Resumimos aquí un capítulo del libro de Marcelo Muñoz La China del Siglo XXI. Sugerimos a todos que el libro íntegro pueden conseguirlo gratis si lo quieren en PDF, dirigiéndose a Diana@catedrachina.com, y si lo quieren impreso en papel pagándolo.
Es imposible encuadrar a la China actual en ese encasillado clásico de la jerga occidental, porque ninguno de esos tres calificativos podría expresar la realidad de ese país en el que cabe toda África y Europa, que cuenta con millones de kilómetros cuadrados y con 1.300 millones de habitantes, el 30% de la población mundial.
Un país cuyo PIB ha crecido entre 1978 y 2007 a un ritmo anual del 9,9% anual, y luego a un ritmo de 7,2%, que desde una renta per capita de 200 dolares en 1978 ha pasado a otra de 8..583 en 2016, y ha atraído a 900.000 millones de euros de inversión extranjera, ha importado ingentes recursos de tecnología, etc. etc.
Bien es verdad que toda esta evolución ha producido unos efectos colaterales negativos. De una cierta igualdad en el nivel económico y expectativas de vida de toda la población se ha pasado a otro de desigualdades entre ricos y pobres muy parecido al de USA, que el medio ambiente se ha deteriorado de una manera alarmante y costará un esfuerzo ingente remediar los desastres que ha producido, que se han descuidado los servicios públicos, que los casi diez millones de campesinos que han sido transvasados del campo a la ciudad,, del sector rural al industrial y de servicios, han pasado por una situación de precariedad y desatención graves, que la proliferado la corrupción, y que todo esto condujo a la tragedia de Tiannanmen de 1989...
En Europa, en Occidente, se considera dogma de fe que una excesiva planificación estatal no es un buen sistema para generar un ritmo de progreso importante. China ha demostrado que esa planificación, bien dirigida y racionalizada, puede dar lugar a unos ritmos de progreso como los del 9,9% anual del PIB o del 7,2% que hemos citado anteriormente.
Eso sí, esos ritmos se modulan mediante planes quinquenales, una fórmula tomada del modelo soviético. Y que esos planes no se programan “hasta las próximas elecciones generales” como en Occidente. En China los programas se diseñan para las próximas generaciones.
Para llevar agua del sur húmedo al norte desértico y sin agua se han abierto ya dos canales de 1000 kilómetros, y se ha iniciado un tercero que arrancará desde el Himalaya hasta el norte a donde llegará para el año 2050.
Para 2025 China se propone ser un país de referencia mundial en todas las tecnologías.
Está en marcha la Ruta de la Seda en versión siglo XXI que se propone alcanzar los cinco continentes , cuya primera etapa será alcanzada en 2049.
Con acento entre crítico y respetuoso, según las vocees, se critica a China por haberse movido “por libre” al margen del FMI, del Banco Mundial, del Consenso de Washington, de las propuestas y consignas económicas de Occidente. Lo cierto es que los programas de desarrollo han sido elaborados en casa por las Universidades chinas, por colectivos de científicos e ingenieros que han sido seleccionados por el método de la meritocracia (!no confundir la meritocracia china con la de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, es un método milenario que viene funcionando desde los tiempos de Confucio, y trabajan desde un servicio estatal hasta consejos territoriales en todo el territorio.
Ya en los años 1970, Den Xiao Ping enfatizaba que “el mercado no es exclusivo del capitalismo, cabe en el socialismo chino”. Los debates entre técnicos y políticos en torno a las fórmulas de progreso son fuertes, continuos, amplios, con posiciones muy diversas.
Pero todo el mundo en China tiene muy claro que la misión del Estado es dar pleno juego al mercado, manteniendo de todas las maneras el poder suficiente para regular la economía y para impulsar con eficacia los servicios sociales.
Y esta es exactamente la diferencia y el secreto del progreso económico y social de China. El poder político, que representa el Partido Comunista, está al servicio del bien común de todos los ciudadanos, pero de ninguna manera a la disposición y el capricho de los grupos financieros.!Así de difícil y así de sencillo!
Para poder progresar, los chinos en el Gobierno tuvieron que elegir el capitalismo económico de Estado contra la esencia de su misma ideología que condena el sistema capitalista como el causante fundamental de los males de la sociedad humana.
