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Como lo ve una laica

 

¡Esto tiene que ser ATRIO! Un lugar donde escuchar y tomar con libertad la palabra. Esto ha hecho Asun y este moderador se lo agradece mucho y ánima a todas y a todos a hacer lo mismo. AD.

      Siendo desconocedora de todo un entramado de cargos e influencias, el mundo eclesiástico,  aun así, no puedo ni quiero dejar de  decir lo que siento  y creo ver. Ignoro también hasta dónde pueda llegar  alcanzar mi voz,  porque  soy mujer,  pero agradezco enormemente que esto se  haga público en Atrio.

      Puedo ser tachada de tremendista, lo sé, con tal de no detenerse a mirar de frente y sin complejos a lo que apunto. Los hechos y la historia cuentan. Y ahí me quedo. No construye abrir  heridas, si es para que se queden,  sino aprender a curarlas y si es posible a evitarlas ya, al menos, en las generaciones siguientes.  Vale la pena pararse y  con confianza trabajar en ello.

      Siempre se nos ha inculcado a los laicos lo que hemos de creer, hacer y purificar. Jamás se nos ha tenido en cuenta, más que en las homilías y discursos  en momentos puntuales  para recordarnos  que todos somos Iglesia. Por lo demás,  las puertas se cierran en la práctica  a lo que se ha dictado que no es de nuestra incumbencia. ¿? Sin embargo no lo veo así.

      La curia, la alta jerarquía y todos los demás cargos del mundo clerical, a mi parecer,  llevan  directa e indirectamente el timón del barco que amenaza hundirse. Si la tripulación del barco no es capaz de darse cuenta que es a ellos a quienes toca aclarar y aclararse  para  evitar  su hundimiento,  el barco  podrá alargar su naufragio y hasta dar apariencia de hacerse con el timón,  si es que no se da la alarma antes de sálvese el que pueda, desnudo y sin equipaje, pero libre.

      Quiero decir que muy poco, apenas nada,  podemos hacer desde el otro lado de la orilla tan lejana y las más de las veces ignorada, es decir,  desde el terreno de los laicos.  Lo que se hunde no lo hemos hecho nosotros, por más que se diga lo contrario. Los que están dentro y más o menos próximos al puesto de mando local, regional, nacional e internacional  de la Iglesia Institución son los que tienen  que actuar y deben moverse. Pero ya. Sin ningún temor de perder “méritos”,  e incluso de ser  tirados  por la borda,  si continúa primándose más el barco  con sus bienes e  influencias que las personas honestas  integrantes.

      Se ha de acabar con este acomodamiento  patriarcal, que se viene mostrando  incapaz de hacer frente a las dificultades y crisis  por  sí solos, las que ellos mismos causan y derivan.  Así como ha de hacerse con las personales,  que  surgen y urgen, las que a todas las personas les son propias y peculiares,  para trascenderlas y  seguir creciendo  con  y  junto con ellas, es lo que de modo natural se espera hagan con todas ellas. Sin embargo,  lastimosamente,  venimos observando,  una y otra vez, que tratan de desviarlas  acudiendo fuera, sirviéndose de medios y manifestaciones favorecedores de imagen y, sin dudarlo, ayudándose de los “desplazados” laicos. Y aquí remarco, muy especialmente,  que su gran soporte mediático  venga de  las mujeres,  siendo más numerosas, receptivas y hasta diría sumisas a este tipo de llamadas y “urgencias”.  No más incongruencias.

      Así que sean valientes y tengan confianza.  Los miedos,  cómanselos.  Respétense  y  dialoguen. Sean honestos. Desde dentro hagan  ruido y silencio,  escucha, uno con otro, en grupo y por separado. Únanse, pues. Acepten lo que solo a ustedes concierne, y hagan  frente a sus crisis y cuestionados  privilegios, y, por fin,  des-amarren su  férreo hermetismo.  Tengan confianza. Olvídense del poder.

      Sean honestos,  humildes y  se arremanguen, soltando amarras. Suden  en su esfuerzo,  llénense de callos,  si hace falta,  pierdan todo el peso excedente, cargas innecesarias,  para hacer,  por ustedes mismos,  lo que les  incumbe más que a nadie en este mundo, el suyo. El que se han venido construyendo para sí y que apenas es reconocible a lo que anhelaba y por lo que murió Jesús.

