Mujer

27 años, tres hijos, gitana de poema de Lorca con ojos pintados por Romero de Torres, talla 36. La niña mayor seis años, el mediano dos y el bebé dos meses. Duerme en el carrito con la capota echada hacia delante para evitarle la luz. Está sentada frente a mi después de haber hablado con una de mis colegas de la asesoría aquí en la parroquia. La maraña de circunstancias que la rodean ha hecho que fuera menester según la letrada que la ha escuchado que me las relatara a mí. Las canas pesan para bien.

Cuando el hombre con el que vivía desde hace ocho años se enteró que estaba embarazada de dos meses se fue de la casa sin más y no ha vuelto a saber de él. Siguió con el embarazo, parió y aquí duerme a mi vera el tercer hijo suyo. Lo ha inscrito en el registro civil con sus apellidos e hijo de soltera pues lo es, ya que no se habían casado ni por el rito gitano, ni por iglesia alguna, ni con registro de pareja de hecho. “Este es mío. Los tres son mis hijos. Pero este es mío, pa mi”.

Antes de este embarazo trabajaba y ha cotizado ocho años a la Seguridad Social. Como no tiene paro, ni subsidio y no puede trabajar, la mantiene su abuela que tiene la no contributiva de 350 euros al mes. Con eso pagan los alquileres de las dos casas, la suya y la de la abuela, luz, agua, dodotis y comida. Como no llega va una vez al mes a las hermanitas de la Cruz, de sor Angela con estameña marrón y toca bien cerrada en el óvalo de la cara y manto negro, para que le 15 euros para pagar el alquiler de la casa de la Junta y otros 15 para ayuda de dodotis. Como van tantas mujeres a las hermanitas no la han podido apuntar en la lista, pero la hermana de la portería la cuela siempre.

¿Y ahora qué? Pues ahora tenemos que conseguir que el juzgado apruebe el convenio de los niños para que pueda presentarlo a la Junta para que le puedan incluir en la Renta básica. Papeles y más papeles. Cuando tengamos la renta básica y por tanto el convenio llevará al de dos años a la guardería y tratará de hacer lo mismo con el bebé. Y entonces volverá a trabajar.

La miro y le digo que piense bien la otra posibilidad de protección que sería más rápida. ¿Presentamos una denuncia contra el padre de los niños por abandono de hogar y pedimos protección para ti y los niños? Los ojos negros me los clava en la asaura, abre los brazos y me dice: “De ese y con ese na de na. Ni agua quiero. Usted no sabe el favor que nos ha hecho a los niños y a mí, sobre todo, quitándose de en medio”. Y me cuenta lo que ha padecido los últimos cuatro años. Y las humillaciones y las maldades.

Ya es tarde y el niño se despierta y ha de irse.

Desde 2011 Rajoy. Antes Rodríguez Zapatero. Más antes Aznar y Felipe González. Y aquí siempre el PSOE. Y políticos de izquierdas y derechas y jueces conservadores y progresistas y profesores y periodistas nos iluminan con el Estado de derecho. Y Casado, Rivera y Abascal han sacado una bandera, con pulsera y pasodoble para que suspire España que nos la van a romper el Puigdemont y el Torra. España está rota y quien no lo vea está cegato perdio o tiene muy mala entraña. Y suena un tiento por las tres mil que habla de una mujer vieja que con 350 euros sostiene a tres nietos del Piyayo y a una real hembra de 27 años que se come el mundo por sus niños y no quiere un hombre al lado ni en foto. “¿Usté me entiende?”. No te voy a entender, criatura.

Alberto Revuelta