos estemos dotados de libre albedrío entendido como capacidad de elegir sin estar determinados. Pero tampoco puedo creer que carezcamos de libertad, entendida como capacidad de ser sujetos de nuestro ser, de asumir nuestras condiciones y de ser más felices y mejores. Eres libre de ser.

        No puedo creer que después de esta vida haya cielo o infierno o reencarnación, entendidos como suelen entenderse. Pero tampoco puedo creer que la muerte sea el fin de nada, ni que la Vida haya nacido ni vaya a morir. Vive, y basta.

        No puedo creer que las religiones hayan venido del “cielo” ni posean la verdad revelada ni tengan respuestas a las preguntas humanas. Pero tampoco puedo creer que en sus textos fundantes y en su tradición no puedan hallarse inspiración y sabiduría para hoy, si se liberan de dogmas, formas y paradigmas del pasado. Busca.

        No puedo creer que necesitemos religiones para vivir más humanamente. Pero tampoco puedo creer que podamos vivir humanamente sin una espiritualidad, sea esta religiosa o laica. Una espiritualidad transreligiosa con o sin religión.

        No puedo creer que las religiones tradicionales sobrevivan mucho tiempo en nuestra sociedad del conocimiento y del cambio. Pero tampoco puedo creer que podamos sobrevivir mucho tiempo sin el espíritu o el aliento de la vida. Respira.

        No puedo creer que ninguna creencia sea esencial a la espiritualidad ni que nadie deba creer nada que no le parezca creíble. Pero tampoco puedo creer que podamos dispensarnos de confiar en el corazón de la Realidad, para ser lo que somos y crear un mundo mejor. Credere viene de cor dare: entregar el corazón.

            Las flores de San José siguen bordeando los caminos de Aizarna, como siempre en febrero. Nuestras creencias han cambiado, pero seguimos siendo peregrinos y preguntándonos. ¿Por qué tanta belleza y dolor? ¿Por qué es todo? ¿Por qué vivimos? No busques la respuesta en ningún dogma. Calla, siente, escucha y camina.

                José Arregi

                (Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 17-02-2019)

       

21 comentarios

  • Santiago

    Como sugiere Arregi el hecho que  nuestra humanidad no pueda llegar a abarcar totalmente el Misterio de la Creación y de la Revelación no impide que creamos en la posibilidad -al menos-de que existe algo o alguien por encima de nuestras fragmentada realidad terrestre.

    A nuestra humana realidad le falta algo puesto que nada puede llegar a satisfacernos por completo. Siempre ansiaremos “algo más”. Nuestra búsqueda constante de la Verdad indica que ésta existe y se encuentra más allá de nuestras posibilidades actuales. Cuanto más profundizamos en “los misterios cósmicos”, otros aparecen “de  n o v o” en una serie que parece no tener fin.

    Y es porque luchamos contra las probabilidades. La aparición de la vida racional en un “satélite” de una estrella pequeña como es nuestro sol, situada entre millones de galaxias que componen el Universo, es una improbabilidad entre lo improbable. Es también un misterio que el equilibrio cósmico sea inestable y que dependa de constantes que si variaran en lo más mínimo daría lugar a otro elemento totalmente diferente. Se requirió además una fuerza de una magnitud infinita para lograr la explosión del Big-Bang donde la expansión fue tal que no pudo medirse por las leyes de la física natural ya  que tales magnitudes cayeron dentro de lo “supra-natural”. Nuestras medidas “humanas” desaparecieron.

    Se requirió una inteligencia portentosa para lograr hacer un plan que diera lugar a la vida tal y como fue dilucidado en 1953 por Watson y Crick que es como un ordenador intracelular perfectamente programado con un código biológico complejisimo de datos, secuencias específicas de aminoácidos en la cadena de ADN que es una imposible obra del azar. Plan que implica inteligencia y decisión extrínseca a la materia.

    Es porque ante este cúmulo de huellas luminosas de la  Creación y ante nuestra misma vida humana que nuestra fe oscila en un claro-oscuro que nos mueve a la búsqueda de lo que nos falta que se encuentra más allá de nosotros y que es trascendental. Como dice Blas Lara es la esperanza lo que nos ha de sostener en este camino temporal por el que nos desplazamos hasta el encuentro revelador y final.

    Un saludo ordeal

    Santiago Hernández

  • Carlos Mario Franco Palacio

    Gracias por tu inspirador texto Jose Arregi.  Gracias por lo que crees y no crees; gracias por tu sabia reflexión.  Eres un maestro de la Vida.

  • M.Luisa

    (…) Estamos limitados en el “en sí” del racionalismo, pero no en el “dar de sí” de la racionalidad.

