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¿Añadir a la lista a Juan José Tamayo? ¿A qué lista?

Tras el rifirrafe mantenido con Miquel el 13 de agosto, le dije que ATRIO quedaba abierto para otros artículos que enviase. Le sugería algún tema, por ejemplo el posible o nulo impacto que tuvo en su juventud la revuelta del mayo 68. Pero ha preferido volver sobre la antigua cuestión de quienes nos hemos equivocado al dar un sentido a una frase de Loisy (1857-1940). Ahí va pues el texto completo que me ha enviado Miquel. Para quien quiera ver el texto con todas sus notas enlazadas, sus tablas y diversos colores, que acuda a su blog . ¡Buena lectura! Y puede volver aquí para trasmitir su comentario. AD. 

A finales de 1999, citando una carta mía del 95 a un amigo, jesuita en Bolivia, escribía en mi web:

Otra cita que en toda reunión de eclesiásticos progres e izquierdosos sale es ésta: Jesús anunció el Reino y vino la Iglesia. Normalmente se recuerda esta frase con un tono de tristeza: “¡Qué pena que ahora tengamos una Iglesia! ¡Qué bien estaríamos si ahora siguiéramos anunciando el Reino“.

En aquel momento no hice lista ni puse nombres, quizás porque los que solíamos asistir a estas reuiones de “progres e izquierdosos” la habíamos ya oído muchas veces.

Más tarde, ya en una reactualización de 2009, añadí unos nombres:

Últimamente (2009) he añadido dos ejemplos de autores que citan esta frase dando la impresión de que no la han leído en el libro original. A uno de ellos, lo podríamos colocar a la izquierda; el otro, a la derecha.

Schillebeeckx, en Jesús, Historia de un Viviente, (original del 1974, traducción castellana del 1981) dice:

Alfred Loisy dijo, no sin ironía, que Jesús predicó el Reino y que lo que vino fue la Iglesia (pág. 372)

Ratzinger/Benedicto XVI dijo:

Otra variante de estas concepciones que abren un foso entre Jesús y el anuncio de los apóstoles se encuentra en la afirmación, que se ha convertido en famosa, del modernista Alfred Loisy: “Jesús anunció el Reino y ha venido la Iglesia“. Son palabras que dejan traslucir ironía, ciertamente, pero también tristeza: en lugar del tan esperado Reino de Dios, del nuevo mundo transformado por Dios, ha llegado algo que es completamente diferente -¡y qué miseria!-: la Iglesia

José Mª. Díez-Alegría citaba también esta frase en su libro “Yo creo en la esperanza” (1972). Posiblemente también la citaba de memoria. Así le expresaba mis dudas…

Han pasado los años, y tanto unos (“los progres e izquierdosos”) como otros (los que podríamos considerar de “derechas”) siguen citando la famosa frase de Loisy, sin dar muestras de haber tenido tiempo, en más de un siglo (de 1902 a 2018), de poder leer esta frase en su contexto original, en su libro L’Évangile et l’Église.