      Que no haya nada ni nadie que impida,  ni les impida,  llevar a cabo su anhelo de justicia y transparencia,  respeto, libertad  y verdad, si es que algo de ello queda en sus vidas,  en sus entrañas compasivas: El de posibilitar  abrir el camino haciendo  realidad el Proyecto de Vida del Galileo, el Jesús de Nazaret, que acoge y es de toda la Humanidad,  al que llaman  también  Jesús, el Cristo. Ahí seguro que nos encontramos (sin perdernos en el espacio-tiempo en diatribas inútiles),  en la amplia senda del Amor sin barreras.

      Y todo lo demás, aunque no lo crean (se lo dice una minúscula laica),  se les dará por añadidura.  Y se alegrarán junto con toda la Humanidad  por ello.

      ¿A qué están esperando?

15 comentarios

  • Asun Poudereux

    Hola  a todos los amigos atrieros. Primeramente deciros que me han alegrado mucho  vuestras aportaciones y expresiones de gratitud para con esta  compañera minúscula  en aspecto y peso  social.
    Como veis hay todavía muchos miedos.  Me remito al artículo del Señor Barberá en el día de hoy:
    Biografía de Jesús
    Carlos F. Barberá, 24-septiembre-2018
    Esto de dar preminencia a la biografía de Jesús, tal y como la tradición se ha ido esmerando en transmitirnos,  puede hacer perder en el camino su esencia. Jesús, la atemporalidad del espejo en donde toda persona que busca  llegar a ser una misma, se abre a la comprensión de quien es y  lo que en profundidad y honestidad comparte con los demás desde lo más primario a lo más liberador en las interrelaciones humanas.
    Jesús, independientemente de su vida personal en un tiempo y lugar,  es el fondo de un  tú y yo cuando se reconocen  en él.
    Me gustaría que tranquilamente escucharais a Mónica Cavallé en esta entrevista. Enriquecedor y liberador. Fuera miedos y más confianza en quienes somos.
    Muchas gracias a vosotras y vosotros.  Iñaki, no te lo pierdas.
    Un abrazo abierto y conciliador.
     
    https://youtu.be/G6OewbRrKX8

  • ana rodrigo

    Gracias, Asun, por esta reflexión tan clara, tan nítida y tan sabia que nos ofreces, y perdón por mi retraso en entrar a tu escrito (ando liadilla con familia, nietos, nietas, etc….).

    Si leemos el evangelio con atención y “escucha”, junto a tantos millones de personas que hacen lo mismo en el mundo, podríamos cambiar el mundo pues nos daríamos cuenta cuáles son las prioridades de Jesús: los pequeños, los que no cuentan en la sociedad, esos son los más próximos a Dios.

    Dices en tu escrito: “Ignoro también hasta dónde pueda llegar  alcanzar mi voz,  porque  soy mujer”, si te leyese Jesús le diría a sus discípulos, mirad a esta mujer, símbolo del colectivo social ignorado, menospreciado, machacado y marginado como seres inútiles, estas personas pequeñas serán las primeras. Y ya ves lo que han hecho con nosotras, la sociedad y la Iglesia. No necesita muchas explicaciones esta cuestión.

    Pero, al igual, que en la sociedad, las mujeres tenemos que hacernos presentes en todos los ámbitos, que hasta ahora están copados por hombres.

    El patriarcado reinante en la Iglesia se ha privado de lo que la otra mitad de la humanidad y el 80% de la Iglesia, las mujeres, tenemos que decir y hacer. La Iglesia se ha convertido en una estructura piramidal, el la cúspide el Papa, va bajando con los demás jerarquías clericales, y la base, extensa  y amplia base, al igual que en la sociedad feudal, los laicos y las mujeres. Justamente lo contrario de lo que Jesús proponía a sus amigos peleándose entre ellos por ver quién era el primero.

    Hablemos, gritemos, sumemos nuestras voces y digamos basta ya de tanto poder y tantos oropeles eclesiásticos, basta ya de tapar la boca al laicado y a las mujeres. Será la única manera de que se nos deje hablar, de que se nos considere iguales, de relacionarnos como iguales: mujer y laica, a mucha honra.

    Gracias, Asun.

  • M.Luisa

    Estoy releyendo estos días el libro de J.J.Tamayo “La Utopía motor de la historia” un libro cuyo contenido es todo un canto a la dimensión utópica de la realidad, algo muy revelador  para encajar con optimismo lo apuntado por Asun  en este artículo.