Sin embargo, ellos no dejaron el poder totalitario con la ideología comunista puesto que su última meta era el poder de “la nueva clase” que es la élite del Estado omnipotente. Esto no ha variado en absoluto. No vale e l progreso material si no tengo libertad de expresión, no puedo tener los hijos que deseo y mi vida depende por entero en la voluntad de un gobierno materialista, policíaco y ateo.Es explicable que las grandes fortunas chinas vivan fuera de su propio país puesto que la jaula puede ser “de oro” pero sigue siendo jaula y prisión al mismo tiempo.
Mi experiencia con los totalitarismos ideológicos como forma de vida fue nefasta. Le regalo la expriencia a los que se decidan a vivir en países que hayan adoptado esa forma de gobierno entre ellos China, Corea del Norte, Cuba, Vietnam, y Venezuela.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Estoy leyendo con sumo placer, el libro de:
¡Marcelo Muñoz – China 2050!
Y con gozo, os invito a leerlo, es un verdadero placer, está escrito… como en un constante diálogo con autoridades en todos los campos.
Ahora estoy en el cap. 2 tercer apartado.
Es fascinante, y muy necesario para intentar comprender el sentir de la humana China.
Lo podéis conseguir en :
“Cátedra China” de manera gratuita como nos dice este art.
De verdad, que lo vais a disfrutar.
Un abrazo entrañable.
mª pilar
En libro, su precio creo que es 10 €.
De verdad, merece la pena.
mª pilar
Afortunadamente, las democracias occidentales (la de Bolsonaro, la de la Arabia Saudí, la de Venezuela, etc etc.) cuentan con la protección del guardián-buitre carroñero Trump, heredero de los aliados que mantuvieron a Franco en el poder durante cuarenta años…Y con la tutoría del FMI, del Banco Mundial, de los financieros de Wal Street, de la City de Londres, y de todos los buitres que velan por los intereses del gran capital y por los recortes a los pobres.
Desafortunadamente, China no cuenta con todos esos protectores de las democracias occidentales, ni con la de los medios de comunicación que informan debidamente al pueblo para que vote con pleno conocimiento de causa, sabiendo lo que vota…
Si China fuese una dictadura, hoy seguiría mandando el régimen que impuso Mao…pero Mao fue derrotado por movimientos populares de máxima amplitud, y cuyas cabezas pensantes planificaron la evolución que les ha llevado a la situación actual, en la que el gobierno proyecta la política en beneficio del conjunto de la población. En la que China ha tomado la cabeza en el movimiento de lucha contra el cambio climático, mientras Trump dice que le importa un comino que el universo reviente…El gran demócrata de Trump que nos protege, que levanta barreras en la frontera de Méjico…
Es imposible aplicar a China las recetas de Occidente..Mejor diríamos que hay que abrir un diálogo sincero entre Occidente y China para aprovechar lo que de bueno tenemos aquí y lo que de bueno tienen ellos.
Antes de ver la paja en el ojo del vecino, deberíamos mirarnos la viga incrustada en los ojos de nuestras plutodemocracias o demoaristocracias…
Lo que más me ha llamado la atención de lo que llevo leído de este interesante planteamiento que nos presenta Marcelo M.
Que su salida de la crisis, no recayó para nada en el pueblo, para rescatar a los bancos; mirando este movimiento, tengo que pensar:
Que no podemos mirar hacia China, con la mirada que tenemos de nuestro país. Primero, somos a su lado, como una pequeñísima parte de lo que China es; y segundo, ellos tienen una formación milenaria basada en el pensamiento de Confucio, tienen en su base, un comportamiento admirable.
Claro que en todos los sitios “cuecen habas” y habrá como en todos los lugares del mundo, buenas y menos buenas personas.
Cuando han salido de aquellos oscuros y duros tiempos de Mao y sus más cercanos… han abierto las puertas a los distintos pensamientos, y solo piden a cambio (hablo del poder… claro está) no ingerir en su manera de gobernar, ni levantar “sospechas” para defender los otros pensamientos. Pueden buscar a cuantas personas quieran seguir sus ofertas de vida, pero respetando sus bases.
Las personas chinas que he tenido el gozo de conocer, son extremadamente respetuosas, amables, alegres… aunque estén sufriendo la más terrible persecución.
Y sinceramente, no podremos comprender su caminar… si no los miramos desde allá y sus circunstancias.
¡Gracias Marcelo por tu hermosa manera de acercarnos a ellos!
Un abrazo entrañable.
mª pilar
¿Se podría hablar de un capitalismo de Estado en China? Reinvertir los beneficios en beneficio del pueblo (más del futuro que del presente) bajo el control del Gobierno (elegido no muy democráticamente).