Reprocher à l’Église catholique tout le développement de sa constitution, c’est donc lui reprocher d’avoir vécu, ce qui pourtant ne laissait pas d’être indispensable à l’Évangile même.Nulle part, dans son histoire, il n’y a solution decontinuité, création absolue d’un régime nouveau; mais chaque progrès se déduit de ce qui a précédé, de telle sorte que l’on peut remonter du régime actuel de la papauté jusqu’au régime évangélique autour de Jésus, si differentes qu’ils soient l’un de l’autre, sans rencontrer de révolution qui ait changé avec violence le gouvernement de la société chrétienne. Reprochar a la Iglesia católica todo el desarrollo de su constitución es lo mismo que reprocharle el haber vivido, algo que no dejaba de ser indispensable al mismo Evangelio. En ningún momento, en su historia, hay una ruptura en su continuidad, una creación absoluta de un régimen nuevo; sino que cada progreso se deduce de lo que le precede y así podemos ir remontando sin encontrar revolución alguna que haya cambiado con violencia el gobierno de la sociedad cristiana -del régimen actual del papado hasta el régimen evangélico centrado en Jesús-, por muy diferentes que sean el uno del otro.
En même temps, chaque pogrès s’explique par une nécessité de fait qui s’accompagne de nécessités logiques, en sorte que l’historien ne peut pas dire que l’ensemble de ce mouvement soit en dehors de l’Évangile. Le fait est qu’il en procède et qu’il le continue. Igualmente, cada progreso se explica por una necesidad de hecho que viene acompañada de necesidades lógicas, y así el historiador no puede afirmar que el conjunto de este movimiento esté al margen del Evangelio. Procede de él y lo continua.
Des objections qui peuvent sembler très graves, au point de vue d’une certaine théologie, n’ont presque pas de signification pour l’historien. Algunas objeciones que, según el punto de vista de una cierta teología, pueden parecer muy graves, no tienen casi significación alguna para un historiador.
Il est certain, par exemple, que Jésus n’avait pas réglé d’avance la constitution de l’Église comme celle d’un gouvernement établi sur la terre et destiné à s’y perpétuer pendant une longue série de siècles. Mais il y a quelque chose de bien plus étranger encore à sa pensée et à son enseignement authentique, c’est l’idée d’une société invisible, formée à perpétuité par ceux qui auraient foi dans leur coeur à la bonté de Dieu. Es cierto, por ejemplo, que Jesús no había previsto ni reglamentado ninguna constitución de la Iglesia, como si debiera ser un gobierno establecido sobre la tierra y destinado a perpetuarse durante una larga serie de años. Pero hay algo más extraño todavía a su manera de pensar y a su enseñanza: la idea de una sociedad invisible, formada a perpetuidad por aquellos que tendrían fe en su corazón en la bondad de Dios.
On a vu que l’Évangile de Jésus avait déjà un rudiment d’organisation sociale, et que le royaume aussi devait avoir forme de société. Jésus annonçait le royaume, et c’est l’Église qui est venue. Elle est venue en élargissant la forme de l’Évangile, qui était impossible à garder telle quelle, dès que le ministère de Jésus eut été clos par la passion. Hemos visto que el Evangelio de Jesús tenía ya un principio rudimentario de organización social y que el reino también debía tener forma de sociedad. Jesús anunciaba el reino y es la Iglesia la que ha venido.. Ha venido ampliando y desarrollando la forma del Evangelio, que no podía ser conservado manteniéndose siempre igual, una vez que el ministerio de Jesús hubiera concluido por la pasión.
Il n’est aucune institution sur la terre ni dans l’histoire des hommes dont on ne puisse contester la légitimité et la valeur, si l’on pose en principe que rien n’a droit d’être que dans son état originel. Ce principe est contraire à la loi de la vie, laquelle est un mouvement et un effort continuel d’adaptation à des conditions perpétuellement variables et nouvelles. Le christianisme n’a pas échappé à cette loi, et il ne faut pas le blâmer de s’y être soumis. Il ne pouvait pas faire autrement. No hay institución alguna sobre la tierra o en la historia humana cuya legitimidad y valor no podamos cuestionar, si partimos del principio que nada tiene derecho a existir si no es en su estado original. Este principio es contrario a la ley de la vida, la cual es un movimiento y un esfuerzo continuo de adaptación a unas condiciones perpetuamente variables y nuevas. El cristianismo no ha escapado a esta ley, y no es necesario criticarlo por haberse sometido a ella. No podía hacer otra cosa.
La conservation de son état primitif était impossible, et la restauration de cet état l’est également, parce que les conditions dans lesquelles s’est produit l’Évangile ont à jamais disparu. L’histoire montre l’évolution des éléments qui le constituaient. Conservar su estado primitivo era imposible y restaurarlo también lo es, ya que las condiciones en las cuales el Evangelio ha surgido han desaparecido ya para siempre. La historia muestra la evolución de los elementos que lo constituían.
Ces éléments ont subi et ne pouvaient manquer de subir beaucoup de transformations; mais ils sont toujours reconnaissables, et il est aisé de voir ce qui représente maintenant, dans l’Église catholique, l’idée du royaume céleste, l’idée du Messie agent du royaume, l’idée de l’apostolat ou de la prédication du royaume, c’est-à-.dire les trois éléments essentiels de l’Évangile vivant, devenus ce qu’ils ont eu besoin d’être pour subsister. Estos elementos han sufrido -y no podía ser de ninguna otra manera- muchas transformaciones, pero son siempre reconocibles, y no es nada difícil ver qué es lo que representa hoy día, en la Iglesia católica, la idea del reino celestial, la idea del Mesías promotor del reino, la idea del apostolado o de la predicación del reino, los tres elementos esenciales del Evangelio vivo, convertidos hoy día en aquello a lo que se han visto obligados para poder seguir subsistiendo.
La perspective du royaume s’est élargie et modifiée, celle de son avènement définitf a reculé, mais le but de l’Évangile est resté le but de l’Eglise. La perspectiva del Reino se ha desarrollado y se ha modificado, la de su venida definitiva ha reculado, pero el fin del Evangelio ha permanecido como el fin de la Iglesia.
Alfred Loisy
L’Évangile et l’Église
Pag 152ss
Alfred Loisy
L’Évangile et l’Église
Pag 152ss

