Pensaba Albert Einstein que la religiosidad (o el “sentimiento religioso”, o la “mentalidad religiosa”) tiene dos modalidades diferenciales. Él las denomina religiosidad supersticiosa y religiosidad cósmica.
La religiosidad supersticiosa se genera –a partir de las más remotas etapas de la evolución de la humanidad– desde el sentimiento de miedo: el temor de la criatura, incluso el pavor, a los designios implacables del Creador (“perdona a tu pueblo, Señor”, “no estés eternamente enojado”… cantábamos despavoridos en las procesiones y misiones populares del pasado siglo). Y los rezos, súplicas y oraciones estaban dirigidas a influir en el Ser Supremo para que cambiara sus designios… (Lo cual no deja de parecerle a Einstein una incongruencia, además de considerar su inutilidad fehaciente, por estar empíricamente demostrado que la marcha del mundo y de los procesos sociales y biológicos están regidos por leyes bastante independientes de las plegarias humanas).
La religiosidad cósmica parte de otra mentalidad para la que rezar no consistiría en hablar, sino en escuchar.
Quien reza desde esta mentalidad o este concepto de su Fe no pretende influir en los designios de Dios para que cambie en benevolencia su presunta crueldad, o sus actuaciones justicieras y vengativas. Lo único que se pretende con la oración, o con los rezos, es abrirse a lo inescrutable, es escuchar su Palabra (el Logos) a través de los aconteceres que envuelven el misterio del mundo.
Y es confiar que es la genuina respuesta de la Fe (fides es la raíz etimológica de la confianza…). Confiar en una sabiduría y una bondad absoluta y transcendente.
Tal vez no sea mala cosa reflexionar con Einstein…
…Ni con Beltrand Russell, cuando afirma: “Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas”. Pues, situándonos en el terreno de las personas inteligentes, me atrevo a sugerir que podría ser de provecho intelectual y moral un ejercicio saludable, siguiendo la línea de la duda metódica de Descartes: poner en duda, como método intelectal, algunas de nuestras convicciones, en este caso, la de la religiosidad que de toda la vida practicamos, si es auténtica o está falseada, o descafeinada, o trasnochada, o excesivamente rutinizada… Es por lo que propongo que nos pongamos en situación mental de duda cartesiana, y nos apliquemos, metódicamente, un test de autenticidad religiosa.
Estos serían los ítems del test:
- si es piadosa (en su sentido etimológico, derivado de su raíz latina, pietas). Es decir, si es efectivamente compasiva, respetuosa, benevolente, misericordiosa… con hechos, no solo con palabras o con sentimientos);
- si inspira sentimientos, actitudes y acciones adecuados para una convivencia equitativa, justa y, sobre todo (cada persona desde su limitada parcela de poder), promotores de justicia, de gratuidad y de amor;
- si enfoca la inabarcabilidad de lo transcendente desde una actitud de humildad realista y asombrada, abierta a la esperanza y lejana de cualquier clase de fanatismo, sin creerme, desde mis criterios personales, poseedor de la verdad absoluta);
- si no se limita a juzgar, sino que es perdonadora e inspiradora de sentimientos positivos (misericordiosos) para con los errores humanos de las personas y sus limitaciones existenciales;
- si promueve asombro estético ante la belleza enigmática de lo creado, lo cual eleva la experiencia existencial a regiones superiores del espíritu, abiertas a la creatividad y al progreso...
Es decir: Todo lo que no tiene que ver con el fanatismo inautentificador, ni con el pernicioso narcisismo, que tan peligrosamente se infiltran hasta en las más bienintencionadas actitudes y exigencias religiosas y morales.
Pues sí.
Einstein tuvo razón una vez más. A mí me va la cøsmica. No sé exactamente lo que quiere decir el señor Troyano, pero comparto totalmente lo que creo que quiere decir.
Y además, cuando tienes algún problema que te hace pensar en el final. O cuando has despedido a personas a las que has querido muchisimisimo, y que de hecho las sigues queriendo , porque si algo tengo claro es que la muerte no es más fuerte que el amor de verdad , Te consuela un montón el pensar que todos formamos parte de todo. Que formamos parte de un universo y que el azar ha permitido que existamos y que existieran aquellas personas a las que hemos querido.
