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Descerebrados

ALCAINARecientemente, los media publicaban la noticia. Un niño británico había nacido sin cerebro. Más exactamente, con solo el 2% de masa cerebral. Los médicos habían pronosticado su muerte en el parto. Como mucho, tendría una vida efímera cuantificada en pocos días. Noah tiene ahora cuatro años. Ya anda y habla. Su función cerebral alcanza el 70% de lo normal. Se espera que siga progresando.

El caso es excepcional, pero no único. La noticia periodística relata similares casos que podrían calificarse de prodigiosos. Entre ellos, varios universitarios y un brillante matemático. Los identificados como “descerebrados” desarrollaron o desarrollan actividad vital normal. Algunos no se enteraron de su anomalía hasta su adultez y sólo por casualidad.

La neuróloga infantil del hospital La Paz, Pilar Tirado, reconoce y analiza estos excepcionales casos. “Una pequeña cantidad de masa cerebral puede aprender y desarrollar funciones propias de otras partes del cerebro de las que carece. El sistema nervioso central tiene una gran plasticidad, mucha capacidad para reinventarse“.

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Es de admirar y alabar que los carentes de cerebro se comporten humana y amablemente. El hecho nos lleva a consideraciones varias. La primera de todas se refiere a comportamientos raros o deshumanizados de aquellos que conservan todo su cerebro. Un cerebro que nació completo, intacto, puro, capacitado. Ya en vida, el ambiente familiar y social fraguará en él convicciones que llevan a la delincuencia y al desvarío. Detrás de la delincuencia hay dos factores: mensajes incorrectos y un cerebro que los graba.

Los mensajes en forma de malos ejemplos provienen de la familia y de la sociedad. La forma en la que se resuelven los conflictos familiares y personales hunden sus raíces en el cerebro de los niños y jóvenes. La sociedad, a comenzar por el grupo infantil, va moldeando el cerebro. Son las costumbres, la técnica, las leyes, las religiones. El cerebro absorbe todo y lo elabora. Lo guarda en el subconsciente. No sabe como va a actuar ante una situación inesperada. Pero la matriz está lista para responder automáticamente.

La mente no envejece. Los sentidos transmiten al cerebro matrices sin cesar. Es la conciencia la que clasifica y canaliza las categorías inconscientes. Si es preciso – siempre lo es – expulsará las malas matrices recibidas. ¡Ay, y si no lo hace!

A este propósito, quiero referirme a los terroristas. No sólo a los islámicos, aunque estén de actualidad. Causa estupefacción que seres humanos, con madre, hermanos y amigos, puedan llevar a cabo acciones de barbarie indiscriminada. Madres que utilizan su cuerpo para transportar bombas que detrozarán vidas de otras madres y de otros seres humanos. Aparentemente, los terroristas son seres con cerebro perturbado. Cuesta encontrar explicación desde el lado de la razón. Aparentemente, matan por matar. Todavía peor, mueren por matar. Y, sin embargo, es preciso buscar una explicación. No son simples psicópatas. Ni todos los terrorismos son iguales. Sus motivaciones son diversas. No se trata de justificar. Sólo entender. No siempre los gobernantes o los pueblos están exentos de culpa. Impedir el terrorismo comporta la eliminación de palpables injusticias sociales y políticas.

Los cerebros de quienes deciden asesinar de forma indiscriminada, incluidos los suicidas, han sufrido un proceso de transformación que les lleva a relacionar su actuación con objetivos deseables, a veces de recompensa. Los más comunes son la heroicidad y el martirio. Patria o paraíso.

Lo común es que los terroristas dependan de una organización con fines claros. Los lobos solitarios emulan, comulgan con los objetivos de la organización. En el fondo, tratan de combatir una clara injusticia por la que vale la pena luchar hasta la muerte. Además, perciben que no existen otras formas de lucha válidas. Posiblemente, funciona la venganza, el ojo por ojo.

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La segunda consideración ante la realidad de los “descerebrados” me lleva al insondable misterio de la naturaleza humana. Me sobrecoge nuestra ignorancia. Por mucho que estudiemos y descubramos nunca lograremos atrapar la totalidad de los secretos de las fuerzas naturales. En diversos escritos clamé por una humilde sensatez ante hechos maravillosos que la Iglesia califica de “milagros”. Curiosamente, siempre son curaciones. Constituyen el definitivo argumento para las canonizaciones. Comprometen a nuestro Dios en actos que dependen del curso natural. Éste es el pobre razonamiento eclesiástico: La curación no es explicable por la ciencia, luego fue operada por Dios.