En ningún momento, en su historia, hay una ruptura en su continuidad,

Nulle part, dans son histoire, il n’y a solution de continuité

El historiador no puede afirmar que el conjunto de este movimiento esté al margen del Evangelio.

L’historien ne peut pas dire que l’ensemble de ce mouvement soit en dehors de l’Évangile.

Ha venido [la Iglesia] ampliando y desarrollando la forma del Evangelio

Elle [l’Église] est venue en élargissant la forme de l’Évangile,

Las condiciones en las cuales el Evangelio ha surgido han desaparecido ya para siempre.

Les conditions dans lesquelles s’est produit l’Évangile ont à jamais disparu

Pero el fin del Evangelio ha permanecido como el fin de la Iglesia.

Mais le but de l’Évangile est resté le but de l’Eglise.

Recordemos que Alfred Loisy, en l’évangile et l’église, está “dialogando” con Adolf von Harnack, quien en otoño de 1899 había pronunciado en la Universidad de Berlín, con una asistencia regular de más de seiscientos alumnos de todas las facultades, sus famosas conferencias sobre la esencia del cristianismo. Estas conferencias fueron publicadas en 1900 con el título das wesen des christentum

Creo que podemos añadir a Juan José Tamayo en la lista de los que citan esta frase sin haber leído el libro, ya que en su escrito Tridecálogo para la descolonización del cristianismo, que yo he podido leer en ATRIO, en el punto 7 dice:

  • 7. Deseclesiastizar el cristianismo. Hans Küng se pregunta si la Iglesia puede apelar razonablemente a Jesús de Nazaret y si está fundada en el evangelio. La respuesta viene de dos autores ideológicamente alejados. El primero es el teólogo modernista francés Alfred Loisy, condenado por el papa Pío X en 1903: “Jesús anunció el Reino y lo que vino fue la Iglesia”. Y yo añado: ¡Qué fracaso! En parecidos términos se expresaba medio siglo después el exegeta católico Rudolf Schnackenburg, biblista de referencia de Benedicto XVI: “No la iglesia, sino el Reino (de Dios) constituye la última intención del plan divino”.

Veintisiete años más tarde (1929), en el PRÉFACE a la quinta edición, Alfred Loisy recuerda -a la vez que confiesa que ya ha perdido buena parte de su buena voluntad primera del 1902- sus discretos esfuerzos para que el catolicismo oficial (“intransigente, encerrado en las fórmulas de los últimos concilios i encíclicas papales, encarnado en la curia romana, gran máquina política por la cual el papado administra los negocios de la religión”) comprendiera la necesidad de una reforma indispensable de las doctrinas absolutas del catolicismo oficial (la revelación, la autoridad histórica de los evangelios, la divinidad de Jesucristo, la institución divina de la Iglesia y de los sacramentos), reconociendo que fue un intento absurdo de un hombre que no pretendía otra cosa que mantenerse lo más cercano posible del catolicismo tradicional.

La doble finalidad que tenía era, por un lado, instruir sin rupturas al clero católico sobre el estado real del problema de los orígenes cristianos, demostrando contra la crítica protestante que este estado no imposibilitaba una apología del catolicismo; que la Iglesia aparecía como un desarrollo necesario y legítimo del Evangelio.

Ou plutôt le double objet qu’il avait en vue était d’instruire sans fracas le clergé catholique sur l’état réel du problème des origines chrétiennes, tout en démontrant contre la critique protestante que cet état ne rendait point impossible l’apologie du catholicisme; que l’Église y apparaissait, au contraire, comme un développement nécessaire et légitime de l’Évangile.