    Estaba, pues, esta  mañana muy de mañana  repasando el capítulo en el  F. Mayor Zaragoza, hace su exposición  recordando  lo que decía Ilia Prigogine

    “Nada emerge de las aguas remansadas. Para que una reacción tenga lugar. Es necesario el amor, la alteridad, el ser “nosotros” sin cesar para que surja, al fin, el manantial tan procurado, tan soñado.”

    Enseguida mi pensamiento me ha llevado a la lectura que hice ayer de este escrito de Asun,  estableciendo similitud entre ambas, viendo en ello  que su anhelo lo tenemos ya muy  ganado.

    ¿Por qué? podemos preguntarnos. Porque el manantial ya está dado. Es la idea que tenía en la mente cuando días atrás, en un contexto favorable a los  cambios dentro de la iglesia, negué que éstos conllevasen  riesgo alguno y lo dije en el sentido de profundizar en lo ya dado, no en el sentido  de perdernos en  transformaciones.

    Si desde la laicidad cristiana partimos  es de  profundizar de lo que se trata. Se trata de una tarea profundizadora, no  transformadora. La labor transformadora es más bien cosa del laicismo

    Bien, me quedan más cosas por  decir pero me están arrancando de mi escritorio, ah! Sí, Mónica Cavallé muy recomendable!

    Gracias Asun!

  • Asun Poudereux

    Gracias a todos amigas y amigos. Vuestra peculiaridad enriquece mucho más que separa.
    Por supuesto que en toda persona hay un trocito de verdad, a la que se  despierta  la experiencia vivida. Pero,  todo hay que decirlo,  la mayor parte del tiempo nos perdemos a nosotros mismos en discursos y palabras. Tanto más si la influencia a ejercer es priorizada por el  poder, sea este el que  sea y esté donde esté.
    Os transcribo una pequeña reflexión de una filósofa, pionera del asesoramiento filosófico sapiencial, Mónica Cavallé,  dentro del prólogo de su último libro, al que me he asomado tan solo un poquitín esta mañana:  El Arte de Ser.

    “……Ponemos etiquetas que confundimos con el verdadero conocimiento de las cosas. LAS PALABRAS, SIN MÁS, SUSTITUYEN A LA EXPERIENCIA  (las mayúsculas y negrita son mías). De este modo, mantenemos a raya la verdad interna y sentida de lo que estamos nombrando. Esta deformación, por la que creemos conocer sin conocer realmente y por la que permitimos que la realidad nos toque y nos transforme, es característica de nuestra época y de cierta deriva de la actividad filosófica.
    Manejar ideas, palabras y argumentos no equivale a encarnar comprensiones vivas. Especular sobre algo no equivale a descubrir, ver y sentir desde dentro ese algo. Tener conocimientos no modifica necesariamente nuestro nivel de conciencia. El conocimiento filosófico es inoperativo en la medida en que pertenece a la modalidad del tener y no del ser. TODOS HEMOS EXPERIMENTADO LO QUE ES UN CONOCIMIENTO INOPERATIVO (las mayúsculas y negrita  son mías); por ejemplo, cuando decimos saber que algo no nos conviene, pero no por ello lo abandonamos. “Eso ya lo sé”, expresamos movidos por la pereza. “Ya lo sé” significa que esas ideas no nos resultan nuevas, que incluso las podríamos articular con elocuencia. Ahora bien, eso que decimos saber, ¿lo vivimos? Si no lo vivimos, realmente no lo conocemos.”

    Y  ahora no me preguntéis el porqué.  Porque no hay respuesta. Un gran abrazo.

    • Hola Asun
      Creo que el próximo libro que me voy a regalar e intentar leer va a ser El Arte de Ser, de Mónica Cavallé. Las mayúsculas en negrita me han enganchado. Eskerrik asko, muchas gracias, por tu sugestiva aportación.

  • ELOY

     
    Hola Asunción  Poudereux, muchas  gracias por tu reflexión.
     
    Tu artículo pone de relieve, a mi modesto entender, un problema que está más enraizado de lo que pudiéramos pensar en las conductas humanas corporativas.
     
    Me explico: Los “profesionales”, los “entendidos”, “los especialistas” en cualquier materia tienen muchas veces serias dificultades – o no hacen el esfuerzo suficiente – para entender a los que ellos consideran “legos” en el asunto. Aunque el tema de que se trate afecte precisamente a esos “legos”.
     
    Un caso muy claro puede verse cuando un docente no escucha con suficiente atención y ánimo de entender a sus discípulos.  
     
