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Mi verde valle

   Corrían los años sesenta del pasado siglo. El curita de pueblo vivía como un niño que recién abre los ojos a la vida  su tercer año de ejercicio pastoral, como ayudante del consiliario provincial del apostolado obrero.

Lo “social”, de la iglesia española estaba en manos de don Angel Herrera Oria, en la Segunda República director del periódico de El Debate, órgano de expresión de la CEDA, y entonces obispo de Málaga. El cual había creado, como escuela social de la iglesia española, el Instituto León XIII, para formar a los maestros especialistas en doctrina social cristiana a aplicar a aquella España en aquellos veinte años de la Guerra civil o “incivil” de 1936.

El curica aquel de pueblo, por indicación del consiliario de lo social de su provincia, que había hecho sus estudios en el Instituto Social León XIIi, fue enviado por él a un programa de tres cursos de verano de dos meses cada uno. Llevaba solo un año de experiencia pastoral con grupos de obreros católicos, los mayores residuos de la derrota de la clase obrera en la pasada guerra civil o “incivil”, salidos de viejos círculos obreros católicos y los jóvenes con las primerss heridas de unas experiencias de vida obrera, de proletariado, y opresión.

El ciclo de cursos de verano se puso en marcha en el Valle de los Caídos recién estrenado, con un cuadro de profesores expertos en doctrina social de renombre, como don Manuel Fraga Iribarne, el más escorado a la Falange de aquel claustro, y otros más o menos afines y condicionados por Monseñor Herrera Oria y el mismo Fraga.

De primeras, el curica se sintió como anonadado por la exhibición de triunfalismo de aquella arquitectura medieval erigida sobre los cadáveres de treinta mil víctimas de la guerra pasada y otros tantos prisioneros de la misma guerra que habían tallado aquellas  piedras, alzado aquella cruz sobre el montículo de Guadarrama, y horadado sobre su vientre la basílica, y extendido por delante el monasterio y el claustro para recreo de sus frailes benedictinos traídos desde el burgalés de Silos, que no del de Monserrat, porque da la casualidad de que por aquel entonces Silos era el monasterio de los vencedores de la guerra civil, y Monserrat el refugio de los catalanes y de todos los  que habían perdido la guerra, bajo el cayado del Abad Aureli María Escarré, portavoz de los perdedores de la misma guerra.

Eran como unos sesenta alumnos, seglares y curas, con algunos meses de apostolado social en sus pueblos o ciudades. Muy pronto cuajó entre ellos un grupo nada satisfecho de las enseñanzas que les estaba impartiendo aquel claustro de profesores, y de los consejos y ambiente que creaban en torno a ellos los frailes benedictinos..

Y surgieron, tenían que surgir, roces, críticas, desasosiegos, asentimientos a algunos profesores que intentaban ser honestos y peroratas de vencedores contra vencidos subidas de tono.

Uno de los religiosos debió propasarse en sus actos de fe falangista ante los alumnos del curso más reacios, y la comunidad benedictina montó un numerito invitando a comer con ellos a los alumnos. A los postres, el fraile falangista a los postres se arrodilló ante  los alumnos invitados y en voz alta les pidió perdón por sus salidas de tono…

Todo muy artificial, muy medieval, muy frailuno…Y en una de las clases, don Manuel se desmelenó también anatematizando algunas posturas de sus alumnos que no le gustaron.

En la sombra, espiando a unos y a otros, bedeles y asistentes tomaban nota de todo. Un buen día, Su Excelencia el Generalísimo visitó el monasterio y paseó por el claustro a media mañana, ante los ojos de los alumnos del curso, que contemplaban la caravana principesca desde una distancia más que prudente, prudentísima.

Para dejarlo todo bien arreglado y correcto, al final se improvisaron unos exámenes de cuyas calificaciones no llegaron a enterarse los alumnos.

Pero una media docena de los alumnos no fue invitada al verano siguiente para seguir el ciclo de cursos sociales del Valle de los Caídos.

Pasaron los años, la oposición al franquismo creció lentamente primero, luego como la espuma, Herrera Oria fue hecho Cardenal, y las riendas de la iglesia española pasaron a las manos del Cardenal Enrique y Tarancón, Los obreros católicos se integraron en grupos de oposición y partidos políticos de nueva creación o recuperados y vueltos del exilio exilio. Y los curas y seglares expulsados de aquellos cursillos del Valle de los Caídos se encontraron por las calles y ciudades y fueron tejiendo la nueva democracia en que vivimos. Pero seguro que nunca volvieron a poner los pies en el Valle de los Caídos.