Para hablar del Reino de Dios anunciado por Jesús (reino que, según el evangelio de Mateo, Juan el Bautista ya lo anunciaba), aconsejo la lectura del libro los mitos políticos de Manuel García-Pelayo. Para los que ya no estén acostumbrados a leer “libros”, sino sólo “blogs”, puedo ofrecerles, como “producto de la casa”, esta “página web”, que quizás algunos podrán considerar un poco demasiado larga

 

Y si por una de las mil razones que uno pueda tener no hay oportunidad de lerla, puede quedarse al menos con el enunciado de la tercera tesis o afirmación:

Cuando las condiciones psico-sociológicas que hicieron posible la proclamación del Reino de Dios (como una formulación adaptada del mito del “reino feliz de los tiempos finales”), desaparecen, desaparece también la vigencia del tema del Reino de Dios.

El lector (¡Beatus ille!, si ha llegado hasta aquí) habrá advertido que no entro en el tema de fondo que plantea Juan José Tamayo en este número 7: si hay que “Deseclesiastizar” o no el cristianismo y cómo hacerlo. Sólo indico que la frase citada por él del abbé Alfred Loisy no juega a su favor.

Pero la lista de los que citan la frase de Loisy sin haber leído el libro no queda cerrada con la incorporación de Juan José Tamayo. Podemos ampliarla incorporando a Antonio Duato. En su escrito editorial, publicado en ATRIO el 13 de agosto (Inesperada circular de un autor de ATRIO), dice:

Yo sabía ya que esa frase no está en el libro de Loisy El Evangelio y la Iglesia. Aunque tal vez la dijo o escribió en otra parte…

Sin comentarios…

Afirmación insólita en Antonio Duato, ya que él invita a sus lectores

Puede quien quiera, ver la cuestión en el  blog de Sunyol  o con más profundidad en Cuadernos de la Diáspora nº 18 (2006) que está accesible en  Servicios Koinonia.

En ambos documentos queda bien patente que la frase en cuestión está en el libro de Loisy L’Évangile et l’Église.

El segundo link señalado por Duato remite a un estudio de 186 páginas de Domingo Melero sobre el modernismo. El estudio incluye los textos de Légaut sobre el modernismo anotados, más una selección de fragmentos, noticias y presentación de algunos de los personajes que padecieron la represión antimodernista. Para la frase en cuestión (La frase más citada) hay que ir a la página 124 del pdf (hasta la 129). La interpretación de D. Melero es coincidente con la mía: después de tantos años podríamos discutir quién depende de quién. Yo argüiría a mi favor que mi publicación llevaba fecha de 1999 y que su estudio era del año 2006; y él replicaría recordándome que los dos libros de Loisy (L’Évangile et l`’Église y Autour d’un petit livre) me los había regalado él.

 

A quien ha llegado (¡Beatus ille!) hasta aquí también le pueden interesar, a más a más de los links ya señalados, los siguientes:

Incluye visita al cementerio de Ambrières, breve estudio sobre la frase de su tumba, un comentario de George Tyrrell, lo que publicó el Observatore romano

Lo que el Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús dice de él

A través  de un intercambio de cartas con Isidoro Galán, cura obrero de Cartagena

Incompleta, en proceso de fabricación. La dejo en formato de word, por si alguien la quiere aprovechar y hacer los cambios que estime oportunos. Agradeceré que estos cambios me lleguen…

·         El Modernismo teológico en Juan Ramón Jiménez

Un texto de  Juan Ramón Jiménez

 

10 comentarios

  • Entre la apabullante hojarasca que el autor vuelca aquí, con la pretensión de ser leído, leo si, pero a “vuela pluma”. Pero me detengo ante estas palabras:

    ” La idea de una sociedad invisible, formada a perpetuidad por aquellos que tendrían fe en su corazón en la bondad de Dios.”

    (La negrita es mía)

    Una “Iglesia” sin clero, sin posesiones materiales, sin burocracia, sin poder terrenal. Solo gente unida por afinidad en torno a la sabiduría que se pueda desprender de los evangelios y de otros libros de sabiduría.

     “¿Qué es el la gnosis?

    Qué es Gnosis: El término gnosis deriva de la palabra griega Γνωσις (gnosis), que significa conocimiento. Se trata de un fenómeno de conocimiento espiritual experimentado por los gnósticos (sectas cristianas primitivas del gnosticismo). Para los gnósticos, la gnosis es el conocimiento que es parte de la esencia humana.”
    (De Google)

    Hoy el termino cristiano para referirse a la espiritualidad y sabiduría Universal se queda estrecho y corto.

    Podríamos formar un grupo llamado gnóstico simplemente y ahí de forma abierta figuraría el cristianismo e integrantes de otras religiones. Que nos relacionáramos por afinidad. Unidos pero libres.

