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El Misterio del mundo

        Quien mira de verdad, no puede menos que admirar el Misterio del mundo, tan infinitamente complejo y armonioso a la vez: que haya amanecido esta mañana lluviosa y tibia de otoño, que nuestros pulmones respiren por sí mismos y nuestro corazón siga latiendo sin saberlo nosotros, que esas grandes gaviotas vuelen tan plácidamente, que el mar y la montaña estén ahí, siempre iguales y cambiantes, que exista la Madre Tierra que nos engendra y nutre a todos los vivientes gracias al sol y sea nuestra casa común, a pesar de que nosotros, los pobres humanos, nos empeñemos tan insensata y dramáticamente en romper la comunión y la armonía de todo lo que es.

            Que nuestra Tierra y nuestro sol no seamos, sin embargo, más que una parte infinitesimal de nuestra galaxia, que haya en ella entre 200 y 400 mil millones de estrellas con sus respectivos planetas, muchísimos de ellos habitados sin duda por seres vivientes tal vez menos o tal vez más inteligentes que nosotros, que la estrella más cercana esté a más de 4 años luz –es decir, que la luz, a 300 mil kilómetros por segundo, necesite más de cuatro años para llegar desde dicha estrella hasta nosotros–, que la estrella más lejana visible a simple vista esté a 11.600 años luz, que nuestra galaxia tenga un diámetro de 100 mil millones de años luz, y que existan hasta un billón de galaxias similares a la nuestra y otras nuevas se estén formando, que el universo se esté expandiendo y la expansión se esté acelerando, que el diámetro del universo actual mida 93 mil millones de años luz… Nos faltan ceros. Se nos corta el aliento.

            Que todo este universo esté formado de los mismos átomos, y que dentro de cada átomo –formado a su vez de electrón, núcleo y centenares de partículas atómicas– se abra otro universo inmensamente pequeño que se mide en micrómetros, nanómetros, picómetros, femtómetros, attómetros, zeptómetros y yoctómetros, millonésima, milmillonésima, billonésima, milbillonésima, trillonésima, miltrillonésima y cuatrillonésima de metro respectivamente… Dentro es fuera. Nos trastorna el vértigo.

            Todo lo que es son formas que emanan o emergen de eso que llamamos materia –genial palabra que, no lo olvidemos, viene de mater, madre–, pero ¿qué es la materia, esa matriz universal de todas las formas? Es una forma de energía, pero no sabemos qué es la energía, solo sabemos que por ella se produce todo movimiento y transformación de los cuerpos físicos. De menos sale más. De los átomos emerge la conciencia. La realidad es, pues, absolutamente misteriosa. Y lo más misterioso es que sea.

            No podemos dejar de preguntarnos, pero toda respuesta nos lleva a nuevas preguntas y a un gran silencio. Todo lo que sabemos nos sitúa en la frontera de lo desconocido. Las mismas ciencias nos vuelven más ignorantes, pues cuanto más conocemos, tanto más sabemos lo que queda por conocer. Las ciencias nos permiten quizás entender lo que, según afirmaba Galileo, constituye el lenguaje mismo en que se expresa el universo, la matemática, “sinfonía del universo” (D. Hilbert), la ciencia más clara y la más mística; gracias a ella podemos describir y manejar todo lo que se puede medir, pero solo lo que se puede medir y manejar. Las ciencias nos conducen a la frontera y a la conciencia del Infinito, del Misterio que no podemos manejar, que nos envuelve y habita. En esa frontera final, también las ciencias, ellas sobre todo, se llenan de asombro y se vuelven humildes, más conscientes que nadie de los peligros de su inmenso poder, y nos invitan a la sabiduría suprema: la humildad y la humanidad, las únicas que salvarán del abismo la arcilla preciosa y vulnerable que somos, el humus común de todos los seres.

            ¿Y Dios? Es el Misterio absoluto del mundo, más allá de todos los nombres e imágenes personales o impersonales, del dualismo y del monismo, del teísmo y del ateísmo. Dios no explica nada, pues toda explicación es un constructo humano. “Dios” en cuanto explicación o fundamento del mundo o de la moral también es un constructo humano. A Dios no lo concibo como el Ente supremo y creador, anterior y exterior al mundo, sin materia ni energía. Se expresa en todo lo que es o somos, pero en cuanto Todo que trasciende todas las formas del ser. Todo lo bueno lo encarna, pero nada lo agota. La bondad de Jesús lo encarnó de un modo paradigmático para los cristianos, pero no lo agotó en cuanto individuo histórico y particular que fue de la especie Sapiens, especie que más pronto que tarde desaparecerá y será reemplazado por otra forma viviente hiperhumana o transhumana, más poderosa que nosotros, espero que también más inteligente en el sentido pleno, es decir, más espiritual, más libre y fraterno, más bueno y feliz. Creer en Dios es creer en ese futuro, a pesar de todo. Y creer en ese futuro es crearlo. Creer en Dios es crearlo, se puede decir.

            Dios es –dicho con meras metáforas– el Todo irreductible a las partes, Corazón sin forma de todas las formas del cosmos, Aliento vital de todo cuanto es, Origen o Fuente o Fondo eternamente presente de toda energía y materia, Conciencia universal, Puro Ser o, mejor, Interser, Relación de todo con todo, Creatividad buena sin fin de la que todo el universo, nosotros en él, es portador, para el adviento o el advenimiento o la realización del Arcoíris de la Paz.

            (Publicado en DEIA y en los Diarios del Grupo NOTICIAS el 26 de noviembre de 2017)

 

 

41 comentarios

  • Jorge

    En atención a Oscar que me dice que no pare (3 de diciembre) pues eso me apetece ahora, no detener lo que llevo expuesto aquí sobre el Misterio-Trascendente. He dicho que Dios desde el ámbito divino, desde el M-T, realiza el proceso de la encarnación-resurrección por el cual entra en nuestra Realidad Física, en nuestro mundo, para llevar a toda la humanidad plenificada y espiritualizada del Reino futuro de Plenitud, a la eternidad del ámbito divino, por tanto, en el seno del Misterio-Trascendente. En consecuencia, esto implica que desde siempre en el seno del M-T se encuentra la Plenitud Humana, por el proceso de la salida de Dios de él (encarnación-resurrección), la culminación del Reino de Plenitud y el regreso a él de Dios junto con toda la humanidad en plenitud. Lo cual significa e implica que no todo en el Misterio-Trascendente es incognoscible, sino que al menos una parte la conocemos por la acción de Dios, al estar la Plenitud Humana inserta en él, formando parte de ese Misterio-Trascendente.