Quizá lo harán cuando ese maravilloso rincón de Guadarrama ya no sea el mausoleo y la pirámide del faraón-dictador…

7 comentarios

  • ana rodrigo

    Esta tarde he leído en Religión Digital un magnífico artículo de Antonio Aradillas a propósito de la exhumación de Franco del Valle de los Caídos donde relata hechos objetivos que, quizá, tengamos que refrescar en nuestra memoria.

    Dice que en la época de Franco la totalidad de la jerarquía eclesiástica en todos sus niveles era franquista y que ahora hay una gran parte del clero o y de los obispos que lo siguen siendo.

    Pone unas citas de pésame a la muerte del dictador desde el Papa Pablos VI, pasando por el obispo Jubany hasta Tacrancón, manifestando la gran pérdida de grandísimo y buen cristiano que acababa de fallecer, el generalísimo Franco, que había sabido unir patria y Dios, etc. etc.

    No sé poner el enlace, pero os aconsejo que lo leáis, titulado Aradillas ante la exhumación de Franco.

    Esta lectura me ha llevado a valorar cómo poca gente, pequeños grupos, pueden ser un buen fermento en una enorme masa. Estos grupos de los que habla Honorio fueron valientes y eficaces en aquellas circunstancias, que, cual grano de mostaza, fueron creciendo en dichas organizaciones como la JOC, LA HOAC y otras, con las que, quizá, no se les esté haciendo justicia en el momento actual por lo que supusieron en un país rancio y una iglesia no menos rancia.

    Que los obispos españoles actuales no son un dechado de progresismo ni en política social, ni en teología, y que muchos desearían otro Papa que no fuese Francisco, son, además de una evidencia, un peligro para la propia Iglesia, puesto que no actúan por convicción, sino por obediencia al Papa. Esto es lo que pasó después del Concilio que, en el momento que vino un Papa conservador, los españoles fueron campeones en esta tendencia y Juan Pablo II no se cansaba de hacer viajes a España.

    Y la Iglesia española es lo que es porque es inamovible, creo (quizá esté equivocada) que los grupos obreros antes mencionados, están en pleno, declive, las comunidades de base, están fuera del control eclesiástico y también con poca perspectiva de futuro ya que la mayoría peinamos canas desde hace años y la Juventud que tiene inquietudes sociales se suma a las ONGs (fantástico), pero que la Iglesia ya nos les dice nada.

    Qué futuro se prevé a la Iglesia Católica? Porque a Francisco lo tienen maniatado y la base popular, o son gente que sigue una religión tradicional, gente mayor, mientras que el clero está muy lejos de aquellos curas rompedores y arriesgados, como los curas obreros, que en su inmensa mayoría abandonó el sacerdocio, pero que abrieron brecha.

  • No sé si ustedes creen en que las casas, lo edificios ‘ hablan’ . Yo si. Entras en una casa y percibes algo que no se explicar. Unas son acogedoras y otras , pues sencillamente en cuanto tengo ocasión salgo corriendo y no vuelvo.

    Cuando fui a ver el valle de los caidos con una hermana que vivía en Madrid y su novio entonces y ahora su marido, podría tener , pues diecinueve años. No lo puedo explicar. Era un dolor el que se percibía bestial. Era como una especie de páramo helado, de infierno frío. Creo que fue en el 72. Luego no estaba Franco. Sí José Antonio.

    Tenia entonces un muñeco blandito , de esos de goma que se estiraba, se llamaba chat y lo solía llevar en el hombro, como Mario con Amedio . Recuerdo que dije: chat se quiere ir, y salimos los dos corriendo. Luego vi una especie de piedad, indescriptible, parecía salida del mismo infierno. Como una broma macabra.

    No creo que tenga solución el valle de los caídos. Demasiado dolor acumulado. También es cierto que algún campo de concentración de los nazis lo han reconvertido en museo de recuerdo para que lo sucedido no vuelva a ocurrir. Jamás iré.

    Opiniones distintas, sensibilidades distintas.

    Si tuviera una varita mágica, sacaría a todos los restos de personas que hay ahí, incluido los de José Antonio. Y dejaría ahí solo a Franco. Solo,en ese infierno helado, De todas maneras habrá quien piense que ya está perdonado porque la misericordia de dios es infinita. Me alegro por él. A lo mejor tiene un lugar privilegiado en el cielo, al que llegó bajo palio. Estupendo.

