Leí el largo e interesante artículo de Vicent Navarro con el que fundamentalmente estoy de acuerdo, aunque en otro momento señalaré algo que creo le falta. Ahora quiero fijarme en un párrafo con el que me siento plenamente identificado y que me parece de una importancia decisiva. Decía:
“Hay que desarrollar culturas de fraternidad entre militantes de opciones políticas distintas. Ya hace años, a petición de los partidos de izquierdas y de los sindicatos en Catalunya, fundé y establecí (junto con otros compañeros y compañeras) la Universidad Progresista de Verano de Catalunya (UPEC por sus siglas en catalán), donde las distintas fuerzas políticas se reunían y discutían, con fines comunes, contribuyendo a crear una cultura de izquierdas. Se necesitan miles y miles de estas instituciones. Hay que erradicar el sectarismo en las izquierdas, la peor patología que han tenido siempre las izquierdas en este país”.
Me parece algo fundamental ese desarrollo de culturas de fraternidad. Pero creo que no sólo por fraternidad, también por sensatez y por eficacia habría que buscar el encuentro, el diálogo y la convergencia. En esa dirección escribí hace tiempo un artículo, que quiero traer ahora a ATRIO, y que desde un ángulo muy distinto apuesta por el diálogo y el compromiso. Lo titulaba Política Cuántica, y decía así:
En el mundo de hoy parece muy difícil desarrollar cualquier actividad dando la espalda a la realidad que la ciencia nos muestra. Eso no quiere decir que la motivación última de nuestra actividad venga determinada por la ciencia. Los motivos últimos que nos mueven a tomar una postura u otra traspasan el campo de lo científico; son las opciones fundamentales de las personas las que nos empujan. Pero la forma de realizar cualquiera de nuestros propósitos tiene que tener en cuenta la visión del mundo ofrecida por la ciencia. Esta no señala el sentido de la vida humana, pero es preciso tenerla en cuenta en el terreno de lo instrumental,
Cuando Marx habla de Socialismo Científico la visión de la ciencia era muy distinta de la actual. Imperaba una ciencia determinista: todos los fenómenos de la naturaleza estaban regidos por unas leyes rígidas que iban siendo cada vez mejor conocidas, de tal manera que, pensaban los científicos, se podría llegar a prever cualquier movimiento de cualquier cuerpo de la naturaleza.
La Física Cuántica ha supuesto un cambio radical en esa visión de la ciencia. En el corazón último (último por hoy) del cosmos, en el mundo de las partículas subatómicas, donde materia y energía se funden en una bruma que desafía la imaginación más calenturienta, rige el Principio de Indeterminación de Heisenberg. Es absolutamente imposible conocer con exactitud todos los parámetros de una partícula en un momento dado, y, por tanto, cuál será su situación en el momento siguiente.
Esta indeterminación no quiere decir que las partículas campen por sus respetos sin limitación alguna. El Principio de exclusión de Pauli establece ciertas incompatibilidades: dos electrones en la corteza de un átomo no pueden tener al mismo tiempo los mismos números cuánticos. Y el modelo atómico de Bohr nos habla de órbitas prohibidas, regiones en torno al núcleo atómico que no pueden ser ocupadas por ningún electrón.
Otro principio fundamental en la Física Cuántica es el Principio de Complementariedad formulado por Niels Bohr. Ya en la Física clásica se discutía si la luz estaba constituida por un chorro de partículas o se trataba de un conjunto de ondas. Según el experimento que se hiciera parecía que la luz estaba formada por corpúsculos o por ondas. El Principio de Complementariedad lo que establece es que ambas descripciones, la ondulatoria y la corpuscular, son necesarias para comprender el mundo cuántico. Ninguna lo explica todo, una y otra se complementan mutuamente.
No podemos suponer que este comportamiento de las partículas elementales repercute automáticamente en el mundo macrocósmico, pero creo que, de alguna manera, estos fenómenos que se producen en el corazón de la materia nos ofrecen una orientación que nos puede ser útil en la visión del mundo que nos rodea. Concretamente en nuestros planteamientos políticos.
