El martes se cumplen 500 años desde aquel 31 de octubre de 1517 en que Martín Lutero, hombre de mente y de fe iluminada, genio de la palabra y de la escritura, publicó sus célebres 95 tesis. Un texto breve, comedido y agudo. Un texto profético, que marcó el comienzo de las Reformas protestantes y de una nueva Europa.
No hay derecho –denunciaba Lutero– a que el papa venda indulgencias. No hay derecho a que a pobres y ricos –sobre todo a los pobres– les haga creer que después de la muerte podrán quedar libres del terrible fuego del purgatorio a cambio de dinero. No hay derecho a que amargue los gozos de la vida presente con la amenaza de castigos futuros. No hay derecho a que utilice las creencias y los miedos de la gente para llenar su bolsa y las arcas del Vaticano. Está en juego la fe, la vida, el Evangelio.
El papa declaró hereje a Lutero, y le plantó ante la alternativa canónica: o retractación o excomunión. “No puedo ni debo retractarme contra mi conciencia. Que Dios me ayude. Amén”, dijo Lutero. Fue excomulgado. Y se convirtió en profeta hereje.
¿Un profeta hereje? No cabía semejante idea en la teología que me enseñaron a los 20 años, pero luego aprendí que todos los profetas, de un modo u otro, han sido herejes tanto en las religiones como en la política, e incluso a veces en las ciencias. Que solo quienes han cuestionado las verdades heredadas han empujado la historia hacia adelante. Que solo los innovadores han impulsado la humanidad a un futuro mejor, solo los que no se resignan a lo conocido, ni se detienen ni dicen: “Ya está. Esto es”.
El Evangelio me enseñó que también Jesús fue por excelencia un profeta hereje. Prefirió la compasión activa a todas las creencias, ritos y normas religiosas. No le importaron el pecado y la culpa, sino el sufrimiento y las heridas. Tampoco la absolución de la culpa, sino la curación de las enfermedades y la liberación de toda opresión. Nunca se ocupó de indulgencias para el más allá. Anunció la transformación de este mundo, no premios y castigos divinos después de la muerte. Puso primeros a los últimos, y últimos a los primeros. Revolucionó valores, criterios y certezas.
La historia de la Iglesia me enseñó que Santo Tomás de Aquino, que se convirtió luego y sigue siendo aún para muchos el canon de la ortodoxia, fue primero condenado por el obispo de París, y que al final de la vida quiso quemar su Suma Teológica, diciendo: “No es esto, nada de esto”. Y que San Ignacio de Loyola, cuya Compañía se puso al servicio de la Contrarreforma, fue procesado siete veces por la Inquisición a causa de sus Ejercicios, porque en ellos ayuda al ejercitante a hacerse sujeto libre y dueño de sí. Y que Santa Teresa de Ávila vivió siempre estrechamente vigilada por la misma Inquisición porque era mujer, mística y libre. Y que San Juan de la Cruz estuvo encarcelado durante ocho meses en la cárcel del convento de Toledo por ser reformador y por no retractarse de sus ideas reformadoras, por fiarse de su propia fuente, por dejarse guiar por la llama que ardía en su interior, en lo más profundo de todo ser humano y de todas las criaturas. Y así un larguísimo etcétera. No basta con ser hereje para ser profeta, pero nadie puede ser profeta sin ser hereje de una forma u otra.
Lutero denunció y reformó el rígido sistema dogmático y moralista, clerical y jerárquico, aliado de la riqueza y del poder, en que se había convertido la iglesia itinerante de Jesús. Fue profeta.
Y si algo se le debe reprochar es que no lo fuera hasta el fin, que acabara haciendo de su propia profecía herética una nueva ortodoxia y condenando a sus propios disidentes y aliándose con los príncipes para sofocar la liberación de los campesinos.
A pesar de todo, fue y sigue siendo testigo del Evangelio. Testigo de que es la confianza, no el dogma ni el rito ni la moral, la que nos sana y transforma. Testigo de que es el Espíritu viviente, no la sumisa repetición de la letra, lo que hemos de buscar en cualquier texto del pasado. Testigo de que son la libertad y la compasión de Jesús, no las viejas estructuras jerárquicas, las que harán de la Iglesia hogar y sacramento de humanidad. Y, por sus propias sombras, también es testigo de lo mucho que le faltó y nos falta todavía para ser de verdad Iglesia evangélica, profética y reformadora.