Y lo único que me molesta y me fastidia es no haber sido capaz de entender algo tan simple antes.
No necesito un dios externo. Necesito a un dios que forme parte de todo. De mí también.
Supongo que no habrán entendido nada. Pues eso me pasa a mi muchas veces con ustedes. No es uno de mis mejores días. Se siente.
Pues sí te hemos entendido, Carmen. Se siente.
Besos
Einstein como científico de la física naturalmente que sentía simpatía por la cosmología y también como a ti, Carmen, le iba la cósmica pero también hay que reconocer que al final sus trabajos ya apuntaban a establecer algunas bases de lo que sería la Física Cuántica.
Establezcamos, por ejemplo, una relación entre Cosmos y cosas… sí, esto es verdad, sin embargo con el ser humano inmerso también en Él, esta relación queda como algo insuficiente ya que los humanos al pensarlas, al pensar las cosas las convertimos en reales, en cosas reales, por tanto y para resumir :el “Cosmos sentido deriva en Mundo pensado” recíprocamente “el Mundo pensado se fundamenta en el Cosmos sentido” es decir, el Universo todo forma una unidad, pero decir todo es Dios no es correcto, al menos desde mi punto de vista.
Un abrazo
Y “Jesús pasó haciendo el bien”.
Una persona sorda en su proceso de desmutización tiene dificilísimo acceso al lenguaje abstracto, no digamos ya a la alegoría, la metáfora, el mito etc., etc. etc. Cuando yo intentaba adaptarle a mi hija el mensaje evangélico al momento en el que estaba desarrollando su lenguaje en cuanto a comprensión y expresión, ella me dijo: quieres decir que tenemos que ser buenas personas. Sin comentarios.
Hola Ana!
Que
1- “Jesús pasó haciendo el bien”, y
2- “hay que ser buenas personas”
son “genuidades” básicas
la 1- para el cristiano
la 2- para todo ser humano (lo llamaron “sinderesis”)
Estamos hasta la coronilla que las cosas no sean así.
¿Entonces?
* ¿qué es lo que falla?
* ¿quién tiró la banana? (cfr. “tanguito imprescindible”)
No me siento capacitado para proponer un test de autenticidad religiosa. Además cuando me proponen un test, sea del tema que sea, tengo la mente tan complicada que me asalta la duda porque en cada pregunta me surgen matices, limites difusos del marco de la pregunta. Por ejemplo, si me preguntan o me pregunto si puedo mostrar hechos de benevolencia, misericordia, …, promotor de justicia, gratuidad amor, …; pues depende, no me gusta decir ¡ostras que bueno que soy! porque no tengo dudas de que podría haberlo hecho mucho mejor en todo. Por otra parte, recrimina la propuesta del test “el juzgar” y yo le preguntaría ¿qué otra cosa es el test sino juicio de autenticidad religiosa?
Añado que si una medida de la autenticidad religiosa, (y que dice que eleva la experiencia espiritual a regiones superiores del espíritu), es el asombro estético ante la belleza enigmática de lo creado, la nota que podría sacar del test de autenticidad sería un rotundo suspenso. Mi mirada hacia la Naturaleza es radicalmente cientista, y lo que veo es una Naturaleza despiadadamente destructora. Las estructuras que se forman como estrellas, galaxias, …, montañas, valles, …, entran en una vorágine constructiva y destructiva sin sentido alguno, y sobre todo que los animales incluidos nosotros tienen que luchar por sobrevivir, siempre amenazados por el sufrimiento, las enfermedades y la muerte. En ella no encuentro ni pizca de justicia, de compasión, …, y menos aún de amor. Otra cosa bien distinta es nuestra esperanza en el Reino de Plenitud y el Proyecto de Vida que Jesús nos propone.
Quizás el único punto del test en el que podría estar de acuerdo es el de la inabarcabilidad de lo trascendente (sin caer en fanatismos, ni poseedor de verdades absolutas). Sin embargo, no veo la relación entre asumir esta posición y la autenticidad religiosa. ¿No asumirlo significa la no autenticidad? Resultaría que aquellos que se deciden a caracterizar a Dios-Trascendente de algún modo, que se atreven a decir algo sobre Dios, …, ¿tendrían al menos una autenticidad religiosa disminuida?
