Los educados con catecismo y parroquia recordamos a Jesús reconviniendo a sus seguidores cercanos por impedir a los niños acercarse a él. Dejad (sinite) a los niños acercarse a mí. De ellos es el reino que yo anuncio.
El prelado de la diócesis de Paraná acaba de prohibir a sus curas que puedan estar solos con niños.
Dónde queda don Ginés con una decena de monaguillos en la parroquia de los Dolores del Garbanzal?, entre los pardos cerros de las escombreras de las minas de La Union, a la sombra del Cabezo Rajao, donde mi bisabuelo y alguno de mis tíos se hicieron hombres y ganaron el pan? Cientos de nenes aprendimos a contestar al quare me derelicuistis et quare tristis incedo y a escribir mejor y a leer sin errores bajo la mirada de los ojos de un negro intenso del delgado rostro coronado con un inolvidable gorrico con borla del cura del Garbanzal que ahora tiene estatua en la plaza inaugurada por alcalde de izquierdas tras las tragedias vividas ante, en y después de la guerra civil.
Y qué pensará don Ramón? cura de Los Alcázares, capitán de infantería en el 36, con monaguillos en las dos iglesias del pueblo y también en la ermitica de los marqueses de Rozalejo, que gracias a sus perros gordos (diez céntimos) de bautizos, bodas y entierros pudimos comer pipas en orondos cartuchos de papel de estraza comprados en la Roja, ir al cine de verano a películas del uno, y jugar al futbolín al salir del rosario en el café de la feria, lleno de mesas de mármol con hombres jugando al chamelo y tomando asiáticos al caer la tarde?
Uno de los cinco que nos turnábamos cada mañana para tocar las campanas y ayudar a la misa se quedaba en la sacristía para tener preparado el cigarro de picadura negra de la Tabacalera, verde y negra la letra del paquete, para que según entraba don Ramón después del ite le alcanzará el liado de papel de fumar para que chupetón clerical por medio, lo cerrará introduciéndolo en la boquilla de carey se lo pusiera en la boca tras sacarse la casulla, encendiera el mixto a la altura exacta para que los pulmones del cura se llenarán del beneficiario efecto de la picadura.
Y estos curas del Paraná qué coño habrán estado haciendo para que les prohíban estar solos con niños?
Mis amigos y yo mismo entrábamos a cualquier hora en las casas de ambos a dar avisos, a dar la lata, a jugar en el suelo del zaguán, fresco y oscuro, a las bolas o una liga con las chapas en inacabables partidos hasta que había que dar el primer toque, en las tardes de verano con los pueblos dormidos.
Tuvimos mucha suerte Antonio y José, y Efrén y Marcelino y Enrique y Bernardico y yo mismo porque no nacimos en el Paraná, ni en Boston, ni en Lyon, ni en Irlanda, y nuestros párrocos eran hombres hechos y derechos que, como decía don José Ribera, les gustaban las mujeres gordas, el coñá y el asesinato. Lo que pasa es que se aguantaban que para eso eran curas y nos enseñaron a seguir a Jesús.
Bendito perro chico, bendita picadura, bendito incienso en el rosario para que se fuera el olor de las viejas sin lavar porque solo había aljibe y aguador con mulo a un real la cantara.
Qué horror de Paraná!
Primer encuentro nacional de sobrevivientes de abuso eclesiástico en Paraná
Contra los abusadores con sotana
https://www.pagina12.com.ar/106665-contra-los-abusadores-con-sotana
¡Tremenda la prohibición!
¡Qué horror de Paraná!
¿Qué habrán estado haciendo esos curas? Pues señor Revuelta, lo mismo que tantos de cualquier lugar.
Yo también tuve la “suerte” como usted de no nacer por esos lares, pero no así de dar con don Ginés ni don Ramón sino con un espécimen de los de Paraná, Irlanda, Boston… un español de un pueblito español allá por los años sesenta.
El problema de la pederastia, como el machismo, tiene su base en una estructura determinada donde está normalizado el abuso del poder. No es solución aislar el mal en algún grupo o en unos pocos individuos determinados y expulsarlos como al diablo cuando está en todas partes, en el mismo aire que respiramos.
Tremenda la prohibición.
Ya me gustaría a mí tener un estilo parecido al de Alberto al escribir de una cosa tan seria compensada, como él hace, con las historias reales que él nos cuenta. Voy a hacer lo que pueda pero dándole ese punto trágico al que nos invita la prohibición del obispo de que los curas se acerquen a los niños (es lo que viene a decir).
Es como si dijesen que hay un perro muy, muy peligroso que ataca exclusivamente a los niños y a las niñas. Hasta estos extremos ha llegado el desprestigio de los curas: ¡Niño, no te acerques al cura que es peligroso!!!!! Horror.
¿No sería mejor que los curas de ese lugar desapareciesen de dicho lugar, como mal menor?