    El problema surge cuando se hacen coincidir la Plenitud Humana revelada con la totalidad del M-T. Si se hace esto el Misterio-Trascendente deja de ser incognoscible y pasa a ser un misterio totalmente revelado, que es lo que ha hecho la mayor parte de la Teología, por no decir toda la que conozco. Cuando la Teología habla de los atributos divinos en mi opinión y propuesta no se habla del M-T sino de la Plenitud Humana insertada en él, con lo cual no son principios o cualidades que caracterizan el M-T sino de la humanidad plenificada que ha adquirido la condición de eternidad por la acción de Dios en ella.

    Por esto creo que la especulación filosófica o metafísica sobre el Misterio-Trascendente, carece de posibilidades o capacidad para alcanzarlo. Sin embargo, si se inserta la Plenitud Humana en el Misterio-Trascendente, entonces al menos algo del mismo podemos conocer porque nos ha sido revelada.

     
    Y a mí me parece que toda la humanidad puede si quiere tener una idea del contenido de la Plenitud Humana, e incluso ponerse a trabajar en su dirección por la causa de la justicia o de Jesús o del Reino. La diferencia, con respecto a mi fe en Jesús de Nazaret, es que creo que en él se encuentra “toda” la revelación y manifestación sobre la Plenitud Humana, sin nada más que añadir ni quitar. Y lo creo así porque creo que Jesús es divino, que procede del ámbito divino siendo Dios con nosotros, y por ello tiene la Plenitud Humana constitutivamente.

  • Guadalupe Compeán Flores

    A mi también me encanta leer a Arregui, soy su seguidora fiel, y este artículo en particular me gusto muchísimo. Y como bien dice Jorge: Expresa lo que siento y resume poéticamente mi esperanza de eternidad y sentido de vida que brota de mi FE.

    Saludos y un gran abrazo que nos invite a la alegría de estas fiestas.

  • Jorge

    Hablo ahora sobre mi esperanza de eternidad que brota de mi fe en Jesús de Nazaret y su palabra de vida eterna. Pues sí Oscar tienes razón hay “gato encerrado”. Y también es verdad que en casi todas mis propuestas hay gatopardismo, porque mi intención es que mis planteamientos y argumentos traten de conservar todo el andamiaje de la dogmática católica, su Tradición y Magisterio, removiendo la cosmovisión en la que fue expresada, para hacerla lo más coherente posible con la cosmovisión científica más radical, la del materialismo-cientificista.

    Te reconozco Isidoro que mi esperanza de eternidad choca contra una lógica elemental, porque no es derivable de ningún sistema o argumentación filosófica. Deriva de la fe, de la fe en Jesús de Nazaret, de la coherencia de su discurso, de su vida y de su obra, que incluye la vida eterna. ¿Se equivocó Jesús o lo entendieron mal tal como propones? Pues yo creo que no. Ni Jesús se equivocó ni lo entendieron mal, pues la vida eterna encaja con coherencia sin fisuras, en todo el conjunto de lo que Jesús expresa y manifiesta. Si piensas o crees que en algún punto de la vida y obra de Jesús esa coherencia se pierde, pues lo hablamos.

     
    Y Oscar pregunta más o menos ¿cómo puede hablar Jesús sin conceptualizar (del Misterio-Trascendente)? Pero es que Jesús no habla para nada del Misterio-Trascendente, habla de vida eterna y de cómo alcanzarla, por medio del Reino, de la Plenitud Humana. Esto sí que lo describe con pelos y señales con todas sus características, porque es humano, del ámbito humano no del Misterio-Trascendente. Pero acerca de la eternidad ni una palabra, solo está expresada como horizonte último de la vida.

    • oscar varela

      -Pues sí Oscar tienes razón hay “gato encerrado”-
      Respuesta:
      ¡¡¡LIBEREN AL GATO!!!

      • Jorge

        Oscar, es que liberar al gato no es nada fácil ni sencillo. Un buen intento fue y sigue siendo la Teología de la Liberación aún en desarrollo teológico y en su aplicación práctica, y también en las formas de actuar de Francisco poniendo el acento en la misericordia. ¡Pero es que hay tanto que reformar, quitar y poner, en la Iglesia, que lo que intenta transmitir no llega ni resulta para muchos creíble!

      • oscar varela

        Hola Jorge!
        No pares!
        Libera a la Teología de la Liberación!

  • M.Luisa

    No me digas, Jorge, que en mi comentario de ayer tras la explicación diferencial que señalé entre conceptuar el Misterio (del mundo) en transcend-Ente o trascenden-tal no observaste en cual de estos conceptos  se nos da su posible accesibilidad.

    Tú insistes en lo transcendente  y comprendo que ahí, por un lado  digas  que las líneas del discurso están cortadas, naturalmente que sí porque  el prefijo  “trans” como en la antigüedad  apunta a algo que está  “más allá”.  Y por otro lado, siendo así  comprendo que  también después  digas  hayas de cogerte a la esperanza. Pero la esperanza habrá que fundamentarla?

    La esperanza no puede ser meramente producto de una emoción que se tenga. La esperanza por ser de eternidad como tú la llamas bien puede caracterizarse como de ultimidad  fundante  que  no diciendo ahí nada todavía es precisamente aquello que se nos da   en la trascendentalidad del acto humano al tratar con las cosas.

    Pero ahí la trascendencia no apunta al más allá  sino a la talidad de las cosas en su condición de reales adentrándonos en el interior de ellas.

    Con todo, como digo, no se está diciendo todavía nada del Misterio   pero es su fondo el que empuja al ser humano hacia delante. Es la experiencia de  la  unidad de la realidad humana desarrollada en el tiempo, lo cual significa que el tiempo no es sino el despliegue de  esta  superior unidad transtemporal.

    Pienso que el error está en  no situar la fe en el Misterio  siguiendo a Jesús. Tú por el contrario sitúas la fe en Jesús   y no  percibes el momento de alteridad intelectiva que él vivió.  Es decir, aquel momento de verdad   que la razón de las cosas nos dan.

    • Jorge

      No puedo ni quiero compartir contigo la idea de que la esperanza de eternidad sea caracterizada como ultimidad fundante que nos daría la trascendentalidad al tratar las cosas como tales. En mi opinión, la esperanza de eternidad no es fundamento de nada, sino más bien al contrario requiere fundamento, como bien dices. Además, tampoco da nada pues al tratar con las cosas no actuamos desde la trascendentalidad sino en la cotidianidad más superficial y trivial. Pero sí entiendo que podemos trascenderlas con una mirada más profunda. Esto por supuesto nada tiene que ver con el Misterio-Trascentente, sino con lo que hablabas el otro día sobre la horizontalidad de la trascendencia “en” la talidad de las cosas, y en atención al “trans” yendo más allá de ellas mismas.