La izquierda es mayoritariamente heredera del pensamiento de Carlos Marx y su idea del socialismo científico. La consecuencia es que si tenemos una visión determinista de la ciencia fácilmente caemos en una visión dogmática del socialismo. En la física clásica cualquier problema, desde el movimiento de los astros hasta la evaporación de una gota de agua, tiene una única solución correcta y esta está perfectamente determinada. Cuando una persona o un grupo, imbuidos de esta mentalidad, realiza una reflexión, que considera científica, sobre la realidad social y política y, en consecuencia, plantea una determinada acción política, no puede admitir que otra persona u otro grupo pueda plantear una solución distinta.
Esta actitud podemos verla resumida en el título de una famosa obra de Dolores Ibárruri: El Único Camino. Cuando se parte de este supuesto, cualquiera que vaya por otro camino, aunque sea en la misma dirección y avance paralelo, se arriesga a que la santa inquisición socialista le ponga el sambenito de hereje y, si no lo puede helar en Siberia (moderna versión de las hogueras inquisitoriales) por lo menos lo considere un apestado traidor. Pienso que aquí puede estar una razón de las interminables querellas internas de la izquierda.
Habría que aplicar el principio de la indeterminación humana. Si cada ser humano es enormemente complejo, lo mismo biológica que psicológicamente, la complejidad del conjunto social desborda cualquier intento de simplificación y resumen. Son incontables los aspectos que se pueden considerar y los puntos de vista desde los cuales contemplar una cierta situación de una sociedad. Por tanto, aunque se tienda hacia un objetivo comúnmente aceptado, los caminos por los que se opte pueden ser muy distintos. Incluso la descripción del objetivo, aunque tenga una estructura básica común, puede presentar matices distintos que responden a los diversos aspectos que es necesario tener en cuenta.
La visión determinista, dogmática, nos lleva al enfrentamiento entre las distintas opciones. La visión cuántica nos presenta el principio de complementariedad. No hay un camino perfecto, no se pueden tener en cuenta todos los factores que están influyendo sobre los movimientos de una sociedad. (Eso que dice el señor Rajoy de hacer las cosas “como Dios manda”, pues que sepamos no hay una orden concreta de Dios para la reforma laboral ni para la privatización de la sanidad). El principio de indeterminación nos invita a una cura de humildad. Los físicos tienen que reconocer que, por mucho que afinen sus instrumentos de observación, de ninguna manera podrán conocer al mismo tiempo la posición y la trayectoria de una partícula. Los políticos tendrán que reconocer que no poseen la fórmula mágica para resolver los problemas de la sociedad, estos son tan complejos que ningún programa de ningún partido les puede dar una solución completa y total.
Es imprescindible que las distintas visiones no se enfrenten sino que se complementen. Que reconozcan no poseer la verdad absoluta ni ser capaces de señalar el camino por el que indefectiblemente se va a llegar a un final totalmente feliz. Ese reconocimiento facilitaría enormemente el desarrollo de la inteligencia colectiva. Ya Aristóteles afirmaba que la mayoría, aunque fuera de gente mediocre, al poner en común todas sus cualidades, podía alcanzar resultados más positivos que los mejores que actuaban de una manera aislada. La idea de complementariedad permite enfocar hacia un objetivo común los distintos puntos de vista. Se crea una rica biodiversidad que potencia la vitalidad del campo en el que se produce.
Pero no podemos olvidarnos del principio de exclusión ni de las órbitas prohibidas. No todo vale. ¿Cuáles serían en el campo de la política las órbitas prohibidas? Yo creo que lo primero sería la brutal desigualdad que hoy existe en el mundo. Entre la miseria de cientos de millones que mueren de hambre y la vida de consumo de los grupos privilegiados. Y por grupos privilegiados no entiendo sólo a los de los yates de cien millones de euros, ni los de los Ferraris y los aviones particulares. Eso excluye los nacionalismos más o menos estrechos, la defensa prioritaria de intereses corporativos y aferrarse a una intocable sociedad de consumo. Si se deja de lado la inmensa miseria que hay más allá de nuestras fronteras, estamos en una órbita prohibida.
A nivel más personal otra órbita prohibida es la falta de honradez. Ya no hablo de ese individuo al que se le escapó eso de “Yo he venido a la política a forrarme”. Se trata de la falta de honradez de los que ponen sus intereses personales y de grupo como supremo objetivo a defender. Eso no es indeterminación, es la corrupción del engaño y la hipocresía.