Pero es que, además de miope, la divinización de hechos maravillosos o excepcionales comporta una visión errónea de Dios. En la hipótesis de una directa puntual intervención divina, estaríamos aceptando que Dios discrimina, elige, posterga. Dios estaría prefiriendo a un paciente al tiempo que abandonando a otros miles con idéntico sufrimiento y que han realizado idéndicas preces.

Déjenme novelar. No sonrían. Se trata de algo muy serio. Shelly, embarazada de doce semanas, acude al ginecólogo. Hechas las pruebas de rigor, Shelly es advertida del riesgo. El feto sufre una anomalía importante. El diagnóstico es confirmado tres semanas más tarde. Ahora ya es posible concretar. “Prepárese para lo peor – dijo el doctor – el nascituro tendrá un futuro horríble. Quedará discapacitado física y mentalmente. La espina bífida y la hidrocefalia le dejan sólo un 2% de función cerebral. Piense en el aborto”.

Shelly es creyente. Años atrás había peregrinado a Fátima con su marido. Veneraba y admiraba a los dos pastorcitos videntes, Jacinta y Francisco. Shelly no estaba dispuesta a abortar. Todo aborto iba contra sus creencias y sentimientos. A partir de la visita al hospital, se aferró a su fe y se encomendó a los pastorcitos de Fátima. Cada día, cada noche, les rezaba plegarias que ella misma había compuesto. Al menos, – rezaba Shelly que mi hijito viva algunos años. No pedía demasiado. Afrontó el parto con mucha entereza. Un parto normal. Noah comenzó a andar a los tres años en vez de al año. A esa edad balbuceó sus primeras palabras. Comienza a ser un niño normal, aunque sus padres y su médico saben que apenas tiene cerebro. Es un descerebrado.

Shelly comunicó lo ocurrido a su párroco católico en la pequeña ciudad de Selby. No había valorado las consecuencias del “milagro”. El padre Kenion habló con su amigo, el obispo de Nottinghan. Bien pronto, el Vaticano envió un funcionario a la casa de Shelly. Recogió notas, hizo fotos, jugó con Noah. La Congregación para las Causas de los Santos incorporó el hecho “milagroso” a las actas de canonización de los ya beatos Jacinta y Francisco. Los médicos peritos de la Congregación dictaminaron que un descerebrado no puede realizar las funciones vitales que desarrolla Noah. Se trata de un “milagro”. Es un prodigio obra de Dios por mediación de Jacinta y Francisco. Un fundamento sólido para canonizar a Francisco y Jacinta.

Concluyo con una pregunta. ¿Quienes son los descerebrados?

Celso Alcaina fue funcionario del Vaticano con Pablo VI. Es autor del libro ROMA VEDUTA. Monseñor se desnuda

12 comentarios

  • George R Porta

    Al Sr. Alcaína: ¿Realmente hacen falta pretextos para abordar críticamente esos temas de las canonizaciones y el terrorismo? ¿No son ambos temas, por ellos mismos, suficientes para escribir sobre ellos?

    Después de los escándalos católicos recientes: En cuanto a canonizaciones: Maximiliano Kolbe y la duda del suicidio con respecto a sus virtudes heroicas que causó a Pablo VI desechar la causal de martirio que a Juan Pablo II le pareció tan evidente para canonizar a su compatriota; el sabotaje de la beatificación de Oscar Romero por tantos años desde Juan Pablo II hasta Francisco, por razones de sospechas de comunismo y por aversión ignorante viciada de eurocentrismo contra la Teología de la Liberación; y la propia canonización del supuesto «santo súbito» a sabiendas de las manipulaciones de su eminentísimo secretario cardinal de Cracovia.

    En cuanto a terror: Los escándalos sexuales del clero perpetrados contra menores en los EE UU, Europa y que aún siguen siendo denunciados, incluso bajo la vigilancia de Francisco (Caso Karadima en Chile y otros en Irlanda y EE UU).

    En resumen, que solo quiero expresar mi perplejidad o cuánto me cuesta entender la necesidad de difundir noticias de veracidad cuestionable, fantasiosas con el objeto de denunciar prácticas que ya debieron cesar, tanto la de canonizar cuanto el terrorismo. Utilizar un mal para denunciar otro.

    Esto otro, por ejemplo, no es del todo cierto y es una afirmación hecha en el artículo con respecto a la etiología de la criminalidad y en cierto modo el párrafo lo apunta. «Ya en vida, el ambiente familiar y social fraguará en él convicciones que llevan a la delincuencia y al desvarío. Detrás de la delincuencia hay dos factores: mensajes incorrectos y un cerebro que los graba.» (Énfasis y subrayado míos).