      No comparto esa posición tuya de corte hegeliano del despliegue en el tiempo de esa unidad superior transtemporal empujada según dices por el Misterio-Traascendente. Fundamentar algo así sin echar mano de la fe creo que no es posible, si lo es me lo explicas. Y si hablamos de fe yo me quedo con Jesús de Nazaret, que por su encarnación-resurrección procede del ámbito divino, origen y responsable del Reino que abrirá el acceso al Misterio-Trascendente. Es un asunto de implicación personal y no un despliegue digamos metafísico.

      • M.Luisa

        A ver, Jorge, un par de cositas. Para la exposición del otro día no necesitaba echar mano de la esperanza y menos de la esperanza de eternidad que si la nombré así determinándola fue para seguir en tu línea y por ese camino ver a donde nos conducía, pero no es que la esperanza nos de nada, si acaso una emotividad que habrá que gestionar, por eso sin contenido alguno (dije en aquel contexto, que no diciendo nada ahí todavía) le di carácter de ultimidad fundante. Pero eso no significa que ese carácter nos mueva a la trascendentalidad porque como ya he repetido varias veces la trascendencia está en las cosas. Y en este sentido permítame que vuelva a insistir, no es que “podamos! trascenderlas sino que la trascendencia se da en ellas mismas según sea “el modo” con que las tratemos si, como simplemente tales cosas o en su condición de reales.

        La otra cuestión de la que quería hablarte es la de la referencia a Hegel que me atribuyes, pero si precisamente con él muere el idealismo cómo se me va a ocurrir traerlo aquí?

        Hegel partió de la idea de que siendo Dios espíritu absoluto y en forma de razón absoluta, esto que llamamos la sociedad y la historia son momentos de este absoluto que se da en la dialéctica del ser.
        Pero el darse, sea Dios sea el Misterio no está en la dialéctica de la razón sino en algo completamente distinto: se trata de un despliegue experiencial que es a lo que me refería. Por tanto, hecha esta aclaración nos reafirma más en la horizontalidad que por lo que dices en eso sí coincidimos.

      • M.Luisa

        …coincidimos de pensamiento pero no en la argumentación porque de la horizontalidad sí parten las cosas pero no el concepto de Plenitud

  • Isidoro García

    Como el campo teórico es tan grande y complejo, es necesario marcar un campo de trabajo con unas líneas, para concentrar nuestra atención y enfoque en el trozo mas conveniente.

    Para ello utilizamos una “líneas rojas”, que evitan nos dispersemos innecesariamente. A veces esas líneas rojas son razonadas, científicas, (v.g. el límite de velocidad de la luz, e incluso esta…), pero otras son ideológicas, culturales, que pueden y deberían ir evolucionando con el tiempo, y no deberían ser absolutamente fijas.

    Es justo cuando una línea roja nos causa muchos callejones sin salida, cuando se vuelve sospechosa de ser convencional y prescindible.

    Una de las líneas rojas de Jorge, y de muchos mas, es el de la soledad y aislamiento en el Universo, de la inteligencia humana.

    Sin embargo el mismo Arregui en su artículo reconoce que “hay en nuestra galaxia entre 200 y 400 mil millones de estrellas con sus respectivos planetas, muchísimos de ellos habitados sin duda por seres vivientes tal vez menos o tal vez más inteligentes que nosotros”.

    ¿Por qué no meter en nuestro campo de pensamiento la posibilidad de interacción de algunas de esas inteligencias, con nosotros, lo que para nosotros, (mas primitivos) tendría indudablemente un carácter “religioso” y “sacro”, como “el Dios de las religiones”?.

    Eso eliminaría el callejón sin salida, de meter en el campo al Dios-Misterio incognoscible que no interviene en nosotros, y por otra parte la necesidad de enganchar a Jesús con lo sacro, un Jesús que hablaba con su “Padre” y que recibía de Él, información y consejo.

     

    • Jorge

      Esto que escribes Isidoro no lo descarto, puede que sea plausible y probable. A lo cual añado que las continuas referencias que hace Jesús a su Padre, en lo que da la impresión de un diálogo permanente entre ambos, en mi opinión y propuesta no se trata de un diálogo abierto entre Jesús y el Misterio-Trascendente. Pienso como propuesta, que por supuesto puede estar equivocada, que el Padre no se identifica sin más con el M-T, sino más bien con el progenitor, el padre biológico de Jesús, tan humano como él, con la diferencia que el Padre es el responsable, origen y soberano del Reino de Plenitud. Supongo que esto es una completa herejía, pero …, lo propongo porque me resulta coherente con todo lo demás.

      Existe una posibilidad sin contradecir la ciencia para que esto pueda ser así. Si el proceso de resurrección-encarnación (fuera del campo científico) es uno solo proceso, entonces Dios desde su ámbito divino, desde el Misterio-Trascendente, entra en nuestro mundo, en nuestra Realidad Física, al darle la vida al cuerpo muerto de Jesús en el tiempo de Plenitud. Entonces lo que tenemos en Jesús resucitado es en realidad el Padre, pues bien pudiera ser que fuese el progenitor del Jesús histórico, dado que es un ser humano, y como en tantas ocasiones repite Jesús, se me hace comprensible que diga que el Padre es idéntico a él.

  • Jorge

    El Misterio-Trascendente no es una proposición formulada desde la verticalidad. No es el piso de arriba donde supuestamente se encuentra Dios (o los dioses), que controla y juzga, crea y sostiene, el mundo natural y humano. El M-T no guarda ninguna relación con el mundo, ni es su fundamento metafísico, ni la razón de su existencia, … Sólo está apoyado en la esperanza de eternidad necesariamente externa a la Realidad Física. Es más, si la esperanza de eternidad se pierde o en realidad es una esperanza vacía, pues el M-T se hunde o no existe. Por esto el M-T no es una entidad filosófica o metafísica, más o menos razonable, que apunte hacia la verdad, sino que depende exclusivamente de la fe, una fe confiada de la que brota la esperanza de eternidad.

    Para mí, el mundo, tanto en su origen como en su evolución, del cosmos y de la vida, son procesos plenamente autónomos, y por ello la cosmovisión materialista que excluye lo sobrenatural y las intervenciones divinas milagrosas, no interfieren en mi fe religiosa. Precisamente porque el M-T es propuesto como externo, sin relación ni interferencia alguna con respecto al mundo, mi fe religiosa es compatible con la cosmovisión materialista, que es mayoritaria en la investigación científica.

