Ocurre con demasiada frecuencia que mucha gente no se da cuenta del peligro, que entrañan las religiones, cuando ponen el centro de interés de los creyentes, no en “este mundo”, sino en el “otro mundo”. Porque esa esperanza ilusionada, con los premios y delicias de la “otra vida”, puede ser el argumento justificante que motiva al terrorista, para quitarle “esta vida” a la víctima que él necesita matar para irse derecho al paraíso, que los funcionarios de la religión le han prometido.
La relación entre religión y muerte es tan antigua como la existencia del ser humano en este mundo. Los más documentados estudiosos de la historia de la humanidad han demostrado sobradamente que el “homo sapiens” (el “ser humano”) ha sido siempre, desde sus orígenes más remotos, “homo necans” (el “ser que mata”). No necesariamente por maldad, sino por necesidad. Toda vida vive a costa de otras vidas (W. Burkert; G. Theissen…). Lo que no podemos saber es cómo, cuándo, ni por qué esta necesidad de subsistencia adquirió un valor religioso. Y así se convirtió en “sacrificio”.
¿Es esto un disparate o una falta de respeto a la religión y lo que la religión representa? Quien busque esta escapatoria, debería tener siempre presente que la misma base del cristianismo es un asesinato, la muerte inocente del hijo de Dios.
Pero no es esto lo más importante, ni lo más original, que ofrece el cristianismo. Lo central y determinante, que los cristianos encontramos en el Evangelio, quedó formulado con singular profundidad en una de las cartas que Dietrich Bonhoeffer escribió a un amigo (abril de 1944), desde la cárcel de Tegel, poco antes de ser asesinado por los nazis: “La fe en la resurrección no es la “solución” al problema de la muerte. El “más allá” de Dios no es el más allá de nuestra capacidad de conocimiento. La trascendencia desde el punto de vista de la teoría del conocimiento no tiene nada que ver con la trascendencia de Dios. Dios está más allá, en el centro de nuestra vida. La Iglesia no se halla allí donde fracasa la capacidad humana, en los límites, sino en medio de la aldea”.
Dicho de forma más sencilla y directa. Tenemos demasiada religiosidad para el otro mundo, si la comparamos con la anticuada y debilitada religiosidad con la que pretendemos afrontar el demasiado sufrimiento que los más desamparados tienen que soportar en este mundo. Esto tiene que cambiar. O ponemos a Dios en el centro de nuestra vida y de nuestra convivencia; o todo lo de Dios, la muerte, la esperanza y la vida eterna, terminará siendo mera palabrería sin contenido. Y entonces, cuando nos quedemos con meras palabras y esperanzas sin contenido, entonces quedaremos en manos de los canallas, posiblemente los más insospechados.
Creo que puedo empatizar contigo, Antonio T. en una ocurrencia familiar mía, pero mucho mas cercana..Fue ya hace muchos años, en la muerte de mi padre…Muerte, si no súbita, pero si inesperada, a los 66 años, de un infarto del miocardio complicado. Sólo duró unos días, después del diagnóstico. Yo había hablado con el poco después desde el hospital, en términos familiares y profesionales, pues los 2, ejercíamos entonces la medicina…
Me acuerdo que la última vez que hablé con el, se mostraba optimista pues hasta ese momento, ya en el hospital no había seguridad de que había sido verdaderamente una trombosis progresiva coronaria…Eso fué un viernes y para el domingo por la noche ya había partido de este mundo…El shock de toda la familia fue tremendo…Nadie sabía que hacer…Como yo era el hijo mayor, me ocupé, junto con mi esposa de los arreglos para el velatorio y el entierro…No vivíamos muy cerca, entonces tuvimos que volar a la “casa paterna” y encontré a toda la familia prácticamente inconsolable. También yo, puesto que aunque había considerado la mortalidad de mi padre, siempre había tratado de evitar pensar en eso…desde pequeño. Me producía un profundo trastorno el pensar en su partida…Ya de mayor y de médico, no pensé en este rápido desenlace…Un gran desconsuelo se apoderó de mí y me quedé en un estado de gran desolación..pero tuvimos, juntos mi esposa, mis hijos pequeños, mi madre, y mis hermanos, el dolor de acompañar su cuerpo hasta su última morada aquí en la tierra…
Cuando el día del velatorio, por la tarde, procedimos a ver su cuerpo ya muerto en el féretro abierto, me parecía imposible que yo pudiera acercarme a ver a mi padre de nuevo en aquella inevitable etapa final de su vida, y creí que iba a ser muy difícil seguir hasta el final, entonces, que todavía era yo jóven..Sin embargo, tuve esa sensación, parecida a la tuya…En dos o tres minutos de estar allí, ante lo que había sido mi padre, supe inmediatamente que él, su persona, su contenido, había huído de su cuerpo…y lo que quedaba era simplemente una reliquia, algo biológico que iba al fin a desaparecer…Por eso, le dije a mi señora que estaba junto a mí, allí mismo, que ya yo no sentía desesperación y desánimo…que mi padre cabalmente ya no estaba allí como persona….y que se había liberado, al fin, de las cargas de la vida, una vida entregada totalmente a su familia y a sus pacientes, que le adoraban…
Durante la Misa de funeral, estaba yo como aturdido, como hundido en un profundo dolor imposible de describir, ya que es algo muy íntimo y personal, cuando pierdes un ser querido, y más si se trata de los que decidieron traerte al mundo…La Misa era, como ahora es, en muchos casos, la de la Resurrección…Se leyó el Evangelio de la resurrección de Lázaro…y solamente vine a recuperarme de mi estado anímico al terminar este conmovedor evangelio de Juan…donde Jesús le dice a Marta, la hermana de Lázaro: “Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en Mí aunque muera vivirá”…Solo entonces, particularmente en el comentario de la homilía sobre este evangelio, que me recuperé y pudo continuar hasta el final…Sólo entonces comprendí lo que era la esperanza cristiana…Solo entonces comprendí que sólo Jesús pudo darnos la paz en la esperanza de que no todo acaba con la muerte y que podemos creer en que existe un mundo trascendente..Que no es un mundo fantástico, que la vida no es simplemente un sueño, sino que la muerte es un hecho real que pertenece, no solamente a nuestra condición humana sino también a la fe…Por eso, cuando ya no tenemos palabras, y no podemos levantar el corazón para rezar, por los golpes de esta vida, hemos tenido la oportunidad de haber “oído”, al menos, de la existencia de rabino Yeshúa, la persona que logró vencer la angustia vital y dar sentido y esperanza a cada vida humano y que Sus promesas y Sus palabras siguen actuando, aún el mundo caótico que nos ha tocado vivir.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
,
Hola, de nuevo!
Suelo ilustrar lo que voy pasando-pensando con algún “tanguito imprescindible”.
Tal vez, eso mismo hace Olguita con sus averiguaciones científicas.