Gracias al autor por esta reflexión. Vamos caminando.
La autenticidad expresa la verdad profunda del ser humano, no rigiéndose por convenciones ni hábitos superficiales. Por lo que no necesita de adjetivos de ningún tipo.
Los auténticos sentimientos son transparentados en sus acciones. Hechos a los que no otorga mérito sino gratitud por vivirse como regalos a compartir, no siendo nadie, sino el Amor quien abraza.
La autenticidad conoce bien sus sombras que no enmascara, pues comprende lo no perfecto como lo más humano. Y humilde no puede ser juez, sino de sí misma.
El asombro la visita y abre puertas a sus potencialidades, conectándola a todo lo que la trasciende sin serle nada ajeno. Por eso confía y deja que sea, siendo.
La autenticidad calla más que la mente, y también sabe escucharla… Para después acallarla, sin levantar barreras ni poner etiquetas enfrentadas.
Sabe del caminar en que infinitas y variadas sendas se han de encontrar.
Un abrazo.
La lectura de este art.:
Me ha hecho experimentar una gran paz; no soy una persona doctorada en nada… pero se me ha dado una gran inquietud, un deseo profundo, incansable…de seguir el Proyecto de Vida de Jesús el Galileo.
No sé, si el Test, confirmaría mi esencia en la manera de vivir, que ha ocupado cada día (desde muy temprana edad) de conocer…¡escuchando! cuanto me rodeaba.
Muy especialmente:
En ¡La vida que me rodeaba!
Se me ha regalado una mirada profunda, que mirando cuanto me rodea, despierta en mí… ¡un no se qué! que no es mió… se me ha entregado, y yo lo vivo con intensidad.
Ya no me pregunto… si soy buena o mala (enseñanza antigua) asumo mis imperfecciones a la hora de actuar, en algunos momentos de la vida; y he aprendido… no a fustigarme… porque esa es una labor baldía, sino a levantarme, y aprender de mis equivocaciones, errores; porque eso es..:
¡Vivificante-don de vida!
Cuando fui creciendo… siempre descarté todo aquello enseñado, que paraliza la vida, la capacidad de pensar de ¡Ser!
¡Gracias… por este remanso de paz, que su lectura me ha regalado!
Y esto, se lo debo en especial a mis padres; y a todas las personas extraordinarias que han pasado por mi vida.
mª pilar
Hola!
Interesante consideración “terapéutica”.
Solo “terapéutica”. Buena. No da pa’más.
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No da pa’más que pa’ la Duda “METÓDICA”.
¿ y La Duda “VITAL”, la de los PROBLEMAS?
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Para nuestro tiempo
(y el de hace bastante rato, Einstein es emblemático en ello)
Lo INESCRUTABLE solo se lo acepta como INESCRUTADO.
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Nuestro tiempo
(y el de hace bastante rato, Einstein es emblemático en ello)
ha ido priorizando al “CON EL MAZO DANDO”
y secundarizando al “A DIOS ROGANDO”.
A mi modo de ver, no la religiosidad, pero si la espiritualidad. No cree en el Dios TU…, y me explico…
Dios convenimos que es todo. Luego en ese todo estoy incluido yo. No es un Otro (aunque en lo otro también esta). Dentro y fuera de mi, todo es Dios. Luego juntar las manos y rezar al cielo, es en cierto modo absurdo,porque como dicen que decía Mahoma, “Dios está mas cerca de ti que tu vena yugular”. Mejor nombrar eso numinoso e inefable como lo denominan los orientales. El TAO, y dicen: El tao que se puede explicar, no es el TAO.
Toda la creación es hija del Tao NO, no hay ni padre ni madre ni hijo. todo es una red sin principio ni final, y todo es todo, y como es arriba es abajo. Trabajando mi interior con vistas a ser mas feliz y transmitir esa felicidad a los demás, creo que es la mejor manera hacia la trascendencia.
Pero como el Tao es todo. Pues es YO; TU, y ELLO. Si lo buscas fuera de ti, también esta…
Otra cosa. Estamos en la era del todo globalizado, y cada vez mas. Las “religiosidades” proceden de diferentes culturas. Hora es que de verdad superemos las religiosidades y abracemos la espiritualidad realmente kosmica. En lo esencial el ser humano es igual en todo el globo. Hora es de que abracemos una espiritualidad antropologicamente UNA. De hecho cuando la religiosidad es autenticamente liberadora desde diferentes puntos culturales, se llega al mismo lugar.