    Esto hoy es posible con el Internet. Una “Iglesia” gnóstica y realmente Católica o Universal.

    La intendencia y las infraestructuras las podríamos reducir a un 10 %

    Claro. si uno se pone a inventar, con lo primero que choca, es con los “intereses creados”.

    “Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho”.

  • Román Díaz Ayala

    El tratamiento del asunto me interesa muy mucho. Esa coletilla final que se pone en cada articulado para remitir a temas concretos, esta vez indica: Iglesia Católica, Jesús de Nazaret, teología.

    Hay quienes construyen sus pensamientos aportando de forma consecutiva una serie de citas hasta un punto que la persona lectora ignora si tales  referencias son usadas como adoquines para que transite por ella el pensamiento del autor con preferencia, a que se busca que sea  la autoridad del citado lo que se quiere resaltar. Asunto relevante saber si se instrumentaliza  el pensamiento del citado o se le está rindiendo pleitesía.

    El método aquí representado me resulta interesante por su originalidad. Se hace hablar a las fuentes citadas permitiendo que sea la persona que lee la que saque sus propias conclusiones, pero tiene la dificultad de quedar muchas veces disimulada la “tesis del autor” del trabajo.

    Pero no es la cuestión del método lo que despierta mi interés, sino los temas. En estos ambientes se está creando el lugar común de una Iglesia (Católica) sobrevenida años después de la vida de Jesús de Nazaret, por lo que la teología que la misma ha sustentado durante siglos tiene escasos anclajes en la predicación (doctrina y vida) de Jesús de Nazaret.

    Y ahí lo dejo.

    • Exactamente. Eso es lo que hace. Resulta laberíntico, pero al final acabas sacando tus conclusiones. Y ahora se ha vuelto un poco más directivo. Cuando empecé a leer su página, es que él no decía nada. Ordena lo que tiene en la cabeza, pero te remite a los textos originales.
      No sé puede leer mucho de tirón, para mí es muy denso porque es que nada se de estas cosas, pero a ratitos, aprendes un montonazo y piensas por tu cuenta.
      Por eso me gusta.

  • Mª Pilar

    Como dije ya… una “pataleta” algo infantil creo.

    Mi pensar es, que no hay nadie… más que nadie, cada cual lleva sus capacidades de maneras diferentes; para mí, lo más importante es:

    ¡La capacidad de Ser… humanamente en camino de plenitud!

    Y esto, con muchos conocimientos, con pocos, o regulares.

    mª pilar

  • oscar varela

  • ana rodrigo

    Si Carmen me lo permite, firmo en su totalidad su comentario.

    Añado que las cuestiones personales, para ver quién se equivoca y quién tiene la verdad, debería resolverse a nivel personal. Veo estéril convertir en problema “grave” aparentemente por su insistencia, algo que es secundario y que con decir “pienso que fulanito no ha tomado debidamente la cita” estaría resuelto, sin llegar a un montaje tan exagerado, desde mi punto de vista.

    Lo siento por Miquel, tan valioso en tantísimas cosas. y lamento que se meta personalmente con otros colegas en público como lo hizo en otra ocasión con Esteban Velázquez y ahora con JJ Tamayo, ambos grandes amigos míos. Serán ellos los que verán, si procede aclarar lo que Miquel propone.

    A mí me parece innecesario este post. Otra cosa sería entrar a comentar a fondo en la susodicha frase, que, como dice Carmen, quien la dijo estuvo bordado.

  • M.Luisa

    Al principio y haciendo frente a  decepciones eclesiales que a todos, un día u otro,  nos salen  al paso como me ocurrió a mí, sí que en principio, conocedora de  esta frase  de  A.Loisy  mediante, precisamente, la lectura de Cuadernos de la Diáspora, la consideré por ese lado  despectivo del que ahora se debate, pues de alguna manera, vista así, me  explicaba la situación en la que me encontraba.

    Sin embargo, desde entonces ha llovido mucho y mí búsqueda ha sido incansable en muchos sentidos. Pero dicho de una manera rápida que vendría a avalar la teoría que defiende aquí el autor,sería:
    Es el contenido del Evangelio lo que cambia no el factum de la realidad (Reino) abierta y dinámica  en la que se va actualizando  aquel.