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Acá reproduzco una de las “Últimas Curdas” con que finaliza en tanguito antedicho, esta vez “científica”:
la curda que al final
termina la función
corriéndole el telón, al corazón–
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Se trata de un Artículo: El peligro ártico y la extinción humana
Repicado en Piensachile http://piensachile.com/2017/06/peligro-artico-la-extincion-humana/#comment-8439 y que Olguita comentó así:
– “El sistema capitalista basado en grandes corporaciones transnacionales, cuyas acciones se transan en las bolsas de comercio del mundo, y cuyos gestores dan cuenta a Juntas de Accionistas, donde van los representantes de grupos de accionistas, es una vía llena de obstáculos para tomar decisiones que vayan contra la maximización de las utilidades de las empresas.
No hay personas individuales que puedan tomar decisiones, porque los dueños de las corporaciones, los accionistas, en la mayoría de los casos, ni siquiera saben dónde tienen sus inversiones ya que suele ser el corredor de la bolsa de Comercio quien juega a la ruleta con ellas.
Y poner de acuerdo a millones de accionistas que juegan habitualmente a la ruleta, es una tarea un poquito difícil.
Así el poder del capitalismo financiero es el que va decidiendo cual es el nicho ecológico futuro de todo el mundo.
Y dentro de la empresa cualquier invento por venenoso que sea que mejore las utilidades es bienvenido, aunque envenene a medio mundo.
De modo que felizmente no estaremos viviendo para el 2100 para ver la caída no solo de esta civilización sino de la especie.
A menos que el Sr Trump con su imaginación desbordada nos meta en una guerra nuclear.”-
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NOTA “teológico-religiosa” para los habituados a esos menesteres:
¿De qué hablan los susodichos “teólogos” cuando hablan de “kénosis”, sino de un “descenso” hasta el ABSURDO de la vida?
Hola!
RELIGIÓN DE LA CURDA (la ÚLTIMA)
Comentario del “tanguito imprescindible” a los Comentarios de Tostón y García.
(un año después del fallecimiento de Chardin -1956)
-Música: Aníbal Troilo (1914-1975).
-Letra: Cátulo Castillo (1906-1975).
https://www.youtube.com/watch?v=SMsm2gxFk4Y
…………………
Lastima bandoneón, mi corazón
tu ronca maldición maleva
tu lágrima de ron me lleva
hacia el hondo bajo fondo
donde el barro se subleba
Ya sé no me digas, tenés razón
la vida es una herida absurda
Y es todo, todo tan fugaz
que es una curda nada más
mi confesión
Contame tu condena
decime tu fracaso
no ves la pena que me ha herido
y hablame simplemente
de aquel amor ausente
tras un retazo del olvido
Ya sé que te lastimo
yo sé que te hago daño
llorando mi sermón de vino
pero es el viejo amor
que tiembla bandoneón
y busca en un licor que aturda
la curda que al final
termina la función
corriéndole el telón, al corazón.
Esta mañana, estaba yo pensando en una noticia “anecdótica”: el hermano joven de un futbolista argentino, (creo que del Atlético), había muerto. Y hoy añadían que se había suicidado tirándose de un puente.
Y pensaba yo, en lo difícil que es vivir para cualquier ser humano, y como gracias a unos mecanismos psicológicos de autoconservación, lo evitan, privándonos de la lucidez sobre nuestra angustiosa situación.
Diríase que vivimos en un equilibrio homeoestático inestable y que es un auténtico milagro que lo soportemos todo.
Todos hemos vivido situaciones como la que nos narra el amigo Antonio, lo que pasa es que las pasamos al desván de las ideas que nos perturban, y amenazan ese nuestro equilibrio inestable.
Y esto viene a cuento de la religión. Muchos desprecian la religión, como un asunto autoinventado por nosotros. Y llevan parte de razón.
Hay que aclarar una cosa. Cuando decimos que nos inventamos la realidad, es verdad. Pero hay que diferenciar el plano con el terreno. El terreno es el que es, y luego nosotros nos inventamos un plano que pretendemos que refleja fielmente el terreno, pero que sabemos que solo lo refleja simbólicamente, o sea que es una foto borrosa y deformada desde una perspectiva determinada.
Es un gran avance tener una idea de la realidad, pero no es la realidad.
La religión, (independientemente de que se ajuste a la realidad cósmica, total, parcial o nulamente), es una especie de prótesis artificial, que utilizamos algunos para seguir viviendo. (Otros van a pecho descubierto: ¡Olé sus eggs!?).
Teilhard de Chardin murió en 1955. Humano, demasiado humano como todos, al final de su vida, en un mal momento de salud, que le tuvo quince días al borde de la muerte, le pedía a alguien que había ido a visitarle: “Dígame algo que me ayude a atarme a la vida”.
Yo, como muchos otros, no he podido dejar de señalar cínicamente como, casi todos los “místicos” y “santos”, no tenían prisa por morirse y unirse a “su amado”, y saltan las sospechas de que muchos de lo que lo parece que sí lo hicieron, o fueron apologías exageradas de sus fans, o simplemente, pérdida del juicio mental.
Para algunos la vida solo se puede aguantar si nos creamos una ficción, que quizás sea verdad. La realidad no nos es suficiente. Quizás todo sea cuestión de nivel de hormonas y neurotransmisores. Y por eso, quizás hay personas afortunadas, que han nacido con la gran flor en el culo, de tener unos niveles altos y extraordinarios lo que les otorga una gran vitalidad.
Y hay otros que tienen de natural, (los neurotransmisores adecuados), un estoicismo “animal”, (sin desprecio), que se sienten insertos plenamente en el universo biológico, y asumen el dolor como algo natural, de lo que no cabe queja ni sensación de infortunio injusto, (¿Por qué a mí?).
Por eso el Dr. Johnson, decía: “Quien hace una bestia de sí mismo se libera del dolor de ser un hombre”. (Y no hay nada de peyorativo en “bestia”. Todo lo contrario, es la mitad de nuestra naturaleza).
Pero hay otros que tenemos que buscarnos esa fuente de la libido o del elan vital o como se llame, y que para ello, necesitamos sentirnos dentro de un “relato” de una historia que justifique nuestra situación personal.
Un místico sufí, decía que nuestra historia es como un tapiz que vemos desde atrás. Vemos los nudos, los entrecruzamientos de los diferentes hilos de colores, pero tenemos que hacer una dura labor de imaginación y recreación para poder imaginarnos como será por el otro lado, pues los hilos que vemos por detrás, delante estarán ocultos, y viceversa.
Ahora bien, la primera condición para intentar adivinar como es el tapiz, es ser conscientes de que lo estamos mirando desde atrás.
También Platón, en su mito de la caverna, nos señala, como solo percibimos la realidad a través de una rendija, por la que solo penetran las sombras de las cosas, y tenemos que hacer un gran esfuerzo de reinterpretación para conocer la realidad por la sombra que produce.
Esa resituación del hombre intentando interpretar las sombras huidizas, es la religión que nos inventamos, (quizás en el doble sentido de la palabra, de inventar algo que no existe, o el de descubrir algo oculto, aunque muy existente).
El mismo Teilhard, que necesitaba esa autoresitución, nos desvela el gran secreto:
Teilhard en una simple frase, condensa toda su investigación espiritual. Nada menos dice:
1. Que se está jugando una gran partida. Que nuestra vida humana no es ya simplemente una vida animal más, sino que hay una “trascendencia”: un plan detrás con unas reglas, unos jugadores, unos mirones, unas cartas y un premio.