    Pero estoy tranquila, en ese cielo no vamos a coincidir. Ese es solo para los elegidos de la iglesia. Personalmente con una estrella tengo bastante.

    Un saludo cordial

    • Mª Pilar

      Querida Carmen:
      Eso me sucedió a mí, cuando entre en el Vaticano… pedí perdón… y salí corriendo sin poderlo remediar.

      No pienso ir jamás al valle de tanto dolor, pero si deseo con todas mis fuerzas, que saquen de ahí al dictador.

      ¡Por favoe… es una autentica vergüenza!
      mª pilar

      • Si. Para eso no hace falta una varita mágica. Solamente hay que hacerlo.
        La verdad, estoy un poco desconcertada con este jaleo. Entendí que hace meses, bastantes,se había llegado a un acuerdo en el Congreso de los diputados para la exhumación de este señor. Pero es que además creo que todos los partidos votaron a favor excepto uno que se abstuvo, supongo que ciudadanos, pero no estoy segura.
        Y de repente, parece que es un capricho de Pedro Sánchez.
        Es que estoy alucinada.
        Entiendo que la familia , en fin, patalee. Pero no entiendo como algún partido que se autodenomine democrático se oponga. Es que me estalla la cabeza.
        Y me asusta.
        Besos

  • Antonio Duato

    Querido Román: El que un joven cubano trasladado a España, como eras tú en aquellos años, recuerde y ordene tan acertadamente fechas y acontecimientos de los que, por circunstancias especiales, fui testigo muy cercano o protagonista, me vuelve a plantear un problema.

    Verás, Román, me vas a entender. Para los pocos años que aún se me están concediendo de vida “lúcida”, ¿a qué debería dedicar más el tiempo?:

    – ¿A “hacer memoria” -revivir- mi pasado y dejarla por escrito en textos que puedan servir a alguien Dios sabe cuándo, para iluminar sus vidas?

    – ¿O dedicarme a seguir abriendo caminos de futuro, indagando en los problemas de hoy, en grupo más que aisladamente, que es lo que he estado haciendo toda mi vida?

    Ya habrás observado que a esto segundo dedico más tiempo y me encuentro siempre pensando en el mundo de mis hijos que en el de mi juventud, aunque los recuerdos bullan, sobre todo cuando me encargan algún trabajo que implica volver a esos tiempo.

    Ahora estoy trabajando en dos proyectos que tengo que acabar en pocos días y que algún día conoceréis:

    1. Una introducción sobre la Iglesia de España entre el fin el Concilio (1966) y la Asamblea Conjunta de 1971, para un libro que prepara un grupo de historiadores jóvenes dirigido por Feliciano Montero. Ya sabes que siempre soy reacio a mostrarme como protagonista, pero tal vez tú y alguien más agradezca que le de la posibilidad de oírme en mi intervención durante la última reunión que celebró ese grupo de historiadores el mayo pasado: https://www.youtube.com/watch?v=gdfbfaSJROw  

    2. Un artículo para el próximo número de Iglesia Viva sobre si hubo o no impacto del Mayo 68 en la primera etapa del posconcilio en España. Lo podréis leer, espero, a final de septiembre.

    Pero ahora, Román, “alentados por tal nube de testigos” (yo los concentro en lo que vivió, creyó y esperó Fernando Urbina) que esperaron sin ver el final, hay que avanzar hacia lo que proclamó Jesús y seguimos esperando: un mundo con más igualdad, libertad y solidridad de todos los hombres y mujeres. Quien quiera seguir a Jesús que siga su camino y guarde su secreto, sin tener siempre en la boca su nombre o de su Abba. Por ahí empieza el contraste entre las dos iglesias que también hielan el corazón.

    • Román Díaz Ayala

      A tu pregunta puedo dar una respuesta formal, otra del corazón, y todavía una tercera en busca de lo que sería más conveniente en lo que mira al Señor.
      Empecem os por la del corazón; haz lo que más te pida el ánimo, aunque sea por egoísmo nuestro pues nos sentimos agradecidos y deudores de tu amistad, por todo lo que has sabido canalizar en esta iniciativa que conforma Atrio. Supongo que lectores de Iviva pensarán lo mismo y quienes te alcancen por otros medios, incluso el del trato personal.Enriqueces a muchas personas.
      En cuanto a lo formal, ahora los caminos de la memoria ya no están tan supeditado a lo que uno pueda testar cuanto que ahora habita en forma de historia viva, especialmente en la era de internet y la digitalización. Los textos escritos sufren el deterioro del tiempo y el borrador de la historia por el inevitable reciclaje de la pasta de papel y la carcoma oculta de los trasteros. Lo immediato,lo convertible en voz e imagen, lo digitalizado se hace memoria e historia.y además, ¿qué hace uno separado en la distancia o en el tiempo de las personas que enriquece a la par que es enriquecido?