    Hay abundante evidencia de que la delincuencia tenga raíces orgánicas, neurológicas, si bien eso no niega la influencia social. Por otra parte, es una realidad incontrovertible que milagros o milagrería, la naturaleza es diversa y quien desee creer que alguna divinidad haya creado la naturaleza que conocemos, debe afrontar el hecho de que la creó defectuosa, incompleta, violenta: Está llena de defectos y carencias, de desigualdades y de gente capaz del mal precisamente debido al mecanismo discriminante que Darwin llamó competitividad para sobrevivir y a ese mal invento de la llamada libertad como arbitrio cuando no aseguró el correcto discernimiento o juicio.

    Las diferencias entre unos y otros no son del todo malas. Pudieran ser buenas motivaciones para la solidaridad, el servicio, el amor. Y esto no es novelar. Las virtudes de unos pueden beneficiar a otros y las carencias de éstos aquellos tienen que agradecerlas como oportunidades para amar.

    Si cuestioné la noticia que usted publicó no fue con ánimo de desacreditar o criticar su intención, pero no sé cómo comprender que la desinformación valga para informar o educar la opinión de otros porque es de nuevo aquello de que vuelva la mula al trigo con el rollo de la relación ética entre el fin y los medios.

    Le ruego que, por favor, perdone mi entrada anterior y esta misma si le ofenden.

  • Celso Alcaina

    A Georg R Porta. No pretendí abordar el fenómeno de la anencefalia de forma científica. Ni siquiera me importaba si se trataba de una noticia atendible. Fue el pretexto para abordar el terrorismo y las canonicaciones.

  • George R Porta

     
    Tanto la plasticidad del cerebro cuanto su habilidad de regeneración y de funcionamiento subsidiario de sus neuronas en algunas de sus áreas, parece que sea un campo aun ampliamente abierto a las investigaciones, previsiblemente, de una complejidad considerable y altamente especializado a pesar de ser algo en ciernes.
     
    Utilizando la información de el diario EL MUNDO provista por el Sr. Alcaína, seguí los reportes de otros casos en los EEUU. Desde luego hice mi búsqueda en el Internet.
     
    De esta búsqueda no especializada, la anencefalia me impresionó como una condición tan poco conocida cuanto comprendida y parece que haya más hipótesis por probar que datos ciertos a su respecto y menos aún alguna idea de cómo corregirla antes del parto.
     
    Como ocurre a menudo, son muchos más los casos que mueren inmediatamente después de nacer que los que duran siquiera meses y, como muchas otras poblaciones, la anencefálica cuando es estudiada aplicando la distribución de la curva de Gauss, se concentra en el lado Izquierdo de la mediana en cuanto a longevidad, o sea, tiende significativa a tener una vida muy breve.
     
    Dos casos descritos por la prensa como «graduados universitarios», apenas lo eran de preparatoria y eso dentro del currículo de educación especial, descritos además como demostrativos de funcionalidad típica del cerebro derecho con dificultad notoria para la abstracción. En uno de los casos un periódico local de Virginia reportó a la joven ahora adolescente de ser «matemáticamente capaz» sin más detalles. Ninguno de esos dos casos fue diagnosticado con anencefalia total.
     
    No deseo ser irrespetuoso con el Sr. Alcaína, pero el reportaje de EL MUNDO es más bien sensacionalista y deja muchos detalles sin aclarar o los reporta vagamente como para confiar demasiado en la información que ofrece, sobre todo si se sigue la pista de los demás casos que menciona.
     
    Aunque la decisión de llevar en cada caso los embarazos respectivos a término, lo cual puede ser emocional, moral o legalmente comprensible, me cuestiono sobre su validez como tales porque la vida de estas personas que padecen anencefalia y de sus correspondientes familias no me parece envidiable sobre todo prospectivamente cuando se considera que en algún momento los progenitores pueden faltar por una miríada de razones y que si los embarazos se llevan a término, tendrán que proveer el cuidado subsiguiente que puede ser realmente costoso o difícil de sufragar. Por otro lado, no cuestiono que es más que defendible el derecho de la libre determinación de los progenitores, cualquiera su decisión sea.
     
    Por avanzado que esté el debate acerca de la edad a la cual ya se deba considerar el feto como «persona» biológicamente hablando, sigue estando abierto por falta de consensus conclusivo.
     