2. Nosotros, la Humanidad, (la especie “homo sapiens sapiens”), somos los jugadores protagonistas.
3. Y además el juego se gana o se pierde en función de la calidad de “las cartas”, que debes mejorar en el transcurso de cada jugada. O sea el juego se trata de un autoperfeccionamiento progresivo de la humanidad, (de sus integrantes).
4. Y el premio también somos nosotros: una humanidad plenamente inteligente, razonable, creativa, racional, afectuosa, ¡feliz!
5. Y si dimitimos de este proceso, todo se acaba, y deberá empezar el juego nuevamente con otros jugadores.
Este “invento” = descubrimiento, de Teilhard, lo intuyó = “adivinó”, pensando en las sombras provenientes de la predicación de Jesús, uno de nuestros grandes sabios, posiblemente el mayor. ¿Qué más da que sea Dios, como Dios, o el humano preferido de Dios?. Simplemente es nuestro “orgullo” como humanos, nuestro maestro y nuestro espejo.
Quizás todo sea una ficción, un cuento infantil de niños abandonados, (cabe esa posibilidad). Pero sea verdad o no, (yo quiero creer que lo es), pienso yo que nos sirve para entender nuestro dolor y nuestra angustia, y darle un cierto sentido.
Aunque solo fuera eso, ya sería muy valioso.
Este es un terreno muy personal. Dudo en escribirlo. Pero, pienso puede ayudar…..no sé. Hace algunos meses murió una cuñada mía. 57 años. Abrasada por un cáncer y cuatro metástasis. l0 años entre el inicio y el final. La familia, sus tres hijos y su marido, sus padres, y nosotros,mi mujer, su hermana y yo. Hubo momentos en que desde los mejores deseos trataron de llevarla hacia el camino de un posible milagro divino.Cristo de Medinacelli. Cuando el combate de la vida y la muerte ya estaba en lontananza, ella, mi cuñada empezó a barruntar su final. Y hubo una especie de rebote contra toda esperanza religiosa.Me mantuve ajeno a estas mediaciones ….. lógicas en mentes mágicas. No manifestó ningún interés en seguir indicaciones piadosas ante la muerte, ni nadie intentó ….Personalmente lo hubiera rechazado, ni su hermana ni sus hijos, ni el marido lo querían….Con cuidados paliativos tras largos y muy duros días murió, agarradas sus manos a una mano de su hija menor… Luego, ya se sabe , el duelo, en un pueblo pequeño eso se convierte en algo raro, gente que se ha vuelto a ver y se reunió allí. Pasa siempre. La misa, y desde allí a la tumba preparada. La costumbre es decirle tres misas, que llaman, (ahora no me acuerdo). Yo no voy a ninguna. Es un pueblo y pregunta la gente por mi. (No parece que habiendo estado los diez años de lucha, ahora eso…). Mi mujer me lo dice, como reproche…..Ya no puedo callar. Y digo: ¿Ahora, que le va a añadir la iglesia, a lo que ya tiene ella?. Allí, en la tumba ya no hay nadie. Sólo sus restos mortales, pero ella ya no está allí, por que su espíritu, no ha sido enterrado. Cruzó el espacio-tiempo en el instante de la muerte….Yo la sentí liberada de aquel cuerpo atrapado en el dolor y la angustia. No somos sólo lo que quedó allí. Ya me había pasado antes, en la muerte de mi madre. Sensación de liberación para a ese ser al que tanto quieres. Esa es mi esperanza muy firme. Y un nombre, el del gran galileo, hombre como yo, Yeshúa, mi hermano.
Gracias, amigos, por vuestros comentarios. Yo también coincido con Antonio que el diálogo ha aumentado en calidad quizás, , , pienso yo, precisamente por poseer una base común con diferentes puntos de vista, en una gamma muy variada de “matices”
Es por eso que que los comentarios son más constructivos ahora. Cuando comenté la frase de María Luisa “experienciar la Presencia” fue para reafirmar su validez. En realidad eso es lo que nos interesa.Sin embargo, lo que yo dije fue que el Reino “comienza” en esta vida pero se REALIZA totalmente en “la otra” que Jesús menciona como “la vida eterna” ya que ésta es temporal. Ya mencioné que ninguna anula a la otra sino que ambas constituyen un “continuum”. Jesus habla muchas veces en futuro sobre todo en la recompensa que se les dará a los que persisten en el amor hasta el final. Pues está bien, en nuestra humanidad, el premio al que obra bien.
Estoy de acuerdo con Isidoro en que “a la tarde” se refiere al momento final y trascendental del ser humano y que entonces “saldrá nuestra naturaleza” humana fraternal. Sin embargo no se trata de mera evolución sino de “un examen” de nuestra conciencia para un juicio ante la Misericordia divina.
La evolución de la ética es por ampliación de nuestro conocimiento de la verdad infinita, pero no por ser la moral “relativa”, puesto que sin una norma y principios externos lo puramente subjetivo no conduce al orden de la razón sino a un verdadero caos donde cada cual puede hacer lo que se le antoje. Obviamente esa no es la solución.
Nuestra huīda del mal NO es tampoco puramente evulutiva y determinista,, sino una decisión de nuestra voluntad, ayudada por la gracia, que nos conduce y nos acerca a nuestra “naturaleza original”, antes de la entrada del mal en el mundo.Sin embargo, en el acto humano existe un desarrollo dentro de su libertad esencial que comienza como dices por el conocimiento o “ciencia”, busca después la sabiduría ya que busca la verdad, y por último logra alcanzar la PLENITUD en la contemplación del amor.
PERO como dice Román nuestra religión es “históricamente revelada” y es en lo revelado donde reside toda la base esencial de la fe y de la moral que profesamos.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Para Agustín Gil.
Agustin. Esta en mi proyecto de vida hacer “proselitismo cuántico”. pero respetando escrupulosamente, la libertad y el “tempo” de cada cual.
Como científico, sabrás que los científicos materialistas. “Se vuelven locos”. Agarrados todos desesperadamente al bosón de Higgs. Y quizá sepas que Newton y Descartes, se mueven angustiados en las arenas movedizas de la física cuántica.
La física cuántica nos permite ascender de dimensión a toda la humanidad. Y siguiendo escrupulosamente el método científico.
Me extraña que un autoproclamado físico cuántico. Me rebata tan categóricamente lo que otros físicos celebres y con historial contrastado, dicen. ¿Conoces a Amit Goswami?. Fisico cuántico. ¿No?. Pues quizá seas un aprendiz cuántico, por lo que dices. Y tendrías mucho que aprender de este eminente científico.
http://www.amitgoswami.org/
Para Luis Troyano:
Leo en tu comentario,
“Según postulados de la física cuántica. El hombre es responsable de su realidad, sea la que sea. Porque esta realidad la crea el mismo….”