Pero, si conseguimos evitar los dogmatismos y las intransigencias entre la gente que busca sinceramente una sociedad más justa, más solidaria y más libre, entonces sí se puede producir una colaboración fructífera y un impulso imparable hacia ese objetivo soñado de un mundo mejor.
Eres muy optimista Iñaki!!, pero todo está demasiado complicado en España … en cuanto a Pepe, probablemente esté con trabajo estos día pues creo que así se lo leí decir en otro hilo…
Sería una pena que se hubiera cerrado el debate entre M.Luisa y Pepe Blanco. Y lo digo porque si llegaran, al menos, a acuerdos de mínimos, podrían descubrirnos algunas pistas para solucionar el problema territorial español.
He de confesar que en la migración de las nociones de física cuántica a las de las relaciones humanas de fraternidad y amistad, me siento un poco perdido.
Lo que hace ver las magnitudes conjugadas como inseparables, inciertas y complementarias es precisamente su relacionalidad y no poco de ello es resultado de la previa experiencia humana gregaria, lo mismo la noción de órbita prohibida o el principio de exclusión.
Mucho antes de llegar a ser especialista físico-cuántico, cualquier persona con sensibilidad de observador reconoce esas mismas realidades de los fenómenos subatómicos en la vida ordinaria. No en balde, una noción fundamental vinculada a la física cuántica es que nada nuevo puede ser inventado y que, en el mejor de los casos, solo puede ser descubierto, porque estar ya estaba ahí.
En efecto la amistad se experimenta en alguna forma o medida desde el útero, conectado como parte integral del cuerpo de la madre y siendo resultado de esta relación complementaria del óvulo y el espermatozoide. Muchos espermatozoides agreden al óvulo maduro pero solo uno es generalmente aceptado aunque haya excepciones. Así, más de un espermatozoide es excluido porque otro ha sido más compatible o preferido, y una vez que el óvulo ha sido fertilizado, no hay posibilidad de que acepte una segunda fertilización en un momento posterior. Esto pudiera aludir a las órbitas prohibidas u órbitas preferenciales y al principio de exclusión. La selectividad y la compatibilidad son fenómenos observados todo el tiempo en la naturaleza donde las posibilidades crean incertidumbre y la paridad es necesaria.
En esto, es muy posible yo propongo sin que me conste, que Heisemberg recurriera a analogía de las cuales ya tenía conocimiento y experiencia previa en su vida y lo mismo Niels Bohr, cuando reconocieron cómo nombrar los fenómenos con palabras del vocabulario común, coloquial.
En cambio yo sí creo que te respondí, Pepe, lo que pasa es que la “visión cuántica”del artículo, el autor la propone en relación con la problemática política del momento, en cambio en la intención de tu pregunta la tomas aisladamente creyendo entresacar que hago una deducción directa entre la cuántica, el crecimiento y la escisión.
Esta visión cuántica, el autor la proyecta en torno a la idea que desarrolla con respecto a las posibilidades que ofrecería la política bajo esta concepción de la nueva física.
Del mismo modo que no se podría hacer hoy filosofía prescindiendo de los aportes científicos, es del todo conveniente aplicarlos también en política.
Por otro lado decirte que, claro!, tú nos anotas sólo un significado del vocablo “escindir” lo cual es verdad que significa “cortar, dividir, separar,” lo mismo que el de “amputar” por lo que yo, entre ambos, establecí estratégicamente una diferencia. Una diferencia que resalta si no hubieras omitido la otra acepción física del término “escindir” que implica no sólo la materia sino también la energía y fue por esto que la utilicé para darle al término una connotación no sólo material sino también vivencial.
Dicho esto voy directamente al grano: no es lo mismo amputar un brazo de un cuerpo que por ejemplo escindir un compromiso de relación entre dos personas en la que ambas partes tuvieron y siguen teniendo, después de la escisión, vida propia.
Gracias, M. Luisa, pero no me has respondido.
Mi pregunta era cómo de la “visión cuántica” que propone el artículo se deduce que para crecer es necesario escindirse? Cómo lo deduces?
Nota: según el DRAE, escindirse significa “cortar, dividir, separar”
Qué suerte tengo, Iñaky, de contar contigo…gracias amigo!!
Es muy interesante tu objeción, Pepe, pero entre el término “amputar” que se lo oí decir a Rajoy a propósito de Cataluña y el término “escisión” por mí empleado, existe un gran margen de significación interpretativa.