(Publicado en DEIA y en los diarios del Grupo NOTICIAS el 29 de octubre de 2017)
Gracias José. No es común leer pensamientos tan sanos y bienintencionados en espacios religiosos. Hace un tiempo impulso -como algunos otros muchos- un movimiento para volver a la unidad de una iglesia pura y primitiva, despojada de los atavíos de la religión. En ese sentido es lógico estar contra el sistema de Roma, y contra la reforma del Lutero oportunista que causo el grave cisma en lugar de efectuar la reforma hacia adentro. Celebro como decía leer estos pensamientos, y le pido a Dios que nos una a los bienintencionados para anunciar el reino con pocas palabras y muchos actos de amor pro los que sufren la carencia de verdaderos cristianos.
http://www.facebook.com/movimientocristianorevolucionario
En mi opinión el señor Arregi tiene tiene toda la razón en su análisis cortito sobre la herejía.
Hay psiquiatras que dicen que la única manera de crecer personalmente es mediante crisis, cuando entras en una de ellas y se derrumba tu universo personal hay dos opciones: aceptar la nueva realidad e incorporarla a tu pensamiento y seguir adelante o negarla, entonces aparecen las neurosis. Pues creo que se puede llevar esto a la sociedad y a la religión.
A mi modo de ver tenemos actualmente un ejemplo claro de sociedad neurótica, dicho en el buen sentido de la palabra, que diría Machado. A mi juicio, la religión católica también ha entrado desde hace unos casi ya cien años en un proceso de neurosis. Si no me equivoco, Benedicto XVI, en sus años de estudiante de teología estuvo en contacto con una serie de teólogos alemanes que ustedes conocen mejor que yo. Oyó cosas nuevas y tomó la decisión personal de no aceptar los cambios que empezaban a darse en el pensamiento teológico. Su decisión personal, pero claro, luego fue muchos años el guardián de la fe católica y posteriormente Papa, y eso ha influído muchísimo en la evolución de la Iglesia católica. Porque los cambios de pensamiento ya estaban en marcha y eso no se puede detener.
Hay quien piensa que da igual lo que diga la jerarquía de la Iglesia para ser católico, pero no lo creo, porque lo mismo que Rajoy ha tenido la ley de su parte en el proceso catalán, la jerarquía de la Iglesia tiene ‘la ley’ de su parte. Siempre ganará. Otra cosa es que pierda afiliados. Pero claro, los funcionarios de la iglesia que ven que la sociedad ha cambiado y que la Iglesia como institución debe de cambiar, si quieren seguir siéndolo ¿ qué hacen? Es curioso, les afecta el síndrome de san Manuel Bueno que podría verse reflejado en la frase: yo no lo creo, pero los ‘ fieles’ necesitan creerlo, así que sacrificaré mis ideas personales al bien de la comunidad. Quizás en tiempos de Unamuno fuese cierto, pero en la actualidad no lo es, necesitamos otro tipo de respuestas. Los católicos que pensamos en estas cosas nos vemos entonces ante dos opciones: salir corriendo o vernos atrapados en una especie de neurosis religiosa.
Los que entran en neurosis siguen su vida, pues con su neurosis a cuestas y los que salen corriendo, como se quedan sin ‘ pastores’ les parece que todo es mentira, que les han engañado, que esto del cristianismo es una estafa. Se niega entonces la mayor y para muestra estos vídeos que no he visto porque solamente con el título tengo bastante.
Personalmente creo que la biblia es un libro precioso, desde luego no histórico. No creo que ni un solo personaje de ahí lo sea y si lo es, pues será como el Cid Campeador, que a lo mejor existió, pero tiene muchísimo más de leyenda que de historia. O a lo mejor son directamente como Don Quijote.
Eso quiere decir que el cristianismo sea una milonga? Pues no, para mí no lo es, creo que es un sentimiento universal, que lo llevamos casi todos los seres humanos en nuesto interior y que en muchas religiones ha cristalizado en un personaje. En el cristianismo ha sido en Jesús de Nazaret. Ahí en el blog tiene ustedes los artículos de Miquel Sunyol, a veces difíciles de leer pero que sin duda van en esta dirección.
Ahora, con esto de internet están saliendo muchos videos y cosas extrañas que a mi modo de ver no tienen demasiado rigor y no entran en la idea de qué es el cristianismo en realidad. Pero claro,esa es mi opinión muy personal.
En fin, es un tema complejo. Que cada cual encuentre su camino, pero no deberíamos de perder de vista la filosofía que encierra el cristianismo, es absolutamente preciosa. Y universal.
Otra cosa es la Iglesia. Pero eso es asunto de los funcionarios. Sobre todo del consejo de dirección y de su presidente.
Un saludo cordial.
António. Prometo no abusar. Trayendo enlaces a ATRIO. Pero no me he querido de privar de traer este. Obviamente, por su interés. Pasen y vean….