Lo siento pero esta afirmación es incorrecta científicamente. Y creo además que hoy la física cuántica se está utilizando para justificar la magia moderna (o postmoderna) por gente que no conoce a fondo lo que aquella significa (lo digo como físico cuántico)
Hoy he hecho lo que me gustaría hacer muchas más veces.
Detenerme y leer con calma todos los comentarios que, en dos días solo, ha suscitado este artículo de Castillo, poniendo toda mi atención en lo que ha expresado cada uno de los ocho que habéis intervenido: Luisa, Ana, Antonio Tostón, Jorge, Román, Santiago, Isidoro y Luis, por orden de aparición.
Lo primero que he sentido es un profundo cariño y estima por vuestras personas de cuya misteriosa profundidad salían estas expresiones escritas en actitud de compartir en diálogo.
Cuando hace dieciséis años iniciamos ATRIO no imaginaba yo encontrar personas colaboradoras (atrieros les llamamos ahora) con esta calidad. A los ocho de ahora (sin minusvalorar otros muchos, parto de este hilo como ejemplo, pero podría ser de otro) os he ido conociendo poco a poco. A casi todos, por contacto directo o telefónico. Desde hace años. Y he ido viendo cómo crecía vuestra actitud y calidad de escritura en el discurrir de ATRIO.
Veo que a propósito de lo que plantea Castillo, expresáis mucho de lo inefable de vuestra experiencia fe, que tiene matices muy diversos. Yo me siento más cerca de quienes expresan una integración mayor de profundización humana y fe religiosa. Y en este caso concreta con lo que formula Isidoro: los sermones morales, no sirven para nada. Las personas que realmente son solidarias y fraternales, no lo son porque hayan hecho caso a un sermón, sino porque han logrado superar las trabas de su desarrollo personal.
Pero respecto a la alerta de Castillo, “esa esperanza ilusionada, con los premios y delicias de la “otra vida”, puede ser el argumento justificante que motiva al terrorista” , ya quedó patente en nuestro Proyecto Atrio. Os recomiendo leer de nuevo ese documento y sobre todo los cuatro puntos de apartado Presupuestos ideológicos. En ellos se dice (veo que hace diez años redactaba mejor que ahora) esto que es mi comentario a Castillo: Las religiones, en sus formas fundamentalistas, se constituyen en mecanismo de defensa de la propia identidad, de poder de unos sobre otros, hasta provocar fanatismos que alimentan la destrucción de las personas, el terrorismo o las guerras.
En este enlace, se puede ver y entender. A que me refiero con respecto a lo cuántico. Que no solo son “partículas” vistas por un observador en el laboratorio. El observador también observa e influye en la realidad del mundo. Con su pensamiento y observación. El vídeo lo explica magistral. Mi felicitación a quien le resuene lo que dice, en su interior. Está salvado. Al que no le resuene, no pasa nada. Pero que sepa que seguirá sufriendo.
El vídeo habla de muerte de la mujer y el hombre viejos. Y de una resurrección….
Esto me recuerda el cristianismo primitivo gnostico…..
Y también el paganismo todo, de los dioses solares. Claro que el paganismo era. “Malo, malo, malo…..”
Según postulados de la física cuántica. El hombre es responsable de su realidad, sea la que sea. Porque esta realidad la crea el mismo. Basta de victimismo, por Dios. Puedes estar sufriendo la realidad que sea. Pero es la misma victima, la que tiene la llave, para alcanzar otra realidad feliz.
Luego de lo que se trata, es de hacer millones de llaves. Para que la victima alcance la realidad feliz.
Si a la victima, se le da palabrería vacía. Porque no es efectiva para que esta victima y solo ella, autonomamente cambie su realidad. Pues desde la científica física cuántica. Esa palabrería vacía, lógicamente recibirá la critica de lo que es falso. Eso no es “quedar en manos de los canallas”. Es recibir la critica científica.
Suena raro, que esgrima la física cuántica, para tratar temas religiosos. Pero esta f. cuántica. Nos posibilita una visión de todo, de toda la realidad, revolucionariamente innovadora. Luego si aplicamos a nuestra vida humana lo que los científicos cuánticos, han descubierto en sus laboratorios. Y en concreto lo aplicamos a la religión. Resulta ser que unas religiones, esta f. cuantica, las envia directamente al desguace. Pero…., otras tradiciones religiosas. Son confirmadas por la ciencia puntera.
Llamar canalla a la ciencia puntera, es como no querer mirar por el telescopio de Galileo, para saber la verdad.
Es mas fácil insultar al que dice la verdad, amparandose en la “Santa” Inquisición. Pero empezó quedando en el recuerdo la Inquisición. Y quedará en el mero recuerdo todo el cristianismo.
El edificio cristiano está sustentado sobre el concepto, bien y mal. La física cuántica trasciende la dualidad…..
Santiago, por qué aun empezando diciendo en positivo que nadie ha de dudar de “experienciar la Presencia” expresión mía que tú recoges, a continuación te permites enfocar el tema negativamente afirmando que el Reino que se nos anuncia no posee las características que permita la realización total, dices, de nuestra existencia. Claro!! Es que acaso estas supuestas características están correlativamente alineadas con nuestras aspiraciones o deseos? Porque si es así te habré de dar la razón. Si es así, ciertamente sí que no podremos descubrir nunca aquellas características.
Ahora bien, el carácter intelectivo que tiene la realidad no se mueve en la misma línea en la que se mueven nuestros deseos aunque tampoco haya que buscarlo fuera. Lo que se precisa entonces es hacer mío mi deseo. Esta operación implica tomar conciencia de nuestra propia realidad. Aquella mera aspiración, aquel deseo ciego imposible de captar nada, siempre le llegará el momento aquel que, por el objeto que tiene delante se tornará él mismo intelectivo, poniendo en marcha la inteligencia y toda nuestra capacitación.
Reconozco, sin embargo, que para entender esto hay que huir de toda visión dualista de la realidad.
(Perdonad, último inciso. Palabra).
Y este problema de la inmadurez psicológica personal, no solo se produce en los creyentes inmaduros, que se acaban ahogando en ritualismos sacramentales, sin acabar de acceder a una fraternidad profunda, madura y solidaria.
De forma similar y paralelamente, afecta a la izquierda política inmadura, en la que un objetivo muy positivo en sí mismo, acaba atrancándose en una serie de tics, de prejuicios y de “debilidades humanas”, (marrullerías, todo vale por conseguir el bien, cinismos, odios, insultos, y hasta aplausos y simpatías a las violencias físicas justicieras), que vemos todos los días.
Es lo que tiene el poner el carro delante de los bueyes: que se atranca, y anda muy difícilmente.
Aquí entra el chiste sabio: “Si lo que empieza bien, suele acabar mal, lo que empieza mal, acaba de pena”.
Puede parecer que todo mi discurso es teórico y es una logomaquia más. Pero no es así, es un enfoque, una perspectiva verdadera de la realidad de la naturaleza humana es algo muy práctico, y fundamental en el proceso de evolución de la conciencia humana. (Por eso hay que intentarlo).