      Y en cuanto a lo que me es lícito, pero qué lo más conveniente todo depende de nuestro arbitrio, si nuestra moral es autónoma o heterónoma y buscamos lo que agrade al Padre de Jesús. No es que tengamos que elegír uno de los caminos, sino que sepamos fehacientemente y en conciencia por cuál estamos transitando.

  • Román Díaz Ayala

    Los años sesenta de España aquí narrados fueron muy movidos y al mismo tiempo cruciales para muchas de las personas que nos  asomamos a Atrio ya sea como lectoras o comentaristas.

    Angel Herrer Oria fue proclamado cardenal el 22 de febrero de 1965 y murió en julio del 68. Era como el cierre de una época. El Instituto León XIII inspirado por él se erigía en centro para la investigación de la Doctrina Social de la Iglesia.

    Tarancón permanecía en el obispado de Oviedo. de 1963 a 1965, relator del Sínodo de Obispos de Roma participando en el Concilio Vaticano II. El recién nombrado Papa Pablo VI   habría de proteger  su carrera desde entonces., aorillado muchos años por culpa de su Carta Pastoral de Solsona.

    En 1964 Casimiro Morcillo es nombrado arzopispo de Madrid y en 1966 vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española. y . tiene todo ello notable significación. Guerra Campos  nombrado obispo consiliario de la Acción Católica Española desde ese 1964, ésta deja de estar protegida por Pla y Deniel, pues Morcillo le sustituye en la presidencia de su dirección central.

    En 1964, confirmado en su fe cristiana procedente de los Cursillos de Cristiandad Kiko Argüello inspirado por Carlos de Foucault, se aloja en una chabola de un barrio de chabolas de Madrid, Palomeras Altas e inicia su Camino Neocatecumenal, buscando hacerse presente entre los pobres. Le sigue una catequista con muchos estudios bíblicos, inspirada en lo mismo: Carmen Hernandez

    La HOAC con sus cursillos y su labor de formación, y la JOC (ver, juzgar, actuar) pretenden una vivencia interna y profunda del Evangelio yel compromiso.con unos mlitantes inquietos por el clima de injusticia social. Y  asi Las Vanguardias Obreras (VO) nacidas en 1954  y el Hogar del Empleado de Madrid.

    surge la crisis de la Acción Católica Española:

    Del 9 al 12 de junio de 1966 tienen lugar las VII Jornadas Nacionales de Acción Católica cuyas conclusiones desautoriza Morcillo y luego lo hace la Comisión Permanente del Episcopado. El 30 de julio por orden ministerial es secuestrada la Revista “AUN”  publicada por el Hogar del Empleado y que criticaba la actuación de los obispos ante la A.C.E.

    Los movimientos apostólicos se desvinculan de la jerarquía y se unen más entre sí haciendo una opción obrera, sufren secuestros sus publicaciones, algunos de sus militantes también sufren detenciones. Se abre un debate interno: ¿Cómo transformar en militancia obrera la militancia cristiana?

    Las opciones son variadas. Aumentar el grado cultural y formativo de la clase obrera para una cultura propia y de clase (Editorial ZYX) La militancia sindical. Surgen USO, Unión Sindical Obrera, AST (Acción Sindical Trabajadora)- que luego sería: ORT- Oganización Revolucionaria de Trabajadores- O por último, participaren los partidos de clase ya existentes (P:C:E:.) Muchs cuadros pasan a formar parte de la recien nacida C.C.O.O. – Comisiones Obreras

    y no debemos olvidad la Asamblea Conjunta de Obispos y Sacerdotes, que aunque tuvo lugar en septiembre de 1971, los trabajo previos se iniciaron años antes, como la encuesta sociológica del clero de 1969.

    Los curas obreros, que se empezaron a afincar en los barrios marginales: Francisco García Salve – Paco el cura desde 1965. José María de LLanos, “Padre Llanos” quien desde 1955 vivía en el Pozo del Tío Raimundo, Puente de Vallecas.