Leo en Religión Digital una información de Jesús Bastante que comienza diciendo:
“Pedimos perdón por nuestros fracasos, las formas en que los cristianos han herido el Cuerpo del Señor y se han ofendido unos a otros durante los 500 años transcurridos desde el inicio de la Reforma hasta hoy”. Así reza la ‘Declaración conjunta’ que la Federación Luterana Mundial y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos han suscrito hoy “al finalizar el 31 de octubre de 2017, el año de conmemoración común de la Reforma”.
Seguir leyendo en el siguiente enlace:
http://www.periodistadigital.com/religion/otras-confesiones/2017/10/31/pedimos-perdon-por-las-formas-en-que-los-cristianos-se-han-ofendido-unos-a-otros-religion-iglesia-luteranos-catolicos-reforma-ecumenismo.shtml
Ni Lutero ni Papa alguno.
No comparto todo lo que dice, quien habla en el vídeo que traigo aquí. Pero creo que dice mucha verdad. sobre todo útil, para abrir los ojos a los cristianos.
Jesús es un mito solar. Creado en Alejandria. (Llogari Pujol. Exegeta.)
Llogari. Amigo personal mio. Algo de que me enorgullezco. Es un ex sacerdote. Que perdió la fe que ofrece la religión, a medida que sabia de esta religión. Pero sigue con fe, buscando la Verdad.
¡¡¡Gracias por este canto… a la necesidad de Ser!!!
Como siempre digo:
¡En la “diáspora” se mueven los que de verdad, intentan hacer Vida su hermoso Mensaje! (en nuestro caso)
Y acepto libremente, la capacidad de llegar al mismo fin por otros caminos.
mª pilar
A propósito de Lutero, voy a hacer un pequeño elogio de la herejía. Dice José Antonio Marina, que “nos movemos entre apocalípticos —que ven solo los problemas— e integrados, que no ven problema alguno. Ambos simplifican las cosas”.
Pero hay una tercera clase de personas: los profetas – herejes, (como muy bien señala Arregui), que además de ver los problemas, buscan, encuentran, y ponen en marcha, las soluciones.
Ponen en marcha su pensamiento crítico – sintético, complemento necesario del lento y penoso pensamiento analítico, y se liberan de las ataduras culturales, ideológicas y orgánicas, que les impida proseguir su camino.
Y Lutero, fue, uno de ellos.
Muchos pensamos, que Jesús, nuestro adoptado maestro, no enseñó claramente a la posteridad, el camino a seguir, cada uno en su tiempo histórico.
Dejaron mucho que desear las circunstancias de la transmisión de su mensaje, y por ello, hoy, dos mil años después, muchas veces caminamos a ciegas tras él, o tenemos que dejarnos guiar por ciegos, tan ciegos o mas que nosotros.
¿Qué habría hecho Jesús en este caso?, nos preguntamos una y otra vez. Pero tenemos que reconocer que cada uno improvisa lo que se le va ocurriendo y estamos “creándonos” nuestro propio Jesús, proyectando nuestras propias ansiedades y temores.
¿Pero no será que Jesús solo nos enseñó a andar?. ¿A ser “romeros”, caminantes, buscadores, exploradores de la vida?. Y no se explora sentado en los bancos de madera de una iglesia.
Jesús no abrió una sinagoga en su pueblo, donde él fuera el rabino-jefe titular. Eso le hubiera dado autoridad, audiencia, respeto y subsistencia.
Pero un verdadero pensador, huye de las “almorranas” del alma, del apalancado en la estructura, en la organización. Hay que quemar las naves, como Pizarro, para tirar para adelante, y salir de la “zona de confort”. Y eso, inevitablemente te convierte en hereje, en proscrito, en sospechoso.
Es ese pensamiento crítico, activo e iconoclasta, (cuando sea necesario), “la única defensa que tenemos contra el adoctrinamiento, el fanatismo y la superchería”, en palabras del mismo Marina.
Alberto señala una “sombra” de las que abre José (al final):
– “Y, por sus propias sombras, también es testigo de lo mucho que le faltó y nos falta todavía para ser de verdad Iglesia evangélica, profética y reformadora“-
¡Bien!
Y merecido este equilibrado HOMENAJE.
Aunque con el centenario desde el papa reinante hasta los clérigos y laicos de algún fuste describan la cualidades, méritos e intuiciones de Martín Lutero, recordemos alguna maldad de las que dejó escritas y han resonado en la historia europea y alemana antigua y reciente referidas, por ejemplo, a los judios: “En primer lugar, debemos prender fuego a sus sinagogas y escuelas y enterrar o tapar con estiércol todo lo que no prendamos fuego”. Evangelio puro, vamos.