Este proceso de maduración personal, es el que cuando sigue su curso, nos lleva a realizar un comportamiento fraternal. En contra de la visión moralista al uso y tan tradicional, la clave está en la maduración adecuada, lo que lleva a un comportamiento solidario. Los bueyes, (la causa), son la maduración, el carro, (el efecto), es la fraternidad, y no al revés.
Por eso los sermones morales, no sirven para nada. Las personas que realmente son solidarias y fraternales, no lo son porque hayan hecho caso a un sermón, sino porque han logrado superar las trabas de su desarrollo personal.
Fijaos que en los ejercicios espirituales, lo que se pretende, es indoctrinar unas creencias y unas nuevas normas morales, que pueden producir una transformación, (“conversión”) cognitiva-religiosa.
Pero si esa semilla, no cae en terreno fértil, (personalidad madura acorde con su edad), esas nuevas creencias, se desvirtúan en un moralismo ritualista, con poca profundidad.
El terreno fértil de la parábola jesusita, no consiste en la credulidad del oyente, (como siempre se ha interpretado), sino en la personalidad madura y autorrealizada, que es como tierra negra, esponjosa, donde crece todo el ciento por uno, sea lo que sea lo que se siembra.
Y al final sea lo que sea lo que se siembra, el hombre maduro, es un hombre deiforme, (Maslow), con vocación de trascendencia y de significado, porque ha accedido a activar el programa de la budeidad, que todos llevamos dentro de nosotros.
Y contestándote, Román, ves que me refiero a las parábolas de Jesús. Y los nuevos enfoques de la psicología transpersonal sobre la mente humana, no sólo no son incompatibles con la revelación, (enseñanzas de Jesús para un cristiano), sino que son fundamentales para entender su verdadero sentido, que es lo difícil de la Revelación.
La Revelación, son como las leyes. Pero luego están los Reglamentos, que son los que las concretizan. Ese es problema de la I.C. que son como Romanones: “Hagan ustedes las leyes, y déjenme a mí los reglamentos”. Y si no ponemos un poco de orden con la Ciencia, la cosa acaba por desmadrarse, y empezamos a poner el carro delante de los bueyes.
Si el carro se para, ¿azotarás al carro o a los bueyes?
Hola, Isidoro,
como siempre a cada cita que introduces le pones tu sello personal y la explicitas en favor de tus tesis de pensamiento. Un buen acomodo para tu apocalíptica. No te alejas del sentido o sentimiento religioso y buscas ubicar lo que es evolución y ciencia con tu percepción de Dios
Tales cosas son la irradiación de la cultura; una religión heredada que desfrauda en muchísimos aspectos, incluso en los más esenciales e inmediato que tienen que ver con el comportamiento humano, cuando se ha hecho axioma científico y convenido socialmente que los humanos hemos estado inmersos en una evolución biológica que nos hermana con toda la fauna y flora del planeta y que somos el producto de una “evolución cultural” que nos clasifica como “especie única”.
Lo llamativo es que sin negar nada de todo esto es que seguimos defendiendo que nuestra religión, es una religión “histórica” que se funda en la revelación hecha por Dios, el Creador de tales formas de maravillas.
Santiago y Román, perdonad que me entrometa en vuestro amable diálogo particular.
Pero la cita de Santiago de la frase de San Juan, sobre los últimos tiempos, (“la tarde”, es sinónimo del final el día, de la jornada, del periodo histórico), me confirma la idea de que “a la tarde”, saldrá nuestra naturaleza un comportamiento fraternal, sin esfuerzo, sin aspavientos, igual que la roa es como es sin más. (Mi natural perezoso odia el esfuerzo, y mi mayor deseo sería que ser “humano” sea algo tan fácil como lo es a todos los demás integrantes del Universo, ser ellos mismos).
Hay que mirar la historia humana como un proceso evolutivo, en el que no solo transcurre el tiempo, sino que paralelamente, se van produciendo unas mutaciones en la conciencia del humano, que le hacen ir modificando su “naturaleza”, de tal manera que su comportamiento moral, su “ética natural”, va evolucionando con el tiempo.
Ese “relativismo moral”, lejos de ser un defecto, es una virtud, en cuanto cada vez se va perfeccionando hasta llegar a adecuarse a la Ley Universal del Universo, del Amor, que rige en el Universo Inteligente.
Yo creo que tenemos instalados en nuestra mente subconsciente, (el Inconsciente colectivo genético), toda una colección de comportamientos-tipo, para cada situación humana posible.
Y al tiempo, tenemos un reloj biológico-mental, en el que según vamos realizando una etapa de desarrollo y maduración, pasamos al programa siguiente, (como en un curioso juego de la Oca moral), más evolucionado, hasta llegar al final al programa del “hombre sabio”, el de la perfección moral, el que está perfectamente paralelo a la ley general Universal del mundo inteligente.
Yo, que soy determinista, creo que realmente los llamamientos morales de Jesús y de otros sabios, más que llamamientos a realizar unos actos, que no figuran en nuestro “programa” presente, (lo que al final no cumplimos y es fuente de frustración y de sentido de culpa), lo que hacen son llamamientos, a no entorpecer el avance programado por ese reloj biológico-mental, que se nos pone en marcha desde el primer segundo del zigoto inicial.
Son llamamientos a eliminar las trabas y obstáculos que impiden nuestra maduración y auto realización humanas, lo que se consigue mediante el aprendizaje cognitivo de la realidad, (¡nada menos!), y el saneado de nuestras lacras psicológicas, que frenan y paralizan ese proceso natural.
Una vez eliminadas los frenos y trabas, dejaremos salir de nosotros al humano moral natural que todos llevamos dentro. El hombre es bueno, solo que tanto cachivache mental interno, nos “distrae”, (Facundo Cabral), y si hacemos limpieza de la “mierda interna”, y tenemos limpio y despejado el corazón, (la mente), “veremos a Dios”.
Paulatinamente, poco a poco, la cultura que vamos absorbiendo durante el proceso infantil y juvenil, se irá purificando de lastres inútiles, (de valores y conocimientos erróneos), y de perspectivas inadecuadas de la realidad, que hay que corregir y eliminar, en nuestra etapa posterior de maduración. Y así se producirá un proceso evolutivo hacia un periodo final: es la construcción del Reino.
Este proceso evolutivo cultural da lugar así a un continuum de la historia humana, en el que pasamos desde la noche del Paleolítico, (que aunque lejano no es algo extraño a nosotros, y del que todavía guardamos en lo más profundo, los programas correspondientes, a los que a veces regresamos, activándolos, como en periodos de guerras y violencias), hasta un futuro, que a veces se nos antoja muy lejano, pero que no lo es tanto.
Joaquín de Fiore, profeta medieval, desde su recoleto convento contempló la historia humana como sucesión de tres grandes eras: la Era del Padre, la del Hijo, y la del Espíritu), situando el suceso jesusita en el marco de la historia de la humanidad.
Estaríamos en la segunda, (con algunos resabios aún de la primera), y él anticipó la tercera edad, en la que los humanos modernos de nuestro tiempo, estamos entrando sin darnos cuenta. Lo describe así, (con algunas pequeñas licencias literarias mías):
“El primer estado fue el de la ciencia, (es decir aquel en el que se empieza a aprender poco a poco todo); el de la servidumbre que se desarrolló bajo el látigo, bajo el temor. Fue tiempo de esclavos y de ancianos temerosos, en la noche de los tiempos, a obscuras bajo la luz de las estrellas, fue el invierno, que trajo hierbas y ortigas.