    Estamos limitados pero no somos seres limitados!!

  • Blas Lara

    Me parece que Arregui se muestra atascado porque vive valientemente y en profundidad las grandes interrogaciones que plantea.

    Particularmente vana es la pretensión de encontrar respuestas últimas en la ciencia, aunque muchas personas en España – inclusive científicos – viven aún las ilusiones del positivismo que heredamos del  XIX.

    A María Luisa le diría con toda modestia que son precisamente los excesos de confianza en el pensamiento racional los que nos fallan. El  límibico, las emociones, son peligrosas, pero la racionalidad tiene sus límites y nos atenazará por mucho tiempo en el campo de la religión (y quizás en el de la filosofía).

    Valiente también el relato de Carmen y su actitud ejemplar en los funerales de su amiga.

    Pero yo sigo creyendo aún en la humildad y en la conciencia de nuestras limitaciones al posicionarnos ante las acertadas interrogaciones de Arregui ¡Es que no podemos!  Pataleamos en vano.

    • M.Luisa

      Con toda modestia también por mi parte, Blas, te pregunto dónde ves que en mi comentario loe el pensamiento racional? Todo lo contrario! pues es algo que vengo combatiendo aquí en Atrio desde ya no recuerdo cuando! Claro que tal vez, para simplificar, el otro día errara en mi explicación. Me detendré, pues, un poco más ahora.

      Si por ejemplo desatendemos por un momento a lo que clásicamente, en teoría, se le ha asignado a la inteligencia, a saber, el estar intrínsecamente facultada para idear, formar juicios y conceptos (lo clásico del racionalismo) y hacemos ahora el ejercicio de anteponerle a todo ello nuestra experiencia de intelección humana al enfrentarnos con las cosas que colman nuestra vida, lo que se nos revelará entonces de la inteligencia no serán en primer lugar aquellas facultades sino la irrefragable necesidad unitaria de su acto, el acto de intelección, que en él integra también a diferencia de la mera intuición cerebral, lo empírico, lo sensible.

      Este acto de intelección es el primario del proceso entero de nuestro conocimiento por lo que, cuando luego más tarde, la razón se ponga a pensar llevará consigo, ya no le abandonará este componente humano que es la sensibilidad. La razón no es pura sino sentiente, dirá Zubiri. Siempre abierta y receptiva. No se si me comprendesmejor ahora. Ya me dirás.

      Un cordial saludo

    • M.Luisa

      Hola de nuevo Blas! Quisiera añadir a lo que ya expresé ayer, sobre todo para ponerlo en consideración tuya, que según mi modo de entender el problema que tratamos aquí, el sistema límbico no tiene nada de peligroso pues desde una perspectiva filogenética este sistema límbico, emocional, instintivo, sensitivo, etc., es condición necesaria para la irrupción del sistema cortical superior… no confundamos el racionalismo con la racionalidad… en fin como ahora tenía un poco de tiempo me he permitido hacer esta pequeña aclaración.

      Un cordial saludo

  • Carmen

    Pues, señor Arregi, no sé si lee esto, pero me apetece decirle una cosa.

    El jueves fue el funeral de una compañera y amiga , 62 años. Aquello se caía de gente, montones de antiguos alumnos. Le dije a la persona que estaba a mi lado, no sé si voy a poder con esto .

    El cura que oficiaba la misa, también antiguo alumno, leyó en evangelio de la resurrección y María Magdalena. Me entró como una ira de esas sordas, horrible.

    Pero luego habló. Y todo cambió, se convirtió en persona y antiguo alumno. Genial.

    Ayudé a dar la comunión, mi antiguo alumno me lo permite, aunque hemos discutido a muerte un montón de veces, porque es de estos sacerdotes convencidos, pero siempre que se lo pedía me dejaba .

    Bueno, una sensación superbonita. Estoy segura de que la mayoría no creía tampoco a pies juntillas eso de la transubstanciación, pero se acercaron a compartir conmigo un instante, con una sonrisa de oreja a oreja, como por agradecimiento por todo lo vivido en el colegio con todos nosotros y nosotras, sobre todo con nosotras, sobre todo con mi compañera recién muerta. Así lo entendí y juraría que así fue. Por supuesto que también había otro tipo de persona, pero esos buscaban más al sacerdote y a las monjas.

    Al final, leí el poema viaje a Itaca, ya se ha hablado mucho de la vida de después de la muerte, les dije, ahora vamos a hablar de esta.

