Desde las alturas de sus altos cargos, nuestro presidente Don Mariano Rajoy, como la más perspicaz de las águilas, otea el universo todo y especialmente el área europea para ver en qué asuntos puede mejorar el plácido vivir de los españoles que consiguen por lo menos vivir, o lo que sea.
Y hete aquí que en su afán indiscutible por estar al lado de las víctimas (siempre que no fueran las del franquismo, que esas están las pobres sin sus tumbas correspondientes, las muertas, o sin su reivindicación, las pocas vivas que van quedando) ha descubierto que en los países de nuestro entorno se persigue a los malvados mucho más que en esta España nuestra donde (¡oh crueldad del sistema judicial!) no se permite la venganza de los allegados y familiares.
Así que ha decidido, aprovechando que el Pisuerga sigue pasando por Valladolid y que la gente está entretenida con la cosa de los catalanes, sin que esto tenga nada que ver con la precarización de sus expectativas electorales, que para solucionar este desvarío y esta incongruencia con nuestro entorno lo mejor es endurecer la ley para contentar a los muchos neofascistas que pululan por las tierras ibéricas (dos millones de votos, más o menos, que bien vendrían para la causa) y, de paso, para dejar encerrados para siempre, o casi siempre, con escasa posibilidad de reinserción, a los muchos locos que quizá deberían estar en los psiquiátricos,.
Siguiendo en su empecinada vigilancia de nuestro nicho ecológico europeo- occidental-cristiano-de derechas de toda la vida, ha descubierto con horror que los españoles somos mucho menos ahorradores que nuestros vecinos, a lo que pretende poner remedio con la sencilla y aguda medida de permitir que los titulares puedan retirar sus planes de pensiones a los diez años y habrá que ver lo que le habrá costado a la TVE encontrar a tres señores (todos ellos con buena pinta, eso sí) a los que la reforma les venía bien.
Pero el ojo del super-halcón de la Moncloa, no se sabe bien por qué extraño motivo, no ha caído en la cuenta de que si los otros europeos ahorran más es porque sus sueldos o salarios o pensiones o rentas son muy superiores a los de los españoles, por lo que sería conveniente, digo yo, que alguno de sus numerosísimos portavoces, tan cargados ellos de su verdad entera y verdadera, le insinuaran lo de subir los ingresos de los muchos pobres y empobrecidos españoles (catalanes incluidos, faltaba más), que entonces estarían encantados ahorrando, aunque solo fuera por darle gusto a nuestro preocupadisimo Rajoy, dueño del extraño y veleidoso ojo.
Las verdades sociales son preñadoras de acontecimientos, aunque casi siempre el grado de consciencia de la sociedad civil no se traduzca en cambios inmediatos sin que medie un período, a veces demasiado largo para el parecer de los impacientes o insatisfechos. Primero está la perpicacia de unos pocos que otean el cambio de paradigma, luego los grupos cercanos al poder y que tienen sus intereses en el mismo, por lo que administran la información para situarse de manera ventajosa, y luego finalmente lo inevitable de lo que llega al gran público.
El Gobierno y el Partido (PP, Partido Popular) de Mariano Rajoy que detentaban los mecanismos del poder en círculos, en administraciones y en medios de comunicación (El poder en nuestras sociedades resulta ser una cosa muy alambicada), pues,bien.por primera vez tras muchos años de ejercicio del mismo, constatan que ya no se puede mantener el tinglado y que su ciclo político da señales de haber llegado a su fin; la derecha heredera del franquismo y que entrando en los noventa fagocitó a la otra derecha renovadora y democrática que había quedado huérfana tras el descalabro del partido de Adolfo Suárez (UCD). Crispación como método para la estrategia política, y corrupción se convirtieron en parte integrante del quehacer político. Desde entonces lo público y lo privado quedaron confundidos dentro de su sentido patrimonial del Estado. Fue el clima más propicio para la ofensiva neoliberal que nos invadió en Europa en lo económico.
Mayo de 2011 significó un antes y un después, y los partidos emergentes. La derecha, que nunca está ociosa, preparó su recambio muy despacio y con tiento entre la UPyD de Rosa Díez (un disparo a los pies de un PSOE confuso) y luego Ciudadanos nacido entre los emergentes. Mientras la nueva ola progre aplaudía entusiasta el universo caledoscópico de Podemos, el poder económico engrasaba la maquinaria de Albert Rivera (C`s)Mariano Rajoy puede tener los días contados ( hasta el punto que ya no queda plazo para una nueva regeneración, por razones de las causas judiciales en curso)
El “método Mariano”, figura acuñada por Antón Losada,eso de sentarse a esperar que las uvas maduren, o que los demás se cuezan en sus propias salsas, no facilitaría las necesarias operaciones quirúrgicas, y porque ya no quedan figuras de recambio, las cuales tarde o temprano recalarán en el partido de Rivera.
Las elecciones catalanas de diciembre pasado, sus resultados extrapolados al resto de España, han significado el disparo de salida para las elecciones rogramadas para el año que viene (varias, municipales, autonómicas, europeas, y quizás las generales programadas para 2020)
Mariano Rajoy está de saldos y se apuntará a mil banderas para recalar votos.
Suerte que las otras instituciones del Estado son un fuerte baluarte de nuestra Constitución, y que han demostrado estar a la altura del momento, desde la Jefatura del Estado, pasando por los altos tribunales, el Consejo de Estado, etc.
Esa reducción del Estado al “Ejecutivo” que están haciendo opiniones interesadas o mediatizadas por sus ideologías están mostrando una carencia total de razones lógicas. Los independientistas catalanes ( al menos ERC) dan señales de haberlo entendido.