Tu ejemplo mismo me sirve porque cortar un brazo es amputar y con ello, en efecto, como tu muy bien dices no puede haber crecimiento más bien lo contrario. Es curioso porque es el término que recientemente ha usado Rajoy y es que en su mente sólo ve lo material. Tiempo atrás lo significaba diciendo que Cataluña acabaría aislándose como la isla de Robinsón, corporeidad, materia, separación, amputación etc… en cambio escisión, en el sentido de que se escinde por desavenencia, cosa muy distinta porque implica el factor vivencial.
Además, permíteme que te diga que como tú también yo entiendo que aquí la reflexión no es sobre la física cuántica, naturalmente, pero, según el autor, sí que desde su perspectiva ofrece unas posibilidades para una mejor convivencia política adecuada a los tiempos.
Pues a mi me ha encantado la reflexión de M. Luisa. Creo entender a qué se refiere cuando menciona la palabra crecer y me ha ilustrado mucho su aclaración sobre lo que es la Unidad.
No pensaba intervenir en este hilo, pues entiendo que lo importante aquí no es la reflexión sobre la física cuántica sino sobre la convivencia política, pero una afirmación de M. Luisa me ha dejado traspuesto. Según ella, “Si nos atenemos a la visión cuántica del articulo, hemos de aceptar que para crecer, las escisiones son necesarias.”.
Podrías explicarlo, porfa, M Luisa? Piensas que si te escindes un ojo o te cortas un brazo, según la “visión cuántica” vas a crecer un poco?
Muy bueno lo del principio de complementariedad y el de las órbitas prohibidas. Necesitamos escuchar y exponer francamente las opiniones de cada uno, y luego ponernos de acuerdo para no dispersar nuestros esfuerzos. Frecuentemente constatamos que “lo mejor es enemigo de lo bueno” ; y tanto más si “lo mejor” resulta bastante discutible.
Una nota más para facilitar mi reflexión e interpretatme mejor, no sólo en este hilo sino en general.
La Unidad no es la suma de fuerzas(física newtoniana) sino el descubrimiento del sistematísmo interno que la constituye. (física cuántica)
Desde esta visión política tan amplia es como debe interpretarse el fenómeno soberanísta en Cataluña, algo que está muy lejos de afirmarse como tal cuando, con el mando y por curiosidad una tropieza con algún canal televisivo nacional. Allí, ese fenómeno, se presenta en su raíz más negativa, la idea no es la unidad sino el ir juntos, es decir, la cantidad no la forma.
Si nos atenemos a la visión cuántica del articulo, hemos de aceptar que para crecer, las escisiones son necesarias.
Al fin y al cavo el partido que gobierna hoy en Cataluña lo conforma un conjunto variado de ideologías que con un objetivo único, miran de campear como pueden el tránsito, el hecho de que el proceso prevalezca más allá de las propias disensiones ideológicas para así poder llegar al objetivo último que todos comparten como representantes del pueblo catalán.
Precisamente este punto es en donde en aquellas televisiones (me remito a lo visual por su carácter propagandista) lo utilizan para decir en voz muy alta que no todos los catalanes quieren la independencia, pero por eso mismo y también en voz muy alta los políticos que ahora gobiernan aquí no se cansan en proclamar a los cuatro vientos que es por eso mismo, precisamente, para tener conocimiento de ello y saber quienes optan por la independencia y quienes no hay que hacer ya un Referéndum, así de sencillo!.
¿Es esto poco democrático? O lo poco democrático es no permitirlo?
excelente
Muy interesante artículo, sobre el que debiera reflexionarse mucho.
Debiéramos reflexionar todos y muy especialmente los que dicen tener más claro el camino y tienden a convertirlo en “único” camino viable y admisible, minusvalorando a otros que han optado por caminos distintos pero con igual objetivo y persiguiendo el mismo resultado.
Lo expresa bien el artículo:
“(…) Son incontables los aspectos que se pueden considerar y los puntos de vista desde los cuales contemplar una cierta situación de una sociedad. Por tanto, aunque se tienda hacia un objetivo comúnmente aceptado, los caminos por los que se opte pueden ser muy distintos. Incluso la descripción del objetivo, aunque tenga una estructura básica común, puede presentar matices distintos que responden a los diversos aspectos que es necesario tener en cuenta (…) “