  • M.Luisa

    Me gustaría no dar por terminada la cuestión atendiendo sólo a un enfoque, al del “ impulso vital” cuyo concepto proviene de H. Bergson  según el cual sería el sistema emocional donde se apreciaría todas las posibilidades creativas. Ahora bien, sobre ello yo pienso que el “Élan vital” bergsoniano es un concepto equívoco en su aplicación y de ahí muy manejable por la religión.

    Existiría otro planteamiento orientando el problema en otra dirección,  sustentándolo sobre la teoría defendida por  Roger Penrose quien mantiene  la tesis de que mientras las señales neuronales pueden comportarse como sucesos explicables en términos de física clásica, las conexiones entre las neuronas están controladas en mecanismos de orden cuántico. Esto en realidad no dice gran cosa  ni resuelve las incógnitas abiertas por estos casos pero sí que pueden frenar un lanzamiento demasiado rápido  hacia la milagrería.

  • George R Porta

    Sr. Alcaina: Gracias por publicar la fuente.

  • Celso Alcaina

    George, la noticia aparece en EL MUNDO, 06/05/2017, CRÓNICA. La firma Paco Rego, quien la ilustra con fotografías de cráneos practicamente vacíos.

  • George R Porta

    Sr. Alcaina: ¿Puede publicar la fuente de la noticia? Es tan extraordinaria que amerita su publicación. Gracias.

  • oscar varela

    Hola!

    Lo de Celso tiene la estructura literaria del género “cuento”.

    El Autor nos va haciendo caminar atencionalmente hacia una meta imaginaria casi “científica”, que nos atrae por el crédito que n/mente contemporánea le ha abierto en su cuenta.

    Y ¡de golpe! nos hace girar la cabeza 180 grados, hacia el otro protagonista qe le hace pendant: la jerarquía católica; diría que para “des-prestigiarla”, lo cual, en gran parte, se lo tiene merecido; y Alcaína habrá sido unas mil y una veces testigo del “jueguito”.

    ………………….

    Sin embargo, por más esfuerzos que haya hecho y haga la “razón científica”, la Gente presiente el inmenso campo del ASOMBRO, que halla en los recovecos más ocultos y sutiles de su andar viviendo.

    Esta conexión con el Campo Artístico y Emocional, tal vez, convenga atenderla; porque sino los sabores de la vida se nos van al tacho, y nosotros con ellos ¿no?

  • M.Luisa

    Pienso que más bien Shelly   es una de esos tantos fieles clientes acomodaticios a los dictámenes  jerárquicos. Yo lo veo como que la acomodación es reciproca.  No es que los jerarcas se acomoden  al anhelo de sus fieles  sino que se produce una situación de reciprocidad  de tal satisfacción  por ambas partes  que esto es lo que hace que cueste tanto de hallar la salida a este nivel tan primario de anhelo o de deseo en la escala cognitiva. Lo cual esto lleva  como  consecuencia a la estabilización de algo que le es anómalo a la propia  estructura humana del conocimiento. Los jerarcas además de oportunistas son obstruccionistas. Si bien el cerebro físicamente puede sufrir lesiones, lo penoso y aberrante es  ponerle impedimento  a su desarrollo y a su propia evolución

  • Carmen Pereira

     

    La artificiosa pregunta de Alcaina está exigiendo una respuesta. De una parte están quienes sólo operan con el 2% de su cerebro. “Se comportan humana y amablemente”. Contrastan con quienes habiendo nacido con “cerebro completo, intacto, puro y capacitado” tienen “coportamientos raros o deshumanizados”. A esta categoría pertenecerían los terroristas y los jerarcas romanos que tergiversan los fenómenos naturales atribuyéndolos a la intervención directa de nuestro Dios.
    El anáisis que hace de la evolución de los terroristas parece ajustado. Nadie nace terrorista. El ambiente familiar y social está en el origen y devenir del terrorista, lo mismo que de todo delincuente. Las motivaciones del terrorismo, más o menos justas, nunca son justificativas del terrorismo y de la barbarie, menos aún si es indiscrimiada.
    En cuanto a la actuación “descerebrada” de los jerarcas católicos al calificar de “milagros” ciertos fenómenos maravillosos o inexplicables, se me ocurre comentar lo siguiente. Me parece claro que se debe excluir la directa e inmediata acción de Dios en dichos fenómenos. Resulta poco creíble que los jerarcas estén convencidos de la tal participación divina. Los considero medianamente inteligentes. Más bien creo que están convencidos de la imposibilidad e inexistencia de los milagros propiamente dichos. Pero se acomodan al anhelo de sus fieles clientes. Lo hacen también respecto de las apariciones y revelaciones. A este tema Alcaina dedica un capítulo en su libro ROMA VEDUTA. Olga apunta en este sentido. Añado que muchos de los dogmas son fruto de la especulación filosófica o de esa ansia de los fieles. Como dice un ínclito escritor refiriéndose a la teología, “no es verdadero ni falso, es especulación, es ficción, pero es consolador”. Los hechos “milagrosos” son algo físico y conmueven a la gente. Más que descerebrados, los jerarcas son oportunistas

  • George R Porta

    ¡Hola, Olga! Respeto tus opiniones y me parece que lo sabes. Aclaro esto porque no hago esta entrada con ánimo controversial y la hago con todo respeto por ti y tu modo de pensar.