     
    Cuando en mi propuesta hablo de eternidad no es lo mismo que hablar de inmortalidad. La inmortalidad hace referencia a la superación de la muerte, un proceso unido al de la vida biológica desde que los seres vivos adquirieron capacidad para reproducirse. Hoy en ciencia se piensa que en un futuro no tan lejano la muerte puede ser superada, cuando descubramos las causas del envejecimiento, y aprendamos a reparar órganos y tejidos dañados, o sustituirlos por otros nuevos fabricados por copiadoras 3D, a partir de las células del propio individuo. O bien si pensamos en el transhumanismo, quizás sea posible dejar el soporte biológico y trasferir las personas humanas con todas sus características a otros soportes más fáciles y accesibles de reparar si sufren algún deterioro. Pero esta inmortalidad conseguida por ciencia y tecnología no es la eternidad. Y no es la eternidad porque sea cual sea el soporte que utilicemos siempre estará sujeto a lo físico y ya he repetido muchas veces que ni nuestro Universo ni la Realidad Física son eternos.

  • oscar varela

    Hola!
    Leo dos afirmaciones de Jorge a M.Luisa)
    1- “No es posible conceptualizar” (el Misterio-Trascendente);
    2- (pero está) CONFIRMADO por mi fe en Jesús de Nazaret,
    * que habla repetitivamente de la VIDA ETERNA.
    ………………………….
    Pregunto:
    ¿cómo puede Jesús “hablar” sin “conceptualizar”?
    ………………………….
    ¡Acá hay “gato encerrado”!
     
    (un siciliano lo llamaba “gatopardismo”)

  • M.Luisa

    Tras un breve impasse, al leer ahora algunos comentarios  veo reflejada aquella idea que precisamente para interpretar de forma adecuada, según pienso,   este artículo de Arregi,  quise evadirla en mi primera entrada.

    Y es que observo que en estos comentarios se habla    del Misterio –trascendente,  pero a mi modo de ver Arregi no habla del Misterio trascendente  porque si fuese así no empezaría por hablar de  cosas tales como la mañana lluviosa,   de nuestros pulmones, de nuestro corazón, de gaviotas, del mar, de la tierra, etc, empezaría hablando del Ente  supremo y por tanto del superado y tradicional idealismo.
    El Misterio no es trascendente “al” mundo sino trascendente “en” el mundo.  esa pequeña sutileza en la expresión es muy importante  porque nuestra  apuesta por el Misterio, como tantas veces he considerado aquí, no ha de ser verticalista como lo ha sido en el idealismo histórico,  sino una apuesta surgida de la  horizontalidad misma.   Él,  con su escrito ya se ve que se refiere a esto último.

    Intentaré  para que se me entienda  hacer un aparente juego de palabras, mejor de conceptos referidos  al significado diferencial entre lo trascendente y la trascendentalidad.

    Arregi con su escrito según lo interpreto opta por la trascendentalidad puesto que si se  refiriese  a lo trascendente, es decir, por el Misterio trascendente   no podría,  por imposible, como  he leído en algún comentario  hablar de ese Misterio. Lo cual, entonces, como también dice bien allí,  es cuando se recurre a la esperanza.

    No es que sea algo malo tener esperanza  pero para que esta esperanza sea real habrá de ser algo más que un mero “tener” esperanza o estar meramente esperanzados.  Esta insuficiencia  es   la consecuencia a la que nos lleva apostar por  lo trascendente. En cambio el concepto de trascendentalidad nos remite a las cosas no en cuanto “entes” sino en cuanto “tales”. Que es a mi modo de ver desde donde parte Arregi,  de la horizontalidad, es decir, no de una entidad sino de la talidad misma, de la talidad de las cosas, de tal cosa y tal otra. De abajo a arriba.

    Es por esto que definir adecuadamente los conceptos sirve de gran ayuda, para encaminarnos hacia la verdad.

    • Jorge

      Mª Luisa, dices que sirve de gran ayuda definir los conceptos para encaminarnos a la verdad. Pues si se trata del Misterio-Trascendente esto no es posible. No es posible conceptualizar. Aquí tampoco cabe hablar de verticalidad ni de horizontalidad, las líneas del discurso están cortadas, y menos puede darse una relación con el idealismo histórico, pues el Misterio-Trascendente carece de cualquier contenido accesible para nosotros. El Misterio-Trascendente tampoco guarda relación con el Ser Supremo de los Filósofos, ni es un Ser ni es un Ente ni … Insisto, nada absolutamente nada podemos decir del M-T, es incognoscible. Por supuesto esta es mi opinión y mi propuesta, que pone el acento en mi desconocimiento. El M-T tampoco apunta a la verdad, ni me encamina hacia ella. Mi propuesta implica que el M-T está sólo para sostener y garantizar mi esperanza de eternidad.

      Mi esperanza no deriva ni se fundamenta en el M-T, éste sólo la hace plausible y posible, al no haber nada que pueda permanecer para siempre, no ya en nuestro Universo sino en toda la Realidad Física sea cual sea. Si hablo de permanencia en lo eterno necesariamente tiene que suceder de forma externa a nuestra Realidad. Y eso externo no sé qué es, ni dónde está, ni cómo sucederá, ni cuándo, …, ni nada de nada.

      Mi esperanza de eternidad no sólo parte de mi inteligencia emocional (deseos, sentimientos) sino también de la racional y la espiritual, ¡quiero permanecer junto con todos los demás! Pero este deseo profundo solo sería mera ilusión descabellada, si no estuviera CONFIRMADA por mi fe en Jesús de Nazaret, que habla repetitivamente de la VIDA ETERNA.

      • Isidoro García

        Jorge: Dices: “este deseo profundo (de eternidad), solo sería mera ilusión descabellada, si no estuviera CONFIRMADA por mi fe en Jesús de Nazaret, que habla repetitivamente de la VIDA ETERNA”.

        Y, ¿fías todo tu entramado filosófico, de una esperanza a todas luces en desacuerdo con la lógica mas elemental, a una expresión, “vida eterna”, que no sabemos si la pronunció en verdad Jesús, en esos términos exactos. Y que en el caso de que fuera así, no sabemos que entendía exactamente Jesús por ese concepto?.

        (A veces pienso, que si no vuelve Jesús, como estaba planificado, es porque le hemos puesto el listón tan alto, que no se atreve a venir y defraudarnos con la cruda realidad).