El segundo tiempo es el de la búsqueda de la sabiduría; el de la dependencia familiar, (aún la familia es el núcleo afectivo “natural”), transcurrió bajo el signo de la acción, y la fe y la esperanza son sus virtudes, en un mundo de hombres libres. Es tiempo de jóvenes, del amanecer, de primavera, trae frutos sabrosos, espigas de trigo, y aceite.
El tercer tiempo será el de la plenitud de la inteligencia, el de la libertad, será el tiempo de la contemplación, iluminado por la caridad y fraternidad universales, un tiempo de amigos, será tiempo de niños, (mentes frescas, curiosas y flexibles), recibiendo la clara luz del día, tiempo de verano cálido y fecundo, traerá lirios, y vino fresco”.
Para los literalistas y puristas, la frase base de mi último comentario pertenece a la “Oración del Alma Enamorada” y se encuentra en el número 60 y copiada dice exactamente:
“A la tarde, te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición”. Vale. SH
Román, lo dijo el doctor de las nadas, el místico Juan De la Cruz en su famosa frase, una de mis preferidas por cierto, que posee esa profundidad de la verdad:
“A la tarde, nos juzgarán en el Amor”, o sea, cuando todo colapse y se desvanezca,solamente ha de quedar en pie el amor que proviene d e Dios y que fue infundido por El en nosotros..Solamente este amor que traspasará la tumba puede venir de una fuente que se encuentra por encima de nosotros y nos envuelve sin que nosotros mismos podamos medir su magnitud, ni en altura o profundidad, porque supera todo lo que nosotros hemos podido imaginar envolviéndonos totalmente.
Ya no hará falta ni la fe, ni la esperanza porque entonces “veremos” lo que aquí permanece oscuro..,Y amaremos realmente, sin ninguna “mancha de nuestro egoísmo”. Este será el único camino que nos quede. Por eso el mandamiento del amor “en cristiano” es insoslayable..No podemos ignorarlo, ni tampoco rechazarlo moralmente, ya que debemos amar hasta el extremo, hasta nuestros enemigos y los que nos hacen daño. Es por eso que la Escritura siempre repite que el camino de los malvados no prosperará, puesto que el mal en si mismo nos aparta del amor d e Dios. Es una vía equivocada,una brújula desviada, un “detour” opuesto a nuestro último fin, un ponerse de espaldas a la verdad,….. la rebelión de lo absurdo.
Gracias. ti por la sinceridad y valentía en la exposición que haces de lo que crees y profesas.
En la comunión de la fe y de la patria ausente, mis saludos para ti y tu familia con mis mejores deseos de la mía también
Santiago Hernández
Gracias, Santiago, por tan lúcido comentario,
“Experienciar la Presencia”… ¿Por qué será que no acabamos de aceptar que sin amor no hay relación, y donde no se produce ninguna relación el amor no florece? amar conlleva el conocimiento del Otro. Si no hacemos de cada acto de relación “humana” ( entre humanos) un acto de amor, Dios seguirá siendo ese gran desconocido. (Quién dijo que al caer la tarde, al final del día, nos juzgará el amor?)
Nadie ha de dudar que “experienciar la Presencia” es la mejor manera de empezar la vida en el Reino d e. Dios. Sin embargo, este Reino que comienza ya incoado en esta vida terrena nuestra, no posee las características que permita la realización total de nuestra existencia ya que siempre vamos a aspirar hacia lo que es mejor, mas perfecto y lo que permanece para siempre.Lamentamos morir, no precisamente por miedo, sino porque se acaban nuestros proyectos vitales de permanencia. Nuestros planes se acaban, nuestra vitalidad desaparece, nuestro cuerpo físico se desintegra y hasta nuestra memoria acaba por esfumarse en la nada del olvido.¿Qué es lo que queda en unos años? ¿Y si hablamos de siglos….? Por eso no pueden separarse la experiencia del momento presente, del episodio trascendental de nuestra muerte, puesto que no encontramos en nuestra experiencia vital en esta vida la realización total de todas nuestras aspiraciones y deseos y proyectos infinitos..
Por otro lado en el Evangelio de Mateo 25, 31 se habla de que son benditos porque “tuve hambre y me disteis de comer” etc PERO los que, a sabiendas se niegan a amar y por tanto “tuve hambre y no me disteis de comer” etc, no se podrán llamar bienaventurados sino que estarán reprobados “eternamente”.Por tanto, se trata no de una mera recomendación actual, sino de un juicio que está basado en lo que pasa pre-muerte o durante la vida y lo que ocurre pos- mortem, después de nuestra partida definitiva. De esta manera, se restaura la justicia en la misericordia divina que también es eterna.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Difícil análisis el que se pueda hacer del pensamiento de JM Castillo en esta entrega. Lo que podría parecer una cita de Bonheffer traída a colación para la reflexión con la que arranca viene a ser en realidad la miga del problema que le preocupa: la Iglesia Católica en su pastoral, cura de almas, Magisterio, se asienta en la “espranza ilusionada con el premio y delicia de la otra vida, entendida esa “otra vida”, como la vida o el destino final, para después de la muerte. E n ese sentido no se diferencia en nada a la religión practicada por los antiguos egipcios, que llegó a ser la más esplendorosa civilización, durante más de cuatro mil años en las orillas del Nilo.Castillo desconfía de las religiones porque desconfía de la suya, y quiere entenderla.
No me extraña que su trabajo haya producido comentarios de tan diversos contenidos hasta ahora.
Pero él sabe que la antigua religión de Israel que está en nuestras raíces culturales no tenía un conocimiento claro sobre el destino de los seres humanos, y todos los beneficios, bienes y bendiciones por parte de Dios eran cifrados como una recompensa en vida que heredaba la descendencia.(los hijos de sus hijos) Cuando la religión de los padres maduró tras el profetismo y el exilio babilónico la recompensa de “otra vida” siguió siendo un beneficio adicional de la “adopción filial”. “Los amigos de Dios” no pueden conocer la muerte, pues Dios es un Dios de vivos.
¿Y a nosotros que lo hemos dejado todo por seguirte? – A vosotros os corresponde el 100 por ciento de esta vida y después la vida eterna. (Sacado de los Evangelios) Jesús entronca siempre con lo más genuíno de la tradición de Israel.
Entonces no es la religión, la que conlleva tales peligros de alienación, sino lo que hemos hecho quienes hemos seguido las sendas de una “confesión determinada dentro del cristianismo”, y dentro de la esclavitud del sistema hemos hecho una deserción, huída y abandono de nuestras responsabilidades, creyendo sea posible trocar amor por “esperanza”.