    Y pensé después, qué maravilloso sería si todas las iglesias del mundo se convirtieran en lugares donde cada uno de nosotros se sintiese acogido, pensase como pensase, creyeses en la vida eterna o no, o sencillamente no tuviese ninguna certeza. Lugares donde se pueda leer un evangelio con el que discrepas, pero que luego te dejasen explicar lo que piensas. Que no se hablase siempre de un dios lejano que es muy difícil de sentir y que se hablasen de otras cosas humanas, sencillamente humanas.

    Sería estupendo que fuésemos cambiando el crucifijo , con un Cristo derrotado, acabado, por otra imagen que te hiciese pensar lo preciosa que es la vida y que hay que aprovecharla y que eso no significa entregarte a una vida de pecado. Detesto la palabra pecado. Ha hecho muchísimo daño.

    Sería estupendo que fuesen un lugar de encuentro para los que están convencidos de que Jesús es Dios y los que no lo saben o no lo pueden creer.

    Sería esto tan difícil? Porque posible es, el jueves pasado se convirtió la capilla de mi colegio en algo así. Y fue muy sencillo, realmente sencillo.

    Porque , qué importa lo que dices que crees? Lo importante es lo que haces, lo importante somos nosotras, las personas.

    Estoy muy equivocada?

    • Asun Poudereux

      ¡Qué va,querida Carmen! Sería sería estupendo y me atrevo a decir natural, si así lo viéramos y viviéramos en el día a día como una gran riqueza que nos une y sobrepasa sin fin. Gracias.

      Un abrazo lleno de todos los sentimientos. Besos.

    • Mª Pilar

      Muy querida Carmen; acabas de darnos una lección ¡Magistral!
      Así sentiría Jesús, tal como tú lo has vivido.
      ¡Cómo comprendo lo que sientes, vives y nos dices… totalmente!

      Estamos tan cerca… y te doy las gracias por tu saber estar, comentar, y sobre todo… porque hablas desde el corazón; tanto cuando te duele, cuando te disgusta algo que lees, o cuando estás viviendo una realidad diferente.

      Gracias por estar entre este Atrio, que tanto amamos y nos ayuda a seguir adelante.
      Un abrazo entrañable y siempre agradecido.
      mª pilar

  • M.Luisa

    La alternativa a las disyuntivas planteadas por José  Arregi con respecto al conocimiento el cual es lo que  entiendo  subyace en el fondo de ellas,   se la ha de considerar, pienso, a dicha alternativa,     en simultaneidad   con  la disyuntiva que presenta también  el   “intuicionismo” respecto a la  “intelección” propiamente dicha.

    Lo que de instantáneo tiene la intuición puede ser un obstáculo  para el conocimiento ya que la instantaneidad  de esta intuición no abarca sino sólo el aspecto formalmente cognitivo del mismo,   dejando fuera el  aspecto sensible / aprehensor del conocimiento humano.

    Esta errónea concepción del conocimiento ha estado siempre  en el origen  de las creencias, aun así  esto   no significa en absoluto que éstas no puedan tenerse, aunque  ciertamente   supondrían un impedimento para  el conocimiento mismo si éste se cerrara a ellas.

    En cambio, si ponemos la atención en  la   intelección humana  como acto primario del conocimiento descubrimos que su índole  no atañe sólo a su carácter    cognoscitivo o conciencial  como  en el caso de la intuición sino que comprende también lo  sensible-aprehensivo que es lo que en última instancia dota de  fluidez el conocimiento y lo hace inabarcable.

    Y por tanto no estamos  enjaulados porque así ni la ciencia con su insuficiencia tampoco  hubiera sido posible

    Este es, pienso,  el sentido que hay que darle a la teoría de la incompletitud de Gödel.

  • Blas Lara

    Estimado Don José,
     
    Breves comentarios a su interesante artículo :
    1)  Ante las paradojas que plantea Vd, el único camino es el de la esperanza. No el de la fe, si no es fides, confianza (ciega). Sus paradojas esclarecen el tremendo salto existencial que se ha de dar para caer en las manos de Dios como sugiere Gonzalo Haya. Para muchos de nosotros es una terrible exigencia la que se nos pide, Que no es posible satisfacer sin una conciencia radical de nuestra limitación insoslayable. Por eso  es pecisa ….
    2)  Una humildad radicada en nuestras limitaciones  para comprender.: -Ante la inabarcable Universo al que la astrofísica  se ha de rendir  porque apenas llega a explicar sino muy superficialmente .
    –       Ante las extraordinarias complejidades de las estructuras (el Diseño) orgánicas, intracelulares y subatómicas. – Ante el continuamente sostenido funcionamiento de esas  maquinarias fisicoquímicas que alimentan con eenrgía y subtienden redes de comunicación programadas a la milésima de segundo.
    –       Por eso hemos de eliminar toda pretensión de explicar nada totalmente. Estamos enjaulados. ¿El mundo escrito en términos matemáticos ? ¿No fue Galelileo quien se equivocó solemnemente ignorando los límites intrínsecos de la ciencia ? No conoció Gödel
    Buena Suerte  amigo José. Por esos caminos oscuros andamos muchos. Nos queda el amor como consuelo liviano( ?)
     