  • Jorge

    Desde hace muchos años me ha interesado lo que la ciencia dice sobre el origen del Universo y las propuestas o proyecciones científicas plausibles manejando los datos de que dispone. Muchos hablan del punto de origen del Universo en el Big-Bang, pero en realidad hubo antes un proceso inflacionario producida por unas partículas llamadas inflatones, que inflan un punto del campo físico como una burbuja, que puede dar lugar a un Big-Bang. Este proceso no es único sino múltiple ocurrido muchas veces (algunos piensan en un número infinito de veces otros no), cuyo resultado es el llamado Multiverso. En este escenario de lo que se habla como origen de toda la Realidad Física es de un campo físico cargado de burbujas, algunas de ellas explotan, otras no al disiparse, y quizás unas pocas acumulan tanta energía que pueden originar universos más o menos estables, uno de los cuales es el nuestro. Sobre ese campo físico digamos primordial, nadie está en condiciones de “saber” si es una estructura que permanece indefinidamente, y en este caso no tendría origen ni final, o bien se ha originado de algo anterior, o bien ha sido creada. Decidirse por una de las tres opciones u otra, cualquiera que sea, lo encuentro improcedente, dado que no hay datos ni indicios por ahora de nada que podamos aportar. Que haya sido creada por una acción “milagrosa” de Dios, me parece la menos plausible y además para explicar algo jamás se me ocurre echar mano de una acción milagrosa. La Ciencia tampoco lo hace.

     
    Identificar ese campo físico primordial con el Misterio-Absoluto-Trascendente, o con Dios, me parece muy improcedente. Es que además ese camp físico no puede ser garantía de mi esperanza en lo eterno, puesto que en él es imposible que existan seres de ningún tipo, ni energéticos, ni espirituales, ni nadie. Ese campo físico con fluctuaciones y burbujeante, nada tiene que ver con Dios. La idea, contenido o significado de ambos (Dios y campo) no tienen nada que ver entre sí. Afirmo con rotundidad desde mi punto de vista, que Dios NO es un campo físico, por mucho que haya especulado sobre ello la espiritualidad cuántica, ni un campo físico puede ser MI Dios. Y que el campo físico sea obra de Dios me parece que es una proposición que carece de fundamento, que no explica ni resuelve ningún problema sobre él y  que además implica un hecho milagroso, cosa ajena a mi forma de pensar. EL campo físico primordial es una estructura muy alejada de nuestra experiencia, algo que quizás responda a intrincadas formulaciones matemáticas con difícil correlato real, y mi Dios está cerca, responde a mis preguntas existenciales y me ayuda.

  • oscar varela

    Hola!
    Leo (de Isidoro a Jorge)
    – “Vamos a ver Jorge. El Universo, puede tener tres orígenes.
    O es creado (=emanado) por Algo exterior a él.
    O es autopoiético, autocreado por sí mismo.
    O es eterno, estacionario, y sin principio ni fin.”-
    ……………………………
    Pienso que el Universo, sea éste
                – creado,
                – auto-creado, o
                – eterno;
    es una “idea” que los humanos nos-hacemos,
    en vista de necesidades circunstanciales.
    …………………
    Podría haber otras ideas.
    De hecho, creo que la hay.
    Por ejemplo: su negación = el Caos,
    donde el Uni-verso se va al carajo.
    …………………
    Otros propondrán el Multi-verso.
    …………………
     
    Pero, al fin y al cabo, no dejan de ser más que “necesidades-humanas” para comprender y auto-justificar lo que estamos haciendo.

  • George R Porta

    Más simplemente, el universe no tiene que ser uno y además puede tener un origen desconocido y hasta pudiera tener un origen «no conocible».

    • oscar varela

      ¡Bien George! Se te entiende.
      Sin embargo, pienso que todo “nombre” con el que nombramos tiene un origen insoslayablemente definido y declarado: la Escena vital-humana en que aparece.
      Una correcta filosofía sería la que nos “cuenta” esa Escena.
      No está muy alejada de la Curiosidad de la vecina;
      salvo que a ella solo le interesa “chismear” pa’ pasar el rato.

      • George R Porta

        Oscar. Nombrar es una actividad material, histórica, humana y su origen primerísimo es la imaginación. Basta mirar a las infantiles jerigonzas o leer algún verso del poema de Mariano Brull (1891-1956)titulado «La Jitanjáfora». Este es un arte que hacía que sus hijas practicaran cuando recibía visitas en su casa y decidió inmortalizarlo en su poema. Alfonso Reyes divulgó el nombre en un artículo en 1929. (Tomado de «Recital de Poesía Cubana Dadaista, fascículo/catálogo de un recital, Miami Dade, FL, 2004).

        Esto dice el DRAE del término: «jitanjáfora. Palabra con la que finaliza el tercer verso de un poema que, repleto de voces sin significado, pero de gran sonoridad, compuso en 1929 M. Brull, 1891-1956, poeta cubano, y que menciona el mexicano Alfonso Reyes, 1889-1959, humanista mexicano, para designar esta clase de enunciados. 1. femenino. Texto carente de sentido cuyo valor estético se basa en la sonoridad y en el poder evocador de las palabras, reales o inventadas, que lo componen.»

        He aquí una estrofa del poema de Brull (1881-1956),
        «Filiflama alabe cundre
        ala olalúnea alífera
        alveolea jitanjáfora
        liris salumba salífera.»

        El que sigue es un ejemplo de jitanjáfora de mediados del siglo XX, recitado por niños/niñas, argentinos durante sorteo, según Mónica G. Lucero (2013): «El juego de manos como ejecución musical (un estudio de niños de nueve a once años de edad)» (Cf., el siguiente enlace https://www.scribd.com/document/353028822/Documento-Completo «Ejemplo 5: “Apetén sembréi”», en la página 69:

        «Apetén sembréi
        tucumán lenyí
        mamamí surtí
        buri vú carchéi.»

  • Jorge

    Relacionar el misterio que encierra la Naturaleza, la “Madre Tierra”, el Cosmos, la Realidad Física, …, con el Misterio-Absoluto-Trascendente lo encuentro improcedente y más aún si se identifican. No encuentro ninguna vinculación, ni tan siquiera algún punto de contacto, ya sea mediante lo racional, lo emocional, lo espiritual, o lo religioso, que permita hacerlo. No encuentro ninguna evidencia para identificar a Dios-Misterio-Trascendente con la Madre Tierra, con el Universo, con todo lo que es, … y no sé cuántas cosas más como hace Arregui. Si alguien lo hace, pues para seguir su discurso o presentación de lo que entiende por Dios, por muy poética o místicamente que se exprese, lo que le pido es que lo justifique. No basta con afirmar una fe. Esta requiere justificaciones, y en la mera experiencia personal o en especulaciones espiritualistas digamos teo-sóficas, como justificaciones posibles, la ciencia es muy puñetera haciéndolas escasamente plausibles o probables.