Decía Epicuro; Yo no tengo miedo a la muerte, porque cuando ella está yo no o, cuando yo estoy, ella no está. Lo que pasa es que, el papel no es el de la muerte, sino el miedo a la muerte. Pero lo queramos o no, la muerte y la vida son compañeras inseparables, en este mundo de espacio y tiempo. Cuando pregunta a la muerte Pablo, Saulo el converso, ¿donde está tu victoria?, está atribuyendo a la muerte una personalidad que esta no tiene, Un fenómeno que se repite contínuamente en las religiónes, tomando quizá ejemplo en otras, por ejemplo la griega que al viento le pusieron el nombre de Eolo, o Proserpina, la reina de los infiernos, y en el cristianismo lo mismo ocurre con “la palabra”, el Verbo”, se hizo carne, hipostáticamente. Una idea, un concepto no puede hipostasiarse, para divinizarlo.Es un constructo totalmente humano, por muchas vueltas que le demos al lenguaje.Si al ingresar en el espacio y en el tiempo, lo llamamos vida, al salir de él no nos queda otra que confiar en que no sólo hemos sido carne sino también ruah, espíritu, Pneuma que ya no necesitan ni espacio y tiempo para nada.(Por cierto, dos veces en mi vida, larga vida ya, que volaba, una sensación maravillosa).
Leo: «O ponemos a Dios en el centro de nuestra vida y de nuestra convivencia; o todo lo de Dios, la muerte, la esperanza y la vida eterna, terminará siendo mera palabrería sin contenido.»
Pienso que escribir eso constituya un error grave. No puedo conocer qué o quién es Dios sin representarlo. Dicen bien los musulmanes cuando afirman que a Dios solo se le puede nombrar. Si lo imagino (literalmente si le atribuyo una imagen) entonces cometo idolatría.
Parece mucho más posible, como ocurre en el cristianismo y hasta cierto punto en los otros dos sistemas religiosos llamados abrahámicos, poner la existencia actual en el «foco» de la realidad y dejar lo demás o, filosóficamente hablando, centrarse en «aquí y ahora».
Una afirmación como la de la exhortación de Mateo 25, 31- 46 es infinitamente más racional y válida: Alimentar al hambriento, vestir al desnudo, visitar al encarcelado, consolar al que sufre… y hacer todo eso tratando de amar a quien padece hambre, a quien su desnudez le abochorna, a quien permanece aislado en prisión…etc., unas personas se sentirán inclinadas o reconocerán «necesidad» de hacer unas cosas otras de hacer otras…
Precisamente, la decadencia de las religiones se debe a pretender ilusoriamente que sea posible «poner» a Dios donde deseemos: Al centro, al principio, al final… Si Dios es, ya está donde debe o quiere y no aguarda porque le pongamos en ningún lugar.
Hay que colocar a la vida en el foco de la atención para configurar la existencia desde ese centro hacia la periferia… «la añadidura» ya se nos dará si lo que se le atribuye al Galileo él lo creyó y predicó y se cumple.
NO, no se trata de explicar la muerte, como creo entenderle a Santiago, al menos yo no me he referido a que, ateniéndome a la religión católica su característica fuera explicar la muerte. La muerte es un hecho que se explica por si sola, sí que la ha usado en cambio, la religión, para meter miedo y colarse en las esferas cielo e infierno. Pero yo no me refería a esto, la calidad de la explicación de algo viene dada por una previa descripción de ese mismo algo.
Son dos cosas inseparables, entonces extrapolemos esta idea a la idea central del artículo donde hay clara separación entre este mundo y el otro mundo y que, además, la religión ha optado por la explicación del otro mundo independientemente de éste.
Veámoslo desde la vertiente evangélica.
Una cosa es anunciar el Reino y otra cosa es explicarlo. Lo que explica la religión es el Reino no la muerte, Santiago, no la muerte en contraposición de la vida, sino el Reino independientemente de su seguimiento al sernos anunciado. Es lo que en otros contextos aludo a la Presencia como aquello primero a que atiende la religión para, precisamente, predicarla, explicarla adiestradamente, olvidando su momento previo de estar esta Presencia presente entre nosotros, de vivirla, de seguirla, en definitiva de experienciarla. Esta palmaria evidencia, este error que de algún modo se va reconociendo es la razón que impulsa la vuelta a la laicidad, de vivir el presente y dejar el más allá.
No se trata de un “desbalance” que hacen los creyentes entre esta vida y la “otra”. Ambas vidas tienen importancia puesto que la vida de aquí abajo se ordena a la eterna. Por eso, desde ese punto de vista, la trascendencia ya comienza en nuestra existencia presente y, como dice el autor de este artículo, “no existe contenido” en nuestra fe si todo nuestro énfasis se sitúa en el final y exclusivamente en los novísimos y prescindimos de “poner a Dios en e l centro de la vida”
Por otro lado, aunque queramos sofocar nuestras conciencias y callarla, el misterio de nuestra propia muerte siempre serâ una pregunta existencial perenne y universal. Por la razón natural autónoma no podemos llegar a desvelar el misterio y por ende de la duda de si existe “algo” más allá de nuestra desaparición física y tampoco pensando solamente podríamos encontrar “lo que es”…Sabemos, sin embargo, por la experiencia que nuestra ansiada felicidad es incompleta en esta vida, junto con la injusticia que no es muchas veces ni reparada, ni castigada, ademas del sufrimiento de los inocentes, y las grandes miserias humanas que jamás son corregidas en esta vida. De esta manera podemos deducir que la felicidad a la que aspiramos no existe “per se” en el curso de nuestra vida terrena sino que ha de encontrarse “más allá” de nuestra razón natural, a menos que creamos que el mundo es absurdo “en si mismo”, sin ningún sentido posible.
Pero no hace falta un teólogo que nos explique la muerte, ya que es una experiencia diaria.Decían los antiguos “muerte cierta, hora incierta”. De eso no existe duda ninguna. Así vemos que conforme nos hacemos “viejos” cada día estamos más próximos a este final terreno y percibimos cada vez más la rapidez del paso del tiempo, sin retorno alguno posible. Para algunos la muerte será un descanso, para muchos la peor de las desgracias.Nadie queda indiferente ante la muerte.
Jesús nos pregunta de que “nos vale ganar todo el mundo” si perdemos la vida eterna, puesto que la “vida terrena” es breve y pasa vertiginosamente y la “vida eterna” es duradera y permanece para siempre. Por eso Jesús nos da la respuesta: “Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” de la Ley divina. No se trata de nuestros “mandamientos” sino los del amor del insondable misterio d e Dios, imposible de comprender a cabalidad en este mundo,pero siempre presente en nuestra existencia humana. Jesús pues ILUMINA la oscuridad de nuestra existencia presente, estableciendo el balance adecuado para nuestra salvación huyendo del mal y de las adicciones terrenales y asegurándonos que El el “la vida” en Si mismo y que por tanto, si creemos en El, aunque muramos, viviremos, ya que la muerte ha sido vencida definitivamente. Nuestra esperanza está centrada exclusivamente en El.
Un saludo cordial
Santiago Hernândez
Esto que sigue lo he escrito muchas veces en Atrio, siempre tratando de respetar la Metafísica de los metafísicos y los aficionados a ella.