Cualquier referencia a Einstein da materia a pensar y reflexionar. El análisis a la cual nos invita el autor nos conduce a una mirada de lo que es nuestra fe, en que consiste y como se refleja en el cotidiano de nuestra vida. Sin seguir el esquema presentado, diré que para mi Dios es parte de la Humanidad en la persona de Jesus que sigue siendo un hombre, parte de la Humanidad. Cada dia, conversando con él le digo Tu eres allí en el corazón de nuestras vidas. En él se encuentra la sabiduría que el Espiritu que nos mando aclara y orienta en cada uno de los que se ponen en su escucha. A la luz de todo eso avanzamos en el camino de la vida actuando mas que hablando, dando por lo que somos un testimonio que va por el camino de la sabiduría de Jesus. El ADN QUE LA FE INSCRIBE EN CADA UNO DE NOSOTROS TIENE COMO CARACTERISTICAS: LA VERDAD, LA JUSTICIA, LA COMPASION, LA MISERICORDIA. Para mi, la fe es el camino que nos acerca siempre mas de ese ADN que nos hace libres. El Dios que conozco se llama Jesus de Nazareth de los Evangelios y de lo que es en mi corazon. Con Él, es posible una relación personal que reconforta y aclara nuestro camino. Un camino que nunca va en contra del Jesus de los Evangelios.
Con una larga experiencia de religión y de psicoterapia, Fernando nos propone superar una religiosidad supersticiosa (infantil) mediante una religiosidad cósmica (de madurez), con los pies en la tierra. Y lo concreta en cinco criterios muy sensatos; que abarcan tanto nuestra dimensión vertical hacia Dios (humildad y asombro) como nuestra dimensión horizontal (justicia y compasión humana). Una buena síntesis de nuestra posición religiosa y humana.
¿Religiosidad cósmica? Esto ¿qué significa? Mi religiosidad me la reservo hacia Dios Misterio- Trascendente y el modo o camino para alcanzarlo por el Reino de Dios anunciado por Jesús. El Cosmos no es trascendente. Yo no puedo adorar religiosamente los valles, los ríos, las montañas, …, la estrellas, las galaxias, los agujeros negros, los pulsares, …, los olmos, los robles, la higuera, …, los pajarillos, las serpientes, los leones, … ni tampoco las fuerzas fundamentales: electrodébil, nuclear fuerte, gravedad; ni el orden evolutivo que emerge de ellas que incluye los seres vivos y también nosotros.
Pero la naturaleza no es determinista, sino que abre un abanico de posibilidades desde las condiciones previas al suceso siguiente, con probabilidad variable. Por lo común no hay caos, es decir, no puede suceder cualquier cosa en cualquier parte, (milagros), porque los hechos imposibles no se dan, sino que los sucesos siguen las leyes naturales, que los seres humanos hemos descubierto y formulado por observación repetitiva, siempre de modo provisional y revisable.
Por que existen posibilidades varias con probabilidad diversa, sobre todo en la vida humana individual y colectiva, yo puedo desear que se den unas en lugar de otras y puedo imaginar un poder divino actuando en el instante en el que una de esas posibilidades se hace efectiva. No haciendo lo imposible, sino jugando con las posibilidades que existen en las condiciones previas.
Orar no significa cambiar los designios de Dios como si eso fuese factible, porque esto parte de una concepción de Dios creador con todo planificado y determinado. Yo veo más bien la “creación” de Dios (si esto en verdad sucede), con un sentido evolutivo y emergente, implicado en el tiempo y en lo que va sucediendo valiéndose de las probabilidades diversas de cada posibilidad de ocurrencia. ¡Cuántas cosas pudieron haber sucedido en la historia, tanto en la naturaleza como en la humana y en nuestras vidas, que no ocurrieron!
Tal vez no sea tan descabellado pedir a Dios que nuestros deseos se cumplan, evidentemente si no pedimos lo imposible, y si lo trabajamos para poner las condiciones previas para que lo que queremos pueda suceder.