    A mí me parece que el Misterio de Dios no se deja concretar, describir, definir, … de nada nos valen los conceptos, las analogías, las imágenes, las metáforas, …, nada de lo que digamos, pensemos, imaginemos, sintamos, experimentemos, …, ningún sistema filosófico, metafísico, ontológico, científico, …, que construyamos puede alcanzarle, ni por muy elevada que sea nuestra sensibilidad iluminada hasta el éxtasis, …, nada, absolutamente nada se desvela del Misterio. Y es que para mí el Misterio es lo totalmente distinto, lo Otro Incognoscible, y ante el Misterio sólo cabe el silencio. Silencio no sólo de la palabra y de la razón, sino también del sentimiento y de la conciencia. Silencio, porque el Misterio no pertenece a nuestro entorno, no está en ninguna parte, ni en la estructura y constituyentes de la Realidad Física, ni en las profundidades del Cosmos ni en el hondón del alma humana. El Misterio-Trascendente no sostiene la Realidad, ni es tampoco creador ni razón de la existencia de los seres incluidos nosotros. Ni explica nada, ni responde a ninguna de nuestras preguntas existenciales.

     
    Entonces ¿por qué hablo o propongo el Misterio-Trascendente si digo expresamente que no sé de qué hablo? Pues por razones de mi esperanza. Y mi esperanza es que las cosas acaben bien, el triunfo final del bien, en el que no exista más destrucción ni extinción, ni mal ni sufrimiento ni muerte. Que mi vida y la vida de los que quiero y también la de los que aún no quiero, y los de toda la humanidad al completo pueda permanecer en lo eterno.  Y esto es imposible en nuestra Madre Tierra, en nuestro inmenso Universo, en toda la Realidad, …, puesto que nada hay en este mundo que pueda permanecer para siempre. Sólo fuera de nuestro sistema podría hacerse posible, aunque no pueda saber nada acerca de ello. Y pienso que es precisamente la ausencia total de conexión o de relación, del Misterio Incognoscible con el mundo, lo que a mí me da cierta garantía de que la permanencia en lo eterno de la humanidad sea posible.

    • Isidoro García

      Vamos a ver Jorge. El Universo, puede tener tres orígenes.
      O es creado (=emanado) por Algo exterior a él.
      O es autopoiético, autocreado por sí mismo.
      O es eterno, estacionario, y sin principio ni fin.
      En la primera hipótesis, a ese Algo exterior, lo denominamos por principio como “Dios”, aunque sea totalmente incognoscible.
      En la segunda y la tercera hipótesis, a ese Universo autocreado, o “eterno”, también lo denominamos como “Dios”.
      Con lo cual, el Universo, y sus componentes, incluído el planeta Tierra, o es una “emanación” de Dios, o es Dios mismos.

      Yo creo, que la frontera de lo incognoscible, del “Misterio”, es lo exterior al Universo. Dentro del Universo, todo es cognoscible, aunque lógicamente será muy difícil saberlo y entenderlo todo. Pero con tiempo suficiente, podríamos contar los granos de arena del mar. (De hecho ya hay quien ha estimado el número total de átomos del universo en 10 elevado a 77 a 80).
      El problema de “Dios”, es a qué le pegamos esa etiqueta. Porque para nosotros, “Dios” es aquello a lo que le llamamos “Dios”. Y en este tema me da la impresión que mordemos más de lo que podemos masticar.
      Yo exponía, la hipótesis neoplatónica de que aún en la primera hipótesis del Dios exterior-Creador, podemos considerar como “emanación” suya el “Alma del Mundo”, emanación a su vez del Nous, o Inteligencia divina, y que denominaríamos como “Dios del Universo”.
      Y este “Dios del Universo” = “Alma del mundo”, sería el conjunto de las leyes que rigen el Universo, y sus evoluciones particulares en todos los niveles del mismo. Y eso es perfectamente cognoscible, porque justo eso, es el objeto de estudio de la Ciencia.
      Respecto a tu sueño de eternidad, para la especie humana, yo creo que es bastante exagerado, y deberías sustituirlo por uno un poco más “modesto”, la cuasi-eternidad, que sería que viviéramos hasta el colapso del Universo, si es que se produce.
      Pero no olvides que, de todos modos, todos nuestros átomos, estarán en ese gran colapso, que se producirá, si como parece, no es eterno el Universo.
      De todas formas, a mí me parece, que aunque comparado con lo que hay en la Tierra, el humano es lo más, mirándolo con una perspectiva cósmica, somos una mierdecilla, (algo así como una calculadora de pilas, en un mundo de superordenadores cuánticos). Y lo de la eternidad, o la cuasi-eternidad, creo que nos queda muy grande, y huele bastante a delirio de grandeza, un poco ridículo, si lo miras bien.

  • M.Luisa

    La mirada que inspira este escrito es la sabia mirada  de una filosofía que no es la clásica de una  ontología, es decir, la  que trata del “ser”  sino de una  vuelta a la  filosofía del “estar”  circunscrita en la materialidad, pienso que es desde esta perspectiva que se nos da lo Místico.

    Pero entendiendo la materia no en oposición a la existencia de Dios… sino haciéndola compatible con ella sobre todo teniendo en cuenta el materialismo moderno que,  a partir del desbordamiento de  la física, se ha puesto de manifiesto  tantas formas diferentes de materia de  aquella idea que sobre la misma  tenían los antiguos como la única conocida.

    Arregi  hace explícita esta diferencia  cuando dice que las ciencias nos conducen a la frontera y a la conciencia del infinito del Misterio  que nos envuelve y habita  y   que no podemos manejar, dice.

    Aparece en este contexto dos ámbitos en que tradicionalmente   el segundo  se impuso al primero, el ser sobre el estar, con lo cual  esta inversión de órdenes facilitó el manejo,  es decir, se impuso el poder de la razón sobre la razón del poder de  esta  realidad  envolvente que nos habita.

    El mirar direccional no nos ha dejado admirar dimensionalmente la realidad.

  • George R Porta

    ¿Cómo se puede considerer «misterio» aquello que se puede mirar, admirar, describir? Este es in párrafo del artículo en el cual eso es precisamente lo que hace el autor: «…admirar el Misterio del mundo, tan infinitamente complejo y armonioso a la vez: que haya amanecido esta mañana lluviosa y tibia de otoño, que nuestros pulmones respiren por sí mismos y nuestro corazón siga latiendo sin saberlo nosotros, que esas grandes gaviotas vuelen tan plácidamente, que el mar y la montaña estén ahí, siempre iguales y cambiantes, que exista la Madre Tierra que nos engendra y nutre a todos los vivientes gracias al sol y sea nuestra casa común, a pesar de que nosotros, los pobres humanos, nos empeñemos tan insensata y dramáticamente en romper la comunión y la armonía de todo lo que es.»

