Carta abierta al Partido Comunista Chino

Con esta carta concluye el autor su libro La China del siglo XXI. Marcelo es el fundador y presidente de Cátedra China desde su constitución en 2012. En este think tank y en sus libros está volcando su largo contacto con la cultura y la vida de China, a donde llegó en 1978, siendo testigo de los grandes cambios. Lo mismo que hemos publicado en ATRIO otros textos suyos volveremos a publicar o resumir aquí otros textos suyos. A nosotros nos toca irlos asimilando y/o discutiendo. AD.

No quiero que parezca pretencioso. Ni soy quien para redactar este mensaje. Me anima a ello mi condición de ciudadano del mundo, y me considero un poco del mundo del futuro, en el que China va a jugar, ese es mi convencimiento, un papel relevante, y el Partido Comunista Chino, por tanto, va a tener una gran influencia.

        Me considero amigo de China, país al que he dedicado el 75 % de mi vida adulta, como tema central de mi actividad profesional, intelectual, política, … país en el que más tiempo he residido, trabajado, en el que más amigos tengo, en el que más he debatido sobre los temas y retos del mundo del siglo XXI, después de España.

        Esas son mis motivaciones para escribir esta carta y, desde ella, dirigirme al Partido Comunista Chino amistosa y respetuosamente, y repetir lo que he expuesto a algunos de sus miembros, y buenos amigos, que me he ido encontrando a lo largo de 40 años. Incluso me siento obligado a ello, aunque solo sea por gratitud, por lo mucho que he aprendido en China, de China y de los chinos, y del Partido Comunista Chino.

        Comienzo con la certeza que tengo de que, en esta coyuntura de la historia, China ha adquirido una especial responsabilidad como potencia global, para colaborar eficazmente en el mejor cumplimiento de los derechos humanos, firmados por China en la Declaración de Naciones Unidas.

        Y, corno pasos para conseguir que esos derechos se cumplan progresiva­ mente más y mejor, pido al Partido Comunista Chino, que en su acción política diaria, camine sin descanso, en el plazo más corto posible y a lo largo del siglo XXI, para:

• Eliminar la pena de muerte de toda su legislación y promover su elimi­nación en todos los países que aún la mantienen.
• Defender la igualdad de género en todos los ámbitos, y la paridad en todos los órganos de dirección de China: político, jurídicos, empresariales, salariales, etc. e implementar los medios y leyes para ello.
• Colaborar con la comunidad internacional para la eliminación de toda discriminación de género, sexual, racial o étnica, y defender la libre cir­culación de las personas.
• Promover la supresión global del armamento nuclear, incluida China.
• Promover la eliminación global de los paraísos fiscales, empezando por impedir su utilización a sus propias empresas.
• Implementar los medios financieros, de investigación e innovación para alcanzar la contaminación «cero» en 2050, el abastecimiento de agua y alimentación a toda la población mundial.
• Impulsar el diálogo entre las primeras potencias y en todos los foros multilaterales, sobre las exigencias políticas y éticas de la democracia y los derechos humanos, desde la diversidad en sus formulaciones, en la búsqueda de elementos comunes, corno base de unos principios éticos globalmente aceptados.
• Promover, en el mismo sentido, el diálogo de civilizaciones, basado en la autonomía de la política, y el respeto a toda creencia y moral individual, corno esferas distintas e independientes, sometidas a las leyes
• Defender los principios de convivencia internacional, la no injerencia en los asuntos de otros países y el respeto a su soberanía e integridad
• Promover, a nivel global, las medidas políticas y económicas hacia una globalización más justa, y hacia un comercio internacional abierto, y regulado por normas pactadas y respetadas por todos los países.
• Promover la paz y la solución de todos los conflictos por vía pacífica, especialmente donde se han recrudecido las tensiones por más largo tiempo, como en el conflicto palestino israelí.
• Contribuir a que la ONU y sus agencias sea un instrumento con autoridad para hacer que sus decisiones sean cumplidas por todos.

       Con estos y otros logros similares, China podrá ser el Centro de una humanidad, fortalecida sobre los derechos de la persona en sociedad, fundamentados en la filosofía confuciana, de la Ilustración y universal .