1. 1. Parece que la Biblia fuera escrita muchos siglos después de Abraham y Moisés, atribuyéndole a éstos lo que quienes progresivamente la compusieron y recompusieron desearon y auto declarándose mensajeros de la divinidad (vivían de ese oficio).
2. 2. Si en efecto la divinidad (una de tantas que ha habido, que de ella no se puede afirmar o negar sin servirse de metafísica, pero ésta no me gusta) creó lo que existe, por lo menos de mí personalmente no tenía necesidad y me creó porque así lo hizo, sin más. Si no me resucita lo hará por su derecho a hacer lo que desee. He sido muy amado y muy herido y seguramente he sido agente de amor y heridas yo mismo, por lo tanto, el sufrimiento y la felicidad no explican nada. La vida es así y es lo que hay. Pero esta vida no es la evidencia más persuasiva de la existencia de la divinidad amorosa, creadora y creativa en la que queremos creer.
3. 3. Nadie como Pablo para vincular la religión con la muerte. El texto correspondiente atribuido a Saulo, después Pablo, es 1 Corintios 15, 14. «… si Jesucristo no resucitó vana es nuestra fe». Parece que Pablo tenía miedo a la noche del Cosmos y que creía que él fuese necesario. ¿O no? (© esto último comúnmente lo escribe Óscar Varela).
4. 4. La anónima «Carta a los Hebreos» (4, 14-16), posiblemente una homilía dirigida a rabinos y judaizantes persuadiéndoles a que traicionaran su fe pasándose al cristianismo, trató de seducirlos compatibilizando el modelo de sacerdocio judío con la función sacerdotal que en varias cartas Pablo atribuyó a Jesucristo.
5. 5. Anselmo de Canterbury en el siglo xi-xii escribió su alegato «¿Por qué un dios humano?» resucitando en el catolicismo medieval la lectura sacrificial de la muerte del Galileo, (aún no es dogma según el Denzinger).
6. 6. Recientemente, cuando JP II ya no podía ni con su alma, alguien le escribió la única carta (Ecclesia de Eucharistía) tema que no había tocado en 25 años, en medio de los escándalos clericales, posiblemente Ratzinger, recentrando la función sacerdotal en la comunidad.
7. 7. Mucha gente necesita justificar con su esperanza de mañana lo que ocurrió ayer. Yo prefiero intentar vivir según Reinhold Niebuhr escribió en 1943: «Aceptando serenamente lo que hoy no pueda cambiar; tratando de cambiar hoy lo que sí pueda, y deseando la sabiduría para distinguir lo uno de lo otro» (versión mía), aunque confieso que sigue resultándome difícil.
A mi. lo que siempre me ha llamado la atención han sido las descripciones de los predicadores hablando de los castigos del infierno. El infierno de la religión católica, por supuesto. Si recordamos el cuadro del Bosco y la cantidad de imágenes espeluznantes pintadas por él no cabe duda que son fruto de la imaginación, aunque la Inquisición tuvo la ocasión de perpetrar algunas u otras siempre terribles. Sin embargo, a los que siendo niños nos llegaron a describir aquella famosa hormiga,dando vueltas alrededor de una bola de acero como la tierra. que debía llegar a desgastarla; pero eso no era todavía la eternidad infernal porque tenía que desgastar miles y miles de esferas…..y tampoco. Lo chocante es la poquísima imaginación católica al describir la “gloria del cielo” que resultaba tan estática ante un dios que nunca se saciaba de ser alabado y cantado. Ante esta forma de entender el cielo se han detenido los “expertos” porque ni siquiera se arriesgaban a imaginarse el placer de oir música, sin duda porque la palabra placer era un freno donde se estrellaban otras divagaciones, como en el caso del Corán donde una pléyade de doncellas vírgenes entretenían a los bienaventurados, que hoy hallan una motivación tan terrorífica matándose y matando a los demás. Hoy, nosotros hemos alcanzado un estadio desde donde podemos ver que eso no debe ser así, pero pongámonos en el año l600 donde en la Plaza de las flores de Roma se quemó vivo a Giordano Bruno, después de una prolongada estancia en las mazmorras y sucesivas sesiones de tortura para que cambiara su forma de pensar. Religiones del libro se llaman las dos religiones de estos lamentables hechos. Homo necans, ciertamente, donde pervive ese cerebro cocodriliano, imparable todavía.
Leemos aseveraciones muy contundentes y muy familiares y, por familiares, quizá condenadas a convertirse en rutinarias, pero que necesitan una buena reflexión.
Voy a hacer un comentario tan personal que no va a ser otra cosa que la exposición de mis dudas y mis incertidumbres.
Cuando hablamos de religión creo que casi todo el mundo entiende que son instituciones humanas que hablan sobre Dios, traducen su voluntad a mensajes humanos, aunque sea a costa de que nadie los entienda, aunque los crea: dogmas, credos, y normas hechas por hombres.
A su vez, las religiones han hecho un perfil de Dios totalmente delimitado, con sus cualidades y atributos correspondientes que, a su vez, se corresponden con comportamientos humanos, ya sean reales (misericordia, perdón, bondad, Padre que nos quiere, etc. etc.), ya sean deseados (el Bien absoluto, la Bondad absoluta…), ya sean exclusivos (omnipotente, todopoderoso, omnisciente…). Esto me lleva a la siguiente pregunta ¿de dónde se ha sacado este perfil tan detallado de Dios si nadie lo ha visto?
Y viene la gran pregunta: si es todopoderoso y omnipotente ¿por qué el mal y el dolor proveniente no sólo de los humanos, sino de fenómenos naturales? Cuando decimos en el Padre Nuestro “líbranos del mal” ¿Hemos comprobado si a quienes lo hemos repetido tantas veces y a tantos seres inocentes nos ha librado?
Cuando Dice Castillo “pongamos a Dios en el centro de nuestra vida y de nuestra convivencia” ¿a qué Dios se refiere? ¿al de Jesús? Esto dará para otro comentario del que Castillo es un gran experto.
Una cosa es cierta, la religión actual, cada vez interesa a menos gente, a pesar de las multitudes en la Plaza de San Pedro o en romerías. El Papa Francisco es escuchado por esta sociedad porque habla para este mundo. Pero, ojo, que no se le ocurra tocar ni un ápice del dogma y de la tradición. La Iglesia entraría en una crisis de tal calibre que no quiero ni pensar lo que pasaría.
Tengo la suerte, al haber indagado sobre el tema hasta la extenuación, de no contarme entra esta gente que dice Gastillo no darse cuenta del peligro que entrañan las religiones, sin embargo pienso que para que esto ocurra cada vez menos, es decir, que sean muchas las personas conscientes de este peligro hay que reconocer que Castillo no enfoca correctamente la cuestión, al menos para mí. Porque quien ha puesto el centro de interés en el otro mundo y no en este, han sido las religiones en su intención de explicar el más allá, o sea de explicar el otro mundo pues vivir en éste es vivirlo en experiencia. Sólo se es creyente al creerte algo que te explican y este papel lo han llevado a cabo magistralmente las religiones. Las consecuencias ya se ven, ninguna se salva ni la católica, por supuesto. Todo es cuestión de grados.