    Este es otro ejemplo de una respuesta a lo que no se puede responder: «Dios es –dicho con meras metáforas– el Todo irreductible a las partes, Corazón sin forma de todas las formas del cosmos, Aliento vital de todo cuanto es, Origen o Fuente o Fondo eternamente presente de toda energía y materia, Conciencia universal, Puro Ser o, mejor, Interser, Relación de todo con todo, Creatividad buena sin fin de la que todo el universo, nosotros en él, es portador, para el adviento o el advenimiento o la realización del Arcoíris de la Paz.»

  • María Eugenia Ibarra

    magnífico texto!

  • olga larrazabal

    Me gusta, y el hecho de que tenga el respeto para no responder lo que no tiene respuesta, me gusta más-

  • George R Porta

    Es extraordinario que la poética sea considerada menos o una debidlidad, cuando es la ciencia la que carece de significado si la probabilidad de error no se declara. La Poética en cambio, se sirve de la metáfora o del lenguaje aproximado para poder ser precise con lo no mensurable. Pero claro, en esta materia como en todo, cada cual puede pensar como guste y esa posibilidad es encomiable, justa, digna, necesaria.

  • Isidoro García

          El artículo de Arregui ha sido calificado estéticamente como bonito, y también descalificado como místico y poético, pero eso solo es la segunda mitad final del artículo.
     
       Porque su primera mitad es un canto a la maravilla que es el Universo, desde un punto de vista científico, concreto, real.
     
            Lo que pasa, y suele pasar, es que cuando se intenta conciliar y hacer coherente ese relato naturalista del Universo, con los relatos de las religiones tradicionales, no se encuentra la forma de hacerlo, no alcanzamos a encontrar el nexo de unión de ambos relatos, la solución de continuidad, y entonces tendemos a iros por los cerros de la poética, y la mal llamada “mística”, que en realidad es ñoñez, e infantilismo a chorros: ¡Qué bonito, que bonito,…”!

         (¡Qué mal ha sentado en general la popularización de San Juan de la Cruz, que utilizaba el lenguaje poético para expresar malamente lo que sabía y había experimentado, y no para encubrir una falta de comprensión del Universo!).

        De este tema es de lo que trata el diálogo, mas pertinente que nunca entre Ciencia y fe. La visión científica del Universo, aleja del hombre trillones de años luz, nuestra visión del Dios Primero, el hipotético Dios creador- Pantocrator, como un Dios personal asimilable por nuestras mentes.
     
       La moderna Cosmología nos dice que en el origen, hubo un flujo desconocido de energía/materia, junto con un flujo misterioso de “información”, que se iba adhiriendo a la misma, dando forma al Universo, en su proceso de despliegue y evolución.

         Y esta maravilla, la anticipó religiosamente, la hipótesis gnóstica neoplatónica, que coincide con la moderna Cosmología.
     
          El Neoplatonismo de Plotino, enseñaba que del Dios Creador, el Dios Uno, realizaba su proceso creador mediante unas emanaciones, o hipóstasis, en un proceso ontológico que Plotino compara con la luz que se aleja gradualmente de una vela hasta que termina desapareciendo en la oscuridad.

           A partir de lo Uno, surge el Intelecto divino o Nous, la sabiduría omnipresente del universo que contiene las Formas o Ideas arquetípicas que son la causa del orden del mundo (= sería la fuente de “información”).

         Y del Nous surge el “Alma del Mundo”, (las Leyes Generales del Universo = el Tao), que contiene y anima el mundo, y origina las almas de todos los seres vivos, (las leyes y la naturaleza de las cosas = el Te taoísta), que constituye la realidad intermedia entre el Intelecto espiritual y el mundo de la materia.

        Las tres «hipóstasis», (de lo Uno, emana el Intelecto y de este, el Alma del Mundo = el Tao), no son literalmente entes, sino más bien disposiciones espirituales, de la misma manera que las Ideas no son objetos distintos, sino diferentes maneras de ser de la Inteligencia divina.
     
        El “Alma del Mundo”, o Anima Mundi, es lo que podemos asociar a esa estructura de flujo o de “campo de Información”, que se va asociando sucesivamente en el proceso evolutivo, a la Materia informe inicial primero, y luego a las cosas surgidas, y va dotando de forma y naturaleza a cada cosa, a lo largo del proceso evolutivo del Universo.

          Y ya bajando a las religiones humanas, ese “Alma del mundo”, el principio rector de las Leyes primigenias del Universo, que se van desplegando y desarrollando emergentemente, a lo largo de toda la evolución del Universo, (que es un concepto científico, real), podríamos denominarlo metafísicamente como “la Verdad primigenia”, y espiritualmente, como “el Espíritu” o como “el Dios del Universo”. Solo son formas de llamar distintas, a una misma cosa.
     
         De esa “Alma del Mundo” = “Dios”, evolutivamente se van desplegando e implementando las diversas “almas” de todas las cosas, incluída el alma humana que determina la naturaleza del ser humano.
     
         Por eso la tan anhelada fusión entre Ciencia y Espiritualidad, entre la materia y el “Espíritu”, tiene que venir a través del hallazgo de una solución de continuidad intermedia, de una amalgama fusionante, que sea al mismo tiempo una Materia que tenga unos efectos o fenómenos que normalmente aceptamos como espirituales.
     
        Y esta “materia espiritual”, sin duda tiene que estudiarla esa Ciencia ya de por sí fronteriza, la Psicología, que trata de como un trozo de materia, el cerebro, lleno de neuronas que podemos ver en un microscopio, de una forma extraordinaria, destila pensamiento, ideas, afectos, y emociones.

      El Santo Grial, la piedra de Rosetta soñada será el descubrimiento del lenguaje neuronal, por el que todo un diccionario de significados es traducido a lenguaje neuronal, a un complejo catálogo de uniones y sinapsis, con su correspondiente añadido bioquímico.

           Toda esta investigación será para encontrar la Verdad de la Realidad en la que vivimos. Y para aclararnos al final, la pregunta del millón: ¿Cuál es esta Verdad única en torno a la cual supuestamente convergen todas las tradiciones?.
     