    O un médico no escucha con suficiente atención no solo a sus pacientes, sino a las familias o personas concernidas necesariamente en su cuidado.
     
    Porque los “entendidos” piensa muchas veces que son solo ellos los que tienen las respuestas, sin llegar a comprender que no hay respuestas válidas sin que existan preguntas previas.
     
    Gracias de nuevo.
     

  • Al leer esta reflexión me vino a la mente los poderes dado a Pedro (Mat. 16,19)
    Mateo 16:19 ^
    Y á ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

    y los poderes dado a la comunidad  de los creyentes (Mt. 18,18)
    Mateo 18:18 ^
    De cierto os digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.

    La Iglesia que tenemos se construyo sobre los poderes de Pedro, dejando completamente de lado los poderes de la comunidad cristiana. Hoy, nos toca recuperar plenamente ese poder para dar a nuestras comunidades el espiritu y el testimonio de Jesus. Según mi parecer, el poder imperial de una Iglesia clerical y oligárquica se acaba. Pedro y todos los discípulos tienen que andar juntos con el pueblo de Dios. Tienen que deshacerse de todo para hacerse a todos.

     

  • Gonzalo Haya

    Comparto totalmente este claro planteamiento de Asun. No sé si puedo considerarme laico o no, pero creo que en el Reino promovido por Jesús no hay distinción entre laicos y consagrados. Y si hay alguna distinción es que los últimos son los primeros. Creo que estamos en una situación semejante a la que encontró Jesús en su pueblo. Él no partió del Templo de Jerusalén, sino de las aldeas de Galilea. El pueblo (digamos “los laicos”) lo acogió y lo entendió mejor; la jerarquía lo crucificó. Deseo y espero que el pueblo cristiano resucite el espíritu de Jesús en nuestros tiempos.

    • oscar varela

      Gonzalo ¿cuál es el asidero histórico-verdadero
      de tu afirmación:
      -“El pueblo (digamos “los laicos”)
      lo acogió y
      lo entendió mejor;
      la jerarquía lo crucificó”?
      ………
      Que el Poder jerárquico sea una mierda
      no amerita que el “pueblo” sea el Ángel del Señor.
      Todavía hoy los “pueblos” siguen votando
      pa’la misma mierda que los Dirigentes.
      ………
      Recuerda que el verbo latino “populari”
      significaba más bien “devastar” que “poblar”.
      Las “puebladas” tienen efecto devastador,
      casi al estilo de Zelotes y “endemoniados”.
      Nunca podrían mancomunarse con el Proyecto
      de No-Violencia.
      (este Asunto resuma de lo que estamos viendo
      en los Artículos de Salvador Santos)
      ………
      También reconozco que el vocablo “pueblo”
      se nos ha venido haciendo equívoco.
      Abrazo!

      • Gonzalo Hsya

        El pueblo lo entendio y acogio MEJOR, pero ni entonces ni ahora llegsmos a entenderlo

  • Mi padre tenía una frase que según el tono en que la dijese y la manera de mirar, te hundía en un pozo profundo o te elevaba por encima de las nubes : qué grande eres!

    Pues eso te digo: qué grande eres !

  • Por favor.

    Qué genial eres

    Y qué bonica.

    Lo que se está perdiendo la iglesia cuando personas como tú se sienten minúsculas dentro de ella.

    Vamos todavía!

    Un abrazo

  • m. pilar

    ¡¡¡¡Gracias Asun por tuclaridad, sinceridad, honestidad y valentía!!!

    Me uno a ti, en este hermoso deseo, lo sueño cada día, esperando un nuevo amanecer, sé, que no es sencillo renunciar a los poderes de este mundo… pero si de verdad quieren salvar … la Esencia de la Buena Noticia que Jesus proclamó:

    ¡¡¡No hay otro camino!!!

    Abandonar el lujoso trasatlántico que han adquirido… y regresar a la barca primera.

    Un abrazo entrañable.

    m* pilar

  • oscar varela

    Está bien la foto de invierno ¿no?

  • Antonio Rejas

    La Iglesia Institución tal como la conocemos no ha ayudado nunca a hacer realidad el proyecto del Reino de Dios iniciado por Jesús. Ni tampoco los laícos hemos echado la bronca a los clérigos como se hace en la actualidad, en este articulo y en otros cuyo número va creciendo. Estamos en el comienzo del cambio alentado por Francisco. Hay que seguir hasta conseguir “lo que anhelaba y por lo que murió Jesús”.