    1.               Escribes: «A Jesús no lo siguieron porque predicara el buen trato con el prójimo, sino porque hacía milagros físicos. Era un sanador itinerante.» Los evangelios son la fuente que permite una afirmación tal, pero solo sirven el propósito del/os escritor/es con respecto a sus destinatarios. No obstante, también esta información: El asalto de Jesús a los cambistas; la prohibición de comentar su fama (el llamado secreto mesiánico); sus repetidas aclaraciones sobre la verdadera naturaleza de lo que él llamaba «reinado». Esto sugieren que Jesús no fuese un mero curandero espectacular.

    Si su tortura y asesinato fueron hechos históricos (de tus palabras deduzco que al menos creas que hubo un Jesús que históricamente anduvo recorriendo Palestina, curando y hablando acerca de justicia, compasión, la importancia relacional de la “regla de oro” y otros temas éticos), no parece disparatado afirmar que a Jesús le siguieran, además de por curandero, porque la gente le atribuía una cierta personalidad política, mesiánica que los evangelistas le atribuyen haber rechazado.

    2.               Con respecto a la segunda: «En cambio el que alguien se niegue a cañonear a un pueblo y pare una guerra, no eleva a nadie a los altares.» Aunque no llegué a pedirle su publicación a la Redacción de Atrio (para beneficio de los atrieros), en las semanas anteriores a la beatificación por Paglia de Óscar Romero en San Salvador, preparé un reporte bastante exhaustivo y bien documentado (a juicio de quienes lo leyeron), sobre el sabotaje vaticano que había sufrido por años el proceso de beatificación correspondiente, repetidamente: Por la Congregación para las Causas de los Santos (CCS); Por grupo de poderosos cardenales ligados a la Comisión Pontificia para América Latina (CPAL) y consultores de la CCS; Por el propio Ratzinger, aprovechando un antiguo procedimiento no escrito, según conspiraron los del grupo de la CPAL.

    Mi escrito documentaba la posible heroicidad de virtudes, popularmente reconocida y aun oficialmente negada (aunque el público en general no cuestiona que fueran mártires de la caridad o de la fe o ambas), de Rutilio Grande (El Salvador), Lluís Espinal (Perú y Bolivia) y Camilo Torres (Colombia). Este último caso no llegará a los altares por la razón que aduces.

    En contraste, hay casos cuyos procesos de heroicidad de virtudes pudieran estar viciados. Por ejemplo: Maximiliano Kolbe, José María Escrivá de Balaguer y Juan Pablo II y, no obstante, fueron apresurados intencionalmente careciendo de la necesaria validez interna.

    a.     El de Kolbe por la dificultad de eliminar la posibilidad de desequilibrio mental dada la situación en el campo de Auschwitz (además de la inconsistencia de la causalidad de beatificación y la de canonización);

    b.    El de Escrivá por la avalancha de denuncias de maltrato de las numerarias en las residencias del Opus Dei y de ideas torcidas acerca de la mortificación, ideas y prácticas promovidas y justificadas por el propio fundador.

    c.     El de Juan Pablo II, por la cuestión de su deterioro mental y la usurpación de funciones que el propio secretario S. Dziwisz confiesa asumiendo responsabilidad parcial por ellas, en su libro «He vivido con un santo» que, aunque estaba escrito, solo apareció en Cracovia el 4 de noviembre de 2013, después de anunciada en septiembre la fecha de la canonización.

    Pido perdón por la extensión.

     

  • olga larrazabal

    A Jesús no lo siguieron porque predicara el buen trato con el prójimo, sino porque hacía milagros físicos  Era un sanador itinerante.

    Un milagro es un testimonio imbatible, aunque pueda ser una consecuencia de las leyes de la naturaleza. Pero preferimos que sea milagro y no un efecto natural.  Somos así de fantasiosos.

    En cambio el que alguien se niegue a cañonear a un pueblo y pare una guerra, no eleva a nadie a los altares. No vende bien, es demasiado terrestre.