    • Carmen

      Pues yo encuentro el texto precioso. Me tengo que considerar ñoña o infantil?
      Pues no vea el trabajo y el tiempo que le he dedicado a pensar sobre qué es esto que llaman Dios.
      Y me temo que es una respuesta personal. No sé.
      Me encanta como escribe el señor Arregi. Leo todo lo que me encuentro de él.
      Un saludo cordial.

      • Isidoro García

        Carmen: Lo estético está muy bien, pero cuando se trata de reflexionar sobre algo serio, hay que ir a un acercamiento al conocimiento y la elegancia hay que dejársela al sastre.
        Hablar de Dios con prosa poética, da una sensación de impotencia para un acercamiento mas certero.
        A mí, también me gusta mucho Arregui, incluso es el autor habitual en Atrio que más me gusta y más cerca de él me encuentro. Pero eso no quiere decir que acierte siempre.
        A mí, personalmente, la prosa poética no me gusta, y en un gran pensador como Arregui, creo que es una pequeña debilidad, que naturalmente hay que perdonar.
        De todas formas, todo comentario, no deja de ser una opinión personal, unas veces más acertado y otras menos.

      • Isidoro García

        Carmen: Lo estético está muy bien, pero cuando se trata de reflexionar sobre algo serio, hay que ir a un acercamiento al conocimiento y la elegancia hay que dejársela al sastre.
        Hablar de Dios con prosa poética, da una sensación de impotencia para un acercamiento mas certero.
        A mí, también me gusta mucho Arregui, incluso es el autor habitual en Atrio que más me gusta y más cerca de él me encuentro. Pero eso no quiere decir que acierte siempre.
        A mí, personalmente, la prosa poética no me gusta, y en un gran pensador como Arregui, creo que es una pequeña debilidad, que naturalmente hay que perdonar.
        De todas formas, todo comentario, no deja de ser una opinión personal, unas veces más acertado y otras menos.

      • carmen

        ¿Qué opina entonces de cómo hablaba Jesús de Nazaret?
        ‘Mirad los lirios del campo…’ .
        Y las parábolas ¿eran quizás infantiles?
        Soy, he sido maestra. Quizás tenga razón y sea un poco infantil, pero ¿ sabe? hay que dejar que los niños se acerquen.
        ¿Ha leído el Principito? Se lo recomiendo. Atento al planeta del hombre serio.
        Un saludo cordial.

  • George R Porta

    Quizás sea interesante la hipótesis de que en materia de Dios, como en materia de amor, la poesía sea un medio mejor que la fiolosofía, y todas sus adláteres: Artes y especualciones que descienden o ascienden hacia o a partir de ella.

    Si esa hipótesis puede ser aceptada como válida quizás Pikaza haya escogido un acertado Título para su libro «Amor Humano, Dios Enamorado» que es una exploración hastas los lindes con lo poético.

    La Poética, al fin y al cabo, remite el cerebro pensante desde el cráneo hasta, unas 16 pulgadas abajo (unos 40,6 cms), donde se encuentra el corazón y hace que las ideas se pierdan en lo más carnal del cuerpo, lo más vivo, lo más simbólico en nuestra cultura y en otras muchas, También lo más palpitante y sonoro.

    Me alegra que Arregui alce el vuelo poético, pero las unidades de medida no me suenan poéticas. Artificios al fin y al cabo y por demás inexistentes (como mis aproximados 41 cm) son ejemplos de prosa y la prosa eso suele ser, prosaica y rompe los encantos poéticos que en acercarme a la divinidad parecen preferibles y tan humanos.

  • Tomas

    Creo que el diámetro de nuestra galaxia no es correcto, no puede ser mayor que el doble de la edad del universo, pero se trata de un detalle insignificante.
    Lo que me plantea el artículo de Arregi, como tantas cosas,son más preguntas.
    Quiero creer que si hay un Dios más allá del “constructo” humano, será un Dios de misericordia, de acogida universal.
    Pero si en nuestro universo Decimos que Dios está en todo lo bueno y maravilloso…¿Está también en todo lo malo, en toda la barbarie, el horror, la tortura y la explotación que vemos a nuestro alrededor? ¿ En la enfermedad, en las catástrofes naturales, en todo el sufrimiento humano y no humano que existe en este planeta, y posiblemente, en otros?
    ¿ Hay lugar realmente para la mística en medio de tanto sufrimiento?

    • Carmen

      A ver si le sé explicar lo que pienso en esta época de mi vida.
      Dios es como el calor en física. El calor existe en física como concepto que no viene a cuento definir. Pero el frío no existe,un cuerpo frío es un cuerpo con nivel energético bajo, pero no existe como concepto.
      En todo sufrimiento que podamos imaginar, no está Dios, hay ausencia de Dios.
      Los desastres naturales son tema aparte. El universo es como es, tiene sus leyes.

      No concibo a Dios como creador, como un ser que es todopoderoso,creador de todo, sino como algo que está. Y está en todo tipo de belleza.
      Y no me pregunte qué y cómo es ese algo porque no le sabría contestar.
      Por eso no veo a Dios en el sufrimiento, como muchas personas lo ven. Y si en la lucha contra el sufrimiento.
      Y por eso me entran los siete males cuando oigo decir determinadas cosas. Y por eso no acepto que un Dios exija dolor para arreglar algo.
      Y no quiero profundizar más porque me van a echar de aquí.
      Un saludo cordial.

    • Carmen

      Y la belleza está en el ojo del que mira

  • George R Porta

    Pero de todas maneras se dice quién y qué y como sea la divinidad, desde luego, que imagina el autor.

    Me alegro por él pero prescindiendo del uso de cuanta palabra habita en el diccionario y más o menos impresionante, no puedo escaper la sensación de que, tras leer el artículo, tengo otro dios más que considerar. De lo que no se habla mucho es de la esperanza y eso es Bueno, porque lo major y quizás lo único que me gusta y comparto es que el artículo mismo parece brotar de la esperanza de que la imaginación poética, buena o no tan Buena, sea el único lugar teológico (literalmente hablando) que no mienta o se quede corto.

     

    Después de todo, quien se acerca a la poética, sea para hacer poesía, como para disfrutar la que otra persona haga, ya sabe que todo lo que encontrará en ella será aproximadamente humano.

  • oscar varela

    Hola!

    La mirada mística es cautivante.

    Mirada iridiscente para quien está dentro de su burbuja

    Burbuja de “aero-confort-molecular”.

  • Carmen

    Superpreciosisimo.

    Cómo dijo una alumna mia de trece o catorce años : Dios está en todo lo bonito.

    Más sencillo, imposible. Y también superprecioso.

    Un saludo cordial