  • Asun Poudereux

    Me cuesta creer que ante la falta de entendimiento humano la única salida sean las confrontaciones y las guerras, pero tampoco me dejo llevar fácilmente por las buenas palabras y los bellos discursos y propósitos que se alejan de los hechos que se realizan y quedan.

    Me cuesta creer que los engaños puedan venderse como verdades absolutas,  menos preciando las auténticas relaciones humanas, en las que las dudas se esclarecen y no quedan apartadas.

    Muchas gracias y buenas noches.

  • Me ha encantado José Arregui. Suelo asomarme a este ATRIO de vez en cuando y leerte es profundizar en todas las inquietudes que la vida me plantea a mis 41 años.

    ¡Gracias a todos y todas por estar y compartir con los “atrieros” la vida!

    Mucha gracias a todos y un saludo desde el corazón de Andalucía.

  • Mª Pilar

    Me encanta el final:

    “Calla, siente, escucha y camina”.

    Sobre todo “Callar…para… Escuchar”

    De ahí nace el tan necesario conocimiento interior de cada persona; desde ahí, es mucho más sencillo:

    ¡Callar, sentir, escuchar y caminar!

    Sin miedo, sin necesidad de saber… lo que nadie hasta hoy… ha sabido, ni sabe, ni sabrá.

    mª pilar

  • oscar varela

    Hola!

    Leo:

    – “pues en cada tema se me presentan dos extremos

    que no puedo creer hoy.

    Mañana, no sé.”-

    • Carmen

      ‘Y si no le gustan estas frases, tengo otras’
      El decía principios, pero bueno…

    • Carmen

      Es que esto del creer o no creer, no hay tiene respuestas claras. Va como de sentimientos de esos profundos que te dicen, por aquí no, por aquí si…
      Y a veces suceden cosas que te hacen sentir de otra manera. Por eso creo que dice: mañana, no sé. Porque quién sabe? Nadie sabe cómo vas a sentir mañana.
      En fin.
      Coincido en muchas cosas en la manera de pensar de este señor. Solamente tengo que esperar a que hable. Parece que expresa lo que pienso. Es estupendo. Porque menudo nivel tiene … Domina el lenguaje de una manera envidiable. A mí me quitas el lenguaje corporal, sobre todo las manos y … Uf. No sé expresar lo que siento.

  • Carmen

    Pues yo , tampoco.

    Hoy por hoy, mañana, no sé.

    Un abrazo

  • ana rodrigo

     
    “No busques la respuesta en ningún dogma. Calla, siente, escucha y camina” dice Arregui, entre otras muchas cosas comunes a todo ser pensante. Y quizá sea ésta la respuesta, no única, a tantas preguntas que se nos interponen en nuestro caminar.
     
    Tenemos razón y razones para formularnos infinitas preguntas a las que nunca encontraremos respuesta, como, por ejemplo, es el dolor y la muerte, pero si la respuesta es que hay que vivir entre tantas turbulencias mentales y emocionales, habrá que ir desbrozando el camino de la vida para aprender a caminar sin certezas, pero mirando al horizonte para vislumbrar razones para vivir. Y esta tarea debería ser la más importante en nuestras vidas, porque las evasiones sistematizas y ancladas en nuestro día a día, no sólo no te resuelven nada, sino que te pueden abocar al precipicio vital cuando llegan los momentos difíciles.
     
    Las certezas que conseguimos son agarraderas que cualquier vendaval te las puede echar por tierra, pero hay que buscarlas, de lo contrario el vértigo vital puede ser mortal. La belleza, la bondad de tanta gente, la empatía con nuestros semejantes sufrientes, disponer de ideales por los que vale la pena luchar, etc. etc., son objetos de fe en los que vale la pena creer.
    Gracias, una vez más Arregui, por proporcionarnos estas reflexiones tan sustanciosas.

  • Gonzalo Haya

    Estoy de acuerdo con las veinte no-creencias que expone aquí Arregi, aunque matizaría su formulación. Estoy de acuerdo con la actitud intermedia entre los dos extremos en los que no cree. Estoy de acuerdo en que estas creencias o no-creencias pueden ser modificadas mañana, y seguramente serán por lo menos modificadas. Le agradezco como siempre esta exposición valiente, clara, y abierta, en un tema tan complejo.