    Por ejemplo,en el libro de Hans Küng  “El Cristianismo, esencia e historia”,  en su página 23 hay un apartado que dice: Esencia y forma. Y dice que la esencia se manifiesta sólo en lo cambiante. “Con otras palabras hay un núcleo idéntico, pero sólo en lo variable. Un centro continuo pero sólo en el evento: una persistencia, pero sólo en una manifestación cambiante. En resumen la esencia del cristianismo se pone de manifiesto no en una inmovilidad y en una elevación metafísica sino en una “forma” histórica que se transforma sin cesar. Y precisamente para avistar esa esencia permanente original que no es estática ni pétrea, sino que acaece de forma dinámica, hay que prestar atención a la “ forma”  histórica que cambia de continuo”.

    En aquella época, 1992 yo empezaba a estudiar al filosofo X. Zubiri y relacioné luego todo este punto de vista de la esencia descrita en el libro de H. Küng, con su concepto filosófico  de “realidad” como “formalidad”  es decir, abierta e inconclusa.

    De ahí que el carácter afirmativo del logos tradicional, desde esta nueva perspectiva, su función primaria no sea la de afirmar sino   la de actualizar en él la realidad de manera  que lo por él afirmado, su decir posterior, su logos, sea real y  no del carácter    aseverativo y conceptual que lo ha caracterizado siempre. Todo lo contrario de por donde ha ido la iglesia en la predicación: por vía teórica y conceptiva.

    • Isabel

      Buenos días, M. Luisa. Nunca me he dirigido a ti pese a que me entusiasman tus comentarios, yo no tengo formación ni capacidad para hablar de asuntos tan profundos aunque sí me llegan como lectora. Sin embargo hoy haré una excepción aún a riesgo de decir una tontería, fuera vanidad, ante una, no sé cómo llamarlo, quizá inquietud que me surge.
      Si “la esencia se manifiesta solo en lo variable”, si “solo en lo variable hay un núcleo idéntico”, ¿qué sucede cuando en las nuevas formas ese núcleo no se percibe o se percibe la tendencia a diluirlo en la nada, algo no imposible? ¿Es posible que esa “esencia” no exista? ¿Su existencia solo depende de la realidad de su puesta en práctica? Yo sí creo en la existencia de la esencia más allá de su práctica o no pero me resulta muy difícil argumentarlo en charlas cotidianas. Y esto se puede extender a otras doctrinas, como el socialismo o el feminismo…
      Un saludo afectuoso.

      • M.Luisa

        Primero, Isabel, déjame que te corresponda también con un afectuoso y cordial saludo! Y darte las gracias por tu confianza. En segundo lugar decirte que para nada lo que me has expresado como inquietud es ninguna tontería.

        Veamos, para evitar cualquier dificultad en la comprensión de lo dicho en mi anterior comentario aunque deslindando su explicación, eso sí, del artículo, me fijaré sólo en aquel aspecto de la cuestión según el cual nosotr@s mism@s podemos experimentar eso de que la esencia se manifiesta en lo cambiante a pesar incluso de tu extrañeza al concebirla de forma estática.

        Se trata de la experiencia de la mismidad. Es decir de aquella experiencia que el ser humano hace de sí mismo sin que por ello cambie su identidad . Somos siempre los mismos pero nunca lo mismo. Esta observación está al alcance de nuestra propia experiencia . Por esto es infundado ese temor expresado en tu pregunta “¿qué sucede cuando en las nuevas formas ese núcleo no se percibe o se percibe la tendencia a diluirlo en la nada, algo no imposible?” Más bien diría que no es posible. Por qué? porque aquel segundo momento esencial, aquel que como he dicho antes tiene carácter de no ser nunca “lo mismo” es lo que trasciende de nosotros. Por tanto, lo trascendental no es lo manifestado, sino su propio dinamismo que busca configurarse.

        Respecto a si lo explicado se puede extender a otras doctrinas, como el socialismo o el feminismo, dices, en efecto, no obstante, todo dependerá si a tales fenómenos se les concibe como realidades.

        No dudes en replicarme, si fuera el caso. Aunque los fines de semana los tengo un poco complicados y habrías de esperar un poco.

        Un abrazo

  • Pues , ya me conoce. Menudo jaleeeeeeo me armo con los nombres. Es que no me importa quién dice una cosa u otra, no me impone en absoluto el prestigio del que escribe o habla. Si me gusta lo que dice me gusta , y si no, pues no me gusta.

    Fuese quién fuese el que dijese esa frase, estuvo sembrao, que decimos en mi tierra.

    Un abrazo.